1. Doce de Octubre
Tradicionalmente podemos afirmar -siendo fieles seguidores de la historia-
que una flotilla de tres carabelas zarpó del puerto de Palos un 3 de agosto
de 1492. Navegando siempre hacia el oeste, después de 66 días de falsas
esperanzas, cielos desplazados, rumores criminales y quejas de la
marinería, Colón tocó tierra el 12 de octubre de 1492 en la pequeña isla de
Guanahaní, en las Bahamas, bautizada con el nombre de San Salvador.
Repito 12 de octubre de 1492. Repito Cristóbal Colón.
Los interrogantes son múltiples. ¿Quién era ese tal Cristóbal Colón?
¿Cuáles eran sus intenciones?, ¿Qué representaba la llegada del hombre
europeo al nuevo mundo?
El año 1492 fue un año crucial para nuestra historia. España y Portugal se
disputaban la supremacía de las rutas marítimas, el ocaso de la Edad Media
fue suplantado por un sentimiento de renovación, de expansión y de
descubrimiento que obligó a Europa a tomar conciencia de sí misma y
buscar un nuevo orden internacional.
El Renacimiento florece. España reconquista el último reino árabe de la
península: Granada. Sobrepasados ciertos malestares internos -una peste,
tensiones sociales, asesinatos (Pedro el Cruel heredero del trono de
Castilla, luchó cuerpo a cuerpo con su hermano Enrique, pereciendo
cuando Enrique le clavo un puñal en el corazón)- Isabel de Castilla es
proclamada reina. En 1480 contrajo matrimonio con Fernando de Aragón y
así consolidó la unificación del reino. La unidad española necesitaba una
expansión. Cristóbal Colón entra en los escenarios de la historia como un
oscuro navegante genovés - afiebrado, a veces sin control de sí mismo,
sospechoso de ser un mitómano- que ilusiona y convence a los reyes
católicos de poder rebasar el poderío portugués en la consecución de la ruta
más rápida para llegar a las Indias. Nunca incluyó toparse con un nuevo
continente.
Los reyes estaban esperanzados. Colón soportó los malestares de la
incertidumbre en un mar desconocido e inhóspito y llegó. Pensó que estaba
en Asia. Su corazón latía desesperadamente, la tripulación agitaba sus
manos, las tres carabelas eran un símbolo, en ellas estaban los rugidos de
conquista, el hambre del oro y el deber supremo de evangelizar. Europa se
vio reflejada en su propio espejo. Salvajismo. Un catolicismo aberrante.
Extinción.
2. Colón describió a los nativos -mal llamados indios- como seres pacíficos e
inocentes.
Inocencia que fue tomada por el hombre blanco y barbado como signo de
inferioridad y de explotación.
Pienso que el término “descubrimiento de América” es erróneo. En realidad
fue el descubrimiento de dos mundos. Los europeos con toda la carga
histórica, religiosa y criminal penetraron en el universo de los pueblos
indígenas de las Américas y los “indios” descubrieron a esos gigantes con
barba y espadas, unidos bajo las plegarias de la cruz; dos mundos chocaron,
dos mundos se agitaron y gritaron sus verdades.
Dos mundos se fulminaron en el instante en que un marino genovés pisó las
arenas de un paraíso extraviado.
De España llegaron los 700 años de dominación árabe, la fe militante, la
política militante, hombres curtidos como Hernán Cortés, Francisco
Pizarro, Pedro de Valdivia.
Ellos trajeron al Nuevo Mundo todos los conflictos de carácter español,
¿tolerancia o intolerancia? ¿Esclavitud o respeto?, ¿Gloria personal o
unificación cultural? ¿Evangelización o aniquilación cultural?
El oscuro navegante genovés abrió las puertas de un mundo de dioses y de
rituales, un lugar sagrado donde las leyes de la naturaleza se equilibraban
dentro de los ojos pardos de una cultura.
El mundo se dividió entre Europa y América, mucha sangre sería
derramada luchando a favor o en contra de la mal llamada conquista.
Las preguntas son infinitas. Jean Paul Sartre decía que el infierno son los
demás. Pero cómo podemos vivir sin los demás. El “otro” es el que me
completa, el que me hace feliz, el que me odia; en el “otro” vivo de alguna
manera, me pierdo entre su olvido o me inmortalizo en su mirada. Con el
“otro” a veces canto, con el “otro” me confronto, marco una diferencia.
El juego de la historia es tan macabro que muchas veces borra al “otro” y lo
clasifica como negro, blanco, mestizo, indio, caucásico. Sin el “otro” no
somos. El “otro” esta lejos del infierno.
3. La problemática del “descubrimiento de América” es múltiple, el choque
cultural y la clasificación racial nacen y se complementan con el poder de
turno.
Hay una palabra que detesto, una palabra salvaje y hasta infrahumana, una
palabra que tiene en sí el peso universal de la infamia: raza.
¿Qué es la raza? Es la sonrisa de la reina Isabel -disfrutando de los
manjares europeos- mientras que un oscuro navegante genovés -mitómano
y enfermizo- mostraba las riquezas del Nuevo Mundo y entre las “riquezas”
había unos hombres nativos de esas tierras, mal llamados Indios, vestidos
con sus tradiciones.
¿Qué es la raza? Una clase aristotélica dentro de la naturaleza. Una ley en
el vocabulario filosófico. Mejor “raza”, peor “raza”. Un tipo de animal
bípedo con acento endémico que tiene a veces ganas de gritar sus penas.
¿Qué es la raza?.
La conquista de América representa la extinción de una cultura y la sobre
valoración de otra inferior.
El mundo indígena murió y ese quiebre existencial vive en cada
hispanoamericano.
El Día de la “Raza”, conmemora no una “conquista” sino una resistencia.
El indio y su cosmos respirando entre el lodo del blanco y su cruz. América
nació y creció con esa fractura, la ruptura con el viejo mundo y la
recreación del nuevo mundo fluyen en la sangre de los hispanoamericanos.
Nuestra América vive con sus venas abiertas, nuestra América sangra y
seguirá sangrando sobre el pecho emplumado de nuestros cuerpos.
A propósito de la raza y la llegada del día en que este motivo es celebrado,
resulta apropiado mencionar que algunos científicos, entre ellos los
investigadores que trabajaron para lograr completar el mapa del genoma
humano, consideran que el concepto de raza tiene un carácter social, más
no científico.
No hay razas en el mundo. "hay una sola raza, la humana
Viva para siempre esta América india