1. EL HÉROE DESCONOCIDO
En las orillas del Rin, precisamente dominado la pequeña villa de Cabu se allá en
clavado el castillo de la Rosa de Juana.
Juana era la bella hermana de Felipe señor de Cabu y reina del torneo de lucha,
cuando los héroes hermanos entraban en lista y mostraban su valor y su gentileza
ante sus damas. Sin embargo no había caballero alguno que llevase sus colores
como divisa a pesar de ser muchos lo que pretendían ganar este honor. Ninguno
había ganado su corazón, pero su hermano esperaba, con no poco interés que
algún otro pretendiente la conquistaría, llevando acabo una gran Azaña en el
torneo.
Pero por grande que fuese la fama que los guerreros de Germania gozaban de ser
jinetes incomparables y forzados ninguno de ellos podía distinguirse aquel día. Un
caballero de buena presencia que lucía una divisa Inglesa en su escudo derribaba
a cuantos contendían con él.
Todas las damas tenían la vista fijas en el desconocido caballero y cuando Juana
observo que sus ojos se fijaban en ellas su corazón comenzó a latir con violencia.
Venció al extranjero y con alegría indecible Juana vio que dirigía su caballo hacia
el lugar que ella ocupaba.
¡Os amo señora! Exclamo confiar en mí darme el guante que llevar puesto y
volveré con el dentro de tres meses. No por quedaros, pegunto Juana con
inquietud al darle el guante.No amada señora dijo el caballero desconocido he
venido a Germania para llevar a cabo una gran empresa y si me detuviera el
tiempo fracasaría en ella.
Y espoleando su caballo se perdió en la oscuridad de la noche. Durante seis
largos meses, Juana aguardo en vano noticias de su desconocido amado y solo
supo que algunos caballeros Ingleses habían muerto en un combate librado con
motivo de la elección de Ricardo de Cornualles para el trono de Germania.
2. Debido de caer en la lucha de ciase mientras pasaban los días. Y por fin
determino en serrarse en su aposento y negarse a recibir ninguna clase de visitas.
Una tarde llego al castillo el emperador de Germania a pedir la mano de la
doncella. Juan le contesto entonces por medio de su hermano que estaba resuelta
a retirarse a un convento pero habiendo insistido el emperador en sus
pretensiones de que ella lo viese Juana se presentó pausadamente en el salón.
Juana, dijo el monarca; entregándole un pequeño guante blanco, haber acaso
olvidado aquel pobre caballero Ingles. El emperador levanto la visera de su yelmo
y lanzando un grito de alegría, Juana se arrojó en sus brazos. ¡Su héroe era
Ricardo de Cornualles hermano del Rey Enrique III de Inglaterra! Tras la lucha
había sido coronado emperador de Germania y venia ahora a compartir su
elevada jerarquía con la doncella cuyo corazón había conquistado, presentándose
como un caballero desconocido y Juana fue proclamada emperatriz de Germania.