1. El alto órgano judicial del
estado norteamericano
debe resolver si revoca
la condena a muerte y
ordena la celebración
de un nuevo juicio
:: JAVIER PEÑALBA
SAN SEBASTIÁN. Ha transcurri-
do ya un año y cuatro meses desde
el día de la vista. Y todavía no hay
sentencia. La saga de los Ibar sigue
pendiente de que Tribunal Supre-
mo del estado de Florida dictamine
si da una nueva oportunidad a Pa-
blo, condenado a muerte por un tri-
ple crimen que, no se cansa de repe-
tir, «nunca cometí». La decisión se
espera para antes de que concluya
el año. Mientras tanto, Pablo ve pa-
sar las hojas del calendario con una
lentitud que desespera. No es para
menos: lleva ya casi veintiún años
privado de libertad
Los abogados estadounidenses sa-
ben por propia experiencia que el
alto tribunal del estado tarda apro-
ximadamente un año en resolverse
un caso de esta naturaleza. Por ello,
esta demora de cuatro meses en ha-
cer público el fallo se interpreta en
medios del entorno de la defensa de
Pablo de manera positiva. Fuentes
próximas al despacho de Benjamin
Waxman, actual abogado de Pablo
Ibar, opinan que el retraso lleva a
sospechar que no existe unanimi-
dad entre los magistrados que com-
ponen el tribunal. Es decir, varios de
sus integrantes discreparían con la
tesis de la Fiscalía, que solicita la con-
firmación de la pena capital.
«Nosotroshemoshabladomuchas
veces sobre este tema. Y la conclu-
sión a la que hemos llegado es que
nadie sabe nada. Lo único que pare-
ceclaroesquehastafinaldeseptiem-
bre no se van a producir novedades.
Losmagistradosestándevacaciones.
Esloúnicoconcluyente.Sobrelootro,
respecto a si discrepan, todo son su-
posiciones»,explicaCándidoIbar,pa-
dre del joven, desde su residencia de
Miami.
LosIbarsabenporexperienciaque
lademoraenhacersepúblicaunade-
cisión judicial no es precisamente si-
nónimodebuenanoticia.«Antestam-
bién estuvimos tres años esperando
aqueeltribunal,otrodiferenteaeste,
sepronunciaraypensábamoslomis-
mo que ahora, que era bueno. Pero
entonces, el resultado no pudo ser
peor y rechazaron la celebración de
un nuevo juicio. Aquel fue un duro
revés. Nosotros, lógicamente, trata-
mos de apoyarnos en este tipo de ra-
zonamientos, pero lo cierto es que
nadie sabe nada», señala el padre.
Desdemarzo
La familia permanece a la espera de
que elTribunal Supremo de Florida
dictaminesi,talcomosolicitóelabo-
gado, anula la sentencia condenato-
riayordenalacelebracióndeunnue-
vo juicio. Benjamin Waxman recla-
móalosmagistradosquesubsanasen
el«error»que,desdesupuntodevis-
ta,cometiólacortedeBrowardCounty,
dondePablofuesentenciadoalapena
capital tras ser declarado culpable de
los tres crímenes. El letrado funda-
mentó su recurso en la «ineficaz de-
fensa» que Ibar tuvo, así como en la
incorrecta valoración que se realiza-
rondelaspruebasquesepresentaron.
La familia de Pablo Ibar ha depo-
sitado una buena parte de sus espe-
ranzas en este tribunal. Es conscien-
tedequeladecisiónquepuedaadop-
tar el órgano judicial, aun cuando no
es del todo determinante –todavía
quedan otras instancias a las que re-
currir– , puede suponer un punto de
inflexión que les permita confiar en
quetambiénespacioparaesperanza-
da en el corredor de la muerte.
Pablo, hijo de Cándido, expelota-
ripuntistadeZestoaysobrinodelle-
gendario boxeador Urtain, permane-
ce privado de libertad desde agosto
de 1994. Fue arrestado junto a otra
persona, Seth Penalver.A ambos les
imputaroneltriplecrimenqueseha-
bía perpetrado a finales de junio del
mismo año. Las víctimas fueronCa-
simir Sucharski, dueño de un popu-
lar local de alterne de Miami, y dos
modelos. Las tres personas fueron
abatidas a tiros.
Porestoshechos,PenalveryPablo
fueronjuzgadosen1997.Eljuiciofue
declarado nulo, después de que el ju-
rado no llegase a un acuerdo sobre el
veredicto.Tresañosmástarde,Pablo
se enfrentó a una nueva vista, esta
vez solo, sin Penalver. El 24 de junio
de aquel año fue declarado culpable.
La condena de muerte dejó conmo-
cionada a la familia.
El maldito vídeo
Un vídeo constituyó entonces la
principal prueba de cargo contra
Ibar. Se trata de una grabación de
baja calidad realizada desde una cá-
mara de seguridad oculta en el sa-
lón del chalet donde fueron halla-
dos los tres cadáveres. De estas imá-
genes, la Policía obtuvo la fotogra-
fía de un individuo que guarda cier-
to parecido con Ibar. Pablo siem-
pre ha negado su implicación en
los hechos.
Desde que se hizo pública la con-
dena, Ibar ha formalizado tres re-
cursos. Dos han sido rechazados. El
primero fue representado por el le-
trado Peter Raben, quien había lo-
grado la exculpación del español
Joaquín José Martínez, que asimis-
mo había sido sentenciado a la pena
capital en Estados Unidos.
La apelación de Raben fue, sin
embargo, desestimada. El fallo cons-
tituyó un tremendo golpe, uno más,
para las aspiraciones de los Ibar, má-
xime cuando sólo unos meses an-
tes, la misma instancia judicial ha-
bía ordenado la repetición del jui-
cio para Seth Penalver, que actual-
mente se halla en libertad tras que-
dar absuelto por falta de pruebas.
En la segunda de las apelaciones,
esta vez defendido por su actual le-
trado, Pablo, siguiendo el camino
que Penalver había abierto, pidió
también que se celebrara una nue-
va vista. Sustentó su reclamación
en que sus derechos constituciona-
les no fueron respetados en el jui-
cio en el que fue condenado a muer-
te. Mantuvo que no disfrutó de una
asistencia letrada efectiva y añadió
que la principal prueba de cargo, la
foto obtenida de la grabación del ví-
deo, no era suficiente para conde-
narle, máxime cuando ninguna de
las huellas ni el ADN recogidos en
el escenario del crimen coincidían
con las suyas.
Las pruebas de Penalver
Pero este argumento, por muy sóli-
do que parezca, tampoco prosperó
y en el año 2012 la justicia recha-
zó de nuevo la petición. Un nuevo
mazazo.
Sin embargo, ni la familia ni tam-
poco Pablo se rindieron y al día si-
guiente de conocer esta decisión,
su abogado se puso manos a la obra
en el nuevo recurso que ahora el
Tribunal Supremo de Florida debe
resolver.
Cándido Ibar no acierta a com-
prender por qué a Seth Penalver, a
quien imputaron el mismo delito
que atribuyeron a Pablo, le dieron
la oportunidad de un segundo jui-
cio. «No se puede comprender. La
acusación sostuvo que ambos ac-
cedieron a la vivienda en la que se
cometieron los delitos. Cómo pue-
de ser que las pruebas que la defen-
sa de Penalver ha presentado ha-
yan servido para exculparle y las
mismas no sirvan para Pablo cuan-
do la Fiscalía dice que los dos fue-
ron los autores. ¿Alguien me lo pue-
de explicar? Yo pienso que el Tri-
bunal Supremo de Florida ha de te-
ner en cuenta lo que ha sucedido
con Penalver», afirma Cándido.
Y mientras llega en pronuncia-
miento, Pablo continua en el pe-
nal de Raiford, en Starke, al norte
de Florida.
«Le visitó periódicamente. Le
veo entero, pero se percibe que está
agotado y a veces nervioso. Es que
lleva veintiún años en prisión. Pa-
blo también piensa que este retra-
so igual nos viene bien. Yo no ten-
go tanta confianza. Ojalá me equi-
voque», concluye el padre.
Los Ibar, dieciséis meses de espera
La familia de Pablo aguarda esperanzada el fallo del Tribunal Supremo de Florida
Pablo Ibar, en la cárcel, donde está sentenciado a muerte. :: NACHO CARRETERO
En la cárcel
PabloIbarllevayacasi21
añosprivadodelibertad
poruncrimen«que
nuncacometí»,repite
Nueva sentencia
Latardanzaendictaminar
delTribunaldeFloridase
interpretacomofavorable
arevocarlapenademuerte
Acusación
Ibarysufamiliaesperan
quesecelebreunanueva
vistaquevalorela«falta
depruebas»contraPablo
LAS CLAVES
JUSTICIA Domingo 23.08.15
EL DIARIO VASCO
10 AL DÍA