2. SI, porque que la realidad virtual si afecta a los lectores,
puesto que se vuelve mas común entre ellos, que les
gusta usar el internet y los demás medios informáticos,
para hacerlas fácil, que la finalidad ya no es el
aprender sino el hacer por hacer y disfrazar su falta de
preocupación.
La etapa más importante del desarrollo del cerebro es en
los primeros 20 años de vida, ya que es la edad en la
que estamos expuestos a diferentes tipos de
experiencias y a diferentes tipos de estímulos que
determinarán una gran cantidad de procesos
cognitivos. Es preocupante que nuestro
empecinamiento en el uso de dispositivos informáticos
y de dispositivos de red comience desde edades tan
tempranas, esto puede resultar en la merma de esa
diversidad de experiencias.
3. Por otro lado, existen nociones de que la cultura moderna de
Google, junto con las redes sociales y videojuegos, aumentan
nuestra diversidad de experiencias, pero Nicholas Carr sostiene
que la profundidad del pensamiento crítico, el pensamiento
conceptual, e incluso el pensamiento creativo, no se desarrollan
en procesos pasivos. La información no sólo entra y se pega. Se
necesita tiempo para que las nuevas ideas se conecten con las
viejas ideas, para así formar una rica red de asociaciones de
crecimiento.
Finalmente, deberemos resaltar que la era de la informática, en la
que nosotros vivimos, revoluciona sin duda la capacidad
cognitiva, de los estudiantes e individuos en general, ya que de
esta manera tenemos información variada, la cual podemos
adquirir, clasificar, interpretar, diferenciar, categorizar, etc., que
en si optimizan nuestro desempeño lectivo.
4. Según el mismo, el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio
que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cuerpo, de
nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera
discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema
de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las
funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él.
No es una metáfora poética decir que la "inteligencia artificial"
que está a su servicio, soborna y sensualiza a nuestros órganos
pensantes, los que se van volviendo, de manera paulatina,
dependientes de aquellas herramientas, y, por fin, en sus
esclavos. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si
toda ella está almacenada en algo que un programador de
sistemas ha llamado "la mejor y más grande biblioteca del
mundo"? Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas
adecuadas los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados
por esas diligentes máquinas.