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Sala Municipal de Exposiciones de la Casa Revilla muestra CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM ocio y rutas valladolid
1. DOSSIER DE PRENSA
EXPOSICIÓN
CUENTOS DE LOS
HERMANOS GRIMM ----------
Del 17 de mayo al 24 de junio de 2012
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SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE LA CASA REVILLA
C/ Torrecilla, 5
VALLADOLID
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2. 200 Aniversario de los hermanos Grimm
En 2012 se cumplen 200 años de la primera publicación de los
“Cuentos para la infancia y el hogar”, de los hermanos Jacob y
Wilhelm Grimm (1812).
Valladolid se suma a este acontecimiento presentando esta
exposición.
3. EXPOSICIÓN: CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM
INAUGURACIÓN: Día 17 de mayo de 2012
LUGAR: Sala Municipal de Exposiciones
de la Casa Revilla
C/ Torrecilla, 5
VALLADOLID
FECHAS: Del 17 de mayo al 24 de junio de 2012
HORARIO: De martes a sábados, de 12,00 a 14,00 horas
y de 18,30 a 21,30 horas.
Domingos, de 12,00 a 14,00 horas.
Lunes y festivos, cerrado
INFORMACIÓN: Museos y Exposiciones
Fundación Municipal de Cultura
Ayuntamiento de Valladolid
Tfno.- 983-426246
Fax.- 983-426254
www.info.valladolid.org
Correo electrónico: exposiciones@fmcva.org
EXPOSICIÓN
COMISARIO DE LA EXPOSICIÓN
JULIA JIMÉNEZ CARRERA
COORDINACIÓN DE LA EXPOSICIÓN EN LA SALA
MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE LA CASA REVILLA
JUAN GONZÁLEZ-POSADA M.
DOSSIER DE PRENSA
MUSEOS Y EXPOSICIONES.
FUNDACIÓN MUNICIPAL DE CULTURA.
AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID
5. La exposición persigue animar a leer y contar cuentos
redescubriendo a los clásicos sin censuras. Así como imitar a los
hermanos Grimm en su tarea de buscar nuestros propios cuentos
populares.
La exposición propone un paseo entrañable por la vida y la obra de
Jacob y Wilhelm Grimm y ocho escenografías de ocho de sus cuentos
más populares: Caperucita roja, el sastrecillo valiente, los músicos de
Bremen, la princesa y el sapo, Hansel y Gretel, El flautista de
Hamelin, Blancanieves y Cenicienta. O nos muestra a Pulgarcito, el
lobo y los 7 cabritillos, Juan sin miedo, el enano saltarín y algún otro
cuento un poco desconocido entre nosotros pero también
interesante…
La exposición cuenta, de los siguientes apartados:
• Estatua hermanos Grimm
• Lista de cuentos
• Mapa Alemania
• La vida
• La obra
• El bosque y sus claves
• Niños necesitan cuentos
• Otros cuentos:
• Pergaminos:
• Caperucita
• Sastrecillo valiente
• Músicos de Bremen:
• La princesa y el sapo:
• Hansel y Gretel:
• El flautista de Hamelin:
• Blancanieves:
• Espejo cenicienta:
• Cenicienta:
• Caperucita
• Sastrecillo Valiente
• Cuentos de los hermanos Grimm”
• Vídeo de Imágenes que introducen la exposición.
- Película “Der Froschkönig” (10 minutos sin sonido)
- Película “Blancanieves”, la película se puede ver en el espejo de
la madrastra de Blancanieves.
- Película “La Bella Durmiente” de Lotte Reiniger una preciosa
película de siluetas, de unos 10 minutos de duración.
La exposición consta de dos partes diferenciadas. Una parte más
‘intelectual’, donde se informa sobre la vida y las obras de los
hermanos Grimm. En concreto, sobre “Cuentos infantiles y del hogar”,
la recopilación de cuentos más universal. Al mismo tiempo se hace
una revisión de lo que encontramos en un cuento y el significado del
Bosque. Por último se muestran algunos cuentos no muy conocidos
en España.
En una segunda parte, ‘la fantasía’ de los cuentos nos adentramos
en un bosque mágico, donde en diferentes ‘rincones’ nos
encontramos con diferentes personajes de cuentos:
- Caperucita
- El sastrecillo valiente
- Hansel y Gretel
- El flautista de Hamelín
- Los músicos de Bremen
- Cenicienta
- Blancanieves
- La princesa y el sapo
-
La didactización de la exposición está dividida en los siguientes puntos:
1) ¿Qué cuentos populares conocen los niños? ¿Cuáles de esos
cuentos eran de los hermanos Grimm? 2) ¿Quiénes eran los
hermanos Grimm? Breve biografía de los dos hermanos (con
varias fotos) y mapa de Europa para situar Alemania respecto
de España.3) ¿Qué es un cuento popular? Estructura de los
cuentos populares. Elementos comunes. Diferencia entre cuento
y leyenda 4) Contando cuentos. Recorrido por los cuentos de la
exposición. Introducción de nuevos cuentos de los hermanos
Grima.
6. Los cuentos permiten experimentar emociones fundamentales,
como el miedo y la alegría.
7. ¿QUIÉNES ERAN LOS HERMANOS GRIMM?
Jacob Grimm nació el 4 de enero de 1785, Wilhelm el 24 de
febrero de 1786. Ambos nacieron en Hanau, Hessen, un reino
del Sacro Imperio Románico Germánico, dado que Alemania, tal
como hoy la conocemos no existía todavía. Fue una época feliz.
Los dos hermanos fueron educados siguiendo modelos de la
‘Ilustración’: el ejemplo a imitar era la figura del padre, pero el
eje de la familia era la madre, a la que se adoraba y respetaba.
Ya desde pequeños Jacob fue siempre el hermano decidido,
Wilhelm el hermano tranquilo. Y aunque sólo se llevaban un
año, Jacob pareció siempre mucho más mayor.
El padre, funcionario del estado, fue trasladado a Steinau el
13 de enero de 1791. Y toda la familia se mudó con él.
Mientras el se ocupaba de la administración de las iglesias, los
colegios, los orfanatos y los gremios de dos ciudades, once
pueblos y cinco monasterios, Jacob y Wilhelm recibían sus
primeras clases: un maestro iba a su casa a enseñarles a leer y
escribir. Jacob recordaría de mayor lo poco que aprendían con
él.
El 10 de enero de 1796 muere el padre. Desde entonces,
Jacob y Wilhelm sentirán siempre la necesidad de llevar la
responsabilidad de su familia: su madre y sus cuatro
hermanos, los cuales además sufrirán verdaderas dificultades
económicas. A finales de septiembre de 1798 los hermanos
viajan a Kassel, al Lyceum Fridericiaum. El viaje, el cual tienen
que hacer con pasaporte porque atraviesan varios estados
diferentes, supone el final de la infancia y el principio de una
nueva vida. En el Instituto son alumnos aplicados que incluso
pueden avanzar varios cursos, sin embargo, siguen siendo
críticos con la calidad de los profesores y de los estudios. Lejos
de su familia, se sienten un poco solos. Comienzan una gran
afición a la lectura, animada por la creación de bibliotecas de
préstamo y sociedades de lectura.
En su tiempo libre, recorren los anticuarios buscando libros
interesantes para iniciar una de sus grandes pasiones: su
propia biblioteca. Es también el tiempo de los comienzos de la
enfermedad de Wilhelm, al que diagnostican asma y problemas
de corazón.
Era evidente que los dos hermanos estudiarían derecho como
lo había hecho antes su padre. Así que en 1802, Jacob
abandonaba por primera vez a su hermano y viajaba a la
Universidad de Marburg a comenzar sus estudios de derecho.
El año que estuvieron separados fue terrible para el hermano
mayor que se sentía totalmente abandonado. Aunque intentó
paliar su soledad con caballeros, ladrones y demás personajes
de cualquier novela. Poco a poco fue refinando sus gustos
literarios. En 1803, llegó Wilhelm a Marburg y a la facultad de
derecho. Entre los profesores universitarios, la mayoría poco
meritorios, los hermanos conocen a Friedrich Carl von Savigny,
quien con su innovadora didáctica, les enseñará a los
hermanos que el derecho y la filología van ‘cogidos de la
mano’. Abriéndoles su casa y su biblioteca, les mostró la
literatura poética y alentó el interés de los hermanos por la
tradición. Para él, lo antiguo y lo moderno se combinaban en
un nuevo modelo de investigación. Jacob no acabará sus
estudios de derecho, dado que en 1805 acompañará a Savigny
a Paris para ayudarle en sus investigaciones.
Wilhelm conseguirá graduarse tras haber tenido que retrasar
los exámenes finales por motivos de salud. Después de volver
de París, Jacob se instala en Kassel y Wilhelm también. Tienen
que encontrar trabajo para poder sobrevivir. Aunque a Jacob no
le gusta el mundo jurídico y le gustaría trabajar entre libros,
tiene que aceptar un trabajo en el Ministerio de Guerra. Son
años difíciles, en 1806 desaparece el Sacro Imperio romano
Germánico y las tropas de Napoleón toman Hessen.
Jacob abandonará el trabajo que tanto odia y pasará a ser
bibliotecario personal de Jêrome Bonaparte ‘el rey chistoso’,
hermano de Napoleón. Las diversas publicaciones histórico-
8. filológicas no son el éxito que los hermanos desean y en 1815,
el Congreso de Viena tampoco satisface las esperanzas de
unificación de la nación alemana que tenían los hermanos .Por
fin, de 1816 a 1829, los dos hermanos trabajan en la biblioteca
de Hessen, por fin una época feliz. Incluso, Wilhelm se casa y
Jacob se va a vivir con el nuevo matrimonio. Sin embargo y
pese a un gran trabajo, Jacob no consigue el trabajo de director
de la biblioteca y los dos hermanos, bastante frustrados, se
trasladan a Göttingen.
Jacob y Wilhelm se dirigen a la biblioteca más bonita y
conocida de Alemania. Jacob como segundo bibliotecario y
profesor de filosofía en la Universidad. Wilhelm como simple
bibliotecario. Cuando por fin se acomodan, la vida es más
‘lujosa’ que en Kassel y los contactos intelectuales y políticos la
hacen todavía más interesante. El rey Ernst August de Hanover
sube al trono en 1837 y una de sus primeras leyes es la
abolición de la Constitución aprobada en 1833. Siete
profesores de la Universidad de Göttingen firman una ‘Protesta’
contra esta abolición: El historiador F. Dahlmann, el jurista W.
Albrecht, el orientalista H. Ewald, el físico W. Weber, G.G.
Gervinus y los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm. El efecto
público es enorme. Juzgados por un tribunal universitario por
el cargo de desobediencia, los siete son cesados
inmediatamente de sus cargos. El 17 de diciembre de 1837,
Jacob vuelve a Kassel. Wilhelm y su familia permanecen en
Göttingen porque había pagado el alquiler hasta febrero.
Mientras intentan, con resignación, volver a acostumbrarse a
la vida provinciana de Kassel, comienzan los preparativos para
el Diccionario alemán. En Berlín, Bettina von Arnim moviliza a
los amigos influyentes de los hermanos Grimm, Humboldt,
Savigny. Friedrich Wilhelm IV, recién subido al trono, desea
crear en Berlín un círculo cultural extraordinario, en el cual,
según Bettina no pueden faltar los hermanos Grimm. Sin
embargo, el rey de Prusia había prometido a su tío Ernst
August von Hannover no tener nunca a los hermanos Grimm al
servicio de su país.
Así que el monarca les paga de su propia fortuna por sus
servicios. De esta manera cumple su promesa y puede contar
con la gran dedicación de los hermanos en la ‘Academia de la
Ciencia’. En Berlín, trabajan por rescatar la tradición y preparar
el futuro de la cultura alemanas y viven y se desviven por una
unificación alemana que no llega. El 16 de diciembre de 1859,
después de un tiempo enfermo, muere Wilhelm Grimm, testigo
silencioso al borde de su cama, Jacob Grimm, quien seguirá
trabajando en una dolorosa y desacostumbrada soledad. En
verano de 1863, sufre una apoplejía, no puede hablar y su
mano derecha está paralizada. Morirá el 20 de septiembre de
1863.
9.
10. ¿Qué es un cuento popular?
Los cuentos populares son narraciones sin autor, el género
huérfano de la literatura. Fueron transmitidas oralmente a lo
largo de los tiempos gracias a una estructura muy elemental y
un estilo muy gráfico y creativo, que los hacía fáciles de
recordar. Esto no los libra, en muchas ocasiones, de
contaminaciones o distorsiones que han dado como resultado
diferentes versiones.
Las clasificaciones de los cuentos son muchas y muy variadas
e incluso difieren según los países. La estructura que abajo se
describe es una simplificación y a la vez una generalización de
las diferentes clasificaciones.
El protagonista
Las figuras de los cuentos no tienen pasado ni futuro. Muchas
veces ni siquiera un nombre (son el joven, la princesa, la
madrastra), y cuando lo tienen es muy normal y corriente
(Hans, Gretel) o bien hay algo especial que los describe
(caperucita, Blancanieves, el sastre). En su mayoría son pobres
y/o desdichados que buscan el éxito y la riqueza o sueñan con
un mundo feliz donde vivir alegremente y sin grandes
preocupaciones. El mundo de los cuentos se corresponde con
un mundo deseado en el que esos desdichados tienen que
vagar para encontrar su suerte y poder ascender socialmente,
aunque sea a través de la magia y lo maravilloso.
En los cuentos, no hay ni un lugar ni un tiempo ni un espacio
determinado ni los personajes están psicológicamente muy
trabajados. Lo importante es siempre la sucesión de los
acontecimientos, la acción que apunta siempre a un final, al
desenlace.
El desencadenante
En la mayoría de los casos, la situación familiar que viven en el
momento del cuento es verdaderamente miserable: pobreza
extrema, imposibilidad de tener hijos, discusiones ente
hermanos, celos… y es precisamente la imposibilidad de
soportar por más tiempo esa hostilidad familiar la que obliga a
nuestros héroes a romper con lo cotidiano y a lanzarse al
mundo en soledad para librar su propia aventura. No siempre
los comienzos son tan dramáticos, la excepción más conocida
sería ‘Caperucita’ ‘Rotkäppchen’, quien se adentra en el
bosque para cumplir una misión.
La aventura
- Seres extraordinarios
Esa aventura a la que se ven obligados por motivos ‘reales’,
sin embargo, está teñida de seres ‘extraordinarios’: hadas,
enanitos, gigantes, brujas, lobos que hablan y de elementos
‘mágicos’ que los ayudarán en la consecución del éxito final.
- Elementos mágicos
Los elementos mágicos, como las palomas que ayudan a
Cenicienta o los enanitos que cuidan de Blancanieves, entre
otros, sólo están a disposición de los personajes buenos. Los
malvados no reciben ayuda ninguna. Y esta ayuda ‘maravillosa’
desaparece una vez que se han cumplido los objetivos.
- Cualidades internas
Estas condiciones externas de auxilio se ven complementadas
con las cualidades internas de los propios personajes, la
inocencia de caperucita, la astucia y el valor del sastrecillo
valiente… Las cuales, a su vez, quedan ampliamente resaltadas
cuanto que los personajes malvados poseen justo el defecto
contrario: Frente a la bondad de Cenicienta la maldad de sus
hermanastras. Frente a la humildad de Blancanieves la
arrogancia de su madrastra. Frente al cumplimiento del deber
del flautista el incumplimiento de la promesa de un pueblo
entero.
- Números mágicos
3 veces demuestra el valiente sastrecillo su astucia al gigante,
3 veces muestra su valor al rey antes de casarse con la
princesa, 3 veces va Cenicienta al baile, 3 veces intenta la
11. madrastra matar a Blancanieves, 3 oportunidades tiene la hija
del molinero para adivinar el nombre del enano saltarín, 3
veces desea comer la ‘fruta’ prohibida la madre de Rapunzel, 3
veces emprenden el camino Hansel y Gretel y es que el número
3 simboliza la perfección, una unidad armónica. 3 son las
partes de toda narración: principio, nudo y desenlace. El 3 se
arrastra por los cuentos como un hilo conductor que ayuda al
narrador no sólo a no perderse, sino a mantener la atención de
sus oyentes.
Hay otros números mágicos como el 7 y el 12. 7 son los
enanitos de Blancanieves, 12 las hadas de Dornröschen.
- Estribillos
Además de las fórmulas de comienzo, del tipo ‘Es war
einmal…’ ‘había una vez… ’ ‘Érase una vez…’, ‘In alten
Zeiten…’ ‘En otros tiempos…’ y de final ‘ Wenn sie noch nicht
gestorben sind, dann leben sie noch’ ‘Y vivieron felices y
comieron perdices’ o ‘Colorín colorado este cuento se ha
acabado’, había otras formulas que utilizaban los
cuentacuentos para darle ritmo al lenguaje hablado: eran una
especie de ‘estribillos’ que se han perdido en muchas de las
adaptaciones al español que se han hecho de los cuentos de
los hermanos Grimm.
El final
Los cuentos populares transmiten más que una moraleja una
visión feliz del mundo. De ahí, que personajes como el más
tonto, el más joven, el más pobre, la más inocente, despierten
tanta simpatía. Al final del cuento, el malo recibe su castigo y
el bueno su recompensa y todo vuelve a su orden.
Contando cuentos
- Hansel y Gretel: Es seguramente el más fácil para trabajar.
Contiene casi todos los elementos típicos de un cuento y es
muy conocido en su versión ‘alemana’. Desde el punto de vista
de los sentimientos, se pueden analizar situaciones en las que
los niños se sienten solos.
- Cenicienta, Schneewittchen, o La princesa y el sapo: Están
muy mediatizados por Disney. De ahí que el hecho de buscar
en el cuento sus elementos característicos obliga a comparar la
versión de los hermanos Grimm con la de Disney. Puede ser
interesante desde un punto de vista de ‘reconciliación’ de
sexos. Dado que las heroínas de los Grimm, no son tan pasivas
como las de Disney. Se puede, además, aprovechar para hablar
de sentimientos como las relaciones con los padres
(Blancanieves) o los celos entre los hermanos (Cenicienta).
- El sastrecillo valiente: Desde el punto de vista de cuento, no
tiene elementos mágicos, aunque sí seres extraordinarios y el
final, aunque aparentemente final, no cumple fidedignamente
los requisitos del final tradicional. El sastrecillo supera todas
las pruebas, pero no evoluciona como persona.
- El flautista de Hamelín es una leyenda, no un cuento. Aunque
sí que posee elementos mágicos.
Hay cuentos que en España no han tenido mucho éxito, pero
si son muy conocidos:
- La Señora Holle
- El rey pico de tordo
- ¡Mesita ponte!
12.
13. Historias infantiles y familiares de los
HERMANOS GRIMM
El Rey Rana o Enrique el férreo
El gato y el ratón hacen vida en común
La hija de la Virgen María
Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que
era miedo
El lobo y la siete cabritillas
El fiel Juan
Un buen negocio
El músico prodigioso
Los doce hermanos
La chusma
Los dos hermanitos
Verdezuela (Rapunzel)
Los tres enanitos del bosque
Las tres hilanderas
Hansel y Gretel (La casita de chocolate)
Las tres hojas de la serpiente
La serpiente blanca
La paja, la brasa y la alubia
El pescador y su mujer
El sastrecillo valiente (Siete de un golpe)
La Cenicienta
El acertijo
El ratoncillo, el pajarito y la salchicha
Madre Nieve (Frau Holle)
Los siete cuervos
Caperucita Roja
Los músicos de Brema
El hueso cantor
Los tres pelos de oro del diablo
El piojito y la pulguita
La doncella sin manos
Juan el listo
Las tres lenguas
Elsa la Lista
El sastre en el cielo
La mesa, el asno y el bastón maravillosos
Pulgarcito
La boda de Dama Raposa
Los duendecillos
La novia del bandolero
El señor Korbes
El señor padrino
La dama duende
La Muerte Madrina
El pájaro del brujo
El enebro
El viejo Sultán
Los seis cisnes
La Bella Durmiente
Piñoncito
El rey Pico de Tordo
Blancanieves
El morral, el sombrerillo y el cuerno
El Enano Saltarín (Rumpelstiltskin)
El amadísimo Rolando
El pájaro de oro
El perro y el gorrión
Federico y Catalinita
El destripaterrones
La reina de las abejas
Las tres plumas
La oca de oro
Bestia peluda
La novia del conejillo
14. Los doce cazadores
El ladrón fullero y su maestro
Yorinda y Yoringuel
Los tres favoritos de la fortuna
Seis que salen de todo
El lobo y el hombre
El zorro y su comadre
La zorra y el gato
El clavel
La pícara cocinera
El abuelo y el nieto
La ondina
La muerte de la gallinita
Hermano Alegre
El jugador
Juan con suerte
Juan se casa
Los niños de oro
La zorra y los gansos
El pobre y el rico
El joven gigante
El gnomo
El rey de la montaña de oro
El cuervo
Los tres pajarillos
El agua de la vida
El doctor Sabelotodo
Piel de Oso
Gachas dulces
Juan-mi-erizo
El hábil cazador
El mayal del cielo
El sastrecillo listo
La lámpara azul
El diablo y su abuela
Monte Simeli
El hijo ingrato
El dinero llovido del cielo
Un cuento enigmático
Blancanieve y Rojaflor
El féretro de cristal
La carga ligera
El erizo y el esposo de la liebre
El huso, la lanzadera y la aguja
Las migajas en la mesa
El lebrato marino
El tambor
La tumba
El viejo Rinkrank
La bola de cristal
La doncella Maleen
La bota de piel de búfalo
Dios te socorra
Hurleburlebutz
16. otra visión de su historia
Por Julio Neira
Escambray 2010
Los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de
historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de
señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de
los siglos XVII y XVIII.
Desde muy pequeño había escuchado la historia de dos
hermanos que nacieron en Alemania y dedicaron sus vidas a la
recopilación de leyendas antiguas para convertirlas en cuentos
dirigidos a los niños.
Lo que nunca imaginé fue que, por una hermosa casualidad
del destino, en uno de mis viajes a Europa en el verano del año
2002 conocería y viviría muy de cerca la verdadera historia de
la familia de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm.
Kassel, la ciudad donde me alojé invitado por mis amigos
Signar Gude e Irma Leinauer, era también el lugar donde
nacieron y desarrollaron su obra los hermanos Grimm y mi
curiosidad fue mayor cuando supe que el padre de Sigmar fue
descendiente directo, en una séptima generación, de una
hermana de la señora Dorothea Viehmam (1755, 1815), más
conocida como la mujer del sastre, quien contó a Jacobo y
Guillermo la mayoría de las historias que luego estos
convirtieron en los exitosos Cuentos infantiles y del hogar
trascendidos a tantas generaciones por más de 200 años,
desde su publicación por primera vez en 1812.
Después de muchas horas de intercambio con mis amigos, de
tomar notas y detalles curiosos, pensé en buscar mayor
información para contribuir con la promoción del legado que
estos hombres establecieron para las investigaciones, las
ciencias literarias y las letras de la Modernidad.
Así fue que investigando en los orígenes de la familia Grimm
descubrí que fueron seis hermanos, cinco varones y una
hembra llamada Lotte Grima. Jacob fue el mayor de ellos, nació
el 4 de enero de 1785, más tarde vino Wilhelm (Guillermo) en
1786; en los dos años siguientes nacieron Carl Grimm, futuro
comerciante y profesor de Lengua y Ferdinand, quien fuera
librero y escritor. En el año 1790 vario el menor, Ludwig Emil
Grima.
Uno de los hechos que más me motivaron para escribir sobre
estos hombres fue descubrir que los hermanos Grimm,
contrariamente a lo que se piensa, nunca recorrieron el campo
para recopilar sus cuentos o leyendas, y que sus viajes por
misteriosos y olvidados lugares forman parte de otro mito que
ha sido tergiversado o adaptado convenientemente a otras
culturas, lo que ha generado desconocimiento y desacierto
sobre el verdadero esfuerzo y dedicación de estos dos
catedráticos de las letras alemanas. Lo cierto es que la parte
que corresponde a la “gente de pueblo” en la elaboración de la
colección de los Cuentos infantiles y del hogar es mínima.
El trabajo que desarrollaron fue ante todo fruto de la
colaboración de una cincuentena de narradores y narradoras,
que procedentes como ellos de capas cultas de la sociedad,
muchos de los cuales poseían un buen conocimiento de la
lengua y la cultura francesa, es decir, que cada cuento tiene su
propia tradición que abarca a menudo varios siglos y muchas
veces es complicadísima.
Jacobo y Guillermo estaban muy conscientes del estrecho
parentesco que une a algunos de sus cuentos con la tradición
francesa. Por esta razón, no añadían el epíteto Alemán al título
Cuentos infantiles y del hogar y más tarde, incluso suprimieron
los dos cuentos “Caballero Barba Azul y El gato con botas,
porque la influencia del los cuentos de Charles Perrault, Barba
Azul y El señor Gato o Gato con Botas era demasiado evidente.
Aun así los cuentos de la colección son de una variedad y de
una riqueza extraordinaria que tienen también la influencia de
diversas fuentes y numerosos cuenteros para no remontarse
solamente a los modelos franceses.
17. Además, los hermanos Grimm se inspiraron en un gran
número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de
“Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras
literarias de los siglos XVII y XVIII. El triunfo de los Cuentos
infantiles y del hogar se debe en gran medida a la variedad y
riqueza de sus historias que mantuvieron intacta la sustancia
de la tradición popular y se abstuvieron de introducir
elementos individuales que los hicieran irreconocibles. En su
tiempo, los cuentos fueron criticados con virulencia desde su
publicación, a causa de su “crueldad” y su “amoralismo”, es
importante señalar que en sus inicios Jacobo escribió y recogió
los cuentos con toda la naturalidad en relación a los términos
mas vulgares con que los contaban sus narradores y fue
Guillermo quien aportó decisivamente la forma literaria en que
hoy se conocen, al purificar un poco los aspectos que tenían
que ver con el sexo y la vulgaridad. Pero el éxito de los cuentos
no tiene comparación; no es solamente un libro para niños,
representa también la primera colección de cuentos populares
de tradición oral basada en investigaciones sistemáticas y
científicas; sigue teniendo una importancia primordial para la
investigación popular moderna.
Hacia finales de los años 40 del Siglo XIX los hermanos Grimm
participaron de manera decisiva en el movimiento de
unificación de Alemania.
Durante varios períodos vivieron, trabajaron y visitaron
diferentes ciudades alemanas y europeas, entre ellas podemos
mencionar a Kassel, París, Viena, Gotinga y Berlín. En esos
sitios fueron nombrados catedráticos y profesores de varias
universidades, ocuparon importantes cargos en los asuntos
políticos , de gobierno y desarrollando una intensa labor como
funcionarios públicos. Fundaron una nueva rama científica
llamada “Filología alemana” influenciando con sus
investigaciones basadas en un método sistemático e histórico
comparativo, a la filología moderna”. Pero la coronación de la
obra científica de los hermanos Grimm fue la publicación del
Diccionario Alemán aparecido por primera vez en 1854. Esta
obra debía abarcar al conjunto del vocabulario del alto alemán
moderno de Lucero y Goethe y contribuir a su conservación.
Guillermo murió en el año de 1859 y en 1863, el 4 de abril,
falleció Ludwig, el hermano pintor que acompañó gráficamente
la vida de los dos escritores. El mismo año, el 20 de
septiembre murió Jacobo, todos en la ciudad de Berlín donde
se habían establecido desde 1841.
20. Decir Érase una vez nos evoca, en muchas ocasiones, a los
Hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm Grimm (los mayores de
seis hermanos), nacidos en Hanau, Alemania, en 1785 y 1786
respectivamente. Vivieron en Kassel, donde fueron al colegio y
más tarde trabajaron juntos de bibliotecarios en la biblioteca
de Hesse. Jacob era soltero y vivió siempre en la casa de su
hermano (que estaba casado), donde trabajaban juntos.
En la biografía realizada por un hijo de Wilhelm, Herman
Grimm, describe la relación tan estrecha que mantenían su
padre y su tío con la naturaleza. Todo aquello que floreciera y
creciese los alegraba; en las ventanas de sus estudios siempre
estaban su flores preferidas. Los dos tenían la costumbre de
volver de sus paseos con flores y hojas, que luego colocaban
en los libros que más utilizaban y sobre sus mesas había
piedras minerales de todas clases como pisapapeles.
Otra gran pasión de Jacob y Wilhelm eran los libros, que tenían
cuidadosamente colocados y a los que trataban con gran
respeto.
En 1803 empezaron a recopilar y elaborar los cuentos de la
tradición oral en el entorno burgués de Kassel. A los hermanos
les interesaba sobre todo sacar a la luz esas joyas que
formaban parte de la riqueza nacional y, sin embargo, habían
permanecido en la sombra hasta entonces. El primer volumen
de estos Cuentos para la infancia y el hogar se publicó el 18
de octubre de 1812, es decir, este 2012 celebramos los 200
años de su publicación.
En uno de los ejemplares del primer volumen, Wilhelm anotó
los nombres de los informantes y entre ellos está su mujer,
Dorothea, que entonces tenía 16 años, a la que escuchó
alrededor de una docena de cuentos, entre ellos "Hänsel y
Gretel" (aunque en él aparecía la nota "según diferentes relatos
de Hesse"). Otras personas a las que recogió cuentos para ese
primer volumen fueron una hermana de Dorothea, Gretchen, la
madre de estas y, sobre todo, la vieja Marie (que era quien
contaba las historias a Gretchen y Dorothea). Además Jeanette
Hassenplug, amiga de Dorothea, era una magnifica narradora
y de ella provienen también algunos de estos cuentos, entre
ellos "Barba Azul" y "El gato con botas", que recuerdan a
Francia (la madre de Jeanette era de origen francés).
En 1815 se publicó el segundo volumen de los Cuentos para la
infancia y el hogar en la que escriben en su prólogo "fue una
feliz coincidencia trabar conocimiento con una campesina de
Zwebren, gracias a la cual conseguimos una parte considerable
de estos cuentos auténticos de Hesse... con qué precisión
cuenta siempre esta mujer y cómo se esmera en narrar con
rigor; por más veces que lo repita, nunca cambia nada y, si se
confunde, lo corrige sobre la marcha".
Los cuentos en un principio estaban destinados a un público
adulto, pero cuando los Hermanos Grimm descubrieron que
interesaban (y mucho) a un público infantil se dedicaron a
refinar y suavizar sus cuentos. La colección ha sido traducida a
160 idiomas.
En 1896 se colocó la doble estatua a los hermanos de Hanau.
Wilhelm está sentado en un sillón con un libro abierto sobre las
rodillas, mira a lo lejos pensativo. Jacob, de pie junto a él,
apoya una mano en el respaldo del sillón e inclina la cabeza
para mirar el libro, como si tratara de leer su contenido (en
algún momento Herman Grimm habla de que Wilhelm escribe
con una visión de poeta y pretende que las escenas sean como
imágenes mientras que Jacob se basa en una aguda
reproducción de lo sucedido en la realidad, trabajo
intelectual que transmitiría de manera sencilla y elocuente la
estatua erigida a los hermanos).
LIBROS EN ESPAÑOL
Son muchas las editoriales que han publicado recopilaciones
de cuentos de los Hermanos Grimm.
Una de las más antiguas es la publicada en 1879, una
selección de cuentos traducidos por José S. Viedma, ilustrados
21. con grabados y publicada en Madrid. En la Biblioteca Virtual
Cervantes podéis ver el libro entero, leer sus cuentos y ver las
ilustraciones.
En fechas más próximas a nosotros, en 1991, Ediciones
Generales Anaya publicó tres tomos con los cuentos completos
de esos dos primeros volúmenes de Cuentos para la infancia y
el hogar. Esta edición está agotada y es muy difícil de
conseguir.
Anaya en 1998 publicó una selección de cuentos de
los Hermanos Grimm titulada Cuentos de Grimm, con
ilustraciones de Javier Serrano, Miguel Calatayud, Javier
Zabala, Silvia Blanco... entre otros. En esa edición era un libro
de gran formato y ahora lo han vuelto a reeditar con un tamaño
más pequeño. Sus cuentos son una traducción directa e íntegra
de los publicados por los Hermanos Grimm a principios del s.
XIX. Algunos de los cuentos que podemos encontrar en este
libro son los más conocidos de la colección: "El lobo y los siete
cabritillos", "Los músicos de Bremen", "La Bella Durmiente",
"Hänsel y Gretel", etc.
Otra edición con cuentos no tan conocidos (y seleccionados
porque ninguno de ellos maravilloso o de hadas), es
la selección que hizo Herrín Hidalgo para MediaVaca en 2001,
que junto con las ilustraciones de Oliveiro Dumas hacen de
este libro una curiosa y divertida recopilación de cuentos de
Grimm. En esta edición aparecen cuentos como "El señor
Korbes", "Las gachas dulces", "La llave de oro", "El abuelo y el
nieto"... entre otros.
Además de las recopilaciones, podemos encotrar gran
cantidad de álbumes ilustrados con estos cuentos. Como
ejemplo, entre las muchas "Blancanieves" publicadas, una de
las más recientes es la de la editorial Edelvives, bellamente
ilustrado por Benjamín Lacombe que nos permite disfrutar de
un hermoso texto y unas hermosas ilustraciones.
"Caperucita Roja" es el cuento más veces editado (y
posiblemente contado y leído) y podemos encontrarlo en
multitud de editoriales, en distintos formatos, con
ilustraciones de estilos muy diferentes, fiel al cuento que
recopiló Perrault o al que recopilaron los Hermanos Grimm, o a
ninguno de los dos (en una versión edulcorada, o políticamente
correcta, o alterada...). En definitiva, podríamos afirmar que es
uno de los cuentos más conocido y popular del mundo.
Una edición muy especial de este título es la que realizó Kveta
Pacovská en la editorial Kókinos, siguiendo la versión de los
Hermanos Grimm. Esta ilustradora es muy especial y particular
con sus dibujos (ya hemos hablado de ella en otra entrada del
blog, puedes acceder pinchando aquí). Es un libro para
ojear/hojear tranquilamente intentando captar todos los
detalles que se esconden en sus páginas.
EN EL CINE
En el cine podemos encontrar la primera pélícula de
"Blancanieves" en ¡1916!, nada más y nada menos, cine en
blanco y negro y sin sonido, por supuesto. Esa película fue
dirigida por J. Searle Dawley y aunque no la hemos encontrado
por la red sí nos hemos topado con esta foto de la pelícual.
Aquí tenéis a la primera "Blancanieves" del cine:
Sin embargo en el cine fue Walt Disney quien le dio
fama mundial a "Blancanieves", con su película de animación de
1937. Esta película fue el primer largo de animación en lengua
inglesa que, además, utilizaba la técnica del Tecnicolor. Se
tardó más de dos años en hacerla y todo el mundo conocía este
proyecto como "la locura de Disney" porque pensaban que
arruinaría a los recién creados estudios de Walt Disney. Sin
embargo, el éxito fue extraordinario y marcó el inicio de la
"Época Dorada" de Disney. Aquí os dejamos una escena.
22. Cuentos
Por Rosa Olivares.
Revista Exit,
Nº 33. Febrero- Marzo- Abril 2009.
23. Nos hemos educado en un mundo lleno de ranas que
hablan, señoras bellísimas que vuelan y con un palito
consiguen transformar las calabazas en carrozas señoriales,
niños que no tienen miedo, brujas caníbales que viven en
casitas hechas de chocolate y mazapán, gigantes que devoran
a los niños curiosos, gatos con botas, manzanas
envenenadas, pelotas de oro y rosas mágicas. Historias que
en su gran mayoría provienen del origen de los pueblos y
que se repiten con pequeños cambios en todas las culturas, si
en unas es el sapo que se convierte en príncipe al ser besado
por la bellísima doncella, en otras es un cocodrilo que al ser
lamido por la bella de turno recobra su verdadera forma
humana y principesca. Los Hermanos Grimm, Perrault y
tantos otros recogieron las leyendas y los cuentos populares
transmitidos por generaciones, añadiendo, quitando,
puliendo, igual que otros muchos hicieron y hacen, hasta
llegar a Walt Disney, que los ha convertido todos en un
insípido merengue intragable, haciendo de la educación de
los niños no un reto para la imaginación simbólica sino un
simple entretenimiento rodeado de merchandising.
Los cuentos de hadas y brujas no son sólo un prodigio
de imaginación sino nuestro acercamiento a la literatura, a la
narración y a la magia. Nos dotan de nuestras primeras
memorias y nos acompañan en un crecimiento hacia la
madurez lleno de soluciones para cada momento,
simbologías e incluso procesos de maduración que hoy en
día, en las llamadas sociedades desarrolladas, son cada vez
mas rápidamente eliminados en el cajón de los trastos viejos.
Con estos cuentos aparentemente simples pero llenos de
dobles lecturas, con interpretaciones múltiples, perdemos
parte del poder de la magia. Si a esto unimos el olvido
absoluto de las historias de las religiones, la ignorancia de lo
que significan los personajes y los momentos destacados de
esas religiones, perdemos prácticamente todo lo simbólico de
nuestra cultura. Si el valor, la inteligencia, la inocencia tienen
hoy su reencarnación en personajes del cine o del deporte,
tenemos una sociedad enferma y nuestra cultura empieza
claramente a desaparecer.
Porque todos estos cuentos infantiles no son solo para
niños, son para la imaginación de quienes todavía releemos
Alicia en el País de las Maravillas o El Principito, e incluso
disfrutamos con las películas de Tim Burton. No es sólo
literatura, cultura, sino una parte latente de nuestra memoria
individual y colectiva. Puntos en común, referencias de
conducta, la puesta en claro de la mayoría de los traumas que
el psicoanálisis estudia. Son cualquier cosa menos cuentos
para dormir a los niños.
En todos estos cuentos, historias mágicas, hay un proceso
de transformación del niño en adulto, los problemas se
solucionan en función de las cualidades y perseverancia de
los personajes: el valor, la fidelidad, la bondad, el amor, la
responsabilidad, son los puntos de apoyo para deambular por
unos parajes en continua transformación y absolutamente
peligrosos para los que caminan por ellos: huérfanos, niños
abandonados, niñas rebeldes y sobre todo, todos ellos,
curiosos, llamados a protagonizar terribles historias que
tienen casi siempre un final feliz aunque no demasiado
tranquilizador. El mal contra la inocencia, las brujas y
ogros contra los niños, la sabiduría malévola contra la
ignorancia y la bondad. Son mundos en los que nada de lo
que pueda suceder nos parece extraño, ni que una bella se
enamore de una bestia, ni que un gato hable ni que un niño
pueda dormir en una caja de cerillas y bañarse en un dedal.
Pero detrás de ese paisaje mágico las situaciones son las
mismas que vivimos siempre, el miedo, el deseo de cambio,
la injusticia, el amor, y la necesidad de superar las
adversidades para ser mejor. Evidentemente hablan de
nosotros y de nuestros problemas. Son siempre actuales y
es por eso que la fotografía siempre se ha sentido atraída por
ellos, por sus ambientes y por sus personajes, muy atractivos
para servir de excusa e introducirnos en lugares mágicos,
24. paisajes extraños y situaciones imposibles. Aquí la fotografía
tiene que descifrar las similitudes y diferencias entre lo real y
lo imaginario y construir con imágenes reales un mundo
simbólico que no se nos aparezca tan horrible como el real.
Porque, digámoslo ya, en el trasfondo de estos cuentos
llamados de hadas, el lector de hoy en día lo que ve es
pederastia, canibalismo, miedo irracional, una presencia
latente y permanente del sexo, pero de un sexo que nos
presenta a las niñas devoradas por los lobos. Y también el
absurdo permanente de un mundo que no alcanzamos a
comprender. La fotografía pone formas reales, llena de
imágenes la memoria, para que el inconsciente del espectador
complete el significado de la imagen.
Los artistas no ilustran simplemente los cuentos de hadas
con sus imágenes, no los reinventan y los vuelven a contar
con sus imágenes, sino que los adaptan a un público no
infantil y bastante más acostumbrado a las imágenes
simbólicas para replantear la situación. Es un juego y un
homenaje, pero no es solamente un juego y un homenaje.
Cada uno de ellos recupera una historia, sin duda
especialmente importante para él, y elige fragmentos
concretos, imágenes esenciales que vuelve a construir,
haciendo de todo el cuento una, dos, tres imágenes básicas.
Otros recuperan personajes aislados, y otros mezclan
lugares, historias, escenas y personajes convirtiendo en un
solo cuento todo lo recordado. Pero igual que el placer que
experimentamos cuando leemos un cuento de hadas no viene
dado por su significación psicológica ni por su valor al
ayudar al niño/lector a implicarse en el proceso de
maduración, sino por el valor literario de la obra, en igual
medida el valor de todas estas imágenes no reside en su
capacidad de recuperar con más o menos precisión la historia
original, ni en la exactitud o verosimilitud al narrar
icónicamente una historia, sino en su valor como obras de
arte, en su fuerza visual. Son obras a partir de los cuentos, no
son una versión más del cuento al que se refieren. Cada uno
de estos artistas cuenta otras historias, ligadas o no al cuento
original, para ellos la utilización de las historias y de sus
personajes son una clave visual y simbólica para adentrarnos
en otras historias que tienen, evidentemente, algunos de los
elementos que podemos encontrar en los cuentos de hadas
pero tienen también otra perspectiva más actual. Desde la
excusa de “reinterpretar” el cuento con las actrices y
personajes de la cultura de hoy (como hace Annie Leibovitz)
hasta la comparación en paralelo de los miedos de ayer con
los miedos de hoy, tal vez los miedos de siempre, cambiando
las brujas y los ogros por los violadores, por la amenaza
permanente contra la inocencia, sea ésta física o mental, que
esbozan tantos, entre ellos Joshua Hoffine. Y también, por
que no, el homenaje a otro tiempo, a otras formas estéticas,
al propio libro que hace Abelardo Morell. Y, en el extremo
opuesto, esa idea de que hoy el País de las Maravillas estaría
en otra galaxia no ya en la de Gutemberg. Muchos de estos
artistas que juegan con las historias infantiles las prolongan
hacia otros paisajes y llegan a crear un mundo propio, un
lugar en el que no sólo viven Alicia y el Sombrero Loco, ni
Jack y su habichuela mágica, ni las princesas, madrastras,
príncipes, magos, dragones, sapos y encantamientos, sino
otros personajes anónimos que tal vez sean los amigos de
Jack o el anónimo marques de Carabás, o uno de los niños
que siguieron embelesados la música del flautista de
Hammelin, personajes que parecen salidos de algún cuento
pero no sabemos de cuál ni sabemos quiénes son, y que al
verlos nos vuelven a la retina esos lugares mágicos que
hemos soñado e imaginado tantas veces. Sólo sabemos que
proceden de un mundo mágico y tenebroso a la vez, donde la
infancia parece eterna y los peligros infinitos, y las soluciones
inestables. Donde la felicidad también es eterna, tanto que
parece una amenaza, porque “fueron felices y comieron
perdices”, o mi preferido, “fueron felices para siempre jamás”.
Una contradicción en si misma.
26. Continuamos con el viaje de Caperucita. Después de casi un
siglo de éxito incontestable (e inesperado) en Francia de la
primera versión publicada por Charles Perrault, Caperucita
Roja emprendió un curioso viaje a finales del siglo XVII de la
mano de los hugonotes exiliados, que llevaban consigo el
repertorio de cuentos galos. Estos protestantes franceses
tuvieron que huir a causa de las Guerras de Religión,
recalando en países no católicos como Inglaterra, Suiza,
Países Bajos, Norteamérica y Alemania.
En 1729 Robert Samber traduce de manera bastante fiel el
cuento de Caperucita Roja de Perrault al inglés (Little Red
Riding-Hood), aunque introduce alguna pequeña variación
como darle a nuestra Caperucita nombre de bautizo (Biddy)
o vestir con un camisón al lobo en el momento de compartir
lecho con la protagonista. Samber suprime la moraleja final,
como harán más tarde los Grimm. Algunos años después el
cuento arriba a América (1796) sin grandes variaciones con
respecto a la edición inglesa, salvo que el relato ya es
dirigido de forma prioritaria a los niños a través de los
chapbooks de las colecciones infantiles. En Alemania se
traduce el cuento por primera vez en 1790, directamente
de la versión de Perrault
Particularmente en este último país, los cuentos de Perrault
se fundieron con el sustrato local popular, lo que propició
que, a principios del siglo XIX los hermanos Jaco Grimm y
Wilhelm Grimm recogieran, junto a otros cuentos, la versión
popular alemana de “Caperucita Roja”, (Rotkäppchen) que
hasta la actualidad es la más conocida y leída
universalmente. Lo hicieron en su mítico primer volumen de
los Kinder-und Hausmärchen o Cuentos de niños y del
hogar, publicado en 1812. Jacobo Grimm era filólogo y
folclorista, su hermano Guillermo era poeta. Como trabajaron
en el período romántico y el Romanticismo adhería a lo
popular y a lo mágico, sus versiones de los cuentos tienen un
aire folclórico a la vez que una atmósfera poética.
En contra de lo que se pueda pensar, los Hermanos Grimm
no se limitaron a transcribir palabra por palabra la
tradición oral. Solía creerse que los Grimm habían realizado
viajes por el campo en profundidad con el fin de capturar la
tradición popular viva. Pese a su reputación como padres del
folclore, investigadores del siglo XX demostraron que los
hermanos Grimm habían realizado gran parte de su
recopilación de cuentos en su propia casa. En primer lugar
sus fuentes no fueron campesinas alemanas arrugadas y
marchitas, sino que con frecuencia recurrieron a sus amigos y
familiares, personas de clase media familiarizadas con un
amplio abanico de tradiciones narrativas, incluido el cuento
de hada francés.
En un principio los cuentos de los Grimm no estaban
destinados a los niños, ya que la literatura infantil y el
concepto de niñez tal y como lo entendemos en la actualidad
no existía. La primera edición de Cuentos de niños y del
hogar, publicada en dos volúmenes entre 1812 y 1815,
profusamente anotada y sin ilustraciones de ningún tipo,
distaba mucho de ser una lectura ligera. La intención de
los hermanos Grimm no era divertir sino ofrecer una fuente
académica a todos aquellos interesados en las tradiciones
alemanas y proporcionar un punto de partida para las
comparaciones con cuentos extranjeros, procurando ofrecer
una documentación fiel a sus fuentes. Su interés principal
era una investigación filológica, motivada por una
ideología de un retorno nacional a las «raíces».
Sin embargo, los Grimm no pertenecían a una familia
adinerada. Sus ambiciones intelectuales habían tomado forma
en medio de las dificultades, y no transcurrió mucho tiempo
antes de que cambiaran el énfasis de su trabajo y pasaran
del público académico al mercado infantil potencialmente
más lucrativo. Así, mientras en el prefacio de la primera
edición de 1812, escrita por Guillermo Grimm aseguraban
que:«Hemos tratado de presentar estos cuentos de hadas de
27. la manera más pura posible (…) no se ha agregado,
embellecido o cambiado ningún
detalle» «El libro no está escrito para niños, aunque si les
gusta, tanto mejor; no hubiera puesto tanto ánimo en
componerlo de no haber creído que las personas más graves
y cargadas de años podían considerarlo importante…», en su
segunda edición, publicada en 1819, se enorgullecen
igualmente de estarla mejorando.
Completaron cuentos fragmentarios, se permitieron elaborar
ciertas historias de forma más simple y elocuente y, por
encima de todo se esmeraron por tener en cuenta a los
lectores más jóvenes: «Sin embargo, en esta nueva edición
hemos borrado cuidadosamente todas las expresiones
inadecuadas para la niñez. Si, no obstante, se hubiera de
objetar que a los padres este u otro detalle les resulta
embarazoso o chocante, de modo que serían renuentes a
poner el libro en las manos de los niños, podría haber casos
en que su preocupación estuviera justificada y entonces ellos
pueden escoger fácilmente: en general, es decir, en
condiciones sanas, eso es ciertamente innecesario.»
También es interesante señalar que el gran éxito de la
primera edición inglesa de los Grimm, publicada en 1823 y
adaptada para los niños por Edgar Taylor, animó a los
Hermanos Grimm a publicar en 1825 una colección de
alrededor de 50 cuentos populares, modificados para los
niños de la misma manera que en la edición inglesa.
Esta edición condensada e ilustrada magníficamente por
Jacob Grimm, más tarde llegó a ser conocida como la “Kleine
Ausgabe” (Pequeña Edición) y, lanzada durante la temporada
navideña, obtuvo un éxito comercial mucho mayor que
cualquiera de sus predecesoras. Entre 1825 y 1858 se
publicarían diez ediciones de esta “Pequeña Edición”.
Durante el transcurso de sus vida, los hermanos (Wilhelm en
mayor medida) continuaron editando la
colección para oídos “infantiles” y también “paternos”. El
propósito era “que su poesía viva sea efectiva y produzca
placer dondequiera que pueda, y también que el libro sirva de
manual de buenas costumbres”
Una comparación de los primeros manuscritos con las
posteriores ediciones de los cuentos revela que, a lo largo de
las siete ediciones que publicaron durante su vida, los
hermanos adornaron, redactaron, combinaron los mejores
elementos de cuentos con versiones paralelas y
eliminaron algunas historias por completo. Entre los
principales cambios introducidos por los Grimm, se pueden
señalar: la inclusión de nexos lógicos más fuertes
–en línea con la mentalidad burguesa corriente y su moral–,
cortes de episodios truculentos, censuras y una acentuada
transmisión de virtudes tales como la sencillez, la modestia, y
la caridad; también la inteligencia que vence a la fuerza bruta.
Los finales son siempre felices y sus cuentos incluyen algunos
elementos descriptivos más propios de la escritura literaria
que de las versiones orales que les dieron origen. La
recopilación final, de 210 cuentos, publicada en 1857,
conocida con el nombre de “Cuentos de Hadas de los
Hermanos Grimm”, y revisada de acuerdo con las
expectativas de críticos y lectores padres en especial, no
presentan el folclore del pasado, sino todo lo contrario: los
relatos para una nueva época y vino a personificar los
primeros cuentos de hadas dirigidos, por vez primera, a
los niños.
>Pero retomando la versión de caperucita roja diremos que
para la elaboración del cuento los hermanos Grimm
partieron de tres fuentes: la primera, el cuento de Perrault
de 1697 que conocían sobradamente como ávidos lectores
que eran y conocedores de más de quince idiomas y
dialectos; la segunda, una versión oral procedente de los
hugotones de una amiga y vecina, Marie Hassenpflug, que
había tenido acceso a una buena educación, y que, por tanto,
es probable que conociera el escrito de Perrault; y la tercera,
una adaptación teatral llevada a cabo en 1800 por el autor
romántico alemán Ludwig Tieck, titulada Leben und Tod des
28. kleinen Rotkäppchens: eine Tragödie (Vida y muerte de la
joven Caperucia Roja: Una Tragedia)[ver enlaces externos], a
quien los Hermanos Grimm se refirieron en sus notas sobre
«Rotkäppchen»: «Bei Perrault chaperon rouge, wonach Tieck’s
anmuthige Bearbeitung in den romantischen Dichtungen…»
«En ‘La Caperucita Roja’ de Perrault, de acuerdo con la
encantadora adaptación de Tieck a la manera romántica».
En esta curiosa adaptación teatral de Tieck, Caperucita
representa a la juventud alemana, que primero se siente
atraída por los ideales de la Revolución Francesa de 1789 –el
Lobo -, pero luego se retrae horrorizada frente a la barbarie
de la revolución: la caperuza roja sería una clara referencia a
la moda alemana de ponerse el gorro frigio en homenaje a los
ideales de la revolución jacobina. Tieck modifica
sustancialmente el cuento introduciendo diálogo,
descripciones y caracterizaciones detalladas de los
personajes. El lobo es dotado de una compleja
caracterización psicológica e introduce el personaje del perro
como su confidente, al cual cuenta su trágica historia (se
vuelve contra el hombre cuando éste acaba con su
compañera, una bella loba). La figura del cazador es
introducida por vez primera por Tieck y, aunque no logra
salvar a Caperucita y a la abuela, sí mata al lobo.
Caperucita Roja de los Hermanos Grimm debió
componerse entre 1806 y 1811 e introduce ya grandes
modificaciones con respecto a la versión de Perrault de 1697:
• La mantequilla de la cesta es cambiada por una botella de
vino.
• La madre introduce una recomendación a Caperucita
antes de partir, promoviendo valores de enseñanza y
disciplina, con una figura maternal más destacada.
• El lobo se pone las ropas de la abuela después de devorarla
(la desnudez desaparece) y se mete en la cama de ésta.
Además Caperucita no se acuesta en la cama con el lobo. La
historia deja de ser parábola sexual para transformarse en
fábula familiar.
• Se introduce la figura del cazador. En algunas variaciones
victorianas de esta versión, como la publicada en la “Father
Tuck`s Little Folk Series”, el cazador-leñador es en realidad el
padre de Caperucita que al final del cuento, reducida al
tamaño de una muñeca, se sienta sobre los hombros de su
padre poco después de que la hubiera rescatado en compañía
de su perro, el bueno y viejo Trusky (trad.fiel) La caza era
frecuente en Alemania entre la clase popular, a diferencia de
Francia, donde estaba reservada a las clases altas. El cazador
libera a Caperucita y a la abuela, dotando así al cuento de
un final feliz. Es muy posible que la fuente del final feliz
fuera tomada por contaminación de otro cuento alemán de
origen francés “El lobo y los siete cabritos”-«Der Wolf und
die sieben jungen Geisslein”. El elemento del «lobo» ya era
parte del inventario de los cuentos de hadas y, por ende, una
solución casi ya hecha.
• Se añade otro final más al cuento (en las ediciones
posteriores a la primera) donde un segundo lobo es
escarmentado por Caperucita y su abuela y acaba ahogado en
una tina llena de agua. Este segundo final nos proporciona
una imagen de la mujer que contrasta radicalmente con las
ideas de feminidad dominantes en la época:
Caperucita y su abuela son aquí mujeres hábiles, no un
par de niñas indefensas que necesitan ser rescatadas. Sin
embargo, lo más notable de este epílogo no es la lección en sí
misma, sino el hecho de que se omita en las traducciones
populares del cuento y que incluso hoy sea prácticamente
desconocido.
De los Grimm en adelante, el viaje narrativo de la, a veces,
mal avenida pareja niña-lobo, adquirió connotaciones
bastante variopintas según la época en la que fue difundido.
La versión del cuento cambiaría de un modo u otro en función
de la utilización interesada que se le quería dar.
29. Los Hermanos Grimm
Por Thomas O'Neill
Artículo publicado en la revista National Geographic
edición en español. Diciembre de 1999
30. Érase una vez dos hermanos que vivían en Alemania y
amaban los buenos cuentos; los cuentos llenos de magia y
depeligros, de lealtad y de bribones.
De niños jugaban y estudiaban juntos, como uña y carne,
saboreando su infancia en un pequeño pueblo. Pero su padre
murió inesperadamente, y la familia se volvió pobre. Uno de
los hermanos se hizo enfermizo; el otro, demasiado serio
para su edad. En la escuela conocieron a un sabio que los
guió a un tesoro: una biblioteca de libros viejos con los
cuentos más seductores que jamás habían escuchado.
Inspirados, los hermanos comenzaron a coleccionar sus
propios relatos, cuentos populares que les contaban sobre
todo las mujeres, jóvenes y viejas. Pronto, los hermanos
produjeron su propio tesoro: un libro de cuentos de hadas
que encantaría a millones en lugares remotos durante
generaciones.
Los hermanos Grimm, Jacobo y Guillermo, titularon a su libro
Los cuentos infantiles del hogar, y publicaron la primera de
sus siete ediciones en Alemania en 1812. El índice es una lista
de los personajes más célebres de los cuentos de hadas: la
Cenicienta, la Bella Durmiente del bosque, Blancanieves,
Caperucita Roja, Rapunzel, Rumpelstiskin, Hansel y Gretel, el
rey rana. Docenas de personajes -un carrusel de brujas,
sirvientas, soldados, madrastras, enanos, gigantes, lobos,
demonios- giran por las páginas del libro. Tomados sobre
todo de narraciones orales, los 210 cuentos de la colección
de los Grimm forman una antología de cuentos de hadas,
fábulas, farsas rústicas y alegorías religiosas sin igual hasta
hoy.
Los cuentos de los hermanos Grimm, como se les conoce por
lo general en el mundo de habla hispana, permean la cultura
mundial. Hasta ahora la colección ha sido traducida a más de
160 idiomas, desde el inupiat del Ártico hasta el suajili de
África. En Estados Unidos, los lectores pueden elegir de entre
120 ediciones. En cuanto fenómeno editorial, la obra de los
hermanos Grimm compite con la Biblia. Los cuentos y los
personajes estelares saltan de las páginas al teatro, la ópera,
las historietas, el cine, la pintura, el rock, la publicidad, la
moda. Los japoneses, quizá los más entusiastas seguidores
de los hermanos Grimm, han construido dos parques
dedicados a los cuentos. En Estados Unidos, la colección de
los hermanos Grimm proveyó buena
parte de la materia prima que ayudó a Disney a convertirse
en un gigante de los medios de comunicación.
"LA EDAD PARA ESCUCHAR estos cuentos va de los tres años
a la muerte", dice la narradora de cuentos alemana Elfriede
Kleinhans. "Nuestro mundo puede parecer demasiado
tecnificado y frío. Todos necesitamos estos cuentos para
calentar nuestras almas."
Tanta fama habría asombrado a los humildes Grimm.
Mientras vivían, la colección se vendió modestamente en
Alemania, al principio apenas unos cientos de ejemplares al
año. Las primeras ediciones ni siquiera se dirigían a los niños.
En un principio, los hermanos rehusaron utilizar ilustraciones,
y las notas eruditas a pie de página ocupaban casi tanto
espacio como los cuentos mismos.
Jacobo y Guillermo se consideraban a sí mismos folcloristas
patriotas, no escritores para niños. Su trabajo comenzó en la
época en que Alemania, confuso mosaico de feudos y
principados, había sido invadida por la Francia napoleónica, y
los nuevos gobernantes pretendían suprimir la cultura local.
Jóvenes estudiosos, absortos en su trabajo y solteros que
compartían un atiborrado departamento, los hermanos
Grimm se encargaron de la colección de los cuentos con el
propósito de salvar la amenazada tradición oral alemana.
A lo largo de casi todo el siglo XIX, maestros, padres de
familia y figuras religiosas, particularmente en Estados
Unidos, condenaban la colección de cuentos de los Grimm
debido a su crudo e incivilizado contenido. En 1885 un
educador norteamericano acusaba: "Los cuentos populares
reflejan con demasiada fidelidad la visión del mundo y la
cultura medievales, con todos sus rígidos prejuicios, su
31. crudeza y atrocidades". Los adultos ofendidos se oponían a
los penosos castigos impuestos a los villanos. En la versión
original de "Blancanieves", a la malvada madrastra se le obliga
a bailar con unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo
hasta caer muerta. En "La pastora de ocas", una sirvienta
traidora es desnudada, metida en un barril lleno de clavos y
arrastrada por las calles. Aún hoy, algunos padres protectores
se mantienen a distancia debido a la violenta reputación de
las historias de los Grimm.
A pesar de la a menudo dura recepción que tuvieron, los
Cuentos infantiles del hogar fueron echando raíces entre el
público. Los hermanos no habían previsto que la aparición de
su trabajo coincidiría con el florecimiento de la literatura
infantil en Europa. Los editores ingleses tomaron la batuta al
publicar libros ilustrados de alta calidad, como Juanito y los
frijoles mágicos, y abundantes colecciones de cuentos
populares, todo para satisfacer a un nuevo público letrado en
busca de material virtuoso para los pequeños. Una vez que
los Grimm descubrieron este nuevo público, se dedicaron a
refinar y suavizar sus cuentos, que habían surgido siglos
antes como un burdo entretenimiento de campesinos. En las
manos de los Grimm, las crueles madres se convirtieron en
antipáticas madrastras, los amantes solteros se volvieron
castos y al padre incestuoso ahora se le asignó el papel de
demonio.
En el siglo xx, los cuentos de los hermanos Grimm reinan en
los libreros de las recámaras infantiles. ¿Y por qué no? Las
historias se leen como sueños hechos realidad: apuestos
mozos y hermosas damiselas armados de magia vencen
gigantes y brujas y bestias salvajes. Escapan de adultos
malvados y egoístas. Inevitablemente, la chica y el chico se
enamoran y viven felices para siempre. Léeme otro, por favor.
Y los padres siguen leyendo, pues aprueban las lecciones
que contienen las historias: cumple tus promesas, no hables
con desconocidos, trabaja duro, obedece a tus padres. Según
los mismos Grimm, los cuentos servían como un "manual de
buenos modales".
Los estadounidenses quedaron prendadas de los cuentos de
los Grimm cuando, en 1937, Walt Disney presentó su película
de dibujos animados Blancanieves y los siete enanos, primera
de tres increíblemente populares adaptaciones. Para convertir
una historia corta en un musical de 80 minutos, los estudios
Disney endulzaron el material original dando a los enanos
nombres como Estornudo y Feliz. En Cenicienta (1950),
Disney matizó la trama agregando una carroza que se
convertía en calabaza al llegar la medianoche.
LOS TEXTOS DE LOS HERMANOS Grimm han sufrido tantas
adaptaciones y traducciones, muchas veces con la intención
de suprimir el material censurable, como la violencia con la
que son tratados los villanos o para adecuar los temas a los
gustos contemporáneos, que la mayoría de nosotros
conocemos sólo sus versiones ya modificadas.
En un salón de clases de cuarto grado en Steinau, Alemania,
el pueblo donde los Grimm pasaron parte de su infancia,
escuché a la narradora de cuentos Elfriede Kleinhans
preguntar a los niños y niñas cómo hizo la princesa para
convertir una rana en príncipe en el clímax de "El rey rana", el
cuento que abre la colección de los Grimm. "La besó",
contestan al unísono. "No", responde Kleinhans. "Lanzó a la
horrible rana contra la pared con toda su fuerza, y ésta
despertó como un príncipe. Eso dice la verdadera historia."
Los niños se muestran incrédulos.
Estudiosos y psiquiatras han opacado la belleza de los
cuentos con una incesante pregunta: "¿Qué significa?" ¿Arrojar
la rana simboliza el despertar sexual de la princesa, como
sugirió el psicólogo freudiano Bruno Bettelheim, o acaso la
princesa representa un modelo de un rol feminista al desafiar
la autoridad patriarcal de su padre, el rey, como se pregunta
el folclorista alemán Rörich? O quizás, una rana no es más
que una rana.
Los cuentos también han caído en manos de ideólogos y
propagandistas. Los teóricos del Tercer Reich, en Alemania,
32. hicieron de Caperucita Roja un símbolo del pueblo alemán,
que se salva del feroz lobo judío. Al final de la Segunda
Guerra Mundial, los aliados prohibieron la publicación de los
cuentos de los hermanos Grimm en Alemania, por creer que
éstos habían contribuido a la barbarie nazi.
Durante la década de los setenta, en campus universitarios
de Europa y Estados Unidos se condenó a los cuentos de los
hermanos Grimm por promover una visión del mundo sexista
y dominada por la autoridad. "La locura viene de los cuentos
de hadas", se escribió en las paredes de Alemania. Algunas de
las historias se reescribieron para adaptarlas a ciertas
preferencias políticas. En una revisión de "Cenicienta", la
heroína organiza un sindicato de sirvientas, provocando que
el rey la arreste; luego emigra a Estados Unidos para huir de
la tiranía de reyes y reinas.
Al preguntarle acerca de esta avalancha de comentarios de
psicoanalistas, estudiosos e ideólogos, Bernhard Lauer,
director y curador del Museo de los Hermanos Grimm en
Kassel, Alemania, me miró con tristeza y se quejó: "¡Los
cuentos son obras maestras de la literatura! No son recetas
para la vida diaria".
EMBELESADO DESDE LA INFANCIA por la geografía que trazan
los cuentos de los hermanos Grimm - los siniestros bosques,
los imponentes castillos, las cabañas alumbradas por el fuego
y las ruidosas calles de las aldeas- viajé a Alemania para ver si
podía trazar los contornos de mi mapa imaginario y quizás
descubrir quiénes fueron en realidad los hermanos Grimm y
cómo llegaron a ser sobresalientes cartógrafos de la ilusión.
Mi plan consistía en visitar los pueblos de Hesse donde los
hermanos Grimm vivieron, e investigar quiénes les contaron
los cuentos y qué tanto los alteraron.
Vagaría por los caminos remotos, para ver si los paisajes que
evocan los cuentos aún perduraban en la campiña de Hesse.
Cuando dejaba Francfort y sus rascacielos de vidrio, la nieve
parecía pintar el suelo hacia el este, en la tierra de los Grimm.
Las aldeas de techos rojos anidan en los pliegues de las
colinas y a lo largo de los valles de los ríos. Los castillos de
piedra asoman de las cimas cercanas, mostrando torres y
almenas. Los campos en los que luego madurarán el maíz y la
remolacha se extienden hasta los espesos bosques que
enmarcan el horizonte como los bordes de un grabado.
Los mayores de seis hermanos, Jacobo y Guillermo, nacieron
con un año de diferencia a mediados de la década de 1780 en
Hanau, un pueblo de comerciantes a menos de un día de
distancia en carruaje de Francfort. Su padre, Felipe, hijo de un
clérigo, estudió leyes y fue secretario del ayuntamiento de
Hanau, una ocupación sólida propia de la clase media. El
señor Grimm predicaba una vida de fe, trabajo fervoroso y
lealtad a la familia. La madre, Dorotea, dejaba a los niños
vagar libremente por la campiña donde, como un día llegaría
a reconocer Guillermo, nació su "espíritu de coleccionista"
mientras cazaban mariposas e insectos.
Nada queda ya del lugar donde nacieron los Grimm en
Hanau. Al igual que la mayoría de las casas que alguna vez
habitaron, la de Hanau fue destruida por los bombardeos
durante la Segunda Guerra Mundial. Una estatua de bronce de
los hermanos se levanta frente al Rathaus, o palacio de
gobierno, mostrando a dos hombres de cabello largo y levita,
absortos en la lectura, su gran placer. Al pie de la estatua
pueden verse turistas también leyendo, casi siempre guías de
viaje. La estatua marca el inicio del Deutsche Märchenstrasse,
o Camino Alemán de los Cuentos de Hadas, una sinuosa ruta
de más de 600 kilómetros que serpentea por el centro de
Alemania hacia lugares que tienen que ver con los Grimm o
sitios pintorescos que simplemente ponen al
viajero en un estado de ánimo de cuento de hadas.
Hacia 1791 la familia se había trasladado al noreste, a
Steinau, otro pequeño centro de comercio donde el padre
fungió como magistrado de distrito. La familia Grimm vivía
bien en una gran casa de piedra con torreones, que
funcionaba también como corte local. Sobrevive como museo
33. de manuscritos y memorabilia de los Grimm, junto con
exposiciones permanentes de ilustradores contemporáneos.
Los años en Steinau marcaron el fin de la tranquilidad y la
inocencia de Jacobo y Guillermo. En 1796 su padre murió, a
los 44 años de edad. Dorotea y su familia de seis hijos fueron
obligados a desocupar la residencia gubernamental.
Gracias a la ayuda económica de una hermana de Dorotea,
dama de compañía de una princesa de Hesse, Jacobo y
Guillermo, a sus 13 y 12 años, fueron enviados al norte, a
Kassel, para estudiar en el Lyzeum, una escuela para la clase
alta. Los muchachos, que compartían el mismo cuarto y la
misma cama, afrontaron la soledad y los desdenes sociales
estudiando 10 horas diarias; fueron alumnos brillantes. Sin
embargo, el esfuerzo físico repercutió en Guillermo quien, de
por si delicado de salud, sufrió un severo ataque de asma en
la escuela. Sus débiles pulmones y las enfermedades
recurrentes lo perseguirían el resto de sus días.
Tal como los héroes de los cuentos, los hermanos Grimm
fueron puestos a prueba con mala fortuna y terribles
obstáculos antes de conocer al sabio que los sacaría de las
tinieblas. El encuentro sucedió en la ciudad universitaria de
Marburgo, donde Jacobo, en 1802, y Guillermo, un año
después, se graduaron en leyes. Rotraut Fischer, estudiosa
del movimiento romántico alemán, me guió entre callejuelas
repletas de estudiantes. Dimos vuelta en la calle Barfüsser,
pasamos frente al edificio, construido en parte con madera,
en el que los Grimm vivieron cuando eran estudiantes de
leyes, y comenzamos a subir a las alturas de Marburgo.
"Sabemos por sus cartas que Jacobo recorrió esta ruta
muchas veces -comenta Fischer-. En una de ellas se quejaba
de que había más escaleras en las calles que en las casas."
Luego pasamos frente a una espigada iglesia gótica, en cuyo
interior resonaba un órgano, y llegamos a una casa de piedra
de tres pisos, justo debajo del castillo del pueblo. Aquí fue
donde un joven profesor de leyes aristócrata, Friedrich Carl
von Savigny, impresionado por la avidez de conocimientos de
Jacobo, abrió las puertas de su biblioteca al mayor de los
Grimm, quien pasaba horas enteras leyendo los raros
manuscritos de épicas medievales y sagas heroicas de la
colección de Savigny. Esta experiencia despertó en Jacobo la
pasión por descifrar y rescatar la literatura y los antiguos
cuentos populares alemanes, causa que también abrazaría su
hermano menor.
Jacobo, de temperamento introvertido, dedicó su existencia a
la investigación bibliográfica. En Marburgo rechazaba las
invitaciones para pasear por la campiña, diciendo que prefería
"un paseo por la literatura" Sus compañeros lo llamaban "el
viejo". Guillermo, un decidido estudioso como su hermano,
era más sociable. "A Guillermo le gustaban las mujeres y
Guillermo les gustaba a ellas", me comentó Heinz Rölleke, un
estudioso de los Grimm en la Universidad de Wuppertal.
Guillermo y Jenny von Droste-Hülshoff, una rica joven a la que
conoció en un círculo de narradores de cuentos,
intercambiaban apasionadas cartas.
Las diferencias de clase frustraron un posible matrimonio. A
los 39 años, Guillermo se casaría con Dortchen Wild, hija de
un boticario y una de las fuentes más importantes de cuentos
de la colección. Jacobo, que permanecería soltero toda su
vida, fue con mucho la parte intelectual y quien iniciaba casi
todos lo proyectos. Pero los hermanos trabajaban muy de
cerca y firmaban sus escritos simplemente como "los
hermanos Grimm".
Los cuentos infantiles del hogar, su trabajo conjunto más
notable, comenzó casi de improviso. Absortos en la edición y
traducción de manuscritos medievales, los Grimm
comenzaron a reunir cuentos de hadas por encargo de un
amigo que planeaba una colección de literatura popular
alemana.
Transcurridos varios años, los Grimm habían recopilado 49
cuentos, algunos tomados de libros antiguos y el resto de
conocidos en Kassel. Pero el amigo no elaboró su colección y
los hermanos decidieron publicar su propio volumen.
34. Reunir los cuentos debe haber distraído a Jacobo y Guillermo
de lo que ocurría en sus vidas. Su madre había muerto en
1808 y el dinero escaseaba.
Empleado como bibliotecario del detestado invasor francés,
Jacobo apenas podía sostener a sus cinco hermanos.
Guillermo padecía de asma y tenía un corazón débil, por lo
que no podía trabajar. En 1812, el año en que se publicaron
los cuentos por primera vez, los hermanos sobrevivían con
una comida al día; quizá esto explica por qué tantos
personajes de su libro pasaban hambre.
Aunque siguieron apareciendo nuevas ediciones de los
cuentos hasta 1857, dos años antes de que Guillermo
muriera, la recolección de casi todas las narraciones orales
ocurrió cuando los hermanos estaban en sus impresionables
veinte años.
En total, 40 personas relataron historias a los hermanos
Grimm, y muchos iban a su casa en Kassel. Los hermanos
recibían con agrado especial las visitas de Dorotea Viehmann,
viuda que caminaba hasta el pueblo para vender lo que
sembraba en su hortaliza. Hija de la dueña de un mesón,
Viehmann había crecido escuchando los relatos de los
viajeros que iban camino a Francfort. Entre sus tesoros estaba
"Aschenputtel": Cenicienta.
Excepto por la señora Viehmann, los hermanos casi nunca
identificaban a sus narradores. Los nombres de éstos y las
historias que se les acreditaban no pudieron conocerse por lo
general hasta después de estudiar con cuidado las notas que
aparecían al margen en las copias de los cuentos que
pertenecieron a los Grimm.
Pero la verdadera identidad de uno de los informantes más
importantes: "Marie", no salió a la luz hasta mediados de la
década de 1970. En las notas se le atribuyen a Marie la
narración de muchos de los cuentos más famosos:
"Rotkäppchen" (Caperucita Roja), "Schneewittchen"
(Blancanieves) y "Dornröschen" (la Bella Durmiente). Herman
Grimm, el hijo mayor de Guillermo y albacea del legado de los
hermanos tras su muerte, sostuvo por muchos años que la
Marie en cuestión había sido la vieja ama de llaves de los
suegros de Guillermo.
Fue necesario que Heinz Rölleke, de la Universidad de
Wuppental, leyera con mayor detenimiento las anotaciones
para saber que la narradora conocida como Marie había sido
en realidad Marie Hassenpflug, una amiga veinteañera de
Charlotte, la hermana de los Grimm, quien pertenecía a una
educada familia de habla francesa.
VI UN RETRATO DE MARIE en una pared de la casa de
Wolfgang Hassenpflug, en Rinteln. El señor Hassenpflug, un
ingeniero jubilado cuya despeinada cabellera blanca hace
pensar más bien en un poeta, es tataranieto de Charlotte
Grimm, a quien su familia y amigos llamaban Lotte. Según
cuenta Wolfgang, en 1822 Charlotte dejó la casa de sus
hermanos para casarse con un antiguo amigo de la familia,
Ludwig Hassenpflug, hermano de Marie. Debido a que todo
parece indicar que la descendencia directa de Guillermo y
Jacobo se extinguió al morir la hija de Guillermo, en 1919,
Wolfgang Hassenpflug es el heredero de muchos de los
tesoros de la familia Grimm, así como de muchos recuerdos
de la estirpe Hassenpflug.
De las paredes de la elegante casa de piedra de Hassenpflug
penden retratos originales de los hermanos Grimm y de su
hermana y la familia de ésta; todos grabados en cobre de otro
de los hermanos Grimm, Ludwig. Marie mira con grandes ojos
expresivos, y su rostro está enmarcado por rizos negros.
Para mi visita, la esposa del señor Hassenpflug, Gerda,
adornó la mesa donde comeríamos con un mantel damasco
que perteneció a Charlotte, y que tiene bordadas en una
esquina las iniciales "LG". Wolfgang contó la historia del
"redescubrimiento" de Marie y explicó que la ascendencia
francohugonota de la familia había influido en sus habilidades
narrativas. "Como los hermanos Grimm, Marie creció en
Hanau, que en ese tiempo era un pueblo eminentemente
francés"; explica Hassenpflug. "Desde luego, sus ayas le
35. contaban cuentos franceses. Quizás en un principio los
Grimm pensaron que todos los relatos de Marie provenían de
Hesse, pero ahora sabemos que los más famosos venían de
Francia y de los libros de Charles Perrault".
Las maravillosas historias de Marie mezclaban motivos de la
tradición oral y del libro de Perrault de 1697, Los cuentos de
mamá oca, que incluía elaboradas versiones de "Caperucita
Roja", "Blancanieves" y "La Bella. Durmiente", entre otras.
Muchas de éstas habían sido adaptadas de cuentos de hadas
italianos. En la segunda edición de sus propios cuentos, los
Grimm reconocieron las profundas raíces internacionales de
muchos de ellos. Entre sus notas se hace referencia a
variantes de muchas otras culturas, incluidas la rusa, la
finlandesa, la japonesa, la irlandesa y la eslava.
Mucho antes de que los Grimm vivieran, la narración de
cuentos florecía en posadas, establos y, quizás con más
fuerza, en los spinnstuben o cuartos de hilado de las mujeres
campesinas. En las noches de invierno, las mujeres aligeraban
las largas horas que pasaban hilando lino contándose
historias aderezadas de aventura, romance y magia. Los
cuentos de los hermanos Grimm muestran muchas
hilanderas, como en "Rumpelstiskin", en el que la hija de un
molinero pobre a quien un rey ordena convertir la paja en oro
-el fracaso significaría la muerte, el éxito bodas reales-
consigue que la ayude un hombrecillo malicioso,
Rumpelstiskin.
Dado que el origen de muchos de los cuentos de los Grimm
se remonta a toda Europa y el Medio Oriente, se impone la
pregunta: ¿qué tan alemanes son los cuentos de los Grimm?
"Mucho" contesta el investigador Heinz Rölleke. El amor a los
desposeídos, la sencillez rústica, el decoro sexual: todos son
rasgos teutones.
La áspera textura de la vida alemana en el medioevo, época
en que muchos de los relatos se integraron a la tradición oral,
también colorea las narraciones. Por toda Europa los niños
eran a menudo descuidados y abandonados como Hansel y
Gretel. Las mujeres acusadas de brujería eran quemadas en la
pira, como la malvada suegra de "Los seis gansos". "La
crueldad de las historias no surgió de la fantasía de los
Grimm" -opina Rölleke-.
Reflejaba la ley y el orden imperantes en los tiempos
antiguos."
Posiblemente, el más alemán de los toques sea la
omnipresencia del bosque, donde los héroes confrontan a sus
enemigos y vencen el miedo y la injusticia. La sociedad rural
alemana tradicionalmente dependía del wald o bosque. Era
aquí donde los granjeros alimentaban a sus cerdos con
bellotas, los nobles cazaban venados y los leñadores escogían
los troncos de donde saldrían las macizas vigas que aún
pueden verse en los establos y casas de los pueblos de Hesse.
Los narradores de cuentos sabían que al colocar a los
personajes en oscuros bosques sin caminos despertaban la
sensación de peligro y suspenso. "El bosque no era
considerado un lugar seguro. La gente de los pueblos lo
evitaba", me contó el guardabosques Hermann-Josef Rapp
mientras recorríamos en auto Reinhardswald, un enorme
bosque en las colinas del norte de Hesse. "Había prófugos de
la ley y cazadores ilegales. Y los alemanes siempre han
temido a los lobos."
Actualmente, en Reinhardswald abundan las hayas y los
abetos, traídos de fuera, que se aprovechan en los
aserraderos del lugar. Pero para contemplar esos inmensos
robles, árboles favoritos de los cuentos de los Grimm, hay
que visitar un bosque protegido que está cerca del castillo de
Sababurg. Rapp me llevó a ese bosque un día que llovía a
cántaros. Aquí, enormes robles artríticos, algunos de más de
400 años de edad, surgían como ruinas góticas.
Sentí aprensión al contemplar las gruesas y codiciosas
ramas, los salvajes musgos cual cabellos, los ojos nudosos,
los huecos que parecen bocas abiertas.
¿Cómo pudo la madre de Caperucita Roja permitir que una
niña tan dulce entrara a un bosque como este? A pesar del
36. fuerte matiz germánico de los cuentos, la primera edición
vendió muy poco. Para la segunda edición, en 1819,
Guillermo ya había asumido la responsabilidad de los cuentos
agilizando la trama para resaltar las acciones, insertar en la
narración viejos proverbios y poemas populares y recurrir al
lenguaje poético para describir los escenarios. De esta
manera, Guillermo creó un estilo que aún hoy sirve de modelo
para escribir cuentos de hadas.
Guillermo siguió puliendo los cuentos hasta la edición final
de 1857. La comparación de las distintas ediciones revela que
en su tentativa por hacer las historias más adecuadas para los
niños y sus padres de las clase media, Guillermo suprimió
todo rastro de actividad sexual, como la unión premarital de
Rapunzel y el príncipe que escaló su torre. También agregó
motivos religiosos, acentuó las lecciones dirigidas a la
educación de los niños y enfatizó los roles de género. Aunque
los Grimm decían ser meros recopiladores de historias, sus
nuevas versiones de las narraciones orales, con su renovación
literaria y moral, fueron cruciales, según parece, para adaptar
los cuentos a los nuevos tiempos. "A pesar de cuanto añadió
Guillermo -como dice Rölleke- la esencia de los cuentos
permaneció intacta."
Las huellas editoriales que dejaron los hermanos Grimm
traicionan los valores propios de la sociedad cristiana y
burguesa de la Alemania del siglo XIX.
Pero eso no ha impedido que las historias sean adoptadas
por prácticamente todas las culturas y nacionalidades del
mundo. ¿Qué explica esta amplia y duradera popularidad?
Bernhard Lauer señala que es "el estilo universal" de la
escritura. "No hay descripciones concretas de la tierra, la
vestimenta, el bosque o los castillos. Esto hace que los
cuentos no tengan tiempo ni lugar."
Los cuentos nos permiten expresar nuestros "anhelos
utópicos" opina Jack Zipes, de la Universidad de Minnesota,
cuya traducción de los cuentos completos, de 1987, captura
el vigor rústico de los textos originales. "Los cuentos
muestran la búsqueda de la felicidad que casi ninguno de
nosotros conoce pero que creemos posible. Podemos
identificamos con los héroes de las historias y convertirnos,
en nuestra imaginación, en los amos y amas de nuestros
destinos."
Los psicoanalistas afirman que los cuentos de hadas son una
posibilidad de ejercitar el inconsciente. En Estados Unidos es
sabido que Bruno Bettelheim promovió el valor terapéutico de
los cuentos de los hermanos Grimm y los llamó "grandes
reconfortantes". Al confrontar temores y fobias,
representados por brujas, madrastras despiadadas y lobos
hambrientos, los niños se percatan de que pueden controlar
sus ansiedades. La teoría de Bettelheim es aún objeto de un
acalorado debate. Pero a la mayoría de los lectores jóvenes no
les interesa ejercitar su inconsciente. A mi hija Lucy de 11
años le parece genial que las brujas lancen hechizos y que las
heroínas siempre conquisten a los hombres que pretenden.
Sé que los niños prefieren la capa que hace al héroe invisible
o el rifle que siempre da en el blanco.
Los cuentos de los hermanos Grimm son placenteros en un
infinito número de maneras. Algo en ellos parece reflejar
cualquier estado de ánimo o interés que anteceda a nuestra
lectura. Esta flexibilidad de interpretación los ajusta a casi
cualquier época y cultura.
Jacobo y Guillermo dejaron sus trabajos como bibliotecarios
en Kassel para dar cátedra en las universidades de Gotinga y
Berlin. En conjunto publicaron más de 35 libros. También
fueron reconocidos como patriotas al arriesgar sus medios de
vida por defender una reforma democrática. Pero en sus
últimos años de vida se retiraron de la política y la enseñanza
para concentrarse en elaborar el Diccionario alemán, uno de
los proyectos de erudición más grandes del siglo XIX.
Los hermanos no vivieron para concluir el diccionario ni ver
hecho realidad su sueño más caro: la fundación de la nación
alemana en 1871. Guillermo murió de una infección en 1859,
a los 73 años. En su elegía, Jacobo dio a su amado hermano el
37. nombre de märchenbruder, "el hermano de los cuentos de
hadas". Jacobo murió cuatro años después, cuando acababa
de escribir la definición para el diccionario de frucht, o fruta,
un final digno de una vida fértil.
Como último cuento de su colección, los hermanos Grimm
eligieron un relato corto, a manera de parábola, llamado "La
llave de oro". En él, un niño pobre penetra en un bosque
helado para recoger leña en un trineo. Entre la nieve
encuentra una pequeña llave y junto a ella una caja de hierro.
El niño inserta la llave, le da vuelta y levanta la tapa.
Ahí termina la historia. Por una vez los Grimm evitan un final
feliz. A cambio, han extendido una invitación de oro, desde
entonces aceptada por multitud de lectores, para abrir sus
libros con la llave de la imaginación. Sólo entonces los
lectores descubrirán las maravillas que los aguardan...
38. TRADICIÓN ORAL
Y CUENTOS
Por Paco Cid Jiménez, Sonia B. García
Romero y Eva Mª Maroto Fernández
39. "La historia más verídica es aquella que la gente cuenta en
voz baja, la historia que la gente cuenta con un asomo de
temor prendido en los ojos". Con estas palabras se expresa
Gabriel Janer Manila al hablar de la tradición oral, de las
fuentes orales.
La historia de la humanidad se ha construido, en parte,
gracias a la transmisión oral, y con el tiempo esta transmisión
oral pasaría a formar parte de la historia escrita; pero el paso
de lo oral a lo escrito provoca lagunas, subjetividades,
partidismos que trastocan parte de la historia. La tradición
oral es la historia de un pueblo, de una sociedad que avanza a
la vez que con ella se moldean sus historias, sus vivencias,
sus tradiciones.
Según Vigotski el desarrollo mental del hombre tiene su
origen en la comunicación verbal entre el niño y el adulto. El
ser humano se ha nutrido durante generaciones de una
tradición oral que hoy día permanece en un lugar casi
marginal, motivado por la influencia de otros medios
alternativos: medios de comunicación de masas, libros,
ordenadores... La tradición oral dio paso a una tradición de
consumo e incomunicación; es paradójico, vivimos en la era
de la información, y las personas cada vez se comunican
menos y se ven abrumadas por un exceso de información que
no siempre podemos o somos capaces de seleccionar.
Pero, sin perder de vista el tema que es el punto de partida
del presente trabajo, vayamos ahora a comentar dónde se
encuentra el origen de la palabra ‘folklore’, o ‘folclore’. Este
término sería acuñado por el anticuario inglés Willian John
Thoms en 1846, sustituyendo el concepto de ‘antigüedades
populares’. Tal como comenta Arnold van Gennep en su libro
Le Folkore, la introducción de este nuevo término se
exportaría rápidamente por los países escandinavos, Rusia...
Pero no todos los países del entorno británico aceptarían esta
palabra de igual manera; en Alemania y Austria utilizaría la
terminología ‘Volkskvendlich’, en Italia quisieron decantarse
por ‘tradicionalista’, España y Portugal tardarían en aceptar la
palabra ‘folklore’ motivado por sus disputas militares y
políticas con Inglaterra.
La tradición oral, o folclore, hace referencia a diferentes
aspectos de la cultura popular; no obstante, nosotros
haremos referencia a aquellos que tienen una estrecha
relación con la literatura: canciones, retahílas, leyendas,
romances, fábulas, trabalenguas, cuentos populares,
bestiarios...
En este punto, queremos conectar la tradición oral con la
literatura, en concreto, literatura infantil. Comentar que
denotaremos por literatura infantil también la destinada a un
público adolescente, o juvenil, si bien hay que aclarar que los
conceptos infantil, juvenil o adolescencia no surgen hasta el
siglo XVIII-XIX, siendo la literatura escrita hasta entonces
dirigida a un público adulto.
Preludios de una incipiente literatura infantil
La recolección de cuentos populares forma parte del folclore.
Charles Perrault (1628-1703), escritor francés nacido en París,
sería de los primeros en recopilar cuentos para niños. Sus
Historias o cuentos del pasado (1697), también conocido
como Cuentos de Mamá Oca -por la inscripción que figuraba
en la cubierta de la edición original-, haría inmortales cuentos
como Caperucita Roja, La bella durmiente, Cenicienta, Barba
azul...
La influencia de Perrault trascendería las fronteras francesas.
Casi un siglo después veríamos en los hermanos Grimm unos
continuadores de la labor iniciada por Perrault, o cómo los
cuentos de éste influirían en el inglés Walter Scott
(1771-1832).
Es curioso cómo historias que no fueron escritas para niños,
serían acogidas por éstos como propias. Robinson Crusoe
(1719, Daniel Defoe) o Los viajes de Gulliver (1726, Jonathan
Swift) son dos buenos ejemplos. Esta literatura para ‘adultos’
sería la que predominara en un siglo XVIII que entreabría sus
puertas a una literatura infantil aún inexistente como tal, que
40. tendrían su razón de ser fruto de la influencia de pensadores
como el británico John Locke (1632-1704) y, más en concreto,
a partir de las ideas del filósofo francés Jean-Jacques
Rousseau (1712-1778).
Considerado como uno de los escritores más elocuentes del
siglo de las Luces, su obra Emilio (1762) supondría una nueva
teoría educativa, donde aparecía la figura del niño como
etapa diferenciada de la adultez. En aquellos tiempos, Europa
se veía envuelta en múltiples cambios sociales y políticos, en
parte, provocados por las reivindicaciones de una clase obrera
que reclamaba un lugar más justo en la anquilosada
estructura social.
Para Rousseau el niño era un ser puramente sensitivo, sin
sentimientos, independiente, solitario. Es curioso cómo
alguien que plantea la figura del niño, como si de un salvaje
se tratara, fuera el responsable de un nuevo concepto: la
infancia.
Pero la importancia de las ideas no es tanto por los matices
de las mismas como por su esencia, quizás el simple hecho
de romper con lo que hasta entonces parecía normal. En la
Edad Media el niño era un adulto en miniatura; el hecho
diferencial de esta etapa de la vida no tenía sentido
plantearlo, y es aquí donde radica la importancia del
pensamiento de Rousseau: él sí plantea la niñez como una
etapa con unas peculiaridades y necesidades diferentes a la
edad adulta.
En 1770, el filósofo alemán y crítico literario, Johann
Gottfried Herder (1744-1803), ofrecería una nueva imagen del
niño y de la infancia. Al igual que Rousseau, vería en la
infancia esta etapa diferente de la adultez, pero se alejaría de
la imagen del niño como ser deficiente. Herder sería el autor
del movimiento literario ‘Sturm und Drang’, integrado por
jóvenes escritores alemanes que se opondrían al excesivo
valor que daba la Ilustración a la razón. Este movimiento
literario sería el preludio de lo que se conocería como
Romanticismo alemán.
Hasta ahora hemos visto cómo de una literatura donde
primaba lo religioso se pasó, en Gran Bretaña hacia un
didactismo que imperaba en la mayoría de las obras, y en
Alemania surgiría un movimiento social que trascendería sus
propias fronteras.
Nacimiento de una literatura propiamente infantil
Aunque podemos encontrar, ya en el siglo XV, una obra
destinada al niño: Der Seele Trost (1478), no es hasta el siglo
XVIII cuando podemos hablar con propiedad de literatura
destinada a un público infantil: recordar lo antes comentado
acerca de la influencia de Locke, Rousseau y Herder en
referencia a la infancia.
La influencia de Locke podemos observarla en la literatura
británica en la labor del editor John Newbury, quien editara la
primera revista infantil conocida en lengua inglesa: Lilliputian
Magazine (1751-1752). Newbury influiría en la literatura
infantil alemana, donde se editarían revistas infantiles
siguiendo el modelo propuesto por éste.
Rousseau influiría en la literatura británica en forma de
cuentos morales, donde primaba un didactismo que sería el
género predominante en la literatura infantil inglesa desde
mediados del siglo XVIII hasta comienzos del XIX. En
Alemania, al igual que en Gran Bretaña, se observa un
alejamiento de lo religioso, también encontramos cuentos
morales, con autores como Johan Heinrich Campe, autor que
puede ser considerado el fundador del género de novelas de
aventuras para jóvenes.
La verdadera preocupación por el niño vendría a partir de las
revoluciones industriales.
En el siglo XIX, Gran Bretaña sigue inmersa en la instrucción
moral a través de la literatura, mientras en Alemania surge un
movimiento cultural de gran trascendencia: el Romanticismo.
En Gran Bretaña encontraríamos la importante contribución
Charles Dickens (1812-1870) o la de Willian Blake
41. (1757-1827); sería muy leído los Original Poems for Infant
Minds de las hermanas Taylor.
El Romanticismo alemán
Dada la importancia que tuvo el Romanticismo alemán, no
queremos pasar por alto algunos detalles que nos aproximen
al mismo. Estamos en el siglo XVIII, donde la razón,
consecuencia de la influencia de la Ilustración, parece inundar
la vida cultural y filosófica de media Europa. Un grupo de
jóvenes se rebela contra esta situación y plantea un
movimiento cultural que trasciende la esfera de lo literario,
afectando otras esferas artísticas y filosóficas. El
Romanticismo deja de lado la razón en pro de la fantasía, de
la bohemia, del sueño en vida tal como afirmara Novalis: "el
mundo se convierte en sueño, el sueño en mundo". Es el
límite difuso, o inexistente, entre una realidad y una fantasía
que se entrecruzan en esta nueva forma de entender el arte,
el pensamiento y, en definitiva, la vida.
El Romanticismo se preocuparía por rescatar la memoria del
pueblo, su folclore, como forma de preservar la propia
identidad nacional. Los primeros autores románticos no
verían la necesidad de producir una literatura específica para
niños, pues la verdadera literatura ya existía en lo popular:
cuentos, sagas, canciones, leyendas... Los románticos
pensaron en devolver la literatura folclórica a los niños. En
esta tarea de salvar un tesoro que comenzaba a perderse
participaron autores como Clemens Brentano y Achim con
Arnim, además de los hermanos Grimm.
Brentano y Arnim rivalizarían con los hermanos Grimm a la
hora de entender cómo debían transcribirse esos cuentos y
leyendas que emanaban del pueblo. Los primeros entendieron
que la salvación sólo era posible si se retocaban, como forma
de reactivar el folclore; en cambio, los hermanos Grimm
quisieron ser fieles a la tradición, sin cambiar ni influir (al
menos, en la primera edición de sus famosos cuentos). La
primera edición de los cuentos de los hermanos Grimm
(Kinder und Hausmächen) fueron publicados entre
1812-1815. En la segunda edición de los mismos, aparecida
en 1819, los hermanos Grimm imprimirían algunos cambios
motivado por su interés en adaptarlos a un público
específicamente infantil.
Podemos igualmente observar dos posturas en referencia a la
didáctica de los cuentos. Mientras Arnim afirmaba que el niño
debía tener la posibilidad de jugar con el cuento,
cambiándolo; los hermanos Grima decían que los niños no
querían cambiar los cuentos, sino escucharlos tal cual una y
otra vez, siempre igual.
Pero los románticos también producirían una literatura
específicamente infantil, como por ejemplo el cuento Die
Elfen (Los elfos) de Ludwig Tieck (1773-1853) y El
cascanueces y el Rey de los Ratones de E.T.A. Hoffmann
(1776-1822). Podemos ver en estos autores la aparición de un
nuevo concepto: el cuento dualista, donde el mundo real
(rural) se combina con un mundo fantástico al que no tienen
acceso los adultos. En el caso concreto de Hoffmann,
podemos ver el preludio de lo que casi un siglo después sería
conocido en Inglaterra como ‘nonsense’. El problema de
Hoffmann estuvo en que innovó demasiado pronto para la
época en la que vivía.
Nonsense
Mientras Alemania y los países de su entorno se veían
influidos por el Romanticismo, en Gran Bretaña la literatura
era moldeada en virtud de un discutible didactismo. A
mediados del siglo XIX, en pleno decaimiento del
Romanticismo, surge en Gran Bretaña un estilo literario que,
aunque tuviera un cierto origen en algunos aspectos del
Romanticismo, tiene sus propias peculiaridades: aparece el
‘nonsense’.
Se llama ‘nonsense’ a una forma en verso o en prosa que
busca los efectos extraños, absurdos y normalmente
humorísticos, dejando a un lado cualquier ley sobre la lógica,