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DOSSIER DE PRENSA


                      EXPOSICIÓN




 CUENTOS DE LOS
HERMANOS GRIMM             ----------
            Del 17 de mayo al 24 de junio de 2012
                           ----------

   SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE LA CASA REVILLA
                      C/ Torrecilla, 5
                      VALLADOLID
                           ----------
200 Aniversario de los hermanos Grimm
En 2012 se cumplen 200 años de la primera publicación de los
“Cuentos para la infancia y el hogar”, de los hermanos Jacob y
                                       Wilhelm Grimm (1812).
    Valladolid se suma a este acontecimiento presentando esta
                                                   exposición.
EXPOSICIÓN:     CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM


INAUGURACIÓN:    Día 17 de mayo de 2012


LUGAR:           Sala Municipal de Exposiciones
                 de la Casa Revilla
                 C/ Torrecilla, 5
                 VALLADOLID


FECHAS:          Del 17 de mayo al 24 de junio de 2012


HORARIO:         De martes a sábados, de 12,00 a 14,00 horas
                 y de 18,30 a 21,30 horas.
                 Domingos, de 12,00 a 14,00 horas.
                 Lunes y festivos, cerrado


INFORMACIÓN:     Museos y Exposiciones
                 Fundación Municipal de Cultura
                 Ayuntamiento de Valladolid
                 Tfno.- 983-426246
                 Fax.- 983-426254
                 www.info.valladolid.org
                 Correo electrónico: exposiciones@fmcva.org




EXPOSICIÓN

                 COMISARIO DE LA EXPOSICIÓN
                 JULIA JIMÉNEZ CARRERA

                 COORDINACIÓN DE LA EXPOSICIÓN EN LA SALA
                 MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE LA CASA REVILLA
                 JUAN GONZÁLEZ-POSADA M.

                 DOSSIER DE PRENSA
                 MUSEOS Y EXPOSICIONES.
                 FUNDACIÓN MUNICIPAL DE CULTURA.
                 AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID
LA EXPOSICIÓN
La exposición persigue animar a leer y contar cuentos
redescubriendo a los clásicos sin censuras. Así como imitar a los
hermanos Grimm en su tarea de buscar nuestros propios cuentos
populares.
  La exposición propone un paseo entrañable por la vida y la obra de
Jacob y Wilhelm Grimm y ocho escenografías de ocho de sus cuentos
más populares: Caperucita roja, el sastrecillo valiente, los músicos de
Bremen, la princesa y el sapo, Hansel y Gretel, El flautista de
Hamelin, Blancanieves y Cenicienta. O nos muestra a Pulgarcito, el
lobo y los 7 cabritillos, Juan sin miedo, el enano saltarín y algún otro
cuento un poco desconocido entre nosotros pero también
interesante…
  La exposición cuenta, de los siguientes apartados:
  •    Estatua hermanos Grimm
  •    Lista de cuentos
  •    Mapa Alemania
  •    La vida
  •    La obra
  •    El bosque y sus claves
  •    Niños necesitan cuentos
  •    Otros cuentos:
  •    Pergaminos:
  •    Caperucita
  •    Sastrecillo valiente
  •    Músicos de Bremen:
  •    La princesa y el sapo:
  •    Hansel y Gretel:
  •    El flautista de Hamelin:
  •    Blancanieves:
  •    Espejo cenicienta:
  •    Cenicienta:
  •    Caperucita
  •    Sastrecillo Valiente
  •    Cuentos de los hermanos Grimm”
  •    Vídeo de Imágenes que introducen la exposición.
    - Película “Der Froschkönig” (10 minutos sin sonido)
    - Película “Blancanieves”, la película se puede ver en el espejo de
    la madrastra de Blancanieves.
    - Película “La Bella Durmiente” de Lotte Reiniger una preciosa
    película de siluetas, de unos 10 minutos de duración.

   La exposición consta de dos partes diferenciadas. Una parte más
‘intelectual’, donde se informa sobre la vida y las obras de los
hermanos Grimm. En concreto, sobre “Cuentos infantiles y del hogar”,
la recopilación de cuentos más universal. Al mismo tiempo se hace
una revisión de lo que encontramos en un cuento y el significado del
Bosque. Por último se muestran algunos cuentos no muy conocidos
en España.
   En una segunda parte, ‘la fantasía’ de los cuentos nos adentramos
en un bosque mágico, donde en diferentes ‘rincones’ nos
encontramos con diferentes personajes de cuentos:
   - Caperucita
   - El sastrecillo valiente
   - Hansel y Gretel
   - El flautista de Hamelín
   - Los músicos de Bremen
   - Cenicienta
   - Blancanieves
   - La princesa y el sapo
   -
   La didactización de la exposición está dividida en los siguientes puntos:
   1) ¿Qué cuentos populares conocen los niños? ¿Cuáles de esos
         cuentos eran de los hermanos Grimm? 2) ¿Quiénes eran los
         hermanos Grimm? Breve biografía de los dos hermanos (con
         varias fotos) y mapa de Europa para situar Alemania respecto
         de España.3) ¿Qué es un cuento popular? Estructura de los
         cuentos populares. Elementos comunes. Diferencia entre cuento
         y leyenda 4) Contando cuentos. Recorrido por los cuentos de la
         exposición. Introducción de nuevos cuentos de los hermanos
         Grima.
Los cuentos permiten experimentar emociones fundamentales,
como el miedo y la alegría.
¿QUIÉNES ERAN LOS HERMANOS GRIMM?
             Jacob Grimm nació el 4 de enero de 1785, Wilhelm el 24 de
           febrero de 1786. Ambos nacieron en Hanau, Hessen, un reino
           del Sacro Imperio Románico Germánico, dado que Alemania, tal
           como hoy la conocemos no existía todavía. Fue una época feliz.
           Los dos hermanos fueron educados siguiendo modelos de la
           ‘Ilustración’: el ejemplo a imitar era la figura del padre, pero el
           eje de la familia era la madre, a la que se adoraba y respetaba.
           Ya desde pequeños Jacob fue siempre el hermano decidido,
           Wilhelm el hermano tranquilo. Y aunque sólo se llevaban un
           año, Jacob pareció siempre mucho más mayor.
             El padre, funcionario del estado, fue trasladado a Steinau el
           13 de enero de 1791. Y toda la familia se mudó con él.
           Mientras el se ocupaba de la administración de las iglesias, los
           colegios, los orfanatos y los gremios de dos ciudades, once
           pueblos y cinco monasterios, Jacob y Wilhelm recibían sus
           primeras clases: un maestro iba a su casa a enseñarles a leer y
           escribir. Jacob recordaría de mayor lo poco que aprendían con
           él.
             El 10 de enero de 1796 muere el padre. Desde entonces,
           Jacob y Wilhelm sentirán siempre la necesidad de llevar la
           responsabilidad de su familia: su madre y sus cuatro
           hermanos, los cuales además sufrirán verdaderas dificultades
           económicas. A finales de septiembre de 1798 los hermanos
           viajan a Kassel, al Lyceum Fridericiaum. El viaje, el cual tienen
           que hacer con pasaporte porque atraviesan varios estados
           diferentes, supone el final de la infancia y el principio de una
           nueva vida. En el Instituto son alumnos aplicados que incluso
           pueden avanzar varios cursos, sin embargo, siguen siendo
           críticos con la calidad de los profesores y de los estudios. Lejos
           de su familia, se sienten un poco solos. Comienzan una gran
           afición a la lectura, animada por la creación de bibliotecas de
           préstamo y sociedades de lectura.
             En su tiempo libre, recorren los anticuarios buscando libros
           interesantes para iniciar una de sus grandes pasiones: su
           propia biblioteca. Es también el tiempo de los comienzos de la
           enfermedad de Wilhelm, al que diagnostican asma y problemas
           de corazón.
             Era evidente que los dos hermanos estudiarían derecho como
           lo había hecho antes su padre. Así que en 1802, Jacob
           abandonaba por primera vez a su hermano y viajaba a la
           Universidad de Marburg a comenzar sus estudios de derecho.
           El año que estuvieron separados fue terrible para el hermano
           mayor que se sentía totalmente abandonado. Aunque intentó
           paliar su soledad con caballeros, ladrones y demás personajes
           de cualquier novela. Poco a poco fue refinando sus gustos
           literarios. En 1803, llegó Wilhelm a Marburg y a la facultad de
           derecho. Entre los profesores universitarios, la mayoría poco
           meritorios, los hermanos conocen a Friedrich Carl von Savigny,
           quien con su innovadora didáctica, les enseñará a los
           hermanos que el derecho y la filología van ‘cogidos de la
           mano’. Abriéndoles su casa y su biblioteca, les mostró la
           literatura poética y alentó el interés de los hermanos por la
           tradición. Para él, lo antiguo y lo moderno se combinaban en
           un nuevo modelo de investigación. Jacob no acabará sus
           estudios de derecho, dado que en 1805 acompañará a Savigny
           a Paris para ayudarle en sus investigaciones.
             Wilhelm conseguirá graduarse tras haber tenido que retrasar
           los exámenes finales por motivos de salud. Después de volver
           de París, Jacob se instala en Kassel y Wilhelm también. Tienen
           que encontrar trabajo para poder sobrevivir. Aunque a Jacob no
           le gusta el mundo jurídico y le gustaría trabajar entre libros,
           tiene que aceptar un trabajo en el Ministerio de Guerra. Son
           años difíciles, en 1806 desaparece el Sacro Imperio romano
           Germánico y las tropas de Napoleón toman Hessen.
             Jacob abandonará el trabajo que tanto odia y pasará a ser
           bibliotecario personal de Jêrome Bonaparte ‘el rey chistoso’,
           hermano de Napoleón. Las diversas publicaciones histórico-
filológicas no son el éxito que los hermanos desean y en 1815,
el Congreso de Viena tampoco satisface las esperanzas de
unificación de la nación alemana que tenían los hermanos .Por
fin, de 1816 a 1829, los dos hermanos trabajan en la biblioteca
de Hessen, por fin una época feliz. Incluso, Wilhelm se casa y
Jacob se va a vivir con el nuevo matrimonio. Sin embargo y
pese a un gran trabajo, Jacob no consigue el trabajo de director
de la biblioteca y los dos hermanos, bastante frustrados, se
trasladan a Göttingen.
  Jacob y Wilhelm se dirigen a la biblioteca más bonita y
conocida de Alemania. Jacob como segundo bibliotecario y
profesor de filosofía en la Universidad. Wilhelm como simple
bibliotecario. Cuando por fin se acomodan, la vida es más
‘lujosa’ que en Kassel y los contactos intelectuales y políticos la
hacen todavía más interesante. El rey Ernst August de Hanover
sube al trono en 1837 y una de sus primeras leyes es la
abolición de la Constitución aprobada en 1833. Siete
profesores de la Universidad de Göttingen firman una ‘Protesta’
contra esta abolición: El historiador F. Dahlmann, el jurista W.
Albrecht, el orientalista H. Ewald, el físico W. Weber, G.G.
Gervinus y los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm. El efecto
público es enorme. Juzgados por un tribunal universitario por
el cargo de desobediencia, los siete son cesados
inmediatamente de sus cargos. El 17 de diciembre de 1837,
Jacob vuelve a Kassel. Wilhelm y su familia permanecen en
Göttingen porque había pagado el alquiler hasta febrero.
  Mientras intentan, con resignación, volver a acostumbrarse a
la vida provinciana de Kassel, comienzan los preparativos para
el Diccionario alemán. En Berlín, Bettina von Arnim moviliza a
los amigos influyentes de los hermanos Grimm, Humboldt,
Savigny. Friedrich Wilhelm IV, recién subido al trono, desea
crear en Berlín un círculo cultural extraordinario, en el cual,
según Bettina no pueden faltar los hermanos Grimm. Sin
embargo, el rey de Prusia había prometido a su tío Ernst
August von Hannover no tener nunca a los hermanos Grimm al
servicio de su país.
  Así que el monarca les paga de su propia fortuna por sus
servicios. De esta manera cumple su promesa y puede contar
con la gran dedicación de los hermanos en la ‘Academia de la
Ciencia’. En Berlín, trabajan por rescatar la tradición y preparar
el futuro de la cultura alemanas y viven y se desviven por una
unificación alemana que no llega. El 16 de diciembre de 1859,
después de un tiempo enfermo, muere Wilhelm Grimm, testigo
silencioso al borde de su cama, Jacob Grimm, quien seguirá
trabajando en una dolorosa y desacostumbrada soledad. En
verano de 1863, sufre una apoplejía, no puede hablar y su
mano derecha está paralizada. Morirá el 20 de septiembre de
1863.
¿Qué es un cuento popular?
 Los cuentos populares son narraciones sin autor, el género
huérfano de la literatura. Fueron transmitidas oralmente a lo
largo de los tiempos gracias a una estructura muy elemental y
un estilo muy gráfico y creativo, que los hacía fáciles de
recordar. Esto no los libra, en muchas ocasiones, de
contaminaciones o distorsiones que han dado como resultado
diferentes versiones.
 Las clasificaciones de los cuentos son muchas y muy variadas
e incluso difieren según los países. La estructura que abajo se
describe es una simplificación y a la vez una generalización de
las diferentes clasificaciones.

 El protagonista
 Las figuras de los cuentos no tienen pasado ni futuro. Muchas
veces ni siquiera un nombre (son el joven, la princesa, la
madrastra), y cuando lo tienen es muy normal y corriente
(Hans, Gretel) o bien hay algo especial que los describe
(caperucita, Blancanieves, el sastre). En su mayoría son pobres
y/o desdichados que buscan el éxito y la riqueza o sueñan con
un mundo feliz donde vivir alegremente y sin grandes
preocupaciones. El mundo de los cuentos se corresponde con
un mundo deseado en el que esos desdichados tienen que
vagar para encontrar su suerte y poder ascender socialmente,
aunque sea a través de la magia y lo maravilloso.
 En los cuentos, no hay ni un lugar ni un tiempo ni un espacio
determinado ni los personajes están psicológicamente muy
trabajados. Lo importante es siempre la sucesión de los
acontecimientos, la acción que apunta siempre a un final, al
desenlace.

 El desencadenante
 En la mayoría de los casos, la situación familiar que viven en el
momento del cuento es verdaderamente miserable: pobreza
extrema, imposibilidad de tener hijos, discusiones ente
hermanos, celos… y es precisamente la imposibilidad de
soportar por más tiempo esa hostilidad familiar la que obliga a
nuestros héroes a romper con lo cotidiano y a lanzarse al
mundo en soledad para librar su propia aventura. No siempre
los comienzos son tan dramáticos, la excepción más conocida
sería ‘Caperucita’ ‘Rotkäppchen’, quien se adentra en el
bosque para cumplir una misión.

 La aventura
 - Seres extraordinarios
 Esa aventura a la que se ven obligados por motivos ‘reales’,
sin embargo, está teñida de seres ‘extraordinarios’: hadas,
enanitos, gigantes, brujas, lobos que hablan y de elementos
‘mágicos’ que los ayudarán en la consecución del éxito final.
 - Elementos mágicos
 Los elementos mágicos, como las palomas que ayudan a
Cenicienta o los enanitos que cuidan de Blancanieves, entre
otros, sólo están a disposición de los personajes buenos. Los
malvados no reciben ayuda ninguna. Y esta ayuda ‘maravillosa’
desaparece una vez que se han cumplido los objetivos.
 - Cualidades internas
 Estas condiciones externas de auxilio se ven complementadas
con las cualidades internas de los propios personajes, la
inocencia de caperucita, la astucia y el valor del sastrecillo
valiente… Las cuales, a su vez, quedan ampliamente resaltadas
cuanto que los personajes malvados poseen justo el defecto
contrario: Frente a la bondad de Cenicienta la maldad de sus
hermanastras. Frente a la humildad de Blancanieves la
arrogancia de su madrastra. Frente al cumplimiento del deber
del flautista el incumplimiento de la promesa de un pueblo
entero.
 - Números mágicos
 3 veces demuestra el valiente sastrecillo su astucia al gigante,
3 veces muestra su valor al rey antes de casarse con la
princesa, 3 veces va Cenicienta al baile, 3 veces intenta la
madrastra matar a Blancanieves, 3 oportunidades tiene la hija
del molinero para adivinar el nombre del enano saltarín, 3
veces desea comer la ‘fruta’ prohibida la madre de Rapunzel, 3
veces emprenden el camino Hansel y Gretel y es que el número
3 simboliza la perfección, una unidad armónica. 3 son las
partes de toda narración: principio, nudo y desenlace. El 3 se
arrastra por los cuentos como un hilo conductor que ayuda al
narrador no sólo a no perderse, sino a mantener la atención de
sus oyentes.
 Hay otros números mágicos como el 7 y el 12. 7 son los
enanitos de Blancanieves, 12 las hadas de Dornröschen.
 - Estribillos
 Además de las fórmulas de comienzo, del tipo ‘Es war
einmal…’ ‘había una vez… ’ ‘Érase una vez…’, ‘In alten
Zeiten…’ ‘En otros tiempos…’ y de final ‘ Wenn sie noch nicht
gestorben sind, dann leben sie noch’ ‘Y vivieron felices y
comieron perdices’ o ‘Colorín colorado este cuento se ha
acabado’, había otras formulas que utilizaban los
cuentacuentos para darle ritmo al lenguaje hablado: eran una
especie de ‘estribillos’ que se han perdido en muchas de las
adaptaciones al español que se han hecho de los cuentos de
los hermanos Grimm.

 El final
 Los cuentos populares transmiten más que una moraleja una
visión feliz del mundo. De ahí, que personajes como el más
tonto, el más joven, el más pobre, la más inocente, despierten
tanta simpatía. Al final del cuento, el malo recibe su castigo y
el bueno su recompensa y todo vuelve a su orden.


Contando cuentos
 - Hansel y Gretel: Es seguramente el más fácil para trabajar.
Contiene casi todos los elementos típicos de un cuento y es
muy conocido en su versión ‘alemana’. Desde el punto de vista
de los sentimientos, se pueden analizar situaciones en las que
los niños se sienten solos.
 - Cenicienta, Schneewittchen, o La princesa y el sapo: Están
muy mediatizados por Disney. De ahí que el hecho de buscar
en el cuento sus elementos característicos obliga a comparar la
versión de los hermanos Grimm con la de Disney. Puede ser
interesante desde un punto de vista de ‘reconciliación’ de
sexos. Dado que las heroínas de los Grimm, no son tan pasivas
como las de Disney. Se puede, además, aprovechar para hablar
de sentimientos como las relaciones con los padres
(Blancanieves) o los celos entre los hermanos (Cenicienta).
 - El sastrecillo valiente: Desde el punto de vista de cuento, no
tiene elementos mágicos, aunque sí seres extraordinarios y el
final, aunque aparentemente final, no cumple fidedignamente
los requisitos del final tradicional. El sastrecillo supera todas
las pruebas, pero no evoluciona como persona.
 - El flautista de Hamelín es una leyenda, no un cuento. Aunque
sí que posee elementos mágicos.

 Hay cuentos que en España no han tenido mucho éxito, pero
si son muy conocidos:
 - La Señora Holle
 - El rey pico de tordo
 - ¡Mesita ponte!
Historias infantiles y familiares de los
                    HERMANOS GRIMM
                  El Rey Rana o Enrique el férreo
                  El gato y el ratón hacen vida en común
                  La hija de la Virgen María
                  Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que
                   era miedo
                  El lobo y la siete cabritillas
                  El fiel Juan
                  Un buen negocio
                  El músico prodigioso
                  Los doce hermanos
                  La chusma
                  Los dos hermanitos
                  Verdezuela (Rapunzel)
                  Los tres enanitos del bosque
                  Las tres hilanderas
                  Hansel y Gretel (La casita de chocolate)
                  Las tres hojas de la serpiente
                  La serpiente blanca
                  La paja, la brasa y la alubia
                  El pescador y su mujer
                  El sastrecillo valiente (Siete de un golpe)
                  La Cenicienta
                  El acertijo
                  El ratoncillo, el pajarito y la salchicha
                  Madre Nieve (Frau Holle)
                  Los siete cuervos
                  Caperucita Roja
                  Los músicos de Brema
                  El hueso cantor
                  Los tres pelos de oro del diablo
                  El piojito y la pulguita
                  La doncella sin manos
                  Juan el listo
                  Las tres lenguas
                  Elsa la Lista
                  El sastre en el cielo
                  La mesa, el asno y el bastón maravillosos
                  Pulgarcito
                  La boda de Dama Raposa
                  Los duendecillos
                  La novia del bandolero
                  El señor Korbes
                  El señor padrino
                  La dama duende
                  La Muerte Madrina
                  El pájaro del brujo
                  El enebro
                  El viejo Sultán
                  Los seis cisnes
                  La Bella Durmiente
                  Piñoncito
                  El rey Pico de Tordo
                  Blancanieves
                  El morral, el sombrerillo y el cuerno
                  El Enano Saltarín (Rumpelstiltskin)
                  El amadísimo Rolando
                  El pájaro de oro
                  El perro y el gorrión
                  Federico y Catalinita
                  El destripaterrones
                  La reina de las abejas
                  Las tres plumas
                  La oca de oro
                  Bestia peluda
                  La novia del conejillo
   Los doce cazadores
   El ladrón fullero y su maestro
   Yorinda y Yoringuel
   Los tres favoritos de la fortuna
   Seis que salen de todo
   El lobo y el hombre
   El zorro y su comadre
   La zorra y el gato
   El clavel
   La pícara cocinera
   El abuelo y el nieto
   La ondina
   La muerte de la gallinita
   Hermano Alegre
   El jugador
   Juan con suerte
   Juan se casa
   Los niños de oro
   La zorra y los gansos
   El pobre y el rico
   El joven gigante
   El gnomo
   El rey de la montaña de oro
   El cuervo
   Los tres pajarillos
   El agua de la vida
   El doctor Sabelotodo
   Piel de Oso
   Gachas dulces
   Juan-mi-erizo
   El hábil cazador
   El mayal del cielo
   El sastrecillo listo
   La lámpara azul
   El diablo y su abuela
   Monte Simeli
   El hijo ingrato
   El dinero llovido del cielo
   Un cuento enigmático
   Blancanieve y Rojaflor
   El féretro de cristal
   La carga ligera
   El erizo y el esposo de la liebre
   El huso, la lanzadera y la aguja
   Las migajas en la mesa
   El lebrato marino
   El tambor
   La tumba
   El viejo Rinkrank
   La bola de cristal
   La doncella Maleen
   La bota de piel de búfalo
   Dios te socorra
   Hurleburlebutz
LOS HERMANOS GRIMM,
otra visión de su historia
                                        Por Julio Neira
                                            Escambray 2010


 Los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de
historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de
señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de
los siglos XVII y XVIII.
 Desde muy pequeño había escuchado la historia de dos
hermanos que nacieron en Alemania y dedicaron sus vidas a la
recopilación de leyendas antiguas para convertirlas en cuentos
dirigidos a los niños.
 Lo que nunca imaginé fue que, por una hermosa casualidad
del destino, en uno de mis viajes a Europa en el verano del año
2002 conocería y viviría muy de cerca la verdadera historia de
la familia de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm.
 Kassel, la ciudad donde me alojé invitado por mis amigos
Signar Gude e Irma Leinauer, era también el lugar donde
nacieron y desarrollaron su obra los hermanos Grimm y mi
curiosidad fue mayor cuando supe que el padre de Sigmar fue
descendiente directo, en una séptima generación, de una
hermana de la señora Dorothea Viehmam (1755, 1815), más
conocida como la mujer del sastre, quien contó a Jacobo y
Guillermo la mayoría de las historias que luego estos
convirtieron en los exitosos Cuentos infantiles y del hogar
trascendidos a tantas generaciones por más de 200 años,
desde su publicación por primera vez en 1812.
 Después de muchas horas de intercambio con mis amigos, de
tomar notas y detalles curiosos, pensé en buscar mayor
información para contribuir con la promoción del legado que
estos hombres establecieron para las investigaciones, las
ciencias literarias y las letras de la Modernidad.
 Así fue que investigando en los orígenes de la familia Grimm
descubrí que fueron seis hermanos, cinco varones y una
hembra llamada Lotte Grima. Jacob fue el mayor de ellos, nació
el 4 de enero de 1785, más tarde vino Wilhelm (Guillermo) en
1786; en los dos años siguientes nacieron Carl Grimm, futuro
comerciante y profesor de Lengua y Ferdinand, quien fuera
librero y escritor. En el año 1790 vario el menor, Ludwig Emil
Grima.
 Uno de los hechos que más me motivaron para escribir sobre
estos hombres fue descubrir que los hermanos Grimm,
contrariamente a lo que se piensa, nunca recorrieron el campo
para recopilar sus cuentos o leyendas, y que sus viajes por
misteriosos y olvidados lugares forman parte de otro mito que
ha sido tergiversado o adaptado convenientemente a otras
culturas, lo que ha generado desconocimiento y desacierto
sobre el verdadero esfuerzo y dedicación de estos dos
catedráticos de las letras alemanas. Lo cierto es que la parte
que corresponde a la “gente de pueblo” en la elaboración de la
colección de los Cuentos infantiles y del hogar es mínima.
 El trabajo que desarrollaron fue ante todo fruto de la
colaboración de una cincuentena de narradores y narradoras,
que procedentes como ellos de capas cultas de la sociedad,
muchos de los cuales poseían un buen conocimiento de la
lengua y la cultura francesa, es decir, que cada cuento tiene su
propia tradición que abarca a menudo varios siglos y muchas
veces es complicadísima.
 Jacobo y Guillermo estaban muy conscientes del estrecho
parentesco que une a algunos de sus cuentos con la tradición
francesa. Por esta razón, no añadían el epíteto Alemán al título
Cuentos infantiles y del hogar y más tarde, incluso suprimieron
los dos cuentos “Caballero Barba Azul y El gato con botas,
porque la influencia del los cuentos de Charles Perrault, Barba
Azul y El señor Gato o Gato con Botas era demasiado evidente.
Aun así los cuentos de la colección son de una variedad y de
una riqueza extraordinaria que tienen también la influencia de
diversas fuentes y numerosos cuenteros para no remontarse
solamente a los modelos franceses.
Además, los hermanos Grimm se inspiraron en un gran
número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de
“Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras
literarias de los siglos XVII y XVIII. El triunfo de los Cuentos
infantiles y del hogar se debe en gran medida a la variedad y
riqueza de sus historias que mantuvieron intacta la sustancia
de la tradición popular y se abstuvieron de introducir
elementos individuales que los hicieran irreconocibles. En su
tiempo, los cuentos fueron criticados con virulencia desde su
publicación, a causa de su “crueldad” y su “amoralismo”, es
importante señalar que en sus inicios Jacobo escribió y recogió
los cuentos con toda la naturalidad en relación a los términos
mas vulgares con que los contaban sus narradores y fue
Guillermo quien aportó decisivamente la forma literaria en que
hoy se conocen, al purificar un poco los aspectos que tenían
que ver con el sexo y la vulgaridad. Pero el éxito de los cuentos
no tiene comparación; no es solamente un libro para niños,
representa también la primera colección de cuentos populares
de tradición oral basada en investigaciones sistemáticas y
científicas; sigue teniendo una importancia primordial para la
investigación popular moderna.
 Hacia finales de los años 40 del Siglo XIX los hermanos Grimm
participaron de manera decisiva en el movimiento de
unificación de Alemania.
 Durante varios períodos vivieron, trabajaron y visitaron
diferentes ciudades alemanas y europeas, entre ellas podemos
mencionar a Kassel, París, Viena, Gotinga y Berlín. En esos
sitios fueron nombrados catedráticos y profesores de varias
universidades, ocuparon importantes cargos en los asuntos
políticos , de gobierno y desarrollando una intensa labor como
funcionarios públicos. Fundaron una nueva rama científica
llamada      “Filología  alemana”     influenciando    con    sus
investigaciones basadas en un método sistemático e histórico
comparativo, a la filología moderna”. Pero la coronación de la
obra científica de los hermanos Grimm fue la publicación del
Diccionario Alemán aparecido por primera vez en 1854. Esta
obra debía abarcar al conjunto del vocabulario del alto alemán
moderno de Lucero y Goethe y contribuir a su conservación.
 Guillermo murió en el año de 1859 y en 1863, el 4 de abril,
falleció Ludwig, el hermano pintor que acompañó gráficamente
la vida de los dos escritores. El mismo año, el 20 de
septiembre murió Jacobo, todos en la ciudad de Berlín donde
se habían establecido desde 1841.
Los hermanos Grimm
y sus Cuentos para la
   infancia y el hogar
Decir Érase una vez nos evoca, en muchas ocasiones, a los
Hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm Grimm (los mayores de
seis hermanos), nacidos en Hanau, Alemania, en 1785 y 1786
respectivamente. Vivieron en Kassel, donde fueron al colegio y
más tarde trabajaron juntos de bibliotecarios en la biblioteca
de Hesse. Jacob era soltero y vivió siempre en la casa de su
hermano (que estaba casado), donde trabajaban juntos.
 En la biografía realizada por un hijo de Wilhelm, Herman
Grimm, describe la relación tan estrecha que mantenían su
padre y su tío con la naturaleza. Todo aquello que floreciera y
creciese los alegraba; en las ventanas de sus estudios siempre
estaban su flores preferidas. Los dos tenían la costumbre de
volver de sus paseos con flores y hojas, que luego colocaban
en los libros que más utilizaban y sobre sus mesas había
piedras minerales de todas clases como pisapapeles.
Otra gran pasión de Jacob y Wilhelm eran los libros, que tenían
cuidadosamente colocados y a los que trataban con gran
respeto.
 En 1803 empezaron a recopilar y elaborar los cuentos de la
tradición oral en el entorno burgués de Kassel. A los hermanos
les interesaba sobre todo sacar a la luz esas joyas que
formaban parte de la riqueza nacional y, sin embargo, habían
permanecido en la sombra hasta entonces. El primer volumen
de estos Cuentos para la infancia y el hogar se publicó el 18
de octubre de 1812, es decir, este 2012 celebramos los 200
años de su publicación.
 En uno de los ejemplares del primer volumen, Wilhelm anotó
los nombres de los informantes y entre ellos está su mujer,
Dorothea, que entonces tenía 16 años, a la que escuchó
alrededor de una docena de cuentos, entre ellos "Hänsel y
Gretel" (aunque en él aparecía la nota "según diferentes relatos
de Hesse"). Otras personas a las que recogió cuentos para ese
primer volumen fueron una hermana de Dorothea, Gretchen, la
madre de estas y, sobre todo, la vieja Marie (que era quien
contaba las historias a Gretchen y Dorothea). Además Jeanette
Hassenplug, amiga de Dorothea, era una magnifica narradora
y de ella provienen también algunos de estos cuentos, entre
ellos "Barba Azul" y "El gato con botas", que recuerdan a
Francia (la madre de Jeanette era de origen francés).
En 1815 se publicó el segundo volumen de los Cuentos para la
infancia y el hogar en la que escriben en su prólogo "fue una
feliz coincidencia trabar conocimiento con una campesina de
Zwebren, gracias a la cual conseguimos una parte considerable
de estos cuentos auténticos de Hesse... con qué precisión
cuenta siempre esta mujer y cómo se esmera en narrar con
rigor; por más veces que lo repita, nunca cambia nada y, si se
confunde, lo corrige sobre la marcha".
 Los cuentos en un principio estaban destinados a un público
adulto, pero cuando los Hermanos Grimm descubrieron que
interesaban (y mucho) a un público infantil se dedicaron a
refinar y suavizar sus cuentos. La colección ha sido traducida a
160 idiomas.
 En 1896 se colocó la doble estatua a los hermanos de Hanau.
Wilhelm está sentado en un sillón con un libro abierto sobre las
rodillas, mira a lo lejos pensativo. Jacob, de pie junto a él,
apoya una mano en el respaldo del sillón e inclina la cabeza
para mirar el libro, como si tratara de leer su contenido (en
algún momento Herman Grimm habla de que Wilhelm escribe
con una visión de poeta y pretende que las escenas sean como
imágenes mientras que Jacob se basa en una aguda
reproducción de lo sucedido en la realidad, trabajo
intelectual que transmitiría de manera sencilla y elocuente la
estatua erigida a los hermanos).

LIBROS EN ESPAÑOL
 Son muchas las editoriales que han publicado recopilaciones
de cuentos de los Hermanos Grimm.
 Una de las más antiguas es la publicada en 1879, una
selección de cuentos traducidos por José S. Viedma, ilustrados
con grabados y publicada en Madrid. En la Biblioteca Virtual
Cervantes podéis ver el libro entero, leer sus cuentos y ver las
ilustraciones.
 En fechas más próximas a nosotros, en 1991, Ediciones
Generales Anaya publicó tres tomos con los cuentos completos
de esos dos primeros volúmenes de Cuentos para la infancia y
el hogar. Esta edición está agotada y es muy difícil de
conseguir.
   Anaya en 1998 publicó una selección de cuentos de
los Hermanos Grimm titulada Cuentos de Grimm, con
ilustraciones de Javier Serrano, Miguel Calatayud, Javier
Zabala, Silvia Blanco... entre otros. En esa edición era un libro
de gran formato y ahora lo han vuelto a reeditar con un tamaño
más pequeño. Sus cuentos son una traducción directa e íntegra
de los publicados por los Hermanos Grimm a principios del s.
XIX. Algunos de los cuentos que podemos encontrar en este
libro son los más conocidos de la colección: "El lobo y los siete
cabritillos", "Los músicos de Bremen", "La Bella Durmiente",
"Hänsel y Gretel", etc.
 Otra edición con cuentos no tan conocidos (y seleccionados
porque ninguno de ellos maravilloso o de hadas), es
la selección que hizo Herrín Hidalgo para MediaVaca en 2001,
que junto con las ilustraciones de Oliveiro Dumas hacen de
este libro una curiosa y divertida recopilación de cuentos de
Grimm. En esta edición aparecen cuentos como "El señor
Korbes", "Las gachas dulces", "La llave de oro", "El abuelo y el
nieto"... entre otros.
 Además de las recopilaciones, podemos encotrar gran
cantidad de álbumes ilustrados con estos cuentos. Como
ejemplo, entre las muchas "Blancanieves" publicadas, una de
las más recientes es la de la editorial Edelvives, bellamente
 ilustrado por Benjamín Lacombe que nos permite disfrutar de
un hermoso texto y unas hermosas ilustraciones.
 "Caperucita Roja" es el cuento más veces editado (y
posiblemente contado y leído) y podemos encontrarlo en
multitud de editoriales, en distintos formatos, con
ilustraciones de estilos muy diferentes, fiel al cuento que
recopiló Perrault o al que recopilaron los Hermanos Grimm, o a
ninguno de los dos (en una versión edulcorada, o políticamente
correcta, o alterada...). En definitiva, podríamos afirmar que es
uno de los cuentos más conocido y popular del mundo.
 Una edición muy especial de este título es la que realizó Kveta
Pacovská en la editorial Kókinos, siguiendo la versión de los
Hermanos Grimm. Esta ilustradora es muy especial y particular
con sus dibujos (ya hemos hablado de ella en otra entrada del
blog, puedes acceder pinchando aquí). Es un libro para
ojear/hojear tranquilamente intentando captar todos los
detalles que se esconden en sus páginas.

 EN EL CINE
 En el cine podemos encontrar la primera pélícula de
"Blancanieves" en ¡1916!, nada más y nada menos, cine en
blanco y negro y sin sonido, por supuesto. Esa película fue
dirigida por J. Searle Dawley y aunque no la hemos encontrado
por la red sí nos hemos topado con esta foto de la pelícual.
Aquí tenéis a la primera "Blancanieves" del cine:
 Sin embargo en el cine fue Walt Disney quien le dio
fama mundial a "Blancanieves", con su película de animación de
1937. Esta película fue el primer largo de animación en lengua
inglesa que, además, utilizaba la técnica del Tecnicolor. Se
tardó más de dos años en hacerla y todo el mundo conocía este
proyecto como "la locura de Disney" porque pensaban que
arruinaría a los recién creados estudios de Walt Disney. Sin
embargo, el éxito fue extraordinario y marcó el inicio de la
"Época Dorada" de Disney. Aquí os dejamos una escena.
Cuentos
           Por Rosa Olivares.
                       Revista Exit,
Nº 33. Febrero- Marzo- Abril 2009.
Nos hemos educado en un mundo lleno de ranas que
hablan, señoras bellísimas que vuelan y con un palito
consiguen transformar las calabazas en carrozas señoriales,
niños que no tienen miedo, brujas caníbales que viven en
casitas hechas de chocolate y mazapán, gigantes que devoran
a los niños curiosos, gatos con botas, manzanas
envenenadas, pelotas de oro y rosas mágicas. Historias que
en su gran mayoría provienen del origen de los pueblos y
que se repiten con pequeños cambios en todas las culturas, si
en unas es el sapo que se convierte en príncipe al ser besado
por la bellísima doncella, en otras es un cocodrilo que al ser
lamido por la bella de turno recobra su verdadera forma
humana y principesca. Los Hermanos Grimm, Perrault y
tantos otros recogieron las leyendas y los cuentos populares
transmitidos por generaciones, añadiendo, quitando,
puliendo, igual que otros muchos hicieron y hacen, hasta
llegar a Walt Disney, que los ha convertido todos en un
insípido merengue intragable, haciendo de la educación de
los niños no un reto para la imaginación simbólica sino un
simple entretenimiento rodeado de merchandising.
   Los cuentos de hadas y brujas no son sólo un prodigio
de imaginación sino nuestro acercamiento a la literatura, a la
narración y a la magia. Nos dotan de nuestras primeras
memorias y nos acompañan en un crecimiento hacia la
madurez lleno de soluciones para cada momento,
simbologías e incluso procesos de maduración que hoy en
día, en las llamadas sociedades desarrolladas, son cada vez
mas rápidamente eliminados en el cajón de los trastos viejos.
Con estos cuentos aparentemente simples pero llenos de
dobles lecturas, con interpretaciones múltiples, perdemos
parte del poder de la magia. Si a esto unimos el olvido
absoluto de las historias de las religiones, la ignorancia de lo
que significan los personajes y los momentos destacados de
esas religiones, perdemos prácticamente todo lo simbólico de
nuestra cultura. Si el valor, la inteligencia, la inocencia tienen
hoy su reencarnación en personajes del cine o del deporte,
tenemos una sociedad enferma y nuestra cultura empieza
claramente a desaparecer.
   Porque todos estos cuentos infantiles no son solo para
niños, son para la imaginación de quienes todavía releemos
Alicia en el País de las Maravillas o El Principito, e incluso
disfrutamos con las películas de Tim Burton. No es sólo
literatura, cultura, sino una parte latente de nuestra memoria
individual y colectiva. Puntos en común, referencias de
conducta, la puesta en claro de la mayoría de los traumas que
el psicoanálisis estudia. Son cualquier cosa menos cuentos
para dormir a los niños.
   En todos estos cuentos, historias mágicas, hay un proceso
de transformación del niño en adulto, los problemas se
solucionan en función de las cualidades y perseverancia de
los personajes: el valor, la fidelidad, la bondad, el amor, la
responsabilidad, son los puntos de apoyo para deambular por
unos parajes en continua transformación y absolutamente
peligrosos para los que caminan por ellos: huérfanos, niños
abandonados, niñas rebeldes y sobre todo, todos ellos,
curiosos, llamados a protagonizar terribles historias que
tienen casi siempre un final feliz aunque no demasiado
tranquilizador. El mal contra la inocencia, las brujas y
ogros contra los niños, la sabiduría malévola contra la
ignorancia y la bondad. Son mundos en los que nada de lo
que pueda suceder nos parece extraño, ni que una bella se
enamore de una bestia, ni que un gato hable ni que un niño
pueda dormir en una caja de cerillas y bañarse en un dedal.
Pero detrás de ese paisaje mágico las situaciones son las
mismas que vivimos siempre, el miedo, el deseo de cambio,
la injusticia, el amor, y la necesidad de superar las
adversidades para ser mejor. Evidentemente hablan de
nosotros y de nuestros problemas. Son siempre actuales y
es por eso que la fotografía siempre se ha sentido atraída por
ellos, por sus ambientes y por sus personajes, muy atractivos
para servir de excusa e introducirnos en lugares mágicos,
paisajes extraños y situaciones imposibles. Aquí la fotografía
tiene que descifrar las similitudes y diferencias entre lo real y
lo imaginario y construir con imágenes reales un mundo
simbólico que no se nos aparezca tan horrible como el real.
   Porque, digámoslo ya, en el trasfondo de estos cuentos
llamados de hadas, el lector de hoy en día lo que ve es
pederastia, canibalismo, miedo irracional, una presencia
latente y permanente del sexo, pero de un sexo que nos
presenta a las niñas devoradas por los lobos. Y también el
absurdo permanente de un mundo que no alcanzamos a
comprender. La fotografía pone formas reales, llena de
imágenes la memoria, para que el inconsciente del espectador
complete el significado de la imagen.
   Los artistas no ilustran simplemente los cuentos de hadas
con sus imágenes, no los reinventan y los vuelven a contar
con sus imágenes, sino que los adaptan a un público no
infantil y bastante más acostumbrado a las imágenes
simbólicas para replantear la situación. Es un juego y un
homenaje, pero no es solamente un juego y un homenaje.
   Cada uno de ellos recupera una historia, sin duda
especialmente importante para él, y elige fragmentos
concretos, imágenes esenciales que vuelve a construir,
haciendo de todo el cuento una, dos, tres imágenes básicas.
   Otros recuperan personajes aislados, y otros mezclan
lugares, historias, escenas y personajes convirtiendo en un
solo cuento todo lo recordado. Pero igual que el placer que
experimentamos cuando leemos un cuento de hadas no viene
dado por su significación psicológica ni por su valor al
ayudar al niño/lector a implicarse en el proceso de
maduración, sino por el valor literario de la obra, en igual
medida el valor de todas estas imágenes no reside en su
capacidad de recuperar con más o menos precisión la historia
original, ni en la exactitud o verosimilitud al narrar
icónicamente una historia, sino en su valor como obras de
arte, en su fuerza visual. Son obras a partir de los cuentos, no
son una versión más del cuento al que se refieren. Cada uno
de estos artistas cuenta otras historias, ligadas o no al cuento
original, para ellos la utilización de las historias y de sus
personajes son una clave visual y simbólica para adentrarnos
en otras historias que tienen, evidentemente, algunos de los
elementos que podemos encontrar en los cuentos de hadas
pero tienen también otra perspectiva más actual. Desde la
excusa de “reinterpretar” el cuento con las actrices y
personajes de la cultura de hoy (como hace Annie Leibovitz)
hasta la comparación en paralelo de los miedos de ayer con
los miedos de hoy, tal vez los miedos de siempre, cambiando
las brujas y los ogros por los violadores, por la amenaza
permanente contra la inocencia, sea ésta física o mental, que
esbozan tantos, entre ellos Joshua Hoffine. Y también, por
que no, el homenaje a otro tiempo, a otras formas estéticas,
al propio libro que hace Abelardo Morell. Y, en el extremo
opuesto, esa idea de que hoy el País de las Maravillas estaría
en otra galaxia no ya en la de Gutemberg. Muchos de estos
artistas que juegan con las historias infantiles las prolongan
hacia otros paisajes y llegan a crear un mundo propio, un
lugar en el que no sólo viven Alicia y el Sombrero Loco, ni
Jack y su habichuela mágica, ni las princesas, madrastras,
príncipes, magos, dragones, sapos y encantamientos, sino
otros personajes anónimos que tal vez sean los amigos de
Jack o el anónimo marques de Carabás, o uno de los niños
que siguieron embelesados la música del flautista de
Hammelin, personajes que parecen salidos de algún cuento
pero no sabemos de cuál ni sabemos quiénes son, y que al
verlos nos vuelven a la retina esos lugares mágicos que
hemos soñado e imaginado tantas veces. Sólo sabemos que
proceden de un mundo mágico y tenebroso a la vez, donde la
infancia parece eterna y los peligros infinitos, y las soluciones
inestables. Donde la felicidad también es eterna, tanto que
parece una amenaza, porque “fueron felices y comieron
perdices”, o mi preferido, “fueron felices para siempre jamás”.
Una contradicción en si misma.
Caperucita Roja según los
       Hermanos Grimm.
Algún día en alguna parte, febrero 2008
Continuamos con el viaje de Caperucita. Después de casi un
siglo de éxito incontestable (e inesperado) en Francia de la
primera versión publicada por Charles Perrault, Caperucita
Roja emprendió un curioso viaje a finales del siglo XVII de la
mano de los hugonotes exiliados, que llevaban consigo el
repertorio de cuentos galos. Estos protestantes franceses
tuvieron que huir a causa de las Guerras de Religión,
recalando en países no católicos como Inglaterra, Suiza,
Países Bajos, Norteamérica y Alemania.
 En 1729 Robert Samber traduce de manera bastante fiel el
cuento de Caperucita Roja de Perrault al inglés (Little Red
Riding-Hood), aunque introduce alguna pequeña variación
como darle a nuestra Caperucita nombre de bautizo (Biddy)
o vestir con un camisón al lobo en el momento de compartir
lecho con la protagonista. Samber suprime la moraleja final,
como harán más tarde los Grimm. Algunos años después el
cuento arriba a América (1796) sin grandes variaciones con
respecto a la edición inglesa, salvo que el relato ya es
dirigido de forma prioritaria a los niños a través de los
chapbooks de las colecciones infantiles. En Alemania se
traduce el cuento por primera vez en 1790, directamente
de la versión de Perrault
 Particularmente en este último país, los cuentos de Perrault
se fundieron con el sustrato local popular, lo que propició
que, a principios del siglo XIX los hermanos Jaco Grimm y
Wilhelm Grimm recogieran, junto a otros cuentos, la versión
popular alemana de “Caperucita Roja”, (Rotkäppchen) que
hasta la actualidad es la más conocida y leída
universalmente. Lo hicieron en su mítico primer volumen de
los Kinder-und Hausmärchen o Cuentos de niños y del
hogar, publicado en 1812. Jacobo Grimm era filólogo y
folclorista, su hermano Guillermo era poeta. Como trabajaron
en el período romántico y el Romanticismo adhería a lo
popular y a lo mágico, sus versiones de los cuentos tienen un
aire folclórico a la vez que una atmósfera poética.
 En contra de lo que se pueda pensar, los Hermanos Grimm
no se limitaron a transcribir palabra por palabra la
tradición oral. Solía creerse que los Grimm habían realizado
viajes por el campo en profundidad con el fin de capturar la
tradición popular viva. Pese a su reputación como padres del
folclore, investigadores del siglo XX demostraron que los
hermanos Grimm habían realizado gran parte de su
recopilación de cuentos en su propia casa. En primer lugar
sus fuentes no fueron campesinas alemanas arrugadas y
marchitas, sino que con frecuencia recurrieron a sus amigos y
familiares, personas de clase media familiarizadas con un
amplio abanico de tradiciones narrativas, incluido el cuento
de hada francés.
 En un principio los cuentos de los Grimm no estaban
destinados a los niños, ya que la literatura infantil y el
concepto de niñez tal y como lo entendemos en la actualidad
no existía. La primera edición de Cuentos de niños y del
hogar, publicada en dos volúmenes entre 1812 y 1815,
profusamente anotada y sin ilustraciones de ningún tipo,
distaba mucho de ser una lectura ligera. La intención de
los hermanos Grimm no era divertir sino ofrecer una fuente
académica a todos aquellos interesados en las tradiciones
alemanas y proporcionar un punto de partida para las
comparaciones con cuentos extranjeros, procurando ofrecer
una documentación fiel a sus fuentes. Su interés principal
era una investigación filológica, motivada por una
ideología de un retorno nacional a las «raíces».
 Sin embargo, los Grimm no pertenecían a una familia
adinerada. Sus ambiciones intelectuales habían tomado forma
en medio de las dificultades, y no transcurrió mucho tiempo
antes de que cambiaran el énfasis de su trabajo y pasaran
del público académico al mercado infantil potencialmente
más lucrativo. Así, mientras en el prefacio de la primera
edición de 1812, escrita por Guillermo Grimm aseguraban
que:«Hemos tratado de presentar estos cuentos de hadas de
la manera más pura posible (…) no se ha agregado,
embellecido o cambiado ningún
 detalle» «El libro no está escrito para niños, aunque si les
gusta, tanto mejor; no hubiera puesto tanto ánimo en
componerlo de no haber creído que las personas más graves
y cargadas de años podían considerarlo importante…», en su
segunda edición, publicada en 1819, se enorgullecen
igualmente de estarla mejorando.
 Completaron cuentos fragmentarios, se permitieron elaborar
ciertas historias de forma más simple y elocuente y, por
encima de todo se esmeraron por tener en cuenta a los
lectores más jóvenes: «Sin embargo, en esta nueva edición
hemos borrado cuidadosamente todas las expresiones
inadecuadas para la niñez. Si, no obstante, se hubiera de
objetar que a los padres este u otro detalle les resulta
embarazoso o chocante, de modo que serían renuentes a
poner el libro en las manos de los niños, podría haber casos
en que su preocupación estuviera justificada y entonces ellos
pueden escoger fácilmente: en general, es decir, en
condiciones sanas, eso es ciertamente innecesario.»
 También es interesante señalar que el gran éxito de la
primera edición inglesa de los Grimm, publicada en 1823 y
adaptada para los niños por Edgar Taylor, animó a los
Hermanos Grimm a publicar en 1825 una colección de
alrededor de 50 cuentos populares, modificados para los
niños de la misma manera que en la edición inglesa.
 Esta edición condensada e ilustrada magníficamente por
Jacob Grimm, más tarde llegó a ser conocida como la “Kleine
Ausgabe” (Pequeña Edición) y, lanzada durante la temporada
navideña, obtuvo un éxito comercial mucho mayor que
cualquiera de sus predecesoras. Entre 1825 y 1858 se
publicarían diez ediciones de esta “Pequeña Edición”.
Durante el transcurso de sus vida, los hermanos (Wilhelm en
mayor medida) continuaron editando la
 colección para oídos “infantiles” y también “paternos”. El
propósito era “que su poesía viva sea efectiva y produzca
placer dondequiera que pueda, y también que el libro sirva de
manual de buenas costumbres”
 Una comparación de los primeros manuscritos con las
posteriores ediciones de los cuentos revela que, a lo largo de
las siete ediciones que publicaron durante su vida, los
hermanos adornaron, redactaron, combinaron los mejores
elementos de cuentos con versiones paralelas y
eliminaron algunas historias por completo. Entre los
principales cambios introducidos por los Grimm, se pueden
señalar: la inclusión de nexos lógicos más fuertes
 –en línea con la mentalidad burguesa corriente y su moral–,
cortes de episodios truculentos, censuras y una acentuada
transmisión de virtudes tales como la sencillez, la modestia, y
la caridad; también la inteligencia que vence a la fuerza bruta.
Los finales son siempre felices y sus cuentos incluyen algunos
elementos descriptivos más propios de la escritura literaria
que de las versiones orales que les dieron origen. La
recopilación final, de 210 cuentos, publicada en 1857,
conocida con el nombre de “Cuentos de Hadas de los
Hermanos Grimm”, y revisada de acuerdo con las
expectativas de críticos y lectores padres en especial, no
presentan el folclore del pasado, sino todo lo contrario: los
relatos para una nueva época y vino a personificar los
primeros cuentos de hadas dirigidos, por vez primera, a
los niños.
 >Pero retomando la versión de caperucita roja diremos que
para la elaboración del cuento los hermanos Grimm
partieron de tres fuentes: la primera, el cuento de Perrault
de 1697 que conocían sobradamente como ávidos lectores
que eran y conocedores de más de quince idiomas y
dialectos; la segunda, una versión oral procedente de los
hugotones de una amiga y vecina, Marie Hassenpflug, que
había tenido acceso a una buena educación, y que, por tanto,
es probable que conociera el escrito de Perrault; y la tercera,
una adaptación teatral llevada a cabo en 1800 por el autor
romántico alemán Ludwig Tieck, titulada Leben und Tod des
kleinen Rotkäppchens: eine Tragödie (Vida y muerte de la
joven Caperucia Roja: Una Tragedia)[ver enlaces externos], a
quien los Hermanos Grimm se refirieron en sus notas sobre
«Rotkäppchen»: «Bei Perrault chaperon rouge, wonach Tieck’s
anmuthige Bearbeitung in den romantischen Dichtungen…»
«En ‘La Caperucita Roja’ de Perrault, de acuerdo con la
encantadora adaptación de Tieck a la manera romántica».
 En esta curiosa adaptación teatral de Tieck, Caperucita
representa a la juventud alemana, que primero se siente
atraída por los ideales de la Revolución Francesa de 1789 –el
Lobo -, pero luego se retrae horrorizada frente a la barbarie
de la revolución: la caperuza roja sería una clara referencia a
la moda alemana de ponerse el gorro frigio en homenaje a los
ideales de la revolución jacobina. Tieck modifica
sustancialmente       el   cuento    introduciendo     diálogo,
descripciones y caracterizaciones detalladas de los
personajes. El lobo es dotado de una compleja
caracterización psicológica e introduce el personaje del perro
como su confidente, al cual cuenta su trágica historia (se
vuelve contra el hombre cuando éste acaba con su
compañera, una bella loba). La figura del cazador es
introducida por vez primera por Tieck y, aunque no logra
salvar a Caperucita y a la abuela, sí mata al lobo.
 Caperucita Roja de los Hermanos Grimm debió
componerse entre 1806 y 1811 e introduce ya grandes
modificaciones con respecto a la versión de Perrault de 1697:
 • La mantequilla de la cesta es cambiada por una botella de
vino.
 • La madre introduce una recomendación a Caperucita
antes de partir, promoviendo valores de enseñanza y
disciplina, con una figura maternal más destacada.
 • El lobo se pone las ropas de la abuela después de devorarla
(la desnudez desaparece) y se mete en la cama de ésta.
Además Caperucita no se acuesta en la cama con el lobo. La
historia deja de ser parábola sexual para transformarse en
fábula familiar.
 • Se introduce la figura del cazador. En algunas variaciones
victorianas de esta versión, como la publicada en la “Father
Tuck`s Little Folk Series”, el cazador-leñador es en realidad el
padre de Caperucita que al final del cuento, reducida al
tamaño de una muñeca, se sienta sobre los hombros de su
padre poco después de que la hubiera rescatado en compañía
de su perro, el bueno y viejo Trusky (trad.fiel) La caza era
frecuente en Alemania entre la clase popular, a diferencia de
Francia, donde estaba reservada a las clases altas. El cazador
libera a Caperucita y a la abuela, dotando así al cuento de
un final feliz. Es muy posible que la fuente del final feliz
fuera tomada por contaminación de otro cuento alemán de
origen francés “El lobo y los siete cabritos”-«Der Wolf und
die sieben jungen Geisslein”. El elemento del «lobo» ya era
parte del inventario de los cuentos de hadas y, por ende, una
solución casi ya hecha.
 • Se añade otro final más al cuento (en las ediciones
posteriores a la primera) donde un segundo lobo es
escarmentado por Caperucita y su abuela y acaba ahogado en
una tina llena de agua. Este segundo final nos proporciona
una imagen de la mujer que contrasta radicalmente con las
ideas de feminidad dominantes en la época:
 Caperucita y su abuela son aquí mujeres hábiles, no un
par de niñas indefensas que necesitan ser rescatadas. Sin
embargo, lo más notable de este epílogo no es la lección en sí
misma, sino el hecho de que se omita en las traducciones
populares del cuento y que incluso hoy sea prácticamente
desconocido.
 De los Grimm en adelante, el viaje narrativo de la, a veces,
mal avenida pareja niña-lobo, adquirió connotaciones
bastante variopintas según la época en la que fue difundido.
La versión del cuento cambiaría de un modo u otro en función
de la utilización interesada que se le quería dar.
Los Hermanos Grimm
                       Por Thomas O'Neill
Artículo publicado en la revista National Geographic
             edición en español. Diciembre de 1999
Érase una vez dos hermanos que vivían en Alemania y
amaban los buenos cuentos; los cuentos llenos de magia y
depeligros, de lealtad y de bribones.
 De niños jugaban y estudiaban juntos, como uña y carne,
saboreando su infancia en un pequeño pueblo. Pero su padre
murió inesperadamente, y la familia se volvió pobre. Uno de
los hermanos se hizo enfermizo; el otro, demasiado serio
para su edad. En la escuela conocieron a un sabio que los
guió a un tesoro: una biblioteca de libros viejos con los
cuentos más seductores que jamás habían escuchado.
Inspirados, los hermanos comenzaron a coleccionar sus
propios relatos, cuentos populares que les contaban sobre
todo las mujeres, jóvenes y viejas. Pronto, los hermanos
produjeron su propio tesoro: un libro de cuentos de hadas
que encantaría a millones en lugares remotos durante
generaciones.
 Los hermanos Grimm, Jacobo y Guillermo, titularon a su libro
Los cuentos infantiles del hogar, y publicaron la primera de
sus siete ediciones en Alemania en 1812. El índice es una lista
de los personajes más célebres de los cuentos de hadas: la
Cenicienta, la Bella Durmiente del bosque, Blancanieves,
Caperucita Roja, Rapunzel, Rumpelstiskin, Hansel y Gretel, el
rey rana. Docenas de personajes -un carrusel de brujas,
sirvientas, soldados, madrastras, enanos, gigantes, lobos,
demonios- giran por las páginas del libro. Tomados sobre
todo de narraciones orales, los 210 cuentos de la colección
de los Grimm forman una antología de cuentos de hadas,
fábulas, farsas rústicas y alegorías religiosas sin igual hasta
hoy.
 Los cuentos de los hermanos Grimm, como se les conoce por
lo general en el mundo de habla hispana, permean la cultura
mundial. Hasta ahora la colección ha sido traducida a más de
160 idiomas, desde el inupiat del Ártico hasta el suajili de
África. En Estados Unidos, los lectores pueden elegir de entre
120 ediciones. En cuanto fenómeno editorial, la obra de los
hermanos Grimm compite con la Biblia. Los cuentos y los
personajes estelares saltan de las páginas al teatro, la ópera,
las historietas, el cine, la pintura, el rock, la publicidad, la
moda. Los japoneses, quizá los más entusiastas seguidores
de los hermanos Grimm, han construido dos parques
dedicados a los cuentos. En Estados Unidos, la colección de
los hermanos Grimm proveyó buena
 parte de la materia prima que ayudó a Disney a convertirse
en un gigante de los medios de comunicación.
 "LA EDAD PARA ESCUCHAR estos cuentos va de los tres años
a la muerte", dice la narradora de cuentos alemana Elfriede
Kleinhans. "Nuestro mundo puede parecer demasiado
tecnificado y frío. Todos necesitamos estos cuentos para
calentar nuestras almas."
 Tanta fama habría asombrado a los humildes Grimm.
Mientras vivían, la colección se vendió modestamente en
Alemania, al principio apenas unos cientos de ejemplares al
año. Las primeras ediciones ni siquiera se dirigían a los niños.
En un principio, los hermanos rehusaron utilizar ilustraciones,
y las notas eruditas a pie de página ocupaban casi tanto
espacio como los cuentos mismos.
 Jacobo y Guillermo se consideraban a sí mismos folcloristas
patriotas, no escritores para niños. Su trabajo comenzó en la
época en que Alemania, confuso mosaico de feudos y
principados, había sido invadida por la Francia napoleónica, y
los nuevos gobernantes pretendían suprimir la cultura local.
 Jóvenes estudiosos, absortos en su trabajo y solteros que
compartían un atiborrado departamento, los hermanos
Grimm se encargaron de la colección de los cuentos con el
propósito de salvar la amenazada tradición oral alemana.
 A lo largo de casi todo el siglo XIX, maestros, padres de
familia y figuras religiosas, particularmente en Estados
Unidos, condenaban la colección de cuentos de los Grimm
debido a su crudo e incivilizado contenido. En 1885 un
educador norteamericano acusaba: "Los cuentos populares
reflejan con demasiada fidelidad la visión del mundo y la
cultura medievales, con todos sus rígidos prejuicios, su
crudeza y atrocidades". Los adultos ofendidos se oponían a
los penosos castigos impuestos a los villanos. En la versión
original de "Blancanieves", a la malvada madrastra se le obliga
a bailar con unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo
hasta caer muerta. En "La pastora de ocas", una sirvienta
traidora es desnudada, metida en un barril lleno de clavos y
arrastrada por las calles. Aún hoy, algunos padres protectores
se mantienen a distancia debido a la violenta reputación de
las historias de los Grimm.
 A pesar de la a menudo dura recepción que tuvieron, los
Cuentos infantiles del hogar fueron echando raíces entre el
público. Los hermanos no habían previsto que la aparición de
su trabajo coincidiría con el florecimiento de la literatura
infantil en Europa. Los editores ingleses tomaron la batuta al
publicar libros ilustrados de alta calidad, como Juanito y los
frijoles mágicos, y abundantes colecciones de cuentos
populares, todo para satisfacer a un nuevo público letrado en
busca de material virtuoso para los pequeños. Una vez que
los Grimm descubrieron este nuevo público, se dedicaron a
refinar y suavizar sus cuentos, que habían surgido siglos
antes como un burdo entretenimiento de campesinos. En las
manos de los Grimm, las crueles madres se convirtieron en
antipáticas madrastras, los amantes solteros se volvieron
castos y al padre incestuoso ahora se le asignó el papel de
demonio.
 En el siglo xx, los cuentos de los hermanos Grimm reinan en
los libreros de las recámaras infantiles. ¿Y por qué no? Las
historias se leen como sueños hechos realidad: apuestos
mozos y hermosas damiselas armados de magia vencen
gigantes y brujas y bestias salvajes. Escapan de adultos
malvados y egoístas. Inevitablemente, la chica y el chico se
enamoran y viven felices para siempre. Léeme otro, por favor.
 Y los padres siguen leyendo, pues aprueban las lecciones
que contienen las historias: cumple tus promesas, no hables
con desconocidos, trabaja duro, obedece a tus padres. Según
los mismos Grimm, los cuentos servían como un "manual de
buenos modales".
 Los estadounidenses quedaron prendadas de los cuentos de
los Grimm cuando, en 1937, Walt Disney presentó su película
de dibujos animados Blancanieves y los siete enanos, primera
de tres increíblemente populares adaptaciones. Para convertir
una historia corta en un musical de 80 minutos, los estudios
Disney endulzaron el material original dando a los enanos
nombres como Estornudo y Feliz. En Cenicienta (1950),
Disney matizó la trama agregando una carroza que se
convertía en calabaza al llegar la medianoche.
 LOS TEXTOS DE LOS HERMANOS Grimm han sufrido tantas
adaptaciones y traducciones, muchas veces con la intención
de suprimir el material censurable, como la violencia con la
que son tratados los villanos o para adecuar los temas a los
gustos contemporáneos, que la mayoría de nosotros
conocemos sólo sus versiones ya modificadas.
 En un salón de clases de cuarto grado en Steinau, Alemania,
el pueblo donde los Grimm pasaron parte de su infancia,
escuché a la narradora de cuentos Elfriede Kleinhans
preguntar a los niños y niñas cómo hizo la princesa para
convertir una rana en príncipe en el clímax de "El rey rana", el
cuento que abre la colección de los Grimm. "La besó",
contestan al unísono. "No", responde Kleinhans. "Lanzó a la
horrible rana contra la pared con toda su fuerza, y ésta
despertó como un príncipe. Eso dice la verdadera historia."
Los niños se muestran incrédulos.
 Estudiosos y psiquiatras han opacado la belleza de los
cuentos con una incesante pregunta: "¿Qué significa?" ¿Arrojar
la rana simboliza el despertar sexual de la princesa, como
sugirió el psicólogo freudiano Bruno Bettelheim, o acaso la
princesa representa un modelo de un rol feminista al desafiar
la autoridad patriarcal de su padre, el rey, como se pregunta
el folclorista alemán Rörich? O quizás, una rana no es más
que una rana.
 Los cuentos también han caído en manos de ideólogos y
propagandistas. Los teóricos del Tercer Reich, en Alemania,
hicieron de Caperucita Roja un símbolo del pueblo alemán,
que se salva del feroz lobo judío. Al final de la Segunda
Guerra Mundial, los aliados prohibieron la publicación de los
cuentos de los hermanos Grimm en Alemania, por creer que
éstos habían contribuido a la barbarie nazi.
 Durante la década de los setenta, en campus universitarios
de Europa y Estados Unidos se condenó a los cuentos de los
hermanos Grimm por promover una visión del mundo sexista
y dominada por la autoridad. "La locura viene de los cuentos
de hadas", se escribió en las paredes de Alemania. Algunas de
las historias se reescribieron para adaptarlas a ciertas
preferencias políticas. En una revisión de "Cenicienta", la
heroína organiza un sindicato de sirvientas, provocando que
el rey la arreste; luego emigra a Estados Unidos para huir de
la tiranía de reyes y reinas.
 Al preguntarle acerca de esta avalancha de comentarios de
psicoanalistas, estudiosos e ideólogos, Bernhard Lauer,
director y curador del Museo de los Hermanos Grimm en
Kassel, Alemania, me miró con tristeza y se quejó: "¡Los
cuentos son obras maestras de la literatura! No son recetas
para la vida diaria".
 EMBELESADO DESDE LA INFANCIA por la geografía que trazan
los cuentos de los hermanos Grimm - los siniestros bosques,
los imponentes castillos, las cabañas alumbradas por el fuego
y las ruidosas calles de las aldeas- viajé a Alemania para ver si
podía trazar los contornos de mi mapa imaginario y quizás
descubrir quiénes fueron en realidad los hermanos Grimm y
cómo llegaron a ser sobresalientes cartógrafos de la ilusión.
Mi plan consistía en visitar los pueblos de Hesse donde los
hermanos Grimm vivieron, e investigar quiénes les contaron
los cuentos y qué tanto los alteraron.
 Vagaría por los caminos remotos, para ver si los paisajes que
evocan los cuentos aún perduraban en la campiña de Hesse.
 Cuando dejaba Francfort y sus rascacielos de vidrio, la nieve
parecía pintar el suelo hacia el este, en la tierra de los Grimm.
Las aldeas de techos rojos anidan en los pliegues de las
colinas y a lo largo de los valles de los ríos. Los castillos de
piedra asoman de las cimas cercanas, mostrando torres y
almenas. Los campos en los que luego madurarán el maíz y la
remolacha se extienden hasta los espesos bosques que
enmarcan el horizonte como los bordes de un grabado.
 Los mayores de seis hermanos, Jacobo y Guillermo, nacieron
con un año de diferencia a mediados de la década de 1780 en
Hanau, un pueblo de comerciantes a menos de un día de
distancia en carruaje de Francfort. Su padre, Felipe, hijo de un
clérigo, estudió leyes y fue secretario del ayuntamiento de
Hanau, una ocupación sólida propia de la clase media. El
señor Grimm predicaba una vida de fe, trabajo fervoroso y
lealtad a la familia. La madre, Dorotea, dejaba a los niños
vagar libremente por la campiña donde, como un día llegaría
a reconocer Guillermo, nació su "espíritu de coleccionista"
mientras cazaban mariposas e insectos.
 Nada queda ya del lugar donde nacieron los Grimm en
Hanau. Al igual que la mayoría de las casas que alguna vez
habitaron, la de Hanau fue destruida por los bombardeos
durante la Segunda Guerra Mundial. Una estatua de bronce de
los hermanos se levanta frente al Rathaus, o palacio de
gobierno, mostrando a dos hombres de cabello largo y levita,
absortos en la lectura, su gran placer. Al pie de la estatua
pueden verse turistas también leyendo, casi siempre guías de
viaje. La estatua marca el inicio del Deutsche Märchenstrasse,
o Camino Alemán de los Cuentos de Hadas, una sinuosa ruta
de más de 600 kilómetros que serpentea por el centro de
Alemania hacia lugares que tienen que ver con los Grimm o
sitios pintorescos que simplemente ponen al
 viajero en un estado de ánimo de cuento de hadas.
 Hacia 1791 la familia se había trasladado al noreste, a
Steinau, otro pequeño centro de comercio donde el padre
fungió como magistrado de distrito. La familia Grimm vivía
bien en una gran casa de piedra con torreones, que
funcionaba también como corte local. Sobrevive como museo
de manuscritos y memorabilia de los Grimm, junto con
exposiciones permanentes de ilustradores contemporáneos.
 Los años en Steinau marcaron el fin de la tranquilidad y la
inocencia de Jacobo y Guillermo. En 1796 su padre murió, a
los 44 años de edad. Dorotea y su familia de seis hijos fueron
obligados a desocupar la residencia gubernamental.
 Gracias a la ayuda económica de una hermana de Dorotea,
dama de compañía de una princesa de Hesse, Jacobo y
Guillermo, a sus 13 y 12 años, fueron enviados al norte, a
Kassel, para estudiar en el Lyzeum, una escuela para la clase
alta. Los muchachos, que compartían el mismo cuarto y la
misma cama, afrontaron la soledad y los desdenes sociales
estudiando 10 horas diarias; fueron alumnos brillantes. Sin
embargo, el esfuerzo físico repercutió en Guillermo quien, de
por si delicado de salud, sufrió un severo ataque de asma en
la escuela. Sus débiles pulmones y las enfermedades
recurrentes lo perseguirían el resto de sus días.
 Tal como los héroes de los cuentos, los hermanos Grimm
fueron puestos a prueba con mala fortuna y terribles
obstáculos antes de conocer al sabio que los sacaría de las
tinieblas. El encuentro sucedió en la ciudad universitaria de
Marburgo, donde Jacobo, en 1802, y Guillermo, un año
después, se graduaron en leyes. Rotraut Fischer, estudiosa
del movimiento romántico alemán, me guió entre callejuelas
repletas de estudiantes. Dimos vuelta en la calle Barfüsser,
pasamos frente al edificio, construido en parte con madera,
en el que los Grimm vivieron cuando eran estudiantes de
leyes, y comenzamos a subir a las alturas de Marburgo.
 "Sabemos por sus cartas que Jacobo recorrió esta ruta
muchas veces -comenta Fischer-. En una de ellas se quejaba
de que había más escaleras en las calles que en las casas."
Luego pasamos frente a una espigada iglesia gótica, en cuyo
interior resonaba un órgano, y llegamos a una casa de piedra
de tres pisos, justo debajo del castillo del pueblo. Aquí fue
donde un joven profesor de leyes aristócrata, Friedrich Carl
von Savigny, impresionado por la avidez de conocimientos de
Jacobo, abrió las puertas de su biblioteca al mayor de los
Grimm, quien pasaba horas enteras leyendo los raros
manuscritos de épicas medievales y sagas heroicas de la
colección de Savigny. Esta experiencia despertó en Jacobo la
pasión por descifrar y rescatar la literatura y los antiguos
cuentos populares alemanes, causa que también abrazaría su
hermano menor.
 Jacobo, de temperamento introvertido, dedicó su existencia a
la investigación bibliográfica. En Marburgo rechazaba las
invitaciones para pasear por la campiña, diciendo que prefería
"un paseo por la literatura" Sus compañeros lo llamaban "el
viejo". Guillermo, un decidido estudioso como su hermano,
era más sociable. "A Guillermo le gustaban las mujeres y
Guillermo les gustaba a ellas", me comentó Heinz Rölleke, un
estudioso de los Grimm en la Universidad de Wuppertal.
Guillermo y Jenny von Droste-Hülshoff, una rica joven a la que
conoció en un círculo de narradores de cuentos,
intercambiaban apasionadas cartas.
 Las diferencias de clase frustraron un posible matrimonio. A
los 39 años, Guillermo se casaría con Dortchen Wild, hija de
un boticario y una de las fuentes más importantes de cuentos
de la colección. Jacobo, que permanecería soltero toda su
vida, fue con mucho la parte intelectual y quien iniciaba casi
todos lo proyectos. Pero los hermanos trabajaban muy de
cerca y firmaban sus escritos simplemente como "los
hermanos Grimm".
 Los cuentos infantiles del hogar, su trabajo conjunto más
notable, comenzó casi de improviso. Absortos en la edición y
traducción     de  manuscritos      medievales,   los   Grimm
comenzaron a reunir cuentos de hadas por encargo de un
amigo que planeaba una colección de literatura popular
alemana.
 Transcurridos varios años, los Grimm habían recopilado 49
cuentos, algunos tomados de libros antiguos y el resto de
conocidos en Kassel. Pero el amigo no elaboró su colección y
los hermanos decidieron publicar su propio volumen.
Reunir los cuentos debe haber distraído a Jacobo y Guillermo
de lo que ocurría en sus vidas. Su madre había muerto en
1808 y el dinero escaseaba.
 Empleado como bibliotecario del detestado invasor francés,
Jacobo apenas podía sostener a sus cinco hermanos.
Guillermo padecía de asma y tenía un corazón débil, por lo
que no podía trabajar. En 1812, el año en que se publicaron
los cuentos por primera vez, los hermanos sobrevivían con
una comida al día; quizá esto explica por qué tantos
personajes de su libro pasaban hambre.
 Aunque siguieron apareciendo nuevas ediciones de los
cuentos hasta 1857, dos años antes de que Guillermo
muriera, la recolección de casi todas las narraciones orales
ocurrió cuando los hermanos estaban en sus impresionables
veinte años.
 En total, 40 personas relataron historias a los hermanos
Grimm, y muchos iban a su casa en Kassel. Los hermanos
recibían con agrado especial las visitas de Dorotea Viehmann,
viuda que caminaba hasta el pueblo para vender lo que
sembraba en su hortaliza. Hija de la dueña de un mesón,
Viehmann había crecido escuchando los relatos de los
viajeros que iban camino a Francfort. Entre sus tesoros estaba
"Aschenputtel": Cenicienta.
 Excepto por la señora Viehmann, los hermanos casi nunca
identificaban a sus narradores. Los nombres de éstos y las
historias que se les acreditaban no pudieron conocerse por lo
general hasta después de estudiar con cuidado las notas que
aparecían al margen en las copias de los cuentos que
pertenecieron a los Grimm.
 Pero la verdadera identidad de uno de los informantes más
importantes: "Marie", no salió a la luz hasta mediados de la
década de 1970. En las notas se le atribuyen a Marie la
narración de muchos de los cuentos más famosos:
"Rotkäppchen"       (Caperucita     Roja),    "Schneewittchen"
(Blancanieves) y "Dornröschen" (la Bella Durmiente). Herman
Grimm, el hijo mayor de Guillermo y albacea del legado de los
hermanos tras su muerte, sostuvo por muchos años que la
Marie en cuestión había sido la vieja ama de llaves de los
suegros de Guillermo.
 Fue necesario que Heinz Rölleke, de la Universidad de
Wuppental, leyera con mayor detenimiento las anotaciones
para saber que la narradora conocida como Marie había sido
en realidad Marie Hassenpflug, una amiga veinteañera de
Charlotte, la hermana de los Grimm, quien pertenecía a una
educada familia de habla francesa.
 VI UN RETRATO DE MARIE en una pared de la casa de
Wolfgang Hassenpflug, en Rinteln. El señor Hassenpflug, un
ingeniero jubilado cuya despeinada cabellera blanca hace
pensar más bien en un poeta, es tataranieto de Charlotte
Grimm, a quien su familia y amigos llamaban Lotte. Según
 cuenta Wolfgang, en 1822 Charlotte dejó la casa de sus
hermanos para casarse con un antiguo amigo de la familia,
Ludwig Hassenpflug, hermano de Marie. Debido a que todo
parece indicar que la descendencia directa de Guillermo y
Jacobo se extinguió al morir la hija de Guillermo, en 1919,
Wolfgang Hassenpflug es el heredero de muchos de los
tesoros de la familia Grimm, así como de muchos recuerdos
de la estirpe Hassenpflug.
 De las paredes de la elegante casa de piedra de Hassenpflug
penden retratos originales de los hermanos Grimm y de su
hermana y la familia de ésta; todos grabados en cobre de otro
de los hermanos Grimm, Ludwig. Marie mira con grandes ojos
expresivos, y su rostro está enmarcado por rizos negros.
 Para mi visita, la esposa del señor Hassenpflug, Gerda,
adornó la mesa donde comeríamos con un mantel damasco
que perteneció a Charlotte, y que tiene bordadas en una
esquina las iniciales "LG". Wolfgang contó la historia del
"redescubrimiento" de Marie y explicó que la ascendencia
francohugonota de la familia había influido en sus habilidades
narrativas. "Como los hermanos Grimm, Marie creció en
Hanau, que en ese tiempo era un pueblo eminentemente
francés"; explica Hassenpflug. "Desde luego, sus ayas le
contaban cuentos franceses. Quizás en un principio los
Grimm pensaron que todos los relatos de Marie provenían de
Hesse, pero ahora sabemos que los más famosos venían de
Francia y de los libros de Charles Perrault".
 Las maravillosas historias de Marie mezclaban motivos de la
tradición oral y del libro de Perrault de 1697, Los cuentos de
mamá oca, que incluía elaboradas versiones de "Caperucita
Roja", "Blancanieves" y "La Bella. Durmiente", entre otras.
Muchas de éstas habían sido adaptadas de cuentos de hadas
italianos. En la segunda edición de sus propios cuentos, los
Grimm reconocieron las profundas raíces internacionales de
muchos de ellos. Entre sus notas se hace referencia a
variantes de muchas otras culturas, incluidas la rusa, la
finlandesa, la japonesa, la irlandesa y la eslava.
 Mucho antes de que los Grimm vivieran, la narración de
cuentos florecía en posadas, establos y, quizás con más
fuerza, en los spinnstuben o cuartos de hilado de las mujeres
campesinas. En las noches de invierno, las mujeres aligeraban
las largas horas que pasaban hilando lino contándose
historias aderezadas de aventura, romance y magia. Los
cuentos de los hermanos Grimm muestran muchas
hilanderas, como en "Rumpelstiskin", en el que la hija de un
molinero pobre a quien un rey ordena convertir la paja en oro
-el fracaso significaría la muerte, el éxito bodas reales-
consigue que la ayude un hombrecillo malicioso,
Rumpelstiskin.
 Dado que el origen de muchos de los cuentos de los Grimm
se remonta a toda Europa y el Medio Oriente, se impone la
pregunta: ¿qué tan alemanes son los cuentos de los Grimm?
"Mucho" contesta el investigador Heinz Rölleke. El amor a los
desposeídos, la sencillez rústica, el decoro sexual: todos son
rasgos teutones.
 La áspera textura de la vida alemana en el medioevo, época
en que muchos de los relatos se integraron a la tradición oral,
también colorea las narraciones. Por toda Europa los niños
eran a menudo descuidados y abandonados como Hansel y
Gretel. Las mujeres acusadas de brujería eran quemadas en la
pira, como la malvada suegra de "Los seis gansos". "La
crueldad de las historias no surgió de la fantasía de los
Grimm" -opina Rölleke-.
 Reflejaba la ley y el orden imperantes en los tiempos
antiguos."
 Posiblemente, el más alemán de los toques sea la
omnipresencia del bosque, donde los héroes confrontan a sus
enemigos y vencen el miedo y la injusticia. La sociedad rural
alemana tradicionalmente dependía del wald o bosque. Era
aquí donde los granjeros alimentaban a sus cerdos con
bellotas, los nobles cazaban venados y los leñadores escogían
los troncos de donde saldrían las macizas vigas que aún
pueden verse en los establos y casas de los pueblos de Hesse.
 Los narradores de cuentos sabían que al colocar a los
personajes en oscuros bosques sin caminos despertaban la
sensación de peligro y suspenso. "El bosque no era
considerado un lugar seguro. La gente de los pueblos lo
evitaba", me contó el guardabosques Hermann-Josef Rapp
mientras recorríamos en auto Reinhardswald, un enorme
bosque en las colinas del norte de Hesse. "Había prófugos de
la ley y cazadores ilegales. Y los alemanes siempre han
temido a los lobos."
 Actualmente, en Reinhardswald abundan las hayas y los
abetos, traídos de fuera, que se aprovechan en los
aserraderos del lugar. Pero para contemplar esos inmensos
robles, árboles favoritos de los cuentos de los Grimm, hay
que visitar un bosque protegido que está cerca del castillo de
Sababurg. Rapp me llevó a ese bosque un día que llovía a
cántaros. Aquí, enormes robles artríticos, algunos de más de
400 años de edad, surgían como ruinas góticas.
 Sentí aprensión al contemplar las gruesas y codiciosas
ramas, los salvajes musgos cual cabellos, los ojos nudosos,
los huecos que parecen bocas abiertas.
 ¿Cómo pudo la madre de Caperucita Roja permitir que una
niña tan dulce entrara a un bosque como este? A pesar del
fuerte matiz germánico de los cuentos, la primera edición
vendió muy poco. Para la segunda edición, en 1819,
Guillermo ya había asumido la responsabilidad de los cuentos
agilizando la trama para resaltar las acciones, insertar en la
narración viejos proverbios y poemas populares y recurrir al
lenguaje poético para describir los escenarios. De esta
manera, Guillermo creó un estilo que aún hoy sirve de modelo
para escribir cuentos de hadas.
 Guillermo siguió puliendo los cuentos hasta la edición final
de 1857. La comparación de las distintas ediciones revela que
en su tentativa por hacer las historias más adecuadas para los
niños y sus padres de las clase media, Guillermo suprimió
todo rastro de actividad sexual, como la unión premarital de
Rapunzel y el príncipe que escaló su torre. También agregó
motivos religiosos, acentuó las lecciones dirigidas a la
educación de los niños y enfatizó los roles de género. Aunque
los Grimm decían ser meros recopiladores de historias, sus
nuevas versiones de las narraciones orales, con su renovación
literaria y moral, fueron cruciales, según parece, para adaptar
los cuentos a los nuevos tiempos. "A pesar de cuanto añadió
Guillermo -como dice Rölleke- la esencia de los cuentos
permaneció intacta."
 Las huellas editoriales que dejaron los hermanos Grimm
traicionan los valores propios de la sociedad cristiana y
burguesa de la Alemania del siglo XIX.
 Pero eso no ha impedido que las historias sean adoptadas
por prácticamente todas las culturas y nacionalidades del
mundo. ¿Qué explica esta amplia y duradera popularidad?
Bernhard Lauer señala que es "el estilo universal" de la
escritura. "No hay descripciones concretas de la tierra, la
vestimenta, el bosque o los castillos. Esto hace que los
cuentos no tengan tiempo ni lugar."
 Los cuentos nos permiten expresar nuestros "anhelos
utópicos" opina Jack Zipes, de la Universidad de Minnesota,
cuya traducción de los cuentos completos, de 1987, captura
el vigor rústico de los textos originales. "Los cuentos
muestran la búsqueda de la felicidad que casi ninguno de
nosotros conoce pero que creemos posible. Podemos
identificamos con los héroes de las historias y convertirnos,
en nuestra imaginación, en los amos y amas de nuestros
destinos."
 Los psicoanalistas afirman que los cuentos de hadas son una
posibilidad de ejercitar el inconsciente. En Estados Unidos es
sabido que Bruno Bettelheim promovió el valor terapéutico de
los cuentos de los hermanos Grimm y los llamó "grandes
reconfortantes".     Al    confrontar    temores     y   fobias,
representados por brujas, madrastras despiadadas y lobos
hambrientos, los niños se percatan de que pueden controlar
sus ansiedades. La teoría de Bettelheim es aún objeto de un
acalorado debate. Pero a la mayoría de los lectores jóvenes no
les interesa ejercitar su inconsciente. A mi hija Lucy de 11
años le parece genial que las brujas lancen hechizos y que las
heroínas siempre conquisten a los hombres que pretenden.
Sé que los niños prefieren la capa que hace al héroe invisible
o el rifle que siempre da en el blanco.
 Los cuentos de los hermanos Grimm son placenteros en un
infinito número de maneras. Algo en ellos parece reflejar
cualquier estado de ánimo o interés que anteceda a nuestra
lectura. Esta flexibilidad de interpretación los ajusta a casi
cualquier época y cultura.
 Jacobo y Guillermo dejaron sus trabajos como bibliotecarios
en Kassel para dar cátedra en las universidades de Gotinga y
Berlin. En conjunto publicaron más de 35 libros. También
fueron reconocidos como patriotas al arriesgar sus medios de
vida por defender una reforma democrática. Pero en sus
últimos años de vida se retiraron de la política y la enseñanza
para concentrarse en elaborar el Diccionario alemán, uno de
los proyectos de erudición más grandes del siglo XIX.
 Los hermanos no vivieron para concluir el diccionario ni ver
hecho realidad su sueño más caro: la fundación de la nación
alemana en 1871. Guillermo murió de una infección en 1859,
a los 73 años. En su elegía, Jacobo dio a su amado hermano el
nombre de märchenbruder, "el hermano de los cuentos de
hadas". Jacobo murió cuatro años después, cuando acababa
de escribir la definición para el diccionario de frucht, o fruta,
un final digno de una vida fértil.
 Como último cuento de su colección, los hermanos Grimm
eligieron un relato corto, a manera de parábola, llamado "La
llave de oro". En él, un niño pobre penetra en un bosque
helado para recoger leña en un trineo. Entre la nieve
encuentra una pequeña llave y junto a ella una caja de hierro.
El niño inserta la llave, le da vuelta y levanta la tapa.
 Ahí termina la historia. Por una vez los Grimm evitan un final
feliz. A cambio, han extendido una invitación de oro, desde
entonces aceptada por multitud de lectores, para abrir sus
libros con la llave de la imaginación. Sólo entonces los
lectores descubrirán las maravillas que los aguardan...
TRADICIÓN ORAL
             Y CUENTOS
Por Paco Cid Jiménez, Sonia B. García
 Romero y Eva Mª Maroto Fernández
"La historia más verídica es aquella que la gente cuenta en
voz baja, la historia que la gente cuenta con un asomo de
temor prendido en los ojos". Con estas palabras se expresa
Gabriel Janer Manila al hablar de la tradición oral, de las
fuentes orales.
 La historia de la humanidad se ha construido, en parte,
gracias a la transmisión oral, y con el tiempo esta transmisión
oral pasaría a formar parte de la historia escrita; pero el paso
de lo oral a lo escrito provoca lagunas, subjetividades,
partidismos que trastocan parte de la historia. La tradición
oral es la historia de un pueblo, de una sociedad que avanza a
la vez que con ella se moldean sus historias, sus vivencias,
sus tradiciones.
 Según Vigotski el desarrollo mental del hombre tiene su
origen en la comunicación verbal entre el niño y el adulto. El
ser humano se ha nutrido durante generaciones de una
tradición oral que hoy día permanece en un lugar casi
marginal, motivado por la influencia de otros medios
alternativos: medios de comunicación de masas, libros,
ordenadores... La tradición oral dio paso a una tradición de
consumo e incomunicación; es paradójico, vivimos en la era
de la información, y las personas cada vez se comunican
menos y se ven abrumadas por un exceso de información que
no siempre podemos o somos capaces de seleccionar.
 Pero, sin perder de vista el tema que es el punto de partida
del presente trabajo, vayamos ahora a comentar dónde se
encuentra el origen de la palabra ‘folklore’, o ‘folclore’. Este
término sería acuñado por el anticuario inglés Willian John
Thoms en 1846, sustituyendo el concepto de ‘antigüedades
populares’. Tal como comenta Arnold van Gennep en su libro
Le Folkore, la introducción de este nuevo término se
exportaría rápidamente por los países escandinavos, Rusia...
Pero no todos los países del entorno británico aceptarían esta
palabra de igual manera; en Alemania y Austria utilizaría la
terminología ‘Volkskvendlich’, en Italia quisieron decantarse
por ‘tradicionalista’, España y Portugal tardarían en aceptar la
palabra ‘folklore’ motivado por sus disputas militares y
políticas con Inglaterra.
 La tradición oral, o folclore, hace referencia a diferentes
aspectos de la cultura popular; no obstante, nosotros
haremos referencia a aquellos que tienen una estrecha
relación con la literatura: canciones, retahílas, leyendas,
romances, fábulas, trabalenguas, cuentos populares,
bestiarios...
 En este punto, queremos conectar la tradición oral con la
literatura, en concreto, literatura infantil. Comentar que
denotaremos por literatura infantil también la destinada a un
público adolescente, o juvenil, si bien hay que aclarar que los
conceptos infantil, juvenil o adolescencia no surgen hasta el
siglo XVIII-XIX, siendo la literatura escrita hasta entonces
dirigida a un público adulto.

 Preludios de una incipiente literatura infantil
 La recolección de cuentos populares forma parte del folclore.
Charles Perrault (1628-1703), escritor francés nacido en París,
sería de los primeros en recopilar cuentos para niños. Sus
Historias o cuentos del pasado (1697), también conocido
como Cuentos de Mamá Oca -por la inscripción que figuraba
en la cubierta de la edición original-, haría inmortales cuentos
como Caperucita Roja, La bella durmiente, Cenicienta, Barba
azul...
 La influencia de Perrault trascendería las fronteras francesas.
Casi un siglo después veríamos en los hermanos Grimm unos
continuadores de la labor iniciada por Perrault, o cómo los
cuentos de éste influirían en el inglés Walter Scott
(1771-1832).
 Es curioso cómo historias que no fueron escritas para niños,
serían acogidas por éstos como propias. Robinson Crusoe
(1719, Daniel Defoe) o Los viajes de Gulliver (1726, Jonathan
Swift) son dos buenos ejemplos. Esta literatura para ‘adultos’
sería la que predominara en un siglo XVIII que entreabría sus
puertas a una literatura infantil aún inexistente como tal, que
tendrían su razón de ser fruto de la influencia de pensadores
como el británico John Locke (1632-1704) y, más en concreto,
a partir de las ideas del filósofo francés Jean-Jacques
Rousseau (1712-1778).
 Considerado como uno de los escritores más elocuentes del
siglo de las Luces, su obra Emilio (1762) supondría una nueva
teoría educativa, donde aparecía la figura del niño como
etapa diferenciada de la adultez. En aquellos tiempos, Europa
se veía envuelta en múltiples cambios sociales y políticos, en
parte, provocados por las reivindicaciones de una clase obrera
que reclamaba un lugar más justo en la anquilosada
estructura social.
 Para Rousseau el niño era un ser puramente sensitivo, sin
sentimientos, independiente, solitario. Es curioso cómo
alguien que plantea la figura del niño, como si de un salvaje
se tratara, fuera el responsable de un nuevo concepto: la
infancia.
 Pero la importancia de las ideas no es tanto por los matices
de las mismas como por su esencia, quizás el simple hecho
de romper con lo que hasta entonces parecía normal. En la
Edad Media el niño era un adulto en miniatura; el hecho
diferencial de esta etapa de la vida no tenía sentido
plantearlo, y es aquí donde radica la importancia del
pensamiento de Rousseau: él sí plantea la niñez como una
etapa con unas peculiaridades y necesidades diferentes a la
edad adulta.
 En 1770, el filósofo alemán y crítico literario, Johann
Gottfried Herder (1744-1803), ofrecería una nueva imagen del
niño y de la infancia. Al igual que Rousseau, vería en la
infancia esta etapa diferente de la adultez, pero se alejaría de
la imagen del niño como ser deficiente. Herder sería el autor
del movimiento literario ‘Sturm und Drang’, integrado por
jóvenes escritores alemanes que se opondrían al excesivo
valor que daba la Ilustración a la razón. Este movimiento
literario sería el preludio de lo que se conocería como
Romanticismo alemán.
 Hasta ahora hemos visto cómo de una literatura donde
primaba lo religioso se pasó, en Gran Bretaña hacia un
didactismo que imperaba en la mayoría de las obras, y en
Alemania surgiría un movimiento social que trascendería sus
propias fronteras.

 Nacimiento de una literatura propiamente infantil
 Aunque podemos encontrar, ya en el siglo XV, una obra
destinada al niño: Der Seele Trost (1478), no es hasta el siglo
XVIII cuando podemos hablar con propiedad de literatura
destinada a un público infantil: recordar lo antes comentado
acerca de la influencia de Locke, Rousseau y Herder en
referencia a la infancia.
 La influencia de Locke podemos observarla en la literatura
británica en la labor del editor John Newbury, quien editara la
primera revista infantil conocida en lengua inglesa: Lilliputian
Magazine (1751-1752). Newbury influiría en la literatura
infantil alemana, donde se editarían revistas infantiles
siguiendo el modelo propuesto por éste.
 Rousseau influiría en la literatura británica en forma de
cuentos morales, donde primaba un didactismo que sería el
género predominante en la literatura infantil inglesa desde
mediados del siglo XVIII hasta comienzos del XIX. En
Alemania, al igual que en Gran Bretaña, se observa un
alejamiento de lo religioso, también encontramos cuentos
morales, con autores como Johan Heinrich Campe, autor que
puede ser considerado el fundador del género de novelas de
aventuras para jóvenes.
 La verdadera preocupación por el niño vendría a partir de las
revoluciones industriales.
 En el siglo XIX, Gran Bretaña sigue inmersa en la instrucción
moral a través de la literatura, mientras en Alemania surge un
movimiento cultural de gran trascendencia: el Romanticismo.
En Gran Bretaña encontraríamos la importante contribución
Charles Dickens (1812-1870) o la de Willian Blake
(1757-1827); sería muy leído los Original Poems for Infant
Minds de las hermanas Taylor.

 El Romanticismo alemán
 Dada la importancia que tuvo el Romanticismo alemán, no
queremos pasar por alto algunos detalles que nos aproximen
al mismo. Estamos en el siglo XVIII, donde la razón,
consecuencia de la influencia de la Ilustración, parece inundar
la vida cultural y filosófica de media Europa. Un grupo de
jóvenes se rebela contra esta situación y plantea un
movimiento cultural que trasciende la esfera de lo literario,
afectando otras esferas artísticas y filosóficas. El
Romanticismo deja de lado la razón en pro de la fantasía, de
la bohemia, del sueño en vida tal como afirmara Novalis: "el
mundo se convierte en sueño, el sueño en mundo". Es el
límite difuso, o inexistente, entre una realidad y una fantasía
que se entrecruzan en esta nueva forma de entender el arte,
el pensamiento y, en definitiva, la vida.
 El Romanticismo se preocuparía por rescatar la memoria del
pueblo, su folclore, como forma de preservar la propia
identidad nacional. Los primeros autores románticos no
verían la necesidad de producir una literatura específica para
niños, pues la verdadera literatura ya existía en lo popular:
cuentos, sagas, canciones, leyendas... Los románticos
pensaron en devolver la literatura folclórica a los niños. En
esta tarea de salvar un tesoro que comenzaba a perderse
participaron autores como Clemens Brentano y Achim con
Arnim, además de los hermanos Grimm.
 Brentano y Arnim rivalizarían con los hermanos Grimm a la
hora de entender cómo debían transcribirse esos cuentos y
leyendas que emanaban del pueblo. Los primeros entendieron
que la salvación sólo era posible si se retocaban, como forma
de reactivar el folclore; en cambio, los hermanos Grimm
quisieron ser fieles a la tradición, sin cambiar ni influir (al
menos, en la primera edición de sus famosos cuentos). La
primera edición de los cuentos de los hermanos Grimm
(Kinder und Hausmächen) fueron publicados entre
1812-1815. En la segunda edición de los mismos, aparecida
en 1819, los hermanos Grimm imprimirían algunos cambios
motivado por su interés en adaptarlos a un público
específicamente infantil.
 Podemos igualmente observar dos posturas en referencia a la
didáctica de los cuentos. Mientras Arnim afirmaba que el niño
debía tener la posibilidad de jugar con el cuento,
cambiándolo; los hermanos Grima decían que los niños no
querían cambiar los cuentos, sino escucharlos tal cual una y
otra vez, siempre igual.
 Pero los románticos también producirían una literatura
específicamente infantil, como por ejemplo el cuento Die
Elfen (Los elfos) de Ludwig Tieck (1773-1853) y El
cascanueces y el Rey de los Ratones de E.T.A. Hoffmann
(1776-1822). Podemos ver en estos autores la aparición de un
nuevo concepto: el cuento dualista, donde el mundo real
(rural) se combina con un mundo fantástico al que no tienen
acceso los adultos. En el caso concreto de Hoffmann,
podemos ver el preludio de lo que casi un siglo después sería
conocido en Inglaterra como ‘nonsense’. El problema de
Hoffmann estuvo en que innovó demasiado pronto para la
época en la que vivía.

 Nonsense
 Mientras Alemania y los países de su entorno se veían
influidos por el Romanticismo, en Gran Bretaña la literatura
era moldeada en virtud de un discutible didactismo. A
mediados del siglo XIX, en pleno decaimiento del
Romanticismo, surge en Gran Bretaña un estilo literario que,
aunque tuviera un cierto origen en algunos aspectos del
Romanticismo, tiene sus propias peculiaridades: aparece el
‘nonsense’.
 Se llama ‘nonsense’ a una forma en verso o en prosa que
busca los efectos extraños, absurdos y normalmente
humorísticos, dejando a un lado cualquier ley sobre la lógica,
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Sala Municipal de Exposiciones de la Casa Revilla muestra CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM ocio y rutas valladolid

  • 1. DOSSIER DE PRENSA EXPOSICIÓN CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM ---------- Del 17 de mayo al 24 de junio de 2012 ---------- SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE LA CASA REVILLA C/ Torrecilla, 5 VALLADOLID ----------
  • 2. 200 Aniversario de los hermanos Grimm En 2012 se cumplen 200 años de la primera publicación de los “Cuentos para la infancia y el hogar”, de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm (1812). Valladolid se suma a este acontecimiento presentando esta exposición.
  • 3. EXPOSICIÓN: CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM INAUGURACIÓN: Día 17 de mayo de 2012 LUGAR: Sala Municipal de Exposiciones de la Casa Revilla C/ Torrecilla, 5 VALLADOLID FECHAS: Del 17 de mayo al 24 de junio de 2012 HORARIO: De martes a sábados, de 12,00 a 14,00 horas y de 18,30 a 21,30 horas. Domingos, de 12,00 a 14,00 horas. Lunes y festivos, cerrado INFORMACIÓN: Museos y Exposiciones Fundación Municipal de Cultura Ayuntamiento de Valladolid Tfno.- 983-426246 Fax.- 983-426254 www.info.valladolid.org Correo electrónico: exposiciones@fmcva.org EXPOSICIÓN COMISARIO DE LA EXPOSICIÓN JULIA JIMÉNEZ CARRERA COORDINACIÓN DE LA EXPOSICIÓN EN LA SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE LA CASA REVILLA JUAN GONZÁLEZ-POSADA M. DOSSIER DE PRENSA MUSEOS Y EXPOSICIONES. FUNDACIÓN MUNICIPAL DE CULTURA. AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID
  • 5. La exposición persigue animar a leer y contar cuentos redescubriendo a los clásicos sin censuras. Así como imitar a los hermanos Grimm en su tarea de buscar nuestros propios cuentos populares. La exposición propone un paseo entrañable por la vida y la obra de Jacob y Wilhelm Grimm y ocho escenografías de ocho de sus cuentos más populares: Caperucita roja, el sastrecillo valiente, los músicos de Bremen, la princesa y el sapo, Hansel y Gretel, El flautista de Hamelin, Blancanieves y Cenicienta. O nos muestra a Pulgarcito, el lobo y los 7 cabritillos, Juan sin miedo, el enano saltarín y algún otro cuento un poco desconocido entre nosotros pero también interesante… La exposición cuenta, de los siguientes apartados: • Estatua hermanos Grimm • Lista de cuentos • Mapa Alemania • La vida • La obra • El bosque y sus claves • Niños necesitan cuentos • Otros cuentos: • Pergaminos: • Caperucita • Sastrecillo valiente • Músicos de Bremen: • La princesa y el sapo: • Hansel y Gretel: • El flautista de Hamelin: • Blancanieves: • Espejo cenicienta: • Cenicienta: • Caperucita • Sastrecillo Valiente • Cuentos de los hermanos Grimm” • Vídeo de Imágenes que introducen la exposición. - Película “Der Froschkönig” (10 minutos sin sonido) - Película “Blancanieves”, la película se puede ver en el espejo de la madrastra de Blancanieves. - Película “La Bella Durmiente” de Lotte Reiniger una preciosa película de siluetas, de unos 10 minutos de duración. La exposición consta de dos partes diferenciadas. Una parte más ‘intelectual’, donde se informa sobre la vida y las obras de los hermanos Grimm. En concreto, sobre “Cuentos infantiles y del hogar”, la recopilación de cuentos más universal. Al mismo tiempo se hace una revisión de lo que encontramos en un cuento y el significado del Bosque. Por último se muestran algunos cuentos no muy conocidos en España. En una segunda parte, ‘la fantasía’ de los cuentos nos adentramos en un bosque mágico, donde en diferentes ‘rincones’ nos encontramos con diferentes personajes de cuentos: - Caperucita - El sastrecillo valiente - Hansel y Gretel - El flautista de Hamelín - Los músicos de Bremen - Cenicienta - Blancanieves - La princesa y el sapo - La didactización de la exposición está dividida en los siguientes puntos: 1) ¿Qué cuentos populares conocen los niños? ¿Cuáles de esos cuentos eran de los hermanos Grimm? 2) ¿Quiénes eran los hermanos Grimm? Breve biografía de los dos hermanos (con varias fotos) y mapa de Europa para situar Alemania respecto de España.3) ¿Qué es un cuento popular? Estructura de los cuentos populares. Elementos comunes. Diferencia entre cuento y leyenda 4) Contando cuentos. Recorrido por los cuentos de la exposición. Introducción de nuevos cuentos de los hermanos Grima.
  • 6. Los cuentos permiten experimentar emociones fundamentales, como el miedo y la alegría.
  • 7. ¿QUIÉNES ERAN LOS HERMANOS GRIMM? Jacob Grimm nació el 4 de enero de 1785, Wilhelm el 24 de febrero de 1786. Ambos nacieron en Hanau, Hessen, un reino del Sacro Imperio Románico Germánico, dado que Alemania, tal como hoy la conocemos no existía todavía. Fue una época feliz. Los dos hermanos fueron educados siguiendo modelos de la ‘Ilustración’: el ejemplo a imitar era la figura del padre, pero el eje de la familia era la madre, a la que se adoraba y respetaba. Ya desde pequeños Jacob fue siempre el hermano decidido, Wilhelm el hermano tranquilo. Y aunque sólo se llevaban un año, Jacob pareció siempre mucho más mayor. El padre, funcionario del estado, fue trasladado a Steinau el 13 de enero de 1791. Y toda la familia se mudó con él. Mientras el se ocupaba de la administración de las iglesias, los colegios, los orfanatos y los gremios de dos ciudades, once pueblos y cinco monasterios, Jacob y Wilhelm recibían sus primeras clases: un maestro iba a su casa a enseñarles a leer y escribir. Jacob recordaría de mayor lo poco que aprendían con él. El 10 de enero de 1796 muere el padre. Desde entonces, Jacob y Wilhelm sentirán siempre la necesidad de llevar la responsabilidad de su familia: su madre y sus cuatro hermanos, los cuales además sufrirán verdaderas dificultades económicas. A finales de septiembre de 1798 los hermanos viajan a Kassel, al Lyceum Fridericiaum. El viaje, el cual tienen que hacer con pasaporte porque atraviesan varios estados diferentes, supone el final de la infancia y el principio de una nueva vida. En el Instituto son alumnos aplicados que incluso pueden avanzar varios cursos, sin embargo, siguen siendo críticos con la calidad de los profesores y de los estudios. Lejos de su familia, se sienten un poco solos. Comienzan una gran afición a la lectura, animada por la creación de bibliotecas de préstamo y sociedades de lectura. En su tiempo libre, recorren los anticuarios buscando libros interesantes para iniciar una de sus grandes pasiones: su propia biblioteca. Es también el tiempo de los comienzos de la enfermedad de Wilhelm, al que diagnostican asma y problemas de corazón. Era evidente que los dos hermanos estudiarían derecho como lo había hecho antes su padre. Así que en 1802, Jacob abandonaba por primera vez a su hermano y viajaba a la Universidad de Marburg a comenzar sus estudios de derecho. El año que estuvieron separados fue terrible para el hermano mayor que se sentía totalmente abandonado. Aunque intentó paliar su soledad con caballeros, ladrones y demás personajes de cualquier novela. Poco a poco fue refinando sus gustos literarios. En 1803, llegó Wilhelm a Marburg y a la facultad de derecho. Entre los profesores universitarios, la mayoría poco meritorios, los hermanos conocen a Friedrich Carl von Savigny, quien con su innovadora didáctica, les enseñará a los hermanos que el derecho y la filología van ‘cogidos de la mano’. Abriéndoles su casa y su biblioteca, les mostró la literatura poética y alentó el interés de los hermanos por la tradición. Para él, lo antiguo y lo moderno se combinaban en un nuevo modelo de investigación. Jacob no acabará sus estudios de derecho, dado que en 1805 acompañará a Savigny a Paris para ayudarle en sus investigaciones. Wilhelm conseguirá graduarse tras haber tenido que retrasar los exámenes finales por motivos de salud. Después de volver de París, Jacob se instala en Kassel y Wilhelm también. Tienen que encontrar trabajo para poder sobrevivir. Aunque a Jacob no le gusta el mundo jurídico y le gustaría trabajar entre libros, tiene que aceptar un trabajo en el Ministerio de Guerra. Son años difíciles, en 1806 desaparece el Sacro Imperio romano Germánico y las tropas de Napoleón toman Hessen. Jacob abandonará el trabajo que tanto odia y pasará a ser bibliotecario personal de Jêrome Bonaparte ‘el rey chistoso’, hermano de Napoleón. Las diversas publicaciones histórico-
  • 8. filológicas no son el éxito que los hermanos desean y en 1815, el Congreso de Viena tampoco satisface las esperanzas de unificación de la nación alemana que tenían los hermanos .Por fin, de 1816 a 1829, los dos hermanos trabajan en la biblioteca de Hessen, por fin una época feliz. Incluso, Wilhelm se casa y Jacob se va a vivir con el nuevo matrimonio. Sin embargo y pese a un gran trabajo, Jacob no consigue el trabajo de director de la biblioteca y los dos hermanos, bastante frustrados, se trasladan a Göttingen. Jacob y Wilhelm se dirigen a la biblioteca más bonita y conocida de Alemania. Jacob como segundo bibliotecario y profesor de filosofía en la Universidad. Wilhelm como simple bibliotecario. Cuando por fin se acomodan, la vida es más ‘lujosa’ que en Kassel y los contactos intelectuales y políticos la hacen todavía más interesante. El rey Ernst August de Hanover sube al trono en 1837 y una de sus primeras leyes es la abolición de la Constitución aprobada en 1833. Siete profesores de la Universidad de Göttingen firman una ‘Protesta’ contra esta abolición: El historiador F. Dahlmann, el jurista W. Albrecht, el orientalista H. Ewald, el físico W. Weber, G.G. Gervinus y los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm. El efecto público es enorme. Juzgados por un tribunal universitario por el cargo de desobediencia, los siete son cesados inmediatamente de sus cargos. El 17 de diciembre de 1837, Jacob vuelve a Kassel. Wilhelm y su familia permanecen en Göttingen porque había pagado el alquiler hasta febrero. Mientras intentan, con resignación, volver a acostumbrarse a la vida provinciana de Kassel, comienzan los preparativos para el Diccionario alemán. En Berlín, Bettina von Arnim moviliza a los amigos influyentes de los hermanos Grimm, Humboldt, Savigny. Friedrich Wilhelm IV, recién subido al trono, desea crear en Berlín un círculo cultural extraordinario, en el cual, según Bettina no pueden faltar los hermanos Grimm. Sin embargo, el rey de Prusia había prometido a su tío Ernst August von Hannover no tener nunca a los hermanos Grimm al servicio de su país. Así que el monarca les paga de su propia fortuna por sus servicios. De esta manera cumple su promesa y puede contar con la gran dedicación de los hermanos en la ‘Academia de la Ciencia’. En Berlín, trabajan por rescatar la tradición y preparar el futuro de la cultura alemanas y viven y se desviven por una unificación alemana que no llega. El 16 de diciembre de 1859, después de un tiempo enfermo, muere Wilhelm Grimm, testigo silencioso al borde de su cama, Jacob Grimm, quien seguirá trabajando en una dolorosa y desacostumbrada soledad. En verano de 1863, sufre una apoplejía, no puede hablar y su mano derecha está paralizada. Morirá el 20 de septiembre de 1863.
  • 9.
  • 10. ¿Qué es un cuento popular? Los cuentos populares son narraciones sin autor, el género huérfano de la literatura. Fueron transmitidas oralmente a lo largo de los tiempos gracias a una estructura muy elemental y un estilo muy gráfico y creativo, que los hacía fáciles de recordar. Esto no los libra, en muchas ocasiones, de contaminaciones o distorsiones que han dado como resultado diferentes versiones. Las clasificaciones de los cuentos son muchas y muy variadas e incluso difieren según los países. La estructura que abajo se describe es una simplificación y a la vez una generalización de las diferentes clasificaciones. El protagonista Las figuras de los cuentos no tienen pasado ni futuro. Muchas veces ni siquiera un nombre (son el joven, la princesa, la madrastra), y cuando lo tienen es muy normal y corriente (Hans, Gretel) o bien hay algo especial que los describe (caperucita, Blancanieves, el sastre). En su mayoría son pobres y/o desdichados que buscan el éxito y la riqueza o sueñan con un mundo feliz donde vivir alegremente y sin grandes preocupaciones. El mundo de los cuentos se corresponde con un mundo deseado en el que esos desdichados tienen que vagar para encontrar su suerte y poder ascender socialmente, aunque sea a través de la magia y lo maravilloso. En los cuentos, no hay ni un lugar ni un tiempo ni un espacio determinado ni los personajes están psicológicamente muy trabajados. Lo importante es siempre la sucesión de los acontecimientos, la acción que apunta siempre a un final, al desenlace. El desencadenante En la mayoría de los casos, la situación familiar que viven en el momento del cuento es verdaderamente miserable: pobreza extrema, imposibilidad de tener hijos, discusiones ente hermanos, celos… y es precisamente la imposibilidad de soportar por más tiempo esa hostilidad familiar la que obliga a nuestros héroes a romper con lo cotidiano y a lanzarse al mundo en soledad para librar su propia aventura. No siempre los comienzos son tan dramáticos, la excepción más conocida sería ‘Caperucita’ ‘Rotkäppchen’, quien se adentra en el bosque para cumplir una misión. La aventura - Seres extraordinarios Esa aventura a la que se ven obligados por motivos ‘reales’, sin embargo, está teñida de seres ‘extraordinarios’: hadas, enanitos, gigantes, brujas, lobos que hablan y de elementos ‘mágicos’ que los ayudarán en la consecución del éxito final. - Elementos mágicos Los elementos mágicos, como las palomas que ayudan a Cenicienta o los enanitos que cuidan de Blancanieves, entre otros, sólo están a disposición de los personajes buenos. Los malvados no reciben ayuda ninguna. Y esta ayuda ‘maravillosa’ desaparece una vez que se han cumplido los objetivos. - Cualidades internas Estas condiciones externas de auxilio se ven complementadas con las cualidades internas de los propios personajes, la inocencia de caperucita, la astucia y el valor del sastrecillo valiente… Las cuales, a su vez, quedan ampliamente resaltadas cuanto que los personajes malvados poseen justo el defecto contrario: Frente a la bondad de Cenicienta la maldad de sus hermanastras. Frente a la humildad de Blancanieves la arrogancia de su madrastra. Frente al cumplimiento del deber del flautista el incumplimiento de la promesa de un pueblo entero. - Números mágicos 3 veces demuestra el valiente sastrecillo su astucia al gigante, 3 veces muestra su valor al rey antes de casarse con la princesa, 3 veces va Cenicienta al baile, 3 veces intenta la
  • 11. madrastra matar a Blancanieves, 3 oportunidades tiene la hija del molinero para adivinar el nombre del enano saltarín, 3 veces desea comer la ‘fruta’ prohibida la madre de Rapunzel, 3 veces emprenden el camino Hansel y Gretel y es que el número 3 simboliza la perfección, una unidad armónica. 3 son las partes de toda narración: principio, nudo y desenlace. El 3 se arrastra por los cuentos como un hilo conductor que ayuda al narrador no sólo a no perderse, sino a mantener la atención de sus oyentes. Hay otros números mágicos como el 7 y el 12. 7 son los enanitos de Blancanieves, 12 las hadas de Dornröschen. - Estribillos Además de las fórmulas de comienzo, del tipo ‘Es war einmal…’ ‘había una vez… ’ ‘Érase una vez…’, ‘In alten Zeiten…’ ‘En otros tiempos…’ y de final ‘ Wenn sie noch nicht gestorben sind, dann leben sie noch’ ‘Y vivieron felices y comieron perdices’ o ‘Colorín colorado este cuento se ha acabado’, había otras formulas que utilizaban los cuentacuentos para darle ritmo al lenguaje hablado: eran una especie de ‘estribillos’ que se han perdido en muchas de las adaptaciones al español que se han hecho de los cuentos de los hermanos Grimm. El final Los cuentos populares transmiten más que una moraleja una visión feliz del mundo. De ahí, que personajes como el más tonto, el más joven, el más pobre, la más inocente, despierten tanta simpatía. Al final del cuento, el malo recibe su castigo y el bueno su recompensa y todo vuelve a su orden. Contando cuentos - Hansel y Gretel: Es seguramente el más fácil para trabajar. Contiene casi todos los elementos típicos de un cuento y es muy conocido en su versión ‘alemana’. Desde el punto de vista de los sentimientos, se pueden analizar situaciones en las que los niños se sienten solos. - Cenicienta, Schneewittchen, o La princesa y el sapo: Están muy mediatizados por Disney. De ahí que el hecho de buscar en el cuento sus elementos característicos obliga a comparar la versión de los hermanos Grimm con la de Disney. Puede ser interesante desde un punto de vista de ‘reconciliación’ de sexos. Dado que las heroínas de los Grimm, no son tan pasivas como las de Disney. Se puede, además, aprovechar para hablar de sentimientos como las relaciones con los padres (Blancanieves) o los celos entre los hermanos (Cenicienta). - El sastrecillo valiente: Desde el punto de vista de cuento, no tiene elementos mágicos, aunque sí seres extraordinarios y el final, aunque aparentemente final, no cumple fidedignamente los requisitos del final tradicional. El sastrecillo supera todas las pruebas, pero no evoluciona como persona. - El flautista de Hamelín es una leyenda, no un cuento. Aunque sí que posee elementos mágicos. Hay cuentos que en España no han tenido mucho éxito, pero si son muy conocidos: - La Señora Holle - El rey pico de tordo - ¡Mesita ponte!
  • 12.
  • 13. Historias infantiles y familiares de los HERMANOS GRIMM  El Rey Rana o Enrique el férreo  El gato y el ratón hacen vida en común  La hija de la Virgen María  Historia de uno que hizo un viaje para saber lo que era miedo  El lobo y la siete cabritillas  El fiel Juan  Un buen negocio  El músico prodigioso  Los doce hermanos  La chusma  Los dos hermanitos  Verdezuela (Rapunzel)  Los tres enanitos del bosque  Las tres hilanderas  Hansel y Gretel (La casita de chocolate)  Las tres hojas de la serpiente  La serpiente blanca  La paja, la brasa y la alubia  El pescador y su mujer  El sastrecillo valiente (Siete de un golpe)  La Cenicienta  El acertijo  El ratoncillo, el pajarito y la salchicha  Madre Nieve (Frau Holle)  Los siete cuervos  Caperucita Roja  Los músicos de Brema  El hueso cantor  Los tres pelos de oro del diablo  El piojito y la pulguita  La doncella sin manos  Juan el listo  Las tres lenguas  Elsa la Lista  El sastre en el cielo  La mesa, el asno y el bastón maravillosos  Pulgarcito  La boda de Dama Raposa  Los duendecillos  La novia del bandolero  El señor Korbes  El señor padrino  La dama duende  La Muerte Madrina  El pájaro del brujo  El enebro  El viejo Sultán  Los seis cisnes  La Bella Durmiente  Piñoncito  El rey Pico de Tordo  Blancanieves  El morral, el sombrerillo y el cuerno  El Enano Saltarín (Rumpelstiltskin)  El amadísimo Rolando  El pájaro de oro  El perro y el gorrión  Federico y Catalinita  El destripaterrones  La reina de las abejas  Las tres plumas  La oca de oro  Bestia peluda  La novia del conejillo
  • 14. Los doce cazadores  El ladrón fullero y su maestro  Yorinda y Yoringuel  Los tres favoritos de la fortuna  Seis que salen de todo  El lobo y el hombre  El zorro y su comadre  La zorra y el gato  El clavel  La pícara cocinera  El abuelo y el nieto  La ondina  La muerte de la gallinita  Hermano Alegre  El jugador  Juan con suerte  Juan se casa  Los niños de oro  La zorra y los gansos  El pobre y el rico  El joven gigante  El gnomo  El rey de la montaña de oro  El cuervo  Los tres pajarillos  El agua de la vida  El doctor Sabelotodo  Piel de Oso  Gachas dulces  Juan-mi-erizo  El hábil cazador  El mayal del cielo  El sastrecillo listo  La lámpara azul  El diablo y su abuela  Monte Simeli  El hijo ingrato  El dinero llovido del cielo  Un cuento enigmático  Blancanieve y Rojaflor  El féretro de cristal  La carga ligera  El erizo y el esposo de la liebre  El huso, la lanzadera y la aguja  Las migajas en la mesa  El lebrato marino  El tambor  La tumba  El viejo Rinkrank  La bola de cristal  La doncella Maleen  La bota de piel de búfalo  Dios te socorra  Hurleburlebutz
  • 16. otra visión de su historia Por Julio Neira Escambray 2010 Los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de los siglos XVII y XVIII. Desde muy pequeño había escuchado la historia de dos hermanos que nacieron en Alemania y dedicaron sus vidas a la recopilación de leyendas antiguas para convertirlas en cuentos dirigidos a los niños. Lo que nunca imaginé fue que, por una hermosa casualidad del destino, en uno de mis viajes a Europa en el verano del año 2002 conocería y viviría muy de cerca la verdadera historia de la familia de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm. Kassel, la ciudad donde me alojé invitado por mis amigos Signar Gude e Irma Leinauer, era también el lugar donde nacieron y desarrollaron su obra los hermanos Grimm y mi curiosidad fue mayor cuando supe que el padre de Sigmar fue descendiente directo, en una séptima generación, de una hermana de la señora Dorothea Viehmam (1755, 1815), más conocida como la mujer del sastre, quien contó a Jacobo y Guillermo la mayoría de las historias que luego estos convirtieron en los exitosos Cuentos infantiles y del hogar trascendidos a tantas generaciones por más de 200 años, desde su publicación por primera vez en 1812. Después de muchas horas de intercambio con mis amigos, de tomar notas y detalles curiosos, pensé en buscar mayor información para contribuir con la promoción del legado que estos hombres establecieron para las investigaciones, las ciencias literarias y las letras de la Modernidad. Así fue que investigando en los orígenes de la familia Grimm descubrí que fueron seis hermanos, cinco varones y una hembra llamada Lotte Grima. Jacob fue el mayor de ellos, nació el 4 de enero de 1785, más tarde vino Wilhelm (Guillermo) en 1786; en los dos años siguientes nacieron Carl Grimm, futuro comerciante y profesor de Lengua y Ferdinand, quien fuera librero y escritor. En el año 1790 vario el menor, Ludwig Emil Grima. Uno de los hechos que más me motivaron para escribir sobre estos hombres fue descubrir que los hermanos Grimm, contrariamente a lo que se piensa, nunca recorrieron el campo para recopilar sus cuentos o leyendas, y que sus viajes por misteriosos y olvidados lugares forman parte de otro mito que ha sido tergiversado o adaptado convenientemente a otras culturas, lo que ha generado desconocimiento y desacierto sobre el verdadero esfuerzo y dedicación de estos dos catedráticos de las letras alemanas. Lo cierto es que la parte que corresponde a la “gente de pueblo” en la elaboración de la colección de los Cuentos infantiles y del hogar es mínima. El trabajo que desarrollaron fue ante todo fruto de la colaboración de una cincuentena de narradores y narradoras, que procedentes como ellos de capas cultas de la sociedad, muchos de los cuales poseían un buen conocimiento de la lengua y la cultura francesa, es decir, que cada cuento tiene su propia tradición que abarca a menudo varios siglos y muchas veces es complicadísima. Jacobo y Guillermo estaban muy conscientes del estrecho parentesco que une a algunos de sus cuentos con la tradición francesa. Por esta razón, no añadían el epíteto Alemán al título Cuentos infantiles y del hogar y más tarde, incluso suprimieron los dos cuentos “Caballero Barba Azul y El gato con botas, porque la influencia del los cuentos de Charles Perrault, Barba Azul y El señor Gato o Gato con Botas era demasiado evidente. Aun así los cuentos de la colección son de una variedad y de una riqueza extraordinaria que tienen también la influencia de diversas fuentes y numerosos cuenteros para no remontarse solamente a los modelos franceses.
  • 17. Además, los hermanos Grimm se inspiraron en un gran número de historias divertidas, de anécdotas, de fábulas y de “Libros de señales maravillosas”, y finalmente, en las obras literarias de los siglos XVII y XVIII. El triunfo de los Cuentos infantiles y del hogar se debe en gran medida a la variedad y riqueza de sus historias que mantuvieron intacta la sustancia de la tradición popular y se abstuvieron de introducir elementos individuales que los hicieran irreconocibles. En su tiempo, los cuentos fueron criticados con virulencia desde su publicación, a causa de su “crueldad” y su “amoralismo”, es importante señalar que en sus inicios Jacobo escribió y recogió los cuentos con toda la naturalidad en relación a los términos mas vulgares con que los contaban sus narradores y fue Guillermo quien aportó decisivamente la forma literaria en que hoy se conocen, al purificar un poco los aspectos que tenían que ver con el sexo y la vulgaridad. Pero el éxito de los cuentos no tiene comparación; no es solamente un libro para niños, representa también la primera colección de cuentos populares de tradición oral basada en investigaciones sistemáticas y científicas; sigue teniendo una importancia primordial para la investigación popular moderna. Hacia finales de los años 40 del Siglo XIX los hermanos Grimm participaron de manera decisiva en el movimiento de unificación de Alemania. Durante varios períodos vivieron, trabajaron y visitaron diferentes ciudades alemanas y europeas, entre ellas podemos mencionar a Kassel, París, Viena, Gotinga y Berlín. En esos sitios fueron nombrados catedráticos y profesores de varias universidades, ocuparon importantes cargos en los asuntos políticos , de gobierno y desarrollando una intensa labor como funcionarios públicos. Fundaron una nueva rama científica llamada “Filología alemana” influenciando con sus investigaciones basadas en un método sistemático e histórico comparativo, a la filología moderna”. Pero la coronación de la obra científica de los hermanos Grimm fue la publicación del Diccionario Alemán aparecido por primera vez en 1854. Esta obra debía abarcar al conjunto del vocabulario del alto alemán moderno de Lucero y Goethe y contribuir a su conservación. Guillermo murió en el año de 1859 y en 1863, el 4 de abril, falleció Ludwig, el hermano pintor que acompañó gráficamente la vida de los dos escritores. El mismo año, el 20 de septiembre murió Jacobo, todos en la ciudad de Berlín donde se habían establecido desde 1841.
  • 18.
  • 19. Los hermanos Grimm y sus Cuentos para la infancia y el hogar
  • 20. Decir Érase una vez nos evoca, en muchas ocasiones, a los Hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm Grimm (los mayores de seis hermanos), nacidos en Hanau, Alemania, en 1785 y 1786 respectivamente. Vivieron en Kassel, donde fueron al colegio y más tarde trabajaron juntos de bibliotecarios en la biblioteca de Hesse. Jacob era soltero y vivió siempre en la casa de su hermano (que estaba casado), donde trabajaban juntos. En la biografía realizada por un hijo de Wilhelm, Herman Grimm, describe la relación tan estrecha que mantenían su padre y su tío con la naturaleza. Todo aquello que floreciera y creciese los alegraba; en las ventanas de sus estudios siempre estaban su flores preferidas. Los dos tenían la costumbre de volver de sus paseos con flores y hojas, que luego colocaban en los libros que más utilizaban y sobre sus mesas había piedras minerales de todas clases como pisapapeles. Otra gran pasión de Jacob y Wilhelm eran los libros, que tenían cuidadosamente colocados y a los que trataban con gran respeto. En 1803 empezaron a recopilar y elaborar los cuentos de la tradición oral en el entorno burgués de Kassel. A los hermanos les interesaba sobre todo sacar a la luz esas joyas que formaban parte de la riqueza nacional y, sin embargo, habían permanecido en la sombra hasta entonces. El primer volumen de estos Cuentos para la infancia y el hogar se publicó el 18 de octubre de 1812, es decir, este 2012 celebramos los 200 años de su publicación. En uno de los ejemplares del primer volumen, Wilhelm anotó los nombres de los informantes y entre ellos está su mujer, Dorothea, que entonces tenía 16 años, a la que escuchó alrededor de una docena de cuentos, entre ellos "Hänsel y Gretel" (aunque en él aparecía la nota "según diferentes relatos de Hesse"). Otras personas a las que recogió cuentos para ese primer volumen fueron una hermana de Dorothea, Gretchen, la madre de estas y, sobre todo, la vieja Marie (que era quien contaba las historias a Gretchen y Dorothea). Además Jeanette Hassenplug, amiga de Dorothea, era una magnifica narradora y de ella provienen también algunos de estos cuentos, entre ellos "Barba Azul" y "El gato con botas", que recuerdan a Francia (la madre de Jeanette era de origen francés). En 1815 se publicó el segundo volumen de los Cuentos para la infancia y el hogar en la que escriben en su prólogo "fue una feliz coincidencia trabar conocimiento con una campesina de Zwebren, gracias a la cual conseguimos una parte considerable de estos cuentos auténticos de Hesse... con qué precisión cuenta siempre esta mujer y cómo se esmera en narrar con rigor; por más veces que lo repita, nunca cambia nada y, si se confunde, lo corrige sobre la marcha". Los cuentos en un principio estaban destinados a un público adulto, pero cuando los Hermanos Grimm descubrieron que interesaban (y mucho) a un público infantil se dedicaron a refinar y suavizar sus cuentos. La colección ha sido traducida a 160 idiomas. En 1896 se colocó la doble estatua a los hermanos de Hanau. Wilhelm está sentado en un sillón con un libro abierto sobre las rodillas, mira a lo lejos pensativo. Jacob, de pie junto a él, apoya una mano en el respaldo del sillón e inclina la cabeza para mirar el libro, como si tratara de leer su contenido (en algún momento Herman Grimm habla de que Wilhelm escribe con una visión de poeta y pretende que las escenas sean como imágenes mientras que Jacob se basa en una aguda reproducción de lo sucedido en la realidad, trabajo intelectual que transmitiría de manera sencilla y elocuente la estatua erigida a los hermanos). LIBROS EN ESPAÑOL Son muchas las editoriales que han publicado recopilaciones de cuentos de los Hermanos Grimm. Una de las más antiguas es la publicada en 1879, una selección de cuentos traducidos por José S. Viedma, ilustrados
  • 21. con grabados y publicada en Madrid. En la Biblioteca Virtual Cervantes podéis ver el libro entero, leer sus cuentos y ver las ilustraciones. En fechas más próximas a nosotros, en 1991, Ediciones Generales Anaya publicó tres tomos con los cuentos completos de esos dos primeros volúmenes de Cuentos para la infancia y el hogar. Esta edición está agotada y es muy difícil de conseguir. Anaya en 1998 publicó una selección de cuentos de los Hermanos Grimm titulada Cuentos de Grimm, con ilustraciones de Javier Serrano, Miguel Calatayud, Javier Zabala, Silvia Blanco... entre otros. En esa edición era un libro de gran formato y ahora lo han vuelto a reeditar con un tamaño más pequeño. Sus cuentos son una traducción directa e íntegra de los publicados por los Hermanos Grimm a principios del s. XIX. Algunos de los cuentos que podemos encontrar en este libro son los más conocidos de la colección: "El lobo y los siete cabritillos", "Los músicos de Bremen", "La Bella Durmiente", "Hänsel y Gretel", etc. Otra edición con cuentos no tan conocidos (y seleccionados porque ninguno de ellos maravilloso o de hadas), es la selección que hizo Herrín Hidalgo para MediaVaca en 2001, que junto con las ilustraciones de Oliveiro Dumas hacen de este libro una curiosa y divertida recopilación de cuentos de Grimm. En esta edición aparecen cuentos como "El señor Korbes", "Las gachas dulces", "La llave de oro", "El abuelo y el nieto"... entre otros. Además de las recopilaciones, podemos encotrar gran cantidad de álbumes ilustrados con estos cuentos. Como ejemplo, entre las muchas "Blancanieves" publicadas, una de las más recientes es la de la editorial Edelvives, bellamente ilustrado por Benjamín Lacombe que nos permite disfrutar de un hermoso texto y unas hermosas ilustraciones. "Caperucita Roja" es el cuento más veces editado (y posiblemente contado y leído) y podemos encontrarlo en multitud de editoriales, en distintos formatos, con ilustraciones de estilos muy diferentes, fiel al cuento que recopiló Perrault o al que recopilaron los Hermanos Grimm, o a ninguno de los dos (en una versión edulcorada, o políticamente correcta, o alterada...). En definitiva, podríamos afirmar que es uno de los cuentos más conocido y popular del mundo. Una edición muy especial de este título es la que realizó Kveta Pacovská en la editorial Kókinos, siguiendo la versión de los Hermanos Grimm. Esta ilustradora es muy especial y particular con sus dibujos (ya hemos hablado de ella en otra entrada del blog, puedes acceder pinchando aquí). Es un libro para ojear/hojear tranquilamente intentando captar todos los detalles que se esconden en sus páginas. EN EL CINE En el cine podemos encontrar la primera pélícula de "Blancanieves" en ¡1916!, nada más y nada menos, cine en blanco y negro y sin sonido, por supuesto. Esa película fue dirigida por J. Searle Dawley y aunque no la hemos encontrado por la red sí nos hemos topado con esta foto de la pelícual. Aquí tenéis a la primera "Blancanieves" del cine: Sin embargo en el cine fue Walt Disney quien le dio fama mundial a "Blancanieves", con su película de animación de 1937. Esta película fue el primer largo de animación en lengua inglesa que, además, utilizaba la técnica del Tecnicolor. Se tardó más de dos años en hacerla y todo el mundo conocía este proyecto como "la locura de Disney" porque pensaban que arruinaría a los recién creados estudios de Walt Disney. Sin embargo, el éxito fue extraordinario y marcó el inicio de la "Época Dorada" de Disney. Aquí os dejamos una escena.
  • 22. Cuentos Por Rosa Olivares. Revista Exit, Nº 33. Febrero- Marzo- Abril 2009.
  • 23. Nos hemos educado en un mundo lleno de ranas que hablan, señoras bellísimas que vuelan y con un palito consiguen transformar las calabazas en carrozas señoriales, niños que no tienen miedo, brujas caníbales que viven en casitas hechas de chocolate y mazapán, gigantes que devoran a los niños curiosos, gatos con botas, manzanas envenenadas, pelotas de oro y rosas mágicas. Historias que en su gran mayoría provienen del origen de los pueblos y que se repiten con pequeños cambios en todas las culturas, si en unas es el sapo que se convierte en príncipe al ser besado por la bellísima doncella, en otras es un cocodrilo que al ser lamido por la bella de turno recobra su verdadera forma humana y principesca. Los Hermanos Grimm, Perrault y tantos otros recogieron las leyendas y los cuentos populares transmitidos por generaciones, añadiendo, quitando, puliendo, igual que otros muchos hicieron y hacen, hasta llegar a Walt Disney, que los ha convertido todos en un insípido merengue intragable, haciendo de la educación de los niños no un reto para la imaginación simbólica sino un simple entretenimiento rodeado de merchandising. Los cuentos de hadas y brujas no son sólo un prodigio de imaginación sino nuestro acercamiento a la literatura, a la narración y a la magia. Nos dotan de nuestras primeras memorias y nos acompañan en un crecimiento hacia la madurez lleno de soluciones para cada momento, simbologías e incluso procesos de maduración que hoy en día, en las llamadas sociedades desarrolladas, son cada vez mas rápidamente eliminados en el cajón de los trastos viejos. Con estos cuentos aparentemente simples pero llenos de dobles lecturas, con interpretaciones múltiples, perdemos parte del poder de la magia. Si a esto unimos el olvido absoluto de las historias de las religiones, la ignorancia de lo que significan los personajes y los momentos destacados de esas religiones, perdemos prácticamente todo lo simbólico de nuestra cultura. Si el valor, la inteligencia, la inocencia tienen hoy su reencarnación en personajes del cine o del deporte, tenemos una sociedad enferma y nuestra cultura empieza claramente a desaparecer. Porque todos estos cuentos infantiles no son solo para niños, son para la imaginación de quienes todavía releemos Alicia en el País de las Maravillas o El Principito, e incluso disfrutamos con las películas de Tim Burton. No es sólo literatura, cultura, sino una parte latente de nuestra memoria individual y colectiva. Puntos en común, referencias de conducta, la puesta en claro de la mayoría de los traumas que el psicoanálisis estudia. Son cualquier cosa menos cuentos para dormir a los niños. En todos estos cuentos, historias mágicas, hay un proceso de transformación del niño en adulto, los problemas se solucionan en función de las cualidades y perseverancia de los personajes: el valor, la fidelidad, la bondad, el amor, la responsabilidad, son los puntos de apoyo para deambular por unos parajes en continua transformación y absolutamente peligrosos para los que caminan por ellos: huérfanos, niños abandonados, niñas rebeldes y sobre todo, todos ellos, curiosos, llamados a protagonizar terribles historias que tienen casi siempre un final feliz aunque no demasiado tranquilizador. El mal contra la inocencia, las brujas y ogros contra los niños, la sabiduría malévola contra la ignorancia y la bondad. Son mundos en los que nada de lo que pueda suceder nos parece extraño, ni que una bella se enamore de una bestia, ni que un gato hable ni que un niño pueda dormir en una caja de cerillas y bañarse en un dedal. Pero detrás de ese paisaje mágico las situaciones son las mismas que vivimos siempre, el miedo, el deseo de cambio, la injusticia, el amor, y la necesidad de superar las adversidades para ser mejor. Evidentemente hablan de nosotros y de nuestros problemas. Son siempre actuales y es por eso que la fotografía siempre se ha sentido atraída por ellos, por sus ambientes y por sus personajes, muy atractivos para servir de excusa e introducirnos en lugares mágicos,
  • 24. paisajes extraños y situaciones imposibles. Aquí la fotografía tiene que descifrar las similitudes y diferencias entre lo real y lo imaginario y construir con imágenes reales un mundo simbólico que no se nos aparezca tan horrible como el real. Porque, digámoslo ya, en el trasfondo de estos cuentos llamados de hadas, el lector de hoy en día lo que ve es pederastia, canibalismo, miedo irracional, una presencia latente y permanente del sexo, pero de un sexo que nos presenta a las niñas devoradas por los lobos. Y también el absurdo permanente de un mundo que no alcanzamos a comprender. La fotografía pone formas reales, llena de imágenes la memoria, para que el inconsciente del espectador complete el significado de la imagen. Los artistas no ilustran simplemente los cuentos de hadas con sus imágenes, no los reinventan y los vuelven a contar con sus imágenes, sino que los adaptan a un público no infantil y bastante más acostumbrado a las imágenes simbólicas para replantear la situación. Es un juego y un homenaje, pero no es solamente un juego y un homenaje. Cada uno de ellos recupera una historia, sin duda especialmente importante para él, y elige fragmentos concretos, imágenes esenciales que vuelve a construir, haciendo de todo el cuento una, dos, tres imágenes básicas. Otros recuperan personajes aislados, y otros mezclan lugares, historias, escenas y personajes convirtiendo en un solo cuento todo lo recordado. Pero igual que el placer que experimentamos cuando leemos un cuento de hadas no viene dado por su significación psicológica ni por su valor al ayudar al niño/lector a implicarse en el proceso de maduración, sino por el valor literario de la obra, en igual medida el valor de todas estas imágenes no reside en su capacidad de recuperar con más o menos precisión la historia original, ni en la exactitud o verosimilitud al narrar icónicamente una historia, sino en su valor como obras de arte, en su fuerza visual. Son obras a partir de los cuentos, no son una versión más del cuento al que se refieren. Cada uno de estos artistas cuenta otras historias, ligadas o no al cuento original, para ellos la utilización de las historias y de sus personajes son una clave visual y simbólica para adentrarnos en otras historias que tienen, evidentemente, algunos de los elementos que podemos encontrar en los cuentos de hadas pero tienen también otra perspectiva más actual. Desde la excusa de “reinterpretar” el cuento con las actrices y personajes de la cultura de hoy (como hace Annie Leibovitz) hasta la comparación en paralelo de los miedos de ayer con los miedos de hoy, tal vez los miedos de siempre, cambiando las brujas y los ogros por los violadores, por la amenaza permanente contra la inocencia, sea ésta física o mental, que esbozan tantos, entre ellos Joshua Hoffine. Y también, por que no, el homenaje a otro tiempo, a otras formas estéticas, al propio libro que hace Abelardo Morell. Y, en el extremo opuesto, esa idea de que hoy el País de las Maravillas estaría en otra galaxia no ya en la de Gutemberg. Muchos de estos artistas que juegan con las historias infantiles las prolongan hacia otros paisajes y llegan a crear un mundo propio, un lugar en el que no sólo viven Alicia y el Sombrero Loco, ni Jack y su habichuela mágica, ni las princesas, madrastras, príncipes, magos, dragones, sapos y encantamientos, sino otros personajes anónimos que tal vez sean los amigos de Jack o el anónimo marques de Carabás, o uno de los niños que siguieron embelesados la música del flautista de Hammelin, personajes que parecen salidos de algún cuento pero no sabemos de cuál ni sabemos quiénes son, y que al verlos nos vuelven a la retina esos lugares mágicos que hemos soñado e imaginado tantas veces. Sólo sabemos que proceden de un mundo mágico y tenebroso a la vez, donde la infancia parece eterna y los peligros infinitos, y las soluciones inestables. Donde la felicidad también es eterna, tanto que parece una amenaza, porque “fueron felices y comieron perdices”, o mi preferido, “fueron felices para siempre jamás”. Una contradicción en si misma.
  • 25. Caperucita Roja según los Hermanos Grimm. Algún día en alguna parte, febrero 2008
  • 26. Continuamos con el viaje de Caperucita. Después de casi un siglo de éxito incontestable (e inesperado) en Francia de la primera versión publicada por Charles Perrault, Caperucita Roja emprendió un curioso viaje a finales del siglo XVII de la mano de los hugonotes exiliados, que llevaban consigo el repertorio de cuentos galos. Estos protestantes franceses tuvieron que huir a causa de las Guerras de Religión, recalando en países no católicos como Inglaterra, Suiza, Países Bajos, Norteamérica y Alemania. En 1729 Robert Samber traduce de manera bastante fiel el cuento de Caperucita Roja de Perrault al inglés (Little Red Riding-Hood), aunque introduce alguna pequeña variación como darle a nuestra Caperucita nombre de bautizo (Biddy) o vestir con un camisón al lobo en el momento de compartir lecho con la protagonista. Samber suprime la moraleja final, como harán más tarde los Grimm. Algunos años después el cuento arriba a América (1796) sin grandes variaciones con respecto a la edición inglesa, salvo que el relato ya es dirigido de forma prioritaria a los niños a través de los chapbooks de las colecciones infantiles. En Alemania se traduce el cuento por primera vez en 1790, directamente de la versión de Perrault Particularmente en este último país, los cuentos de Perrault se fundieron con el sustrato local popular, lo que propició que, a principios del siglo XIX los hermanos Jaco Grimm y Wilhelm Grimm recogieran, junto a otros cuentos, la versión popular alemana de “Caperucita Roja”, (Rotkäppchen) que hasta la actualidad es la más conocida y leída universalmente. Lo hicieron en su mítico primer volumen de los Kinder-und Hausmärchen o Cuentos de niños y del hogar, publicado en 1812. Jacobo Grimm era filólogo y folclorista, su hermano Guillermo era poeta. Como trabajaron en el período romántico y el Romanticismo adhería a lo popular y a lo mágico, sus versiones de los cuentos tienen un aire folclórico a la vez que una atmósfera poética. En contra de lo que se pueda pensar, los Hermanos Grimm no se limitaron a transcribir palabra por palabra la tradición oral. Solía creerse que los Grimm habían realizado viajes por el campo en profundidad con el fin de capturar la tradición popular viva. Pese a su reputación como padres del folclore, investigadores del siglo XX demostraron que los hermanos Grimm habían realizado gran parte de su recopilación de cuentos en su propia casa. En primer lugar sus fuentes no fueron campesinas alemanas arrugadas y marchitas, sino que con frecuencia recurrieron a sus amigos y familiares, personas de clase media familiarizadas con un amplio abanico de tradiciones narrativas, incluido el cuento de hada francés. En un principio los cuentos de los Grimm no estaban destinados a los niños, ya que la literatura infantil y el concepto de niñez tal y como lo entendemos en la actualidad no existía. La primera edición de Cuentos de niños y del hogar, publicada en dos volúmenes entre 1812 y 1815, profusamente anotada y sin ilustraciones de ningún tipo, distaba mucho de ser una lectura ligera. La intención de los hermanos Grimm no era divertir sino ofrecer una fuente académica a todos aquellos interesados en las tradiciones alemanas y proporcionar un punto de partida para las comparaciones con cuentos extranjeros, procurando ofrecer una documentación fiel a sus fuentes. Su interés principal era una investigación filológica, motivada por una ideología de un retorno nacional a las «raíces». Sin embargo, los Grimm no pertenecían a una familia adinerada. Sus ambiciones intelectuales habían tomado forma en medio de las dificultades, y no transcurrió mucho tiempo antes de que cambiaran el énfasis de su trabajo y pasaran del público académico al mercado infantil potencialmente más lucrativo. Así, mientras en el prefacio de la primera edición de 1812, escrita por Guillermo Grimm aseguraban que:«Hemos tratado de presentar estos cuentos de hadas de
  • 27. la manera más pura posible (…) no se ha agregado, embellecido o cambiado ningún detalle» «El libro no está escrito para niños, aunque si les gusta, tanto mejor; no hubiera puesto tanto ánimo en componerlo de no haber creído que las personas más graves y cargadas de años podían considerarlo importante…», en su segunda edición, publicada en 1819, se enorgullecen igualmente de estarla mejorando. Completaron cuentos fragmentarios, se permitieron elaborar ciertas historias de forma más simple y elocuente y, por encima de todo se esmeraron por tener en cuenta a los lectores más jóvenes: «Sin embargo, en esta nueva edición hemos borrado cuidadosamente todas las expresiones inadecuadas para la niñez. Si, no obstante, se hubiera de objetar que a los padres este u otro detalle les resulta embarazoso o chocante, de modo que serían renuentes a poner el libro en las manos de los niños, podría haber casos en que su preocupación estuviera justificada y entonces ellos pueden escoger fácilmente: en general, es decir, en condiciones sanas, eso es ciertamente innecesario.» También es interesante señalar que el gran éxito de la primera edición inglesa de los Grimm, publicada en 1823 y adaptada para los niños por Edgar Taylor, animó a los Hermanos Grimm a publicar en 1825 una colección de alrededor de 50 cuentos populares, modificados para los niños de la misma manera que en la edición inglesa. Esta edición condensada e ilustrada magníficamente por Jacob Grimm, más tarde llegó a ser conocida como la “Kleine Ausgabe” (Pequeña Edición) y, lanzada durante la temporada navideña, obtuvo un éxito comercial mucho mayor que cualquiera de sus predecesoras. Entre 1825 y 1858 se publicarían diez ediciones de esta “Pequeña Edición”. Durante el transcurso de sus vida, los hermanos (Wilhelm en mayor medida) continuaron editando la colección para oídos “infantiles” y también “paternos”. El propósito era “que su poesía viva sea efectiva y produzca placer dondequiera que pueda, y también que el libro sirva de manual de buenas costumbres” Una comparación de los primeros manuscritos con las posteriores ediciones de los cuentos revela que, a lo largo de las siete ediciones que publicaron durante su vida, los hermanos adornaron, redactaron, combinaron los mejores elementos de cuentos con versiones paralelas y eliminaron algunas historias por completo. Entre los principales cambios introducidos por los Grimm, se pueden señalar: la inclusión de nexos lógicos más fuertes –en línea con la mentalidad burguesa corriente y su moral–, cortes de episodios truculentos, censuras y una acentuada transmisión de virtudes tales como la sencillez, la modestia, y la caridad; también la inteligencia que vence a la fuerza bruta. Los finales son siempre felices y sus cuentos incluyen algunos elementos descriptivos más propios de la escritura literaria que de las versiones orales que les dieron origen. La recopilación final, de 210 cuentos, publicada en 1857, conocida con el nombre de “Cuentos de Hadas de los Hermanos Grimm”, y revisada de acuerdo con las expectativas de críticos y lectores padres en especial, no presentan el folclore del pasado, sino todo lo contrario: los relatos para una nueva época y vino a personificar los primeros cuentos de hadas dirigidos, por vez primera, a los niños. >Pero retomando la versión de caperucita roja diremos que para la elaboración del cuento los hermanos Grimm partieron de tres fuentes: la primera, el cuento de Perrault de 1697 que conocían sobradamente como ávidos lectores que eran y conocedores de más de quince idiomas y dialectos; la segunda, una versión oral procedente de los hugotones de una amiga y vecina, Marie Hassenpflug, que había tenido acceso a una buena educación, y que, por tanto, es probable que conociera el escrito de Perrault; y la tercera, una adaptación teatral llevada a cabo en 1800 por el autor romántico alemán Ludwig Tieck, titulada Leben und Tod des
  • 28. kleinen Rotkäppchens: eine Tragödie (Vida y muerte de la joven Caperucia Roja: Una Tragedia)[ver enlaces externos], a quien los Hermanos Grimm se refirieron en sus notas sobre «Rotkäppchen»: «Bei Perrault chaperon rouge, wonach Tieck’s anmuthige Bearbeitung in den romantischen Dichtungen…» «En ‘La Caperucita Roja’ de Perrault, de acuerdo con la encantadora adaptación de Tieck a la manera romántica». En esta curiosa adaptación teatral de Tieck, Caperucita representa a la juventud alemana, que primero se siente atraída por los ideales de la Revolución Francesa de 1789 –el Lobo -, pero luego se retrae horrorizada frente a la barbarie de la revolución: la caperuza roja sería una clara referencia a la moda alemana de ponerse el gorro frigio en homenaje a los ideales de la revolución jacobina. Tieck modifica sustancialmente el cuento introduciendo diálogo, descripciones y caracterizaciones detalladas de los personajes. El lobo es dotado de una compleja caracterización psicológica e introduce el personaje del perro como su confidente, al cual cuenta su trágica historia (se vuelve contra el hombre cuando éste acaba con su compañera, una bella loba). La figura del cazador es introducida por vez primera por Tieck y, aunque no logra salvar a Caperucita y a la abuela, sí mata al lobo. Caperucita Roja de los Hermanos Grimm debió componerse entre 1806 y 1811 e introduce ya grandes modificaciones con respecto a la versión de Perrault de 1697: • La mantequilla de la cesta es cambiada por una botella de vino. • La madre introduce una recomendación a Caperucita antes de partir, promoviendo valores de enseñanza y disciplina, con una figura maternal más destacada. • El lobo se pone las ropas de la abuela después de devorarla (la desnudez desaparece) y se mete en la cama de ésta. Además Caperucita no se acuesta en la cama con el lobo. La historia deja de ser parábola sexual para transformarse en fábula familiar. • Se introduce la figura del cazador. En algunas variaciones victorianas de esta versión, como la publicada en la “Father Tuck`s Little Folk Series”, el cazador-leñador es en realidad el padre de Caperucita que al final del cuento, reducida al tamaño de una muñeca, se sienta sobre los hombros de su padre poco después de que la hubiera rescatado en compañía de su perro, el bueno y viejo Trusky (trad.fiel) La caza era frecuente en Alemania entre la clase popular, a diferencia de Francia, donde estaba reservada a las clases altas. El cazador libera a Caperucita y a la abuela, dotando así al cuento de un final feliz. Es muy posible que la fuente del final feliz fuera tomada por contaminación de otro cuento alemán de origen francés “El lobo y los siete cabritos”-«Der Wolf und die sieben jungen Geisslein”. El elemento del «lobo» ya era parte del inventario de los cuentos de hadas y, por ende, una solución casi ya hecha. • Se añade otro final más al cuento (en las ediciones posteriores a la primera) donde un segundo lobo es escarmentado por Caperucita y su abuela y acaba ahogado en una tina llena de agua. Este segundo final nos proporciona una imagen de la mujer que contrasta radicalmente con las ideas de feminidad dominantes en la época: Caperucita y su abuela son aquí mujeres hábiles, no un par de niñas indefensas que necesitan ser rescatadas. Sin embargo, lo más notable de este epílogo no es la lección en sí misma, sino el hecho de que se omita en las traducciones populares del cuento y que incluso hoy sea prácticamente desconocido. De los Grimm en adelante, el viaje narrativo de la, a veces, mal avenida pareja niña-lobo, adquirió connotaciones bastante variopintas según la época en la que fue difundido. La versión del cuento cambiaría de un modo u otro en función de la utilización interesada que se le quería dar.
  • 29. Los Hermanos Grimm Por Thomas O'Neill Artículo publicado en la revista National Geographic edición en español. Diciembre de 1999
  • 30. Érase una vez dos hermanos que vivían en Alemania y amaban los buenos cuentos; los cuentos llenos de magia y depeligros, de lealtad y de bribones. De niños jugaban y estudiaban juntos, como uña y carne, saboreando su infancia en un pequeño pueblo. Pero su padre murió inesperadamente, y la familia se volvió pobre. Uno de los hermanos se hizo enfermizo; el otro, demasiado serio para su edad. En la escuela conocieron a un sabio que los guió a un tesoro: una biblioteca de libros viejos con los cuentos más seductores que jamás habían escuchado. Inspirados, los hermanos comenzaron a coleccionar sus propios relatos, cuentos populares que les contaban sobre todo las mujeres, jóvenes y viejas. Pronto, los hermanos produjeron su propio tesoro: un libro de cuentos de hadas que encantaría a millones en lugares remotos durante generaciones. Los hermanos Grimm, Jacobo y Guillermo, titularon a su libro Los cuentos infantiles del hogar, y publicaron la primera de sus siete ediciones en Alemania en 1812. El índice es una lista de los personajes más célebres de los cuentos de hadas: la Cenicienta, la Bella Durmiente del bosque, Blancanieves, Caperucita Roja, Rapunzel, Rumpelstiskin, Hansel y Gretel, el rey rana. Docenas de personajes -un carrusel de brujas, sirvientas, soldados, madrastras, enanos, gigantes, lobos, demonios- giran por las páginas del libro. Tomados sobre todo de narraciones orales, los 210 cuentos de la colección de los Grimm forman una antología de cuentos de hadas, fábulas, farsas rústicas y alegorías religiosas sin igual hasta hoy. Los cuentos de los hermanos Grimm, como se les conoce por lo general en el mundo de habla hispana, permean la cultura mundial. Hasta ahora la colección ha sido traducida a más de 160 idiomas, desde el inupiat del Ártico hasta el suajili de África. En Estados Unidos, los lectores pueden elegir de entre 120 ediciones. En cuanto fenómeno editorial, la obra de los hermanos Grimm compite con la Biblia. Los cuentos y los personajes estelares saltan de las páginas al teatro, la ópera, las historietas, el cine, la pintura, el rock, la publicidad, la moda. Los japoneses, quizá los más entusiastas seguidores de los hermanos Grimm, han construido dos parques dedicados a los cuentos. En Estados Unidos, la colección de los hermanos Grimm proveyó buena parte de la materia prima que ayudó a Disney a convertirse en un gigante de los medios de comunicación. "LA EDAD PARA ESCUCHAR estos cuentos va de los tres años a la muerte", dice la narradora de cuentos alemana Elfriede Kleinhans. "Nuestro mundo puede parecer demasiado tecnificado y frío. Todos necesitamos estos cuentos para calentar nuestras almas." Tanta fama habría asombrado a los humildes Grimm. Mientras vivían, la colección se vendió modestamente en Alemania, al principio apenas unos cientos de ejemplares al año. Las primeras ediciones ni siquiera se dirigían a los niños. En un principio, los hermanos rehusaron utilizar ilustraciones, y las notas eruditas a pie de página ocupaban casi tanto espacio como los cuentos mismos. Jacobo y Guillermo se consideraban a sí mismos folcloristas patriotas, no escritores para niños. Su trabajo comenzó en la época en que Alemania, confuso mosaico de feudos y principados, había sido invadida por la Francia napoleónica, y los nuevos gobernantes pretendían suprimir la cultura local. Jóvenes estudiosos, absortos en su trabajo y solteros que compartían un atiborrado departamento, los hermanos Grimm se encargaron de la colección de los cuentos con el propósito de salvar la amenazada tradición oral alemana. A lo largo de casi todo el siglo XIX, maestros, padres de familia y figuras religiosas, particularmente en Estados Unidos, condenaban la colección de cuentos de los Grimm debido a su crudo e incivilizado contenido. En 1885 un educador norteamericano acusaba: "Los cuentos populares reflejan con demasiada fidelidad la visión del mundo y la cultura medievales, con todos sus rígidos prejuicios, su
  • 31. crudeza y atrocidades". Los adultos ofendidos se oponían a los penosos castigos impuestos a los villanos. En la versión original de "Blancanieves", a la malvada madrastra se le obliga a bailar con unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo hasta caer muerta. En "La pastora de ocas", una sirvienta traidora es desnudada, metida en un barril lleno de clavos y arrastrada por las calles. Aún hoy, algunos padres protectores se mantienen a distancia debido a la violenta reputación de las historias de los Grimm. A pesar de la a menudo dura recepción que tuvieron, los Cuentos infantiles del hogar fueron echando raíces entre el público. Los hermanos no habían previsto que la aparición de su trabajo coincidiría con el florecimiento de la literatura infantil en Europa. Los editores ingleses tomaron la batuta al publicar libros ilustrados de alta calidad, como Juanito y los frijoles mágicos, y abundantes colecciones de cuentos populares, todo para satisfacer a un nuevo público letrado en busca de material virtuoso para los pequeños. Una vez que los Grimm descubrieron este nuevo público, se dedicaron a refinar y suavizar sus cuentos, que habían surgido siglos antes como un burdo entretenimiento de campesinos. En las manos de los Grimm, las crueles madres se convirtieron en antipáticas madrastras, los amantes solteros se volvieron castos y al padre incestuoso ahora se le asignó el papel de demonio. En el siglo xx, los cuentos de los hermanos Grimm reinan en los libreros de las recámaras infantiles. ¿Y por qué no? Las historias se leen como sueños hechos realidad: apuestos mozos y hermosas damiselas armados de magia vencen gigantes y brujas y bestias salvajes. Escapan de adultos malvados y egoístas. Inevitablemente, la chica y el chico se enamoran y viven felices para siempre. Léeme otro, por favor. Y los padres siguen leyendo, pues aprueban las lecciones que contienen las historias: cumple tus promesas, no hables con desconocidos, trabaja duro, obedece a tus padres. Según los mismos Grimm, los cuentos servían como un "manual de buenos modales". Los estadounidenses quedaron prendadas de los cuentos de los Grimm cuando, en 1937, Walt Disney presentó su película de dibujos animados Blancanieves y los siete enanos, primera de tres increíblemente populares adaptaciones. Para convertir una historia corta en un musical de 80 minutos, los estudios Disney endulzaron el material original dando a los enanos nombres como Estornudo y Feliz. En Cenicienta (1950), Disney matizó la trama agregando una carroza que se convertía en calabaza al llegar la medianoche. LOS TEXTOS DE LOS HERMANOS Grimm han sufrido tantas adaptaciones y traducciones, muchas veces con la intención de suprimir el material censurable, como la violencia con la que son tratados los villanos o para adecuar los temas a los gustos contemporáneos, que la mayoría de nosotros conocemos sólo sus versiones ya modificadas. En un salón de clases de cuarto grado en Steinau, Alemania, el pueblo donde los Grimm pasaron parte de su infancia, escuché a la narradora de cuentos Elfriede Kleinhans preguntar a los niños y niñas cómo hizo la princesa para convertir una rana en príncipe en el clímax de "El rey rana", el cuento que abre la colección de los Grimm. "La besó", contestan al unísono. "No", responde Kleinhans. "Lanzó a la horrible rana contra la pared con toda su fuerza, y ésta despertó como un príncipe. Eso dice la verdadera historia." Los niños se muestran incrédulos. Estudiosos y psiquiatras han opacado la belleza de los cuentos con una incesante pregunta: "¿Qué significa?" ¿Arrojar la rana simboliza el despertar sexual de la princesa, como sugirió el psicólogo freudiano Bruno Bettelheim, o acaso la princesa representa un modelo de un rol feminista al desafiar la autoridad patriarcal de su padre, el rey, como se pregunta el folclorista alemán Rörich? O quizás, una rana no es más que una rana. Los cuentos también han caído en manos de ideólogos y propagandistas. Los teóricos del Tercer Reich, en Alemania,
  • 32. hicieron de Caperucita Roja un símbolo del pueblo alemán, que se salva del feroz lobo judío. Al final de la Segunda Guerra Mundial, los aliados prohibieron la publicación de los cuentos de los hermanos Grimm en Alemania, por creer que éstos habían contribuido a la barbarie nazi. Durante la década de los setenta, en campus universitarios de Europa y Estados Unidos se condenó a los cuentos de los hermanos Grimm por promover una visión del mundo sexista y dominada por la autoridad. "La locura viene de los cuentos de hadas", se escribió en las paredes de Alemania. Algunas de las historias se reescribieron para adaptarlas a ciertas preferencias políticas. En una revisión de "Cenicienta", la heroína organiza un sindicato de sirvientas, provocando que el rey la arreste; luego emigra a Estados Unidos para huir de la tiranía de reyes y reinas. Al preguntarle acerca de esta avalancha de comentarios de psicoanalistas, estudiosos e ideólogos, Bernhard Lauer, director y curador del Museo de los Hermanos Grimm en Kassel, Alemania, me miró con tristeza y se quejó: "¡Los cuentos son obras maestras de la literatura! No son recetas para la vida diaria". EMBELESADO DESDE LA INFANCIA por la geografía que trazan los cuentos de los hermanos Grimm - los siniestros bosques, los imponentes castillos, las cabañas alumbradas por el fuego y las ruidosas calles de las aldeas- viajé a Alemania para ver si podía trazar los contornos de mi mapa imaginario y quizás descubrir quiénes fueron en realidad los hermanos Grimm y cómo llegaron a ser sobresalientes cartógrafos de la ilusión. Mi plan consistía en visitar los pueblos de Hesse donde los hermanos Grimm vivieron, e investigar quiénes les contaron los cuentos y qué tanto los alteraron. Vagaría por los caminos remotos, para ver si los paisajes que evocan los cuentos aún perduraban en la campiña de Hesse. Cuando dejaba Francfort y sus rascacielos de vidrio, la nieve parecía pintar el suelo hacia el este, en la tierra de los Grimm. Las aldeas de techos rojos anidan en los pliegues de las colinas y a lo largo de los valles de los ríos. Los castillos de piedra asoman de las cimas cercanas, mostrando torres y almenas. Los campos en los que luego madurarán el maíz y la remolacha se extienden hasta los espesos bosques que enmarcan el horizonte como los bordes de un grabado. Los mayores de seis hermanos, Jacobo y Guillermo, nacieron con un año de diferencia a mediados de la década de 1780 en Hanau, un pueblo de comerciantes a menos de un día de distancia en carruaje de Francfort. Su padre, Felipe, hijo de un clérigo, estudió leyes y fue secretario del ayuntamiento de Hanau, una ocupación sólida propia de la clase media. El señor Grimm predicaba una vida de fe, trabajo fervoroso y lealtad a la familia. La madre, Dorotea, dejaba a los niños vagar libremente por la campiña donde, como un día llegaría a reconocer Guillermo, nació su "espíritu de coleccionista" mientras cazaban mariposas e insectos. Nada queda ya del lugar donde nacieron los Grimm en Hanau. Al igual que la mayoría de las casas que alguna vez habitaron, la de Hanau fue destruida por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Una estatua de bronce de los hermanos se levanta frente al Rathaus, o palacio de gobierno, mostrando a dos hombres de cabello largo y levita, absortos en la lectura, su gran placer. Al pie de la estatua pueden verse turistas también leyendo, casi siempre guías de viaje. La estatua marca el inicio del Deutsche Märchenstrasse, o Camino Alemán de los Cuentos de Hadas, una sinuosa ruta de más de 600 kilómetros que serpentea por el centro de Alemania hacia lugares que tienen que ver con los Grimm o sitios pintorescos que simplemente ponen al viajero en un estado de ánimo de cuento de hadas. Hacia 1791 la familia se había trasladado al noreste, a Steinau, otro pequeño centro de comercio donde el padre fungió como magistrado de distrito. La familia Grimm vivía bien en una gran casa de piedra con torreones, que funcionaba también como corte local. Sobrevive como museo
  • 33. de manuscritos y memorabilia de los Grimm, junto con exposiciones permanentes de ilustradores contemporáneos. Los años en Steinau marcaron el fin de la tranquilidad y la inocencia de Jacobo y Guillermo. En 1796 su padre murió, a los 44 años de edad. Dorotea y su familia de seis hijos fueron obligados a desocupar la residencia gubernamental. Gracias a la ayuda económica de una hermana de Dorotea, dama de compañía de una princesa de Hesse, Jacobo y Guillermo, a sus 13 y 12 años, fueron enviados al norte, a Kassel, para estudiar en el Lyzeum, una escuela para la clase alta. Los muchachos, que compartían el mismo cuarto y la misma cama, afrontaron la soledad y los desdenes sociales estudiando 10 horas diarias; fueron alumnos brillantes. Sin embargo, el esfuerzo físico repercutió en Guillermo quien, de por si delicado de salud, sufrió un severo ataque de asma en la escuela. Sus débiles pulmones y las enfermedades recurrentes lo perseguirían el resto de sus días. Tal como los héroes de los cuentos, los hermanos Grimm fueron puestos a prueba con mala fortuna y terribles obstáculos antes de conocer al sabio que los sacaría de las tinieblas. El encuentro sucedió en la ciudad universitaria de Marburgo, donde Jacobo, en 1802, y Guillermo, un año después, se graduaron en leyes. Rotraut Fischer, estudiosa del movimiento romántico alemán, me guió entre callejuelas repletas de estudiantes. Dimos vuelta en la calle Barfüsser, pasamos frente al edificio, construido en parte con madera, en el que los Grimm vivieron cuando eran estudiantes de leyes, y comenzamos a subir a las alturas de Marburgo. "Sabemos por sus cartas que Jacobo recorrió esta ruta muchas veces -comenta Fischer-. En una de ellas se quejaba de que había más escaleras en las calles que en las casas." Luego pasamos frente a una espigada iglesia gótica, en cuyo interior resonaba un órgano, y llegamos a una casa de piedra de tres pisos, justo debajo del castillo del pueblo. Aquí fue donde un joven profesor de leyes aristócrata, Friedrich Carl von Savigny, impresionado por la avidez de conocimientos de Jacobo, abrió las puertas de su biblioteca al mayor de los Grimm, quien pasaba horas enteras leyendo los raros manuscritos de épicas medievales y sagas heroicas de la colección de Savigny. Esta experiencia despertó en Jacobo la pasión por descifrar y rescatar la literatura y los antiguos cuentos populares alemanes, causa que también abrazaría su hermano menor. Jacobo, de temperamento introvertido, dedicó su existencia a la investigación bibliográfica. En Marburgo rechazaba las invitaciones para pasear por la campiña, diciendo que prefería "un paseo por la literatura" Sus compañeros lo llamaban "el viejo". Guillermo, un decidido estudioso como su hermano, era más sociable. "A Guillermo le gustaban las mujeres y Guillermo les gustaba a ellas", me comentó Heinz Rölleke, un estudioso de los Grimm en la Universidad de Wuppertal. Guillermo y Jenny von Droste-Hülshoff, una rica joven a la que conoció en un círculo de narradores de cuentos, intercambiaban apasionadas cartas. Las diferencias de clase frustraron un posible matrimonio. A los 39 años, Guillermo se casaría con Dortchen Wild, hija de un boticario y una de las fuentes más importantes de cuentos de la colección. Jacobo, que permanecería soltero toda su vida, fue con mucho la parte intelectual y quien iniciaba casi todos lo proyectos. Pero los hermanos trabajaban muy de cerca y firmaban sus escritos simplemente como "los hermanos Grimm". Los cuentos infantiles del hogar, su trabajo conjunto más notable, comenzó casi de improviso. Absortos en la edición y traducción de manuscritos medievales, los Grimm comenzaron a reunir cuentos de hadas por encargo de un amigo que planeaba una colección de literatura popular alemana. Transcurridos varios años, los Grimm habían recopilado 49 cuentos, algunos tomados de libros antiguos y el resto de conocidos en Kassel. Pero el amigo no elaboró su colección y los hermanos decidieron publicar su propio volumen.
  • 34. Reunir los cuentos debe haber distraído a Jacobo y Guillermo de lo que ocurría en sus vidas. Su madre había muerto en 1808 y el dinero escaseaba. Empleado como bibliotecario del detestado invasor francés, Jacobo apenas podía sostener a sus cinco hermanos. Guillermo padecía de asma y tenía un corazón débil, por lo que no podía trabajar. En 1812, el año en que se publicaron los cuentos por primera vez, los hermanos sobrevivían con una comida al día; quizá esto explica por qué tantos personajes de su libro pasaban hambre. Aunque siguieron apareciendo nuevas ediciones de los cuentos hasta 1857, dos años antes de que Guillermo muriera, la recolección de casi todas las narraciones orales ocurrió cuando los hermanos estaban en sus impresionables veinte años. En total, 40 personas relataron historias a los hermanos Grimm, y muchos iban a su casa en Kassel. Los hermanos recibían con agrado especial las visitas de Dorotea Viehmann, viuda que caminaba hasta el pueblo para vender lo que sembraba en su hortaliza. Hija de la dueña de un mesón, Viehmann había crecido escuchando los relatos de los viajeros que iban camino a Francfort. Entre sus tesoros estaba "Aschenputtel": Cenicienta. Excepto por la señora Viehmann, los hermanos casi nunca identificaban a sus narradores. Los nombres de éstos y las historias que se les acreditaban no pudieron conocerse por lo general hasta después de estudiar con cuidado las notas que aparecían al margen en las copias de los cuentos que pertenecieron a los Grimm. Pero la verdadera identidad de uno de los informantes más importantes: "Marie", no salió a la luz hasta mediados de la década de 1970. En las notas se le atribuyen a Marie la narración de muchos de los cuentos más famosos: "Rotkäppchen" (Caperucita Roja), "Schneewittchen" (Blancanieves) y "Dornröschen" (la Bella Durmiente). Herman Grimm, el hijo mayor de Guillermo y albacea del legado de los hermanos tras su muerte, sostuvo por muchos años que la Marie en cuestión había sido la vieja ama de llaves de los suegros de Guillermo. Fue necesario que Heinz Rölleke, de la Universidad de Wuppental, leyera con mayor detenimiento las anotaciones para saber que la narradora conocida como Marie había sido en realidad Marie Hassenpflug, una amiga veinteañera de Charlotte, la hermana de los Grimm, quien pertenecía a una educada familia de habla francesa. VI UN RETRATO DE MARIE en una pared de la casa de Wolfgang Hassenpflug, en Rinteln. El señor Hassenpflug, un ingeniero jubilado cuya despeinada cabellera blanca hace pensar más bien en un poeta, es tataranieto de Charlotte Grimm, a quien su familia y amigos llamaban Lotte. Según cuenta Wolfgang, en 1822 Charlotte dejó la casa de sus hermanos para casarse con un antiguo amigo de la familia, Ludwig Hassenpflug, hermano de Marie. Debido a que todo parece indicar que la descendencia directa de Guillermo y Jacobo se extinguió al morir la hija de Guillermo, en 1919, Wolfgang Hassenpflug es el heredero de muchos de los tesoros de la familia Grimm, así como de muchos recuerdos de la estirpe Hassenpflug. De las paredes de la elegante casa de piedra de Hassenpflug penden retratos originales de los hermanos Grimm y de su hermana y la familia de ésta; todos grabados en cobre de otro de los hermanos Grimm, Ludwig. Marie mira con grandes ojos expresivos, y su rostro está enmarcado por rizos negros. Para mi visita, la esposa del señor Hassenpflug, Gerda, adornó la mesa donde comeríamos con un mantel damasco que perteneció a Charlotte, y que tiene bordadas en una esquina las iniciales "LG". Wolfgang contó la historia del "redescubrimiento" de Marie y explicó que la ascendencia francohugonota de la familia había influido en sus habilidades narrativas. "Como los hermanos Grimm, Marie creció en Hanau, que en ese tiempo era un pueblo eminentemente francés"; explica Hassenpflug. "Desde luego, sus ayas le
  • 35. contaban cuentos franceses. Quizás en un principio los Grimm pensaron que todos los relatos de Marie provenían de Hesse, pero ahora sabemos que los más famosos venían de Francia y de los libros de Charles Perrault". Las maravillosas historias de Marie mezclaban motivos de la tradición oral y del libro de Perrault de 1697, Los cuentos de mamá oca, que incluía elaboradas versiones de "Caperucita Roja", "Blancanieves" y "La Bella. Durmiente", entre otras. Muchas de éstas habían sido adaptadas de cuentos de hadas italianos. En la segunda edición de sus propios cuentos, los Grimm reconocieron las profundas raíces internacionales de muchos de ellos. Entre sus notas se hace referencia a variantes de muchas otras culturas, incluidas la rusa, la finlandesa, la japonesa, la irlandesa y la eslava. Mucho antes de que los Grimm vivieran, la narración de cuentos florecía en posadas, establos y, quizás con más fuerza, en los spinnstuben o cuartos de hilado de las mujeres campesinas. En las noches de invierno, las mujeres aligeraban las largas horas que pasaban hilando lino contándose historias aderezadas de aventura, romance y magia. Los cuentos de los hermanos Grimm muestran muchas hilanderas, como en "Rumpelstiskin", en el que la hija de un molinero pobre a quien un rey ordena convertir la paja en oro -el fracaso significaría la muerte, el éxito bodas reales- consigue que la ayude un hombrecillo malicioso, Rumpelstiskin. Dado que el origen de muchos de los cuentos de los Grimm se remonta a toda Europa y el Medio Oriente, se impone la pregunta: ¿qué tan alemanes son los cuentos de los Grimm? "Mucho" contesta el investigador Heinz Rölleke. El amor a los desposeídos, la sencillez rústica, el decoro sexual: todos son rasgos teutones. La áspera textura de la vida alemana en el medioevo, época en que muchos de los relatos se integraron a la tradición oral, también colorea las narraciones. Por toda Europa los niños eran a menudo descuidados y abandonados como Hansel y Gretel. Las mujeres acusadas de brujería eran quemadas en la pira, como la malvada suegra de "Los seis gansos". "La crueldad de las historias no surgió de la fantasía de los Grimm" -opina Rölleke-. Reflejaba la ley y el orden imperantes en los tiempos antiguos." Posiblemente, el más alemán de los toques sea la omnipresencia del bosque, donde los héroes confrontan a sus enemigos y vencen el miedo y la injusticia. La sociedad rural alemana tradicionalmente dependía del wald o bosque. Era aquí donde los granjeros alimentaban a sus cerdos con bellotas, los nobles cazaban venados y los leñadores escogían los troncos de donde saldrían las macizas vigas que aún pueden verse en los establos y casas de los pueblos de Hesse. Los narradores de cuentos sabían que al colocar a los personajes en oscuros bosques sin caminos despertaban la sensación de peligro y suspenso. "El bosque no era considerado un lugar seguro. La gente de los pueblos lo evitaba", me contó el guardabosques Hermann-Josef Rapp mientras recorríamos en auto Reinhardswald, un enorme bosque en las colinas del norte de Hesse. "Había prófugos de la ley y cazadores ilegales. Y los alemanes siempre han temido a los lobos." Actualmente, en Reinhardswald abundan las hayas y los abetos, traídos de fuera, que se aprovechan en los aserraderos del lugar. Pero para contemplar esos inmensos robles, árboles favoritos de los cuentos de los Grimm, hay que visitar un bosque protegido que está cerca del castillo de Sababurg. Rapp me llevó a ese bosque un día que llovía a cántaros. Aquí, enormes robles artríticos, algunos de más de 400 años de edad, surgían como ruinas góticas. Sentí aprensión al contemplar las gruesas y codiciosas ramas, los salvajes musgos cual cabellos, los ojos nudosos, los huecos que parecen bocas abiertas. ¿Cómo pudo la madre de Caperucita Roja permitir que una niña tan dulce entrara a un bosque como este? A pesar del
  • 36. fuerte matiz germánico de los cuentos, la primera edición vendió muy poco. Para la segunda edición, en 1819, Guillermo ya había asumido la responsabilidad de los cuentos agilizando la trama para resaltar las acciones, insertar en la narración viejos proverbios y poemas populares y recurrir al lenguaje poético para describir los escenarios. De esta manera, Guillermo creó un estilo que aún hoy sirve de modelo para escribir cuentos de hadas. Guillermo siguió puliendo los cuentos hasta la edición final de 1857. La comparación de las distintas ediciones revela que en su tentativa por hacer las historias más adecuadas para los niños y sus padres de las clase media, Guillermo suprimió todo rastro de actividad sexual, como la unión premarital de Rapunzel y el príncipe que escaló su torre. También agregó motivos religiosos, acentuó las lecciones dirigidas a la educación de los niños y enfatizó los roles de género. Aunque los Grimm decían ser meros recopiladores de historias, sus nuevas versiones de las narraciones orales, con su renovación literaria y moral, fueron cruciales, según parece, para adaptar los cuentos a los nuevos tiempos. "A pesar de cuanto añadió Guillermo -como dice Rölleke- la esencia de los cuentos permaneció intacta." Las huellas editoriales que dejaron los hermanos Grimm traicionan los valores propios de la sociedad cristiana y burguesa de la Alemania del siglo XIX. Pero eso no ha impedido que las historias sean adoptadas por prácticamente todas las culturas y nacionalidades del mundo. ¿Qué explica esta amplia y duradera popularidad? Bernhard Lauer señala que es "el estilo universal" de la escritura. "No hay descripciones concretas de la tierra, la vestimenta, el bosque o los castillos. Esto hace que los cuentos no tengan tiempo ni lugar." Los cuentos nos permiten expresar nuestros "anhelos utópicos" opina Jack Zipes, de la Universidad de Minnesota, cuya traducción de los cuentos completos, de 1987, captura el vigor rústico de los textos originales. "Los cuentos muestran la búsqueda de la felicidad que casi ninguno de nosotros conoce pero que creemos posible. Podemos identificamos con los héroes de las historias y convertirnos, en nuestra imaginación, en los amos y amas de nuestros destinos." Los psicoanalistas afirman que los cuentos de hadas son una posibilidad de ejercitar el inconsciente. En Estados Unidos es sabido que Bruno Bettelheim promovió el valor terapéutico de los cuentos de los hermanos Grimm y los llamó "grandes reconfortantes". Al confrontar temores y fobias, representados por brujas, madrastras despiadadas y lobos hambrientos, los niños se percatan de que pueden controlar sus ansiedades. La teoría de Bettelheim es aún objeto de un acalorado debate. Pero a la mayoría de los lectores jóvenes no les interesa ejercitar su inconsciente. A mi hija Lucy de 11 años le parece genial que las brujas lancen hechizos y que las heroínas siempre conquisten a los hombres que pretenden. Sé que los niños prefieren la capa que hace al héroe invisible o el rifle que siempre da en el blanco. Los cuentos de los hermanos Grimm son placenteros en un infinito número de maneras. Algo en ellos parece reflejar cualquier estado de ánimo o interés que anteceda a nuestra lectura. Esta flexibilidad de interpretación los ajusta a casi cualquier época y cultura. Jacobo y Guillermo dejaron sus trabajos como bibliotecarios en Kassel para dar cátedra en las universidades de Gotinga y Berlin. En conjunto publicaron más de 35 libros. También fueron reconocidos como patriotas al arriesgar sus medios de vida por defender una reforma democrática. Pero en sus últimos años de vida se retiraron de la política y la enseñanza para concentrarse en elaborar el Diccionario alemán, uno de los proyectos de erudición más grandes del siglo XIX. Los hermanos no vivieron para concluir el diccionario ni ver hecho realidad su sueño más caro: la fundación de la nación alemana en 1871. Guillermo murió de una infección en 1859, a los 73 años. En su elegía, Jacobo dio a su amado hermano el
  • 37. nombre de märchenbruder, "el hermano de los cuentos de hadas". Jacobo murió cuatro años después, cuando acababa de escribir la definición para el diccionario de frucht, o fruta, un final digno de una vida fértil. Como último cuento de su colección, los hermanos Grimm eligieron un relato corto, a manera de parábola, llamado "La llave de oro". En él, un niño pobre penetra en un bosque helado para recoger leña en un trineo. Entre la nieve encuentra una pequeña llave y junto a ella una caja de hierro. El niño inserta la llave, le da vuelta y levanta la tapa. Ahí termina la historia. Por una vez los Grimm evitan un final feliz. A cambio, han extendido una invitación de oro, desde entonces aceptada por multitud de lectores, para abrir sus libros con la llave de la imaginación. Sólo entonces los lectores descubrirán las maravillas que los aguardan...
  • 38. TRADICIÓN ORAL Y CUENTOS Por Paco Cid Jiménez, Sonia B. García Romero y Eva Mª Maroto Fernández
  • 39. "La historia más verídica es aquella que la gente cuenta en voz baja, la historia que la gente cuenta con un asomo de temor prendido en los ojos". Con estas palabras se expresa Gabriel Janer Manila al hablar de la tradición oral, de las fuentes orales. La historia de la humanidad se ha construido, en parte, gracias a la transmisión oral, y con el tiempo esta transmisión oral pasaría a formar parte de la historia escrita; pero el paso de lo oral a lo escrito provoca lagunas, subjetividades, partidismos que trastocan parte de la historia. La tradición oral es la historia de un pueblo, de una sociedad que avanza a la vez que con ella se moldean sus historias, sus vivencias, sus tradiciones. Según Vigotski el desarrollo mental del hombre tiene su origen en la comunicación verbal entre el niño y el adulto. El ser humano se ha nutrido durante generaciones de una tradición oral que hoy día permanece en un lugar casi marginal, motivado por la influencia de otros medios alternativos: medios de comunicación de masas, libros, ordenadores... La tradición oral dio paso a una tradición de consumo e incomunicación; es paradójico, vivimos en la era de la información, y las personas cada vez se comunican menos y se ven abrumadas por un exceso de información que no siempre podemos o somos capaces de seleccionar. Pero, sin perder de vista el tema que es el punto de partida del presente trabajo, vayamos ahora a comentar dónde se encuentra el origen de la palabra ‘folklore’, o ‘folclore’. Este término sería acuñado por el anticuario inglés Willian John Thoms en 1846, sustituyendo el concepto de ‘antigüedades populares’. Tal como comenta Arnold van Gennep en su libro Le Folkore, la introducción de este nuevo término se exportaría rápidamente por los países escandinavos, Rusia... Pero no todos los países del entorno británico aceptarían esta palabra de igual manera; en Alemania y Austria utilizaría la terminología ‘Volkskvendlich’, en Italia quisieron decantarse por ‘tradicionalista’, España y Portugal tardarían en aceptar la palabra ‘folklore’ motivado por sus disputas militares y políticas con Inglaterra. La tradición oral, o folclore, hace referencia a diferentes aspectos de la cultura popular; no obstante, nosotros haremos referencia a aquellos que tienen una estrecha relación con la literatura: canciones, retahílas, leyendas, romances, fábulas, trabalenguas, cuentos populares, bestiarios... En este punto, queremos conectar la tradición oral con la literatura, en concreto, literatura infantil. Comentar que denotaremos por literatura infantil también la destinada a un público adolescente, o juvenil, si bien hay que aclarar que los conceptos infantil, juvenil o adolescencia no surgen hasta el siglo XVIII-XIX, siendo la literatura escrita hasta entonces dirigida a un público adulto. Preludios de una incipiente literatura infantil La recolección de cuentos populares forma parte del folclore. Charles Perrault (1628-1703), escritor francés nacido en París, sería de los primeros en recopilar cuentos para niños. Sus Historias o cuentos del pasado (1697), también conocido como Cuentos de Mamá Oca -por la inscripción que figuraba en la cubierta de la edición original-, haría inmortales cuentos como Caperucita Roja, La bella durmiente, Cenicienta, Barba azul... La influencia de Perrault trascendería las fronteras francesas. Casi un siglo después veríamos en los hermanos Grimm unos continuadores de la labor iniciada por Perrault, o cómo los cuentos de éste influirían en el inglés Walter Scott (1771-1832). Es curioso cómo historias que no fueron escritas para niños, serían acogidas por éstos como propias. Robinson Crusoe (1719, Daniel Defoe) o Los viajes de Gulliver (1726, Jonathan Swift) son dos buenos ejemplos. Esta literatura para ‘adultos’ sería la que predominara en un siglo XVIII que entreabría sus puertas a una literatura infantil aún inexistente como tal, que
  • 40. tendrían su razón de ser fruto de la influencia de pensadores como el británico John Locke (1632-1704) y, más en concreto, a partir de las ideas del filósofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Considerado como uno de los escritores más elocuentes del siglo de las Luces, su obra Emilio (1762) supondría una nueva teoría educativa, donde aparecía la figura del niño como etapa diferenciada de la adultez. En aquellos tiempos, Europa se veía envuelta en múltiples cambios sociales y políticos, en parte, provocados por las reivindicaciones de una clase obrera que reclamaba un lugar más justo en la anquilosada estructura social. Para Rousseau el niño era un ser puramente sensitivo, sin sentimientos, independiente, solitario. Es curioso cómo alguien que plantea la figura del niño, como si de un salvaje se tratara, fuera el responsable de un nuevo concepto: la infancia. Pero la importancia de las ideas no es tanto por los matices de las mismas como por su esencia, quizás el simple hecho de romper con lo que hasta entonces parecía normal. En la Edad Media el niño era un adulto en miniatura; el hecho diferencial de esta etapa de la vida no tenía sentido plantearlo, y es aquí donde radica la importancia del pensamiento de Rousseau: él sí plantea la niñez como una etapa con unas peculiaridades y necesidades diferentes a la edad adulta. En 1770, el filósofo alemán y crítico literario, Johann Gottfried Herder (1744-1803), ofrecería una nueva imagen del niño y de la infancia. Al igual que Rousseau, vería en la infancia esta etapa diferente de la adultez, pero se alejaría de la imagen del niño como ser deficiente. Herder sería el autor del movimiento literario ‘Sturm und Drang’, integrado por jóvenes escritores alemanes que se opondrían al excesivo valor que daba la Ilustración a la razón. Este movimiento literario sería el preludio de lo que se conocería como Romanticismo alemán. Hasta ahora hemos visto cómo de una literatura donde primaba lo religioso se pasó, en Gran Bretaña hacia un didactismo que imperaba en la mayoría de las obras, y en Alemania surgiría un movimiento social que trascendería sus propias fronteras. Nacimiento de una literatura propiamente infantil Aunque podemos encontrar, ya en el siglo XV, una obra destinada al niño: Der Seele Trost (1478), no es hasta el siglo XVIII cuando podemos hablar con propiedad de literatura destinada a un público infantil: recordar lo antes comentado acerca de la influencia de Locke, Rousseau y Herder en referencia a la infancia. La influencia de Locke podemos observarla en la literatura británica en la labor del editor John Newbury, quien editara la primera revista infantil conocida en lengua inglesa: Lilliputian Magazine (1751-1752). Newbury influiría en la literatura infantil alemana, donde se editarían revistas infantiles siguiendo el modelo propuesto por éste. Rousseau influiría en la literatura británica en forma de cuentos morales, donde primaba un didactismo que sería el género predominante en la literatura infantil inglesa desde mediados del siglo XVIII hasta comienzos del XIX. En Alemania, al igual que en Gran Bretaña, se observa un alejamiento de lo religioso, también encontramos cuentos morales, con autores como Johan Heinrich Campe, autor que puede ser considerado el fundador del género de novelas de aventuras para jóvenes. La verdadera preocupación por el niño vendría a partir de las revoluciones industriales. En el siglo XIX, Gran Bretaña sigue inmersa en la instrucción moral a través de la literatura, mientras en Alemania surge un movimiento cultural de gran trascendencia: el Romanticismo. En Gran Bretaña encontraríamos la importante contribución Charles Dickens (1812-1870) o la de Willian Blake
  • 41. (1757-1827); sería muy leído los Original Poems for Infant Minds de las hermanas Taylor. El Romanticismo alemán Dada la importancia que tuvo el Romanticismo alemán, no queremos pasar por alto algunos detalles que nos aproximen al mismo. Estamos en el siglo XVIII, donde la razón, consecuencia de la influencia de la Ilustración, parece inundar la vida cultural y filosófica de media Europa. Un grupo de jóvenes se rebela contra esta situación y plantea un movimiento cultural que trasciende la esfera de lo literario, afectando otras esferas artísticas y filosóficas. El Romanticismo deja de lado la razón en pro de la fantasía, de la bohemia, del sueño en vida tal como afirmara Novalis: "el mundo se convierte en sueño, el sueño en mundo". Es el límite difuso, o inexistente, entre una realidad y una fantasía que se entrecruzan en esta nueva forma de entender el arte, el pensamiento y, en definitiva, la vida. El Romanticismo se preocuparía por rescatar la memoria del pueblo, su folclore, como forma de preservar la propia identidad nacional. Los primeros autores románticos no verían la necesidad de producir una literatura específica para niños, pues la verdadera literatura ya existía en lo popular: cuentos, sagas, canciones, leyendas... Los románticos pensaron en devolver la literatura folclórica a los niños. En esta tarea de salvar un tesoro que comenzaba a perderse participaron autores como Clemens Brentano y Achim con Arnim, además de los hermanos Grimm. Brentano y Arnim rivalizarían con los hermanos Grimm a la hora de entender cómo debían transcribirse esos cuentos y leyendas que emanaban del pueblo. Los primeros entendieron que la salvación sólo era posible si se retocaban, como forma de reactivar el folclore; en cambio, los hermanos Grimm quisieron ser fieles a la tradición, sin cambiar ni influir (al menos, en la primera edición de sus famosos cuentos). La primera edición de los cuentos de los hermanos Grimm (Kinder und Hausmächen) fueron publicados entre 1812-1815. En la segunda edición de los mismos, aparecida en 1819, los hermanos Grimm imprimirían algunos cambios motivado por su interés en adaptarlos a un público específicamente infantil. Podemos igualmente observar dos posturas en referencia a la didáctica de los cuentos. Mientras Arnim afirmaba que el niño debía tener la posibilidad de jugar con el cuento, cambiándolo; los hermanos Grima decían que los niños no querían cambiar los cuentos, sino escucharlos tal cual una y otra vez, siempre igual. Pero los románticos también producirían una literatura específicamente infantil, como por ejemplo el cuento Die Elfen (Los elfos) de Ludwig Tieck (1773-1853) y El cascanueces y el Rey de los Ratones de E.T.A. Hoffmann (1776-1822). Podemos ver en estos autores la aparición de un nuevo concepto: el cuento dualista, donde el mundo real (rural) se combina con un mundo fantástico al que no tienen acceso los adultos. En el caso concreto de Hoffmann, podemos ver el preludio de lo que casi un siglo después sería conocido en Inglaterra como ‘nonsense’. El problema de Hoffmann estuvo en que innovó demasiado pronto para la época en la que vivía. Nonsense Mientras Alemania y los países de su entorno se veían influidos por el Romanticismo, en Gran Bretaña la literatura era moldeada en virtud de un discutible didactismo. A mediados del siglo XIX, en pleno decaimiento del Romanticismo, surge en Gran Bretaña un estilo literario que, aunque tuviera un cierto origen en algunos aspectos del Romanticismo, tiene sus propias peculiaridades: aparece el ‘nonsense’. Se llama ‘nonsense’ a una forma en verso o en prosa que busca los efectos extraños, absurdos y normalmente humorísticos, dejando a un lado cualquier ley sobre la lógica,