1. Una familia necesita $ 2.930 para salir de la pobreza en
Santa Fe
La suba en un año fue del 28,66 %. La diferencia entre los precios relevados por el Ipec y
los del Indec es del 120 % en el valor de la canasta básica.
De la redacción de El Litoral
politica@ellitoral.com
www.fie.org.ar
La canasta básica total para una familia tipo en la ciudad de Santa Fe, ascendió a 2.930 pesos en el mes
de julio. Los grupos familiares de dos adultos y dos menores que no registren ingresos por esa cifra,
estarán por debajo de la línea de pobreza según la norma estadística.
Los datos se desprenden del análisis mensual que realiza la Fundación FIE, para lo cual calcula una
canasta de bienes y servicios que refleja el consumo promedio de una familia tipo del aglomerado Santa
Fe, utilizando para ello los precios de los productos correspondientes al Índice de Precios al Consumidor
de la ciudad de Santa Fe, relevados por el Instituto Provincial de Estadística y Censos.
Estos datos ubican la canasta de julio un 2,56 % por encima de la de junio y un 28,66 % más cara que la
de julio del 2010. La canasta acumula un incremento un 13,97 % en los primeros siete meses del año en
curso.
Los precios de una serie de productos y servicios seleccionados, que cubrirían los requerimientos de la
canasta alimentaria, se incrementaron en un año en un rango que oscila entre el 12 % y 44 %. De los
alimentos relevados, la carne picada con el 44 % pica en punta seguida por azúcar (41 %) y pan francés
(39 %).
Entre los que menos se incrementaron en el año, figuran el queso cuartirolo (12 %), arroz (16 %) y leche
entera (16 %).
Diferencias
Para el Instituto Nacional de Estadística y Censos, la canasta básica total para una familia tipo en julio fue
de 1.331,49 pesos. De esta manera, se amplía la brecha entre los datos del organismo oficial y la canasta
elaborada por FIE para Santa Fe, siendo esta última un 120,1 % más cara que la relevada por dicho
2. organismo nacional.
La diferencia es aun mayor si se comparan los datos santafesinos calculados por la consultora con el
pronóstico presidencial de ayer. Cristina Fernández de Kirchner calculó que la pobreza bajará al 8,3 %
según el indicador que el Indec debe difundir el próximo 26 del mes en curso, según el cronograma oficial
de difusión.
En la segunda mitad del año pasado, la pobreza de acuerdo con el cálculo “oficial” alcanzó 9,9 % y la
indigencia se ubicó en 2,4 %. La Universidad Católica Argentina (UCA) ubicó a la pobreza en 29,6 % y la
indigencia en 10,9 %, casi tres veces los cálculos de la Casa Rosada.
Según los polémicos cálculos del Indec, dos adultos y dos menores podrían cubrir el costo de sus
alimentos básicos durante 30 días a un costo de 603,35 pesos, con lo que no serían indigentes.
Prismas
La realidad puede variar según con qué se la mire. Si se comparan los aumentos de precios de la canasta
básica de FIE en Santa Fe, que suman 28,66 % en el año, con los incrementos del 22,7 % de incremento
en las asignaciones familiares y universales por hijo, la actualización de los planes sociales es negativa
respecto de la inflación. Si en cambio se compara esa cifra con la inflación del Indec, entonces el aumento
en los planes sociales gana poder adquisitivo.
Luces y sombras de las asignaciones
Hugo Moyano dijo que los aumentos en las asignaciones familiares y universal por hijo, “era lo que la
CGT estaba pidiendo y se ha cumplido”. Por su parte, Hugo Yaski -de la CTA oficialista- señaló que los
incrementos “siguen elevando los derechos sociales en la Argentina”.
Sin embargo, la CGT estaba pidiendo que el incremento no sea escalonado (con menores aumentos para
las asignaciones sobre mayores salarios), tal como finalmente sucedió. Y Pablo Micheli, de la CTA
disidente, sostuvo que “la asignaciones familiares dejaron de ser universales por la existencia de topes y
escalas”.
El diputado nacional y economista Claudio Lozano calculó que hay 5,4 millones de hijos de asalariados y
monotributistas que quedan fuera del alcance de los programas. En 2010, la Universidad Católica
Argentina apuntó a un 20 % de chicos pobres del país que no están contemplados en los planes.
Existen críticas generalizadas desde la oposición porque estas ayudas no son universales, dependen de
la discrecionalidad de la presidenta, no tienen respaldo en una ley y carecen de controles.
/// ANÁLISIS
Los dilemas del aplauso fácil en la platea oficial
Hugo Grimaldi
La pléyade de entusiastas asistentes que escuchó ayer el anuncio presidencial de aumentos en las
asignaciones familiares y universal por hijo, se pasó media hora ovacionando a la verdadera inflación,
pero convalidando a la vez las cifras mentirosas del Indec. O una u otra cosa, pero las dos juntas, es algo
que resulta imposible de sostener.
En primer término, porque los porcentajes brindados sobre la cantidad de pobres e indigentes sólo tienen
sustento a partir de índices de precios y de valores de canastas que ya llevan una falsificación de cuatro
años.
Pero además, porque si los aplausos fueron para premiar saltos nominalmente altos (22,7 % para la
Asignación Universal por Hijo) entonces o se ha otorgado un enorme aumento en términos reales y es
muy raro que no se lo haya dicho, o bien lo que ha ocurrido es que, sin decirlo, desde el Estado se ha
buscado compensar el flagelo inflacionario.
Es más o menos lo mismo que sucedió la semana anterior, cuando se convalidó el salario mínimo de los
trabajadores con un aumento de 25 %. No se le puede reprochar a la presidenta de la Nación que
presente como quiera, incluida la cadena nacional, estos ajustes de subsidios. Se comprende la puesta
en escena, ya que ella es una política en campaña, sin rivales a la vista y hasta puede permitirse algunas
chicanas, como sugerir que ya ganó y que, por eso, hace el anuncio ahora.
En primera fila, había algunos que quizás vivieron la inflación muy de costado cuando eran más chicos y
probablemente no conozcan sus efectos, sobre todo desde el golpe al bolsillo de los más humildes.
Tampoco deben tener muy en claro que la inflación inhibe a los inversores.
Pero el grueso del auditorio sabe muy bien qué ocurre en el límite y, aunque es cierto que las condiciones
3. macroeconómicas son hoy muy diferentes a las que existieron en las nefastas experiencias de 1976, l989
o después de 2001, también es verdad que los pilares del modelo están flaqueando y que necesitan un
service, ya que no se puede vivir para siempre de la buena suerte internacional. Justamente, esa
asignatura pendiente es la que tiene en vilo a los compradores de dólares, que buscan tener certezas
sobre la corrección que olfatean.
Pero, volviendo a los aplaudidores de ocasión, tampoco era momento para que algunos de ellos se ponga
a reflexionar en términos de sus orígenes políticos, sobre todo ante una definición de Cristina sobre
peronismo y revolución, que debe haber dejado con la boca abierta a más de un setentista, ya que
contradijo nada menos que a Eva Perón. En medio de estas tribulaciones, los vítores también resonaron
fuertes para los aumentos de las asignaciones familiares, con porcentajes disímiles, aunque con un
número decididamente negativo para el tope de los sueldos mayores. Como se hizo alguna vez con los
jubilados que cobraban por encima de la mínima, en ese rango, el salto resultó de $ 4.800 a $ 5.200 (8,33
%), con un notorio achatamiento de la pirámide. Ante tantas cifras y la necesidad de figurar, los
aplaudidores no estaban para pensar en el caso Badaro, ni en la falta de ajuste a los monotributistas o en
un mayor aumento para el mínimo no imponible de Ganancias. Habían batido tantas palmas, que se
comprende el mareo.