1. DESEMPLEO DE LARGA DURACION
Se considera parado de larga duración a la persona inscrita como demandante de empleo, de
forma ininterrumpida, durante un periodo superior a unos seis meses.
El desempleo de larga duración provoca un efecto negativo sobre la capacidad que tiene el
mercado de trabajo, en el modelo clásico, para restablecer el pleno empleo de forma automática.
En este modelo, el mercado tiende de manera natural hacia el equilibro sin desempleo, porque
ante la existencia de paro, los desempleados compiten con los ya empleados por los puestos de
trabajo disponibles, presionando a la baja los salarios y restableciendo el equilibrio con una
disminución de salario. En el desempleo de larga duración por el contrario, el mercado se
distorsiona ya que este tipo de desempleados no compiten con los empleados, porque las
empresas no los consideran "elegibles", en la medida en que entienden que no son capaces de
sustituir a los que están desempeñando sus mismas tareas y por tanto no presionan a la baja los
salarios y no reconducen el mercado de trabajo hacia un nuevo equilibrio.