El documento argumenta que la escuela es un espacio social importante donde los adolescentes pasan gran parte de su tiempo y debería ser un lugar para discutir abiertamente temas de sexualidad. Actualmente, los profesores a menudo no permiten este tipo de conversaciones a pesar de que la sexualidad es parte natural del desarrollo adolescente. La escuela debe interpretarse como un espacio para informar y aclarar dudas sobre la sexualidad, promoviendo la toma de decisiones responsables entre los estudiantes.