Tercera ponencia de la serie de conferencias impartidas por Marisa Azuara en el Club Náutico de Zaragoza sobre las claves del Reino y de la Corona de Aragón que nos permiten comprender la figura de Cristóbal Colón.
3. La muerte del rey Martín el Humano
sin designar heredero abrió el
proceso más traumático de la
historia de la Corona de Aragón
4. Los pretendientes con derechos al trono aragonés comenzaron la lucha para
apoderarse de él
5. El candidato con mayores
posibilidades era el nieto
bastardo del difunto
monarca, Don Fadrique de
Luna, al que apoyaban los
Alagón y los Luna, incluido el
anti-papa Benedicto XIII
6. Lo seguía con mucha
fuerza el conde Jaime
de Urgel, heredero del
trono de Mallorca por
su madre, Margarita
del Monferrato, al que
sostenía la nobleza
catalana
7. Algo más rezagados iban Fernando
I de Trastámara, hijo de Leonor de
Aragón
8. Y Luís III de Anjou, hijo de
Violante de Aragón
9. El asesinato del arzobispo de Zaragoza, García Fernández de
Heredia, precipitó la elección
10. La inclinó a favor de Fernando de Antequera cuyos acólitos tuvieron la
habilidad de acusar del homicidio a sus más poderosos rivales: el conde Jaime
de Urgel, Antón de Luna y los Alagón
11. En pocos días, Fernando de Antequera fue proclamado rey de Aragón con la
impagable ayuda del dominico Vicente Ferrer
12. Blasco de Alagón y su hijo, Don
Artal, sintiéndose traicionados otra
vez por la Corona
Aragonesa, regresaron a sus
posesiones de Sicilia para preparar la
boda de Don Artal con Benedetta
Cubello d’Arborea, de la Casa de los
Jueces de Arborea en Cerdeña
13. Por su parte, Antón de
Luna y el conde de
Urgel se levantaron en
armas contra el nuevo
rey mientras éste era
coronado en la Seo de
Zaragoza
14. Las tropas de Fernando I de Aragón sitiaron a Antón de Luna en su castillo de
Loarre. Tras apresarlo, lo juzgaron y enajenaron todos sus bienes
16. Su extraña muerte constituye uno de los episodios más tormentosos de la
historia de la Corona de Aragón
17. Tras muchas peripecias, Isabel, hija mayor del conde de Urgel, logró casarse
con el infante Pedro de Coimbra y llevar a Portugal todos los conocimientos
de la Escuela de Cartógrafos de Mallorca
19. Entretanto, Fernando I, a fin de atraerse a los
catalanes, ordenó la compilación de los Usos de
Barcelona y de las Constituciones Cathalanas
20. También reconoció a su
heredero el título de
Príncipe de Gerona, en
lugar del habitual de
duque, y puso bajo su
gobierno a los cathalanes
21. Acababa de
inventar la
autonomía
catalana
Era cuanto podía
hacer dada la
imposibilidad de
crear un reino
para ellos debido
a su acercamiento
al papa cismático
y a las malas
relaciones de
Aragón con el
Imperio
22. Con esta medida terminaron
los buenos propósitos del rey
Fernando I. Habiendo
conseguido cuanto quería, dio
un giro de 180 º a su política
Su primera medida de
gobierno fue prohibir el
romance aragonés o lemosín y
el alto-aragonés o gascón que
se hablaban en los estados de
la Corona de Aragón e
imponer el castellano como
idioma oficial de la corte
23. La segunda
consistió en
abandonar al
anti-
papa, Benedicto
XIII, que le
había dado el
trono de Aragón
24. En el concilio de Constanza, sus
legados renunciaron a la
obediencia de Avignon y se
sujetaron a la obediencia de
Roma. Se llegaba al final del
cisma
25. La muerte impidió a
Fernando I de Aragón
continuar con sus
fechorías, pero tuvo unos
dignos herederos en sus
hijos
Su inmediato sucesor en el
trono aragonés fue el
mayor, Alfonso V de
Aragón y Sicilia
26. La primera medida del nuevo
monarca fue dirigirse a
Cerdeña para completar la
conquista de la isla
27. Allí, el marido y el sobrino de la
jueza Eleonora habían recuperado
casi toda la isla para Arborea
28. El rey Alfonso desembarcó
en Alghero con la ayuda de
los cathalanes de la isla, de
los que seguía siendo
príncipe, pues no tenía
heredero legítimo
29. En poco tiempo recuperó la mayor parte del territorio para Aragón
30. Y dio importantes privilegios a los nobles sardo-genoveses a fin de ganar su
lealtad. De ellos destaca el Don de Generosità
31. Pero la caprichosa reina, Juana II de Nápoles, decidió desheredar a los
Anjou y nombrar al rey Alfonso sucesor del trono partenópeo
32. La reina de Nápoles no tardó en
arrepentirse de su decisión y desheredó a
Alfonso V quien, enfrentado a
genoveses, milaneses y angevinos, fue
hecho prisionero en la batalla de Ponza
33. Por los días de su cautiverio nació el primogénito de Salvador de
Sena, segundo hijo del Gran Almirante de Cerdeña, y de Isabela
Alagón de Arborea. Al neofito lo llamaron Christóval Piccolomini
34. Durante su encierro, Alfonso V se atrajo las
simpatías de Filippo Maria Visconti quien no
sólo lo dejó en libertad sino que le dejó en su
testamento La Gallura, en la isla de Cerdeña
35. No en vano, el rey de Aragón
contaba con un secretario
excepcional: Alfonso Borja, el
futuro papa Calixto III.
Además de ayudarle a terminar
con el cisma, iba a poner Nápoles
a sus pies
36. El 23 de febrero de 1443. Alfonso V entró triunfalmente en Nápoles y se
hizo coronar rey
37. Aprovechando la muerte de
Filippo Maria Visconti, Alfonso V
atacó a los Doria de Cerdeña y les
arrebató sus posesiones en el Norte
de la isla. Sólo le quedaba
apoderarse de los territorios y los
derechos de los Arborea y de los
Piccolomini de Sena para someter
toda Cerdeña
38. Pero en el concilio de Basilea volvió a estallar un nuevo cisma
39. En el bando del anti-papa
Saboya, el emperador y los
Visconti-Sforza destacó una figura
que cobraría gran protagonismo en
el futuro, Enea Silvio
Piccolomini, pariente cercano de
los Piccolomini de Cerdeña
40. Al principio pareció que vencerían los conciliares de Basilea. Sin
embargo, con gran habilidad, Eugenio IV convocó un concilio paralelo en
Florencia
41. Y logró que acudiera a
Florencia el emperador
de Constantinopla
42. El cisma había terminado. Por el
momento, Eugenio IV ganaba la partida y
los asuntos de los siguientes años se
decidirían en Florencia
45. La humillación bien valía el propósito. Era imprescindible realizar un pacto
secreto con Besarión, Calixto III, Nicolás de Cusa y el cardenal Jaime de
Coimbra para encontrar el Reino Prometido a fin de salvar Constantinopla y
recuperar Jerusalén
46. Ajeno a estos
propósitos, Cristóbal
Piccolomini navegaba con
su familia y estudiaba en
Cagliari
47. Donde aún
formaban
cosmógrafos
aquellos sabios
que habían sido
preparados por
los maestros de
la Escuela de
Mallorca
48. Pero la caída de
Constantinopla en poder
de los Turcos precipitó los
acontecimientos
49. El primer paso
fue conseguir
que el cardenal
Alfonso Borgia
alcanzase el
papado y
nombrase
cardenal al
geógrafo Enea
Piccolomini
50. Contaban con que el
rey Alfonso V
aportaría a la cruzada
el dinero y los medios
necesarios
Pero éste prefería
hacer la guerra a los
genoveses y a los
angevinos.
Los traicionó
51. Enrabietado, el papa Borgia declaró odio eterno a los
Trastámara y buscó la ayuda del rey de Francia, para lo que
canonizó a Juana de Arco
52. Por su parte, los cardenales
Piccolomini, Ammannati, Besarión y de Cusa fundaron
una Academia en Roma
53. La dirigía Pomponio
Leto y en ella se reunían
los mayores sabios de la
época como
Regiomontano, Pietro
Mártir de Anghiera, y
Christoval
Piccolomini, el Nuevo
Tiphis
54. No por casualidad, Colón se aplicó a sí mismo el nombre de Nuevo Tiphis
en el Libro de las Profecías
55. Pero las cosas
en el Reino
Latino se
estaban
poniendo muy
mal. Acababa
de ser
envenenado el
marido de la
reina
Carlota, Juan
de Coimbra
56. A la reina de Chipre volvieron a casarla rápidamente con Luís de Saboya, pero
ello no evitó que Jacobo, hermano bastardo de la soberana, la destronase
57. A pesar de la falta de
recursos, el papa
Calixto III, solo, armó
una cruzada a cuyo
frente puso al cardenal
Ludovico Trevisano
58. Como
cosmógrafo de la
cruzada iba el
portugués
Rodrigo
Reinel, patriarca
de una insigne
saga de
cosmógrafos
59. En ella, al mando de la
Ferrandina participó
Christóval Piccolomini
60. No fue una cruzada
cualquiera: debían
traer el último alumbre
de Levante
Y, además, dirimir qué
concepción del Mundo
prevalecería en el
futuro, si el aristotélico o
el platónico
61. La apuesta era enorme y las muertes de quienes apoyaban la cruzada se
sucedieron: Peuerbach, el cardenal Jaime de Coimbra, el infante Enrique el
Navegante y el rey Alfonso V de Aragón
62. La sucesión de Don Alfonso fue tormentosa pues el papa no admitía que
en Nápoles se coronara rey su hijo Fernando
63. En el resto de la Corona de Aragón
no hubo litigios y sucedió Don
Juan, el hermano del difunto rey
Alfonso, ya que su
hijo, Fernando, era ilegítimo
Por entonces, Don Juan ya había
arrebatado el título de rey de Navarra
a su primogénito, el príncipe Carlos
de Viana, que había heredado el
reino de su madre, la reina
Blanca, viuda de Martín el Joven
64. Los nobles
catalanes, descontentos con el
rey Juan, al que apodaban Sin
Fe, obligaron a éste a que
designara Príncipe de los
cathalanes a Carlos de Viana
Poco después de su
proclamación, Carlos de Viana
murió prisionero de su padre
y, según aseguraban las malas
lenguas, envenado por su
madrastra, Juana Enríquez
65. Disgustados con los
hechos, los catalanes
declararon la guerra al rey
Juan II y ofrecieron la
corona de los catalanes, que
era la de Mallorca en virtud
del testamento del rey Jaime
I, a Don Pedro de
Coimbra, Condestable de
Portugal, el Rex Bellator de
Raimundo Lulio que debía
capitanear la cruzada
67. Para sellar el pacto, el
papa casó a su
sobrino, Antonio
Piccolomini, con una de
las hijas ilegítimas del
rey, María, la duquesa de
Amalfi
68. Podía convocarse la
cruzada. A tal fin, Pío II
convocó una dieta en
Mantua. Junto a él
aparece, una vez más, el
Nuevo Tiphis, en los
frescos de la Librería
Piccolomini
69. No obstante, existía un
problema, el Rex Bellator no
podía dirigirla por estar
defendiendo sus posesiones en
el Principado catalán
Sin dudarlo, el papa se
encaminó a Ancona dispuesto a
guiar a las tropas.
A su lado cabalgaban el
cardenal Rodrigo Borgia y el
Nuevo Tiphis
70. Pero las desgracias no
habían terminado.
Como es bien
sabido, la cruzada no
llegó a partir pues
Papa Pío murió
cuando iba a embarcar
71. Tres días antes había muerto en
Todi Nicolás de Cusa. Uno de los
frailes que le asistió en su
muerte, Fra Bernardino de
Monticastri, confesor de
Colón, aseguró en su testamento
que De Cusa designó a Colón
para continuar la empresa
72. Pero en aquel momento Colón
regresó a Cerdeña. Su familia
lo necesitaba
74. Sólo esperaba vencer a Renato de Anjou al que los catalanes
habían ofrecido la corona tras la muerte de Pedro de Coimbra
75. La situación era óptima:
Leonardo Alagón, hijo del
conde de Sástago, había
heredado el trono de Arborea y
su hija, Eleonora, estaba casada
con Juan de Sena Piccolomini
76. Los dos únicos estados aliados de Génova que quedaban en la isla estaban a su
alcance
77. No puede decirse que Juan II venció con buenas
artes: arrancó al parlamento una injusta sentencia
de felonía y lesa majestad contra los Alagón y los
Piccolomini
78. Colón hubo de abandonar Cerdeña junto a sus hermanos para evitar la
muerte. Se unió a los genoveses que guerreaban contra el rey de
Aragón en el Mediterráneo
79. Por los mismos días, el
heredero de
Aragón, Fernando el
Católico, se casaba con
la princesa Isabel de
Castilla