Revista Estudiantil de la Carrera de Contaduría Pública de la Universidad May...
LA DICTADURA DE LOS TIPOS DE INTERES CERO.
1. LA DICTADURA DE LOS TIPOS CERO.
Manfred Nolte
La desaceleración económica mundial es un hecho probado. Las opiniones
pueden exhibir matices divergentes y aun justificar conclusiones difícilmente
explicables, pero la tiranía de las cifras es implacable. Solamente en febrero
pasado y acentuando la tendencia de meses anteriores, las exportaciones chinas
retrocedieron un 20,7% sobre igual mes del año pasado. Las importaciones
también se recortaron en un 5,2%. Su superávit comercial cayó un 13,6%, 43.000
mil millones de dólares. China es el gigante emergente mundial y con
crecimientos anuales del PIB ligeramente por encima del seis por ciento propaga
por igual sus bondades o enfermedades económicas a lo largo y ancho del planeta.
La potencia asiática no ha regateado esfuerzos y ha abordado todo tipo de
medidas anticíclicas, monetarias y regulatorias para retornar una expansión
económica relevante hacia el territorio de lo espectacular. El último y novedoso
proyecto consiste en el establecimiento de una nueva ruta de la seda, un corredor
económico que supondrá miles de millones en inversiones para enlazar China con
Europa, África, Latinoamérica y nuevamente Asia.
El club de los ricos, que se esconde bajo el acrónimo de la OCDE padece la misma
enfermedad. La crisis no se halla aún presente, pero se atisba cada vez más
cercana. Los pronósticos de crecimiento se recortan con mayor frecuencia y la
impresión de una relativa decadencia productiva se expande sin ofrecer
resistencia. El organismo multilateral vaticina para la economía global un
crecimiento del 3,3% en 2019 y del 3,4% en 2020, con fuertes revisiones a la baja
en comparación con el mes de noviembre para toda la eurozona (ocho decimas
menos respecto a su informe de noviembre), muy en particular para Alemania e
Italia al igual que para el Reino Unido, Canadá y Turquía. La práctica totalidad
de las previsiones económicas relativas a los países del G20 son hoy menores que
las previamente anticipadas. Todas las vulnerabilidades en el crecimiento
anteriormente citadas se combinan y acrecientan con las incertidumbres políticas
y los riesgos de los mercados financieros. En su conjunto dibujan un panorama
contractivo, aunque no existan aun motivos suficientes para rendirse a la
evidencia de una nueva recesión.
2. El pasado jueves día 7 le llegaba el turno a la evaluación mensual del Banco
Central Europeo (BCE). Mario Draghi llegó, vio y venció a las políticas monetarias
ortodoxas. El ex Goldman Sachs apuesta sin tapujos por una política
expansionista y mantiene en las profundidades glaciares el mercado monetario.
‘Manu militari’. En todo caso las promesas veladas realizadas tan solo meses
atrás, cerca ya de ceder la batuta de la sede del Eurosistema, siempre han sido
condicionales y en función de la coyuntura. Y en su opinión y la de su Consejo la
coyuntura de la Eurozona se ha debilitado notablemente en cuestión de semanas.
El BCE ajusta previsiones y concluye que el PIB de la Eurozona no crecerá más
del 1,1% en 2019, sumido en una desaceleración que se valora en seis décimas de
punto respecto del pronóstico anterior. El italiano se cubre y justifica su decisión,
ni acelerada ni inmovilista: “Nos enfrentamos a una incertidumbre declarada y al
empeoramiento decidido de las proyecciones. El hecho de una mayor
incertidumbre no implica quedarse quieto. En una habitación oscura das pasos
pequeños, no corres, pero no dejas de moverte”.
Traducido a medidas de política monetaria, no se toca nada en los tipos de corto
plazo, dando un sonoro frenazo a la anunciada senda del ‘tapering’. Nada hasta
finales de 2019 e incluso adentrado el 2020, con el agregado del famoso latiguillo
‘durante el tiempo necesario’ en alusión a la evolución de las tasas de inflación
que en este momento se alienan a la baja con los anémicos tipos de crecimiento.
Los importes de los vencimientos de los bonos soberanos en cartera se
recomprarán y supletoriamente se lanzará un tercer programa de prestamos
TLTRO-III, a partir de setiembre de 2019, para los Bancos que quieran financiar
operaciones nuevas a economías domesticas o empresas.
En resumen, permanencia en la masiva política de subsidios monetarios a costa
de los vapuleados ahorradores del sistema. Subsidios en los tipos de corto fuera
de la senda de los tipos naturales, subsidios en los tipos de la deuda por la
reinversión de los bonos públicos adquiridos a tipos políticos y subsidios en los
tipos de los préstamos LTRO.
Las conclusiones de una reciente publicación de Alberto Alesina, titulada “La
austeridad: cuándo funciona y cuándo no” pueden servirnos de reflexión final.
Aunque la austeridad reduce la demanda agregada, sus costes pueden inducir a
reducciones de las ratios de deuda y en consecuencia la austeridad, en algunas
circunstancias, puede ser expansionista. En sus competencias, Mario Draghi
prefiere océanos de liquidez a tipos nulos o negativos, una forma clásica de
3. subvención universal a los colectivos deudores, en particular a los Gobiernos poco
o nada proclives a la austeridad, perpetuando el llamado ‘riesgo moral’.