1. le distancia de la postura dominante, al considerar la importancia de una serie de cofactores para el
progreso de la enfermedad, independientes del VIH:
"El SIDA no lleva inevitablemente a la muerte, especialmente si usted suprime los co-factores
que soportan a la enfermedad. Es muy importante decir esto a la gente que está infectada. Creo
que actualmente debemos poner el mismo peso en los co-factores que en el VIH. Los factores
psicológicos son críticos a la hora de apoyar al sistema inmune. Si usted suprime este apoyo
psicológico diciendo a alguien que está condenado a morir, estas mismas palabras ya lo han
condenado a morir". (Montagnier, 1995)
En una entrevista concedida a Le Nouvel Observateur, declaró que las enfermedades asociadas
no se contentan con seguir al virus sino que le abren la puerta. Además considera la existencia de
factores activadores como es el caso de los micoplasmas, pequeñas bacterias sin pared rígida que viven
como parásitos en las superficies de nuestras mucosas sin entrar en la célula. Su equipo y el de Shi Lo
en EE.UU aislaron en los pacientes afectados por el SIDA variedades de micoplasmas invasivos con
posibilidad de penetración en las células y activación de la replicación del virus. Estos micoplasmas ya
existían en el hombre pero han cobrado especial relevancia a causa del uso intensivo de antibióticos. En
los años 70 era usual que las personas sexualmente muy activas hicieran uso intensivo de los antibióticos
para prevenir los gonococias y prevenir el acné, así como también se sabe que son utilizados con
frecuencia de modo abusivo por gran parte de la población. Así pues, el factor de agresión del virus lo
sería en asociación con micoplasmas invasores. El problema de esta teoría es que no se encuentran
siempre en todos los pacientes de SIDA micoplasmas asociados al VIH. Sin embargo, esta teoría no
representaría ninguna victoria de cara a la erradicación del SIDA porque no se sabe cómo destruir un
micoplasma de una célula infectada. Los antibióticos clásicos no actúan y la erradicación sólo se lleva a
cabo en presencia de un sistema inmunológico normal. (Medicina Holística:33-34) 17
2.1.1.1. Estructura del VIH-1
Siguiendo al Dr. Eduardo Fernández–Cruz (1998:8-9) La partícula vírica (virión) es una esfera de
80-110 mm. Con una estructura en tres capas:
17Entrevista realizada a Luc Montagnier en Le Nouvel Observateur, nº 1473 en febrero de 1993 por Michel Pracontal
y Claude Ewil y traducida por la Revista Medicina Holística en su número 33-34, pp. 35-37.
Silvia Giménez Rodríguez - 42 -
2. a) La envoltura. Constituida por una membrana que tiene una bicapa de material lipídico, que
procede de la membrana externa de la célula hospedadora donde se insertan las glicoproteínas
de la superficie gp120 que sobresalen de la membrana, y la glicoproteína transmembrana gp41
que la atraviesa.
b) La matriz. La parte interna de la membrana está rodeada por una proteína miristilada, p17 que
es vital para la integridad del virión.
c) Nucleocápside. Una cápside constituida por otra proteína interna del virus, p24 ó p25, engloba
el núcleo o core del virión. (En general, el virión posee aproximadamente 100 veces más
proteína p25 de la cápside que gp120 de la envoltura). Dentro del core se encuentra un RNA de
cadena única constituido por dos hebras idénticas, y las proteínas: polimerasa con actividad
enzimática, transcriptasa (RT) y ribonucleasa H, (p55, p66) y las proteínas de la nucleocápside
(p9, p6) que están íntimamente asociadas al RNA.
ESTRUCTURA DEL VIH-I
2.1.1.2. .Respuesta Inmunológica del organismo frente al VIH
Siguiendo a José Alcamí18 (2001, pp. 19-37), es un hecho que los virus representan la mayor
18 Miembro de la Unidad de Inmunopatología del SIDA. Hospital Carlos III. Instituto de Salud Carlos III. Madrid.
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3. amenaza para la supervivencia del hombre. Parecía que las enfermedades infecciosas habían dejado de
constituir una amenaza para el mundo desarrollado, pero con la aparición del SIDA en los años 80, esta
reflexión se vino abajo. Existen diferentes virus que repercuten de manera distinta en la salud de sus
huéspedes: en ocasiones los virus no producen enfermedad o si acaso cuadros clínicos leves, como en el
caso de los herpes; en otros casos la infección es fulminante y capaz de matar a un gran porcentaje de
sujetos infectados en pocos días, como muestra el Ebola; en el caso del VIH el sujeto es infectado de
manera crónica, lo que permite el contagio de otras víctimas y la propagación del mismo entre la especie
humana.
Un virus no puede vivir fuera de la célula a la que tiene que infectar para poder multiplicarse.
Para responder a su amenaza, los organismos complejos han desarrollado un mecanismo muy
sofisticado para controlar las infecciones virales: el sistema inmune. En la relación virus- hospedador hay
dos niveles: el primero, un microcosmos generado por la interacción virus-célula. El segundo, un
macrocosmos en el que poblaciones formadas por miles de millones de partículas virales se enfrentan a
la respuesta del sistema inmunológico. Para sobrevivir, los virus deberán atravesar ambas barreras, la
celular y la inmune. En el caso del VIH este deberá crear mecanismos para adaptarse al CD4 y sortear la
barrera inmunológica.
El sistema inmunológico representa la suma de los mecanismos de defensa de nuestro
organismo, encargados de protegerle de infecciones y de vigilar frente la aparición de tumores y controlar
todo tipo de parásitos. Hablamos de sistema, porque son muchos los subsistemas diferentes de defensa
que se han ido generando y se han ido especializando para defender el organismo utilizando mecanismos
diferentes. Algunos de estos subsistemas son de inmunidad innata o inespecífica, que están en todo
momento alerta y se activan inmediatamente tras la infección, representando la primera línea de defensa
en contención de la infección, mientras se pone en marcha la segunda línea de defensa. Esta es la
llamada inmunidad adaptativa, más específica y potente pero que necesita de unas semanas para ser
generada. Ejemplo de mecanismos de inmunidad innata encontramos en determinadas proteínas como el
sistema de complemento en la sangre, la lisozima en la saliva o las células asesinas naturales (NK). Los
dos componentes principales de inmunidad adaptativa, la encargada del control definitivo de la mayoría
de las infecciones son los linfocitos T y los anticuerpos producidos por los linfocitos B.
En su ciclo biológico los virus se multiplican en el interior e las células desde donde salen al
espacio extracelular para propagarse e infectar nuevas células. El sistema inmunológico debe reconocer
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4. y neutralizar los virus extracelulares, función que realizan los anticuerpos y el complemento de la sangre,
y debe reconocer que una determinada célula esté infectada y destruirla inmediatamente. En el caso del
VIH, el sistema inmune produce quimiocinas que bloquean la entrada del virus en las células aún no
infectadas (Lawrence, 1986:61-71). La respuesta inmune en el paciente seropositivo puede ser
fundamentalmente de dos tipos, humoral y celular (Fernández-Cruz, 1998:32-42):
1. Respuesta inmunológica de tipo humoral. Anticuerpos19 frente al virus.
a. Anticuerpos neutralizantes: el resultado de la producción de anticuerpos es la
unión del anticuerpo al virus para inactivarlo y neutralizarlo. Su presencia suele ser
escasa y van desapareciendo a medida que la infección progresa siendo
sustituidos por anticuerpos facilitadotes o potenciadotes de la infección VIH.
b. Anticuerpos potenciadotes: en ocasiones los anti-VIH pueden potenciar la
infección y facilitar la entrada del virus por los receptores Fc y del complemento.
Estos receptores los poseen los macrófagos y las células naturales citotóxicas (NK)
quienes podrían ser infectadas. Se ha observado que regiones de las proteínas
gp120 y gp41 podrían estar implicadas en las respuestas de anticuerpos
neutralizantes y potenciadotes. Anticuerpos anti-gp120 que se unen a la cubierta
del virus con alta afinidad, incapacitarán el virus y serán neutralizantes; anticuerpos
que se unan a la cubierta del virus con baja afinidad facilitarían la infección de la
célula.
2. Respuesta inmunológica de tipo celular.
a. Células T CD4+ colaboradoras/helper (TH). Intervienen dos subtipos: las T CD4+
TH1 y las T CD4+ TH2. Las primeras a través de la secreción de citocinas20 regulan
la actividad de los linfocitos T CD8+ citotóxicos importantes en el control
inmunológico de la infección. Las TH2 a través de la producción de otras citocinas,
pueden inducir la producción de linfocitos B con producción de anticuerpos.
19 ANTICUERPO: proteína que se produce como respuesta a la estimulación por un antígeno y que reacciona
específicamente con dicho antígeno.
20 CITOCINA: proteína soluble liberada por algunas células que actúa como mensajero químico entre ellas.
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