Este documento presenta cuatro cuentos cortos que tratan temas como la imaginación infantil, las familias, el trabajo infantil y la importancia de valorar las diferencias individuales. Cada cuento ilustra uno de estos temas de manera positiva, resaltando la importancia de apoyar a los niños, fortalecer los lazos familiares, prevenir el trabajo infantil y aceptar las capacidades únicas de cada persona.
2. Reflexión
La imaginación de las niñas y los
niños es una de sus capacidades más
preciadas. Ponerse en su lugar, como en
el de la niña del caballo, es una forma de
abrirse a la escucha y al diálogo. Entrar
en sus mundos, por encima del poder y
la autoridad, puede llevar a comprender
y potenciar todas sus capacidades
4. El caballo
(Jairo Aníbal Niño)
--¿Qué tiene en el bolsillo?
Un caballo.
-No es posible, niña tonta.
Tengo un caballo que come hojas de menta y bebe café.
-Embustera, tiene cero en conducta.
Mi caballo canta y toca el armonio y baila boleros, bundes y
reggae.
-¿Se volvió loca?
Mi caballo galopa dentro del bolsillo de mi
delantal y salta en el prado que brilla en la
punta de mis zapatos de colegio.
A contar cuentos...
5. -Eso es algo descabellado.
Mi caballo es rojo, azul o violeta, es naranja, blanco o verde
limón, depende del paso del sol. Posee unos ojos color de melón
y una cola larga que termina en flor.
-Tiene cero en dibujo.
Mi caballo me ha dado mil alegrías, ochenta nubes, un caracol,
un mapa, un barco, tres marineros, dos mariposas y una ilusión.
-Tiene cero en aritmética.
Qué lástima y qué pena que usted no vea al caballo que tengo
dentro de mi bolsillo.
Y la niña sacó el caballo del bolsillo de su delantal, montó en él
y se fue volando.
6. Reflexión
La familia es el centro en la vida de
cualquier persona. En ella se crean los
lazos afectivos y morales. Cuando una
familia integra a sus miembros,
les apoya y les da confianza, los vínculos
se fortalecen y nada ni nadie puede
destruir el amor y los valores que se
han creado.
8. El malvado Milisforo
(Pedro Pablo Sacristán)
Hubo una vez un villano tan malvado, llamado Milisforo, que
ideó un plan para acabar con todas las cosas importantes del
mundo. Ayudado por sus grandes máquinas e inventos, consiguió
arruinar a todos, pues inventó una poción que quitaba las ganas
de trabajar. También hizo que la gente no quisiera estar junta,
pues a todos infectó con un gas tan maloliente que cualquiera
prefería quedarse en casa antes que encontrarse con nadie.
Cuando el mundo entero estuvo completamente patas
arriba, comprobó que solo le quedaba una cosa
por destruir para dominarlo completamente:
las familias. Y es que a pesar de todos sus
inventos malvados, de sus gases y sus
pociones, las familias seguían estando juntas.
Y lo que más le fastidiaba era que todas
resistían, sin importar cuántas personas
había en cada una, dónde vivían, o a qué se
dedicaban.
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9. Lo intentó haciendo las casas más pequeñas, pero las familias
se apretaban en menos sitio. También destruyó la comida, pero
igualmente las familias compartían lo poco que tenían. Y así,
continuó con sus maldades contra lo último que se le resistía en
la tierra, pero nada dio resultado.
Hasta que finalmente descubrió cuál era la fuerza de todas las
familias: todos se querían, y no había forma de cambiar eso. Y
aunque trató de inventar algo para destruir el amor, Milisforo no
lo consiguió, y triste y contrariado por no haber podido dominar
el mundo, se rindió y dejó que todo volviera a la normalidad.
Acabó tan deprimido el malvado Milisforo, que solo se le ocurrió
ir a llorar a casa de sus padres y contarles lo ocurrido. Y a pesar
de todas las maldades que había hecho, corrieron a abrazarle, le
perdonaron, y le animaron a ser más bueno. Y es
que, ¡hasta en la propia familia del malo más malo,
todos se quieren y perdonan todo! ¿No es una
suerte tener una familia?
10. Reflexión
Las niñas y los niños poco a poco van
creciendo hasta completar su desarrollo
integral. Hay muchos obstáculos y
situaciones en contra, pero con la
persistencia y gracias al apoyo de las
demás personas, ellas y ellos pueden
convertirse en seres humanos con
valores y principios. No hay que frenar
su desarrollo.
12. Las semillas
(Pedro Pablo Sacristán)
Hubo una vez 4 semillas amigas que llevadas por el viento fueron a
parar a un pequeño claro de la selva. Allí quedaron ocultas en el suelo,
esperando la mejor ocasión para desarrollarse y convertirse en un
precioso árbol. Pero cuando la primera de aquellas semillas comenzó a
germinar, descubrieron que no sería tarea fácil. Precisamente en aquel
pequeño claro vivía un grupo de monos, y los más pequeños se divertían
arrojando plátanos a cualquier planta que vieran crecer. De esa forma
se divertían, aprendían a lanzar plátanos, y mantenían el claro libre de
vegetación.
Aquella primera semilla se llevó un platanazo de tal calibre, que quedó
casi partida por la mitad. Y cuando contó a las demás amigas su
desgracia, todas estuvieron de acuerdo en que lo mejor sería esperar sin
crecer a que aquel grupo de monos cambiara su residencia.
Todas, menos una, que pensaba que al menos debía intentarlo. Y cuando
lo intentó, recibió su platanazo, que la dejó doblada por la mitad. Las
demás semillas se unieron para pedirle que dejara de intentarlo, pero
aquella semillita estaba completamente decidida a convertirse en
un árbol, y una y otra vez volvía a intentar crecer. Con cada nueva
ocasión, los pequeños monos pudieron ajustar un poco más su
puntería gracias a nuestra pequeña plantita, que volvía a quedar
doblada.
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13. Pero la semillita no se rindió. Con cada nuevo platanazo lo intentaba
con más fuerza, a pesar de que sus compañeras le suplicaban que dejase
de hacerlo y esperase a que no hubiera peligro. Y así, durante días,
semanas y meses, la plantita sufrió el ataque de los monos que trataban
de parar su crecimiento, doblándola siempre por la mitad. Solo algunos
días conseguía evitar todos los plátanos, pero al día siguiente, algún otro
mono acertaba, y todo volvía a empezar.
Hasta que un día no se dobló. Recibió un platanazo, y luego otro, y
luego otro más, y con ninguno de ellos llegó a doblarse la joven planta.
Y es que había recibido tantos golpes, y se había doblado tantas veces,
que estaba llena de duros nudos y cicatrices que la hacían crecer y
desarrollarse más fuertemente que el resto de semillas. Así, su fino
tronco se fue haciendo más grueso y resistente, hasta superar el impacto
de un plátano. Y para entonces, era ya tan fuerte, que los pequeños
monos no pudieron tampoco arrancar la plantita con las manos. Y allí
continuó, creciendo, creciendo y creciendo.
Y, gracias a la extraordinaria fuerza de su tronco, pudo seguir superando
todas las dificultades, hasta convertirse en el más majestuoso árbol de la
selva. Mientras, sus compañeras seguían ocultas en el suelo. Y seguían
como siempre, esperando que aquellos terroríficos monos abandonaran
el lugar, sin saber que precisamente esos monos eran los únicos capaces
de fortalecer sus troncos a base de platanazos, para prepararlos para
todos los problemas que encontrarían durante su crecimiento.
14. Reflexión
La alegría y la felicidad que podemos
producir en los niños y las niñas
contribuyen en su formación. El trabajo
infantil lleva a que dejen de sonreír,
de compartir con otras personas sus
sueños, juegos y experiencias.
16. De sonrisa en sonrisa
(Maén Puerta)
Una mañana, Patricia se despertó asustada por un sueño que
había tenido. Soñó que a todas las personas que conocía se les
había borrado la sonrisa.
Estaba rodeada de gente muy triste, con caras alargadas, con el
ceño fruncido, con rostros llenos de amargura, cosa que no le
agradó nada.
Hasta su mamá, que era muy alegre y siempre tenía un chiste
para compartir, solo gritaba y mostraba mal humor.
De igual manera su padre y hermano; por no hablar de la
maestra, que tenía un rostro de estatua, y sus compañeros de
clase, quienes ni con una broma reían.
Esto angustió mucho a Patricia, ya que siempre pensaba que la
sonrisa era la forma natural de comunicarse para entender al
amigo, al hermano y a los padres.
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17. Esto lo pensaba debido a que sus mejores ratos los había vivido
cuando todos los miembros de la familia se reían, y sabía lo
importante que era ese pequeño gesto para mantenerse
unidos y comunicarse.
Patricia cada vez se sentía más sola e incomprendida, nadie reía
a su alrededor e incluso ella llegó a dejar de sonreír y comenzó
a llorar, temiendo que nunca volvería a ver feliz a nadie.
Pero llegó al punto de que el susto invadió todo su cuerpo y de
repente se despertó. Se dio cuenta de que estaba en su cama,
a salvo, y dijo: “Menos mal que solo fue un sueño”.
En ese momento su mamá llegó
a la cama con el desayuno y una
tremenda sonrisa, dándole un
beso y diciéndole que el día hay
que empezarlo feliz.
18. Reflexión
Es necesario valorar las expresiones
del afecto en el hogar, las palabras
cariñosas, las caricias, los besos, los
actos amables, el reconocimiento
de logros y cualidades; son acciones
necesarias para mantener relaciones de
confianza, seguridad y respeto con los
demás.
20. Daniel y las palabras mágicas
(Susanna Arjona Borrego)
Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de
Daniel es muy aventurero y este año le ha enviado desde un país
sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja
llena de letras brillantes.
En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras
amables que, si las regalas a los demás, pueden conseguir que las
personas hagan muchas cosas: hacer reír al que está triste, llorar
de alegría, entender cuando no entendemos, abrir el corazón a
los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.
Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta
palabras sin cesar.
Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras
fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago
de las palabras.
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21. Lleva unos días preparando un regalo muy especial para
aquellos que más quiere.
Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por
la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o
cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan
bien y hacen sentir bien:gracias, te quiero, buenos días, por
favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y
a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de
felicidad de la gente cuando las oye.
Sabe bien que las palabras amables son
mágicas, son como llaves que te abren la
puerta de los demás.
Porque si tú eres amable, todo es
amable contigo. Y Daniel te pregunta:
¿quieres intentarlo tú y ser un mago
de las palabras amables?
22. Reflexión
Muchas veces se esperan las mismas
respuestas y logros de todas las
personas, sin tener en cuenta las
diferencias en las formas de ser, de
conocer y de aprender. La convivencia
cuenta con la participación de todas
y todos, desde las diferencias y con
igualdad de oportunidades.
24. Todos somos diferentes
(Pablo Zevallos)
Cuenta una historia que varios animales decidieron abrir una
escuela en el bosque. Se reunieron y empezaron a elegir las
disciplinas que serían impartidas durante el curso.
El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de vuelo. El
pez, que la natación fuera también incluida en el currículo. La
ardilla creía que la enseñanza de subir en perpendicular en los
árboles era fundamental. El conejo quería, de todas formas, que
la carrera fuera también incluida en el programa de disciplinas de
la escuela.
Y así siguieron los demás animales, sin saber que cometían
un grande error. Todas las sugerencias fueron consideradas y
aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicasen
todas las disciplinas.
Al día siguiente, empezaron a poner en práctica el programa de
estudios. Al principio, el conejo se salió magníficamente en la
carrera; nadie corría con tanta velocidad como él.
Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron cuando
el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de
un árbol, y le ordenaron que saltara y volara.
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25. El conejo saltó desde arriba, y el golpe fue tan grande
que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar, y
además no pudo seguir corriendo como antes.
Al pájaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron
a excavar agujeros como a un topo, pero claro, no lo
consiguió.
Por el inmenso esfuerzo que tuvo que hacer, acabó rompiendo
su pico y sus alas, quedando muchos días sin poder volar. Todo
por intentar hacer lo mismo que un topo.
La misma situación fue vivida por un pez, por una ardilla y un
perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la
escuela tuvo que cerrar sus puertas.
¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a la conclusión
de que todos somos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y
también sus debilidades.
Un gato jamás ladrará como un perro, o nadará como un pez.
No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y hagan
algunas cosas como nosotros. Lo que iremos a conseguir con
eso es que ellos sufran por no conseguir hacer algo de igual
manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gusta.
Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus
capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no
quiere decir que él sea mejor ni peor que nosotros. Es apenas
alguien diferente a quien debemos respetar.