El documento argumenta que la reforma electoral propuesta por López Obrador no debería aprobarse debido a que: 1) ya inició el proceso de sucesión presidencial, 2) las reformas electorales previas fueron impulsadas por la oposición y no por el partido en el poder, y 3) el ambiente político actual está envenenado por la polarización y el odio generado por López Obrador. Señala que si bien el sistema electoral puede ser perfectible, no es el momento adecuado para realizar cambios de esta magnitud.