6. “así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados
de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el
pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28)
Todo ser humano está condenado a la
muerte eterna: “Porque la paga del
pecado es muerte” (Rom. 6:23 pp)
Sin embargo, Jesús se ofreció a ocupar
nuestro lugar y –sin haber cometido
pecado– murió la muerte eterna en
nuestro lugar, para darnos la vida
eterna: “… mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”
(Rom. 6:23 úp)
7.
8. “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”
(Hebreos 7:26)
Cada sacrificio que se llevaba
al Santuario era examinado
minuciosamente. Si se
hallaba cualquier defecto en
él, era desechado.
Solo una vida sin
mancha, exenta de todo
pecado, podía sustituir
la vida del pecador.
9.
10. Una vez muerto el animal, no podía realizar ninguna acción
más. Sin embargo, debía ser llevado a la presencia de Dios y
realizar la intercesión por el pecador. Esto se hacía a través de
su sangre, que representaba al animal mismo.
A diferencia del animal, Jesús resucitó y puede realizar
personalmente todas las acciones que eran simbolizadas en el
Santuario por la sangre de la víctima.
De esta forma, cuando el Nuevo Testamento nos habla de la
sangre de Cristo, nos está diciendo lo que Jesús hizo en la cruz y
lo que Él mismo está haciendo por nosotros en el Santuario
Celestial.
11.
12. “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que
pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la
sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere
afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29)
13.
14. Aprenda a tocar los
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