2. LA ESCUELA ES…
La función de la escuela es
la transmisión de
conocimientos así como la
de la
ideología dominante en la
sociedad.
3. EL MAESTRO Y SUS ALUMNOS
La función a desempeñar en la edad adulta no
depende del origen social, sino del mérito
individual. Naturalmente el mal alumno irá a la
fábrica y el buen alumno ocupará cargos
socialmente más prestigiosos.
Entonces ¿Cómo se forja en la escuela el criterio
del mérito individual? O lo que es lo mismo
valorización y la desvalorización de los individuos
4. EL MAESTRO Y SUS ALUMNOS
la primera imagen que un niño llega a tener de sí
mismo se ha formado en la escuela. Es aquí donde
por primera vez se halla confrontado con el grupo
de niños de su edad y comparado con los
individuos que componen este grupo. Tal vez, más
que los comportamientos de sus compañeros o el
suyo propio son las apreciaciones que de él hagan
sus maestros las que contribuirán a desarrollar en
él actitudes de auto-valorización o de auto-
desvalorización.
5. EL MAESTRO Y SUS ALUMNOS
Cada cual tiene en la escuela lo que se merece.
Esta aceptación de la ley de la escuela no es para el
que la sufre una aceptación pasiva: el niño se
anticipa, actúa según lo que se espera de su
conducta, como buen o mal alumno, según el caso.
El papel de los maestros en el fracaso-desinterés o
en el éxito escolar es considerable, y por ello han
sido calificados como agentes de la selectividad.
6. EL MAESTRO Y SUS ALUMNOS
El poder del maestro se manifiesta en las calificaciones, en la
clasificación, en la evaluación que él mismo lleva a cabo: son los medios
llamados objetivos de los que dispone para expresar su valoración con
respecto al trabajo del niño
Aún más insidiosos son sus medios subjetivos, que generalmente no
controla, pues no trata de cobrar consciencia de ellos.
Estos medios se manifiestan en los juicios, las reflexiones, las
impaciencias, las mímicas despreciativas, los arrebatos, la irritación.
También se manifiesta en el olvido, en el abandono, en la falta de
consideración hacia seres humanos tan valiosos como cualquier otro,
pero a quienes no se respeta.
7. EL MAESTRO Y SUS ALUMNOS
Ahora bien, cualquier fracaso en la transmisión de
conocimientos tiene dos polos:
uno de ellos en el nivel del que recibe el conocimiento, y el
otro en el nivel de quien lo transmite. Si el primer polo es
evidente para el maestro, el segundo no lo es tanto y
necesita un constante análisis a partir de su propia práctica
pedagógica.
Este replanteamiento del estilo de trabajo es raro. Lo que sí
es corriente registrar es la clasificación de los niños en
buenos y malos alumnos sobre la base de los criterios de
adaptación al estilo de trabajo del maestro o a su persona.
8. EL MAESTRO Y SUS ALUMNOS
La auto-desvalorización: una forma de reacción
Hay niños que están constantemente sometidos a
un bombardeo emocional que termina por
minimizarlos en sus posibilidades reales, por
desvalorizarlos; estos niños dan a los maestros la
comprobación de la certeza de sus juicios, al
tiempo que los refuerzan en sus actitudes
despreciativas.
Se genera entonces el automatismo cuyo
responsable es el maestro, y sin embargo nunca
sabrá que el elemento desencadenante ha sido él.
9. LA ESCUELA Y LOS ALUMNOS
El conservadurismo aparente de los
contenidos y de la transmisión de
conocimientos, el aspecto a menudo lúgubre
de los locales y su aislamiento del medio
ambiente, ciertas tradiciones anticuadas,
todo esto nos lleva a concebir a la escuela
como una supervivencia que responde a los
esquemas de un pasado ya superado.
10. LA ESCUELA Y LOS ALUMNOS
la acción que la escuela, desde preescolar hasta secundaria,
ha ejercido a lo largo de por lo menos 11 años en la vida del
individuo, deja huellas.
Frente al esfuerzo, la disciplina, la coacción, la colectividad,
los conocimientos, se crean hábitos que pueden persistir
mucho más allá de la vida escolar.
¿ Pero es legítimo aislar la influencia que ejerce la escuela
del conjunto de las demás influencias que los niños
soportan a lo largo del mismo período? ¿Cómo podemos
separar la influencia de la escuela de la familia, si ambas
actúan conjuntamente, oponiéndose unas veces y estando
de acuerdo otras?
11. LA ESCUELA Y LOS ALUMNOS
Para comprender lo que sucede en la escuela, hay
que observarla al mismo tiempo desde el interior y
desde el exterior.
Si la miramos sólo desde el interior acabaremos
por ver un mundo absurdo en el que se desarrollan
rituales que no guardan ninguna relación con la
realidad social.
Si la miramos sólo desde el exterior, nos
arriesgamos a inventarIa en lugar de describirla y la
mitificamos de acuerdo con presupuestos
personales.
12. LA LECTURA
Sin lectura, todo el resto es ilusorio.
Esta anécdota norteamericana lo atestigua. En el «Educational Service»
de una universidad (Departamento de Recuperación) se dieron cuenta
de que una estudiante aprobaba nicamente las materias que le
enseñaban con métodos audiovisuales: en las demás fallaba debido a
un problema de lectura que escondía como una enfermedad
vergonzosa.
Respecto de la pedagogía de la lectura, podemos juzgar la calidad de
una enseñanza masiva, su carácter democrático o elitista.
La necesidad de reclutar rápidamente un profesorado muchas veces no
cualificado podría parecer la consecuencia de una serie de fenómenos
sociales y demográficos, y el desinteres escolar, en este caso, podría ser
secundario respecto de la crisis de crecimiento de la escuela .
13. LA COMPETENCIA
La competencia adquiere formas particulares en los distintos niveles de la enseñanza.
Aquélla no es la misma antes de los aprendizajes fundamentales, durante estos
aprendizajes y mucho más tarde, cuando la selección ha actuado masivamente para
dejar sólo en el aula a los candidatos a la enseñanza superior.
Con <<Enfermedades escolares>>, tales como la dislexia cuya frecuencia es
inversamente proporcional a la edad de los aprendizajes fundamentales, corremos el
riesgo de provocar desastres aún mayores, ya que en la patología de los aprendizajes
convergen estos dos factores esenciales: un comienzo demasiado precoz y un ritmo
demasiado rápido. Aun cuando prolonguemos la duración de los aprendizajes, no
compensaremos el trauma de un contacto demasiado precoz con la lectura. Las
costumbres, buenas o malas, se adquieren al principio. Todo niño que comienza mal
necesita una reeducación, ya que falseado sus primeros automatismos.
La competencia pone de relieve la contradicción esencial de nuestro sistema escolar.
Separados del grupo sin ninguna posibilidad de volver a integrarse, su historia escolar
se decide inexorablemente durante los primeros meses de su estancia en la escuela.
14. DEGRADACION DE LA ESCUELA
lo que fundamentalmente nos impide creer en la
degradación de la escuela. son las
transformaciones que las mentes más abiertas han
imaginado en favor de una democratización de
enseñanza para realizar la igualdad de clases.
Los defectos de la enseñanza : dogmática,
estancada, rutinaria, fueron atribuidos a su
desvinculación respecto de la ciencia y el espíritu
de investigación «que forzosamente debe imperar
en la enseñanza superior»
15. LOS METODOS DE ENSEÑANAZA
Los métodos utilizados actualmente se denominan activos
en oposición a los métodos pasivos de la enseñanza
tradicional.
Estos últimos se llaman pasivos «porque el alumno padece
una imposición externa que experimenta como tal y que le
obliga a aceptar un saber elaborado del que no siente
ninguna necesidad».
Por parte de los niños existen dos reacciones posibles: o se
someten y van más allá de lo que se les pide, o bien
desarrollan realmente una actitud pasiva que es una
negativa a actuar y que en este caso se apareja con la
autodefensa. Deseamos que los alumnos colaboren en la
preparación de las lecciones
16. CAUSAS DEL DESINTERES
El desinterés que manifiestan muchos jóvenes, cualquiera
que sea su procedencia social, respecto de la escuela y de la
enseñanza que ésta transmite, es una reacción muy
corriente. Para comprender el desinterés escolar, hay que
tener en cuenta la motivación para aprender, los objetivos
y los modelos que la sociedad impone y que los padres y
los maestros refuerzan actuando directamente sobre los
individuos.
El desinterés puede deberse a la ausencia de motivación,
puede ser también el efecto negativo de los modelos
propuestos e incluso una reacción frente a la falta de un
enlace explícito entre los modelos sociales y los contenidos
del aprendizaje escolar.
17. EN RESUMEN
Si el futuro será distinto para cada uno de estos niños, no
obstante, todos viven una escolaridad y sufren las
influencias que los moldean y los marcan por largo tiempo.
Las influencias se ejercen de varias formas; aun cuando sus
efectos no son los mismos, porque esas influencias se
experimentan de manera distinta según el origen social, se
puede verificar su existencia en los comportamientos más
normales de los alumnos.
De la misma manera que el fracaso escolar, el desinterés no
puede reducirse a un rasgo psicológico individual. Es
testimonio de una reacción colectiva frente a las
particularidades de la escuela.
18. ABURRIMIENTO
El desinterés engendra el aburrimiento. El aburrimiento se exterioriza bajo
formas diversas: la pasividad, es decir la inercia, y también la tristeza. Incluso la
exasperación cuando al desinterés se mezcla un destello de rebeldía
Es corriente observar la alternancia entre inercia y exasperación en los
comportamientos escolares y extra-escolares, principalmente en los
adolescentes.
Si el desinterés se centra en una materia particular, quimica, matemáticas o
ingles, al estar localizado puede fluctuar de un año para otro según la
personalidad del profesor.
Un <<profe malo>> puede convertir en agradable cualquier materia. Pero si es
malo para enseñar, la actitud negativa se impone desde el mismo momento de
poner los pies en el edificio escolar y, como todos los estados emocionales, esto
es extremadamente contagioso.
El aburrimiento se transmite de un alumno a otro alumno, de los alumnos al
profesor o del profesor a los alumnos. A veces, el profesor tiene sus buenas
razones para aburrirse puesto que él mismo es víctima del sistema, de una
enseñanza rutinaria, de una ciencia inmovilizada en los manuales.
19. EN RESUMEN
Es cierto que el desinterés escolar ha existido siempre, pero en la actualidad ha
tomado unas formas y una amplitud nunca igualadas. No obstante, sería falso
decir que en nuestra época no existe un auténtico deseo de aprender. Nunca,
quizás, la curiosidad política y social ha sido tan grande entre la juventud
escolarizada como lo es ahora.
podría parecer que existe una suerte de pelea entre el aprendizaje escolar y el
conocimiento de la realidad social.
En resumen, en la escuela aparecen dos tendencias. Los que adquieren los
conocimientos, los conservan e incluso pueden desarrollar un espíritu sumiso; y
los que se rebelan y rechazan al mismo tiempo los conocimientos.
A diferencia de los niños víctimas del fracaso escolar cuya escolaridad corre el
riesgo de ser experimentada como un tormento que dejará en ellos, y de forma
indeleble , el recuerdo amargo de su incapacidad, los niños que se desinteresan
de la escuela, los que la rechazan de antemano no tienen la sensación de un
fracaso individual.
20. EN RESUMEN
Pasan por la escuela creyendo conservar su libertad de
pensamiento, su capacidad personal para juzgar,
comprender y aprender. Pero a menudo aún no se han
enfrentado realmente con los obstáculos. También en el
dominio del espíritu la libertad se gana en los
enfrentamientos. Someterse a la necesidad sin renunciar a
la opinión propia, intentar comprender antes de rechazar o
de aceptar, saber tomar o rechazar a posteriori: objetivos
difíciles de conseguir y que presuponen multitud de
tanteos. Y si queremos que esos tanteos sean eficaces
deben apoyarse en el convencimiento de que algo positivo
puede sacarse de la escuela o de cualquier otra situación
con que la vida nos enfrente. FIN
21. La escuela, baluarte y cementerio del pensamiento libre
La escuela permanece como factor irremplazable de emancipación del pensamiento
porque es el único medio verdaderamente eficaz para transmitir masivamente
conocimientos utilitarios tales como la lectura, la escritura y el cálculo. Cuando desempeña
mal su función, cuando se desarrolla el analfabetismo escolar, la escuela se transforma de
baluarte en cementerio del pensamiento libre. La libertad de información no existe para
quien no accede al lenguaje escrito. Este doble aspecto de la escuela lo encontramos en
todas las etapas de la enseñanza, cada vez que aparecen nuevos obstáculos que son para
unos oportunidad de liberarse, y para otros de irse a pique. La escuela selecciona a partir
de lo que tiene que transmitir, dando y quitando con el mismo gesto.
En la escuela no existe una fatalidad, podemos luchar para cambiar lo que hay, seamos
maestros, padres o alumnos. Pero para ello, debemos disponer de un mínimo de
información. Conocer la escuela para transformarla. La unión entre el conocimiento y la
acción puede encontrar un inmenso campo de aplicación en el terreno mismo de la
escuela. Para algunos partidarios del «nada de ondas» hablar sobre lo que no funciona en
la escuela es destruirla. Llevando este razonamiento al extremo, hacen responsables de la
degradación de la escuela a quienes constatan esa degradación, la describen o la
denuncian. De este modo se abstienen de cualquier medio de acción sobre el curso de los
acontecimientos sociales. Conocer los mecanismos por los cuales se establece el fracaso y
el desinterés escolar, es crear posibilidades de actuar sobre la escuela.