PALABRAS A LOS RECTORES DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE IBAGUÉ Buenas tardes. Nos complace tener en nuestro Seminario Mayor María Inmaculada a los padres rectores de la provincia eclesiástica de Ibagué. Saludo en nombre de los formadores, seminaristas y empleados de nuestra comunidad a Monseñor Tomás Chala Bernal, rector del Seminario Conciliar María Inmaculada de Garzón Huila; al padre Julio César Chacón, rector de la Casa de Formación Divino Niño de los padres Ardorinos en Garzón; al padre Sergio Vargas, rector del Seminario Mayor San Esteban de Neiva; al padre Johan Sebastián López, rector del Seminario Mayor la Providencia del Espinal y al rector de nuestro seminario, el padre Giovanny Sandoval Moreno.

1. CristianCamiloCárdenasAguirre.2016
PALABRAS A LOS RECTORES
DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE IBAGUÉ
Buenas tardes. Nos complace tener en nuestro Seminario Mayor María Inmaculada a los
padres rectores de la provincia eclesiástica de Ibagué. Saludo en nombre de los formadores,
seminaristas y empleados de nuestra comunidad a Monseñor Tomás Chala Bernal, rector del
Seminario Conciliar María Inmaculada de Garzón Huila; al padre Julio César Chacón, rector
de la Casa de Formación Divino Niño de los padres Ardorinos en Garzón; al padre Sergio
Vargas, rector del Seminario Mayor San Esteban de Neiva; al padre Johan Sebastián López,
rector del Seminario Mayor la Providencia del Espinal y al rector de nuestro seminario, el
padre Giovanny Sandoval Moreno.
Ejercer el servicio de rector en una casa donde se gestan a los futuros pastores de la Iglesia
no es tarea fácil. Se puede estudiar todas las ciencias eclesiásticas, pero si no hay el carisma
formativo, no será posible tallar el rostro de Cristo Pastor en los candidatos al sacerdocio
ministerial. Queremos felicitarlos, porque Dios los ha puesto en una misión sublime y
silenciosa que muchas veces no se percibe ni reconoce. Quizás, Sacrifican otras posibilidades
de realizarse como sacerdotes para esculpir en nosotros, como dice San Pío de Pietrelcina,
piedras preciosas en bruto, a quienes dirigen una ardua y exigente labor de filigrana a través
de sus manos sacerdotales e iluminados por el fuego ardiente del Espíritu Santo, llevan a feliz
término este loable proyecto de vida que Dios les ha encomendado.
Dios siga sosteniendo sus vidas e iluminándolos en las pruebas que se les presenten, aunque
reconociendo nuestra fragilidad humana, Él se vale de ella para forjar a futuros pastores de
quienes ya son pastores. Esta tarea continuará y sólo seremos contingentes de un Ser
Incontingente que guía y cuida a la Iglesia.
Muchas gracias.