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ABECEDARIO
DE LA VIDA
(1990-2000)
Inmaculada Ortiz Lledó
Edición:
Julio Tamayo
cinelacion@yahoo.es
2
3
INTRODUCCIÓN
Este conjunto de poemas que está empujando, sin respeto,
y como si se consumieran representan el periodo de años desde
1990 al 2000; un adiós a mi época donde la poesía era
protagonista de las horas diarias. Ahí, amontonadas de un lado
a otro, casi sin bridas, pero con todo el control de la existencia;
con sus idas y venidas, sus viajes, encuentros y desenlaces.
Sentimientos anclados en la profundidad de un espacio
inédito. Se puede decir que a partir del año 2000 ya la poesía,
para mí, perdió esa necesidad alocada e imperiosa por surgir y
quedó como crepúsculos… vestigios de lo que fue.
El estilo de los poemas, en su mayoría, más llanos, limpios
de aderezos, como un beso en la frente, fluctúa entre la
hojarasca del recuerdo; y acogiéndose como un niño al amor
sin condiciones de una madre para su hijo.
Inmaculada Ortiz
4
5
Aquí, sola
entre mis papeles
bolígrafo en mano
miro leo y pienso,
con aquellos folios punteados
y veo que nada es nuevo,
que todo fue dicho,
que todo fue hecho.
6
7
I
8
9
LO IMPORTANTE
Lo importante no es
un grito en la razón
ni un medir a medias
el sentido del dolor
ni subir el tono del arco iris.
Lo importante es saber
que pueden alcanzarnos,
que la palabra es emoción
en un laurel de encuentros;
lo importante es que
el zumo sea vertido,
que se confundan los anillos
y que el sorbo a medias sea.
Lo importante es saber
que en nuestra tierra
no hay coto para el
amigo.
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YO SOY
Cada amanecer tronchado
es una tristeza nueva,
cada pie que no puede pisar tierra
suscita una pregunta.
Y yo soy en mí,
porque todo se transparenta
en mi visión, bajo mis estrellas;
siento las carnes en mi carne,
las almas en mi alma,
y bajo mi yo
yo entiendo,
yo veo,
yo me rebelo,
yo lloro,
todos los yos forman un cerco
donde recojo lamentos.
Mi conocimiento empieza en mí,
los demás son intuición de mis anhelos,
de mis querencias,
de mis tristezas.
Mi soledad se nutre de las soledades de todos
y todos en mí se muestran.
11
DOLOR
Daga que hunde
su punta una y mil
veces en nuestro yo.
Dolor que bebemos
como copa de vino amargo
pero que nos transporta
a un mar de sentimientos,
con olas de amargura
que intentan besar
la arena blanca
de la esperanza.
12
DEJADME SER
Torbellinos de duda
flagelan la raíz
de mi pensamiento,
agitando mi imagen
cual huracán en celo.
¿Qué hacer?
¿Cómo ser agua que beban todos?
¿Cómo ser grano que a todos sacie?
Si un sí, alegre, escapa entre
la fila de marfil alienado,
hay negativas
como cactus que asfixian,
y si mi sí no es rotundo, sonrisas
abofetean mi dramatismo.
¡Basta ya!
de ser muñeco
a expensas de quien quiera
comprarme.
Yo, seré yo, señores,
y cabalgaré tirando
de las riendas de plata
de los corceles de mi imaginación,
y mi risa formará remolinos
con el aire,
expandiéndose por el horizonte.
Y nadie diga nada, dejadme ser niña.
Dejadme ser catarata;
ahí, arropado por piel y huesos,
ya gastados, tenemos
un niño olvidado.
13
LUCES
Puntos,
oquedades en el negro.
En cada trozo de su fulgor
hombres en lucha abierta,
en lucha apagada, continúa,
lucha a muerte
con el hoy y el mañana
14
¿QUIÉN SOY YO?
¿Quién soy yo?
Hoy me miro y no me reconozco.
¿Por qué cambié?
Con golpes de viento.
Poco a poco, como el agua
en la roca.
Como el mar en la arena,
las aristas de mi ser
se diluyeron en el ayer.
A través de los años, el fuego perdió calor,
acoplándose al molde de una sociedad.
Ahora, engranaje perfecto,
marcho en la serie correspondiente.
Y, aquí estoy hoy,
siendo yo, sin serlo,
amando, sin saber amar,
viviendo, sin saber cómo hacerlo
15
LAS HORAS CORREN…
Las horas corren una tras otra,
adelantando al día, que agosta su tiempo.
Estoy en la cama: pensando, leyendo…
Quisiera cabalgar con los minutos,
hacer eternos los segunderos.
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DESEARÍA EVADIRME
Desearía evadirme
de este influjo que
me arrastra llevándome
a mundos distintos,
a sensibilidades elevadas,
al vértice de lo infinito.
A veces desearía no andar
entre el filo de lo posible
e imposible.
A veces,
no quisiera
llenarme de dudas,
y ahogarme en mis ansiedades.
a veces
no quisiera
traspasar el umbral
que me separa de la cordura,
y centrarme
en valle multicolor,
y en caballo desbocado
arrancar la flor del poema
17
MUÑECO
Mejillas enceradas
en el baúl del ayer.
Añoranzas en tus ojos de cristal,
y en tu brazo derecho
la desnudez.
Sonidos de otras músicas
en el limpio taller
de tu piel.
Mirador de años
salpicas nuestras vidas
de añoranza.
Y detenemos
en tu cuerpo
nuestro instante cansado.
18
LA VIDA
Por el largo túnel
de la vida,
no hay paradas
ni treguas.
Sin cesar, seguimos,
cada vez más hondo,
cada vez más cerca.
Hoy, un poco,
mañana, otro;
nuestra vida se desgrana
quedando suelta.
Y el humor,
qué fue de él;
quedó tan lejos.
Jirones, pedazos,
nuestras carnes desechas;
por el túnel de la vida
van quedando nuestras miserias.
El recuerdo de la juventud
se aleja entre brumas,
y las nieblas, la borra.
Quieres parar, recuperar,
gritas y lloras
y sigues caminando
rumbo a la muerte cierta.
Preguntas, recapacitas,
no entiendes, no sabes,
pero tus pies continúan.
19
¡Dios mío! Gritas.
El amor, ¿Dónde está?
nadie responde.
Algunos sólo lo nombran.
Sigue el túnel,
caminas, caminas y caminas,
¿Para qué marchar?
Quieres parar. No puedes,
Te arrastra como sea, de pie, sentado, tumbado, riendo,
llorando…
Te vuelves
y entre las tinieblas
alguien emerge,
un perfume llega:
olor de lirio, amapola,
destellos de rosa, azul,
oro, azabache.
Risas, llantos, gestos,
sin fin de muecas.
Sigues avanzando
por el túnel una criatura asoma,
ilumina la obscuridad,
la esperanza retorna.
Vuelve el amor,
la risa, la inocencia.
Espontaneidad de cascabeles al trote.
Camina retoño,
no dejes de hacerlo,
ni deseches cualquier encuentro
y siempre sonríe como caricia
de mariposas.
Aguarda, porque en algún momento
un rayo de esperanza queda.
20
PASAN IMÁGENES
Pasan imágenes de vidas enteras
y desechas.
¿Podemos ver en bola de cristal
el mañana?
Hoy bebemos insaciables
de la vida,
sentimos el fluido revitalizador
del amor;
esperamos en cada esquina
el hechizante cuerpo
de la sorpresa.
Hoy, nos bañamos en luna,
para después, secarnos
con oro pulverizado.
Mañana…
el mañana se esconde entre
el nubarrón de la duda,
y sentimos la impotencia
del destino enmascarado
de miedo.
¿Podremos pisar las hojas pintadas
de oro?
¿Acaso podremos sentir la vida
brotar de las cenizas del invierno?
¿Qué nos quedará?
El manotazo del destino
nos puede dejar
con una marca que sólo
la muerte podrá borrar del todo.
21
VEREDAS DE AÑOS
Veredas de años
se cruzan en tu rostro.
Linternas mortecinas
por un perderse
en laberintos de deseos.
Rosas desechas cansadas de hablar
en un mundo de silencio.
Sigues ahí, en pie,
con tu cruz a cuestas;
abofeteada por la cultura,
encarnizada por el dinero.
Pero, sigues gallarda,
con tu cesto de verdades,
con la fruta de tu corazón ardiendo,
ardiendo por los tuyos,
por los otros,
por todos aquellos
que día a día mueren
cargados de recelos,
cargados de miseria
que les corroe el cuerpo;
y en ti surge esa agua
que quisiera regar a todos.
Repites,
no es justo,
gritas
aunque tus gritos
se los lleve, a veces, el viento
22
FARSANTES
Esqueletos vestidos de sonrisas,
pintados con carmín de intrigas.
Manos flotantes en el vacío
ansiosas por atrapar
una imagen oculta,
en la sin razón de existir.
Pasos en el aire,
celosía de disfraces
abrazados a la escalinata
de proezas.
Farsantes,
apartad el velo de vuestro
simulacro.
Dejad que el aire
se esponje en el baúl
de vuestro yo auténtico.
Seréis o no seréis
caudal abundante;
pero vuestras manos
ofrecerán agua pura y limpia
23
COMPENETRACIÓN
Sonidos que
revolotean y vuelven
como un potrillo
con ansias de juego
y caricias.
Esencia de esencias
que cautivan el sentido
y elevan la plenitud del ser.
Ondas armoniosas que
envuelven el navío encallándolo
en colmo de sensaciones.
Semilla hecha flor
que ofrendan
depositándola en el búcaro
del pecho
24
EGOÍSMO
Esquema multiplicado por ciento,
raíces de hiedra
en pie enjuto y seco.
Armadura que
ostentamos como blasón
de arcaicos tiempos;
tiempos en los que el hombre
era sello del actual momento.
Montañas de arena
engendradas por el egoísmo
de muchos,
y descargadas en la piel
de unos pocos.
25
TÚ
Cuando las flores descubran sus pétalos,
y crezcan las hojas.
Cuando el sol enrede sus hebras
en los trigales.
Cuando las aves extiendan sus alas,
rizando el aire.
Cuando el agua clara cante
en la sierra.
Cuando las burbujas de la vida llenen
mi calle.
Tú, estarás ya
en otras tierras.
26
ALLÁ…
Allá por los montes,
por los llanos,
y los valles,
brilla tu luz divina.
Allá está el amor,
entre el bosque y el ramaje.
Allá tu mano
sembró de colores la vida.
27
SUENA LA MUERTE
Y nos miras, espiga redonda.
Te miramos como hacen los amantes,
con el latifundio de los besos.
Desde el medallón de níquel incendiado
nos buscas y recorres como a flor lacerada,
como a dialogo de gaviotas.
Y las nubes alargan su cintura
taladrando el azul.
Manchas rojas te pueblan,
succionando colores y sienes antiguas.
Asciende un ruido de plegarias rotas.
Silencio.
Suena la muerte.
28
DESDE TI
Resbala el discurso desde eclipsada voz,
situaciones abiertas al azul.
Entraste paciente
balanceándote en mirada amarilla.
En el origen indagaste
la metamorfosis del nido
omóplato de estrellas calzadas
en el silencio.
29
PINÁCULO DEL SER
Pináculo del ser
empapado de sensaciones
como grano
en terreno hambriento.
¿Por qué
te huimos sin conocer tu ciencia,
sin querer cohabitar contigo?
Apartamos de nuestra frente
tu presencia,
y es que tú nos violentas
sumergiéndonos en torbellino
de ideas,
de dudas,
en preguntas sin respuesta.
cuesta decirte sí;
hoy escapamos en la cornisa
queriendo alcanzar multitudes,
envueltas en mentiras,
habitaciones donde espejos
nos devuelven mil imágenes,
abanicos de sensaciones inventadas
por otros.
Si fuéramos valientes y cogiéramos
las riendas
para llevar el corcel
por valles, lagos y sueños enlazados
por nuestros dedos.
¡Si fuéramos
capaces de encontrarnos en el
agua,
y abrirnos con la luna!
Si fuéramos capaces, soledad,
recorreríamos el universo paso a paso
para tocar a Dios.
30
TERRIBLE ESCLAVITUD
Terrible esclavitud
que tras sí llevamos.
Ceguera de nuestra vida.
Pasos torpes de sentimientos,
cloaca de angustias.
Sordos a los que gritan a nuestra espalda,
manos cerradas para quien las necesita.
Gritos y llantos,
noches, en medio de días,
claros como púrpura.
Espejos marchitos de nuestras almas,
sin habla ante tantas palabras.
Mundo caduco, ajado,
sin pétalos de flores que sonrían.
¡Cantos de amor!
¿Dónde estáis?
Sonrisa de cielo,
venid.
31
Almas, despertad ¡descubrir!
los tristes gritos, desgarros, miseria
de los que atrás se sientan.
Sacad las estrellas y
rociarles con ellas.
Enviarles una risa primaveral,
llena de florecillas pintadas de amor.
¡Despertad ya!
los justos, buenos, santos y los caminantes
de cualquier camino.
¡Despertad ya!
hace falta tan poco,
tan sólo ese manojo
de un amor puro y eterno.
32
ESPERÁNDOTE…
Quisiera que me llegara
en el porche
mirando las estrellas.
Quisiera que me llegara
tumbada en prado verde
con el sol en la frente.
Quisiera que me llegara
oyendo sinfonías,
cánticos celestes.
Quisiera que me llegara
llevando el amor
por bandera.
Quisiera que me llegara
con los pies en arroyo
de agua clara.
Quisiera que me llegara
cuando mi alma
rebose el universo.
Quisiera que me llegara
cuando no hubiera palabras
para mi sentir.
Quisiera que me llegara
cuando mi boca
se uniera al cosmos.
Quisiera que me llegara
cuando mi plegaria
volara a Dios con la flor última de mi anhelo
33
LA VERDAD
La Verdad es
flor de un anochecer
preñado de máscaras
de palabra enjaulada
en la tramoya del caminar.
La verdad es rocío
en la escoria
de un querer atrapar
escalones de araña.
Misterio de primavera,
es la verdad,
acosada por tropel
de pasiones desatadas.
La verdad es espuma,
claro sonido como el aire
que besa a la montaña.
Y siento que me engulle en su néctar
como principio y fin de mi existencia.
34
VUELTAATRÁS
Es difícil volverse en el tiempo
y prendida del presente
ser burbuja de pasado.
El espejo
puede reflejar un mundo
que todavía teje esplendores
trasnochados:
Egipto, mezquitas, catedrales de
Lima y Perú, Manhattan y
los colores multiplicándose
en el zenit
y un aire inventado.
Trazamos la línea
y cortamos el cordón,
convirtiendo a la estatua
en mecano.
Ahora,
las horas de metal
son patrimonio
y el valor
es la multiplicación de lo útil.
La estética es mujer mancillada
y somos diques frenando
brotes de agua.
¡No podremos desposar la
complacencia de embellecer
con cada soplo de materia!
35
AMIGOS
Llenasteis los espacios
de mi soledad
entrelazando los
minutos de agitación con los
míos de quietud.
Cada palabra era el
panegírico de la verdad
y vuestras mercancías
llenaron el sitio
de mi abulia
y en mi poso se sonrojaron
los amarillos y pude volver
a bautizaros, amigos.
36
ERA
El espacio multiplicando células;
los pensamientos prendidos
del gulag de mi carne.
Era la
obscuridad
un ritmo continuo.
Mi libertad, un sueño;
el mañana, un despertar leve
y una incógnita por
alimento diario.
37
VOY, IRÉ, JESÚS
Voy a ser hoja del tiempo,
que nace y se inmola en tierra de cuerpos,
olvidándome en tu huella.
Voy,
déjame traspasarte,
pan partido, calor de venas
para enlazar con tu túnica dolida de premonición
y, desde tu signo, ser pregunta,
Infinitud,
perdón repetido.
Y en tu palabra, mi carne, mar.
Voy, iré, Jesús,
si dejas que en tu minuto sea mi destino.
38
FÍJATE CÓMO
Fíjate cómo el reloj desciende,
cómo se amansa el agua en los ojos,
cómo se oye el tan-tan de la voz.
Cómo el aire es cementerio.
Hay colección de ventanas,
retorna la especie.
Aprieta el sereno a la noche,
resiste el número a la serie,
mientras los cascos repican en la luna.
Fíjate cómo
busca la sombra una esfinge,
como sostiene el frío a la mañana
y la campana voltea en el valle.
Son las doce
y el día es pedazo de alondra que cubre cielo.
Se ruboriza la nieve,
suena el palacio de la aurora,
se levanta la luz en el prostíbulo.
Fíjate cómo
pervive el pasado en el presente
y el futuro es péndulo adivinado
39
AMOR
Eres ilusión que queda,
un réquiem a la mañana.
Vienes mensajera de la corriente que
no sabe de gotas sin tu gracia.
Reptas por el esqueleto,
remueves,
vistes,
descalzas.
Tus siluetas son el beso que muere
y,
aunque
devores los puntos cardinales,
te desconcierta
el desasosiego que te tiembla.
Te claman especulando con tu nombre,
y rosas heridas se depositan
en tu círculo.
¡Alerta
está el guardián que te vela!
en tu guarida azul,
para evitarte,
reina dormida,
el rapto completo.
40
VACÍO
Esta mañana, el sol se ocultó
en la niebla
de nuestros ojos vidriosos.
El aire perdió risas,
y el día nos sepultó
en la losa de su monotonía.
Las horas sin ritmo
surgen de la nada.
Y las palabras se pierden
por el túnel de nuestra apatía.
La esperanza se oculta
entre las rejas de la tristeza.
No queremos ver a nadie
y la nada
como bola de nieve crece
en la pendiente de nuestra
sin razón,
en nuestro vegetar.
41
DESDE LA FOTO…
La orilla de tu recuerdo deposita
caracolas de sentimientos,
y tu imagen
en la foto que contemplo
llena el espacio
de silencios y distancias.
Deja que el agua
siga cubriendo
nuestras piedras,
y que a tu lado pueda
ser cascada de armonía,
que mis horas, tristes,
descansen en el eco
de tu voz.
Y que, pese a la distancia,
puedas adivinar la ola
que mueve mi barca
flotando en el mar agitado
de la vida.
42
ME AFERRO A TI
Me aferro a ti
como ola al mar
y temo perder
ese mar
que inunda mi ser
de peces de hermosos colores,
cuyas escamas son espejos
en donde te veo, me ves
y nos vemos
43
II
…Y mi paisaje se embellece
con vuestros rostros y recuerdos…
44
45
A mis hijas
SI ASÍ ES, GRACIAS
A vosotras os hablo hoy
continuación de mi ser,
en mi otoñal momento,
antesala de nieve.
Vinisteis de un mundo de pestañas entornadas,
en pleamar os encontré buscando navío.
Los días han merecido a los meses;
poco a poco, en juego continuo
me enrede en vuestros muñecos,
cuando tomaron vida,
cuando la boca se llenó de frases
y en vuestra sangre palpitó la nuestra.
¿Otorgáis el nacimiento?
¿continuáis en nuestro libro?
-Rayo que atemporiza rincones,
futuro concentrado
en cuerpo de partituras alocadas-
Si así es, gracias.
46
HERMANO MIGUEL
De la Residencia S. Juan de Dios
Como un niño grande recorres los pasillos,
pasos lentos, pausados,
se diría que las prisas nunca hicieron
posada en tu cuerpo.
Solícito, amable,
dispuesto a dejar la voluntad prendida
en cualquier árbol que agite sus ramas.
Tu hablar pausado saborea las palabras
como si fueran golosinas.
El “hágase tu voluntad” mora en ti.
Y, por eso, aceptas,
no te irritas y sacas cada día
una nueva lección.
Años atrás,
cuando toda tu energía
se repartía en los enfermos
y tus viajes y estancias
eran parte de tu itinerario,
seguramente serías otro,
de otra forma,
con otra vida más aparente,
más ruidosa.
En la placidez de tu enfermedad,
en el freno de tu impotencia;
cuando tu ser auténtico
toma forma
y se hace un todo con lo que te rodea,
nos regalas ese cariño que nace de dentro
y aflora en nosotros
47
LUPI
Pequeña, delicada,
como figura de porcelana,
andas el corredor con pasito quedo,
pero con el vigor de la vitalidad
que chispea en tus ojos,
esos ojos sonrientes
con la alegría salpicando todo tu cuerpo.
Participas en cada momento,
alumna aventajada;
así tu edad
es sólo dato cronológico,
sólo un mero accidente,
que no te condiciona
ni te amilana.
Energía que salta en tu cuerpo,
chispea y enciende a los otros.
Estás en la batalla,
estás en la vida,
estás en todo,
como alguien imprescindible,
como alguien vital e importante.
Tiernas y cercana
te dueles en el dolor,
te subes a la cresta de la risa
y disparas tu sentido común,
recoges la mano y la cercanía
de alguna compañera
que necesita de calor y de flores.
48
Sentada en el umbral recorres con la mirada
el espacio,
te enteras, opinas y decides.
Es tu voluntad
como un arado de bueyes
que sigue roturando la tierra
llueva o nieve.
Eres ejemplo,
flor que se abre a la vida.
La ternura que necesitas la gritas
por las esquinas de tu cuerpo
y la recibes tan natural
como el agua.
Agua que riega
corazones en sequía
49
TUS OCHENTA CUMPLEAÑOS
Los días se rompieron
desde el amor de un marido,
de unos hijos
que galoparon en corceles blancos
por el calendario de tu carne.
Lágrimas y risas,
estrecheces y desahogos,
inviernos y veranos
como las cuentas de un rosario.
Y ahora que los ochenta años
han prendido en ti,
cuando Dios se miró en tus ojos
y las palabras hicieron historia.
Ahora es cuando,
aunque tú no lo creas
la ternura trepó por tu alma
y ha trenzado una corona de amor en tu pelo
50
ANCIANO
Tus ojos perdieron el brillo,
tus manos, arrugadas,
apenas sostienen
la balanza de la vida.
Con paso corto
oyes el tic-tac de un
corazón cansado,
pero con un mapa de historias
de recuerdos prendidos en el corazón.
A veces te encuentras
vagando por caminos de sufrimiento;
creíste que la tarea había terminado
y bajaste la cabeza avergonzado.
Pero sabemos que has dejado
un mundo vestido de esfuerzo,
que levantaste la casa cuando
nadie quería estar dentro.
Ahora, eres soporte
y miras a tus nietos
con incrustaciones de niño.
Ahora,
eres blasón,
maestro de experiencia,
aventurero de realidad.
Tienes la sabiduría del infinito,
y puedes entender
el porqué, ahora, lo eres todo.
Levanta la mirada
y con los cestos llenos
avanza sin miedo
siendo guía para nosotros
hacia la luz del Encuentro.
51
ADIÓS, ADIÓS
Horas, minutos e instantes
relámpagos de una vida.
Tan solo eso ha sido,
un año, tan solo eso
y nada más.
Ahí quedan las mañanas tristes,
alegres, movidas;
ahí queda ese edificio marmóreo, con cara
de cincuentenario,
ahí queda esa mole de piedra y cemento.
Ahí quedan ocho meses de nuestras vidas;
aquel café negro, humeante,
aquel café con sabor a clase
lleno de anatomía, cirugía,
¡qué se yo!
amalgamado de todo.
Aquellas nuestras discusiones
con sabor a nada y sabor a todo.
¿Dónde quedan aquellos ocho meses?
Recuerdos, ¿por qué recuerdos?
¿Es qué todo va a terminar en eso?
Aquel explica bien,
este no lo hace mal del todo,
el otro es un portento,
y ese, bueno, no hablemos de ese por el momento.
Ahí quedan los profesores,
ahí quedan todos ellos.
Será posible que en un momento
de mi vista ya empieza a borrarse…
52
Tan sólo han pasado unos días,
en nuestras manos está el diploma,
de algo tan pequeño, sin importancia,
de un corto plazo de tiempo,
pero en mi alma queda un hueco,
más bien muchos huecos,
y mi garganta queda atenazada,
sofocada, sin aliento.
El recuerdo queda
de aquellos días de otoño,
de invierno y primavera
y aquellos otros cortos
de un verano ardiente.
Lo siento, lo siento de veras,
siento el no volver a veros.
¿Qué me pasa?
No lo sé, pero qué más da,
qué más da lo que me pasa
sólo sé que siento compañeras
el terminar
y empezar a palpar está ausencia
de vuestro conjunto bueno o malo.
¡Qué más da, pero lo noto!
53
AMIGA
El recuerdo ahonda en mí,
como una herida.
Dulce y amarga es la escena de tu figura.
La palabra y la sonrisa me sostienen
en la distancia,
y el presente se nutre de recuerdos
y promesas no cumplidas.
quisiera acercar…
eternizarme en el ayer
y hacer del instante el futuro
de una amistad eterna.
54
SI DIOS ES AMOR
Si Dios es amor
y se fundió en el ser humano.
Si Dios diseña la ternura
como lenguaje refinado
y permitió que el corazón
recorriera su camino,
cabalgando entre sentimientos
y que la luna se descalzara
dejando sus signos de plata
en el acento de los deseos.
Si el sol abre sus pétalos
y el alma roza la cumbre
y la ternura es su alimento.
¡Oh, mi Dios! Si tú diste alas de águila
al pobre pajarillo indefenso
y el universo multiplicó sus dedos.
Si, Dios mío, llenaste nuestro corazón
de tu arrojo, haciendo que por amor
diéramos libertad al otro.
Si, Dios mío, no nos importa
aflojar nuestros deseos dejando que el viento sea viento.
Si elegimos palabras como lirios blancos
y esperamos lo indecible
y nos negamos para que la autenticidad rompa cadenas.
Si el corazón se nos abre
dejando ver la auténtica perla.
Si todo esto ocurre, Señor,
eres, Tú, ese amor
que vibra en nosotros.
55
NIÑA FUGADA
¿Dónde?
¿Dónde escondes tu cuerpo
recién libado por la pubertad?
Te fuiste
cuando todavía el sol
no había besado tu frente.
Tú, que el miedo te atrapaba, a veces,
en la jaula de tu desnudez.
Tú, que jugabas
con tu risa y tu voz de cascada.
Tú que venías recopilando
los sueños,
comidos por tu inmadurez.
Tú, que querías
con una espontaneidad
todavía no cercenada.
Te fuiste
y los días se llenaron
de impaciencia
y nostalgia.
No sé,
pero, donde te encuentres deja
que tus años
naveguen por un lago sin prisas.
56
UN MAL DÍA
Nos hundimos en plantel
de fantasías en las que
el crepúsculo ahoga
la salida.
Sentimos que el grito
no tiene voz,
y que el año perdió
los días.
Amonestamos a los artilugios
andando entre el clavel
y la pluma.
Adelantamos impresiones,
adivinando futuros,
y nos ahogamos en lo previsible.
Nos licuamos en lo desconocido
envileciendo nuestro ánimo;
pero, siempre adelante.
Cuando el presente es carne
y los suspiros son fundamentos
ya no hay depresión,
es la realidad encarnada.
57
ACOTEMOS
Acotemos el salto,
aminorando los latidos
del bienestar.
Enlutemos el yo por algunos
instantes espoleando
nuestro punto en un intento
de descubrir otros.
58
LA ENFERMEDAD
Se multiplicó el dolor
cuando llamó a mi carne con insistencia,
y el instante se hizo eterno.
Sensaciones nuevas
me llevaron por el sufrimiento,
donde la risa fue.
Sentí que me arrastraban a un cielo
sin azules,
a un mar sin escamas,
y se repartieron los abrojos
mi cuerpo.
59
LA DESNUDEZ DEL POETA
Palpitaciones
en la cumbre de la palabra.
Vena de la flor.
Laberintos de fantasía
en suelo de realidades,
ahogados por ecuaciones
donde las alas son
manantial.
Horas teñidas de claveles rojos,
y aliento de estrella
en flases de vivencias.
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GITANO
En una esquina,
asomándole el viento,
Iluminando el sol
sus cabellos,
andaba el gitanillo,
cantando las proezas de un rey
y la historia del monumento.
Palabras, como arroyos creciéndole,
gestos multiplicados,
y un vacío por dentro.
61
NIÑO
Pedazo de cielo en tus ojos,
gajos
en tus labios sonriendo.
Niño jugando en la arena
de tus deseos.
Ríes
y tu risa forma eco
con el viento,
y tus manos, manos de niño
travieso,
se mueven apartando el miedo.
Y eres niño.
Y en tus caprichos
está tu misterio,
tu ansia
y tu futuro incierto.
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HEMIPLÉJICO
Mis ojos acamparon en ti:
rictus de dolor,
y tus palabras intermitentes
deformaban oraciones,
achicando su significado,
ahogando su sonido.
Las manos como una condena
luchaban,
por no sé qué batalla,
y tus pies, enredaderas
asfixiaban tus ganas de reír,
sosteniendo tu pena.
Una lágrima nacida
del parto de la concha
se quedó colgada en tu cara.
Nada puedo hacer: sólo mirarte;
pero, entiendo;
si te consuela...
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AMIGA MÍA
Veo esa cara tuya de niña,
tus ojos negros,
una boca mediana
y esos labios mezcla de fruta temprana;
tu tez sonrosada, naturaleza viva
de campo abierto.
Cabellos rubios
de paja y trigo al mismo tiempo
que caen sin contención
por tus hombros y espalda.
Te veo, sí te veo
con tus pantalones marrones
y esas blusas tan tuyas, arrugadas,
tus andares resueltos,
la postura informal
y el lenguaje de tus manos;
con tus dedos largos, afilados,
la soltura del viento
y el frescor del agua.
Ahora que no sé si te volveré a ver
la claridad de tu imagen se me presenta.
64
¿Qué pasó contigo?
“antipática, anormal, orgullosa”,
yo qué sé cuántas cosas te decían.
¡Qué lejos estaban de ello!
Yo sólo te conocí, yo tan sólo te conocía.
¡Qué pena, verdad!
durante un año
como pedante te bautizaron.
¡Qué lejos estaban de comprender
tus palabras! y nunca te escucharon.
Ni siquiera lo intentaron:
de haberlo hecho
hubieran encontrado lo que probablemente
nunca quisieron.
¿Y tú? ¿Por qué no cejabas, en tu empeño?
Disfrutando de sus opiniones
no te importaba, ¿verdad?
Nunca te importó lo que dijeran,
y ellas seguían hablando y tú viviendo…
sabes,
¿quieres, que te diga, amiga?
¿quieres que te diga un secreto?
nunca te perdonaron
el que fueras diferente;
sabes, aquí es normal…
si quieres que te admiren no te salgas de la fila;
y hay de ti si se te ocurre ser sincera,
hay de ti, si tus caminos son opuestos,
porque entonces, amiga mía,
vas de calle, como hoy se dice en
nuestros tiempos.
65
ENCUENTRO
Aquella tarde me encontré
con aquella que ya tiempo,
nuestros rostros olvidados,
eran dos misterios.
Las voces chocaron en los oídos
y se repitieron
con esperanza loca
de volver a rescatarnos,
de volver a los senderos
recorridos.
Nuestras pupilas se ensancharon
en busca del encuentro,
pero intuimos que nada ya nos acercaba.
Estuvimos allí, paradas,
removiendo,
queriendo recordar
aquellos vínculos tapados por los años;
Y nuestras palabras sonaban
sin fuerza, lejanas
y fuimos separándonos más y más
y al despedirnos, con pena descubrimos
que ya nada quedaba
de aquella amiga, y fue diluyéndose…
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67
III
Tira la piedra de hoy,
olvida y duerme. Si es luz,
mañana la encontrarás
ante la aurora, hecha sol
Juan Ramón Jiménez
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NOSOTROS, LOS SABIOS
Quisiéramos coger lo más alto
llegar a la cima.
Soñamos despiertos
imaginando horizontes abiertos.
Hoy nuestra mente
se remonta, sin barreras,
sin fronteras,
queriendo alcanzar las estrellas.
Nos parece todo posible
todo ya, nos parece hecho.
Nos encontramos gigantes,
en medio de un mundo de enanos.
Nuestro alrededor se nos muestra
envuelto en globo de colores.
El camino se nos ofrece
ancho y despejado con profusión de flores.
Andamos tiesos, orgullosos, altivos
seguros de que todo es nuestro.
Nuestras metas, propósitos
van llegando a feliz término.
Miramos a nuestro alrededor
y sin parar, pues no vale la pena,
decimos que somos más que ellos,
y nos vanagloriamos de lo hecho,
de lo que nos falta y de lo que haremos.
Y seguimos ufanos de nosotros…
70
Y de pronto un buen día
abrimos los ojos,
a esos que no veíamos,
a los que considerábamos poco,
a los necios a los tontos,
a los que nada hacían,
y nada decían.
De pronto se derrumba nuestro mundo
el pedestal que nos sostenía,
el orgullo que nos levantaba,
y bajamos la cabeza
y los ojos
y dejamos caer nuestros brazos
sintiendo que en nuestro afán
no conseguimos nada.
Que todo se nos vuelve impreciso
sin saber ya, quien es el necio.
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RECUERDOS
Lejos, perdidos
en el tiempo;
envueltos en la niebla del ayer,
despuntan los reflejos del pasado.
La gallinita al corro,
el patio de mi casa.
Cuentos fantásticos:
hadas,
duendes y ogros.
Risas y llanto,
llanto y risas.
Un vestido nuevo.
Mimos, besos,
perdones y algún
azote a destiempo.
Un mundo vasto,
extenso.
Excursiones, salidas
de un sol tempranero.
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Luego, un colegio:
monjas, monjas,
pecado, pecado.
Dios es bueno.
Amor de niña,
de adolescente luego.
Primaveras, mezcladas
de libros de textos;
y algunos suspensos.
Alegre, triste,
melancolía, mal genio.
Quieres ser mayor,
escalar los 16,17, 18,
y llegar pronto a los veinte.
Eres la reina del universo.
Azul verdoso;
tus ojos se mezclan
con el mar y el cielo.
Veinte años tienes.
El juego de la vida
baila ante tus ojos.
73
Amanecer de un
mundo.
Eres el eje,
el centro, el todo.
Sueños hechos
materia solo porque
tú quieres hacerlo.
Abres el cofre,
de tus ilusiones,
y todas, todas
los pones en tu pecho.
Te mueves con la música,
gritas con el trueno,
lloras con la noche,
amas como nunca
volverás a hacerlo.
Recuerdos, recuerdo,
de aquellos años,
que se fueron con
la lluvia y el viento.
Eres adulta, eres…
razón y cerebro.
¡Dios, que pena!
sólo ser eso.
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NAVIDAD
Rayo multicolor.
Serpentina de ilusiones,
panderetas y adornos.
Un villancico, el turrón
y los almacenes vendiendo
falsedades envueltas en
lazos de mentira.
Las calles se inundan de luz,
los rostros se crispan
en un darse prisa por llegar
a un consumismo insatisfecho.
Pero el “Sitio” ha quedado
vacío.
La esquina del sufrimiento
sepultada entre el convoy
de regalos.
Mesas llenas.
Paremos.
Escuchad.
No oís
a un niño
que entre pajas ha llenado
la historia de azules.
75
Mirad
sus lágrimas
son pedazos de vidas
cercenadas por una miopía humana.
Él no quiere tristezas
ni nubes en la frente,
su credencial: el amor.
Unamos voces.
Entrelacemos corazones,
robemos la ilusión,
hagamos que sean realidad
los sueños en las ramas
de cada árbol.
Y luego
cantemos con voz sin
fronteras,
robando
a las estrellas su futuro
y a la maña su rocío.
¡Ha nacido la
Esperanza!
76
LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Transeúntes somos en este mundo
donde cada lugar, cada rincón,
cada casa, es posada peregrina.
Nos revolvemos entre un sinfín
de etiquetas, de normas, y es el oro
talismán que deseamos.
Llevar como galardón de ser hombre,
como premio a nuestro escalar méritos;
pero, en medio del fango, del horizonte
desdibujado, somos capaces de
llenarnos, de no estar vacíos,
y ese llenarse
es el rayo que el Padre y el Hijo engendran:
es el Espíritu Santo.
Y Él deja la estela de sus dones en cada alma
que tenga Sed y Hambre.
Amor,
es penetrar en cada
rincón del bosque y llenar la
hoja del rocío de una palabra,
y latir con el mismo latido y ser
pan y ser agua.
El Amor es un sí rotundo.
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Alegría,
tropel de cascabeles en caravana
de canciones.
Es un dar gracias por el sol
y por el riego de la luna
en la noche.
Sentirse gacela, pájaro, flor,
niño y ser una estrella en manos
del firmamento.
es sentirse instrumento de Dios en el Cosmos.
Paz,
es ir cogido de las manos,
es desmenuzar la idea y antes de encerrarnos
en nuestra concha, decir esperemos.
Paz, son dos lirios mecidos por el viento.
Un querer emprender,
un querer entender el camino del otro.
Comprensión,
ir y venir recorriendo arroyos,
intentando descifrar el porque de los labios
abiertos ¿por qué otros no son yo
ni yo otros?
Servicial
no es ser sirviente,
ni rastrero, es algo más,
es un estar siempre a tiempo,
un correr para ayudar al ciego,
un evitar hoyos donde caigan otros,
y ser bandeja donde cada cual
ponga su cubierto.
78
Bondad,
la bondad es una rosa, un decir toma
mi mano y una sonrisa a tiempo.
Un ramillete de flores dejadas en
cada corazón.
Lealtad,
es dar un sí para
siempre, y saber regar nuestros ojos
con lágrimas de otros ojos,
y
no olvidar cada
magnolia de ilusiones que pusieron en
nuestro búcaro un día lejano.
Amabilidad,
artífice de sueños en tierra inhóspita,
donde se limpia al jinete
de sus ambiciones.
Sonido de arpas.
Reinado de una elegancia más refinada.
Dominio de sí mismo,
es ser dueño del timón de nuestro barco,
y dominar cada tormenta,
siendo capaces de ser agua
para el fuego y de ser luz
que ilumine cada
rincón obscuro de un alma atormentada.
79
PARODIA DE UNA PARROQUIA
No hay situación en la vida,
por muy importante, seria
y transcendente,
a la que no se le pueda sacar punta;
una punta cómica y jocosa,
-para los que piensan que
hay que coger el sacapuntas,
instrumento olvidado en el
plumier de nuestros recuerdos-
punta que hace que la vida se arrastre
con más soltura, -amén de la gracia
de cada cual-, con más filosofía.
Y allá voy.
Viendo desde el pequeño ángulo
ese maremágnum que es la parroquia,
con sus consiguientes tormentas,
huracanes, ciclones y casi ausencia
de días en calma, agarro mi remo
y aguanto la ola.
80
Hermosos querubines que con las manos juntas
comulgan, llevados del timón
por nuestras catequistas
que se debaten entre si hay que enseñar
el Padre Nuestro, el Ave María,
o las normas para ser unos buenos
contestatarios;
y que derrochan energía entre el traje,
el convite y demás zarandajas y pequeñeces
de esta nuestra querida sociedad,
que no nos gusta, pero que acoplamos
nuestra mente y ahí estamos;
dale que te pego, con el sí o el no
del traje como una simple margarita.
Luego está la sala diecisiete,
que ni diecisiete ni dieciocho
ni veinte. Nada:
tres o cuatro que pululan sin pararse
en nada; que abren carpetas
sin mirar lo que contienen, rasguean
guitarras y se van de cañas en espera
de que lleguen tiempos mejores.
¿Mejores? ¿Para quién? ¡Quién lo sabe!
Y entre tanto, Junior con el fandango
a cuestas; con el calendario atrasado;
con dolor de muelas, de unas muelas que
nadie quiere arrancar, mientras a los muchachos,
¡que caray les importa! si son cientos,
miles o millones los afiliados.
Y así, entre juegos y juegos, no pueden
ser organización; pero hace falta.
Entretanto, los niños esperan. No sé
que esperan, pero es una espera eterna.
81
Luego están los grupos, grupos, grupos
y grupos. Eso suena como un eco entre montañas.
Grupos para todos; mañana hay
que levantarse a las nueve; luego reunión
y por la tarde habrá que proveer
el día siguiente. Carambola de situaciones;
ni una se sitúa ni hay situación posible.
Piques, dimes y diretes, un dame
ese palo, pero no se te ocurra
coger el mío.
Y en medio de todos, Maxi,
como el patriarca, con ojos avispados de
jugador de bolsa, queriendo jugar la última baza,
inventando problemas,
organizando batallitas,
viendo nuevos mundos, tierras vírgenes,
mares inexplorados,
arrecifes con madreperlas,
y vistiéndonos de exploradores,
nos azuza, nos aprieta, y nos dice suavemente:
arreglaros.
¿Y qué decir de Eduardo?
salidas con paso corto,
sonrisa enigmática, su cara de anacoreta,
que de vez en cuando surge como por encanto
de alguna sala, de alguna puerta.
Y la Vito que se retuerce
entre dos banderas. Y no puede más.
Pero aguanta. Y sigue, pero no puede.
Y, así, la letanía sería interminable
por los siglos de los siglos.
82
Y Julián entre libros. Ahora esta pega,
¡Qué rabia, éste no quedó bien del todo!
¡Qué contratiempo! Ahora es la pierna;
descanso toca.
Y con la autora de estas líneas no me meto,
porque ¡Qué diantres! Para eso han trabajado
mis sesos.
A vosotros os toca decir la última palabra.
Como yo no estaré,
podéis decir misa,
y yo sólo diré; ¡Amén!
Pero ya sabéis que os quiero… porque
¡también vuestro amor abre puertas!
83
DESFIGURADA
Tu rostro, como lienzo adulterado,
era un insulto, una blasfemia de la naturaleza.
Te miraba y me mirabas, diciéndome:
“yo no soy culpable”
Pero
yo seguía tus facciones sin molde, engullidas por sombras.
Y los que pasaban mordían pensamientos
de rechazo,
sin entender el porqué.
Tú sentías la vergüenza
de tu inculpabilidad.
Tu cara desfigurada
era antorcha.
¿Por qué todos paran?
Otean el horizonte de tus irregularidades,
y nadie descorre las cortinas,
nadie penetra en el interior.
Luego aligeran para esconder su vergüenza,
en la esquina más próxima.
Y, así, día tras día,
tu jugo se va secando
sin haber sido nunca probado.
84
EL HIJO
Este niño pequeño,
blanco, frágil, risueño,
es mi hijo.
Aquel que forma parte de mis extrañas,
que amamanta en mi pecho, es mi hijo.
Hijo mío, ¿Dime?
¿qué serás mañana?
¿qué tal te portarás conmigo?
Acuérdate, hijo mío, siempre
de estos brazos que hoy te dan cobijo,
de las veces que durante la noche
me levanto para vigilar tu sueño,
de mi dolor al verte enfermo,
de mi angustia al oír tus lloros.
Acuérdate de todo esto,
hijo mío,
cuando ya crecido,
vueles con alas poderosas al mundo
85
A JUAN
(amigo chileno)
Estos trozos de pensamiento,
desgajo de sentimientos
recuerdos e impresiones
de un ayer no lejano.
A ti van dirigidos, Juan,
a ti, que fuiste durante meses,
confidente, amigo,
cura sencillo, abierto.
Cuando
se han separado los últimos
recuerdos del ayer.
Cuando la distancia difuminada
cobra más fuerza
que la presencia,
cuando la tierra habla de tus pisadas
es cuando resurge el ayer como el valor
más presente.
Tranquilo, quieto, pausado, pero sin parar
y seguro de tus pasos,
sincero hasta el límite,
jovial como estela de la mañana.
86
Con tus incertidumbres, dudas,
esa amalgama de inquietudes políticas, misioneras
embaladas en amor.
¡Juan adelante!
Sólo pueden hacer lo impensable
los que aman.
Y tú, Juan, amas.
Pienso que a Dios
le gustas así, tal cual, con la piel de Juan.
Supiste llegar al amigo,
comprenderlo…
Aquellas conversaciones intranscendentes, vagas,
las que huían de la intelectualidad,
tú, Juan, supiste darles importancia.
¡Juan adelante!
El corazón hay que partirlo y repartirlo,
si se esconde y aprieta
queda reducido.
Vida llena de vaivenes, días claros; otros menos;
algunos llenos de nubes opacas y duras.
Así, será tú vida, Juan
Pero, es normal, ¿sabes?
¿quién no duda?
¿Quién no ha sentido la hiel del existir?
87
Lo importante, es la mirada alta,
aunque nosotros, a veces, nos encontremos
en el profundo hoyo de nuestras miserias.
Juan, ¡Tú puedes!
Tienes en el ADN tu fuerza,
la sencillez de tu conducta,
el corazón en gajos
abiertos a mil problemas.
Juan, ¡No pares, sigue!
Desde la distancia,
agua por medio,
con el pensamiento
subyugado por el recuerdo,
pido a Dios por ti, Juan,
pido por todos los que como tú
arrastrando su cuerpo, saben despegar,
y suben aun cayendo.
Ese hado misterioso
que convierte nuestras pequeñas
alas inservibles
en otras grandes inmensas.
Y volamos alto, alto, tan alto,
que nunca pudiera imaginar
nuestra pequeña mente humana.
88
Al enfermo,
santuario de los sentimientos
Hace tiempo
que rompisteis con el pan
y el cuerpo paró,
arrinconando viejos recuerdos,
diciendo adiós a lo que os conocía
y conocíais.
Sólo,
vosotros,
y ese vosotros os culebrea
intransigente por la pregunta
que reviste el pensamiento.
¿El destino? ¿Dios?
¿Por qué?
La llave del sufrimiento no es exclusiva
de nadie;
tal vez hoy o mañana
o cuando el compás del tiempo se rompa
en nuestro reloj de carne y hueso
serán otros muchos…
Y, así, somos todos enfermos futuros.
Pero la respuesta no tiene ventanas
por donde entrar.
Alguna vez,
todos nos hemos sentido vagar
por ese túnel desconocido, silencioso.
Un día, súbitamente, cambió el escaparate.
La sensibilidad crecía adquiriendo
dimensiones no controladas y empezamos
a entender: los días eran nuestro aliado,
el tiempo no importaba,
desaparecieron las prisas,
las envidias, las pequeñas mezquindades.
89
Vosotros
que seguís en el claustro del dolor,
que creéis, a veces, que no hay lugar,
que nadie quiere perder más tiempo
del necesario,
y que este recorte de universo
es sólo para el activo,
para el que come minutos sin saborearlos;
pero, en vuestro interior,
donde sólo Dios tiene su nido,
hay sabiduría:
tenéis la esencia de la sensibilidad.
Desde la supuesta inactividad
se absorbe cada gota degustando
el sabor de las cosas ocultas;
y aunque, a veces, la tristeza
se agolpe en los ojos
sabed que Dios descansa en el cáliz
de vuestro cuerpo.
Luego,
empezamos a ver luces,
muchas luces que se encendían,
que nos hacían ver rincones.
La salud volvió a llenar la vida
de nueva savia.
Y yo me acuso
de olvidar, a veces, los momentos en que
fui uno de los vuestros.
90
Al poeta, amigo, caribeño,
en sueños de azul y verde.
Con golpes verdes del Caribe
te bañaste en la espuma de una tierra
que puso en tu carne
toda semilla de palma.
Entre millones de azules
recogiste tu niñez y, en adolescencia, se cubrieron de nostalgia,
los ríos de tu sangre.
Eres
todo un cúmulo de colores amparado
por un norte,
por un presente itinerante.
Se empañaron los espejos y,
en un eclipse del espacio,
las palabras brotan
como diminutos amarantos.
En eclosión de tormentas desatas
los tendones del aire,
pero en el fondo el sol se deshace.
Y,
aunque,
tu cuerpo, sombra de Cuba
se teje de realidades,
encarnas, alma de niño, sorprendida
y tus pasos se revuelven en incógnita
siendo en amistad las gotas robadas,
en lucha por ser el aire que te traza,
y sólo algunos apartando tu glosario
saben encontrarte
con una verdad concebida
en ti y para tu frente.
91
EN VUESTRO LARGO CAMINO…ESPERÁIS
Esperáis
con una atención sumisa.
Sentís.
Sí;
los días ya están llenos de esa nieve.
¿Qué más que esperar?
todas las esperas se acumulan
en la mente,
en el calendario indefinido;
pero las esperas pueden ser
una luna en las manos.
Nosotros,
zarpamos en nuestra nave de hielo,
sin ver como las alondras se repiten.
Vosotros,
podéis esperar,
esperar
a que el sol desde la colina
coloree entre el ruido de las hojas
robadas por el otoño.
Sentís
el roce del escalofrío
en la mano del niño,
en el ruido de las hojas robadas
por el otoño.
Desde las arrugas
vuelven asaetadas las ilusiones,
para poco a poco, como gotas
adquiridas, volver a degustarlas
y la fabula
revierte en vuestros ojos
adolescentes envejecidos.
¡Dejad que vuestra historia nos hable!
92
93
IV
“…Caminante, son tus huellas el camino y nada más;
caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace camino y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar…”
Antonio Machado
94
95
PARÍS
Palidece en mi recuerdo,
refluyendo en él los días
medidos en tus manos.
Me tienes
en tu balandro ceniza;
siento que no fuiste
en el ayer,
que me dejaste,
burlándote
de una obligada permanencia,
y te reíste
con la risa de los faraones.
París,
ahora,
te vuelvo a mí,
y en mí se juzga
tu presente.
¡París!
¡En ti fueron mis ojos
de adolescente perdida!
96
Para Ciprí Díaz, amigo y jesuita
EN TU SANGRE, SALAMANCA
Cuando alguien, en un momento,
al dejar un despertar
a todas las sensaciones
suscita una respuesta con los
sentidos en otra dimensión,
y acepta cada mañana
una aurora diferente,
con todas las verdades…
Cuando alguien es consciente
de que el camino no es
el que destaca,
sino el que nace del arroyo,
y serpentea jugando,
con mil equivocaciones
encontradas.
Cuando alguien
escoge lo no nacido
de lo hecho,
y escala cimas,
inventa ocasiones,
saca verdades,
y es filósofo de futuro:
hay esencias no controladas,
y una fuerza decapita
todos los rincones inconclusos
para renovar cada raíz
en un intento
de ayudar a Dios a perfilar
el destino.
97
Porque tú,
te has desprendido
de los que no entienden
de centenarias doctrinas,
y decidiste seguir:
no basta decir sí.
El ser es un cuño
que duele, que cuesta
y para su complicidad
hay un siempre.
Sea lo que tú quieras,
y encuentres en nosotros
cuando hoy y mañana
devores los días
con una Esperanza naciente
y asumida.
98
SORIA
Retablo de una diáspora de siglos,
somnolienta matrona que te bañas en plateada sien.
Las blondas engalanan tus facciones,
tu piel a barlovento son cabellos de verde,
con piedras malheridas por los monjes dormidos.
De ti bebieron príncipes del silencio;
en tus gestas crecieron los hombres castellanos
y los astros colmaron de horóscopo tu sangre.
Albergas y detienes el pasado.
Y ahora inventas los siglos que vienen del futuro.
99
MARSELLA (PUERTO)
Una lengua de aire
lame el rostro,
y un olor a algas
impregna la estancia.
Cielo, mar,
mar y cielo
se abrazan con brazos
de piedra y cemento.
La cúpula de Notre Dame de la Garde
clava su espada
en la carne azulada.
Pequeñas embarcaciones
cual bosque de cañas
se mecen en el agua de plata gastada.
Colorido, contraste
y lonas escarlatas.
Las gaviotas, apiñadas,
unas veces,
otras, buceando en el cielo,
llenan de sol sus alas.
En el muelle los peces
todavía aletean
los últimos minutos
de una vida acabada,
y algunos con turbantes
y caras tapadas nos miran,
poniendo en sus ojos
toda la fuerza de una raza.
100
PUNTO Y APARTE EN EL ASFALTO
(Loa al paisaje madrileño)
Madrid meseta, colina, sierra,
ondulaciones serenas,
monte bajo,
roca, más roca.
A vosotros campos, valles,
montículos, crestas,
hasta vosotras tierras
llega el calor de la ciudad.
A vosotros llega nuestra mirada,
esperanza, ansia de tiempo
perdido en el regazo.
Ondulaciones suaves
de una tierra que creció poco.
Arbustos como árboles.
Juegos de pequeños habitantes.
Madrigueras en medio
de una arena arcillosa.
Animales que se quedaron
con las ramas de los árboles.
Caminos estrechos, pequeños,
grandes, sinuosos.
Flores moradas y rojas
y algún pino.
101
Te conozco Madrid.
¡No eres vulgar!
En el recodo del camino
tu cambio es autentico.
Matorrales en los que
tu silueta queda difuminada.
Grandes extensiones
donde la tierra desnuda absorbe
lo que el viento lleva.
Y cuando te vuelves rocosa…
Cuando tu superficie
queda cortada, agrandada.
desgajada por pétreas formas,
mientras tus cimientos aprisionados
dejan sólo resquicio para brotes de árboles:
maleza y algún pino
que orgulloso
se interpone entre cielo y tierra;
entonces,
las vacas van paciendo en trozos limitados.
…Y un agua de cielo gris
por los prados de hierba
color trigo;
luego, la lluvia ha dejado regueros;
la hierba humedecida
y el campo madrileño
se llenan:
Reflejos de verde.
102
Como tentáculos,
los pueblos de la sierra
lo cubren todo.
Grandes, medianos, y pequeños:
el tinte natural de sus casas se confunde,
con las piedras que fueron bautizados.
Olor a establo,
Irrumpe en las callejuelas,
mientras algún animal
mira de reojo:
austero, rudo, fuerte,
como el hombre
que en esas tierras
lucha, trabaja y vence.
Atardeceres pincelados
de rosa, oro y rojo.
Caminos tortuosos
cargados de olvido.
Riscos, ribazos.
Chopos cuyas ramas
se balancean al viento.
Color ocre.
Arroyo mezclados
de hojas de otoño.
103
Esqueletos,
más esqueletos.
El campo se vuelve invierno;
melancolía, belleza,
paz y misterio.
Arriba,
se pintan los montes.
Oro viejo,
grises, marrones.
Abajo,
el campo bebe.
Y blancos
se mezclan, se paran,
se extinguen
van y vienen.
Juego de cadencias.
Tornasoles.
Melenas de trozos de campo.
Apenas nada,
un pedazo de año.
Luego, derroche de luz,
amalgama de colores,
paleta de pintor,
verde revividos
al contacto de un sol
que empieza a ser caliente.
104
Lejos,
corona de montes.
El campo castellano
crece, crece
y se recoge,
gritando su grandeza,
elevando sus crestas
a un cielo que le embebe.
Clamor de voces
forman melodías
de canciones.
Gigantes verdes
se alzan,
con ansias de un
pedazo azul viviente.
Hilos de agua fresca
recorren caminos,
siguiendo pendientes;
mientras algunas ramas
haciendo esfuerzos se tuercen,
adelantan, se miran
en las recientes estrenadas aguas.
Recónditos parajes
llenos de penumbra fresca;
otros,
el claro rodeado de verde.
Cascada de colores,
murmullos, canciones,
latido de millar de corazones,
acunados por un
viento del norte.
105
Tú, sierra, miras,
escuchas y esperas…
¡Cierra el paso
al que no sepa
valorad tu hermosura!
¡Echa al ingrato
que quiera segar
tu existencia!
¿Por qué? ¿Qué hacemos los hombres
si tú te vas dejando la vida?
106
EL CAFÉ
Se multiplica la luz en el aire,
antesala de la mañana,
y una babeante humedad
deshace las palabras.
Alborotan los primeros
pedazos de realidades, sentándose
en el estandarte del caparazón.
Rostros desgajados lavando
retales entre
los primeros alientos.
El rumor es corriente
en procesión; y gestos
abaratan el momento.
Cada cual
con el salario
de los sueños desahuciados,
alquilan realidades,
ríen a destiempo, con una copa
y un misterio
disfrazado de chiste malo.
El tic tac revuelve,
y el soporte del equilibrio
se resquebraja.
Da el tiempo,
se mutila el contacto,
se apura el último trago,
y aparecen las primeras monedas,
que darán marcha a la máquina.
Así, uno tras otro,
en la pasarela de las prisas,
de un estribillo,
adelantamos segundos el carrusel,
marchan entre los feriantes
en su función de cada jornada.
107
LAALHAMBRA
En lo más alto,
altiva, hermosa, quieta
se encuentra
la Alhambra.
Una docena de torres
nacen de ella.
Sus murallas esconden,
protegen parte
de historia pasada;
tesoro escondido
envuelto en primicias
escultóricas.
Una vegetación salvaje,
unas veces; otras
domesticada rodean
la fortaleza,
formando en torno a ella,
un hálito majestuoso, misterioso,
enjambre de bellas
siluetas.
En cualquier tarde,
en cualquier mañana,
en horas o minutos
podemos sentir la atracción
de tiempo pasado.
Algo envuelve
y cubre la mente.
108
De pronto, todo
se diluye escapando
a nuestros sentidos.
Corre veloz carrera
hacia atrás la imaginación.
Aquel decorado toma forma,
la vida aparece
infiltrándose por entre
sus ruinas.
Empujadas por la historia
se suceden las salas:
Palacio de Comares
o del trono y de Embajadores.
Brilla el colorido
de túnicas y vestidos,
suntuosidad, riqueza,
protocolo y recepción:
oficiales se suceden en ella.
Trozos del pasado
se mezclan con una
tarde primaveral
de este siglo nuestro.
109
Luego el Patio de los Leones,
majestuosos como la realeza
que allí buscaba su entretenimiento.
Suntuosos y bello como
las doradas bellezas
de unas doncellas
cuyas carnes
lucían
hermosos atuendos.
Agua de cristal
que emana del centro,
mientras leones de piedra
la sostienen en sus lomos.
Laberinto de columnas
dan corte al aposento
y el patio se llena de luz y misterio.
Palacio del Mexuar,
Galería de Machuca,
Oratorio.
Patio del Cuarto Dorado,
Patio de los Arrayanes.
Aposentos, salas, palacios,
huellas que nos hablan.
Moros y cristianos,
guerras, sueños, grandezas
lágrimas de un rey acabado.
Cada rincón, espacio de
una Alhambra apagada
bebiendo de las glorias
alcanzadas.
110
Pero el agua, cielo
y tierra entran en ella
y la abrazan.
Sus piedras ricas en arte
se mezclan en la sencillez
del verde esmeralda,
mientras un murmullo
de agua va y viene.
111
LAS FALLAS
Despunta, sale y dispara.
Se entrecruzan sonidos, danzas,
reflejos oro y plata,
mantones y bengalas, corpiños y luces
que cincelan cinturas,
escotes abiertos a pechos de adolescentes,
a maduras nodrizas,
a niñas, muñecas de trenzas postizas.
Despunta, sale, dispara.
Comienza la fiesta,
la alegría desborda,
la ciudad se une acortando distancias,
en música de notas enlazadas
por tradiciones y años.
La región se llena de retazos nacionales
y el ayer nace en el instante
como flor temprana.
Despunta, sale, dispara,
que siga la fiesta,
monumentos que se alzan
pinchando el aire,
con sus cabezales desafiantes.
Los ruidos se alternan, ayer, ahora, después y mañana.
112
Sensaciones de sentidos, valses de colores
y en medio, la Mare de Deu, la Madre de los hombres.
El campo se ha quedado sin color,
las flores volaron vistiendo a “la chaperudeta”.
y como un gran vergel coronaron a la Reina, a la Madre,
a la Protectora.
Desfilan las falleras
con el semblante luminoso
y la emoción en los ojos,
ante su virgen, la que preside la fiesta,
la fiesta del fuego.
Un prado rojo crece avanzando, trepando,
por los “ninots” que impasibles observan el holocausto.
Incienso que sube al cielo,
sacrificio de arte, trabajo.
Purificación de orgullo.
Todo queda en nada;
el vacío ocupa el sitio.
Al amanecer se recoge el espíritu de cada valenciano
que ya limpio volverá a idear una nueva falla
113
Recordando a una clase muy especial,
con un profesor: Antonio Herranz y
unos compañeros muy especiales
PARA UNA CLASE MUY ESPECIAL
El cielo se deja ver, deshaciendo sus melenas de oro en los
pupitres de la sala.
Como una cascada el clamor crece: risas, bromas: abriga el
calor humano.
La cercanía acorta distancia. No importan las edades ni el
brillo de cada mirada; la aceptación se afianza.
Un misterio de ángeles aletea en la clase.
A veces, las bromas toman forma de imágenes fuertes; una
pantalla, una travesura. Pero, la pura anécdota se diluye entre
risas.
La clase se abre paso, presionando, violentando la natural
algarabía que como pájaros pían desordenadamente.
Ahí, está la tarde con su profesor a cuestas: inquieto, como un
péndulo de un lado a otro de la estancia, pasea su enseñanza
con entusiasmo, intentando arañar el espacio a la noche. Con
énfasis en que la lección se aprenda, comprenda, dando el
límite exigible, dándose él mismo. Con cariño y paciencia
escucha, mira y detiene su programa delante de quien requiere
más tiempo, bien para entender o para dejar a otros con su
discurso impreso.
114
Los días se balancean unas veces despacio; otras deprisa, pero
siempre con la riqueza del momento. Así, casi de golpe, como
un ladrón en la noche, llegan los últimos instantes, esperados
por unos, dolidos por otros.
La separación nos coge y nos rapta.
El cariño brota de golpe, con fuerza, rompiendo el tenue hilo
de la monotonía y una ola de vida queda mentiras Dios mismo
escribe nuestros nombres.
115
Para todos los que están presos tanto
física como anímicamente
UNA GOLONDRINA, UNA NUBE Y UNA ESTRELLA
Sus ojos se abrieron al aire
que invadía la celda.
Uno a uno los objetos se hicieron grandes, nítidos,
mientras restregaba los parpados
con manos todavía dormidas.
Su cuerpo pesaba
como un rosario de cadenas,
rosario de días,
metido entre cuadro paredes.
El motivo lo había olvidado:
una riña, una pelea.
¡Qué sabía ya!
Los recuerdos eran como ceniza desparramada
que habían volado.
Durante unos días, como siglos,
la monotonía le había dejado
sumido en la más profunda indiferencia.
Todos los días lo mismo,
el mismo paisaje,
el mismo tintinear de las horas,
el mismo hastío,
el mismo…
el mismo…
Todo lo mismo
se dijo mientras abrió del todo
los ojos.
¿Quién habla?
¿Quién está ahí?
116
Le había parecido oír una voz
entre las paredes enmohecidas
de la celda.
Está vez la voz sonó muy
cerca de él,
al fondo,
al fondo de sí mismo,
en la profundidad de la conciencia.
-Todos los días no son lo mismo-
¿Quién eres?
Silencio.
Un silencio de paredes,
silencio de cárcel,
silencio de muerte.
-Hoy puede ser diferente-
Está vez se sobresaltó
y saltó de la cama.
Pero no, la voz salía
de su interior,
como un eco,
como un sonar de campanas.
Su nariz se pegó a la reja,
testigo mudo.
El mismo cielo, los mismos pájaros.
De pronto percibió un volar distinto,
un diseño nuevo.
Una golondrina
rozó con sus alas las rejas de su mundo,
y volvió una vez y otra
y otra.
117
Su mirada ya no sólo veía,
su mirada pensaba.
Empezó a salir de si,
era como si el mecanismo del sentir
se hubiera disparado,
como una cascada,
cascada de colores,
que bullía en su interior
en forma de gaviota.
Puso atención a ella,
mucha atención,
y vio sus alas planear, girar
y aterrizar en el alero de enfrente,
y su corazón comenzó a volar con ella,
a surcar mundos, gentes de todos los países
de sus libros revividos.
Con la golondrina fue a lejanos países
y buceo en su inconsciente,
sacando recuerdos hermosos de su vida,
como perlas del mar.
La golondrina se alejó
y él volvió a quedar en el espacio
estrecho de cemento.
Iba a tumbarse, otra vez, aburrido;
cuando
una nube larga como un barco de espuma
le hizo seguir agarrado a los barrotes.
La nube iba cambiando de forma,
muy lentamente,
casi no se movía,
extrañas figuras aparecían
y desaparecían
como fugaces actores en escena.
Y él era el actor principal.
Empezó a comprender que es ser protagonista.
118
Sólo él y nadie más que él
podía representar
un papel u otro.
De pronto se sintió triste,
tremendamente desgraciado.
Su verdad era la celda.
no había posibilidad de otra
verdad.
Por un momento su corazón ensanchado
rompió las rejas.
Pero esta vez no se tumbó,
pues
sus ojos siguieron la libertad del cielo,
de ese cielo que se iba poniendo oscuro
pintándose de rojo.
Una estrella como una gota de plata
temblaba tímida,
el infinito era su marco
y ella sólo parecía naufragar
en un océano azul.
Empezó a comprender…
Poco a poco,
una aquí, otra allá,
más y más y más
hasta que el cielo negro
se salpicó de innumerables
gotas
que bailaban juntas
un baile eterno.
También su baile podía ser eterno,
también su vida era una estrella,
había que dejarla brillar,
desde cualquier lugar,
en cualquier momento.
Volvía a oír la voz
está vez clara y brillante
como la primera estrella.
-Cada día puede ser diferente
si miras al cielo-
119
UNA MAÑANA EN EL VAGÓN DEL METRO
Rostros aquí y allá,
gestos que hablan
en el silencio de los vagones,
vagones testigos de unas vidas,
de tantas historias,
que amontonan el sentido de la existencia.
Libros abiertos que reflejan el sueño
e inquietudes de sus lectores.
Pensamientos colgados de no sé qué vivencia
que paraliza cada instante,
con la azada de la obsesión.
¡Cuántas amarguras y sueños, alegrías
y heridas!
aguardan como en una biblioteca
cada asiento, cada hueco del vagón
de esa serpentina casi rígida que es el metro.
Te miro, observo y puedo leer el ceño fruncido,
los vaivenes de tu vida.
Hoy el paso te paraliza
y un resquemor primario
te hace sentir violencia
en el despertar de este día,
que culebrea en el futuro incierto
y la necesidad acuciante.
120
Te miro, observo y siento como desmadejado
cierras esas ventanas queriendo desechar
ese amor no correspondido,
esa humillación constante,
que cada minuto desearías olvidar,
pero no puedes.
Te miro, observo y siento
como eres playa
de esa ola que va y viene
y deja en tu arena fina
el sedimento de tu historia.
Te miro, observo y siento
tus sentimientos,
y me miro, observo y siento
como soy parte de ti,
y que en algún momento
yo fui tú,
y te entiendo y te comprendo.
121
ME LEVANTO
Me levanto,
cuando se estira el estanque,
lleno de peces de metal,
y el quiosco revende las últimas
colecciones de mariposas perdidas.
Aclaro el esfuerzo
y reviento en el acueducto
que sale por el espejo de un sol
vestido con maillot descolorido,
mientras surgen de mi cabalgadura
los segundos,
como omóplatos de otra ribera,
y el pedal repite vueltas,
en el niño que se descalza,
conquistando al transeúnte
que fuma en el sombrero
de un siglo inventado.
Los cristales se contradicen
en el estanque de la plaza
y la estatua rezuma nostalgia
en el crucigrama de sus nombres,
cuando los banderines son
caramelos
en un escaparate de maniquíes.
Se sonríe
el bolígrafo al besar el papel
que espera
una cenicienta para su carruaje,
y las barbas son hilos de espuma
que apretaron sus colmillos
en la carne
de un filántropo con corbata.
122
SER EN SOLEDAD
La soledad no es
hoy
una mañana moribunda
ni supone el pájaro
que nos cubre con sus alas
de mansedumbre.
Hoy
la soledad, cabalga por mi estancia,
retorna,
enrosca
el minuto donde me envuelve.
En su presencia un hueco
en el esqueleto del aire
que se llena de historias dormidas,
de corazones sostenidos.
La soledad
hoy
viene acompañada de una legión
de sueños donde
la verdad trota al compás
de mi nostálgica presencia.
Soy
en la soledad un conjunto
de puntos perdidos que se encuentran.
Hoy
la soledad
se corteja,
se inclina
y
cohabito en sus requiebros
123
A ti, que quisiste
seguir siendo pueblo,
por los siglos de los siglos, Amén
La tierra volcó su contenido
entre los pequeños de sal y
barro, que especulan un
futuro incierto.
TÚ TE INSERTASTE
Tú te insertaste
y en tus raíces
crecieron tu fe y hambre de ser.
En vida tu cuerpo fue injuriado,
incluso por los mismos
que partían contigo el Pan.
Conjugaste todas las formas
de amar,
y quebraron en dos el sentido de lo
humano.
Eres,
estás,
sigues
con una continuidad de millones
de preces, andando hacia esa luz que Tú
rescataste.
Suben desde la miseria,
desde la injusticia, desde la muerte
miles de palabras,
tornándose promesas nuevas.
124
Tu promesa,
tu voz,
tu nombre acelera la historia.
Tu vida
convertida, ahora, en palma de mártir,
es desde tu muerte una voz
que sueña con todos los ruidos
del profeta,
con la cúpula de las sangres.
Silencio,
si hubiera sido el silencio;
pero las palabras se vomitan,
y en el sacrificio fue tu vida sacrificada.
Así
sigues en nosotros,
aunque la obscuridad, todavía,
penetre y el azul sea violado
por falsos nombres.
Te convocamos para esa Paz
que gritaste.
Paz
no una paz de olas sin espuma,
sino para que la Paz de la Verdad
sea con todos los pueblos.
Amén
125
AYER HABLE DE TI, SEÑOR
Ayer hablé de ti a los relojes
que me miraban
entre las lentes de sus ojos.
Razoné al aire que es frío
en el silencio de tu ausencia.
Hable de ti
y miles de lenguas surcaron
el desierto,
vocearon mi angustia,
me elevaron a tu conciencia.
Ayer,
descansé
en la palma de tu comienzo,
y como un pez moribundo
se levantaron mis alas;
Me apreté,
bebí de tu bandera,
rezumé toda la sal
desde el arco iris
y volví a hablar;
esta vez en tu lengua, Señor,
para, desde tus llagas,
reverdecer en tu amor.
126
DETENME, SEÑOR
Hoy no quisiera dejar de serte, Señor.
Al sol le grito los esfuerzos
concluidos de tus sienes,
para que el esqueleto del aire
me repita tu nombre.
Me asfixié en ti.
No quiero que tu mano
afloje el lazo que me sujeta
a tu mirada.
Detenme, Señor,
porque es fino el oído que recoge
tus lamentos,
al repetir siglo a siglo
el decálogo
de tus inquietudes,
la verdad que sube a la espiga
y le da color.
Hoy no quisiera dejar de serte.
Ni romper la promesa que tú
pusiste en mi frente,
ofrendándola a la estrella
que no azota ni perdona,
que sólo repite el nombre
lanzándolo el infinito como
finísimas partículas de Amor.
127
ÍNDICE
Introducción……………………………………...…..……….3
POEMAS
I
Lo importante……………………………………………..…..9
Yo soy………………………………………..……………....10
Dolor……..……………………………………………….….11
Dejadme ser………………..…….…..…………………...….12
Luces..…….……………………………..…………………..13
¿Quién soy yo?………………………..….….………………14
Las horas corren……..………………………..…………..…15
Desearía evadirme…………………………………………...16
Muñeco…………………………………………………...….17
La vida…………………………………………………...…..18
Pasan imágenes……………………………………………...20
Veredas de años....…………………………………………...21
Farsantes…....………………………..……..…..…………....22
Compenetración……………………….……….……….…...23
Egoísmo…………………………………………………......24
Tú………………………………………………………...….25
Allá……………………………………….…..………..…….26
Suena la muerte…………………………………….………..27
Desde ti…………………………………………………...….28
128
Pináculo del ser…………………………………………..….29
Terrible esclavitud…………………..…………………..…...30
Esperándote………………………………………………….32
La verdad………………………………………………..…...33
Vuelta atrás…………………………………..………...…….34
Amigos…………..……………………………………….….35
Era………………………………………………………..….36
Voy, iré, Jesús………………………………………….…….37
Fíjate cómo……………….……………………………….....38
Amor………………………..…………………………….....39
Vacío…………………………..…………………….……....40
Desde la foto………………………….……………...……...41
Me aferro a ti………………………………………….……..42
II
Si es así, gracias………………………………………...…...45
Hermano Miguel……………………………………….……46
Lupi…………………………..…..……………………….....47
Tus ochenta cumpleaños………………………………...…..49
Anciano……………………………………………………...50
Adiós, adiós……………………………………………….....51
Amiga………………………….…………………………….53
Si Dios es amor……………………………………………...54
Niña fugada……………………..………………………..….55
Un mal día….…………………………………………….….56
Acotemos…………………………………………………….57
La enfermedad…………………………………………….....58
La desnudez del poeta…………………………………..…...59
Gitano………………………………………..…………...….60
Niño………………………………………………………….61
Hemipléjico……………………………………………..…...62
Amiga mía………………..……………….…………….…...63
Encuentro……………………………………………….…...65
129
III
Nosotros, los sabios……………………………………….....69
Recuerdos……………………………………………….…...71
Navidad…………………….………..……..…..…………....74
Los dones del Espíritu Santo…….………………..………....76
Parodia de una parroquia……………………..……………...79
Desfigurada………………….……..………………………..83
El hijo…………………………………………..………...….84
A Juan (amigo chileno)……………………………..…..…...85
Al enfermo, santuario de los sentimientos………….……….88
Al poeta, amigo, caribeño………..………………………….90
En vuestro largo camino… esperáis…………………….…...91
IV
París…………………………………………………...……..95
En tu sangre, Salamanca…………………………………….96
Soria………………………………………………………....98
Marsella (puerto)……..…..……..……….……….……….…99
Punto y aparte en el asfalto (Loa al paisaje madrileño)…....100
El café………………………………………………….…...106
La Alhambra………………………………………….…….107
Las Fallas…………………………………………………...111
Para una clase muy especial………………………………..113
Una golondrina, una nube y una estrella……………..…….115
Una mañana en el vagón del metro………………………...119
Me levanto………………………..………………………...121
Ser en soledad…………………………………………..….122
Tú te insertaste……………………………..…………..…..123
Ayer hable de ti, Señor………………..…………………....125
Detenme, Señor………………………………………….....126
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ABECEDARIO DE LA VIDA (1990-2000) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)

  • 1. ABECEDARIO DE LA VIDA (1990-2000) Inmaculada Ortiz Lledó Edición: Julio Tamayo cinelacion@yahoo.es
  • 2. 2
  • 3. 3 INTRODUCCIÓN Este conjunto de poemas que está empujando, sin respeto, y como si se consumieran representan el periodo de años desde 1990 al 2000; un adiós a mi época donde la poesía era protagonista de las horas diarias. Ahí, amontonadas de un lado a otro, casi sin bridas, pero con todo el control de la existencia; con sus idas y venidas, sus viajes, encuentros y desenlaces. Sentimientos anclados en la profundidad de un espacio inédito. Se puede decir que a partir del año 2000 ya la poesía, para mí, perdió esa necesidad alocada e imperiosa por surgir y quedó como crepúsculos… vestigios de lo que fue. El estilo de los poemas, en su mayoría, más llanos, limpios de aderezos, como un beso en la frente, fluctúa entre la hojarasca del recuerdo; y acogiéndose como un niño al amor sin condiciones de una madre para su hijo. Inmaculada Ortiz
  • 4. 4
  • 5. 5 Aquí, sola entre mis papeles bolígrafo en mano miro leo y pienso, con aquellos folios punteados y veo que nada es nuevo, que todo fue dicho, que todo fue hecho.
  • 6. 6
  • 7. 7 I
  • 8. 8
  • 9. 9 LO IMPORTANTE Lo importante no es un grito en la razón ni un medir a medias el sentido del dolor ni subir el tono del arco iris. Lo importante es saber que pueden alcanzarnos, que la palabra es emoción en un laurel de encuentros; lo importante es que el zumo sea vertido, que se confundan los anillos y que el sorbo a medias sea. Lo importante es saber que en nuestra tierra no hay coto para el amigo.
  • 10. 10 YO SOY Cada amanecer tronchado es una tristeza nueva, cada pie que no puede pisar tierra suscita una pregunta. Y yo soy en mí, porque todo se transparenta en mi visión, bajo mis estrellas; siento las carnes en mi carne, las almas en mi alma, y bajo mi yo yo entiendo, yo veo, yo me rebelo, yo lloro, todos los yos forman un cerco donde recojo lamentos. Mi conocimiento empieza en mí, los demás son intuición de mis anhelos, de mis querencias, de mis tristezas. Mi soledad se nutre de las soledades de todos y todos en mí se muestran.
  • 11. 11 DOLOR Daga que hunde su punta una y mil veces en nuestro yo. Dolor que bebemos como copa de vino amargo pero que nos transporta a un mar de sentimientos, con olas de amargura que intentan besar la arena blanca de la esperanza.
  • 12. 12 DEJADME SER Torbellinos de duda flagelan la raíz de mi pensamiento, agitando mi imagen cual huracán en celo. ¿Qué hacer? ¿Cómo ser agua que beban todos? ¿Cómo ser grano que a todos sacie? Si un sí, alegre, escapa entre la fila de marfil alienado, hay negativas como cactus que asfixian, y si mi sí no es rotundo, sonrisas abofetean mi dramatismo. ¡Basta ya! de ser muñeco a expensas de quien quiera comprarme. Yo, seré yo, señores, y cabalgaré tirando de las riendas de plata de los corceles de mi imaginación, y mi risa formará remolinos con el aire, expandiéndose por el horizonte. Y nadie diga nada, dejadme ser niña. Dejadme ser catarata; ahí, arropado por piel y huesos, ya gastados, tenemos un niño olvidado.
  • 13. 13 LUCES Puntos, oquedades en el negro. En cada trozo de su fulgor hombres en lucha abierta, en lucha apagada, continúa, lucha a muerte con el hoy y el mañana
  • 14. 14 ¿QUIÉN SOY YO? ¿Quién soy yo? Hoy me miro y no me reconozco. ¿Por qué cambié? Con golpes de viento. Poco a poco, como el agua en la roca. Como el mar en la arena, las aristas de mi ser se diluyeron en el ayer. A través de los años, el fuego perdió calor, acoplándose al molde de una sociedad. Ahora, engranaje perfecto, marcho en la serie correspondiente. Y, aquí estoy hoy, siendo yo, sin serlo, amando, sin saber amar, viviendo, sin saber cómo hacerlo
  • 15. 15 LAS HORAS CORREN… Las horas corren una tras otra, adelantando al día, que agosta su tiempo. Estoy en la cama: pensando, leyendo… Quisiera cabalgar con los minutos, hacer eternos los segunderos.
  • 16. 16 DESEARÍA EVADIRME Desearía evadirme de este influjo que me arrastra llevándome a mundos distintos, a sensibilidades elevadas, al vértice de lo infinito. A veces desearía no andar entre el filo de lo posible e imposible. A veces, no quisiera llenarme de dudas, y ahogarme en mis ansiedades. a veces no quisiera traspasar el umbral que me separa de la cordura, y centrarme en valle multicolor, y en caballo desbocado arrancar la flor del poema
  • 17. 17 MUÑECO Mejillas enceradas en el baúl del ayer. Añoranzas en tus ojos de cristal, y en tu brazo derecho la desnudez. Sonidos de otras músicas en el limpio taller de tu piel. Mirador de años salpicas nuestras vidas de añoranza. Y detenemos en tu cuerpo nuestro instante cansado.
  • 18. 18 LA VIDA Por el largo túnel de la vida, no hay paradas ni treguas. Sin cesar, seguimos, cada vez más hondo, cada vez más cerca. Hoy, un poco, mañana, otro; nuestra vida se desgrana quedando suelta. Y el humor, qué fue de él; quedó tan lejos. Jirones, pedazos, nuestras carnes desechas; por el túnel de la vida van quedando nuestras miserias. El recuerdo de la juventud se aleja entre brumas, y las nieblas, la borra. Quieres parar, recuperar, gritas y lloras y sigues caminando rumbo a la muerte cierta. Preguntas, recapacitas, no entiendes, no sabes, pero tus pies continúan.
  • 19. 19 ¡Dios mío! Gritas. El amor, ¿Dónde está? nadie responde. Algunos sólo lo nombran. Sigue el túnel, caminas, caminas y caminas, ¿Para qué marchar? Quieres parar. No puedes, Te arrastra como sea, de pie, sentado, tumbado, riendo, llorando… Te vuelves y entre las tinieblas alguien emerge, un perfume llega: olor de lirio, amapola, destellos de rosa, azul, oro, azabache. Risas, llantos, gestos, sin fin de muecas. Sigues avanzando por el túnel una criatura asoma, ilumina la obscuridad, la esperanza retorna. Vuelve el amor, la risa, la inocencia. Espontaneidad de cascabeles al trote. Camina retoño, no dejes de hacerlo, ni deseches cualquier encuentro y siempre sonríe como caricia de mariposas. Aguarda, porque en algún momento un rayo de esperanza queda.
  • 20. 20 PASAN IMÁGENES Pasan imágenes de vidas enteras y desechas. ¿Podemos ver en bola de cristal el mañana? Hoy bebemos insaciables de la vida, sentimos el fluido revitalizador del amor; esperamos en cada esquina el hechizante cuerpo de la sorpresa. Hoy, nos bañamos en luna, para después, secarnos con oro pulverizado. Mañana… el mañana se esconde entre el nubarrón de la duda, y sentimos la impotencia del destino enmascarado de miedo. ¿Podremos pisar las hojas pintadas de oro? ¿Acaso podremos sentir la vida brotar de las cenizas del invierno? ¿Qué nos quedará? El manotazo del destino nos puede dejar con una marca que sólo la muerte podrá borrar del todo.
  • 21. 21 VEREDAS DE AÑOS Veredas de años se cruzan en tu rostro. Linternas mortecinas por un perderse en laberintos de deseos. Rosas desechas cansadas de hablar en un mundo de silencio. Sigues ahí, en pie, con tu cruz a cuestas; abofeteada por la cultura, encarnizada por el dinero. Pero, sigues gallarda, con tu cesto de verdades, con la fruta de tu corazón ardiendo, ardiendo por los tuyos, por los otros, por todos aquellos que día a día mueren cargados de recelos, cargados de miseria que les corroe el cuerpo; y en ti surge esa agua que quisiera regar a todos. Repites, no es justo, gritas aunque tus gritos se los lleve, a veces, el viento
  • 22. 22 FARSANTES Esqueletos vestidos de sonrisas, pintados con carmín de intrigas. Manos flotantes en el vacío ansiosas por atrapar una imagen oculta, en la sin razón de existir. Pasos en el aire, celosía de disfraces abrazados a la escalinata de proezas. Farsantes, apartad el velo de vuestro simulacro. Dejad que el aire se esponje en el baúl de vuestro yo auténtico. Seréis o no seréis caudal abundante; pero vuestras manos ofrecerán agua pura y limpia
  • 23. 23 COMPENETRACIÓN Sonidos que revolotean y vuelven como un potrillo con ansias de juego y caricias. Esencia de esencias que cautivan el sentido y elevan la plenitud del ser. Ondas armoniosas que envuelven el navío encallándolo en colmo de sensaciones. Semilla hecha flor que ofrendan depositándola en el búcaro del pecho
  • 24. 24 EGOÍSMO Esquema multiplicado por ciento, raíces de hiedra en pie enjuto y seco. Armadura que ostentamos como blasón de arcaicos tiempos; tiempos en los que el hombre era sello del actual momento. Montañas de arena engendradas por el egoísmo de muchos, y descargadas en la piel de unos pocos.
  • 25. 25 TÚ Cuando las flores descubran sus pétalos, y crezcan las hojas. Cuando el sol enrede sus hebras en los trigales. Cuando las aves extiendan sus alas, rizando el aire. Cuando el agua clara cante en la sierra. Cuando las burbujas de la vida llenen mi calle. Tú, estarás ya en otras tierras.
  • 26. 26 ALLÁ… Allá por los montes, por los llanos, y los valles, brilla tu luz divina. Allá está el amor, entre el bosque y el ramaje. Allá tu mano sembró de colores la vida.
  • 27. 27 SUENA LA MUERTE Y nos miras, espiga redonda. Te miramos como hacen los amantes, con el latifundio de los besos. Desde el medallón de níquel incendiado nos buscas y recorres como a flor lacerada, como a dialogo de gaviotas. Y las nubes alargan su cintura taladrando el azul. Manchas rojas te pueblan, succionando colores y sienes antiguas. Asciende un ruido de plegarias rotas. Silencio. Suena la muerte.
  • 28. 28 DESDE TI Resbala el discurso desde eclipsada voz, situaciones abiertas al azul. Entraste paciente balanceándote en mirada amarilla. En el origen indagaste la metamorfosis del nido omóplato de estrellas calzadas en el silencio.
  • 29. 29 PINÁCULO DEL SER Pináculo del ser empapado de sensaciones como grano en terreno hambriento. ¿Por qué te huimos sin conocer tu ciencia, sin querer cohabitar contigo? Apartamos de nuestra frente tu presencia, y es que tú nos violentas sumergiéndonos en torbellino de ideas, de dudas, en preguntas sin respuesta. cuesta decirte sí; hoy escapamos en la cornisa queriendo alcanzar multitudes, envueltas en mentiras, habitaciones donde espejos nos devuelven mil imágenes, abanicos de sensaciones inventadas por otros. Si fuéramos valientes y cogiéramos las riendas para llevar el corcel por valles, lagos y sueños enlazados por nuestros dedos. ¡Si fuéramos capaces de encontrarnos en el agua, y abrirnos con la luna! Si fuéramos capaces, soledad, recorreríamos el universo paso a paso para tocar a Dios.
  • 30. 30 TERRIBLE ESCLAVITUD Terrible esclavitud que tras sí llevamos. Ceguera de nuestra vida. Pasos torpes de sentimientos, cloaca de angustias. Sordos a los que gritan a nuestra espalda, manos cerradas para quien las necesita. Gritos y llantos, noches, en medio de días, claros como púrpura. Espejos marchitos de nuestras almas, sin habla ante tantas palabras. Mundo caduco, ajado, sin pétalos de flores que sonrían. ¡Cantos de amor! ¿Dónde estáis? Sonrisa de cielo, venid.
  • 31. 31 Almas, despertad ¡descubrir! los tristes gritos, desgarros, miseria de los que atrás se sientan. Sacad las estrellas y rociarles con ellas. Enviarles una risa primaveral, llena de florecillas pintadas de amor. ¡Despertad ya! los justos, buenos, santos y los caminantes de cualquier camino. ¡Despertad ya! hace falta tan poco, tan sólo ese manojo de un amor puro y eterno.
  • 32. 32 ESPERÁNDOTE… Quisiera que me llegara en el porche mirando las estrellas. Quisiera que me llegara tumbada en prado verde con el sol en la frente. Quisiera que me llegara oyendo sinfonías, cánticos celestes. Quisiera que me llegara llevando el amor por bandera. Quisiera que me llegara con los pies en arroyo de agua clara. Quisiera que me llegara cuando mi alma rebose el universo. Quisiera que me llegara cuando no hubiera palabras para mi sentir. Quisiera que me llegara cuando mi boca se uniera al cosmos. Quisiera que me llegara cuando mi plegaria volara a Dios con la flor última de mi anhelo
  • 33. 33 LA VERDAD La Verdad es flor de un anochecer preñado de máscaras de palabra enjaulada en la tramoya del caminar. La verdad es rocío en la escoria de un querer atrapar escalones de araña. Misterio de primavera, es la verdad, acosada por tropel de pasiones desatadas. La verdad es espuma, claro sonido como el aire que besa a la montaña. Y siento que me engulle en su néctar como principio y fin de mi existencia.
  • 34. 34 VUELTAATRÁS Es difícil volverse en el tiempo y prendida del presente ser burbuja de pasado. El espejo puede reflejar un mundo que todavía teje esplendores trasnochados: Egipto, mezquitas, catedrales de Lima y Perú, Manhattan y los colores multiplicándose en el zenit y un aire inventado. Trazamos la línea y cortamos el cordón, convirtiendo a la estatua en mecano. Ahora, las horas de metal son patrimonio y el valor es la multiplicación de lo útil. La estética es mujer mancillada y somos diques frenando brotes de agua. ¡No podremos desposar la complacencia de embellecer con cada soplo de materia!
  • 35. 35 AMIGOS Llenasteis los espacios de mi soledad entrelazando los minutos de agitación con los míos de quietud. Cada palabra era el panegírico de la verdad y vuestras mercancías llenaron el sitio de mi abulia y en mi poso se sonrojaron los amarillos y pude volver a bautizaros, amigos.
  • 36. 36 ERA El espacio multiplicando células; los pensamientos prendidos del gulag de mi carne. Era la obscuridad un ritmo continuo. Mi libertad, un sueño; el mañana, un despertar leve y una incógnita por alimento diario.
  • 37. 37 VOY, IRÉ, JESÚS Voy a ser hoja del tiempo, que nace y se inmola en tierra de cuerpos, olvidándome en tu huella. Voy, déjame traspasarte, pan partido, calor de venas para enlazar con tu túnica dolida de premonición y, desde tu signo, ser pregunta, Infinitud, perdón repetido. Y en tu palabra, mi carne, mar. Voy, iré, Jesús, si dejas que en tu minuto sea mi destino.
  • 38. 38 FÍJATE CÓMO Fíjate cómo el reloj desciende, cómo se amansa el agua en los ojos, cómo se oye el tan-tan de la voz. Cómo el aire es cementerio. Hay colección de ventanas, retorna la especie. Aprieta el sereno a la noche, resiste el número a la serie, mientras los cascos repican en la luna. Fíjate cómo busca la sombra una esfinge, como sostiene el frío a la mañana y la campana voltea en el valle. Son las doce y el día es pedazo de alondra que cubre cielo. Se ruboriza la nieve, suena el palacio de la aurora, se levanta la luz en el prostíbulo. Fíjate cómo pervive el pasado en el presente y el futuro es péndulo adivinado
  • 39. 39 AMOR Eres ilusión que queda, un réquiem a la mañana. Vienes mensajera de la corriente que no sabe de gotas sin tu gracia. Reptas por el esqueleto, remueves, vistes, descalzas. Tus siluetas son el beso que muere y, aunque devores los puntos cardinales, te desconcierta el desasosiego que te tiembla. Te claman especulando con tu nombre, y rosas heridas se depositan en tu círculo. ¡Alerta está el guardián que te vela! en tu guarida azul, para evitarte, reina dormida, el rapto completo.
  • 40. 40 VACÍO Esta mañana, el sol se ocultó en la niebla de nuestros ojos vidriosos. El aire perdió risas, y el día nos sepultó en la losa de su monotonía. Las horas sin ritmo surgen de la nada. Y las palabras se pierden por el túnel de nuestra apatía. La esperanza se oculta entre las rejas de la tristeza. No queremos ver a nadie y la nada como bola de nieve crece en la pendiente de nuestra sin razón, en nuestro vegetar.
  • 41. 41 DESDE LA FOTO… La orilla de tu recuerdo deposita caracolas de sentimientos, y tu imagen en la foto que contemplo llena el espacio de silencios y distancias. Deja que el agua siga cubriendo nuestras piedras, y que a tu lado pueda ser cascada de armonía, que mis horas, tristes, descansen en el eco de tu voz. Y que, pese a la distancia, puedas adivinar la ola que mueve mi barca flotando en el mar agitado de la vida.
  • 42. 42 ME AFERRO A TI Me aferro a ti como ola al mar y temo perder ese mar que inunda mi ser de peces de hermosos colores, cuyas escamas son espejos en donde te veo, me ves y nos vemos
  • 43. 43 II …Y mi paisaje se embellece con vuestros rostros y recuerdos…
  • 44. 44
  • 45. 45 A mis hijas SI ASÍ ES, GRACIAS A vosotras os hablo hoy continuación de mi ser, en mi otoñal momento, antesala de nieve. Vinisteis de un mundo de pestañas entornadas, en pleamar os encontré buscando navío. Los días han merecido a los meses; poco a poco, en juego continuo me enrede en vuestros muñecos, cuando tomaron vida, cuando la boca se llenó de frases y en vuestra sangre palpitó la nuestra. ¿Otorgáis el nacimiento? ¿continuáis en nuestro libro? -Rayo que atemporiza rincones, futuro concentrado en cuerpo de partituras alocadas- Si así es, gracias.
  • 46. 46 HERMANO MIGUEL De la Residencia S. Juan de Dios Como un niño grande recorres los pasillos, pasos lentos, pausados, se diría que las prisas nunca hicieron posada en tu cuerpo. Solícito, amable, dispuesto a dejar la voluntad prendida en cualquier árbol que agite sus ramas. Tu hablar pausado saborea las palabras como si fueran golosinas. El “hágase tu voluntad” mora en ti. Y, por eso, aceptas, no te irritas y sacas cada día una nueva lección. Años atrás, cuando toda tu energía se repartía en los enfermos y tus viajes y estancias eran parte de tu itinerario, seguramente serías otro, de otra forma, con otra vida más aparente, más ruidosa. En la placidez de tu enfermedad, en el freno de tu impotencia; cuando tu ser auténtico toma forma y se hace un todo con lo que te rodea, nos regalas ese cariño que nace de dentro y aflora en nosotros
  • 47. 47 LUPI Pequeña, delicada, como figura de porcelana, andas el corredor con pasito quedo, pero con el vigor de la vitalidad que chispea en tus ojos, esos ojos sonrientes con la alegría salpicando todo tu cuerpo. Participas en cada momento, alumna aventajada; así tu edad es sólo dato cronológico, sólo un mero accidente, que no te condiciona ni te amilana. Energía que salta en tu cuerpo, chispea y enciende a los otros. Estás en la batalla, estás en la vida, estás en todo, como alguien imprescindible, como alguien vital e importante. Tiernas y cercana te dueles en el dolor, te subes a la cresta de la risa y disparas tu sentido común, recoges la mano y la cercanía de alguna compañera que necesita de calor y de flores.
  • 48. 48 Sentada en el umbral recorres con la mirada el espacio, te enteras, opinas y decides. Es tu voluntad como un arado de bueyes que sigue roturando la tierra llueva o nieve. Eres ejemplo, flor que se abre a la vida. La ternura que necesitas la gritas por las esquinas de tu cuerpo y la recibes tan natural como el agua. Agua que riega corazones en sequía
  • 49. 49 TUS OCHENTA CUMPLEAÑOS Los días se rompieron desde el amor de un marido, de unos hijos que galoparon en corceles blancos por el calendario de tu carne. Lágrimas y risas, estrecheces y desahogos, inviernos y veranos como las cuentas de un rosario. Y ahora que los ochenta años han prendido en ti, cuando Dios se miró en tus ojos y las palabras hicieron historia. Ahora es cuando, aunque tú no lo creas la ternura trepó por tu alma y ha trenzado una corona de amor en tu pelo
  • 50. 50 ANCIANO Tus ojos perdieron el brillo, tus manos, arrugadas, apenas sostienen la balanza de la vida. Con paso corto oyes el tic-tac de un corazón cansado, pero con un mapa de historias de recuerdos prendidos en el corazón. A veces te encuentras vagando por caminos de sufrimiento; creíste que la tarea había terminado y bajaste la cabeza avergonzado. Pero sabemos que has dejado un mundo vestido de esfuerzo, que levantaste la casa cuando nadie quería estar dentro. Ahora, eres soporte y miras a tus nietos con incrustaciones de niño. Ahora, eres blasón, maestro de experiencia, aventurero de realidad. Tienes la sabiduría del infinito, y puedes entender el porqué, ahora, lo eres todo. Levanta la mirada y con los cestos llenos avanza sin miedo siendo guía para nosotros hacia la luz del Encuentro.
  • 51. 51 ADIÓS, ADIÓS Horas, minutos e instantes relámpagos de una vida. Tan solo eso ha sido, un año, tan solo eso y nada más. Ahí quedan las mañanas tristes, alegres, movidas; ahí queda ese edificio marmóreo, con cara de cincuentenario, ahí queda esa mole de piedra y cemento. Ahí quedan ocho meses de nuestras vidas; aquel café negro, humeante, aquel café con sabor a clase lleno de anatomía, cirugía, ¡qué se yo! amalgamado de todo. Aquellas nuestras discusiones con sabor a nada y sabor a todo. ¿Dónde quedan aquellos ocho meses? Recuerdos, ¿por qué recuerdos? ¿Es qué todo va a terminar en eso? Aquel explica bien, este no lo hace mal del todo, el otro es un portento, y ese, bueno, no hablemos de ese por el momento. Ahí quedan los profesores, ahí quedan todos ellos. Será posible que en un momento de mi vista ya empieza a borrarse…
  • 52. 52 Tan sólo han pasado unos días, en nuestras manos está el diploma, de algo tan pequeño, sin importancia, de un corto plazo de tiempo, pero en mi alma queda un hueco, más bien muchos huecos, y mi garganta queda atenazada, sofocada, sin aliento. El recuerdo queda de aquellos días de otoño, de invierno y primavera y aquellos otros cortos de un verano ardiente. Lo siento, lo siento de veras, siento el no volver a veros. ¿Qué me pasa? No lo sé, pero qué más da, qué más da lo que me pasa sólo sé que siento compañeras el terminar y empezar a palpar está ausencia de vuestro conjunto bueno o malo. ¡Qué más da, pero lo noto!
  • 53. 53 AMIGA El recuerdo ahonda en mí, como una herida. Dulce y amarga es la escena de tu figura. La palabra y la sonrisa me sostienen en la distancia, y el presente se nutre de recuerdos y promesas no cumplidas. quisiera acercar… eternizarme en el ayer y hacer del instante el futuro de una amistad eterna.
  • 54. 54 SI DIOS ES AMOR Si Dios es amor y se fundió en el ser humano. Si Dios diseña la ternura como lenguaje refinado y permitió que el corazón recorriera su camino, cabalgando entre sentimientos y que la luna se descalzara dejando sus signos de plata en el acento de los deseos. Si el sol abre sus pétalos y el alma roza la cumbre y la ternura es su alimento. ¡Oh, mi Dios! Si tú diste alas de águila al pobre pajarillo indefenso y el universo multiplicó sus dedos. Si, Dios mío, llenaste nuestro corazón de tu arrojo, haciendo que por amor diéramos libertad al otro. Si, Dios mío, no nos importa aflojar nuestros deseos dejando que el viento sea viento. Si elegimos palabras como lirios blancos y esperamos lo indecible y nos negamos para que la autenticidad rompa cadenas. Si el corazón se nos abre dejando ver la auténtica perla. Si todo esto ocurre, Señor, eres, Tú, ese amor que vibra en nosotros.
  • 55. 55 NIÑA FUGADA ¿Dónde? ¿Dónde escondes tu cuerpo recién libado por la pubertad? Te fuiste cuando todavía el sol no había besado tu frente. Tú, que el miedo te atrapaba, a veces, en la jaula de tu desnudez. Tú, que jugabas con tu risa y tu voz de cascada. Tú que venías recopilando los sueños, comidos por tu inmadurez. Tú, que querías con una espontaneidad todavía no cercenada. Te fuiste y los días se llenaron de impaciencia y nostalgia. No sé, pero, donde te encuentres deja que tus años naveguen por un lago sin prisas.
  • 56. 56 UN MAL DÍA Nos hundimos en plantel de fantasías en las que el crepúsculo ahoga la salida. Sentimos que el grito no tiene voz, y que el año perdió los días. Amonestamos a los artilugios andando entre el clavel y la pluma. Adelantamos impresiones, adivinando futuros, y nos ahogamos en lo previsible. Nos licuamos en lo desconocido envileciendo nuestro ánimo; pero, siempre adelante. Cuando el presente es carne y los suspiros son fundamentos ya no hay depresión, es la realidad encarnada.
  • 57. 57 ACOTEMOS Acotemos el salto, aminorando los latidos del bienestar. Enlutemos el yo por algunos instantes espoleando nuestro punto en un intento de descubrir otros.
  • 58. 58 LA ENFERMEDAD Se multiplicó el dolor cuando llamó a mi carne con insistencia, y el instante se hizo eterno. Sensaciones nuevas me llevaron por el sufrimiento, donde la risa fue. Sentí que me arrastraban a un cielo sin azules, a un mar sin escamas, y se repartieron los abrojos mi cuerpo.
  • 59. 59 LA DESNUDEZ DEL POETA Palpitaciones en la cumbre de la palabra. Vena de la flor. Laberintos de fantasía en suelo de realidades, ahogados por ecuaciones donde las alas son manantial. Horas teñidas de claveles rojos, y aliento de estrella en flases de vivencias.
  • 60. 60 GITANO En una esquina, asomándole el viento, Iluminando el sol sus cabellos, andaba el gitanillo, cantando las proezas de un rey y la historia del monumento. Palabras, como arroyos creciéndole, gestos multiplicados, y un vacío por dentro.
  • 61. 61 NIÑO Pedazo de cielo en tus ojos, gajos en tus labios sonriendo. Niño jugando en la arena de tus deseos. Ríes y tu risa forma eco con el viento, y tus manos, manos de niño travieso, se mueven apartando el miedo. Y eres niño. Y en tus caprichos está tu misterio, tu ansia y tu futuro incierto.
  • 62. 62 HEMIPLÉJICO Mis ojos acamparon en ti: rictus de dolor, y tus palabras intermitentes deformaban oraciones, achicando su significado, ahogando su sonido. Las manos como una condena luchaban, por no sé qué batalla, y tus pies, enredaderas asfixiaban tus ganas de reír, sosteniendo tu pena. Una lágrima nacida del parto de la concha se quedó colgada en tu cara. Nada puedo hacer: sólo mirarte; pero, entiendo; si te consuela...
  • 63. 63 AMIGA MÍA Veo esa cara tuya de niña, tus ojos negros, una boca mediana y esos labios mezcla de fruta temprana; tu tez sonrosada, naturaleza viva de campo abierto. Cabellos rubios de paja y trigo al mismo tiempo que caen sin contención por tus hombros y espalda. Te veo, sí te veo con tus pantalones marrones y esas blusas tan tuyas, arrugadas, tus andares resueltos, la postura informal y el lenguaje de tus manos; con tus dedos largos, afilados, la soltura del viento y el frescor del agua. Ahora que no sé si te volveré a ver la claridad de tu imagen se me presenta.
  • 64. 64 ¿Qué pasó contigo? “antipática, anormal, orgullosa”, yo qué sé cuántas cosas te decían. ¡Qué lejos estaban de ello! Yo sólo te conocí, yo tan sólo te conocía. ¡Qué pena, verdad! durante un año como pedante te bautizaron. ¡Qué lejos estaban de comprender tus palabras! y nunca te escucharon. Ni siquiera lo intentaron: de haberlo hecho hubieran encontrado lo que probablemente nunca quisieron. ¿Y tú? ¿Por qué no cejabas, en tu empeño? Disfrutando de sus opiniones no te importaba, ¿verdad? Nunca te importó lo que dijeran, y ellas seguían hablando y tú viviendo… sabes, ¿quieres, que te diga, amiga? ¿quieres que te diga un secreto? nunca te perdonaron el que fueras diferente; sabes, aquí es normal… si quieres que te admiren no te salgas de la fila; y hay de ti si se te ocurre ser sincera, hay de ti, si tus caminos son opuestos, porque entonces, amiga mía, vas de calle, como hoy se dice en nuestros tiempos.
  • 65. 65 ENCUENTRO Aquella tarde me encontré con aquella que ya tiempo, nuestros rostros olvidados, eran dos misterios. Las voces chocaron en los oídos y se repitieron con esperanza loca de volver a rescatarnos, de volver a los senderos recorridos. Nuestras pupilas se ensancharon en busca del encuentro, pero intuimos que nada ya nos acercaba. Estuvimos allí, paradas, removiendo, queriendo recordar aquellos vínculos tapados por los años; Y nuestras palabras sonaban sin fuerza, lejanas y fuimos separándonos más y más y al despedirnos, con pena descubrimos que ya nada quedaba de aquella amiga, y fue diluyéndose…
  • 66. 66
  • 67. 67 III Tira la piedra de hoy, olvida y duerme. Si es luz, mañana la encontrarás ante la aurora, hecha sol Juan Ramón Jiménez
  • 68. 68
  • 69. 69 NOSOTROS, LOS SABIOS Quisiéramos coger lo más alto llegar a la cima. Soñamos despiertos imaginando horizontes abiertos. Hoy nuestra mente se remonta, sin barreras, sin fronteras, queriendo alcanzar las estrellas. Nos parece todo posible todo ya, nos parece hecho. Nos encontramos gigantes, en medio de un mundo de enanos. Nuestro alrededor se nos muestra envuelto en globo de colores. El camino se nos ofrece ancho y despejado con profusión de flores. Andamos tiesos, orgullosos, altivos seguros de que todo es nuestro. Nuestras metas, propósitos van llegando a feliz término. Miramos a nuestro alrededor y sin parar, pues no vale la pena, decimos que somos más que ellos, y nos vanagloriamos de lo hecho, de lo que nos falta y de lo que haremos. Y seguimos ufanos de nosotros…
  • 70. 70 Y de pronto un buen día abrimos los ojos, a esos que no veíamos, a los que considerábamos poco, a los necios a los tontos, a los que nada hacían, y nada decían. De pronto se derrumba nuestro mundo el pedestal que nos sostenía, el orgullo que nos levantaba, y bajamos la cabeza y los ojos y dejamos caer nuestros brazos sintiendo que en nuestro afán no conseguimos nada. Que todo se nos vuelve impreciso sin saber ya, quien es el necio.
  • 71. 71 RECUERDOS Lejos, perdidos en el tiempo; envueltos en la niebla del ayer, despuntan los reflejos del pasado. La gallinita al corro, el patio de mi casa. Cuentos fantásticos: hadas, duendes y ogros. Risas y llanto, llanto y risas. Un vestido nuevo. Mimos, besos, perdones y algún azote a destiempo. Un mundo vasto, extenso. Excursiones, salidas de un sol tempranero.
  • 72. 72 Luego, un colegio: monjas, monjas, pecado, pecado. Dios es bueno. Amor de niña, de adolescente luego. Primaveras, mezcladas de libros de textos; y algunos suspensos. Alegre, triste, melancolía, mal genio. Quieres ser mayor, escalar los 16,17, 18, y llegar pronto a los veinte. Eres la reina del universo. Azul verdoso; tus ojos se mezclan con el mar y el cielo. Veinte años tienes. El juego de la vida baila ante tus ojos.
  • 73. 73 Amanecer de un mundo. Eres el eje, el centro, el todo. Sueños hechos materia solo porque tú quieres hacerlo. Abres el cofre, de tus ilusiones, y todas, todas los pones en tu pecho. Te mueves con la música, gritas con el trueno, lloras con la noche, amas como nunca volverás a hacerlo. Recuerdos, recuerdo, de aquellos años, que se fueron con la lluvia y el viento. Eres adulta, eres… razón y cerebro. ¡Dios, que pena! sólo ser eso.
  • 74. 74 NAVIDAD Rayo multicolor. Serpentina de ilusiones, panderetas y adornos. Un villancico, el turrón y los almacenes vendiendo falsedades envueltas en lazos de mentira. Las calles se inundan de luz, los rostros se crispan en un darse prisa por llegar a un consumismo insatisfecho. Pero el “Sitio” ha quedado vacío. La esquina del sufrimiento sepultada entre el convoy de regalos. Mesas llenas. Paremos. Escuchad. No oís a un niño que entre pajas ha llenado la historia de azules.
  • 75. 75 Mirad sus lágrimas son pedazos de vidas cercenadas por una miopía humana. Él no quiere tristezas ni nubes en la frente, su credencial: el amor. Unamos voces. Entrelacemos corazones, robemos la ilusión, hagamos que sean realidad los sueños en las ramas de cada árbol. Y luego cantemos con voz sin fronteras, robando a las estrellas su futuro y a la maña su rocío. ¡Ha nacido la Esperanza!
  • 76. 76 LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO Transeúntes somos en este mundo donde cada lugar, cada rincón, cada casa, es posada peregrina. Nos revolvemos entre un sinfín de etiquetas, de normas, y es el oro talismán que deseamos. Llevar como galardón de ser hombre, como premio a nuestro escalar méritos; pero, en medio del fango, del horizonte desdibujado, somos capaces de llenarnos, de no estar vacíos, y ese llenarse es el rayo que el Padre y el Hijo engendran: es el Espíritu Santo. Y Él deja la estela de sus dones en cada alma que tenga Sed y Hambre. Amor, es penetrar en cada rincón del bosque y llenar la hoja del rocío de una palabra, y latir con el mismo latido y ser pan y ser agua. El Amor es un sí rotundo.
  • 77. 77 Alegría, tropel de cascabeles en caravana de canciones. Es un dar gracias por el sol y por el riego de la luna en la noche. Sentirse gacela, pájaro, flor, niño y ser una estrella en manos del firmamento. es sentirse instrumento de Dios en el Cosmos. Paz, es ir cogido de las manos, es desmenuzar la idea y antes de encerrarnos en nuestra concha, decir esperemos. Paz, son dos lirios mecidos por el viento. Un querer emprender, un querer entender el camino del otro. Comprensión, ir y venir recorriendo arroyos, intentando descifrar el porque de los labios abiertos ¿por qué otros no son yo ni yo otros? Servicial no es ser sirviente, ni rastrero, es algo más, es un estar siempre a tiempo, un correr para ayudar al ciego, un evitar hoyos donde caigan otros, y ser bandeja donde cada cual ponga su cubierto.
  • 78. 78 Bondad, la bondad es una rosa, un decir toma mi mano y una sonrisa a tiempo. Un ramillete de flores dejadas en cada corazón. Lealtad, es dar un sí para siempre, y saber regar nuestros ojos con lágrimas de otros ojos, y no olvidar cada magnolia de ilusiones que pusieron en nuestro búcaro un día lejano. Amabilidad, artífice de sueños en tierra inhóspita, donde se limpia al jinete de sus ambiciones. Sonido de arpas. Reinado de una elegancia más refinada. Dominio de sí mismo, es ser dueño del timón de nuestro barco, y dominar cada tormenta, siendo capaces de ser agua para el fuego y de ser luz que ilumine cada rincón obscuro de un alma atormentada.
  • 79. 79 PARODIA DE UNA PARROQUIA No hay situación en la vida, por muy importante, seria y transcendente, a la que no se le pueda sacar punta; una punta cómica y jocosa, -para los que piensan que hay que coger el sacapuntas, instrumento olvidado en el plumier de nuestros recuerdos- punta que hace que la vida se arrastre con más soltura, -amén de la gracia de cada cual-, con más filosofía. Y allá voy. Viendo desde el pequeño ángulo ese maremágnum que es la parroquia, con sus consiguientes tormentas, huracanes, ciclones y casi ausencia de días en calma, agarro mi remo y aguanto la ola.
  • 80. 80 Hermosos querubines que con las manos juntas comulgan, llevados del timón por nuestras catequistas que se debaten entre si hay que enseñar el Padre Nuestro, el Ave María, o las normas para ser unos buenos contestatarios; y que derrochan energía entre el traje, el convite y demás zarandajas y pequeñeces de esta nuestra querida sociedad, que no nos gusta, pero que acoplamos nuestra mente y ahí estamos; dale que te pego, con el sí o el no del traje como una simple margarita. Luego está la sala diecisiete, que ni diecisiete ni dieciocho ni veinte. Nada: tres o cuatro que pululan sin pararse en nada; que abren carpetas sin mirar lo que contienen, rasguean guitarras y se van de cañas en espera de que lleguen tiempos mejores. ¿Mejores? ¿Para quién? ¡Quién lo sabe! Y entre tanto, Junior con el fandango a cuestas; con el calendario atrasado; con dolor de muelas, de unas muelas que nadie quiere arrancar, mientras a los muchachos, ¡que caray les importa! si son cientos, miles o millones los afiliados. Y así, entre juegos y juegos, no pueden ser organización; pero hace falta. Entretanto, los niños esperan. No sé que esperan, pero es una espera eterna.
  • 81. 81 Luego están los grupos, grupos, grupos y grupos. Eso suena como un eco entre montañas. Grupos para todos; mañana hay que levantarse a las nueve; luego reunión y por la tarde habrá que proveer el día siguiente. Carambola de situaciones; ni una se sitúa ni hay situación posible. Piques, dimes y diretes, un dame ese palo, pero no se te ocurra coger el mío. Y en medio de todos, Maxi, como el patriarca, con ojos avispados de jugador de bolsa, queriendo jugar la última baza, inventando problemas, organizando batallitas, viendo nuevos mundos, tierras vírgenes, mares inexplorados, arrecifes con madreperlas, y vistiéndonos de exploradores, nos azuza, nos aprieta, y nos dice suavemente: arreglaros. ¿Y qué decir de Eduardo? salidas con paso corto, sonrisa enigmática, su cara de anacoreta, que de vez en cuando surge como por encanto de alguna sala, de alguna puerta. Y la Vito que se retuerce entre dos banderas. Y no puede más. Pero aguanta. Y sigue, pero no puede. Y, así, la letanía sería interminable por los siglos de los siglos.
  • 82. 82 Y Julián entre libros. Ahora esta pega, ¡Qué rabia, éste no quedó bien del todo! ¡Qué contratiempo! Ahora es la pierna; descanso toca. Y con la autora de estas líneas no me meto, porque ¡Qué diantres! Para eso han trabajado mis sesos. A vosotros os toca decir la última palabra. Como yo no estaré, podéis decir misa, y yo sólo diré; ¡Amén! Pero ya sabéis que os quiero… porque ¡también vuestro amor abre puertas!
  • 83. 83 DESFIGURADA Tu rostro, como lienzo adulterado, era un insulto, una blasfemia de la naturaleza. Te miraba y me mirabas, diciéndome: “yo no soy culpable” Pero yo seguía tus facciones sin molde, engullidas por sombras. Y los que pasaban mordían pensamientos de rechazo, sin entender el porqué. Tú sentías la vergüenza de tu inculpabilidad. Tu cara desfigurada era antorcha. ¿Por qué todos paran? Otean el horizonte de tus irregularidades, y nadie descorre las cortinas, nadie penetra en el interior. Luego aligeran para esconder su vergüenza, en la esquina más próxima. Y, así, día tras día, tu jugo se va secando sin haber sido nunca probado.
  • 84. 84 EL HIJO Este niño pequeño, blanco, frágil, risueño, es mi hijo. Aquel que forma parte de mis extrañas, que amamanta en mi pecho, es mi hijo. Hijo mío, ¿Dime? ¿qué serás mañana? ¿qué tal te portarás conmigo? Acuérdate, hijo mío, siempre de estos brazos que hoy te dan cobijo, de las veces que durante la noche me levanto para vigilar tu sueño, de mi dolor al verte enfermo, de mi angustia al oír tus lloros. Acuérdate de todo esto, hijo mío, cuando ya crecido, vueles con alas poderosas al mundo
  • 85. 85 A JUAN (amigo chileno) Estos trozos de pensamiento, desgajo de sentimientos recuerdos e impresiones de un ayer no lejano. A ti van dirigidos, Juan, a ti, que fuiste durante meses, confidente, amigo, cura sencillo, abierto. Cuando se han separado los últimos recuerdos del ayer. Cuando la distancia difuminada cobra más fuerza que la presencia, cuando la tierra habla de tus pisadas es cuando resurge el ayer como el valor más presente. Tranquilo, quieto, pausado, pero sin parar y seguro de tus pasos, sincero hasta el límite, jovial como estela de la mañana.
  • 86. 86 Con tus incertidumbres, dudas, esa amalgama de inquietudes políticas, misioneras embaladas en amor. ¡Juan adelante! Sólo pueden hacer lo impensable los que aman. Y tú, Juan, amas. Pienso que a Dios le gustas así, tal cual, con la piel de Juan. Supiste llegar al amigo, comprenderlo… Aquellas conversaciones intranscendentes, vagas, las que huían de la intelectualidad, tú, Juan, supiste darles importancia. ¡Juan adelante! El corazón hay que partirlo y repartirlo, si se esconde y aprieta queda reducido. Vida llena de vaivenes, días claros; otros menos; algunos llenos de nubes opacas y duras. Así, será tú vida, Juan Pero, es normal, ¿sabes? ¿quién no duda? ¿Quién no ha sentido la hiel del existir?
  • 87. 87 Lo importante, es la mirada alta, aunque nosotros, a veces, nos encontremos en el profundo hoyo de nuestras miserias. Juan, ¡Tú puedes! Tienes en el ADN tu fuerza, la sencillez de tu conducta, el corazón en gajos abiertos a mil problemas. Juan, ¡No pares, sigue! Desde la distancia, agua por medio, con el pensamiento subyugado por el recuerdo, pido a Dios por ti, Juan, pido por todos los que como tú arrastrando su cuerpo, saben despegar, y suben aun cayendo. Ese hado misterioso que convierte nuestras pequeñas alas inservibles en otras grandes inmensas. Y volamos alto, alto, tan alto, que nunca pudiera imaginar nuestra pequeña mente humana.
  • 88. 88 Al enfermo, santuario de los sentimientos Hace tiempo que rompisteis con el pan y el cuerpo paró, arrinconando viejos recuerdos, diciendo adiós a lo que os conocía y conocíais. Sólo, vosotros, y ese vosotros os culebrea intransigente por la pregunta que reviste el pensamiento. ¿El destino? ¿Dios? ¿Por qué? La llave del sufrimiento no es exclusiva de nadie; tal vez hoy o mañana o cuando el compás del tiempo se rompa en nuestro reloj de carne y hueso serán otros muchos… Y, así, somos todos enfermos futuros. Pero la respuesta no tiene ventanas por donde entrar. Alguna vez, todos nos hemos sentido vagar por ese túnel desconocido, silencioso. Un día, súbitamente, cambió el escaparate. La sensibilidad crecía adquiriendo dimensiones no controladas y empezamos a entender: los días eran nuestro aliado, el tiempo no importaba, desaparecieron las prisas, las envidias, las pequeñas mezquindades.
  • 89. 89 Vosotros que seguís en el claustro del dolor, que creéis, a veces, que no hay lugar, que nadie quiere perder más tiempo del necesario, y que este recorte de universo es sólo para el activo, para el que come minutos sin saborearlos; pero, en vuestro interior, donde sólo Dios tiene su nido, hay sabiduría: tenéis la esencia de la sensibilidad. Desde la supuesta inactividad se absorbe cada gota degustando el sabor de las cosas ocultas; y aunque, a veces, la tristeza se agolpe en los ojos sabed que Dios descansa en el cáliz de vuestro cuerpo. Luego, empezamos a ver luces, muchas luces que se encendían, que nos hacían ver rincones. La salud volvió a llenar la vida de nueva savia. Y yo me acuso de olvidar, a veces, los momentos en que fui uno de los vuestros.
  • 90. 90 Al poeta, amigo, caribeño, en sueños de azul y verde. Con golpes verdes del Caribe te bañaste en la espuma de una tierra que puso en tu carne toda semilla de palma. Entre millones de azules recogiste tu niñez y, en adolescencia, se cubrieron de nostalgia, los ríos de tu sangre. Eres todo un cúmulo de colores amparado por un norte, por un presente itinerante. Se empañaron los espejos y, en un eclipse del espacio, las palabras brotan como diminutos amarantos. En eclosión de tormentas desatas los tendones del aire, pero en el fondo el sol se deshace. Y, aunque, tu cuerpo, sombra de Cuba se teje de realidades, encarnas, alma de niño, sorprendida y tus pasos se revuelven en incógnita siendo en amistad las gotas robadas, en lucha por ser el aire que te traza, y sólo algunos apartando tu glosario saben encontrarte con una verdad concebida en ti y para tu frente.
  • 91. 91 EN VUESTRO LARGO CAMINO…ESPERÁIS Esperáis con una atención sumisa. Sentís. Sí; los días ya están llenos de esa nieve. ¿Qué más que esperar? todas las esperas se acumulan en la mente, en el calendario indefinido; pero las esperas pueden ser una luna en las manos. Nosotros, zarpamos en nuestra nave de hielo, sin ver como las alondras se repiten. Vosotros, podéis esperar, esperar a que el sol desde la colina coloree entre el ruido de las hojas robadas por el otoño. Sentís el roce del escalofrío en la mano del niño, en el ruido de las hojas robadas por el otoño. Desde las arrugas vuelven asaetadas las ilusiones, para poco a poco, como gotas adquiridas, volver a degustarlas y la fabula revierte en vuestros ojos adolescentes envejecidos. ¡Dejad que vuestra historia nos hable!
  • 92. 92
  • 93. 93 IV “…Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar…” Antonio Machado
  • 94. 94
  • 95. 95 PARÍS Palidece en mi recuerdo, refluyendo en él los días medidos en tus manos. Me tienes en tu balandro ceniza; siento que no fuiste en el ayer, que me dejaste, burlándote de una obligada permanencia, y te reíste con la risa de los faraones. París, ahora, te vuelvo a mí, y en mí se juzga tu presente. ¡París! ¡En ti fueron mis ojos de adolescente perdida!
  • 96. 96 Para Ciprí Díaz, amigo y jesuita EN TU SANGRE, SALAMANCA Cuando alguien, en un momento, al dejar un despertar a todas las sensaciones suscita una respuesta con los sentidos en otra dimensión, y acepta cada mañana una aurora diferente, con todas las verdades… Cuando alguien es consciente de que el camino no es el que destaca, sino el que nace del arroyo, y serpentea jugando, con mil equivocaciones encontradas. Cuando alguien escoge lo no nacido de lo hecho, y escala cimas, inventa ocasiones, saca verdades, y es filósofo de futuro: hay esencias no controladas, y una fuerza decapita todos los rincones inconclusos para renovar cada raíz en un intento de ayudar a Dios a perfilar el destino.
  • 97. 97 Porque tú, te has desprendido de los que no entienden de centenarias doctrinas, y decidiste seguir: no basta decir sí. El ser es un cuño que duele, que cuesta y para su complicidad hay un siempre. Sea lo que tú quieras, y encuentres en nosotros cuando hoy y mañana devores los días con una Esperanza naciente y asumida.
  • 98. 98 SORIA Retablo de una diáspora de siglos, somnolienta matrona que te bañas en plateada sien. Las blondas engalanan tus facciones, tu piel a barlovento son cabellos de verde, con piedras malheridas por los monjes dormidos. De ti bebieron príncipes del silencio; en tus gestas crecieron los hombres castellanos y los astros colmaron de horóscopo tu sangre. Albergas y detienes el pasado. Y ahora inventas los siglos que vienen del futuro.
  • 99. 99 MARSELLA (PUERTO) Una lengua de aire lame el rostro, y un olor a algas impregna la estancia. Cielo, mar, mar y cielo se abrazan con brazos de piedra y cemento. La cúpula de Notre Dame de la Garde clava su espada en la carne azulada. Pequeñas embarcaciones cual bosque de cañas se mecen en el agua de plata gastada. Colorido, contraste y lonas escarlatas. Las gaviotas, apiñadas, unas veces, otras, buceando en el cielo, llenan de sol sus alas. En el muelle los peces todavía aletean los últimos minutos de una vida acabada, y algunos con turbantes y caras tapadas nos miran, poniendo en sus ojos toda la fuerza de una raza.
  • 100. 100 PUNTO Y APARTE EN EL ASFALTO (Loa al paisaje madrileño) Madrid meseta, colina, sierra, ondulaciones serenas, monte bajo, roca, más roca. A vosotros campos, valles, montículos, crestas, hasta vosotras tierras llega el calor de la ciudad. A vosotros llega nuestra mirada, esperanza, ansia de tiempo perdido en el regazo. Ondulaciones suaves de una tierra que creció poco. Arbustos como árboles. Juegos de pequeños habitantes. Madrigueras en medio de una arena arcillosa. Animales que se quedaron con las ramas de los árboles. Caminos estrechos, pequeños, grandes, sinuosos. Flores moradas y rojas y algún pino.
  • 101. 101 Te conozco Madrid. ¡No eres vulgar! En el recodo del camino tu cambio es autentico. Matorrales en los que tu silueta queda difuminada. Grandes extensiones donde la tierra desnuda absorbe lo que el viento lleva. Y cuando te vuelves rocosa… Cuando tu superficie queda cortada, agrandada. desgajada por pétreas formas, mientras tus cimientos aprisionados dejan sólo resquicio para brotes de árboles: maleza y algún pino que orgulloso se interpone entre cielo y tierra; entonces, las vacas van paciendo en trozos limitados. …Y un agua de cielo gris por los prados de hierba color trigo; luego, la lluvia ha dejado regueros; la hierba humedecida y el campo madrileño se llenan: Reflejos de verde.
  • 102. 102 Como tentáculos, los pueblos de la sierra lo cubren todo. Grandes, medianos, y pequeños: el tinte natural de sus casas se confunde, con las piedras que fueron bautizados. Olor a establo, Irrumpe en las callejuelas, mientras algún animal mira de reojo: austero, rudo, fuerte, como el hombre que en esas tierras lucha, trabaja y vence. Atardeceres pincelados de rosa, oro y rojo. Caminos tortuosos cargados de olvido. Riscos, ribazos. Chopos cuyas ramas se balancean al viento. Color ocre. Arroyo mezclados de hojas de otoño.
  • 103. 103 Esqueletos, más esqueletos. El campo se vuelve invierno; melancolía, belleza, paz y misterio. Arriba, se pintan los montes. Oro viejo, grises, marrones. Abajo, el campo bebe. Y blancos se mezclan, se paran, se extinguen van y vienen. Juego de cadencias. Tornasoles. Melenas de trozos de campo. Apenas nada, un pedazo de año. Luego, derroche de luz, amalgama de colores, paleta de pintor, verde revividos al contacto de un sol que empieza a ser caliente.
  • 104. 104 Lejos, corona de montes. El campo castellano crece, crece y se recoge, gritando su grandeza, elevando sus crestas a un cielo que le embebe. Clamor de voces forman melodías de canciones. Gigantes verdes se alzan, con ansias de un pedazo azul viviente. Hilos de agua fresca recorren caminos, siguiendo pendientes; mientras algunas ramas haciendo esfuerzos se tuercen, adelantan, se miran en las recientes estrenadas aguas. Recónditos parajes llenos de penumbra fresca; otros, el claro rodeado de verde. Cascada de colores, murmullos, canciones, latido de millar de corazones, acunados por un viento del norte.
  • 105. 105 Tú, sierra, miras, escuchas y esperas… ¡Cierra el paso al que no sepa valorad tu hermosura! ¡Echa al ingrato que quiera segar tu existencia! ¿Por qué? ¿Qué hacemos los hombres si tú te vas dejando la vida?
  • 106. 106 EL CAFÉ Se multiplica la luz en el aire, antesala de la mañana, y una babeante humedad deshace las palabras. Alborotan los primeros pedazos de realidades, sentándose en el estandarte del caparazón. Rostros desgajados lavando retales entre los primeros alientos. El rumor es corriente en procesión; y gestos abaratan el momento. Cada cual con el salario de los sueños desahuciados, alquilan realidades, ríen a destiempo, con una copa y un misterio disfrazado de chiste malo. El tic tac revuelve, y el soporte del equilibrio se resquebraja. Da el tiempo, se mutila el contacto, se apura el último trago, y aparecen las primeras monedas, que darán marcha a la máquina. Así, uno tras otro, en la pasarela de las prisas, de un estribillo, adelantamos segundos el carrusel, marchan entre los feriantes en su función de cada jornada.
  • 107. 107 LAALHAMBRA En lo más alto, altiva, hermosa, quieta se encuentra la Alhambra. Una docena de torres nacen de ella. Sus murallas esconden, protegen parte de historia pasada; tesoro escondido envuelto en primicias escultóricas. Una vegetación salvaje, unas veces; otras domesticada rodean la fortaleza, formando en torno a ella, un hálito majestuoso, misterioso, enjambre de bellas siluetas. En cualquier tarde, en cualquier mañana, en horas o minutos podemos sentir la atracción de tiempo pasado. Algo envuelve y cubre la mente.
  • 108. 108 De pronto, todo se diluye escapando a nuestros sentidos. Corre veloz carrera hacia atrás la imaginación. Aquel decorado toma forma, la vida aparece infiltrándose por entre sus ruinas. Empujadas por la historia se suceden las salas: Palacio de Comares o del trono y de Embajadores. Brilla el colorido de túnicas y vestidos, suntuosidad, riqueza, protocolo y recepción: oficiales se suceden en ella. Trozos del pasado se mezclan con una tarde primaveral de este siglo nuestro.
  • 109. 109 Luego el Patio de los Leones, majestuosos como la realeza que allí buscaba su entretenimiento. Suntuosos y bello como las doradas bellezas de unas doncellas cuyas carnes lucían hermosos atuendos. Agua de cristal que emana del centro, mientras leones de piedra la sostienen en sus lomos. Laberinto de columnas dan corte al aposento y el patio se llena de luz y misterio. Palacio del Mexuar, Galería de Machuca, Oratorio. Patio del Cuarto Dorado, Patio de los Arrayanes. Aposentos, salas, palacios, huellas que nos hablan. Moros y cristianos, guerras, sueños, grandezas lágrimas de un rey acabado. Cada rincón, espacio de una Alhambra apagada bebiendo de las glorias alcanzadas.
  • 110. 110 Pero el agua, cielo y tierra entran en ella y la abrazan. Sus piedras ricas en arte se mezclan en la sencillez del verde esmeralda, mientras un murmullo de agua va y viene.
  • 111. 111 LAS FALLAS Despunta, sale y dispara. Se entrecruzan sonidos, danzas, reflejos oro y plata, mantones y bengalas, corpiños y luces que cincelan cinturas, escotes abiertos a pechos de adolescentes, a maduras nodrizas, a niñas, muñecas de trenzas postizas. Despunta, sale, dispara. Comienza la fiesta, la alegría desborda, la ciudad se une acortando distancias, en música de notas enlazadas por tradiciones y años. La región se llena de retazos nacionales y el ayer nace en el instante como flor temprana. Despunta, sale, dispara, que siga la fiesta, monumentos que se alzan pinchando el aire, con sus cabezales desafiantes. Los ruidos se alternan, ayer, ahora, después y mañana.
  • 112. 112 Sensaciones de sentidos, valses de colores y en medio, la Mare de Deu, la Madre de los hombres. El campo se ha quedado sin color, las flores volaron vistiendo a “la chaperudeta”. y como un gran vergel coronaron a la Reina, a la Madre, a la Protectora. Desfilan las falleras con el semblante luminoso y la emoción en los ojos, ante su virgen, la que preside la fiesta, la fiesta del fuego. Un prado rojo crece avanzando, trepando, por los “ninots” que impasibles observan el holocausto. Incienso que sube al cielo, sacrificio de arte, trabajo. Purificación de orgullo. Todo queda en nada; el vacío ocupa el sitio. Al amanecer se recoge el espíritu de cada valenciano que ya limpio volverá a idear una nueva falla
  • 113. 113 Recordando a una clase muy especial, con un profesor: Antonio Herranz y unos compañeros muy especiales PARA UNA CLASE MUY ESPECIAL El cielo se deja ver, deshaciendo sus melenas de oro en los pupitres de la sala. Como una cascada el clamor crece: risas, bromas: abriga el calor humano. La cercanía acorta distancia. No importan las edades ni el brillo de cada mirada; la aceptación se afianza. Un misterio de ángeles aletea en la clase. A veces, las bromas toman forma de imágenes fuertes; una pantalla, una travesura. Pero, la pura anécdota se diluye entre risas. La clase se abre paso, presionando, violentando la natural algarabía que como pájaros pían desordenadamente. Ahí, está la tarde con su profesor a cuestas: inquieto, como un péndulo de un lado a otro de la estancia, pasea su enseñanza con entusiasmo, intentando arañar el espacio a la noche. Con énfasis en que la lección se aprenda, comprenda, dando el límite exigible, dándose él mismo. Con cariño y paciencia escucha, mira y detiene su programa delante de quien requiere más tiempo, bien para entender o para dejar a otros con su discurso impreso.
  • 114. 114 Los días se balancean unas veces despacio; otras deprisa, pero siempre con la riqueza del momento. Así, casi de golpe, como un ladrón en la noche, llegan los últimos instantes, esperados por unos, dolidos por otros. La separación nos coge y nos rapta. El cariño brota de golpe, con fuerza, rompiendo el tenue hilo de la monotonía y una ola de vida queda mentiras Dios mismo escribe nuestros nombres.
  • 115. 115 Para todos los que están presos tanto física como anímicamente UNA GOLONDRINA, UNA NUBE Y UNA ESTRELLA Sus ojos se abrieron al aire que invadía la celda. Uno a uno los objetos se hicieron grandes, nítidos, mientras restregaba los parpados con manos todavía dormidas. Su cuerpo pesaba como un rosario de cadenas, rosario de días, metido entre cuadro paredes. El motivo lo había olvidado: una riña, una pelea. ¡Qué sabía ya! Los recuerdos eran como ceniza desparramada que habían volado. Durante unos días, como siglos, la monotonía le había dejado sumido en la más profunda indiferencia. Todos los días lo mismo, el mismo paisaje, el mismo tintinear de las horas, el mismo hastío, el mismo… el mismo… Todo lo mismo se dijo mientras abrió del todo los ojos. ¿Quién habla? ¿Quién está ahí?
  • 116. 116 Le había parecido oír una voz entre las paredes enmohecidas de la celda. Está vez la voz sonó muy cerca de él, al fondo, al fondo de sí mismo, en la profundidad de la conciencia. -Todos los días no son lo mismo- ¿Quién eres? Silencio. Un silencio de paredes, silencio de cárcel, silencio de muerte. -Hoy puede ser diferente- Está vez se sobresaltó y saltó de la cama. Pero no, la voz salía de su interior, como un eco, como un sonar de campanas. Su nariz se pegó a la reja, testigo mudo. El mismo cielo, los mismos pájaros. De pronto percibió un volar distinto, un diseño nuevo. Una golondrina rozó con sus alas las rejas de su mundo, y volvió una vez y otra y otra.
  • 117. 117 Su mirada ya no sólo veía, su mirada pensaba. Empezó a salir de si, era como si el mecanismo del sentir se hubiera disparado, como una cascada, cascada de colores, que bullía en su interior en forma de gaviota. Puso atención a ella, mucha atención, y vio sus alas planear, girar y aterrizar en el alero de enfrente, y su corazón comenzó a volar con ella, a surcar mundos, gentes de todos los países de sus libros revividos. Con la golondrina fue a lejanos países y buceo en su inconsciente, sacando recuerdos hermosos de su vida, como perlas del mar. La golondrina se alejó y él volvió a quedar en el espacio estrecho de cemento. Iba a tumbarse, otra vez, aburrido; cuando una nube larga como un barco de espuma le hizo seguir agarrado a los barrotes. La nube iba cambiando de forma, muy lentamente, casi no se movía, extrañas figuras aparecían y desaparecían como fugaces actores en escena. Y él era el actor principal. Empezó a comprender que es ser protagonista.
  • 118. 118 Sólo él y nadie más que él podía representar un papel u otro. De pronto se sintió triste, tremendamente desgraciado. Su verdad era la celda. no había posibilidad de otra verdad. Por un momento su corazón ensanchado rompió las rejas. Pero esta vez no se tumbó, pues sus ojos siguieron la libertad del cielo, de ese cielo que se iba poniendo oscuro pintándose de rojo. Una estrella como una gota de plata temblaba tímida, el infinito era su marco y ella sólo parecía naufragar en un océano azul. Empezó a comprender… Poco a poco, una aquí, otra allá, más y más y más hasta que el cielo negro se salpicó de innumerables gotas que bailaban juntas un baile eterno. También su baile podía ser eterno, también su vida era una estrella, había que dejarla brillar, desde cualquier lugar, en cualquier momento. Volvía a oír la voz está vez clara y brillante como la primera estrella. -Cada día puede ser diferente si miras al cielo-
  • 119. 119 UNA MAÑANA EN EL VAGÓN DEL METRO Rostros aquí y allá, gestos que hablan en el silencio de los vagones, vagones testigos de unas vidas, de tantas historias, que amontonan el sentido de la existencia. Libros abiertos que reflejan el sueño e inquietudes de sus lectores. Pensamientos colgados de no sé qué vivencia que paraliza cada instante, con la azada de la obsesión. ¡Cuántas amarguras y sueños, alegrías y heridas! aguardan como en una biblioteca cada asiento, cada hueco del vagón de esa serpentina casi rígida que es el metro. Te miro, observo y puedo leer el ceño fruncido, los vaivenes de tu vida. Hoy el paso te paraliza y un resquemor primario te hace sentir violencia en el despertar de este día, que culebrea en el futuro incierto y la necesidad acuciante.
  • 120. 120 Te miro, observo y siento como desmadejado cierras esas ventanas queriendo desechar ese amor no correspondido, esa humillación constante, que cada minuto desearías olvidar, pero no puedes. Te miro, observo y siento como eres playa de esa ola que va y viene y deja en tu arena fina el sedimento de tu historia. Te miro, observo y siento tus sentimientos, y me miro, observo y siento como soy parte de ti, y que en algún momento yo fui tú, y te entiendo y te comprendo.
  • 121. 121 ME LEVANTO Me levanto, cuando se estira el estanque, lleno de peces de metal, y el quiosco revende las últimas colecciones de mariposas perdidas. Aclaro el esfuerzo y reviento en el acueducto que sale por el espejo de un sol vestido con maillot descolorido, mientras surgen de mi cabalgadura los segundos, como omóplatos de otra ribera, y el pedal repite vueltas, en el niño que se descalza, conquistando al transeúnte que fuma en el sombrero de un siglo inventado. Los cristales se contradicen en el estanque de la plaza y la estatua rezuma nostalgia en el crucigrama de sus nombres, cuando los banderines son caramelos en un escaparate de maniquíes. Se sonríe el bolígrafo al besar el papel que espera una cenicienta para su carruaje, y las barbas son hilos de espuma que apretaron sus colmillos en la carne de un filántropo con corbata.
  • 122. 122 SER EN SOLEDAD La soledad no es hoy una mañana moribunda ni supone el pájaro que nos cubre con sus alas de mansedumbre. Hoy la soledad, cabalga por mi estancia, retorna, enrosca el minuto donde me envuelve. En su presencia un hueco en el esqueleto del aire que se llena de historias dormidas, de corazones sostenidos. La soledad hoy viene acompañada de una legión de sueños donde la verdad trota al compás de mi nostálgica presencia. Soy en la soledad un conjunto de puntos perdidos que se encuentran. Hoy la soledad se corteja, se inclina y cohabito en sus requiebros
  • 123. 123 A ti, que quisiste seguir siendo pueblo, por los siglos de los siglos, Amén La tierra volcó su contenido entre los pequeños de sal y barro, que especulan un futuro incierto. TÚ TE INSERTASTE Tú te insertaste y en tus raíces crecieron tu fe y hambre de ser. En vida tu cuerpo fue injuriado, incluso por los mismos que partían contigo el Pan. Conjugaste todas las formas de amar, y quebraron en dos el sentido de lo humano. Eres, estás, sigues con una continuidad de millones de preces, andando hacia esa luz que Tú rescataste. Suben desde la miseria, desde la injusticia, desde la muerte miles de palabras, tornándose promesas nuevas.
  • 124. 124 Tu promesa, tu voz, tu nombre acelera la historia. Tu vida convertida, ahora, en palma de mártir, es desde tu muerte una voz que sueña con todos los ruidos del profeta, con la cúpula de las sangres. Silencio, si hubiera sido el silencio; pero las palabras se vomitan, y en el sacrificio fue tu vida sacrificada. Así sigues en nosotros, aunque la obscuridad, todavía, penetre y el azul sea violado por falsos nombres. Te convocamos para esa Paz que gritaste. Paz no una paz de olas sin espuma, sino para que la Paz de la Verdad sea con todos los pueblos. Amén
  • 125. 125 AYER HABLE DE TI, SEÑOR Ayer hablé de ti a los relojes que me miraban entre las lentes de sus ojos. Razoné al aire que es frío en el silencio de tu ausencia. Hable de ti y miles de lenguas surcaron el desierto, vocearon mi angustia, me elevaron a tu conciencia. Ayer, descansé en la palma de tu comienzo, y como un pez moribundo se levantaron mis alas; Me apreté, bebí de tu bandera, rezumé toda la sal desde el arco iris y volví a hablar; esta vez en tu lengua, Señor, para, desde tus llagas, reverdecer en tu amor.
  • 126. 126 DETENME, SEÑOR Hoy no quisiera dejar de serte, Señor. Al sol le grito los esfuerzos concluidos de tus sienes, para que el esqueleto del aire me repita tu nombre. Me asfixié en ti. No quiero que tu mano afloje el lazo que me sujeta a tu mirada. Detenme, Señor, porque es fino el oído que recoge tus lamentos, al repetir siglo a siglo el decálogo de tus inquietudes, la verdad que sube a la espiga y le da color. Hoy no quisiera dejar de serte. Ni romper la promesa que tú pusiste en mi frente, ofrendándola a la estrella que no azota ni perdona, que sólo repite el nombre lanzándolo el infinito como finísimas partículas de Amor.
  • 127. 127 ÍNDICE Introducción……………………………………...…..……….3 POEMAS I Lo importante……………………………………………..…..9 Yo soy………………………………………..……………....10 Dolor……..……………………………………………….….11 Dejadme ser………………..…….…..…………………...….12 Luces..…….……………………………..…………………..13 ¿Quién soy yo?………………………..….….………………14 Las horas corren……..………………………..…………..…15 Desearía evadirme…………………………………………...16 Muñeco…………………………………………………...….17 La vida…………………………………………………...…..18 Pasan imágenes……………………………………………...20 Veredas de años....…………………………………………...21 Farsantes…....………………………..……..…..…………....22 Compenetración……………………….……….……….…...23 Egoísmo…………………………………………………......24 Tú………………………………………………………...….25 Allá……………………………………….…..………..…….26 Suena la muerte…………………………………….………..27 Desde ti…………………………………………………...….28
  • 128. 128 Pináculo del ser…………………………………………..….29 Terrible esclavitud…………………..…………………..…...30 Esperándote………………………………………………….32 La verdad………………………………………………..…...33 Vuelta atrás…………………………………..………...…….34 Amigos…………..……………………………………….….35 Era………………………………………………………..….36 Voy, iré, Jesús………………………………………….…….37 Fíjate cómo……………….……………………………….....38 Amor………………………..…………………………….....39 Vacío…………………………..…………………….……....40 Desde la foto………………………….……………...……...41 Me aferro a ti………………………………………….……..42 II Si es así, gracias………………………………………...…...45 Hermano Miguel……………………………………….……46 Lupi…………………………..…..……………………….....47 Tus ochenta cumpleaños………………………………...…..49 Anciano……………………………………………………...50 Adiós, adiós……………………………………………….....51 Amiga………………………….…………………………….53 Si Dios es amor……………………………………………...54 Niña fugada……………………..………………………..….55 Un mal día….…………………………………………….….56 Acotemos…………………………………………………….57 La enfermedad…………………………………………….....58 La desnudez del poeta…………………………………..…...59 Gitano………………………………………..…………...….60 Niño………………………………………………………….61 Hemipléjico……………………………………………..…...62 Amiga mía………………..……………….…………….…...63 Encuentro……………………………………………….…...65
  • 129. 129 III Nosotros, los sabios……………………………………….....69 Recuerdos……………………………………………….…...71 Navidad…………………….………..……..…..…………....74 Los dones del Espíritu Santo…….………………..………....76 Parodia de una parroquia……………………..……………...79 Desfigurada………………….……..………………………..83 El hijo…………………………………………..………...….84 A Juan (amigo chileno)……………………………..…..…...85 Al enfermo, santuario de los sentimientos………….……….88 Al poeta, amigo, caribeño………..………………………….90 En vuestro largo camino… esperáis…………………….…...91 IV París…………………………………………………...……..95 En tu sangre, Salamanca…………………………………….96 Soria………………………………………………………....98 Marsella (puerto)……..…..……..……….……….……….…99 Punto y aparte en el asfalto (Loa al paisaje madrileño)…....100 El café………………………………………………….…...106 La Alhambra………………………………………….…….107 Las Fallas…………………………………………………...111 Para una clase muy especial………………………………..113 Una golondrina, una nube y una estrella……………..…….115 Una mañana en el vagón del metro………………………...119 Me levanto………………………..………………………...121 Ser en soledad…………………………………………..….122 Tú te insertaste……………………………..…………..…..123 Ayer hable de ti, Señor………………..…………………....125 Detenme, Señor………………………………………….....126
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