7. El movimiento órfico supone un enfrentamiento a las tradiciones religiosas de la ciudad griega y, en definitiva, una nueva concepción del ser humano y su destino
8.
9. El credo órfico El credo órfico propone una innovadora interpretación del ser humano, como compuesto de un cuerpo y un alma, un alma indestructible que sobrevive y recibe premios o castigos más allá de la muerte. Un precedente puede encontrarse en Homero, pero en él era el cuerpo el verdadero yo del hombre, mientras que para los órficos es el alma lo esencial, lo que el iniciado debe cuidar siempre y esforzarse en mantener pura para su salvación. El cuerpo es un mero vestido, un habitáculo temporal, una prisión o incluso una tumba para el alma, que en la muerte se desprende de esa envoltura terrena y va al más allá a recibir sus premios o sus castigos, que pueden incluir algunas reencarnaciones en otros cuerpos (y no sólo humanos), hasta lograr su purificación definitiva y reintegrarse en el ámbito divino. Para expresar su credo, los órficos recurren a una mitología de temas muy definidos: de un lado, a una teogonía y, de otro, a una teoría soteriológica, de larga influencia posterior sobre el destino del alma.
10. Los órficos Los órficos fueron un grupo que unió creencias procedentes del culto al dios Apolo, con otras relacionadas con la reencarnación. Creían que el alma se mantiene únicamente si se conserva su estado puro. Por ello usaron a Dionisio como un elemento purificador y figura central de sus creencias. Orfeo, por su parte, con sus cualidades de pureza sexual, su facultad de profetizar lo que ocurriría después de la muerte y sus dotes musicales, aportaba otra figura central para el anclaje de las creencias órficas. La denominación de órficos en el mundo griego tenía un puesto importante, pero más en forma sectaria, y no debe confundirse nunca con la percepción griega sobre la formación de la vida y del universo. La existencia de las famosas láminas áureas procedentes de tumbas de Grecia y Creta, con carácter órfico para el tratamiento del alma del muerto, y anteriores al período helenístico, únicamente demuestran lo antes dicho: la existencia de algún tipo de secta ritual con creencias religiosas acerca de la vida después de la vida y la transcendencia continua del alma.