SlideShare uma empresa Scribd logo
1 de 93
Baixar para ler offline
1
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni la compilación en un sistema informático, ni la
transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico o por fotocopia, por registro o por otros
medios, ni el préstamo, alquiler o cualquier otra forma de cesión del uso del ejemplar, sin el permiso previo y por escrito de
los propietarios del copyright.

© José Garés Crespo (2009)
© de esta edición: Editorial Germanía, s.l.
Dr. José González, 99 - 46600 Alzira (Valencia)
E-mail: germania@germania.es
Printed in EU - Impreso en la Unión Europea
ISBN: 978-84-92587-24-7
Depósito legal: V-4103 -2009

2
«La palabra es mitad del que habla y mitad del que la escucha»
Michel Montaigne

«A cada uno la verdad se le descubre en la medida de su
capacidad para contenerla»
Yuri M. Lotman

«Si un signo no sirve para mentir, en ese caso tampoco puede
usarse para decir verdad».
Umberto Eco

3
PRÓLOGO.

DE JANIS JOPLIN A ALBINONI
Carolyn Kizer, premio Pulitzer en 1985 por su libro Yin, piensa que «All
really good poetry should have a mysterious element in it». Kizer habla de dos
tipos de elementos misteriosos u oscuridades. Por un lado está la que uno crea
porque no ha sabido expresarse bien, lo que da como resultado «the bad
obscurity». Por otro lado, «there’s the kind of good obscurity when you’re really
dealing with things that have an element of mysterious in them». Kizer termina
diciendo que «los poemas que leemos una y otra vez son los que todavía tienen
«a little area that we’re not quite sure about». Estos poemas estimulan nuestra
propia imaginación a pensar y sentir.
En Material de derribo encontramos el lado oscuro de la vida del poeta y
el lado claro que nos hace leer una y otra vez la mayoría de los poemas porque
son un estímulo para nuestro corazón y para nuestro sentimiento.
Pero hay que decir enseguida, para que no haya duda, que Material de
derribo es sobre todo y ante todo un fascinante libro de amor y sobre el amor,
todo envuelto en una reflexión cívico-social-política. En ocasiones en sus poemas
el pretexto del poema, la reflexión moral y el tema derivan unos de otros. Un
texto que quema y que, arropado por otros nobles materiales, lucha por romper
los límites a los que el poeta le ha confinado.
Tan liviana como imprescindible,
ni cerca ni lejos, ni mar ni cielo,
mujer de mil deseos, aún dormida,
contrafuego del sexo blanco,
llegas desde el placer del verbo
como la sal mineral sobre el fuego,
huyendo hacia mis brazos,
como el alba de la noche, disuelta y cautiva,
como el beso de la joven madre viuda.

Desde el punto formal son tres los obstáculos que pueden dificultar la
entrada al recinto: el significativo y equívoco título del libro, los sensacionalistas
títulos de algunos de los poemas que, para el lector primerizo, en apariencia no
tienen ninguna conexión con los poemas y finalmente la consciente inclusión de
innecesarias frases que acompañan
a cada poema.
¿Y por qué este título? Aquí nos ayuda el poeta con sus palabras: «Creo
que todos trabajamos con material ajeno, anterior a nosotros o contemporáneo,
depositado en mil y un escritos, cuando no en la lengua coloquial. Poco más
podemos hacer aparte de reordenar buscando, mediante el choque del material de
derribo que recogemos, alguna chispa que ensanche la realidad depositada y
4
usada en las palabras y que así adquiera un toque personal que se aproxime a
decir algo de esa pequeña parcela de cada cual que nos hace únicos».
¿Y quién es este obrero que trabajando con material ajeno logra edificar
un edificio único? En la época franquista José Garés fue un francotirador. (Nunca
mejor empleado el sustantivo) por lo que fue encarcelado. Empezó a escribir
alrededor de los 20 años y fundó la revista de poesía «Grama» en la que colaboró
Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, entre otros. Publicó un pequeño poemario en
la colección Arrecife. Posteriormente abrió una librería con un grupo de amigos a
través de la cual (últimos años del franquismo) entraron en contacto con grupos
de la izquierda clandestina. En septiembre de 1975 le detuvieron y estuvo dos
años en la cárcel hasta que le amnistiaron en el ‘77. Estando en prisión publicó
un poemario en catalán Falç sense mà con un prólogo de Joan Fuster. Fue
diputado socialista durante doce años y en 1997 abandonó la vida política.
La política, avariciosa como la muerte, le alejó de la poesía. No es buena
compañera la política para la poesía. Toda poesía política acaba en un panfleto.
Ahora, ya con la experiencia de una vida a sus espaldas, el poeta reflexiona y
redescubre sobre el amor y otros aspectos fundamentales de la vida y su poesía
brota generosa y llena de fuerza.
Pedían soluciones y ofrecimos caminos,
abandonamos y muchos nos siguieron,
y un día descubrimos que detrás de cada mal uso
hay una beneficencia.
Lentamente nos desplazamos
de la vigilia al desencanto, sin casi mutilarnos,
tratando de borrar los largos espacios
temporales, anónimos casi siempre.
Entremos ahora a quemarnos los sentidos en ese fuego descontrolado. Las
piezas de este museo traen consigo incrustados vestigios, señas de identidad de
otras nobles edificaciones. Referencias que junto al título nos indican el proceso
histórico y culturalista en la génesis del poema y de la ideología del poeta. Lo
primero que se advierte en este libro es que el poeta le ha perdido el respeto a la
poesía. Lo que está muy bien. Para escribir un poema no hay que ponerse serio.
Hay poetas que escriben un poema vestidos de frac y otros, como en el caso de
Material de derribo, vestidos de calle. Vestirse de calle tiene para José Garés un
hondo significado social y político. En algunos poemas podemos observar que el
poeta, sin que podamos catalogarlo de poeta social, está más próximo, por
ejemplo, al «Nosotros somos quien somos. ¡Basta de Historia y de cuentos! ¡Allá
los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos», es decir, a la
poesía de lucha y compromiso, que a la poesía «pura» y minoritaria de alguna
corriente de los setenta, y sin embargo utiliza algunas técnicas de las vanguardias
de entreguerras.
¿Hasta qué punto la disciplina de la política dejó marcada para siempre la
estética del poeta? ¿Cuál de estas voces, –el poeta, el enamorado, el político, el
ideólogo desencantado–, debemos leer? ¿Quién tiene la voz más clara? Según
5
uno se decante por una o por otra percibiremos un aire de nostalgia, un fuego
descontrolado, consignas de disciplina, letanías ateas.
Hay días que nacemos únicos, tan solos que nos asustan
los largos descubiertos que adornan nuestra corta historia
y nos aventamos, solemnes, como la mies en la era, desenfadados,
como un obradoiro desierto, como la corteza de la miel del clan.
Cuando la luz se apague y la ciudad caiga, volverán áureas bandas
y los vientos del sur nos llevarán a los tres caminos de una sola
puerta.
¿Qué prevalece en este libro que es como un torrente incontrolable?
Después de todo, al poeta, le queda la palabra. La poesía para José Garés es «un
intento de, utilizando las palabras que usan unos cuantos millones de seres, y
habiendo pasado por caminos transitados por otros tantos millones, hablar de
algunos sentimientos propios manteniendo la quimera de que alguien me
entenderá. Una manera de forzar las palabras intentando sacar nuevos jugos».
Pero mientras que el poeta, el hombre, estaba en la calle en la lucha
dialéctica y tratando de derribar edificios totalitarios se encontró y compatibilizó
su tiempo con el amor y la férrea disciplina «del partido» se dulcificó y se
flexibilizó.
Material de derribo no es un libro uniforme, como un buen museo, tiene
piezas más valiosas que otras, todas de primer orden. En este sentido este libro
puede parecer una antología donde se aprecia la evolución del poeta. El libro se
podría resumir, en su faceta culturalista con estos dos versos:
«Ya ves, te fuiste con Janis Joplin
y regresas con Albinoni»
Es decir: «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos» «De Janis
Joplin a Albinoni y el regreso del desencanto». Material de derribo es un libro
vendaval, es como si el poeta hubiera estado mudo, preso o maniatado (como
evidentemente estuvo), como si hubiera perdido demasiado tiempo en la política,
olvidando a la poesía que golpeaba en el pecho del poeta, como si hubiera
deseado escribir y no hubiera podido hacerlo. De pronto, libre de compromiso
político y social, sin ataduras (solo con las del amor), reflexiona, expulsa –
vomita– todo lo que había guardado dentro.
Donde hay amor no puede haber degradación, pero puede convertir lo
negativo en desengaño y puede resaltar la carga maldita que hay en la mayoría de
los poemas de Material de derribo. En todo poema, decía Jorge Guillen, hay un
lado maldito, como hay un lado bendito.
El libro conecta, para bien o para mal, con la historia de la poesía del siglo
XX: con el magisterio de Juan Ramón Jiménez o el de don Antonio Machado, la
poesía amorosa de Neruda, la sombra de algunos miembros de la Generación del
27, un ramalazo de Celaya o Blas de Otero, la presencia de algunos «novísimos»
y de la de los del 50, y una aproximación a la poesía de la experiencia, hasta
conectar con algunas de las corrientes del recién nacido siglo XXI. Sobre todo en
6
el libro hay una especie de complot para, a veces, desestabilizar al lector,
complot que choca con una fuerza que arrastra hacia alturas y profundidades
insospechadas y una sorprendente y casi irritante energía, vigor y fuerza.
Material de derribo está tocado de esa luz cegadora, milenaria y mágica de los
que viven en el mediterráneo, sin olvidar una de cal culturalista y otra de arena
popular.
Vengo del mar, porque todavía nos une
su envoltura, y el empuje de sus olas
me recuerda el tacto de tus pechos.
Pero no de un mar, no... hablo de nuestro mar,
del único, en el que tantos dioses
han sido vulnerados por el tiempo
y miles de naufragios de soles reposan
en brazos de la luna...
La poética de José Garés, según sus propias palabras, podría sintetizarse
en «Háblame de lo que quieras, pero sorpréndeme y descúbreme nuevas formas
de mirar, con las que pueda hacerme cómplice». El poeta, no importa el
desencanto, las puñaladas, las cárceles y las sentencias, o precisamente por todo
esto, sigue esperando a Godot y aunque silba a lo lejos el tren en el que puede
viajar, el tren nunca llega. En su espera el poeta tortura a la Poesía, la maltrata, la
exprime, le imprime un nuevo brillo y la Poesía se deja, lo agradece y vemos una
gran complicidad entre los dos.
La poesía de José Garés es un testimonio, un testigo de la biografía del
poeta que va desde su época de inocencia, pasando por su época de compromiso
social, para terminar en el otoño de su vida en una reflexión sobre la palabra y la
filosofía de la vida, sobre el amor fogoso y arrollador, sobre la vida de tantos a la
vez que la suya. Material de derribo «intenta ser también –según palabras del
poeta– una reflexión poética sobre algunas circunstancias sociopolíticas y
culturales de una generación que apostó fuerte por el cambio y que ahora se
siente parcialmente fracasada».
En la poesía de José Garés observamos tradición y modernidad, un
lenguaje de cotidianidad que el poeta mantiene en una conversación consigo
mismo, con la amada y con todos nosotros. Es una poesía barrocamente desnuda,
lo que no deja ser un oxímoron. Poesía difícil a veces, deslumbrante siempre, rica
en imágenes, contenida en la música, controlada en el ritmo. Como la poesía que
perdura en el tiempo, cuenta lo de siempre, pero con «distinta agua», aquí sería,
en ocasiones, con distinta mala leche. Una poesía que hace lo viejo nuevo y lo
nuevo viejo.
Lo único cierto es que un día,
como al bies de nuestra historia,
me iré sin rumbo.

7
Juan Ramón Jiménez lo había dicho: «...y yo me iré. Y se quedarán los
pájaros cantando /; y se quedará mi huerto con su verde árbol /, y con su pozo
blanco».
Hemos tenido que esperar muchos años para que el poeta, libre, volviera a
sus raíces. Y «aunque algunas ideas o imágenes sobre las que se traban algunos
poemas, vienen casi de mi prehistoria, en tanto que poemas más o menos
elaborados todos han tomado cuerpo el último año. Pero ya se sabe, la memoria y
la experiencia son vasos comunicantes y sabes donde empiezas pero no donde
terminas.» Nos dice el poeta, y confiesa: «He amado y me han amado.» Y con
Lope de Vega, que tanto sabía de esto, pues lo probó y lo supo, coincidimos en el
amor del poeta y del sorprendente resultado de este amor.
Material de derribo es un libro extraño, esquivo, vivo, un libro edificado y
hecho con nobles materiales de derribo que entronca con la tradición y con la
modernidad: «Porque amar y hacer versos todo es uno; que los mejores poetas
que ha tenido el mundo al amor se los debe». Y aquí tenemos uno. Si en el
atardecer de nuestras vidas seremos examinados en el amor, Material de derribo
es un libro que nos puede salvar.

HILARIO BARRERO DÍAZ
Hilario Barrero Díaz nació en Toledo y vive en Nueva York desde 1978.
Es doctor por la Universidad de la ciudad de Nueva York. Ha enseñado español
en la Universidad de Princeton y en la actualidad es Profesor titular en Borough
of Manhattan Community Collage de Nueva York. Ha publicado varios libros de
poesía, un diario del que se llevan publicados tres volúmenes, un tomo de
cuentos. Ha traducido al castellano a poetas norteamericanos publicados en
España y ha participado en diversas antologías. Escribe crítica y colaboraciones
en numerosas revistas especializadas de España, EE.UU. y América Latina.

8
POR QUÉ PLATÓN EXPULSÓ
A LOS POETAS DE LA REPÚBLICA
Deja de perseguir el lugar
donde aún florece la rosa tardía»
Q. Horacio Flaco

Con el otoño llega el tiempo
de ordenar los vacíos y la palabra.
Si al menos, al final de la aventura,
volvieran, fugaces si quieres,
la sonrisa y el asombro,
tal vez, entonces, tuviéramos un respiro
en esta larga caminata, hoy sin norte,
siempre de vuelta, sombra de la luz.
Deberíamos, un día de estos,
hablar del obligado exilio,
de la nostalgia y las mareas,
antes de zarpar hacia el desarraigo

9
SATURNO Y LA TRAVESÍA DEL SINAIA
«Porque no es lo que importa llegar solo ni pronto
sino llegar con todos y a tiempo».
León Felipe

La envidia de la muerte os va tragando y devora
mis recuerdos. Es como si me despertase trenzado
y a caballo del cansancio, las miradas tránsfugas
y la vigilancia del beso que duerme, de la caricia
que reiteradamente muere dormida, insensible.
Tanta mar por medio, dueños de las tres dimensiones
os dejaron desnudos frente al odio de la vida,
del llanto y las candilejas, abriendo el debate.
¿Cómo separar lo que hicisteis de lo que sentíais,
tan libres fuisteis? Qué titánicos quedan hoy
vuestros hechos y mis palabras qué pobres, pero
aún sois el contrafuerte de nuestra vida, el aderezo
imprescindible, y vuestro destierro nos deja como
una caricia que golpea y nos invita, nos devuelve
a los orígenes, a la obscenidad del sufrimiento,
al dolor de la brasa, sangre cuajada, oscuro fermento
de nueva vida frente al leviatán enajenado, mutilado.
Sois la supervivencia del mito que vuelve en cada parto.

10
LA DIÁSPORA DEL SÉPTIMO DE CABALLERÍA
Vendrá la guerra,
tengo que irme.
No me olvides.
Arvo Turtiainen

Con el ritmo que marca el tiempo, perdida la sonrisa,
hemos crecido de la mano de la utopía y de la nada.
Si tropezamos con otros, fue de tanto mirarnos
y porque los días son, de vez en cuando, una ciénaga.
En algunas ocasiones, cuando la tentación arrastra,
cuando el futuro amanece confundido con el pasado
y no basta nombrar algo para que exista, digo
que, cuántas verdades pugnan por abrazarnos,
cuántos valores solo medio dormidos renacen,
Seguís muriendo y en interrumpida diáspora
dejáis huecos imposibles frente al otro y al verbo,
y marcháis como llegasteis, inesperadamente.
Qué relativo aparece el primer beso minúsculo,
cuántos provechos dormían en la sombra
del guerrero nacido de la cortesía del arado,
de la muchacha diosa que nos dejó descalzos,
y qué incruenta la batalla en los ángulos de su piel.
Renovación y muerte, sí, tribulaciones del vasallo
que nos necesita para saberse y olvidar lo justo,
que mira, impertinente, encaramado al estandarte.
Su grito, elemental, todavía nos identifica,
y su sangre derramada, para tantos, renace
partera como el agua, distante como la estrella.
Todos sabéis que el viento se origina en el aire,
que en el frontispicio de las patrias, cada muerte
recorta espacio y nos da la medida del vacío,
Por eso, desde siempre, despavoridos, buscamos
jarras donde, como racimos, alinear puñales,
y el galope sucesivo, reflejo del panal de la brisa,
tan impasible y frío como el amor eterno.
Y banderas, banderas de colores cambiantes,
de significados inaccesibles y final escarlata
tan cercano como impío, tan heroico como cruel.

11
JOCS DE FOLIA PARA VIOLA DA GAMBA
«Solamente sé que los caminos
de retorno están cerrados».
Celso Emilio Ferreiro

Sin que nadie nos diese una explicación,
observamos que el horizonte ya no huía,
las dádivas de cada día quedaban prisioneras
en el recinto del amor, se dormían,
y entre las manos, como una naranja violeta,
sus muslos nos sorprendieron, deslizándonos,
cogidos del vértigo en ruinas,
del amor a la desesperanza.
Siempre creímos que habíamos ganado
la batalla de qué era la verdad,
pero la hambruna nos dice que perdimos
al decidir quien la administraba.
Fue como cuando, atentos a lo que nos dicen,
olvidamos lo que callan, o las palabras ausentes
que ordenan las instancias del universo y del barrio.
Algunos, los más valientes, conjuraron los poderes
para evitar las prohibiciones
y a despecho de la rabia,
fuimos nómadas en nuestra tierra,
fugitivos de nuestra casa.
Vaciaron el significado y nos dejaron
la rutina de la palabra que nos precede.
Limpiamos con miel y aceite las huellas,
pero quedan las alucinaciones y el llanto,
todo lo que llega desde donde los muertos
guardan la memoria y alimentan el futuro.
Aún así, hemos sobrevivido,
fue suficiente unir la sonrisa y el almendro,
la palma y el alacrán, la luz y la mirada
y tantas cosas que nacen al nombrarlas,
la suave mesura del código babélico,
la nota musical que nos convocó,
el conjuro de las sílabas del desierto,
el eterno abrazo de los vivos y los muertos,
la estación lila donde vive el poema y el recuerdo,
la redención del orden que nace del caos.

12
LA PÒIESIS DE HÖLDERLIN Y LOS BOLEROS DE MACHIN
«Pasearé por el orden
de verdes cipreses inmóviles
sobre la mar en calma.»
Salvador Espriu

Pedían soluciones y ofrecimos caminos,
abandonamos y muchos nos siguieron,
y un día descubrimos que detrás de cada mal uso
hay una beneficencia.
Lentamente nos desplazamos
de la vigilia al desencanto, sin casi mutilarnos,
tratando de borrar los largos espacios
temporales, anónimos casi siempre.
Volvimos al meandro pidiendo
maneras de reintegrarnos al universo,
a la nostalgia y al poniente
que enrojecía el pórtico de nuestras noches.
Descubrimos la prohibición, la complicidad,
la licencia, las perversiones, y en el riesgo,
nunca supimos si éramos
un eslabón necesario o un accidente,
tampoco qué llegaríamos a ser si al amanecer
solo fuésemos la suma de tantos.
Asumimos el riesgo de ser, a veces, ignorados,
pero siempre desestimados,
y fue que, rodeados por el rumor,
se dispersaron los conflictos y la memoria.
Construimos una residencia articulada
con el nombre común de cada cosa.
Desde entonces, lo sabes, te plagio
y solo puedo escribir de nuestro encuentro.

13
HACE TIEMPO QUE TE ESPERABA... –DIJO MARLOWE
«Levantó los ojos hacia las estrellas y las estrellas
admiradas por tanta belleza perdieron pie
y rodaron por sus mejillas donde con envidia
las he visto oscurecerse».
Ben Al-Labbana

Tan liviana como imprescindible,
ni cerca ni lejos, ni mar ni cielo,
mujer de mil deseos, aún dormida,
contrafuego del sexo blanco,
llegas desde el placer de la palabra,
como la sal mineral sobre el fuego,
huyendo hacia mis brazos,
como el alba en la noche, disuelta y cautiva,
como el beso de la joven madre viuda.
Perdidos los horizontes,
te acomodaste sobre mi tiempo y en mi espacio,
serenaste los espejos, encendiste las vueltas
y al conjuro de tu sonrisa, religiosa y pagana,
abrimos el insomnio de las rosas negras,
me tomaste y quebraste la queja del viento,
huésped del gozo cansado de los sueños.
Un sortilegio del presagio fuiste.
Olvidado de tu piel, aturdidos tus tempranos
quiebros, me desplacé discreto
como la arena disuelta y cautiva,
enamorado del origen de tu vientre,
de tu largo mirar café,
de tus alargados deseos adolescentes.
Y aún reclamo la indulgencia de tus pechos,
tus aturdidos amaneceres,
la blanca constelación huidiza
del perfil de tus ojos fronterizos,
el gozo de tu sometida carne,
hasta tapiar los mares.
Y te espero, desnuda y sin raíces
sobre el lecho del río de la ruina y su parpadeo,
fraguada en los recelos y las distancias,
oliendo a manzana verde.
Y te amo porque miro donde todos miran
y veo lo que nadie ve.

14
DERIVADAS DE LA TEORÍA TRIANGULAR DEL AMOR
«No tenemos nada que decirnos, de tal modo
estamos uno tan en el otro»
Pierre Louys

Vengo del mar, allí todavía nos une
su envoltura, y el empuje de sus olas
me recuerda el tacto de tus pechos.
Pero no de un mar, no... hablo de nuestro mar,
del único, en el que tantos dioses
han sido vulnerados por el tiempo
y miles de naufragios de soles reposan
en brazos de la luna,
como suspiros azules perdidos
en los senderos de la vida.
Qué quieres...¡ me seduce la quiebra del mar
en tus ojos, inquietos como la vida,
profundos, como un largo desaliento.
Eres solo fruto, sirena amarilla, rojo delfín,
mujer sagrario, pero me puede la frescura
de tu vientre y el rango de tu sueño.
Acepto compartir tus muslos con los astros,
arriar pasiones, y aunque sé que llegas
como la turbación de la brújula celosa,
no puedo renunciar a ser hijo del sol,
de la nube blanca, de la siembra,
del sudor, del agua, del deseo y la osadía.
Contigo somos la metáfora del absoluto,
el espacio del disturbio,
y me importa, no el rayo silente,
sino tú cuando lo miras.

15
EL DESVÁN DE HERÁCLITO Y LOS CUATRO ELEMENTOS
«Los cuatro elementos primarios
dan forma a mi existir:
Un cuerpo sometido al tiempo,
siempre ansioso de ti.»
Luis Cernuda

Azul cobalto y verde olivo,
nacidos del fuego de tus manos,
de la maldición de ausencias,
del mar que nos une,
del placer del dolor consentido, velos cíngaros,
noches morunas, ánforas, caracolas
y el solano por venir que persiste
como tierra apremiante, diversa, testimonial.
Mujer excesiva. Mágicos tus ojos,
espejos del eclipse de tus carnes solícitas
de rebelde lujuria, me guían certeros
hasta el apátrida reverso y al trasluz
se deslizan, se pierden inauditos
en la parquedad de tu vello,
en la beligerancia de tu vestido.
Arco lunar me recuerdas,
pero adolescente y moreno de dolor.
Tus manos sujetan mis mejillas
y me elevan hasta tu boca,
pero tu voz me devuelve a tu pubis y tu aroma
al seno de la tribu, a las noches revueltas
por la estrella y el amaranto de los tiempos.
Alfarera de sueños y esperanzas,
de pupilas asombradas, siempre emergentes,
orilla de los faros del desorden nocturno.
Azul cobalto y verde olivo, colores que nos llevan,
fugitivos, a la frontera de tu talle sereno,
mientras la orfebrería de tu blusa,
hace carnal el poema
y convierte en comunión la proximidad.
Me pierdo, sí, me pierdo, a mi pesar,
en tu recuerdo y su futuro,
amagando señales de que sigo vivo
desde hace tiempo,
en el sorprendido desorden .

16
EL VÉRTIGO DE LA PALOMA Y LA SIBILA DEL RHIN
«¿No están ustedes muertos?»
Juan Rulfo

Como la profecía que te construye
y el orgasmo asociado,
como el vértigo de la paloma
delante de la futura distancia, así
suenan tus voces, compartiendo la cercanía del mito,
la gallardía que preserva su juventud.
Un dolor de mujer urgente y unas tierras conformadas,
crearon el espacio donde se amontonan las lunas,
las caricias perturbadas.
Abdicaste de tu frondosa belleza,
temerosa del beso anónimo,
y no supiste encontrar el instante
en el que tu amor era necesario y justo.
Fuiste, a lo sumo, objeto en el discurso papal,
nunca hembra, y todavía hoy,
los dilemas se resisten irresueltos,
como rescoldos, sin apenas acceso al desconsuelo
de la sequía del vientre mutilado.
Seca quedó tu copa, sin vino ni esperanza,
y te derramaste generosa, suspendido el dolor.
Como tantas flores pergeñadas en el barro,
fuiste fugitiva del espasmo,
cabalgaste los torbellinos del inconsciente,
las pasiones obscenas del hábito,
mítica como el amanecer de la rosa de Jericó,
fresca, silenciosa y antigua.
Amoral por exceso, fuiste un síntoma
de la brutal razón del indiscutido,
el árbol seco que aguanta la parra
del incesto deseado.

17
MOTETES DEL AMOR PERDIDO
«Pero los jóvenes
que guardaron el recuerdo de la infancia
no se sienten extraños en la casa»
Friedrich Hölderlin

Los días que perdimos
hay noches que toman rumbo,
revuelven la memoria y se ahogan,
de tantos pendientes como diluvian.
Hubo tientos, ritos y cerrojos; lágrimas.
Aun hoy suenan cánticos
que invitan a dormir sobre el olvido,
ahitos de caña, vino, azahar y olivo.
Siguen las tardes de zozobra estéril,
se nos turban los paisajes,
las manos se mecen sagaces entre la duda,
y pervive la opción de encontrar
los días que vivimos,
el magisterio de la imagen,
las prácticas veladas.
Disolvimos los conflictos
y cercenamos el fluir del infinito ciclo
de recibir y dar, origen del deseo,
estancia del amor, resumen de la pena.
Ríos ocultos, sugeridos hijos,
indiferentes, menguan desde nuestra historia,
como el beso que oscila entre el fragmento y el caudal.

18
LAS BOLAS CHINAS DE MADAME BOVARY
«Hacíamos el amor como dos místicos que se juntan para tocar sonatas».
Julio Cortázar

Como si imprescindible fuera la exaltación
del recogimiento, junto a la vuelta del arresto
y el magisterio de tu imagen, así tu gesto simuló
y ordenaba, hasta hundirnos en el concierto.
Los deseos ocultos de tus pechos, deseantes
y marginales, esparcieron tu mirada
sobre la inmensidad y los retoños.
Nada fue tan banal como tu efervescencia
y el repliegue de tus mejillas pegadas a mi pecho,
Buscabas y encontraste un niño cruel, limpio,
enamorado, y aún, saciado y desnudo, me pregunto
qué pájaros me llamaron, por qué tu guiño
fue tan generoso y mi testigo tan fugaz
como el parco patriarca de todas las pasiones
sin contornos, como el aliento del gesto
distendido sobre una cama inverosímil.
Y fue que, de tanto vivir la muerte, volvimos
al tumulto, a la cópula de la mentira y el amor.
Tú que adoraste a dios para dar vida al diablo,
incapaz de llegar, tu que trivializaste el camino,
¿cómo sabrás de mí con caricias ajenas?
O puede que buscabas al minotauro
tirando piedras contra el infierno.
Desde entonces, sobrevivo en tu recuerdo
y adiestro mi libertad y sus excesos.

19
HUIS CLOS, ESENIN, HUIS CLOS...
«Seres son que se lleva el viento».
François Villon
Soy el hombre,
el hombre que aprieta el gatillo y mata la emoción
para vivir mejor».
Joyce Mansout

Quisiste, impunemente, llegar a la verdad
y se precipitó la historia.
Pero llegará con el calor, el vino, la cuchara
y una mirada limpia.
De momento, todavía hoy,
una canción rosa es obscena, impúdica,
y el desnudo manto de los pecados
cubre el perfecto suspiro del beso
Rituales de anónimos futuros niegan el pasado
y embridan el vendaval del grito y el hambre,
del vigía sobre cielo rojo y las tierras negras.
En el alero de las turbaciones de tu verso
quedó el símbolo, tu sonrisa,
la palabra, todo lo que era real,
el futuro que redimirá el pasado,
enhebrando la osadía de robarle,
a cada noche, un nuevo día.
Con la muerte de la risa y el olvido,
quisiste ser el límite de la turbulencia,
y aunque tantos fueron un único fuego,
cada cual ardió a su manera.
De tan tierno y rojo, fuiste disperso y sucesivo,
hasta romper las normas,
pero todavía hoy, las olas nos devuelven
los rumores de tu ida.
Vándalos como fuimos, sigues siendo
un interlocutor inevitable, Esenin,
y aunque muerto el futuro, nos queda la experiencia.
Puede que un día nos digas
de cuánta muerte está hecha la vida,
de cuánto odio el amor.

20
À TOUT JAMAIS, HEBERTO PADILLA
“Todo es prodigio, por añadidura.”
Jorge Guillén

Ahora que titubear podría considerarse una derrota,
desde la luz de la sombra, me reitero vivo,
mecido por el moreno vaivén de sus pechos,
macerado por las urgencias urdidas en la trinchera.
Digo, pues, que la falsa concordia nacida de la paz
es el eslabón final, que languidece, azul claro,
susurrando espacios donde sumamos verbos,
nidos que se disuelven, enajenadas violetas.
Ay, Heberto, desde la esquina de la historia,
pavonean polvos viejos, plumas y cantos rodados,
conformando el remanso fin de trayecto.
Ni jauría de seducciones, ni gaviotas negras,
solo tardes bordadas, espacios de aurora de lino,
como si descansara el vigía, durmiese el agravio
y la complicidad del salmo, con la carencia,
nos abocase al silencio. Un canal de risas.
Vivir desde la trashumancia. Luz a la Luz,
como si el final estuviera en el principio
y nunca más lo sólido se desvaneciese en el aire.
El deshielo nos dejó desnudos y sin historia,
había que detener el torrente sin maldecir la lluvia,
y entre tanta mugre ordenar el nuevo caos,
la periferia construida del círculo de tiza.
Tal vez no supimos que lo necesario
no era lo conveniente, y tan solo fuimos
héroes inadvertidos, suaves como algas, a veces,
y también inflexibles y duros como el diamante
Demasiadas renuncias para superar la pena, amigo.

21
DEL CABARET VOLTAIRE AL CAFÉ DE RICK
El mar es mar porque se parte en olas
y renace al morir sobre la playa
Vicente Gaos

Deberíamos saber que son días sin fin,
o puede que un torrente de cabellos.
Saber que solo el verbo y sus analogías,
pero también la amenaza del amigo,
nos hacen accesibles y acosados,
amantes nazarenos.
Somos la realidad que, cómplices, compartimos.
Cierto. Y agotamos los plazos, el beso,
desnudos y boca arriba.
Perdonamos nuestra herejía y exhortamos
la caricia, el tiempo y cuantos signos
hablan de nuestros orígenes,
del dolor, de nuestra estancia.
Tantos otoños amándonos nos paralizan la realidad
y dudamos de aquella noche,
hasta que nos golpee la muerte.
Perdemos sus raíces,
nos descubrimos en un solo y lento vacío
que ni siquiera nos nombra. La estructural perversión.
Tanto dolor, como un golpe de luz excesiva, nos ciega.
Sí, somos un leve espejismo,
una apuesta fallida y conjurada,
una copia de la procedencia perdida,
una ecuación poética.
Como el triste laberinto de la fe que toma distancia,
indiferente, y se pierde con el horizonte,
pasando de la comunión a la proximidad.
Único momento privado. Quizás.

22
THE HOUSE OF THE RISING SUN
«El llanto de los funerales se mezcla
con el llanto del recién nacido».
Tito Lucrecio Caro

Roto el pacto del Sinaí, perdidas
las noches de Rokha (¿dónde estabas, Neruda?),
cómo encontrar la frontera entre sus muros
y nuestras manos, si Caravaggio miraba
y Pink Floyd dormía el caligrama de los sueños.
Muchos años caminando y, aún hoy,
nos perdemos en su bosque
y nos quedamos absortos en sus ventanas,
nos ciegan sus excesos,
sus miles de espejos sucios
Tan humanos fuimos.
Con sus destellos, cuántos mundos huían
de los que fuimos puertas.
Y ahora, no sabemos qué posada,
qué descanso ofrecían,
en qué estancia pudimos ser huéspedes.
Aún así, después de tantas lunas,
qué extraño, saber de la soledad
que compartimos tantos,
para llegar a la meta sin atender al camino,
tratando de subvertir el presente
y acomodarlo al sendero que nos llevó
de ser héroes a terminar como víctimas.
Hay días que nacemos únicos,
tan solos que nos asustan
los largos descubiertos que adornan
nuestra corta historia y nos aventamos,
solemnes, como la mies en la era,
desenfadados, como un obradoiro desierto,
como la corteza de la miel del clan.
Cuando la luz se apague y la ciudad caiga,
volverán áureas bandas
y los vientos del sur nos llevarán
a los tres caminos con una sola puerta.
Lujuria mágica del otoño que mengua.

23
PERO MCLUHAN NO LEYÓ A PELLEGRINI
«No esperéis el tejado que incluye la casa,
yo abro la noche en la construcción futura,
que es como decir que ahora, apenas, empieza el trabajo»
Francesc Parcerisas

Nunca sabremos si fue el amor o la palabra que lo nombra,
pero contemplamos la travesía como un amor provisional.
Tú desde el recuerdo, yo desde la esperanza. Como siempre,
fui un aborigen de la pena y el hambre. Fue tu blusa,
niebla sin piel, como el día corto, enojado y deseante,
como la propia noche leve del asombrado moribundo gris,
la que se acomodó a tus pechos y desató un requiebro,
eludiendo tu sonrisa, y la libertad en precario de la estancia
donde vinieron a reposar nuestras prófugas identidades.
Algo sucedió, desmedido y tosco, la tarde que rozó tu verbo
la serenidad del último beso, la luz que la sal refleja.
Establecimos contornos, distancias, y quedamos frente a frente;
las pasiones obscenas viajaron como agua a la deriva,
temerosas, rebeldes, acopiando aprecios, referentes veladas,
y tu adiós fue tan plano que no volvió, segó el horizonte.
O puede que, de nuevo prójimo, solo fui un atavío invernal.

24
ET VOILÀ... LA PITONISA EN BOMARZO
«Se me fue el corazón con una mujer
porque le gusta el olor de cebada que mi pueblo tiene».
Sin-ichi Isikaua

Algunas veces, con lo que sobra al regreso de tus noches
y tus años, construyo inducidas obediencias
estrelladas de celos, pitonisa.
Recuerdo nuestros amores robados, en sombras.
Tú que eras la luz, la orilla y la vuelta,
qué bien fintaste cuando llegó el olvido,
hasta fermentar los mitos y crujir los hábitos.
Sin velas ni remos, el suave carmen de tus sueños,
las indecentes prácticas veladas, tu magisterio
y el inefable dorso de tu muslo, fueron mi derrota,
Abdique ante el irreverente manantial
de tus ojos, anillos de espinas, y me llevaban
del suburbio a la arena, del sortilegio al oráculo.
Sí, ven ahora, y deslízate, como el amaranto de tu falda
sobre el alomado paisaje de tu cuerpo.
Ya verás, un día de estos despertaremos
con el fuego apagado, que no muerto,
y durmiendo sobre el amor.

25
EN CAFARNAUM, CON FLORENCI CLAVÉ
«Somos dos para el campo y el ensueño
y dos en la canción siempre de vuelta».
L. F. Vivanco

Un día dejamos la metafísica,
los colores y el versículo
y envueltos con la verdad de la calle,
nos sumamos a un largo camino que venía de lejos.
Con una antología de inhibiciones
dormimos en la estancia abierta, aquélla donde,
si nos excluíamos, nos condenábamos.
Ecuménico fue el trasunto de nuestra vida
y convivimos con la luz indolente,
joven y apiñada, saboreando la corteza
de la miel del linaje y buscando
nuevos hogares para amasar el pan.
Pero cuando llegó la muchacha,
Aldebarán ya era viejo y apenas pudimos
gozar el cálido aliento de los dulces abiertos,
y envolviste a Mondrián en un cómic.
Tal vez fuimos como el fuego que alumbra
y no calienta, o puede que, como la roja lumbre,
terminamos en plano y gris.
Hijos de nuestra tierra y nuestro tiempo,
nos apareamos, como las hetairas de Roque Dalton
y su intenso azul.
¿Cómo decir que la vida pudo ser un malentendido
si clausuramos tantas penas como puertas abrimos?
No, no se excedió la utopía,
pero hubo que trenzar los silencios
de la otra historia de dios y su manera de morir.
Ahora, que ya nada será una cosa
y la contraria, qué más da saber,
que el camino venía de Cafarnaúm.

26
OTRA NOCHE MÁS, JOYCE.
«El día conjura los dioses blancos de las tinieblas»
Leopold S. Senghor

Aún no era tiempo de que cada cual
despertase del sueño. Anochecía,
y asistimos a la boda de Brueghel.
Hubo que vivir con el alma puesta,
gatear por los besos, beber llantos,
mirar al horizonte, trufar risas,
confundirnos con el paisaje gris.
Nos mecimos en la dádiva opuesta
del burdel milenario, macerados
como los hijos de la tierra prometida.
Cada cual se descarrió como pudo
tratando de desvencijar los sueños,
sin saber qué nos hizo singulares.
Tuvimos miedo de la angustia anónima,
vagabundos por tus alrededores,
y cabalgamos al genio de la umbría
hasta encontrar el límite, el delirio,
los cantes de levante, los lamentos fenicios.
Tú nos desvelaste que lo que mata
no es saberlo, es no poder modificarlo.
Así, pues, qué más da vivir en la sombra
si nunca resucitaremos y hasta la duda perece
en estos tiempos de inquietudes,
perdida la trama de la vida con la muerte.

27
EL KYRIE DE DYLAN THOMAS
«lo que no fuera pecado sin el poder,
o el saber, o el querer de su amado.»
Ramón Llull

Iniciaste la travesía sin apenas brea en tu quilla
envuelto en la pirotecnia cordial de la tortura.
Volaste sobre los pechos y a la entrada del reino,
invocando el éxodo, trasladaste los odios
hasta el día que hicimos canto de la entrega.
Todo cambió, pero mantuvimos nuestra hipocresía
más allá de la risa del cono, del reto del acertijo.
Planeamos sobre lo evidente para morir en la inocencia
sin saber qué nos hizo singulares, cómo morir
a caballo de una marea, siempre distinta, siempre igual.
Prohibido el piano, noviembre triste,
el corazón desnudo y la aurora perdida...
dilapidamos el rojo envuelto en penumbra.
Vuelve, vuelve y descansa. Tienes mantel
y cubierto, agua fresca, manta y una guarida.
O lo que es lo mismo, nos cogeremos de la mano,
desafiaremos el pasado y seguiremos viaje
a nosotros cabalgando un caballo loco
que apenas piafa sobre los amores muertos.

28
JORGE MANRIQUE EN LA TABERNA DEL IRLANDÉS
«No acortes el camino inútilmente.
No tengas prisa. Espera».
José Bergamín

Anoche, absorto, no encontré la esquina de la vida, ni tu voz.
Abril cautivo, la salvia y la rosa sé que volverán a ser rojas,
y en las colinas de luces agazapadas, riberas del sueño,
volverá la zarza. Siempre vuelve cuando sobran ausencias.
Y daremos paso al vértigo del día explorando los silencios,
rompiendo la melodía, el indefinido registro del retorno.
Sé que nunca te aposentaste en el envés del camino de la huida,
que fue el vaivén, y sé que con la entrega vencieron los cobardes,
que adecentaste tu tristeza y la metálica sonrisa de la luna.
Muchos hicimos del corazón un giratorio sin picaportes.
Eran noches que rastrillaban las sorpresas encogidas y las palabras
establecían rejas, proponían cruces, oscilaban mares, denunciaban
cielos, quemaban puentes. Tenaces, tuvimos que congelar llamas,
enmudecer olas, apagar estrellas, intentar vivir en el caos
sin ser destruidos. Tal vez deberíamos saber del alboroto
de la niñez perdida, y atemperar el paso con la meta que huye.
Horizontes neonatos y perdidos. Y su mano que,
sobre nuestros hombros, levanta alivios y añade libertad.

29
LA VUELTA DE NAZIM HIKMET
«Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran...»
Cesar Vallejo

Solo fue un instante, pero rozamos lo absoluto;
la palabra nos daba el nombre de cada cosa
y fuimos el sujeto del universo, el inicio
del ausente, la sangre del poseído.
Se volatizó lo estable, nacieron millones
de aristas y apenas pudimos doblar la angustia,
construir un mundo, pegados al polvo
como la grama y confabulados.
Desnudos miramos, frescos y cautivos,
el limpio olvido y con los restos
de nuestra vida, volvimos a empezar.
Algunos tenían la llave del odre de los vientos,
las señales de las sombras para llegar
a la puerta y liberar el susurro.
La conjura del verbo codificó
el símbolo de la mentira
y postulamos el aplauso
que ocultaba la indiferencia.
Emergió el verso que oculta el llanto
y apenas muestra el propósito.
Cuántas barandas hubo que cubrir con abalorios
para negar los muertos, dormir al centinela
y trascender la soledad que,
a contramano, destacaba la semilla.
Construimos significados, iniciamos
la transacción y no hubo nada que compartir.
Un nuevo siglo amanecía.
De nuevo los tenderos de dios
iniciaron la perversión y pasamos
de ser una sorpresa a ser una premisa.
La sombra de la impotencia fue un hallazgo
inédito y no bastó romper la cadena,
tuvieron que separar los eslabones.
Ahora se planea sobre lo evidente
y muere la inocencia.
Cerca de ti tuvimos miedo
y al alejarnos angustia;
aún así, éramos una multitud
que pretendía ser un pueblo.
Situamos la libertad en el límite de lo posible
y aprendimos que siempre habrá motivos
para sugerir una verdad amable y mentir.
30
QUÉ VERDE ERA MI VALLE, BUKOWSKI
«Todos los pequeños dioses han comenzado a llorar,
pero di adiós ahora y sal al mar».
Wystan H. Auden

En aquel valle hubo sangre y tierra,
raíces, viento, y ningún blasón.
Antes de que el bien y el mal
fuesen anarquías auxiliares,
mucho antes de que, atemorizados,
huyéramos del naufragio
intentando acoplar nuestro paso al del universo,
antes, murieron la esperanza, la ternura
y apenas pudimos negociar la rabia.
¿Cómo aceptar, pues, que tu mirada
perturba mi revuelta,
que las palabras son las cosas
y tú el espacio donde moran?.
Ahogaste la rabia y copulaste
con la mentira y el amor,
conseguiste pétalos obscenos,
como cualquier milagro,
anillando la frescura
y el pronóstico que nos acorrala.
Qué más da que el tiempo, detenido,
descanse sobre tu frente,
que perdure la muchacha prieta
de desafíos y luces en la frente,
violada por la luz de Modigliani,
como un motín de golpes,
afanes, trompetas y lunas.
La lluvia fina, las aldabas suaves,
los bordes de cristal y tu gospel
fueron constelaciones decadentes
que, todavía hoy, titubean
sobre la hechura triste de la trinidad y el aire solano.
Aún así, el candil de tu inocencia es un collage,
un estandarte que baila.
De un mismo origen divino, un día,
nos sumaremos con la roca, el agua y el aire,
hasta conseguir que lo justo devenga
en necesario, como los dioses y los recuerdos.

31
EL DISCÍPULO AMADO
«Honremos a las edades en sus caídas sucesivas
y al tiempo en su voracidad.»
Victor Segalen

Así en tu risa como en tus besos
amanecimos en el cruce de los vientos
con el dolor de tus días
y la bondad de tus manos.
Tejimos un largo sendero hasta la sombra,
pero también a la luz, y crecimos,
coqueteando con el abismo,
de la mano de la disolución de la nube.
Así fue que hoy rielan por el horizonte
anónimas asesinas navajas opacas;
algunas, de los que volvieron a las cavernas,
otras, de los que ciegos huyeron para encontrar
el breve espacio común, los deseos anónimos,
la sorda música macerada por Smetana,
la extraordinaria fertilidad del margen
y, de nuevo, rodando los canguilones de la noria,
como el rumor de los versos del vecindario.
Tantas vidas fluían al margen,
huyendo del ayer, que tus caricias
ya nunca más fueron despojos,
ni turbaciones del desencuentro.
Piel maullada y testimonial, sí.
Y nos restan los ardores
coronados del camino y el trasiego.
Todavía se mantiene el misterio
de por qué tan poca tregua dieron
que hasta la oscuridad nos negaron.
Minúsculas revueltas nos tutelan,
y nunca supieron ver en el centro de la inquietud
la desazón de la tormenta.
Tú, hijo de la mar, tuviste que asumir
la duda y osaste abordar, desde la niebla,
embarcar cada noche sin esperanza,
dormir cada día sin el brío de los excesos.

32
LOS RIBETES SEFARDITAS DE CANDELARIA
«No es que la noche sea más larga porque se haya ido,
es que mis ojos, al llegar la mañana, no ven su luz».
Ben Sahl

Nada sé de ti, pero tu luz me salva, cómplice.
La noria estéril, complicada y tan diminuta
que me acompañó en la severa adolescencia,
único florecimiento, se me desborda
inundando la tarde, explorando los silencios.
Aún recuerdo tus largas y asombradas miradas
perdidas en la medina que nos abrió la luna.
Cuántos largos plenilunios, dominios y desapegos,
vivimos con la pasión que nació sin pauta,
como la mirada fresca y vacía de memoria.
Fue a conciencia perdida, sin casi tregua.
No podíamos entender que un beso soñado
siempre es único, volátil, como cualquier sonrisa.
Iconoclastas con nuestras raíces, ambos vivimos
romances sefarditas, ritmos sufíes, dulces gallardas.
Quizá fuimos amantes sobre el sembrado.
Aquella tarde nos cubrimos de celestes cristales
y el rocío simuló un devaneo de tus mejillas,
hasta que un alud de pasado quiso sepultar el futuro
y a cada placer le nacía un vicio sicario.
Ya sabes, marinerita, navegar es descubrir
que amor y odio, un día, se unirán en el abismo
olvidando el heroico comportamiento del orgasmo.
Dormidos sobre el olvido pegado a los muros,
arrullados por las sátiras de Joao Pinto,
¿cómo saber si las muchachas traían la primavera
o fue ésta quien trajo sus aires y sus danzas?
El reguero de luces que, todavía hoy,
reverbera en el salitre, nunca fue una revuelta,
tan solo un estallido. El paroxismo de la soledad.

33
LA ASUNCIÓN DE LA PATRIA POTESTAS
«Ir alegre al encuentro
de la meta que no existe»
Max Aub

Como un lecho virgen, fuimos tímidos
y esparcíamos la noche,
alargábamos el tiempo
esperando un instante de belleza.
Recuerdo que un día titubeamos,
peregrinos de la ternura,
frente a un beso errático.
Éramos ocupas del impúdico amor.
Vimos la dádiva de una sonrisa
como la hierba fresca silente,
fugaz como los confusos lindes
del malévolo arrebato.
Nunca supimos hacer el recuento
de los secretos y los miedos
y aprendimos a ocultar
aquello de lo que hablábamos.
Nos quedamos desnudos frente el poder
y se agrandó el silencio,
liberando las fútiles certidumbres
hasta instalarnos, vecindad incierta,
en el límite del escándalo y la contradicción.
Apenas con rabia.
Sin casi luz para el perdón,
frente al desespero de lo insólito,
irreverentes, que no rebeldes,
trastocamos la línea del tiempo,
las vetustas combinaciones
y supimos que Luzbel había muerto.
Ignoramos la verdad y guardamos nuestro futuro
en el Arca de la Alianza.

34
BUSCANDO LA SINESTESIA DE BAUDELAIRE
«...bajaba al triste reino de la oscura gente
y la mujer perdida recobraba».
Gracilaso de la Vega

Aquella noche fuimos despiertos, deslumbrados.
En un ritual de lujuria, vencidos por el naufragio
tus suspiros, resueltos los silencios del río,
victoriosa a mi pesar, reposaste tus cabellos
sobre mi pecho y tu boca buscó mis atributos
erguidos, que penetraron hasta donde nace
la sensualidad de tu voz. El viejo recuerdo
de la piel. Toda tú brillabas de deseo,
haciéndome olvidar que estaba en custodia,
encadenado y disperso en tus múltiples labios.
Allí en Montparnasse te encontraba, te perdías,
me entregaba, nos disolvíamos, te me dabas.
Truncada insistencia en busca del eslabón.
Pero nada era lo que vimos. Nunca lo fue.
Perdura el peligro de que las nuevas brisas
del otoño nos borren, sin llegar a saber
cual es el origen de los espejos, su luz,
y los memorables enigmas de tu palabra.
Nos fugamos del presente y te perdiste.
Solo quedan plegarias, deseos y alaridos
y el convencimiento de que fuiste el origen
de una imagen perdida de propósitos inolvidables.
De vuelta del encuentro con Baudelaire, nos miramos,
ordenamos las conexiones, los principios y los fines,
y preñado de añoranza, me ganaste.

35
BANDERAS SOBRE EL POLVO.
«Por el lado del cielo levantó las nuevas almenas
y sobre la losa del altar sacrificó el cuerpo».
Odiseas Elytis

Somos el principio, el ángel negro de tantas cosas
como inevitable fruto de un tiempo. Asombrados vemos
desplazarse el horizonte, perderse los relieves en las alas
de la oración nocturna. Sobornamos la trascendencia,
subvertimos el equilibrio, desahuciamos la paz de los cuerpos
y del refugio y abordamos el descuido necesario para caminar,
lúcidos y transparentes, como el dolor de una lágrima.
Por una noche al menos, entre náufragos y vértigos,
seremos la senda que conduce al principio del universo,
el deseo calcinado por el reflejo solar del espejo de tus ojos,
el final de la senda que nos descubre que la roca,
el agua y tus pechos, tienen un origen común.

36
LA REVELACIÓN QUE ENVOLVIÓ A ULISES
«Hazme, te pido, el corazón tan fuerte
que a tus designios mi querer se ajuste».
Ausias March

Mientras dormíamos sobre el sueño inalcanzable,
raudos y atomizados pasaron los días,
los herméticos cambios que nos perdían.
Tal vez resbalamos, precipitados por las estaciones,
olvidando la balada prudente del extremo rock.
Y te vas. Como el futuro que ayer creamos, te vas,
buscando un golpe de suerte, un puntal para la vida.
El beso de bronce, quizá. Sí, alguien debería advertirte,
que volveremos a vernos donde la calle se pierde.
Muchos besos nos robaron, pero uno solo más
y aceptaré que ninguna tumba es estéril,
que nunca nadie desaparece. Oh las escolleras de tu pubis,
los delirios que nos hacen universales, desnudos, limpios.
Todavía mantengo notas sobre ti, de tus escondites,
y las riego a diario, mientras releo a Kerouac,
y me acechan un corazón ciego, por viejo,
una mirada perdida y un caminar turbio.

37
EL DERROTADO CANTO DE LA PRIMAVERA
«En tus ojos mis dedos de mimbre mis pálidas manos
contemplan los peces más tristes del mundo».
Jean Genet

Anochece y sigo sobre tus muslos. Ambos fuimos presente.
El sol que se apaga no volverá, será otra luz ajena.
Solo queda el temblor de tu mano, la imaginería del amor,
el súbito espacio que suave duerme, disipado y de rodillas.
Apenas armamos un leve ideario y en desorden los recuerdos huyen
hacia la equívoca luz de la historia, y si vuelven, ciegos y fríos.
Celoso del regazo y la lejanía, nacido del interminable canon,
del vibrante gesto de tus labios, encuentro tus anónimos deseos,
tus cálidas ideas huérfanas, el vuelo leve de tus pies descalzos
y las llaves del gesto. ¿Cómo hacer para encontrar tu camino
y desterrar la angustia de la lágrima, la sal de tu piel ocre,
la levedad del agnóstico salmo que perplejo se insinúa,
llora y busca el río, el agua que huye? Cuánto tiempo perdido
exaltando el aroma de los vértices de amor, anhelando
la libertad y el alivio, más allá de los límites del cerco
de la venganza, hasta ver huir a las tinieblas. Desasidos
quedamos, con la luz descompuesta. En precario, el horizonte
y las manos abiertas, itinerantes sobre tu piel, ciegos.

38
LAS ONDAS CUÁNTICAS DEL AMOR
«¡Deberíamos poder acostarnos uno dentro del otro,
como los pistilos entre los estambres!
Rainer M. Rilke

Preparada para el amor, tuviste
que adormecer la guerra, en aquel
combate para sobrevivir.
Sorprendida en tus vírgenes encantos,
ahora, el cuerpo a cuerpo te galopa
y la sonrisa del jinete te asusta.
Temerosa del pasado, recelas
confundir necesidades y amor.
No importa, eres fruto de la historia
de tu sangre y la dirección del viento.
Vives la epifanía de tu cuerpo
y das luz con el cristal de tu risa
a nuestro alegato de las primicias,
al paroxismo de la soledad,
al suave descaro de tus rodillas
y a la obscenidad del sufrimiento.
Perdimos el pasado, sí, pero guardamos la rabia.
Hosannas caídos, flores, escenarios,
y un anillo que gira perdido en alta mar.

39
LA ORFANDAD DE LA VERÓNICA
«La automatización devora los objetos,
los hábitos, los muebles, la mujer y el miedo a la guerra».
Víktor B. Shklovski

Fue un tiempo febril, hoy proscrito y fugaz.
Ignorados y emergentes ganamos la pena
y desabrochamos la noche. Abrimos el mar.
Pudimos desnudarnos en dirección opuesta.
Algunos se abrazaron a tientas. Tú y yo no.
Como una difusa primavera anticipada
llegaste, tomaste posesión de mis centros
cordiales, marcaste el ritmo con una mirada
y la premura y el oleaje de mis ansias y su savia.
Te deslizaste sutil por mis alrededores
suave y fácil como un minueto barroco.
No hubo batalla, ni tan solo tiempo de pacto.
Sencillamente me tomaste. Desde entonces
tu mirada me desnuda, tu piel me germina.
Cerrada la vuelta, vigilo tus deseos, vuelo,
halcón rehén de tus pasos y sus orígenes.
Observo el parto de tus avatares, la duda
que dormida entre la hierba, pugna con la nieve,
la necesidad de tus designios de verónica.
Son los compromisos de tus días y mis noches,
tus reclamos, mis lentas destrezas, licencia
para lamerte los acompasados secretos
como las olas la arena y el viento al árbol.
Apenas nos importa cuándo ni cómo llegar,
y nos mantiene en pie la finta diaria. La luz.
Y así fue. Tomamos posesión del territorio,
un día verde, otro rojo, camino o senda
o cometa, pero siempre directo a tus muslos,
huyendo del vinagre y de la ceniza calva,
sacando nuestras heridas a tomar el sol.
Por si un nuevo flujo nos reclamara,
porque jamás ninguna tumba es estéril
y nunca nadie desaparecerá al morir.

40
LA APORÍA DE ZENÓN Y EL LLANTO DE PENÉLOPE
«Todo deseo verdadero esta desnudo
y con las manos vacías».
Harry Martinson

Amarilleaban los verdes –¿sería el otoño?–
y el laúd se cansó de acompañar cánticos
perdiéndose entre desnudas danzas.
Huyeron los vientos. Fueron noches largas
que se clausuraron a trallazos de luz.
El azar, rebelde, escogió nombres, gestos,
nosotros la rabia, la vergüenza y el llanto;
algunos, los más, la mirada perdida.
Pocos conocían que cualquier futuro necesita
saber contra quien madura, de quien huye.
Únicamente tu tiempo fluye en el círculo infinito.
Por entonces fue que establecimos reservas
y un atardecer nos procuramos alivios,
o tal vez deberíamos llamarles amor. No sé.
En cualquier caso, nubes preñadas de peces rojos
cerraban y abrían la luz, dormían la sombra,
volaban sobre un horizonte inestable y el mañana
se hizo invisible, como el mejor enemigo.
¿Sabes...?, en vano intento ahora recordar tus besos,
tan solo, si duermo, sé del sabor de los míos.
Qué pena mujer, y cuanta soledad nos queda por vivir.
Todavía crece y deambula por tus sueños,
el sol que se dormía en tus ojos, y al descuido
se traga el espacio y el dolor queda huérfano.
Solo los días nos sirven, aunque apenas son una señal,
como el paño sangrado de tu primera vez.

41
LA DISPERSIÓN DEL ÁNIMA MUNDI
«Amigos que no nos hemos saludado ni una vez siquiera,
sin embargo podríamos morir por el mismo pan...»
Nazim Hikmet

Amanece. Nada nuevo que registrar, apenas
esbozos que relucen desde donde miramos,
desvinculados, a nuestro pesar, de su sonrisa.
Una endiablada velocidad de tiempo construida,
amenaza la desazón del continuo y desmesurado
cambio, de la lúcida mirada que llega al fondo
vacío, a la ruptura febril de aquella comunión
mística. Y a contrapié, un instante, nos sabemos
autores impersonales, amanuenses del supuesto,
necesarios como la presa al lobo. Huyendo de dios,
derramados y seducidos, temerosos de que un día
el amor nos rapte, nos gane con el sol y se pierda
con la noche, buscamos, inconscientes, la suma
de horizontes hasta que, debilitado el entorno,
se abre el hueco por donde el beso de la diosa negra,
nacida del verbo, mestiza el tatuaje y el torbellino
del tambor del Gólgota, intentando salir de la vida,
buscando la orilla del suicidio. Para cuando llegue
ese tiempo, venid tal cual, recogeros súbitos
y sin cadenas, desnudos y sin raíces; de maitines.
Vientos, muslos, metales, cuerdas y orgasmos,
porque habremos apurado nuestros vasos
y temblarán los adversos, y torrentes de cálidos
colores siderales, desnudarán nuestra entropía.
Da igual cómo; seguiremos siendo los prójimos
más cercanos, esperando el beso improvisado que,
receloso, ascienda desde las rodillas a los vecindarios.
Probablemente, los rizos mojados, dormido Stravinsky
y Durero en el recuerdo, el sereno otoño de caídas
doradas calmarán las heridas, dormirán las raíces
la hechura triste de la trinidad y la codicia del fuego.
Y nos perderemos en el equilibrio del Ánima mundi.

42
ENGAGEZ VOUS, JEUNES CAMARADES
«Siempre con la esperanza de llegar al mar
sin pan ellos viajaban, sin bastones ni cántaros».
Stèphane Mallarmé
«Quien desea y no actúa engendra la plaga».
William Blake

Vivíamos envueltos por masas grises, uniformes,
indiferentes. Digan lo que digan, las momias de ahora,
nunca fuimos a Woodstoc. La cosecha esperaba
y las nubes, negras y preñadas, emergían del cieno.
Lo cierto es que los vivos estaban bien muertos
y os aseguro que París nunca valió una misa.
Dominique desapareció y nadie nos esperaba,
solo Brel y Ferré señalaron el caos solidario.
Hoy todo es lo mismo, pero nada es igual, tan solo
persiste la confusión de si se hunde aquel mundo
o tal vez es que aprendimos a querernos. Quien sabe...
Ahora tú tienes el mando sin norte y el deseo,
eres tantos como el alcance de tu empeño necesite
y la prospectiva descansa o vive en precario
Tú vives, como puedes, pero vives, my sweet lord.
Ambos sabemos que frente al desacuerdo
recreas un lecho feliz, mullido y sin aristas,
que desborda la última dimensión de la luz.
Reversible, quieres jugar con los cuerpos buscando
cobijo bajo el trabalenguas del silencio y la paz.
Y no despiertas, tan solo porque, ladrón de sueños,
tu muro es de pastel, y tu ángulo vacío y plano
como el deseo frustrante de la no correspondencia.
No, no es cierto que siempre nos quedará Paris
tampoco que no te disgregues, como materia que eres,
atado a la indolencia y al hastío de tu futuro pasado,
a tus rutinas y tus miserias. Obsesiones varadas.
Agüita de limón, amigo, y larga vida para llorar.
¿Qué tal si un día te asustas y cabalgas al monstruo?

43
PARADOJAS DEL INFINITO VACÍO
«Escribo, hermano mío de un tiempo venidero,
sobre cuanto estamos a punto de no ser,
sobre la fe sombría que nos lleva.»
José Ángel Valente

El recurso del canto torturado,
el cuerpo, ajeno por sobrevivido
en la indecible armonía acogida,
vuelve a ser silencio, imposible signo
extraño. Quisiste, con un abrazo,
vivir, desechada la pretensión,
más allá de donde todo amanece.
Fue imposible conocer de tu ausencia
sin aprender a rodearme, ajeno
y sin armonía, de los espacios
que nos promueven el golpe de luz,
como cuando se aleja tu mirada
sosegada y morena, recordándome
el hábito de múltiples amantes,
el sereno susurro de tus muslos.
A fin de cuentas, igual que las nubes
amantes y ajenas, hasta llegar
a la fatiga donde nace el equilibrio
y su luz abre nítidos colores,
eres solo lo que queda de vuelta.
Y así, qué pena saber que la noche,
ni las galaxias, ni la curva luz,
ni los campos santos, son infinitos.
¿Cómo y quién sabrá, pues, de nuestro amor?

44
TODAVÍA TE AMAMOS, PARA NO PERDERNOS
«dijo que había pasado media hora de la hora de los besos
y que era hora de besar otra vez...»
James Joyce

Y qué decir del vivido meandro, del poso
que se almacena en la memoria, del cordón
que te sobresalta, condecora y ahoga,
de aquellos que te amaron hasta saberte
humana, de tantos y tantos olvidos
que se nos disolvieron en largas noches...
Tal vez solo eran sombras, deseos migratorios
sin más norte que el tórrido sol testicular, tal vez.
Todavía es largo el silencio y su formato extraño
nos hace fecunda la espera, estéril la duda.
Envueltas en una fanfarria quedan las llamadas
a la gloria que nos convocaron, sin nombre y opacos,
monteros como fuimos, huérfanos de dios. Inquieta
y sin norte, te alejas o vuelves, como la ola
en pleamar, serena en la superficie.
La lluvia pascual, de fragancia incierta,
abraza las orillas morenas del continente azul.
Náufragos, abrazamos la nostalgia,
adosados a la claridad del sur. Vivimos.
Nos llenamos de sombras y roces borrosos,
de ágiles horizontes rápidamente desiertos,
de largos susurros de cansados guiños,
como la vieja espuma que ciñe la nave,
como la resina olorosa que recorta, expectante,
la cacería de la hiedra, el reposado rayo del sol,
como una pasión desvencijada resuelta a morir de vieja.

45
DESDE RUSSAFA AL ALBAICÍN
«con un golpe elegante y feroz
lo echaron a la calle, para que se hiciese hombre»
Vladimir Maiacovski

Descubrimos tantas cosas, transitando hacia
el sur en aquellos días rodeados de verdes,
de azulones mutilados, de pasiones ciegas,
cuando no de torvas miradas de viejos halcones...
Hoy el recuerdo vive impregnado de placidez
y aún de gratitud. Fueron largas noches de pulso
acelerado y suspendidas risas. Sin miedo,
caminamos del rojo al amarillo, del verde
a la esperanza vacía. Pretendíamos vivir.
No hubo que bajar banderas, las mató el tiempo.
De nuevo nos descubrimos, mutilados,
sorprendidos y hasta con blasfemias, los sueños
balbucientes, el corazón tenso y aquel perdido
deseo milenario. Nostalgia que tejió
un sendero hasta la sombra, pero también
hacia ti. Renegamos del pasado, y proscritos,
dispersos, las caricias derrotadas y sin sangre,
temerosos de la burla y rotos ya los moldes,
obligados a compartir aquel mundo extraño,
pudimos navegar. Sí... pero desde el vacío.
Fue suficiente para descubrirme que un tercio
de mi vida pasa por tu cintura. Y nacimos.
Oficiamos la ceremonia del héroe, mientras
tanto un aluvión de cuchillos rasgaban, huérfanos,
el horizonte, y aquellas decrépitas verdades
que reventaban sobre los prados. Asombrados
los viejos y la luna se cubrieron con la escarcha.
Eran tiempos de avance... también de huida,
y el canto desnudó tu mirada nazarí,
las perdidas almenas de Medinat al-Zahra
y la irreductible esperanza de un mundo nuevo.

46
PANGE LINGUA GLORIOSI
«Y era tu espíritu el más débil
pues tu apetencia de vida era la mas intensa»
Francisco Brines

Era un rosario pastel de miradas,
de manos blancas, de ocultos deseos,
de litúrgicos besos, de dormidos
muslos, de hostias y de ritmos lentos,
de primerizos amores. Te deum.
Voces beneficiadas envolvían
la liturgia abovedada, visiones
celestes y deteriorados enigmas.
Niñas núbiles de voces nacidas
del violeta y rojo, de aquellas largas
notas prendidas a las vidrieras
mientras que el largo de Iron Butterfly
se perdía como un silencio amanecido
hijo del agua que vuela, sin padre.
Canon perdido y danzas de mozárabes
peregrinos, cantigas y zejeles.
Abadesas de pretendidas vírgenes,
rondas de vida y novicias de espléndidos
hímenes polifónicos. Dolores del gozo.
Maitines, motetes y los lejanos
albores policromos que a diario
se recogían en el adusto ábside
donde guardamos los deseos romos.
Capitel que nos sostiene, sin dios.
Tan solo contrafuerte frente al tiempo
y a la paz cisterciense de Las Huelgas.

47
INFORME SOBRE EL ESTADO DE SITUACIÓN
«Tierra donde arranqué a vivir, quiero salvarme
antes de que el mar me arranque de raíz».
Blas de Otero

Como un amante investido de luz y futuro,
que balancease la mirada sobre el revés de tus manos,
atento solo al hemisferio donde te aposentas, así,
ahíto de romero, melisa y salvia, casi roto,
como el crepuscular murmullo que acompaña
los labios que sobre tu piel se deslizan,
así, tú que tanto lloraste por el placer del dolor,
o tal vez evanescente luz entre niebla azulada,
así, digo, mujer de propinas y mancebías,
quedo, sin vela ni faro. Extasiado y permeable.
Desplazado del olvido, desertor del suicidio,
tenaz como el amor que marcha y vuelve,
desnudo y sorprendido como la luz que oculta
tu larga y desconcertante caricia, así devienes,
breve como tu indicación breve y adolescente
reflejo fugaz de espejo, tangible a distancia
y provocativo, como sonrisa, como lecho del mar
donde se quiebra la voz absorbente y sin bordes.
Así, como cuando se aposenta tu ausencia
llenando las horas, los montes, el lecho del río,
la inundación del canto, como perverso anticipo
del espacio sin principio ni fin que nos espera,
sin apenas retazos de un dios, así te quiero.
Ya ves, todavía nos queda un sorbo de manzanilla,
un bolero polifónico anotado en tus recuerdos
y un corazón perdido, de tan ancho. Aleluya, pues.

48
LOS LETARGOS DE LAS DOCE TRIBUS
«la posición que puede y debe ocupar todo individuo para ser el sujeto».
Michel Foucault

Hay ocasiones en que parecemos diversos,
otros, pero idénticos, nunca el doble
de nosotros mismos. ¿Cómo mirarnos?
Pobre intento de dar un perfil fácil.
Nacemos y navegamos sujetos por los mitos
de la tribu, del clan, buscando nuestro secreto,
sin orillas, montando un triste tiovivo,
descansando apenas sobre un fragmento
de tiempo informe, buscando un límite,
Así, desnuda y cubierta, llegaste,
sin fronteras, inmensa y sin perspectivas.
Ni una pilastra, ni un frontispicio donde anclar
la mirada. Noche y día solo eran escenarios
para tus ojos, lo demás, galaxias, esferas
cóncavas, imágenes equívocas perdidas
en la plenitud del páramo disperso.
Fuimos desubicados en la pirámide del tiempo,
perdimos el pulso, diluimos la correspondencia,
el común beso pretendiente devino particular
y confundimos la arbitrariedad del deseo
con el artificio de ser uno más y sumergirse.
Sin pretenderlo, la historia fue más que el álamo
solitario, que la palabra cercana. Mientras,
la vida fue sucediendo, sin saber qué se nos moría,
ni hacia dónde renacíamos. Resultamos aturdidos,
suavemente de nuevo relegados, en espera de destino,
mientras una pavana gallarda nos mantiene vivos,
o el pudor y el recato. Lo dicho durante el beso:
somos un tenue desplazamiento del vacío a la nada.

49
MONDRIAN Y LAS EXTRAÑAS DISTANCIAS
«...Que en ella se oscurecen los amores lejanos».
P. Neruda

Ayer, cuando te reconocí,
cuántos momentos felices volvieron.
Como siempre, besé tus mejillas tersas, morenas.
Fugazmente volvieron a sonar, confundidos,
el blues y el beso que presidieron la ceremonia.
Sin embargo, tu mirada era distinta,
tu voz diferente, tu sonrisa lejana
y tus manos, que tanto amé, estaban frías.
Por la noche, cerré los ojos, me miré
y comprendí que ambos manteníamos
tan solo las formas de aquellos que un día
vivieron un mismo mundo, recibieron una única luz.
¡Qué extraños somos a veces, amiga!

50
LOS REBELDES PLACERES Y EL DOLOR HUMILLADO
«¡Qué hermosa tú, libre y en pié!»
P. Salinas

Pasado mañana, cuando averigüemos
qué pretendíamos y entendamos la condena
a ser depredadores y sonreír; cuando
encontremos los adecuados gestos, las ambiguas
palabras para mentir, sonrisas para cubrir
las vergüenzas; cuando sepamos esquivar
la luz que nos asedia y agobia; cuando
desconfiemos del libre albedrío, de la libertad
que tan mal administramos; cuando estalle,
como una estampida de llantos sordos, el sarcasmo
ávido que, cuidadosos cultivamos, indiferentes,
neutrales; cuando, un día, indolentes al rumor
del amor, atribulados, sin apenas resortes, con sigilo,
aparezcan ensamblados nuestros días y las noches,
es un decir, entonces, ¿cómo aceptar, que, otra vez,
vuestra mirada modificará lo que de mí quede?.

51
EL RECELO DEL HALCÓN Y LA DONCELLA
«Vete ya de estas tierras, todavía
puedes hacerlo, aun no ha llegado el tiempo de odiar».
Carlos Sahagún

La negación última a morir lo cobija en la frente,
le ensombrece el futuro, apaga el recuerdo
y resalta, tanto como amanece, las aristas.
Sutil, de largos sentimientos toscos,
descubre el desliz de la sonrisa amable,
intuye lo que el gesto enamorado esconde,
desdeña el valor del tiempo. Y permanece.
Nunca pierde el ritmo y resuelve sordo. Ácido,
se condena a extinguirse sin apreciar la repulsa.
De reojo, desprecia cuanto de nuevo nace.
Sus quejas susurran y huyen a caballo de sus ansias.
Sabe que en un principio fue el orden y podemos,
con un solo beso, originar el éxodo y el caos,
disolver los sueños, fondear tus muslos.
Qué tropel más desmedido de asedios,
soslayando el sosiego, la caricia diminuta,
el requiebro del antojo improvisado,
y la delación del aviso confundido.
O el ritmo sensual de tus limpias caderas,
la embriaguez de tus nalgas entornadas,
la impudicia cimera de tus pezones
y sobrevivir en libertad con tu recuerdo.

52
LA VERDAD OCULTA
«quiero buscar tu llanto, con mis caricias
quiero encontrar tu debilidad»
Maria Wine

Qué claras maravillas
fuimos, desnudos, rebeldes, amantes
siempre, apenas prójimos
y sin embargo me hablas, me piensas,
me susurras, me besas, me desnudas,
y aun así te amo.
Ambos conocimos
el lento devenir que cambia todo,
la corta raíz del beso hallado,
los inquietos placeres
arbitrarios que van, uno tras otro,
ciegos y desesperados, en busca
de la caricia dormida ayer noche.
Pero en el tránsito nos perdimos,
soñábamos, tal vez
abrazados y solos como cuando
necesito pensar en ti y callo.
La tentación del silencio fingido
y esa mirada perdida allá donde
no estuve ni llegaré de tu mano.
Es la señal, lo sé. Qué lejos somos,
aunque me rozan tus largos cabellos.
Incapaz de otra derrota, mañana
me enamorarás de nuevo. Relájate.
todo es igual y diferente. Nada
quedará. Es nuestra verdad oculta.

53
EL GENIO DE LA UMBRÍA QUE CUBRE EL AGUA FRESCA
«...lo que iba a ser una elevación momentánea de la prosa
se ha convertido en el programa».
Witold Gombrowicz

Después de las siete plagas, durante
el largo tiempo del éxodo, muchos
de los que hoy duermen o sobreviven,
supieron del patriarca, del vértigo
y de las insistentes tentativas.
Lejano el Jordán, cansado el bautista,
la duda y el sarcasmo olvidaron.
Cayeron las torres de Jericó,
y nació el espejismo de la paz,
la húmeda nostalgia del rocío.
Amaneció el cubre que nos descubre,
el recuento banal de nuestros días
y el ávido tedio empezó a zozobrar.
Ahora los recuerdos duermen mudos.
De nuevo, los llantos en estampida,
la madeja abandonada y el vacío
se ciegan de sinsabores. Y esperas.

54
DESDE TARAUDANT A LA ALMUNIA
«conocer es un acto que transforma aquello que conoces.»
Octavio Paz

Llegó el invierno y me encontró
ausente. Navegaba desde el miedo
hacia la esperanza. Tomé descanso,
adopté un seudónimo y en el ámbito
donde tu corazón renace, reposan
tus silencios y te cubre la sábana
escarlata. Ojala el mito volviera
al confín de tus cabellos, al conflicto
irremediable y a compartir el amor
a la vida. Fáciles videntes del pasado
no supimos de besos regalados,
noches gratuitas o amores furtivos.
En el umbral de tus manos espero
a los pacientes geranios que, a tientas,
devienen crueles y enamorados.
Como quieras que busques la aventura,
en mis ojos, tatuada, permaneces.

55
EL OASIS DEL TRÁNSITO
«Todas la ilusiones se apresuraban a mi encuentro
y una ardilla vino a aplicar su blanco vientre sobre mi corazón».
André Bretón

Pasó algún tiempo, hasta saber de ti.
Tuve que cegar caminos de la mano
del beso, de la caricia, navegar largas
horas por tus ojos, comulgar tus éxtasis,
rondar tu liturgia, perderme en el laberinto
de tu piel, encontrar las claves de tus registros.
Sí, mucho tiempo para saber lo improbable,
los infinitos caminos que abres y cierras,
la levedad del no, la premura del sí.
Desearte fue amarte sin conocerte,
amarte ahora es desearte alcanzándote,
saber que un día fuiste más que inicio,
que sin dios aun exaltas y devienes mujer libre,
desnuda y sin fondo, pegada a lo cercano,
definida por el vacío que tu ausencia deja
por perder el impacto de tus señales,
como si todavía hoy volase el contrafuerte
que trenza donde tú terminas y empiezas.
Como si ambos fuésemos un espejismo,
un desierto infinito. Queda el misterio
de cómo llegamos al oasis que habitamos
y que sabemos eterno, inmemorial.

56
LIVIANAS NOCHES BLANCAS
«Sí, sí: tengo su misma cara: que no expresa nada
sino una voluntad media...»
Pier P. Pasolini

Sucedieron noches blancas y días grises,
sendas sin norma, flores que nacían marchitas.
Vivir era confundirse con el paisaje
agotados por exceso de tantas renuncias.
Y llegaste. Tus ojos despejaron las sombras
y embargos, abrieron horizontes, abrieron
el odio. Todos fuimos vírgenes. Ebrio de luz
de sol me ataste a la rosa de los vientos
y tu voz me provocó orgasmos y vértigo,
como un dios en el principio del universo
Hoy, anticipando ausencias, rezando olvidos
y soledades queda la liviandad del beso.
Y si besas amanecen blues en el recinto
que guarda amuletos de la vida y magnolias.
Aún así, cuando sonríes quiebras la noche,
sale la luna, das respiro para perderme
en los aposentos de tus desnudas miradas.
Duermes y se suicida el canto, nace el vigía,
y el jazmín y las estrellas plácidas se desnudan.
Porque eres la frescura solana del vientre,
la alameda zaína, cómplice y tierna,
la turbación de la vida eterna. Y me llevas
por la senda añil, naranja, de la mano
de hosannas, azucenas y crisantemos rojos.
A tu sombra sigo, porque eres la despensa
que guarda futuros, sortilegios que anuncian paz.
El cántaro donde duerme y germina la luz.

57
UN POLVO AMARILLO EN LO ALTO DE TUS SUEÑOS
«...pero un día, un nuevo barco está esperando allí».
Malcolm Lowry

Sobre tu pecho se acoplaba tanta historia
como en la triste superficie plana
de los nazarenos ojos perdidos de mi gente,
temerosos siempre de los días uniformes,
acosados por el silencio y la duda de la plaza
dormida y la cruz. Siempre esperando el revuelo
de las aguas mansas, en cada esquina un alivio
y una esperanza cada tarde. Confuso el pánico
dormía sus garras y una tibia luz asomaba
en la frontera por donde huía la noche.
Ahora miro el valle que te cubrió de anillos,
que acunó tus nalgas de curvas distancias,
que enhebró la lozanía que aún hoy vigilas.
Por tu nuevo aire distraído sé que todo pasó
como la extraña sonrisa que nos reconoce.
Tarde, entendimos que el silencio no era calma,
tan solo un espejo donde te pierdes o encuentras,
nunca un mar abierto. Puntos de sombra quedan,
círculos de luz tenues que simulan besos,
que calientan tus sábanas, que organizan tu plato,
el uso de tu cuerpo y el abuso de tus recuerdos,
que quiebran la vigilia, y duermen los días,
como cuando ambos decidimos que no todos
los muertos fueron inocentes en sus sueños.

58
A LA DERIVA, SIN ANCLA Y ANHELANDO EL MALECÓN
«...vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos,
de aquella gloria boba: Sonreidme».
M. Hernández

Cuando el salitre se pega a tus pies
y el viento estría tus labios, cuando
procesamos una rosa, un paisaje
y el cristal, penetran la condición
de presente, aparece y nace la vida
como reclamo, soledades y preguntas
recortan, sacuden la ciudad, olfatean
la presa, se desarman los días,
y se nos multiplican los caminos.
Las pasiones se sumergen, asumen,
nos asusta descubrir que los deseos,
autónomos y fieles, despiertan
a las caricias y encantos ocultos,
cubiertos los pronósticos arcángeles
y turban la superficie trazada
más allá de tus antojos y agrados.
Seguirán nuevos días, nuevos rumbos,
siempre a destiempo incorporados,
como la noche que llega inasible
después de un largo día vacío.
Ambos seducidos y a la deriva.

59
LAS OPCIONES DEL RECUERDO, MAIAKOVSKI
«Mucho antes de que cayéramos en batallas sin objeto
tras cruzar las ciudades que aún quedaban en pie
eran ya nuestras mujeres
viudas, y huérfanos nuestros hijos».
Bertolt Brecht

Los días que perdimos hay noches
que toman rumbo, revuelven
la memoria y se ahogan, de tantos
pendientes como diluvian.
Tuvo su tiempo el pasado, sin duda,
hubo besos, ritos y cerrojos,
lágrimas, un collage sin límites,
sin volumen ni contexto.
Aún hoy suenan cánticos
que invitan a dormir sobre la penumbra,
y nos acusan de adolescentes,
desde nuestra turbación en la tarde.
Nada que ver con la zozobra estéril,
adorno invernal de la zozobra,
y su largo desaliento. Pero algunos
días se nos saturaban los paisajes,
y los amores, que los hubo,
se mecían en la duda y surgía
un débil renuncio a vivir.

60
EL ROMPEOLAS DEL ARRABAL
«La lluvia de la noche les apagaba el fuego
y alrededor rugían las fieras».
Ernesto Cardenal

Lo único cierto es que, un día, como al bies de nuestra
historia, me iré sin rumbo, supongo, hacia la nada, o puede
que me pierda en ti. En cualquier caso, impregnado del olor
del arrabal, del olvido quebrado, del insensible repliegue
de la magia, estremecido por tu belleza. Será difícil olvidar
el adverso azar, tanto tiempo rondando tu estancia, los juegos
de las niñas, el rubor de sus pechos, sus blancas enaguas.
Los abriles eran caminos que nos llevaban a las orillas del desván,
invitándonos al solaz de la mesa. Tal vez todo fue un espejismo.
Empujaba el horizonte incierto, achatando la noche, impotentes
frente a nuestro éxtasis, escribiendo tu nombre sobre el lomo
de la fina lluvia. Fue la última correría. Pero, qué más da,
tú sabes que volveré obstinado, estremecido como el bufo
carnaval pinturero, con la plácida penumbra, o con el canon
temperado de la liturgia cuaresmal y oficiaré la ceremonia.
De frente, admiraré tu temor a la pertenencia, tus vírgenes
muslos desvanecidos en los ribazos de la vida,
de abatidos versos y estiadas bambalinas y cielos.
Pero si no hay retorno, si nunca lo hubo en nuestro universo
curvo e infinito, será en la galaxia donde nos espera
el vaivén de tu sonrisa, eterna y franca. ¿Cómo hacer, pues,
para, insecto, piedra o flor, volver a encontrarte,
reconocer tu mirada, tu boca, tu espalda, danzar en tu lecho,
polvo o no, como cuando un día, resuelta la trinchera
desde la que decidimos vivir, fuimos uno?. Ahora
ya casi al borde, cuántos amores miran y nos observan
como nos vieron las verdes laderas, las ocres montañas,
y plácido y esquivo río. Ya ves, algunos todavía nos reclaman.
Son los que un día, lucharon desde la niebla y apenas
les queda el llanto, que anónimo, les observa, les espera.
Ojalá que me recuerdes como la manzana que húmeda
y fresca, al amanecer quiebra pletórica. Por lo demás,
ya sabes, planta cara y alisa tu falda hasta desvelar tus rodillas.

61
LA DUDA QUE CRISTALIZÓ EN EL SELF
«No voy a ninguna parte. Solo estoy en el camino».
Hermann Hesse

Hay días que nacen múltiples recuerdos.
Algunos apenas duelen, tan solo destilan
tristeza y sonrisas. Regresan con la brisa,
suaves, desnudos. Imprevistos algunos,
reconstruyen el pasado, nos lo descubren,
y se detienen, temerosos, frente al futuro,
expuestos a lo insólito. Vuelven tantos,
en tropel, como nombres usamos y me dan
detalles de las noches que ganamos y perdimos,
de la mirada ajena y vacía. Ahora, quién sabe
dónde dormís, en qué monte, o celda, o tumba,
tal vez en bancos de peces de muchachas desnudas,
o puede que, si los golpes del vivir no os doblaron,
anclasteis las caricias al pecho, al vientre dormido
y hasta puede que algún día un niño os acaricie.
Sí, hubo un tiempo y un amor perdidos. Eran
fugaces las miradas, los coágulos de humo, y puede
que algunos aún creáis que la luz nace a golpes
de dolor. Sí, amigo, vuelve la duda y rompe el empuje.
Tantas respuestas se desvanecieron y cuántas preguntas
siguen en pie, porque hubo tierra y sangre, águilas
y palomas, desarraigos y rebeldías. Sí, la esperanza
dio la vuelta, vimos su otra cara y nos señaló prójimos.

62
ESPARCIENDO NIEVE SOBRE EL FUTURO
“Somos testimonio de todos y ante todos de que la felicidad es posible.”
Jean Paul Sartre

...Pero si, no obstante saber que la tierra sigue rodando,
y el mar duerme, esperando que mi cuerpo lo acaricie...
Si aún sabiendo que el sol vendrá cuando lo necesite
o qué sé yo...( es un decir, claro...), digo, que si despierto
en mitad del plenilunio no me llegan las olas que surgen
desde tu talle y mis manos se pierden en busca de tus muslos..
o tal vez, si como dice mi gente, una mejilla no es un cielo
quizá, con el sol de cara, habrá llegado el tiempo de reconocer
que se nos viene el futuro envuelto entre sábanas blancas,
rosas rojas, de manera que, más allá de propinas y mocedades,
derramados y seducidos, con bandera blanca, habremos llegado.
Por cierto, nada extraordinario, si atendemos a lo que nos amamos.

63
ESPERANDO A GODOT
«La trascendencia es a la vez, lo que excede y lo que sustrae».
M.Heidegger

Como la menta borde
en el ribazo, humilde
y persistente, la nostalgia
del futuro, resiste las ataduras
y el desenlace, los encuentros
del camino hereje que
me inducen al expolio
y el beso tuyo de cada día,
el largo itinerario hacia
la noche. Tú me enseñaste
a ser paciente como el largo
murmullo de las olas,
y las tórridas tardes de miel,
alfalfa, aguamarina y luz.
Incrédulo, aún te amo.
Lejos, silba el tren que nunca llega.

64
LA CONJURADA COMPLICIDAD
«...al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra».
Miguel de Unamuno

Con el tiempo, las normas devoraron los frescos valores,
balbucientes e informes, la insistente veracidad de la muerte.
Hoy, aunque vacíos, quedan los fardos y nos impiden vivir,
levantar vuelo, nos obturan, nos niegan horizonte,
nos pegan a ras de suelo y, presuntamente, nos castran.
Códigos, solo códigos, cantigas de escarnio o maldecir,
envueltas en valores de celofán, repletos de íntimos deseos
perdidos de tanto exilio, como el llanto penitenciario.
Compartimos la ausencia, levitamos sobre el futuro,
y como el pájaro que amanece, esperamos la luz para cantar.

65
LOS ENCANTOS DEL CUL DE SAC
«El esfuerzo humano lleva braguero
y cicatrices de los combates».
Jacques Prevert

Ese permanente fluir, intermitente y desigual,
súbito asombro de saberte vuelo, maleficio
de impreciso origen, búsqueda sin fin huyendo
hacia el vacío, como los tersos pechos afanosos
de la núbil doncella. Ese velocísimo y persistente
andar hacia la nada, anárquico desván devorado
por la equívoca historia del orden sonámbulo,
de burbujas en declive, de retama y ortigas
en liturgias de olvidadas siemprevivas,
como el largo perdón que necesita la paz,
Humo, humo infinito y volátil que toma forma,
errático, hasta el suicidio, que sabe que no hay
señales, solo coincidencias en el amaneramiento,
casi como la vida transitoria de cualquier dios
que resiste, como el desvelado musgo en el estío.
Cierto; como el perfil singular de una sombra.

66
LA DIALÉCTICA DE ADESTES FIDELES
«De todas las palomas hubo una que se fue por el mundo.
Todavía sigue girando alrededor del sol».
Rafael Alberti

Como dos viejos lobos disputándose
el presente, el pasado y el futuro
se miraban, enfrentados y cómplices.
Largos acomodos de referencia
buscaban el contrapunto y quedaban
a la espera, de hinojos, derrotados
por la pena resultante de la mirada
apresurada. De muro en muro,
los breves silencios se hicieron
eternos y desesperaron perdidos
entre las noches halladas.
Repudiamos el amor neutro,
la imaginería del patrón,
los horizontes perdidos
y la bandera blanca, y a ti,
casi ni te conocimos,
pese a los mitos y los tributos.
Quién sabe, en qué recodo,
algo estalló vibrante y volvió,
consagrado y sin revuelta,
pero flexible y dispuesto.
Ahora, recoge tus deseos
y olvidemos la verdad,
cuéntame de tus experiencias...
Hablemos de lo nuestro.

67
LOS BUCLES DE TRISTÁN TZARA
«Triste historia de un cuerpo que existe
como existe un planeta, como existe la luna...»
Vicente Aleixandre

Como la sombra de la cuna
que persigue al sepulcro,
nos circunda tatuada, solícita,
la Lilith de cada cual, oculta y libre.
Eres el registro de la vida ciega y apátrida
del liberto, del amante mágico y exhausto.
Diosa sin edén, legado, celo ni fruto,
dueña del eterno inconsciente,
afán telúrico, luna de las mareas,
caricia astral, raíces y cóncavas pulsiones.
Eres como el árbol de las galaxias
y el ánfora de sus mitos.
De tu mano, abandonamos a Isaías
y escondimos, hastiados,
al demiurgo de la palabra,
el nombre que nada señala.
Somos el rezo innombrable, Lilith.
Guárdate, pues, de los dioses y
sedúcelos, boca arriba y explorando
la indecencia de morir.
Porque somos el granero donde reposa
la historia, entre astillas y flores,
atados al privilegio de dormir
sobre el recuento de las espigas,
bajo una bóveda de sal y murmullo
de la hierbabuena que perfuma
tus bucles y el pendón de Tzara.

68
EL SECUESTRO DE MINERVA
«Veremos los peatones con la muerta sonrisa
del que ha sido vencido, pero ni odia ni grita».
Cesare Pavese

Con el otoño recogeremos la mies
y el saldo de tu sexo,
la herramienta que acaricia, imperfecta,
que nos convierte en humanos.
Tu deseo sigue oculto,
preñada por el feliz pasado,
y pervives olvidada del maná.
Perdida en la renuncia de cada noche,
sábanas blancas
marcan la ausencia de las voces
que se pierden, de los cuerpos ebrios
que separan la ternura del recuerdo,
que anuncian el tobogán de tus pechos,
la miel de tus ojos.
Es el fuego que no alumbra y quema,
siendo diosa con pliegues de mujer,
Son tus rizos y gorgonas
que se esparcen en mis sueños,
los enconados celos que recorren mi vientre
y trepan hasta mi pecho. Tus ojos.
Hoy, requerido por el pálpito
que te llevó de Corfú al trópico,
un motín de luces, afanes,
trompetas y lunas, me extravían.
Ambos sabemos que si te pierdes,
algún día no volveré aunque lo intente.

69
LOS PLIEGUES DEL LABERINTO
«De manera que, como haya devoción y fe, cualquier imagen bastará».
San Juan de la Cruz

Nunca nos lo propusimos,
como si el perfil de un cuerpo
no fuera con nosotros.
¿O deberíamos saber
que cada palabra abre una disyuntiva
de cielos posibles,
como cuando tú jadeas
y el universo baila?.
Ven. Aún sigo revuelto,
pasajero y deshabitado.
Para entonces ya sabré
qué pájaros me llaman y dormiré
sobre tus rizos, beberé tus cruces,
cuidaré tus siembras.
En lo alto de tus sueños,
el grillo amarillo enmudece
y las sombras de su profecía
nos distancian del prodigio,
del desgarro excesivo de tu pena,
del eclipse de tu templo.
Cópulas secretas, caracolas banales
y amotinadas noches
esperan, y te deseo desde el vacío.
Náufrago en tu cuerpo.
Agua de sed sobre tus pechos
y un gato pardo que se pierde.

70
DUST IN THE WIND
«La espantosa realidad de las cosas
es mi descubrimiento de cada día».
Fernando Pessoa

Cierto que fueron instantes
de belleza eterna,
de silenciosos cristales
y regios espejos azules.
Aun perduran la niebla
y el polvo en el viento.
Tal como fuimos,
abiertos y accesibles,
limpios y temerosos,
de la mano del que tuvo
la voz y la palabra,
de quien administraba el eco
entre las grises ruinas,
un alud de pasado nos sepultó,
apacible, la esperanza.
Pero no, no fuimos derrotados,
tal vez sometidos.
Quien sabe si siempre
fuimos redivivo recuerdo.
Solo tú, adelanto de la luz total,
benévola, sobreviniste,
sin olas siempre,
desde la ribera calma de la piel,
con los siete rasgos morenos
que delatan tu perfil, como
inmisericordes luciérnagas,
laminando caminos.
Dársenas del amor,
la impudicia virgen de tus muslos
y el viento de tomillo, fugaces
como el fuego de poniente,
aliviaron la derrota. Pulcra, sí,
anticipo de tanto dolor.
Desde entonces,
se nos desplazó la trinchera
y no sabemos qué orden
vigila nuestra vida.

71
LA SONRISA DE KUNDERA
«Otros, por la huella que has dejado seguirán tu camino palmo a palmo,
pero la derrota de la victoria no serás tú quien la distinga».
B. Leonidovich Pasternak

Era primavera cuando descubrimos
el necesario soporte de la periferia,
del subsuelo, la rebelión que embellece
el corazón del sistema, que estandariza
la ceguera de nuestras madres.
El agobiante peso del recto y ordenado
sentir nos abocó al brevísimo beneplácito
de la peripecia, dolida, y no obstante,
generosa y antigua como las blancas
carroñeras gaviotas. Fermentaba la flor,
dormía la semilla y seguíamos
esperando el canto del gallo.
En los alrededores de tu pañuelo,
en los arrabales de tus mejillas,
los luceros se derramaban.
Mientras, tantos y tantos mutaron,
o tal vez dieron la vuelta
y descubrimos su cara oculta.
Otros tuvieron que lastimar al día
inhóspito, retiraron el pan de la mesa
y desaparecieron. Fueron innumerables
los centinelas dormidos,
las tardanzas, las salvajes luces
que despertaban rosales.
Por eso fue que, cuando
nos alcanzó el hábito de vivir,
volaron montes, amanecieron ríos,
florecieron mares. Todavía hoy,
descansa y duerme mi caballo blanco.

72
ICONOS, PARA NO MORIR
«Tráeme pronto un botijo para beber
antes que hagan botijos con nuestro barro»
Omar Jayyam

Y dormir el tiempo,
con la palabra que te elige, que te crea,
que nos abre escenarios, que te diseña
y con el asedio de la luz muere, agolpando
secuencias, recuerdos y mostrando
las verdades que tus palabras ocultan.
De pronto, el caos en precario,
huérfano de ti, de tantos,
que merodea como la traición
del sinónimo, que renuncia a los colores
para dormir en blanco.
Y de nuevo, el inseparable amante
del fracaso, que, como la vida,
siempre está al acecho.
Nunca más será para siempre,
y el ayer, improbable y locuaz,
muda de icono cada día.
Sí, queda la duda de si fue
el principio o el final,
o tal vez fue un salto a la oscuridad,
que no al vacío;
pero tu palabra llegó brisa
y amaneció viento huyendo,
como el presente, del pasado.
Un día de estos, cuando mis dedos
atolondradamente se deslicen
tratando de apaciguar
la cólera del hechicero,
puede que a contramano y a la deriva,
pero me atreveré a nombrarte.

73
PIGMALIÓN Y EL CONSTRUCTIVISMO
Detrás de cada cosa que hago
marchan, como en los funerales, el niño que fui hace años.
Yeduda Amijáil

Probablemente, si hubiéramos allanado el saqueo,
al menos la cicatriz y la noria que nos devolvían
a los orígenes, los sensores que otean la frecuencia,
el ritmo del deseo, y tus lágrimas hubieran, indiferentes,
descansado en la noche. Se trataría de que sigas
insolente y arrullada, que consientas el rito venial
de penetrar tus sueños, tus carnes, tus ansias,
tus pechos, o la virginidad de los rizos de tu nuca
y la revuelta de besos medrando. Ya sabes, es algo así
como cuando, después de mil noches, te pregunta
tu amado, quien eres y te sorprende no saberlo.
Sí, solo son espejos que proponen disgregarte,
explorar los silencios, romper la melodía del orgasmo
compartido, estéril y sin raíces. Por eso, un día de estos,
como la muchacha que arremete con su indiferencia,
sin venganzas, ni tramas, caminaremos a la par,
serás la última flor del otoño y volveré a vivir los titubeos
de tus huellas, los trazos de tus caricias, el eslabón
de tu sonrisa que cubre mis recuerdos y aún mi futuro,
que arrulla la música del tiempo, la denuncia de la brújula,
el ritmo del espacio. No sé, puede que siga saltando,
de creencia en creencia, desasido e instalado en la duda.
Sí, tanto tiempo amándote y nada sé de ti más allá de cómo te veo.

74
LOS HÁBITOS VULNERADOS
«Toda imagen sensible arrastra el sino inexorable de su localización»
J. Ortega y Gasset

Huidizos y persistentes, tatuados,
los hábitos vulnerados se esconden
en el meandro de la vida.
Asombradas tus pupilas propician
la oración nocturna y la prudencia
queda envuelta por la cobardía.
La constelación nace como de un mestizaje
pasado y confuso, de inverosímil bohemia
y anota perversiones leves.
Dan la frescura a tu vientre solícito
y orientan la sublevación que navega
hacia tu península y desnudan
la vigilia del niño dormido.
Agazapada, la caricia que nos hace humanos,
de hinojos sobre el sexo del universo,
los hábitos vulnerados dejan huellas
y despojos de amores traicionados,
adornan ruinas, habilitan sordinas,
advierten de la inocencia del mayoral,
y permiten dudar, hasta que amanece,
y observamos que amar deviene amante
y construye sueños con alambres y amuletos.
Al final, con tanto empeño, el desafío
de encontrarnos termina disolviéndonos.

75
SALES DE ABEDUL PARA SUEÑOS ADOLESCENTES
«Tu recuerdo, es curioso
con que reconcentrada intensidad de símbolo
va unido a aquella historia»...
Jaime Gil de Biedma

Levantas el vuelo y cierras la mirada
como si huyeras del futuro, de la aurora,
del mar, de la palabra. Sí, el desengaño
siempre es cobarde, casquivano, inmediato
y voluble. Pero tú no huyes, puede que nunca
llegaste, y si estuviste, fue de paso,
cubierta con la casaca del soldado ajeno
y la revuelta del corazón, incluso puede
que con la incontinencia del sentimiento.
Una manera de vivir. Si al menos supiéramos
cómo llegó esta luz, instada por qué extraño
beso tomó asiento en nuestro espacio, qué gesto
fue el que lo despertó. Habrá que prescindir
y acomodarse a la esperanza, al vértigo impúber
de tu presencia, al peregrino saldo de tu sexo,
hasta saber que en los escombros y en el silencio
medra el desengaño. Todavía nuestra piel
y las mariposas lo delatan. Pero si un día,
de nuevo, me miras, no habrá margen para la duda,
y te perpetuarás, péndulo carmesí enamorado.
Tal vez savia blanca, o puede que naranjo amargo,
o lunares rojos sobre tardes negras, campanas
que nunca tañeron, misas que nunca celebramos.

76
CONFUNDIMOS LA PIEL CON UN ESTANQUE
«...ni rastro deja la desgracia.
Las derrotas siempre
son las mejores victorias».
Rimma Kazakova

Fuiste tanto como dura el deseo,
la excepcional ola del plenilunio
y el dolor huérfano de la madre.
Qué decir, si nada está muerto
y el sol crece y se nubla en tus sueños,
se mira en tus ojos, estalla, tránsito,
sosiega el tiempo, se pierde en el espacio.
Qué más da, si sigue el miedo al vacío,
a volar por el entorno, o la emergencia.
Tantos recuerdos que pasan de largo,
quién sabe buscando qué. Los días.
Como potentes goterones de luz,
desclavada la encarcelada carne.
Y así, una palabra que me sugiere otra,
que me abre, cierra, revuelve caminos
por los que ando, navego, me pierdo,
hasta llegar a mi de nuevo, recién nacido.

77
EN LOS ESPEJOS DE PESSOA
«Nuestro sentimiento busca sostén
en aquello a lo que él da forma».
Robert Musil

Ligera como el recuerdo,
veraz como el humo,
tanto te deseé que apareciste
y fuiste la sal gorda de mis sueños.
Nos hicimos invisibles, de tanto como
adelgazó nuestro presente.
Súbitos espacios exhaustos,
como la mala hierba, vuelven
pegados a las vertientes de tu monte,
a la indecisión de tu perfume.
Sí, vuelves, siempre vuelves,
medrosa y confundida,
conquistada por el castigo,
y no sé qué hacer con estos labios míos
que se niegan a besar otras pieles.
Ahora, entre tú y yo, hay un cristal tenue.

78
LA ODISEA DE ODETTE
«Las palabras se pronuncian ellas mismas con mi boca,
pero no son mis palabras, sino las de ellos, las de los otros».
Artur Lundkvist

Ya verás, llegará vestida de libertad la infamia,
a destiempo y con el amor inacabado,
sin saber cómo ordenar la despedida.
Ni siquiera sabremos tararear el réquiem
tan largamente pautado en los márgenes.
Tal vez aquella mirada que al amanecer
perdíamos se deslizará tibia todavía,
como el dolor de tu falda, rosa de lago,
sirenita morena, salivilla blanca.
Y de nuevo, exploraremos besos
para empezar otra vez. Es decir,
para que me entiendas, algo así como,
cuando abres la ventana y aparece
el mismo perfil, la misma pena,
la misma luz y un pasado que huye
hacia donde venimos. Qué más da
lo que sueñas si lo que vives te acosa,
si danzas la letanía del incrédulo
y, sigilosa, desciendes el pálpito
de tu mano sobre mis ingles
como un cisne envolvente, sin desmesura.
Qué suave y dulce ironía es la vida, Odette.

79
MALDOROR Y LA PITONISA
«El verdugo ha ido a lavarse, los soldados a comer;
nos quedamos solos con nuestra hazaña».
W. H. Auden

Todas las vertientes se confundieron,
como el cuerno de los ángulos impíos
al descubrir la traición de la meta.
Caballos negros danzaban en tus días,
caballos blancos volaban por mis noches,
siempre a contraluz de nuestros espacios
y la calma enmudecía la garganta.
Merodeando, lunas por los aljibes
y ventiscas por las claras angustias.
El adagio de Mahler, si no vuelves,
dormirá, como el canto de tu pulso,
como la condena del desahuciado.
De vuelta a nuestra tierra, sin tu arrimo,
cómo saber qué nos une y separa,
la grieta por donde llegó el recelo,
la claridad de tu última palabra.

80
LOS VENIALES DE LA MOMA
«...sabrías que me abruma también esta aventura
espantosa de osar descubrir oro oculto
bajo tanta carroña».
Jean Genet

Grácil sobrepasas el día, la mirada ajena, trasciendes a tu pesar
los crepúsculos y te pierdes en el desamparo de las noches.
Tierna y voraz, adquieres cuanto miras, arisca con lo viejo,
te envuelves, torrente de cabellos, en el misterio de las sombras
que galopan sin brida desde la infancia. Eres fresca, cántaro curvo,
y te derramas, abundante y sutil, sin apenas certezas, ni recodos,
ni silencios, solo luz todavía, sin molde, ni espacio, ni tiempo.
¿Sabes?; un día todos fuimos así, ataviados, libres y sin remiendos,
accesibles y expuestos, impunes y sedientos, ajenos al peso
de los otros, diferentes, bulliciosos, y la muerte, encapuchada,
dormía en el ribazo. De vuelta de la nieve, tienes que negociar,
buscarte espacio entre los agravios, decidirte por una de las caras
ocultas de la luna, solicitar clemencia, buscar la diagonal,
insistir en el hábito de vivir, dispuestos a difuminar la distancia
que disipa la entrega, y de nuevo, peregrinos, salir hacia el vacío,
manteniendo el asombro de despertar cada día, desnudos.

81
ORIUNDOS DE CAMELOT
«Lloro por mi padre, aquel buen viejo
que siempre me amó».
K. Kavafis

Hace algún tiempo... sí, hubo un tiempo,
cuando tu nombre todavía me convocaba
y mi piel respondía atenta a tu mirada,
cuando el reverso de tu voz era el requinto
y un amor verano la máscara perpleja.
Entonces, dicen, creamos las referencias.
La perplejidad del desnudo en la sacristía
y la bendición del cordero pascual eran
como el último sustrato de tu mano tendida.
Hubo muchas caricias recurrentes, redondas,
con la mirada simple, la vida sin orden, sin causa.
Y nos precipitamos, como de rodillas,
hasta saber que somos más que múltiplos.
Unos años de complicidad y un largo exilio
fueron la tumultuosa mutación de nuestro origen.
Hubo que ensanchar la pena para que cupiese el llanto.
Tuvimos secretos comunes y mitos personales.
Ahora sé de tu última verdad, la que ganó el frío,
la fantasía que encontró soluciones reales
frente a la quimera de apresar el presente.
Ambos queríamos llegar a la tierra de nadie
y dimos media vuelta, para seguir mirando al frente.

82
SONATA PARA TRÍO
«La mano del amor nos vistió en la noche con una túnica
de abrazos que rasgó la mano de la aurora».
Ben Jafadja

No eran campanas, fueron
cinco veces tres besos sobre tus labios
que quedaron como varados
sobre el largo tiempo dormido,
Quien sabe mañana,
si amanece, qué recuerdo dormirás;
quizás sea como un náufrago
sin mar donde morir,
tal vez ¿por qué no?, una paloma
sin aire donde volar,
o puede que como la soledad
del agnóstico frente al sagrario.
Aquella tarde las sonrisas fueron
el principio de la carencia,
el exceso de tu esperanza.
Tantas urgencias vivimos a caballo
de tus caderas locas,
que no sé cómo llegar a ti,
más allá de tu palabra.
Ya ves, te fuiste con Janis Joplin
y regresas con Albinoni,
y ahora, como todo fin
que resuelve un nuevo comienzo,
si te vas de nuevo,
no huyes, tan solo es que vuelves.

83
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas
Material de derribo. Poemas

Mais conteúdo relacionado

Mais procurados

Antología de poemas del siglo xx
Antología de poemas del siglo xxAntología de poemas del siglo xx
Antología de poemas del siglo xxAndrea Lux
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 
Oliverio Girondo
Oliverio  GirondoOliverio  Girondo
Oliverio Girondojuliaines00
 
Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-Kelita Vanegas
 
De granito y encinas. La obra de Alejandro López Andrada
De granito y encinas. La obra de Alejandro López AndradaDe granito y encinas. La obra de Alejandro López Andrada
De granito y encinas. La obra de Alejandro López Andradaguest3a053f9
 
Oliverio Girondo - Obras Completas
Oliverio Girondo - Obras CompletasOliverio Girondo - Obras Completas
Oliverio Girondo - Obras CompletasHarold Vargas Hortua
 
26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De Andrade
26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De Andrade26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De Andrade
26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De AndradeIzaskun Uzkudun
 
Comentario de Gilbert Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...
Comentario  de Gilbert  Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...Comentario  de Gilbert  Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...
Comentario de Gilbert Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...Literatura y Tradición
 
Género lírico
Género líricoGénero lírico
Género líricoshazasita
 
La literatura como tema de sí misma
La literatura como tema de sí mismaLa literatura como tema de sí misma
La literatura como tema de sí mismacuentin
 
De Sor J. A Los Boleros
De Sor J. A Los Boleros
De Sor J. A Los Boleros
De Sor J. A Los Boleros myersdnqrisgayd
 
Literatura 5 cuadernillo-2017
Literatura 5  cuadernillo-2017Literatura 5  cuadernillo-2017
Literatura 5 cuadernillo-2017colegiolascumbres
 
15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De Andrade
15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De Andrade15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De Andrade
15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De AndradeIzaskun Uzkudun
 
El Corredor Mediterraneo
El Corredor MediterraneoEl Corredor Mediterraneo
El Corredor MediterraneoIsa Rezmo
 
Lenguaje 3° medio - Guía del Amor en la Literatura
Lenguaje 3° medio - Guía del Amor en la LiteraturaLenguaje 3° medio - Guía del Amor en la Literatura
Lenguaje 3° medio - Guía del Amor en la LiteraturaGreat Ayuda
 
Trayectoria poética de miguel hernández
Trayectoria poética de miguel hernándezTrayectoria poética de miguel hernández
Trayectoria poética de miguel hernándezlenguaaitana
 
El Corredor Mediterraneo
El Corredor MediterraneoEl Corredor Mediterraneo
El Corredor MediterraneoIsa Rezmo
 

Mais procurados (19)

Antología de poemas del siglo xx
Antología de poemas del siglo xxAntología de poemas del siglo xx
Antología de poemas del siglo xx
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 
La distancia en celan
La distancia en celanLa distancia en celan
La distancia en celan
 
Oliverio Girondo
Oliverio  GirondoOliverio  Girondo
Oliverio Girondo
 
Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-Las cartas del joven Werther. -Goethe-
Las cartas del joven Werther. -Goethe-
 
De granito y encinas. La obra de Alejandro López Andrada
De granito y encinas. La obra de Alejandro López AndradaDe granito y encinas. La obra de Alejandro López Andrada
De granito y encinas. La obra de Alejandro López Andrada
 
Oliverio Girondo - Obras Completas
Oliverio Girondo - Obras CompletasOliverio Girondo - Obras Completas
Oliverio Girondo - Obras Completas
 
26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De Andrade
26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De Andrade26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De Andrade
26087255 50 Poemas Escogidos Carlos Drummond De Andrade
 
Comentario de Gilbert Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...
Comentario  de Gilbert  Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...Comentario  de Gilbert  Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...
Comentario de Gilbert Delgado- Poemario Trasgresor de Sombras de Javier Vil...
 
Género lírico
Género líricoGénero lírico
Género lírico
 
La literatura como tema de sí misma
La literatura como tema de sí mismaLa literatura como tema de sí misma
La literatura como tema de sí misma
 
¿Poesía histórica?, pura discordia
¿Poesía histórica?, pura discordia¿Poesía histórica?, pura discordia
¿Poesía histórica?, pura discordia
 
De Sor J. A Los Boleros
De Sor J. A Los Boleros
De Sor J. A Los Boleros
De Sor J. A Los Boleros
 
Literatura 5 cuadernillo-2017
Literatura 5  cuadernillo-2017Literatura 5  cuadernillo-2017
Literatura 5 cuadernillo-2017
 
15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De Andrade
15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De Andrade15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De Andrade
15823699 8166080 Antologia De Carlos Drummond De Andrade
 
El Corredor Mediterraneo
El Corredor MediterraneoEl Corredor Mediterraneo
El Corredor Mediterraneo
 
Lenguaje 3° medio - Guía del Amor en la Literatura
Lenguaje 3° medio - Guía del Amor en la LiteraturaLenguaje 3° medio - Guía del Amor en la Literatura
Lenguaje 3° medio - Guía del Amor en la Literatura
 
Trayectoria poética de miguel hernández
Trayectoria poética de miguel hernándezTrayectoria poética de miguel hernández
Trayectoria poética de miguel hernández
 
El Corredor Mediterraneo
El Corredor MediterraneoEl Corredor Mediterraneo
El Corredor Mediterraneo
 

Semelhante a Material de derribo. Poemas

Modernismo
ModernismoModernismo
ModernismoSwanWife
 
Revista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso Cánovas
Revista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso CánovasRevista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso Cánovas
Revista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso CánovasDiegoAlonsoCnovas
 
Examen latinoamericana
Examen latinoamericanaExamen latinoamericana
Examen latinoamericanaSergio Tábora
 
Poesia De Posguerra Y Novisimos
Poesia De Posguerra Y NovisimosPoesia De Posguerra Y Novisimos
Poesia De Posguerra Y NovisimosRocío Cerón
 
TEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTO
TEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTOTEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTO
TEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTOjessiraga
 
Prueba 2 latinoamericana
Prueba 2 latinoamericanaPrueba 2 latinoamericana
Prueba 2 latinoamericanagpZRomero
 
POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría
POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría
POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría JulioPollinoTamayo
 
Entrevista a j. garés crespo
Entrevista a j. garés crespoEntrevista a j. garés crespo
Entrevista a j. garés crespoJose Gares Crespo
 
Modernismo y romanticismo en altazor, de vicente
Modernismo y romanticismo en altazor, de vicenteModernismo y romanticismo en altazor, de vicente
Modernismo y romanticismo en altazor, de vicenteKelita Vanegas
 
El romanticismo
El romanticismoEl romanticismo
El romanticismomaritza
 
Canet5 revistakairos
Canet5 revistakairosCanet5 revistakairos
Canet5 revistakairosarias6808
 
Literatura y sociedadfsfsdsfsf
Literatura y sociedadfsfsdsfsfLiteratura y sociedadfsfsdsfsf
Literatura y sociedadfsfsdsfsfYefry Paredes
 
Cesar Vallejo: Su vida desde su obra
Cesar Vallejo: Su vida desde su obraCesar Vallejo: Su vida desde su obra
Cesar Vallejo: Su vida desde su obraVICTOR PANTIGOSO
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoIsa Rezmo
 

Semelhante a Material de derribo. Poemas (20)

Modernismo
ModernismoModernismo
Modernismo
 
Revista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso Cánovas
Revista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso CánovasRevista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso Cánovas
Revista De Sur A Sur. Entrevista a Diego Alonso Cánovas
 
Examen latinoamericana
Examen latinoamericanaExamen latinoamericana
Examen latinoamericana
 
Poesia De Posguerra Y Novisimos
Poesia De Posguerra Y NovisimosPoesia De Posguerra Y Novisimos
Poesia De Posguerra Y Novisimos
 
TEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTO
TEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTOTEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTO
TEMA 2: HACER EL SEGUIMIENTO DE AALGUN SUBGENERO TEMATICA O MOVIMIENTO
 
Prueba 2 latinoamericana
Prueba 2 latinoamericanaPrueba 2 latinoamericana
Prueba 2 latinoamericana
 
POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría
POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría
POEMAS DE LA CIUDAD (1960) María Jesús Echevarría
 
Entrevista a j. garés crespo
Entrevista a j. garés crespoEntrevista a j. garés crespo
Entrevista a j. garés crespo
 
Romanticismo
RomanticismoRomanticismo
Romanticismo
 
Modernismo y romanticismo en altazor, de vicente
Modernismo y romanticismo en altazor, de vicenteModernismo y romanticismo en altazor, de vicente
Modernismo y romanticismo en altazor, de vicente
 
El romanticismo
El romanticismoEl romanticismo
El romanticismo
 
Canet5 revistakairos
Canet5 revistakairosCanet5 revistakairos
Canet5 revistakairos
 
Literatura y sociedadfsfsdsfsf
Literatura y sociedadfsfsdsfsfLiteratura y sociedadfsfsdsfsf
Literatura y sociedadfsfsdsfsf
 
W h-auden - poemas
W h-auden - poemasW h-auden - poemas
W h-auden - poemas
 
Poesía española 1939-1975
Poesía española 1939-1975Poesía española 1939-1975
Poesía española 1939-1975
 
Siglo xx
Siglo xxSiglo xx
Siglo xx
 
Cesar Vallejo: Su vida desde su obra
Cesar Vallejo: Su vida desde su obraCesar Vallejo: Su vida desde su obra
Cesar Vallejo: Su vida desde su obra
 
Martín Pérez Guevara
Martín Pérez GuevaraMartín Pérez Guevara
Martín Pérez Guevara
 
El nadaísmo
El nadaísmoEl nadaísmo
El nadaísmo
 
Corredor Mediterráneo
Corredor MediterráneoCorredor Mediterráneo
Corredor Mediterráneo
 

Mais de Jose Gares Crespo

Mais de Jose Gares Crespo (12)

Poemes, 2020
Poemes, 2020Poemes, 2020
Poemes, 2020
 
Entrevista damasio
Entrevista damasioEntrevista damasio
Entrevista damasio
 
Antologia de cuentos (1)
Antologia de cuentos (1)Antologia de cuentos (1)
Antologia de cuentos (1)
 
Variaciones i-
Variaciones  i-Variaciones  i-
Variaciones i-
 
La puta revolucionaria.
La puta revolucionaria.La puta revolucionaria.
La puta revolucionaria.
 
Laberinto. (Textos poéticos)
Laberinto. (Textos poéticos)Laberinto. (Textos poéticos)
Laberinto. (Textos poéticos)
 
La cara oculta de edipo
La cara oculta de edipoLa cara oculta de edipo
La cara oculta de edipo
 
De mi amor y sus circunstancias (poemas)
De mi amor y sus circunstancias (poemas)De mi amor y sus circunstancias (poemas)
De mi amor y sus circunstancias (poemas)
 
Direccion brooklyn-de-hilario-barrero-por-jose-gares-crespo
Direccion brooklyn-de-hilario-barrero-por-jose-gares-crespoDireccion brooklyn-de-hilario-barrero-por-jose-gares-crespo
Direccion brooklyn-de-hilario-barrero-por-jose-gares-crespo
 
Falç sense mà. Poemes. Jose Garés Crespo
Falç sense mà. Poemes. Jose Garés CrespoFalç sense mà. Poemes. Jose Garés Crespo
Falç sense mà. Poemes. Jose Garés Crespo
 
Ser y-tiempo. Cuento
Ser y-tiempo. CuentoSer y-tiempo. Cuento
Ser y-tiempo. Cuento
 
Nathalie. Cuento.
Nathalie. Cuento.Nathalie. Cuento.
Nathalie. Cuento.
 

Último

TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptxTECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptxKarlaMassielMartinez
 
EXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptx
EXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptxEXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptx
EXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptxPryhaSalam
 
Identificación de componentes Hardware del PC
Identificación de componentes Hardware del PCIdentificación de componentes Hardware del PC
Identificación de componentes Hardware del PCCesarFernandez937857
 
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxOLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxjosetrinidadchavez
 
programa dia de las madres 10 de mayo para evento
programa dia de las madres 10 de mayo  para eventoprograma dia de las madres 10 de mayo  para evento
programa dia de las madres 10 de mayo para eventoDiegoMtsS
 
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.José Luis Palma
 
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptxTIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptxlclcarmen
 
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIARAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIACarlos Campaña Montenegro
 
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdfSELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdfAngélica Soledad Vega Ramírez
 
RETO MES DE ABRIL .............................docx
RETO MES DE ABRIL .............................docxRETO MES DE ABRIL .............................docx
RETO MES DE ABRIL .............................docxAna Fernandez
 
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...JonathanCovena1
 
texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticos
texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticostexto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticos
texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticosisabeltrejoros
 
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoHeinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoFundación YOD YOD
 
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdfPlanificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdfDemetrio Ccesa Rayme
 
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdfNeurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdfDemetrio Ccesa Rayme
 
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdfBaker Publishing Company
 
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADCALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADauxsoporte
 
La triple Naturaleza del Hombre estudio.
La triple Naturaleza del Hombre estudio.La triple Naturaleza del Hombre estudio.
La triple Naturaleza del Hombre estudio.amayarogel
 

Último (20)

TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptxTECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
 
EXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptx
EXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptxEXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptx
EXPANSIÓN ECONÓMICA DE OCCIDENTE LEÓN.pptx
 
Identificación de componentes Hardware del PC
Identificación de componentes Hardware del PCIdentificación de componentes Hardware del PC
Identificación de componentes Hardware del PC
 
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptxOLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO INFANTIL 2024.pptx
 
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptxPower Point: "Defendamos la verdad".pptx
Power Point: "Defendamos la verdad".pptx
 
programa dia de las madres 10 de mayo para evento
programa dia de las madres 10 de mayo  para eventoprograma dia de las madres 10 de mayo  para evento
programa dia de las madres 10 de mayo para evento
 
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
 
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptxTIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
 
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIARAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
RAIZ CUADRADA Y CUBICA PARA NIÑOS DE PRIMARIA
 
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdfSELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
 
RETO MES DE ABRIL .............................docx
RETO MES DE ABRIL .............................docxRETO MES DE ABRIL .............................docx
RETO MES DE ABRIL .............................docx
 
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
 
texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticos
texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticostexto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticos
texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticos
 
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoHeinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
 
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdfPlanificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria   2024   Ccesa007.pdf
Planificacion Anual 4to Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
 
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdfNeurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdf
 
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
2024 - Expo Visibles - Visibilidad Lesbica.pdf
 
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADCALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
 
Repaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia General
Repaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia GeneralRepaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia General
Repaso Pruebas CRECE PR 2024. Ciencia General
 
La triple Naturaleza del Hombre estudio.
La triple Naturaleza del Hombre estudio.La triple Naturaleza del Hombre estudio.
La triple Naturaleza del Hombre estudio.
 

Material de derribo. Poemas

  • 1. 1
  • 2. No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni la compilación en un sistema informático, ni la transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico o por fotocopia, por registro o por otros medios, ni el préstamo, alquiler o cualquier otra forma de cesión del uso del ejemplar, sin el permiso previo y por escrito de los propietarios del copyright. © José Garés Crespo (2009) © de esta edición: Editorial Germanía, s.l. Dr. José González, 99 - 46600 Alzira (Valencia) E-mail: germania@germania.es Printed in EU - Impreso en la Unión Europea ISBN: 978-84-92587-24-7 Depósito legal: V-4103 -2009 2
  • 3. «La palabra es mitad del que habla y mitad del que la escucha» Michel Montaigne «A cada uno la verdad se le descubre en la medida de su capacidad para contenerla» Yuri M. Lotman «Si un signo no sirve para mentir, en ese caso tampoco puede usarse para decir verdad». Umberto Eco 3
  • 4. PRÓLOGO. DE JANIS JOPLIN A ALBINONI Carolyn Kizer, premio Pulitzer en 1985 por su libro Yin, piensa que «All really good poetry should have a mysterious element in it». Kizer habla de dos tipos de elementos misteriosos u oscuridades. Por un lado está la que uno crea porque no ha sabido expresarse bien, lo que da como resultado «the bad obscurity». Por otro lado, «there’s the kind of good obscurity when you’re really dealing with things that have an element of mysterious in them». Kizer termina diciendo que «los poemas que leemos una y otra vez son los que todavía tienen «a little area that we’re not quite sure about». Estos poemas estimulan nuestra propia imaginación a pensar y sentir. En Material de derribo encontramos el lado oscuro de la vida del poeta y el lado claro que nos hace leer una y otra vez la mayoría de los poemas porque son un estímulo para nuestro corazón y para nuestro sentimiento. Pero hay que decir enseguida, para que no haya duda, que Material de derribo es sobre todo y ante todo un fascinante libro de amor y sobre el amor, todo envuelto en una reflexión cívico-social-política. En ocasiones en sus poemas el pretexto del poema, la reflexión moral y el tema derivan unos de otros. Un texto que quema y que, arropado por otros nobles materiales, lucha por romper los límites a los que el poeta le ha confinado. Tan liviana como imprescindible, ni cerca ni lejos, ni mar ni cielo, mujer de mil deseos, aún dormida, contrafuego del sexo blanco, llegas desde el placer del verbo como la sal mineral sobre el fuego, huyendo hacia mis brazos, como el alba de la noche, disuelta y cautiva, como el beso de la joven madre viuda. Desde el punto formal son tres los obstáculos que pueden dificultar la entrada al recinto: el significativo y equívoco título del libro, los sensacionalistas títulos de algunos de los poemas que, para el lector primerizo, en apariencia no tienen ninguna conexión con los poemas y finalmente la consciente inclusión de innecesarias frases que acompañan a cada poema. ¿Y por qué este título? Aquí nos ayuda el poeta con sus palabras: «Creo que todos trabajamos con material ajeno, anterior a nosotros o contemporáneo, depositado en mil y un escritos, cuando no en la lengua coloquial. Poco más podemos hacer aparte de reordenar buscando, mediante el choque del material de derribo que recogemos, alguna chispa que ensanche la realidad depositada y 4
  • 5. usada en las palabras y que así adquiera un toque personal que se aproxime a decir algo de esa pequeña parcela de cada cual que nos hace únicos». ¿Y quién es este obrero que trabajando con material ajeno logra edificar un edificio único? En la época franquista José Garés fue un francotirador. (Nunca mejor empleado el sustantivo) por lo que fue encarcelado. Empezó a escribir alrededor de los 20 años y fundó la revista de poesía «Grama» en la que colaboró Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, entre otros. Publicó un pequeño poemario en la colección Arrecife. Posteriormente abrió una librería con un grupo de amigos a través de la cual (últimos años del franquismo) entraron en contacto con grupos de la izquierda clandestina. En septiembre de 1975 le detuvieron y estuvo dos años en la cárcel hasta que le amnistiaron en el ‘77. Estando en prisión publicó un poemario en catalán Falç sense mà con un prólogo de Joan Fuster. Fue diputado socialista durante doce años y en 1997 abandonó la vida política. La política, avariciosa como la muerte, le alejó de la poesía. No es buena compañera la política para la poesía. Toda poesía política acaba en un panfleto. Ahora, ya con la experiencia de una vida a sus espaldas, el poeta reflexiona y redescubre sobre el amor y otros aspectos fundamentales de la vida y su poesía brota generosa y llena de fuerza. Pedían soluciones y ofrecimos caminos, abandonamos y muchos nos siguieron, y un día descubrimos que detrás de cada mal uso hay una beneficencia. Lentamente nos desplazamos de la vigilia al desencanto, sin casi mutilarnos, tratando de borrar los largos espacios temporales, anónimos casi siempre. Entremos ahora a quemarnos los sentidos en ese fuego descontrolado. Las piezas de este museo traen consigo incrustados vestigios, señas de identidad de otras nobles edificaciones. Referencias que junto al título nos indican el proceso histórico y culturalista en la génesis del poema y de la ideología del poeta. Lo primero que se advierte en este libro es que el poeta le ha perdido el respeto a la poesía. Lo que está muy bien. Para escribir un poema no hay que ponerse serio. Hay poetas que escriben un poema vestidos de frac y otros, como en el caso de Material de derribo, vestidos de calle. Vestirse de calle tiene para José Garés un hondo significado social y político. En algunos poemas podemos observar que el poeta, sin que podamos catalogarlo de poeta social, está más próximo, por ejemplo, al «Nosotros somos quien somos. ¡Basta de Historia y de cuentos! ¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos», es decir, a la poesía de lucha y compromiso, que a la poesía «pura» y minoritaria de alguna corriente de los setenta, y sin embargo utiliza algunas técnicas de las vanguardias de entreguerras. ¿Hasta qué punto la disciplina de la política dejó marcada para siempre la estética del poeta? ¿Cuál de estas voces, –el poeta, el enamorado, el político, el ideólogo desencantado–, debemos leer? ¿Quién tiene la voz más clara? Según 5
  • 6. uno se decante por una o por otra percibiremos un aire de nostalgia, un fuego descontrolado, consignas de disciplina, letanías ateas. Hay días que nacemos únicos, tan solos que nos asustan los largos descubiertos que adornan nuestra corta historia y nos aventamos, solemnes, como la mies en la era, desenfadados, como un obradoiro desierto, como la corteza de la miel del clan. Cuando la luz se apague y la ciudad caiga, volverán áureas bandas y los vientos del sur nos llevarán a los tres caminos de una sola puerta. ¿Qué prevalece en este libro que es como un torrente incontrolable? Después de todo, al poeta, le queda la palabra. La poesía para José Garés es «un intento de, utilizando las palabras que usan unos cuantos millones de seres, y habiendo pasado por caminos transitados por otros tantos millones, hablar de algunos sentimientos propios manteniendo la quimera de que alguien me entenderá. Una manera de forzar las palabras intentando sacar nuevos jugos». Pero mientras que el poeta, el hombre, estaba en la calle en la lucha dialéctica y tratando de derribar edificios totalitarios se encontró y compatibilizó su tiempo con el amor y la férrea disciplina «del partido» se dulcificó y se flexibilizó. Material de derribo no es un libro uniforme, como un buen museo, tiene piezas más valiosas que otras, todas de primer orden. En este sentido este libro puede parecer una antología donde se aprecia la evolución del poeta. El libro se podría resumir, en su faceta culturalista con estos dos versos: «Ya ves, te fuiste con Janis Joplin y regresas con Albinoni» Es decir: «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos» «De Janis Joplin a Albinoni y el regreso del desencanto». Material de derribo es un libro vendaval, es como si el poeta hubiera estado mudo, preso o maniatado (como evidentemente estuvo), como si hubiera perdido demasiado tiempo en la política, olvidando a la poesía que golpeaba en el pecho del poeta, como si hubiera deseado escribir y no hubiera podido hacerlo. De pronto, libre de compromiso político y social, sin ataduras (solo con las del amor), reflexiona, expulsa – vomita– todo lo que había guardado dentro. Donde hay amor no puede haber degradación, pero puede convertir lo negativo en desengaño y puede resaltar la carga maldita que hay en la mayoría de los poemas de Material de derribo. En todo poema, decía Jorge Guillen, hay un lado maldito, como hay un lado bendito. El libro conecta, para bien o para mal, con la historia de la poesía del siglo XX: con el magisterio de Juan Ramón Jiménez o el de don Antonio Machado, la poesía amorosa de Neruda, la sombra de algunos miembros de la Generación del 27, un ramalazo de Celaya o Blas de Otero, la presencia de algunos «novísimos» y de la de los del 50, y una aproximación a la poesía de la experiencia, hasta conectar con algunas de las corrientes del recién nacido siglo XXI. Sobre todo en 6
  • 7. el libro hay una especie de complot para, a veces, desestabilizar al lector, complot que choca con una fuerza que arrastra hacia alturas y profundidades insospechadas y una sorprendente y casi irritante energía, vigor y fuerza. Material de derribo está tocado de esa luz cegadora, milenaria y mágica de los que viven en el mediterráneo, sin olvidar una de cal culturalista y otra de arena popular. Vengo del mar, porque todavía nos une su envoltura, y el empuje de sus olas me recuerda el tacto de tus pechos. Pero no de un mar, no... hablo de nuestro mar, del único, en el que tantos dioses han sido vulnerados por el tiempo y miles de naufragios de soles reposan en brazos de la luna... La poética de José Garés, según sus propias palabras, podría sintetizarse en «Háblame de lo que quieras, pero sorpréndeme y descúbreme nuevas formas de mirar, con las que pueda hacerme cómplice». El poeta, no importa el desencanto, las puñaladas, las cárceles y las sentencias, o precisamente por todo esto, sigue esperando a Godot y aunque silba a lo lejos el tren en el que puede viajar, el tren nunca llega. En su espera el poeta tortura a la Poesía, la maltrata, la exprime, le imprime un nuevo brillo y la Poesía se deja, lo agradece y vemos una gran complicidad entre los dos. La poesía de José Garés es un testimonio, un testigo de la biografía del poeta que va desde su época de inocencia, pasando por su época de compromiso social, para terminar en el otoño de su vida en una reflexión sobre la palabra y la filosofía de la vida, sobre el amor fogoso y arrollador, sobre la vida de tantos a la vez que la suya. Material de derribo «intenta ser también –según palabras del poeta– una reflexión poética sobre algunas circunstancias sociopolíticas y culturales de una generación que apostó fuerte por el cambio y que ahora se siente parcialmente fracasada». En la poesía de José Garés observamos tradición y modernidad, un lenguaje de cotidianidad que el poeta mantiene en una conversación consigo mismo, con la amada y con todos nosotros. Es una poesía barrocamente desnuda, lo que no deja ser un oxímoron. Poesía difícil a veces, deslumbrante siempre, rica en imágenes, contenida en la música, controlada en el ritmo. Como la poesía que perdura en el tiempo, cuenta lo de siempre, pero con «distinta agua», aquí sería, en ocasiones, con distinta mala leche. Una poesía que hace lo viejo nuevo y lo nuevo viejo. Lo único cierto es que un día, como al bies de nuestra historia, me iré sin rumbo. 7
  • 8. Juan Ramón Jiménez lo había dicho: «...y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando /; y se quedará mi huerto con su verde árbol /, y con su pozo blanco». Hemos tenido que esperar muchos años para que el poeta, libre, volviera a sus raíces. Y «aunque algunas ideas o imágenes sobre las que se traban algunos poemas, vienen casi de mi prehistoria, en tanto que poemas más o menos elaborados todos han tomado cuerpo el último año. Pero ya se sabe, la memoria y la experiencia son vasos comunicantes y sabes donde empiezas pero no donde terminas.» Nos dice el poeta, y confiesa: «He amado y me han amado.» Y con Lope de Vega, que tanto sabía de esto, pues lo probó y lo supo, coincidimos en el amor del poeta y del sorprendente resultado de este amor. Material de derribo es un libro extraño, esquivo, vivo, un libro edificado y hecho con nobles materiales de derribo que entronca con la tradición y con la modernidad: «Porque amar y hacer versos todo es uno; que los mejores poetas que ha tenido el mundo al amor se los debe». Y aquí tenemos uno. Si en el atardecer de nuestras vidas seremos examinados en el amor, Material de derribo es un libro que nos puede salvar. HILARIO BARRERO DÍAZ Hilario Barrero Díaz nació en Toledo y vive en Nueva York desde 1978. Es doctor por la Universidad de la ciudad de Nueva York. Ha enseñado español en la Universidad de Princeton y en la actualidad es Profesor titular en Borough of Manhattan Community Collage de Nueva York. Ha publicado varios libros de poesía, un diario del que se llevan publicados tres volúmenes, un tomo de cuentos. Ha traducido al castellano a poetas norteamericanos publicados en España y ha participado en diversas antologías. Escribe crítica y colaboraciones en numerosas revistas especializadas de España, EE.UU. y América Latina. 8
  • 9. POR QUÉ PLATÓN EXPULSÓ A LOS POETAS DE LA REPÚBLICA Deja de perseguir el lugar donde aún florece la rosa tardía» Q. Horacio Flaco Con el otoño llega el tiempo de ordenar los vacíos y la palabra. Si al menos, al final de la aventura, volvieran, fugaces si quieres, la sonrisa y el asombro, tal vez, entonces, tuviéramos un respiro en esta larga caminata, hoy sin norte, siempre de vuelta, sombra de la luz. Deberíamos, un día de estos, hablar del obligado exilio, de la nostalgia y las mareas, antes de zarpar hacia el desarraigo 9
  • 10. SATURNO Y LA TRAVESÍA DEL SINAIA «Porque no es lo que importa llegar solo ni pronto sino llegar con todos y a tiempo». León Felipe La envidia de la muerte os va tragando y devora mis recuerdos. Es como si me despertase trenzado y a caballo del cansancio, las miradas tránsfugas y la vigilancia del beso que duerme, de la caricia que reiteradamente muere dormida, insensible. Tanta mar por medio, dueños de las tres dimensiones os dejaron desnudos frente al odio de la vida, del llanto y las candilejas, abriendo el debate. ¿Cómo separar lo que hicisteis de lo que sentíais, tan libres fuisteis? Qué titánicos quedan hoy vuestros hechos y mis palabras qué pobres, pero aún sois el contrafuerte de nuestra vida, el aderezo imprescindible, y vuestro destierro nos deja como una caricia que golpea y nos invita, nos devuelve a los orígenes, a la obscenidad del sufrimiento, al dolor de la brasa, sangre cuajada, oscuro fermento de nueva vida frente al leviatán enajenado, mutilado. Sois la supervivencia del mito que vuelve en cada parto. 10
  • 11. LA DIÁSPORA DEL SÉPTIMO DE CABALLERÍA Vendrá la guerra, tengo que irme. No me olvides. Arvo Turtiainen Con el ritmo que marca el tiempo, perdida la sonrisa, hemos crecido de la mano de la utopía y de la nada. Si tropezamos con otros, fue de tanto mirarnos y porque los días son, de vez en cuando, una ciénaga. En algunas ocasiones, cuando la tentación arrastra, cuando el futuro amanece confundido con el pasado y no basta nombrar algo para que exista, digo que, cuántas verdades pugnan por abrazarnos, cuántos valores solo medio dormidos renacen, Seguís muriendo y en interrumpida diáspora dejáis huecos imposibles frente al otro y al verbo, y marcháis como llegasteis, inesperadamente. Qué relativo aparece el primer beso minúsculo, cuántos provechos dormían en la sombra del guerrero nacido de la cortesía del arado, de la muchacha diosa que nos dejó descalzos, y qué incruenta la batalla en los ángulos de su piel. Renovación y muerte, sí, tribulaciones del vasallo que nos necesita para saberse y olvidar lo justo, que mira, impertinente, encaramado al estandarte. Su grito, elemental, todavía nos identifica, y su sangre derramada, para tantos, renace partera como el agua, distante como la estrella. Todos sabéis que el viento se origina en el aire, que en el frontispicio de las patrias, cada muerte recorta espacio y nos da la medida del vacío, Por eso, desde siempre, despavoridos, buscamos jarras donde, como racimos, alinear puñales, y el galope sucesivo, reflejo del panal de la brisa, tan impasible y frío como el amor eterno. Y banderas, banderas de colores cambiantes, de significados inaccesibles y final escarlata tan cercano como impío, tan heroico como cruel. 11
  • 12. JOCS DE FOLIA PARA VIOLA DA GAMBA «Solamente sé que los caminos de retorno están cerrados». Celso Emilio Ferreiro Sin que nadie nos diese una explicación, observamos que el horizonte ya no huía, las dádivas de cada día quedaban prisioneras en el recinto del amor, se dormían, y entre las manos, como una naranja violeta, sus muslos nos sorprendieron, deslizándonos, cogidos del vértigo en ruinas, del amor a la desesperanza. Siempre creímos que habíamos ganado la batalla de qué era la verdad, pero la hambruna nos dice que perdimos al decidir quien la administraba. Fue como cuando, atentos a lo que nos dicen, olvidamos lo que callan, o las palabras ausentes que ordenan las instancias del universo y del barrio. Algunos, los más valientes, conjuraron los poderes para evitar las prohibiciones y a despecho de la rabia, fuimos nómadas en nuestra tierra, fugitivos de nuestra casa. Vaciaron el significado y nos dejaron la rutina de la palabra que nos precede. Limpiamos con miel y aceite las huellas, pero quedan las alucinaciones y el llanto, todo lo que llega desde donde los muertos guardan la memoria y alimentan el futuro. Aún así, hemos sobrevivido, fue suficiente unir la sonrisa y el almendro, la palma y el alacrán, la luz y la mirada y tantas cosas que nacen al nombrarlas, la suave mesura del código babélico, la nota musical que nos convocó, el conjuro de las sílabas del desierto, el eterno abrazo de los vivos y los muertos, la estación lila donde vive el poema y el recuerdo, la redención del orden que nace del caos. 12
  • 13. LA PÒIESIS DE HÖLDERLIN Y LOS BOLEROS DE MACHIN «Pasearé por el orden de verdes cipreses inmóviles sobre la mar en calma.» Salvador Espriu Pedían soluciones y ofrecimos caminos, abandonamos y muchos nos siguieron, y un día descubrimos que detrás de cada mal uso hay una beneficencia. Lentamente nos desplazamos de la vigilia al desencanto, sin casi mutilarnos, tratando de borrar los largos espacios temporales, anónimos casi siempre. Volvimos al meandro pidiendo maneras de reintegrarnos al universo, a la nostalgia y al poniente que enrojecía el pórtico de nuestras noches. Descubrimos la prohibición, la complicidad, la licencia, las perversiones, y en el riesgo, nunca supimos si éramos un eslabón necesario o un accidente, tampoco qué llegaríamos a ser si al amanecer solo fuésemos la suma de tantos. Asumimos el riesgo de ser, a veces, ignorados, pero siempre desestimados, y fue que, rodeados por el rumor, se dispersaron los conflictos y la memoria. Construimos una residencia articulada con el nombre común de cada cosa. Desde entonces, lo sabes, te plagio y solo puedo escribir de nuestro encuentro. 13
  • 14. HACE TIEMPO QUE TE ESPERABA... –DIJO MARLOWE «Levantó los ojos hacia las estrellas y las estrellas admiradas por tanta belleza perdieron pie y rodaron por sus mejillas donde con envidia las he visto oscurecerse». Ben Al-Labbana Tan liviana como imprescindible, ni cerca ni lejos, ni mar ni cielo, mujer de mil deseos, aún dormida, contrafuego del sexo blanco, llegas desde el placer de la palabra, como la sal mineral sobre el fuego, huyendo hacia mis brazos, como el alba en la noche, disuelta y cautiva, como el beso de la joven madre viuda. Perdidos los horizontes, te acomodaste sobre mi tiempo y en mi espacio, serenaste los espejos, encendiste las vueltas y al conjuro de tu sonrisa, religiosa y pagana, abrimos el insomnio de las rosas negras, me tomaste y quebraste la queja del viento, huésped del gozo cansado de los sueños. Un sortilegio del presagio fuiste. Olvidado de tu piel, aturdidos tus tempranos quiebros, me desplacé discreto como la arena disuelta y cautiva, enamorado del origen de tu vientre, de tu largo mirar café, de tus alargados deseos adolescentes. Y aún reclamo la indulgencia de tus pechos, tus aturdidos amaneceres, la blanca constelación huidiza del perfil de tus ojos fronterizos, el gozo de tu sometida carne, hasta tapiar los mares. Y te espero, desnuda y sin raíces sobre el lecho del río de la ruina y su parpadeo, fraguada en los recelos y las distancias, oliendo a manzana verde. Y te amo porque miro donde todos miran y veo lo que nadie ve. 14
  • 15. DERIVADAS DE LA TEORÍA TRIANGULAR DEL AMOR «No tenemos nada que decirnos, de tal modo estamos uno tan en el otro» Pierre Louys Vengo del mar, allí todavía nos une su envoltura, y el empuje de sus olas me recuerda el tacto de tus pechos. Pero no de un mar, no... hablo de nuestro mar, del único, en el que tantos dioses han sido vulnerados por el tiempo y miles de naufragios de soles reposan en brazos de la luna, como suspiros azules perdidos en los senderos de la vida. Qué quieres...¡ me seduce la quiebra del mar en tus ojos, inquietos como la vida, profundos, como un largo desaliento. Eres solo fruto, sirena amarilla, rojo delfín, mujer sagrario, pero me puede la frescura de tu vientre y el rango de tu sueño. Acepto compartir tus muslos con los astros, arriar pasiones, y aunque sé que llegas como la turbación de la brújula celosa, no puedo renunciar a ser hijo del sol, de la nube blanca, de la siembra, del sudor, del agua, del deseo y la osadía. Contigo somos la metáfora del absoluto, el espacio del disturbio, y me importa, no el rayo silente, sino tú cuando lo miras. 15
  • 16. EL DESVÁN DE HERÁCLITO Y LOS CUATRO ELEMENTOS «Los cuatro elementos primarios dan forma a mi existir: Un cuerpo sometido al tiempo, siempre ansioso de ti.» Luis Cernuda Azul cobalto y verde olivo, nacidos del fuego de tus manos, de la maldición de ausencias, del mar que nos une, del placer del dolor consentido, velos cíngaros, noches morunas, ánforas, caracolas y el solano por venir que persiste como tierra apremiante, diversa, testimonial. Mujer excesiva. Mágicos tus ojos, espejos del eclipse de tus carnes solícitas de rebelde lujuria, me guían certeros hasta el apátrida reverso y al trasluz se deslizan, se pierden inauditos en la parquedad de tu vello, en la beligerancia de tu vestido. Arco lunar me recuerdas, pero adolescente y moreno de dolor. Tus manos sujetan mis mejillas y me elevan hasta tu boca, pero tu voz me devuelve a tu pubis y tu aroma al seno de la tribu, a las noches revueltas por la estrella y el amaranto de los tiempos. Alfarera de sueños y esperanzas, de pupilas asombradas, siempre emergentes, orilla de los faros del desorden nocturno. Azul cobalto y verde olivo, colores que nos llevan, fugitivos, a la frontera de tu talle sereno, mientras la orfebrería de tu blusa, hace carnal el poema y convierte en comunión la proximidad. Me pierdo, sí, me pierdo, a mi pesar, en tu recuerdo y su futuro, amagando señales de que sigo vivo desde hace tiempo, en el sorprendido desorden . 16
  • 17. EL VÉRTIGO DE LA PALOMA Y LA SIBILA DEL RHIN «¿No están ustedes muertos?» Juan Rulfo Como la profecía que te construye y el orgasmo asociado, como el vértigo de la paloma delante de la futura distancia, así suenan tus voces, compartiendo la cercanía del mito, la gallardía que preserva su juventud. Un dolor de mujer urgente y unas tierras conformadas, crearon el espacio donde se amontonan las lunas, las caricias perturbadas. Abdicaste de tu frondosa belleza, temerosa del beso anónimo, y no supiste encontrar el instante en el que tu amor era necesario y justo. Fuiste, a lo sumo, objeto en el discurso papal, nunca hembra, y todavía hoy, los dilemas se resisten irresueltos, como rescoldos, sin apenas acceso al desconsuelo de la sequía del vientre mutilado. Seca quedó tu copa, sin vino ni esperanza, y te derramaste generosa, suspendido el dolor. Como tantas flores pergeñadas en el barro, fuiste fugitiva del espasmo, cabalgaste los torbellinos del inconsciente, las pasiones obscenas del hábito, mítica como el amanecer de la rosa de Jericó, fresca, silenciosa y antigua. Amoral por exceso, fuiste un síntoma de la brutal razón del indiscutido, el árbol seco que aguanta la parra del incesto deseado. 17
  • 18. MOTETES DEL AMOR PERDIDO «Pero los jóvenes que guardaron el recuerdo de la infancia no se sienten extraños en la casa» Friedrich Hölderlin Los días que perdimos hay noches que toman rumbo, revuelven la memoria y se ahogan, de tantos pendientes como diluvian. Hubo tientos, ritos y cerrojos; lágrimas. Aun hoy suenan cánticos que invitan a dormir sobre el olvido, ahitos de caña, vino, azahar y olivo. Siguen las tardes de zozobra estéril, se nos turban los paisajes, las manos se mecen sagaces entre la duda, y pervive la opción de encontrar los días que vivimos, el magisterio de la imagen, las prácticas veladas. Disolvimos los conflictos y cercenamos el fluir del infinito ciclo de recibir y dar, origen del deseo, estancia del amor, resumen de la pena. Ríos ocultos, sugeridos hijos, indiferentes, menguan desde nuestra historia, como el beso que oscila entre el fragmento y el caudal. 18
  • 19. LAS BOLAS CHINAS DE MADAME BOVARY «Hacíamos el amor como dos místicos que se juntan para tocar sonatas». Julio Cortázar Como si imprescindible fuera la exaltación del recogimiento, junto a la vuelta del arresto y el magisterio de tu imagen, así tu gesto simuló y ordenaba, hasta hundirnos en el concierto. Los deseos ocultos de tus pechos, deseantes y marginales, esparcieron tu mirada sobre la inmensidad y los retoños. Nada fue tan banal como tu efervescencia y el repliegue de tus mejillas pegadas a mi pecho, Buscabas y encontraste un niño cruel, limpio, enamorado, y aún, saciado y desnudo, me pregunto qué pájaros me llamaron, por qué tu guiño fue tan generoso y mi testigo tan fugaz como el parco patriarca de todas las pasiones sin contornos, como el aliento del gesto distendido sobre una cama inverosímil. Y fue que, de tanto vivir la muerte, volvimos al tumulto, a la cópula de la mentira y el amor. Tú que adoraste a dios para dar vida al diablo, incapaz de llegar, tu que trivializaste el camino, ¿cómo sabrás de mí con caricias ajenas? O puede que buscabas al minotauro tirando piedras contra el infierno. Desde entonces, sobrevivo en tu recuerdo y adiestro mi libertad y sus excesos. 19
  • 20. HUIS CLOS, ESENIN, HUIS CLOS... «Seres son que se lleva el viento». François Villon Soy el hombre, el hombre que aprieta el gatillo y mata la emoción para vivir mejor». Joyce Mansout Quisiste, impunemente, llegar a la verdad y se precipitó la historia. Pero llegará con el calor, el vino, la cuchara y una mirada limpia. De momento, todavía hoy, una canción rosa es obscena, impúdica, y el desnudo manto de los pecados cubre el perfecto suspiro del beso Rituales de anónimos futuros niegan el pasado y embridan el vendaval del grito y el hambre, del vigía sobre cielo rojo y las tierras negras. En el alero de las turbaciones de tu verso quedó el símbolo, tu sonrisa, la palabra, todo lo que era real, el futuro que redimirá el pasado, enhebrando la osadía de robarle, a cada noche, un nuevo día. Con la muerte de la risa y el olvido, quisiste ser el límite de la turbulencia, y aunque tantos fueron un único fuego, cada cual ardió a su manera. De tan tierno y rojo, fuiste disperso y sucesivo, hasta romper las normas, pero todavía hoy, las olas nos devuelven los rumores de tu ida. Vándalos como fuimos, sigues siendo un interlocutor inevitable, Esenin, y aunque muerto el futuro, nos queda la experiencia. Puede que un día nos digas de cuánta muerte está hecha la vida, de cuánto odio el amor. 20
  • 21. À TOUT JAMAIS, HEBERTO PADILLA “Todo es prodigio, por añadidura.” Jorge Guillén Ahora que titubear podría considerarse una derrota, desde la luz de la sombra, me reitero vivo, mecido por el moreno vaivén de sus pechos, macerado por las urgencias urdidas en la trinchera. Digo, pues, que la falsa concordia nacida de la paz es el eslabón final, que languidece, azul claro, susurrando espacios donde sumamos verbos, nidos que se disuelven, enajenadas violetas. Ay, Heberto, desde la esquina de la historia, pavonean polvos viejos, plumas y cantos rodados, conformando el remanso fin de trayecto. Ni jauría de seducciones, ni gaviotas negras, solo tardes bordadas, espacios de aurora de lino, como si descansara el vigía, durmiese el agravio y la complicidad del salmo, con la carencia, nos abocase al silencio. Un canal de risas. Vivir desde la trashumancia. Luz a la Luz, como si el final estuviera en el principio y nunca más lo sólido se desvaneciese en el aire. El deshielo nos dejó desnudos y sin historia, había que detener el torrente sin maldecir la lluvia, y entre tanta mugre ordenar el nuevo caos, la periferia construida del círculo de tiza. Tal vez no supimos que lo necesario no era lo conveniente, y tan solo fuimos héroes inadvertidos, suaves como algas, a veces, y también inflexibles y duros como el diamante Demasiadas renuncias para superar la pena, amigo. 21
  • 22. DEL CABARET VOLTAIRE AL CAFÉ DE RICK El mar es mar porque se parte en olas y renace al morir sobre la playa Vicente Gaos Deberíamos saber que son días sin fin, o puede que un torrente de cabellos. Saber que solo el verbo y sus analogías, pero también la amenaza del amigo, nos hacen accesibles y acosados, amantes nazarenos. Somos la realidad que, cómplices, compartimos. Cierto. Y agotamos los plazos, el beso, desnudos y boca arriba. Perdonamos nuestra herejía y exhortamos la caricia, el tiempo y cuantos signos hablan de nuestros orígenes, del dolor, de nuestra estancia. Tantos otoños amándonos nos paralizan la realidad y dudamos de aquella noche, hasta que nos golpee la muerte. Perdemos sus raíces, nos descubrimos en un solo y lento vacío que ni siquiera nos nombra. La estructural perversión. Tanto dolor, como un golpe de luz excesiva, nos ciega. Sí, somos un leve espejismo, una apuesta fallida y conjurada, una copia de la procedencia perdida, una ecuación poética. Como el triste laberinto de la fe que toma distancia, indiferente, y se pierde con el horizonte, pasando de la comunión a la proximidad. Único momento privado. Quizás. 22
  • 23. THE HOUSE OF THE RISING SUN «El llanto de los funerales se mezcla con el llanto del recién nacido». Tito Lucrecio Caro Roto el pacto del Sinaí, perdidas las noches de Rokha (¿dónde estabas, Neruda?), cómo encontrar la frontera entre sus muros y nuestras manos, si Caravaggio miraba y Pink Floyd dormía el caligrama de los sueños. Muchos años caminando y, aún hoy, nos perdemos en su bosque y nos quedamos absortos en sus ventanas, nos ciegan sus excesos, sus miles de espejos sucios Tan humanos fuimos. Con sus destellos, cuántos mundos huían de los que fuimos puertas. Y ahora, no sabemos qué posada, qué descanso ofrecían, en qué estancia pudimos ser huéspedes. Aún así, después de tantas lunas, qué extraño, saber de la soledad que compartimos tantos, para llegar a la meta sin atender al camino, tratando de subvertir el presente y acomodarlo al sendero que nos llevó de ser héroes a terminar como víctimas. Hay días que nacemos únicos, tan solos que nos asustan los largos descubiertos que adornan nuestra corta historia y nos aventamos, solemnes, como la mies en la era, desenfadados, como un obradoiro desierto, como la corteza de la miel del clan. Cuando la luz se apague y la ciudad caiga, volverán áureas bandas y los vientos del sur nos llevarán a los tres caminos con una sola puerta. Lujuria mágica del otoño que mengua. 23
  • 24. PERO MCLUHAN NO LEYÓ A PELLEGRINI «No esperéis el tejado que incluye la casa, yo abro la noche en la construcción futura, que es como decir que ahora, apenas, empieza el trabajo» Francesc Parcerisas Nunca sabremos si fue el amor o la palabra que lo nombra, pero contemplamos la travesía como un amor provisional. Tú desde el recuerdo, yo desde la esperanza. Como siempre, fui un aborigen de la pena y el hambre. Fue tu blusa, niebla sin piel, como el día corto, enojado y deseante, como la propia noche leve del asombrado moribundo gris, la que se acomodó a tus pechos y desató un requiebro, eludiendo tu sonrisa, y la libertad en precario de la estancia donde vinieron a reposar nuestras prófugas identidades. Algo sucedió, desmedido y tosco, la tarde que rozó tu verbo la serenidad del último beso, la luz que la sal refleja. Establecimos contornos, distancias, y quedamos frente a frente; las pasiones obscenas viajaron como agua a la deriva, temerosas, rebeldes, acopiando aprecios, referentes veladas, y tu adiós fue tan plano que no volvió, segó el horizonte. O puede que, de nuevo prójimo, solo fui un atavío invernal. 24
  • 25. ET VOILÀ... LA PITONISA EN BOMARZO «Se me fue el corazón con una mujer porque le gusta el olor de cebada que mi pueblo tiene». Sin-ichi Isikaua Algunas veces, con lo que sobra al regreso de tus noches y tus años, construyo inducidas obediencias estrelladas de celos, pitonisa. Recuerdo nuestros amores robados, en sombras. Tú que eras la luz, la orilla y la vuelta, qué bien fintaste cuando llegó el olvido, hasta fermentar los mitos y crujir los hábitos. Sin velas ni remos, el suave carmen de tus sueños, las indecentes prácticas veladas, tu magisterio y el inefable dorso de tu muslo, fueron mi derrota, Abdique ante el irreverente manantial de tus ojos, anillos de espinas, y me llevaban del suburbio a la arena, del sortilegio al oráculo. Sí, ven ahora, y deslízate, como el amaranto de tu falda sobre el alomado paisaje de tu cuerpo. Ya verás, un día de estos despertaremos con el fuego apagado, que no muerto, y durmiendo sobre el amor. 25
  • 26. EN CAFARNAUM, CON FLORENCI CLAVÉ «Somos dos para el campo y el ensueño y dos en la canción siempre de vuelta». L. F. Vivanco Un día dejamos la metafísica, los colores y el versículo y envueltos con la verdad de la calle, nos sumamos a un largo camino que venía de lejos. Con una antología de inhibiciones dormimos en la estancia abierta, aquélla donde, si nos excluíamos, nos condenábamos. Ecuménico fue el trasunto de nuestra vida y convivimos con la luz indolente, joven y apiñada, saboreando la corteza de la miel del linaje y buscando nuevos hogares para amasar el pan. Pero cuando llegó la muchacha, Aldebarán ya era viejo y apenas pudimos gozar el cálido aliento de los dulces abiertos, y envolviste a Mondrián en un cómic. Tal vez fuimos como el fuego que alumbra y no calienta, o puede que, como la roja lumbre, terminamos en plano y gris. Hijos de nuestra tierra y nuestro tiempo, nos apareamos, como las hetairas de Roque Dalton y su intenso azul. ¿Cómo decir que la vida pudo ser un malentendido si clausuramos tantas penas como puertas abrimos? No, no se excedió la utopía, pero hubo que trenzar los silencios de la otra historia de dios y su manera de morir. Ahora, que ya nada será una cosa y la contraria, qué más da saber, que el camino venía de Cafarnaúm. 26
  • 27. OTRA NOCHE MÁS, JOYCE. «El día conjura los dioses blancos de las tinieblas» Leopold S. Senghor Aún no era tiempo de que cada cual despertase del sueño. Anochecía, y asistimos a la boda de Brueghel. Hubo que vivir con el alma puesta, gatear por los besos, beber llantos, mirar al horizonte, trufar risas, confundirnos con el paisaje gris. Nos mecimos en la dádiva opuesta del burdel milenario, macerados como los hijos de la tierra prometida. Cada cual se descarrió como pudo tratando de desvencijar los sueños, sin saber qué nos hizo singulares. Tuvimos miedo de la angustia anónima, vagabundos por tus alrededores, y cabalgamos al genio de la umbría hasta encontrar el límite, el delirio, los cantes de levante, los lamentos fenicios. Tú nos desvelaste que lo que mata no es saberlo, es no poder modificarlo. Así, pues, qué más da vivir en la sombra si nunca resucitaremos y hasta la duda perece en estos tiempos de inquietudes, perdida la trama de la vida con la muerte. 27
  • 28. EL KYRIE DE DYLAN THOMAS «lo que no fuera pecado sin el poder, o el saber, o el querer de su amado.» Ramón Llull Iniciaste la travesía sin apenas brea en tu quilla envuelto en la pirotecnia cordial de la tortura. Volaste sobre los pechos y a la entrada del reino, invocando el éxodo, trasladaste los odios hasta el día que hicimos canto de la entrega. Todo cambió, pero mantuvimos nuestra hipocresía más allá de la risa del cono, del reto del acertijo. Planeamos sobre lo evidente para morir en la inocencia sin saber qué nos hizo singulares, cómo morir a caballo de una marea, siempre distinta, siempre igual. Prohibido el piano, noviembre triste, el corazón desnudo y la aurora perdida... dilapidamos el rojo envuelto en penumbra. Vuelve, vuelve y descansa. Tienes mantel y cubierto, agua fresca, manta y una guarida. O lo que es lo mismo, nos cogeremos de la mano, desafiaremos el pasado y seguiremos viaje a nosotros cabalgando un caballo loco que apenas piafa sobre los amores muertos. 28
  • 29. JORGE MANRIQUE EN LA TABERNA DEL IRLANDÉS «No acortes el camino inútilmente. No tengas prisa. Espera». José Bergamín Anoche, absorto, no encontré la esquina de la vida, ni tu voz. Abril cautivo, la salvia y la rosa sé que volverán a ser rojas, y en las colinas de luces agazapadas, riberas del sueño, volverá la zarza. Siempre vuelve cuando sobran ausencias. Y daremos paso al vértigo del día explorando los silencios, rompiendo la melodía, el indefinido registro del retorno. Sé que nunca te aposentaste en el envés del camino de la huida, que fue el vaivén, y sé que con la entrega vencieron los cobardes, que adecentaste tu tristeza y la metálica sonrisa de la luna. Muchos hicimos del corazón un giratorio sin picaportes. Eran noches que rastrillaban las sorpresas encogidas y las palabras establecían rejas, proponían cruces, oscilaban mares, denunciaban cielos, quemaban puentes. Tenaces, tuvimos que congelar llamas, enmudecer olas, apagar estrellas, intentar vivir en el caos sin ser destruidos. Tal vez deberíamos saber del alboroto de la niñez perdida, y atemperar el paso con la meta que huye. Horizontes neonatos y perdidos. Y su mano que, sobre nuestros hombros, levanta alivios y añade libertad. 29
  • 30. LA VUELTA DE NAZIM HIKMET «Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde yo nunca dije que me trajeran...» Cesar Vallejo Solo fue un instante, pero rozamos lo absoluto; la palabra nos daba el nombre de cada cosa y fuimos el sujeto del universo, el inicio del ausente, la sangre del poseído. Se volatizó lo estable, nacieron millones de aristas y apenas pudimos doblar la angustia, construir un mundo, pegados al polvo como la grama y confabulados. Desnudos miramos, frescos y cautivos, el limpio olvido y con los restos de nuestra vida, volvimos a empezar. Algunos tenían la llave del odre de los vientos, las señales de las sombras para llegar a la puerta y liberar el susurro. La conjura del verbo codificó el símbolo de la mentira y postulamos el aplauso que ocultaba la indiferencia. Emergió el verso que oculta el llanto y apenas muestra el propósito. Cuántas barandas hubo que cubrir con abalorios para negar los muertos, dormir al centinela y trascender la soledad que, a contramano, destacaba la semilla. Construimos significados, iniciamos la transacción y no hubo nada que compartir. Un nuevo siglo amanecía. De nuevo los tenderos de dios iniciaron la perversión y pasamos de ser una sorpresa a ser una premisa. La sombra de la impotencia fue un hallazgo inédito y no bastó romper la cadena, tuvieron que separar los eslabones. Ahora se planea sobre lo evidente y muere la inocencia. Cerca de ti tuvimos miedo y al alejarnos angustia; aún así, éramos una multitud que pretendía ser un pueblo. Situamos la libertad en el límite de lo posible y aprendimos que siempre habrá motivos para sugerir una verdad amable y mentir. 30
  • 31. QUÉ VERDE ERA MI VALLE, BUKOWSKI «Todos los pequeños dioses han comenzado a llorar, pero di adiós ahora y sal al mar». Wystan H. Auden En aquel valle hubo sangre y tierra, raíces, viento, y ningún blasón. Antes de que el bien y el mal fuesen anarquías auxiliares, mucho antes de que, atemorizados, huyéramos del naufragio intentando acoplar nuestro paso al del universo, antes, murieron la esperanza, la ternura y apenas pudimos negociar la rabia. ¿Cómo aceptar, pues, que tu mirada perturba mi revuelta, que las palabras son las cosas y tú el espacio donde moran?. Ahogaste la rabia y copulaste con la mentira y el amor, conseguiste pétalos obscenos, como cualquier milagro, anillando la frescura y el pronóstico que nos acorrala. Qué más da que el tiempo, detenido, descanse sobre tu frente, que perdure la muchacha prieta de desafíos y luces en la frente, violada por la luz de Modigliani, como un motín de golpes, afanes, trompetas y lunas. La lluvia fina, las aldabas suaves, los bordes de cristal y tu gospel fueron constelaciones decadentes que, todavía hoy, titubean sobre la hechura triste de la trinidad y el aire solano. Aún así, el candil de tu inocencia es un collage, un estandarte que baila. De un mismo origen divino, un día, nos sumaremos con la roca, el agua y el aire, hasta conseguir que lo justo devenga en necesario, como los dioses y los recuerdos. 31
  • 32. EL DISCÍPULO AMADO «Honremos a las edades en sus caídas sucesivas y al tiempo en su voracidad.» Victor Segalen Así en tu risa como en tus besos amanecimos en el cruce de los vientos con el dolor de tus días y la bondad de tus manos. Tejimos un largo sendero hasta la sombra, pero también a la luz, y crecimos, coqueteando con el abismo, de la mano de la disolución de la nube. Así fue que hoy rielan por el horizonte anónimas asesinas navajas opacas; algunas, de los que volvieron a las cavernas, otras, de los que ciegos huyeron para encontrar el breve espacio común, los deseos anónimos, la sorda música macerada por Smetana, la extraordinaria fertilidad del margen y, de nuevo, rodando los canguilones de la noria, como el rumor de los versos del vecindario. Tantas vidas fluían al margen, huyendo del ayer, que tus caricias ya nunca más fueron despojos, ni turbaciones del desencuentro. Piel maullada y testimonial, sí. Y nos restan los ardores coronados del camino y el trasiego. Todavía se mantiene el misterio de por qué tan poca tregua dieron que hasta la oscuridad nos negaron. Minúsculas revueltas nos tutelan, y nunca supieron ver en el centro de la inquietud la desazón de la tormenta. Tú, hijo de la mar, tuviste que asumir la duda y osaste abordar, desde la niebla, embarcar cada noche sin esperanza, dormir cada día sin el brío de los excesos. 32
  • 33. LOS RIBETES SEFARDITAS DE CANDELARIA «No es que la noche sea más larga porque se haya ido, es que mis ojos, al llegar la mañana, no ven su luz». Ben Sahl Nada sé de ti, pero tu luz me salva, cómplice. La noria estéril, complicada y tan diminuta que me acompañó en la severa adolescencia, único florecimiento, se me desborda inundando la tarde, explorando los silencios. Aún recuerdo tus largas y asombradas miradas perdidas en la medina que nos abrió la luna. Cuántos largos plenilunios, dominios y desapegos, vivimos con la pasión que nació sin pauta, como la mirada fresca y vacía de memoria. Fue a conciencia perdida, sin casi tregua. No podíamos entender que un beso soñado siempre es único, volátil, como cualquier sonrisa. Iconoclastas con nuestras raíces, ambos vivimos romances sefarditas, ritmos sufíes, dulces gallardas. Quizá fuimos amantes sobre el sembrado. Aquella tarde nos cubrimos de celestes cristales y el rocío simuló un devaneo de tus mejillas, hasta que un alud de pasado quiso sepultar el futuro y a cada placer le nacía un vicio sicario. Ya sabes, marinerita, navegar es descubrir que amor y odio, un día, se unirán en el abismo olvidando el heroico comportamiento del orgasmo. Dormidos sobre el olvido pegado a los muros, arrullados por las sátiras de Joao Pinto, ¿cómo saber si las muchachas traían la primavera o fue ésta quien trajo sus aires y sus danzas? El reguero de luces que, todavía hoy, reverbera en el salitre, nunca fue una revuelta, tan solo un estallido. El paroxismo de la soledad. 33
  • 34. LA ASUNCIÓN DE LA PATRIA POTESTAS «Ir alegre al encuentro de la meta que no existe» Max Aub Como un lecho virgen, fuimos tímidos y esparcíamos la noche, alargábamos el tiempo esperando un instante de belleza. Recuerdo que un día titubeamos, peregrinos de la ternura, frente a un beso errático. Éramos ocupas del impúdico amor. Vimos la dádiva de una sonrisa como la hierba fresca silente, fugaz como los confusos lindes del malévolo arrebato. Nunca supimos hacer el recuento de los secretos y los miedos y aprendimos a ocultar aquello de lo que hablábamos. Nos quedamos desnudos frente el poder y se agrandó el silencio, liberando las fútiles certidumbres hasta instalarnos, vecindad incierta, en el límite del escándalo y la contradicción. Apenas con rabia. Sin casi luz para el perdón, frente al desespero de lo insólito, irreverentes, que no rebeldes, trastocamos la línea del tiempo, las vetustas combinaciones y supimos que Luzbel había muerto. Ignoramos la verdad y guardamos nuestro futuro en el Arca de la Alianza. 34
  • 35. BUSCANDO LA SINESTESIA DE BAUDELAIRE «...bajaba al triste reino de la oscura gente y la mujer perdida recobraba». Gracilaso de la Vega Aquella noche fuimos despiertos, deslumbrados. En un ritual de lujuria, vencidos por el naufragio tus suspiros, resueltos los silencios del río, victoriosa a mi pesar, reposaste tus cabellos sobre mi pecho y tu boca buscó mis atributos erguidos, que penetraron hasta donde nace la sensualidad de tu voz. El viejo recuerdo de la piel. Toda tú brillabas de deseo, haciéndome olvidar que estaba en custodia, encadenado y disperso en tus múltiples labios. Allí en Montparnasse te encontraba, te perdías, me entregaba, nos disolvíamos, te me dabas. Truncada insistencia en busca del eslabón. Pero nada era lo que vimos. Nunca lo fue. Perdura el peligro de que las nuevas brisas del otoño nos borren, sin llegar a saber cual es el origen de los espejos, su luz, y los memorables enigmas de tu palabra. Nos fugamos del presente y te perdiste. Solo quedan plegarias, deseos y alaridos y el convencimiento de que fuiste el origen de una imagen perdida de propósitos inolvidables. De vuelta del encuentro con Baudelaire, nos miramos, ordenamos las conexiones, los principios y los fines, y preñado de añoranza, me ganaste. 35
  • 36. BANDERAS SOBRE EL POLVO. «Por el lado del cielo levantó las nuevas almenas y sobre la losa del altar sacrificó el cuerpo». Odiseas Elytis Somos el principio, el ángel negro de tantas cosas como inevitable fruto de un tiempo. Asombrados vemos desplazarse el horizonte, perderse los relieves en las alas de la oración nocturna. Sobornamos la trascendencia, subvertimos el equilibrio, desahuciamos la paz de los cuerpos y del refugio y abordamos el descuido necesario para caminar, lúcidos y transparentes, como el dolor de una lágrima. Por una noche al menos, entre náufragos y vértigos, seremos la senda que conduce al principio del universo, el deseo calcinado por el reflejo solar del espejo de tus ojos, el final de la senda que nos descubre que la roca, el agua y tus pechos, tienen un origen común. 36
  • 37. LA REVELACIÓN QUE ENVOLVIÓ A ULISES «Hazme, te pido, el corazón tan fuerte que a tus designios mi querer se ajuste». Ausias March Mientras dormíamos sobre el sueño inalcanzable, raudos y atomizados pasaron los días, los herméticos cambios que nos perdían. Tal vez resbalamos, precipitados por las estaciones, olvidando la balada prudente del extremo rock. Y te vas. Como el futuro que ayer creamos, te vas, buscando un golpe de suerte, un puntal para la vida. El beso de bronce, quizá. Sí, alguien debería advertirte, que volveremos a vernos donde la calle se pierde. Muchos besos nos robaron, pero uno solo más y aceptaré que ninguna tumba es estéril, que nunca nadie desaparece. Oh las escolleras de tu pubis, los delirios que nos hacen universales, desnudos, limpios. Todavía mantengo notas sobre ti, de tus escondites, y las riego a diario, mientras releo a Kerouac, y me acechan un corazón ciego, por viejo, una mirada perdida y un caminar turbio. 37
  • 38. EL DERROTADO CANTO DE LA PRIMAVERA «En tus ojos mis dedos de mimbre mis pálidas manos contemplan los peces más tristes del mundo». Jean Genet Anochece y sigo sobre tus muslos. Ambos fuimos presente. El sol que se apaga no volverá, será otra luz ajena. Solo queda el temblor de tu mano, la imaginería del amor, el súbito espacio que suave duerme, disipado y de rodillas. Apenas armamos un leve ideario y en desorden los recuerdos huyen hacia la equívoca luz de la historia, y si vuelven, ciegos y fríos. Celoso del regazo y la lejanía, nacido del interminable canon, del vibrante gesto de tus labios, encuentro tus anónimos deseos, tus cálidas ideas huérfanas, el vuelo leve de tus pies descalzos y las llaves del gesto. ¿Cómo hacer para encontrar tu camino y desterrar la angustia de la lágrima, la sal de tu piel ocre, la levedad del agnóstico salmo que perplejo se insinúa, llora y busca el río, el agua que huye? Cuánto tiempo perdido exaltando el aroma de los vértices de amor, anhelando la libertad y el alivio, más allá de los límites del cerco de la venganza, hasta ver huir a las tinieblas. Desasidos quedamos, con la luz descompuesta. En precario, el horizonte y las manos abiertas, itinerantes sobre tu piel, ciegos. 38
  • 39. LAS ONDAS CUÁNTICAS DEL AMOR «¡Deberíamos poder acostarnos uno dentro del otro, como los pistilos entre los estambres! Rainer M. Rilke Preparada para el amor, tuviste que adormecer la guerra, en aquel combate para sobrevivir. Sorprendida en tus vírgenes encantos, ahora, el cuerpo a cuerpo te galopa y la sonrisa del jinete te asusta. Temerosa del pasado, recelas confundir necesidades y amor. No importa, eres fruto de la historia de tu sangre y la dirección del viento. Vives la epifanía de tu cuerpo y das luz con el cristal de tu risa a nuestro alegato de las primicias, al paroxismo de la soledad, al suave descaro de tus rodillas y a la obscenidad del sufrimiento. Perdimos el pasado, sí, pero guardamos la rabia. Hosannas caídos, flores, escenarios, y un anillo que gira perdido en alta mar. 39
  • 40. LA ORFANDAD DE LA VERÓNICA «La automatización devora los objetos, los hábitos, los muebles, la mujer y el miedo a la guerra». Víktor B. Shklovski Fue un tiempo febril, hoy proscrito y fugaz. Ignorados y emergentes ganamos la pena y desabrochamos la noche. Abrimos el mar. Pudimos desnudarnos en dirección opuesta. Algunos se abrazaron a tientas. Tú y yo no. Como una difusa primavera anticipada llegaste, tomaste posesión de mis centros cordiales, marcaste el ritmo con una mirada y la premura y el oleaje de mis ansias y su savia. Te deslizaste sutil por mis alrededores suave y fácil como un minueto barroco. No hubo batalla, ni tan solo tiempo de pacto. Sencillamente me tomaste. Desde entonces tu mirada me desnuda, tu piel me germina. Cerrada la vuelta, vigilo tus deseos, vuelo, halcón rehén de tus pasos y sus orígenes. Observo el parto de tus avatares, la duda que dormida entre la hierba, pugna con la nieve, la necesidad de tus designios de verónica. Son los compromisos de tus días y mis noches, tus reclamos, mis lentas destrezas, licencia para lamerte los acompasados secretos como las olas la arena y el viento al árbol. Apenas nos importa cuándo ni cómo llegar, y nos mantiene en pie la finta diaria. La luz. Y así fue. Tomamos posesión del territorio, un día verde, otro rojo, camino o senda o cometa, pero siempre directo a tus muslos, huyendo del vinagre y de la ceniza calva, sacando nuestras heridas a tomar el sol. Por si un nuevo flujo nos reclamara, porque jamás ninguna tumba es estéril y nunca nadie desaparecerá al morir. 40
  • 41. LA APORÍA DE ZENÓN Y EL LLANTO DE PENÉLOPE «Todo deseo verdadero esta desnudo y con las manos vacías». Harry Martinson Amarilleaban los verdes –¿sería el otoño?– y el laúd se cansó de acompañar cánticos perdiéndose entre desnudas danzas. Huyeron los vientos. Fueron noches largas que se clausuraron a trallazos de luz. El azar, rebelde, escogió nombres, gestos, nosotros la rabia, la vergüenza y el llanto; algunos, los más, la mirada perdida. Pocos conocían que cualquier futuro necesita saber contra quien madura, de quien huye. Únicamente tu tiempo fluye en el círculo infinito. Por entonces fue que establecimos reservas y un atardecer nos procuramos alivios, o tal vez deberíamos llamarles amor. No sé. En cualquier caso, nubes preñadas de peces rojos cerraban y abrían la luz, dormían la sombra, volaban sobre un horizonte inestable y el mañana se hizo invisible, como el mejor enemigo. ¿Sabes...?, en vano intento ahora recordar tus besos, tan solo, si duermo, sé del sabor de los míos. Qué pena mujer, y cuanta soledad nos queda por vivir. Todavía crece y deambula por tus sueños, el sol que se dormía en tus ojos, y al descuido se traga el espacio y el dolor queda huérfano. Solo los días nos sirven, aunque apenas son una señal, como el paño sangrado de tu primera vez. 41
  • 42. LA DISPERSIÓN DEL ÁNIMA MUNDI «Amigos que no nos hemos saludado ni una vez siquiera, sin embargo podríamos morir por el mismo pan...» Nazim Hikmet Amanece. Nada nuevo que registrar, apenas esbozos que relucen desde donde miramos, desvinculados, a nuestro pesar, de su sonrisa. Una endiablada velocidad de tiempo construida, amenaza la desazón del continuo y desmesurado cambio, de la lúcida mirada que llega al fondo vacío, a la ruptura febril de aquella comunión mística. Y a contrapié, un instante, nos sabemos autores impersonales, amanuenses del supuesto, necesarios como la presa al lobo. Huyendo de dios, derramados y seducidos, temerosos de que un día el amor nos rapte, nos gane con el sol y se pierda con la noche, buscamos, inconscientes, la suma de horizontes hasta que, debilitado el entorno, se abre el hueco por donde el beso de la diosa negra, nacida del verbo, mestiza el tatuaje y el torbellino del tambor del Gólgota, intentando salir de la vida, buscando la orilla del suicidio. Para cuando llegue ese tiempo, venid tal cual, recogeros súbitos y sin cadenas, desnudos y sin raíces; de maitines. Vientos, muslos, metales, cuerdas y orgasmos, porque habremos apurado nuestros vasos y temblarán los adversos, y torrentes de cálidos colores siderales, desnudarán nuestra entropía. Da igual cómo; seguiremos siendo los prójimos más cercanos, esperando el beso improvisado que, receloso, ascienda desde las rodillas a los vecindarios. Probablemente, los rizos mojados, dormido Stravinsky y Durero en el recuerdo, el sereno otoño de caídas doradas calmarán las heridas, dormirán las raíces la hechura triste de la trinidad y la codicia del fuego. Y nos perderemos en el equilibrio del Ánima mundi. 42
  • 43. ENGAGEZ VOUS, JEUNES CAMARADES «Siempre con la esperanza de llegar al mar sin pan ellos viajaban, sin bastones ni cántaros». Stèphane Mallarmé «Quien desea y no actúa engendra la plaga». William Blake Vivíamos envueltos por masas grises, uniformes, indiferentes. Digan lo que digan, las momias de ahora, nunca fuimos a Woodstoc. La cosecha esperaba y las nubes, negras y preñadas, emergían del cieno. Lo cierto es que los vivos estaban bien muertos y os aseguro que París nunca valió una misa. Dominique desapareció y nadie nos esperaba, solo Brel y Ferré señalaron el caos solidario. Hoy todo es lo mismo, pero nada es igual, tan solo persiste la confusión de si se hunde aquel mundo o tal vez es que aprendimos a querernos. Quien sabe... Ahora tú tienes el mando sin norte y el deseo, eres tantos como el alcance de tu empeño necesite y la prospectiva descansa o vive en precario Tú vives, como puedes, pero vives, my sweet lord. Ambos sabemos que frente al desacuerdo recreas un lecho feliz, mullido y sin aristas, que desborda la última dimensión de la luz. Reversible, quieres jugar con los cuerpos buscando cobijo bajo el trabalenguas del silencio y la paz. Y no despiertas, tan solo porque, ladrón de sueños, tu muro es de pastel, y tu ángulo vacío y plano como el deseo frustrante de la no correspondencia. No, no es cierto que siempre nos quedará Paris tampoco que no te disgregues, como materia que eres, atado a la indolencia y al hastío de tu futuro pasado, a tus rutinas y tus miserias. Obsesiones varadas. Agüita de limón, amigo, y larga vida para llorar. ¿Qué tal si un día te asustas y cabalgas al monstruo? 43
  • 44. PARADOJAS DEL INFINITO VACÍO «Escribo, hermano mío de un tiempo venidero, sobre cuanto estamos a punto de no ser, sobre la fe sombría que nos lleva.» José Ángel Valente El recurso del canto torturado, el cuerpo, ajeno por sobrevivido en la indecible armonía acogida, vuelve a ser silencio, imposible signo extraño. Quisiste, con un abrazo, vivir, desechada la pretensión, más allá de donde todo amanece. Fue imposible conocer de tu ausencia sin aprender a rodearme, ajeno y sin armonía, de los espacios que nos promueven el golpe de luz, como cuando se aleja tu mirada sosegada y morena, recordándome el hábito de múltiples amantes, el sereno susurro de tus muslos. A fin de cuentas, igual que las nubes amantes y ajenas, hasta llegar a la fatiga donde nace el equilibrio y su luz abre nítidos colores, eres solo lo que queda de vuelta. Y así, qué pena saber que la noche, ni las galaxias, ni la curva luz, ni los campos santos, son infinitos. ¿Cómo y quién sabrá, pues, de nuestro amor? 44
  • 45. TODAVÍA TE AMAMOS, PARA NO PERDERNOS «dijo que había pasado media hora de la hora de los besos y que era hora de besar otra vez...» James Joyce Y qué decir del vivido meandro, del poso que se almacena en la memoria, del cordón que te sobresalta, condecora y ahoga, de aquellos que te amaron hasta saberte humana, de tantos y tantos olvidos que se nos disolvieron en largas noches... Tal vez solo eran sombras, deseos migratorios sin más norte que el tórrido sol testicular, tal vez. Todavía es largo el silencio y su formato extraño nos hace fecunda la espera, estéril la duda. Envueltas en una fanfarria quedan las llamadas a la gloria que nos convocaron, sin nombre y opacos, monteros como fuimos, huérfanos de dios. Inquieta y sin norte, te alejas o vuelves, como la ola en pleamar, serena en la superficie. La lluvia pascual, de fragancia incierta, abraza las orillas morenas del continente azul. Náufragos, abrazamos la nostalgia, adosados a la claridad del sur. Vivimos. Nos llenamos de sombras y roces borrosos, de ágiles horizontes rápidamente desiertos, de largos susurros de cansados guiños, como la vieja espuma que ciñe la nave, como la resina olorosa que recorta, expectante, la cacería de la hiedra, el reposado rayo del sol, como una pasión desvencijada resuelta a morir de vieja. 45
  • 46. DESDE RUSSAFA AL ALBAICÍN «con un golpe elegante y feroz lo echaron a la calle, para que se hiciese hombre» Vladimir Maiacovski Descubrimos tantas cosas, transitando hacia el sur en aquellos días rodeados de verdes, de azulones mutilados, de pasiones ciegas, cuando no de torvas miradas de viejos halcones... Hoy el recuerdo vive impregnado de placidez y aún de gratitud. Fueron largas noches de pulso acelerado y suspendidas risas. Sin miedo, caminamos del rojo al amarillo, del verde a la esperanza vacía. Pretendíamos vivir. No hubo que bajar banderas, las mató el tiempo. De nuevo nos descubrimos, mutilados, sorprendidos y hasta con blasfemias, los sueños balbucientes, el corazón tenso y aquel perdido deseo milenario. Nostalgia que tejió un sendero hasta la sombra, pero también hacia ti. Renegamos del pasado, y proscritos, dispersos, las caricias derrotadas y sin sangre, temerosos de la burla y rotos ya los moldes, obligados a compartir aquel mundo extraño, pudimos navegar. Sí... pero desde el vacío. Fue suficiente para descubrirme que un tercio de mi vida pasa por tu cintura. Y nacimos. Oficiamos la ceremonia del héroe, mientras tanto un aluvión de cuchillos rasgaban, huérfanos, el horizonte, y aquellas decrépitas verdades que reventaban sobre los prados. Asombrados los viejos y la luna se cubrieron con la escarcha. Eran tiempos de avance... también de huida, y el canto desnudó tu mirada nazarí, las perdidas almenas de Medinat al-Zahra y la irreductible esperanza de un mundo nuevo. 46
  • 47. PANGE LINGUA GLORIOSI «Y era tu espíritu el más débil pues tu apetencia de vida era la mas intensa» Francisco Brines Era un rosario pastel de miradas, de manos blancas, de ocultos deseos, de litúrgicos besos, de dormidos muslos, de hostias y de ritmos lentos, de primerizos amores. Te deum. Voces beneficiadas envolvían la liturgia abovedada, visiones celestes y deteriorados enigmas. Niñas núbiles de voces nacidas del violeta y rojo, de aquellas largas notas prendidas a las vidrieras mientras que el largo de Iron Butterfly se perdía como un silencio amanecido hijo del agua que vuela, sin padre. Canon perdido y danzas de mozárabes peregrinos, cantigas y zejeles. Abadesas de pretendidas vírgenes, rondas de vida y novicias de espléndidos hímenes polifónicos. Dolores del gozo. Maitines, motetes y los lejanos albores policromos que a diario se recogían en el adusto ábside donde guardamos los deseos romos. Capitel que nos sostiene, sin dios. Tan solo contrafuerte frente al tiempo y a la paz cisterciense de Las Huelgas. 47
  • 48. INFORME SOBRE EL ESTADO DE SITUACIÓN «Tierra donde arranqué a vivir, quiero salvarme antes de que el mar me arranque de raíz». Blas de Otero Como un amante investido de luz y futuro, que balancease la mirada sobre el revés de tus manos, atento solo al hemisferio donde te aposentas, así, ahíto de romero, melisa y salvia, casi roto, como el crepuscular murmullo que acompaña los labios que sobre tu piel se deslizan, así, tú que tanto lloraste por el placer del dolor, o tal vez evanescente luz entre niebla azulada, así, digo, mujer de propinas y mancebías, quedo, sin vela ni faro. Extasiado y permeable. Desplazado del olvido, desertor del suicidio, tenaz como el amor que marcha y vuelve, desnudo y sorprendido como la luz que oculta tu larga y desconcertante caricia, así devienes, breve como tu indicación breve y adolescente reflejo fugaz de espejo, tangible a distancia y provocativo, como sonrisa, como lecho del mar donde se quiebra la voz absorbente y sin bordes. Así, como cuando se aposenta tu ausencia llenando las horas, los montes, el lecho del río, la inundación del canto, como perverso anticipo del espacio sin principio ni fin que nos espera, sin apenas retazos de un dios, así te quiero. Ya ves, todavía nos queda un sorbo de manzanilla, un bolero polifónico anotado en tus recuerdos y un corazón perdido, de tan ancho. Aleluya, pues. 48
  • 49. LOS LETARGOS DE LAS DOCE TRIBUS «la posición que puede y debe ocupar todo individuo para ser el sujeto». Michel Foucault Hay ocasiones en que parecemos diversos, otros, pero idénticos, nunca el doble de nosotros mismos. ¿Cómo mirarnos? Pobre intento de dar un perfil fácil. Nacemos y navegamos sujetos por los mitos de la tribu, del clan, buscando nuestro secreto, sin orillas, montando un triste tiovivo, descansando apenas sobre un fragmento de tiempo informe, buscando un límite, Así, desnuda y cubierta, llegaste, sin fronteras, inmensa y sin perspectivas. Ni una pilastra, ni un frontispicio donde anclar la mirada. Noche y día solo eran escenarios para tus ojos, lo demás, galaxias, esferas cóncavas, imágenes equívocas perdidas en la plenitud del páramo disperso. Fuimos desubicados en la pirámide del tiempo, perdimos el pulso, diluimos la correspondencia, el común beso pretendiente devino particular y confundimos la arbitrariedad del deseo con el artificio de ser uno más y sumergirse. Sin pretenderlo, la historia fue más que el álamo solitario, que la palabra cercana. Mientras, la vida fue sucediendo, sin saber qué se nos moría, ni hacia dónde renacíamos. Resultamos aturdidos, suavemente de nuevo relegados, en espera de destino, mientras una pavana gallarda nos mantiene vivos, o el pudor y el recato. Lo dicho durante el beso: somos un tenue desplazamiento del vacío a la nada. 49
  • 50. MONDRIAN Y LAS EXTRAÑAS DISTANCIAS «...Que en ella se oscurecen los amores lejanos». P. Neruda Ayer, cuando te reconocí, cuántos momentos felices volvieron. Como siempre, besé tus mejillas tersas, morenas. Fugazmente volvieron a sonar, confundidos, el blues y el beso que presidieron la ceremonia. Sin embargo, tu mirada era distinta, tu voz diferente, tu sonrisa lejana y tus manos, que tanto amé, estaban frías. Por la noche, cerré los ojos, me miré y comprendí que ambos manteníamos tan solo las formas de aquellos que un día vivieron un mismo mundo, recibieron una única luz. ¡Qué extraños somos a veces, amiga! 50
  • 51. LOS REBELDES PLACERES Y EL DOLOR HUMILLADO «¡Qué hermosa tú, libre y en pié!» P. Salinas Pasado mañana, cuando averigüemos qué pretendíamos y entendamos la condena a ser depredadores y sonreír; cuando encontremos los adecuados gestos, las ambiguas palabras para mentir, sonrisas para cubrir las vergüenzas; cuando sepamos esquivar la luz que nos asedia y agobia; cuando desconfiemos del libre albedrío, de la libertad que tan mal administramos; cuando estalle, como una estampida de llantos sordos, el sarcasmo ávido que, cuidadosos cultivamos, indiferentes, neutrales; cuando, un día, indolentes al rumor del amor, atribulados, sin apenas resortes, con sigilo, aparezcan ensamblados nuestros días y las noches, es un decir, entonces, ¿cómo aceptar, que, otra vez, vuestra mirada modificará lo que de mí quede?. 51
  • 52. EL RECELO DEL HALCÓN Y LA DONCELLA «Vete ya de estas tierras, todavía puedes hacerlo, aun no ha llegado el tiempo de odiar». Carlos Sahagún La negación última a morir lo cobija en la frente, le ensombrece el futuro, apaga el recuerdo y resalta, tanto como amanece, las aristas. Sutil, de largos sentimientos toscos, descubre el desliz de la sonrisa amable, intuye lo que el gesto enamorado esconde, desdeña el valor del tiempo. Y permanece. Nunca pierde el ritmo y resuelve sordo. Ácido, se condena a extinguirse sin apreciar la repulsa. De reojo, desprecia cuanto de nuevo nace. Sus quejas susurran y huyen a caballo de sus ansias. Sabe que en un principio fue el orden y podemos, con un solo beso, originar el éxodo y el caos, disolver los sueños, fondear tus muslos. Qué tropel más desmedido de asedios, soslayando el sosiego, la caricia diminuta, el requiebro del antojo improvisado, y la delación del aviso confundido. O el ritmo sensual de tus limpias caderas, la embriaguez de tus nalgas entornadas, la impudicia cimera de tus pezones y sobrevivir en libertad con tu recuerdo. 52
  • 53. LA VERDAD OCULTA «quiero buscar tu llanto, con mis caricias quiero encontrar tu debilidad» Maria Wine Qué claras maravillas fuimos, desnudos, rebeldes, amantes siempre, apenas prójimos y sin embargo me hablas, me piensas, me susurras, me besas, me desnudas, y aun así te amo. Ambos conocimos el lento devenir que cambia todo, la corta raíz del beso hallado, los inquietos placeres arbitrarios que van, uno tras otro, ciegos y desesperados, en busca de la caricia dormida ayer noche. Pero en el tránsito nos perdimos, soñábamos, tal vez abrazados y solos como cuando necesito pensar en ti y callo. La tentación del silencio fingido y esa mirada perdida allá donde no estuve ni llegaré de tu mano. Es la señal, lo sé. Qué lejos somos, aunque me rozan tus largos cabellos. Incapaz de otra derrota, mañana me enamorarás de nuevo. Relájate. todo es igual y diferente. Nada quedará. Es nuestra verdad oculta. 53
  • 54. EL GENIO DE LA UMBRÍA QUE CUBRE EL AGUA FRESCA «...lo que iba a ser una elevación momentánea de la prosa se ha convertido en el programa». Witold Gombrowicz Después de las siete plagas, durante el largo tiempo del éxodo, muchos de los que hoy duermen o sobreviven, supieron del patriarca, del vértigo y de las insistentes tentativas. Lejano el Jordán, cansado el bautista, la duda y el sarcasmo olvidaron. Cayeron las torres de Jericó, y nació el espejismo de la paz, la húmeda nostalgia del rocío. Amaneció el cubre que nos descubre, el recuento banal de nuestros días y el ávido tedio empezó a zozobrar. Ahora los recuerdos duermen mudos. De nuevo, los llantos en estampida, la madeja abandonada y el vacío se ciegan de sinsabores. Y esperas. 54
  • 55. DESDE TARAUDANT A LA ALMUNIA «conocer es un acto que transforma aquello que conoces.» Octavio Paz Llegó el invierno y me encontró ausente. Navegaba desde el miedo hacia la esperanza. Tomé descanso, adopté un seudónimo y en el ámbito donde tu corazón renace, reposan tus silencios y te cubre la sábana escarlata. Ojala el mito volviera al confín de tus cabellos, al conflicto irremediable y a compartir el amor a la vida. Fáciles videntes del pasado no supimos de besos regalados, noches gratuitas o amores furtivos. En el umbral de tus manos espero a los pacientes geranios que, a tientas, devienen crueles y enamorados. Como quieras que busques la aventura, en mis ojos, tatuada, permaneces. 55
  • 56. EL OASIS DEL TRÁNSITO «Todas la ilusiones se apresuraban a mi encuentro y una ardilla vino a aplicar su blanco vientre sobre mi corazón». André Bretón Pasó algún tiempo, hasta saber de ti. Tuve que cegar caminos de la mano del beso, de la caricia, navegar largas horas por tus ojos, comulgar tus éxtasis, rondar tu liturgia, perderme en el laberinto de tu piel, encontrar las claves de tus registros. Sí, mucho tiempo para saber lo improbable, los infinitos caminos que abres y cierras, la levedad del no, la premura del sí. Desearte fue amarte sin conocerte, amarte ahora es desearte alcanzándote, saber que un día fuiste más que inicio, que sin dios aun exaltas y devienes mujer libre, desnuda y sin fondo, pegada a lo cercano, definida por el vacío que tu ausencia deja por perder el impacto de tus señales, como si todavía hoy volase el contrafuerte que trenza donde tú terminas y empiezas. Como si ambos fuésemos un espejismo, un desierto infinito. Queda el misterio de cómo llegamos al oasis que habitamos y que sabemos eterno, inmemorial. 56
  • 57. LIVIANAS NOCHES BLANCAS «Sí, sí: tengo su misma cara: que no expresa nada sino una voluntad media...» Pier P. Pasolini Sucedieron noches blancas y días grises, sendas sin norma, flores que nacían marchitas. Vivir era confundirse con el paisaje agotados por exceso de tantas renuncias. Y llegaste. Tus ojos despejaron las sombras y embargos, abrieron horizontes, abrieron el odio. Todos fuimos vírgenes. Ebrio de luz de sol me ataste a la rosa de los vientos y tu voz me provocó orgasmos y vértigo, como un dios en el principio del universo Hoy, anticipando ausencias, rezando olvidos y soledades queda la liviandad del beso. Y si besas amanecen blues en el recinto que guarda amuletos de la vida y magnolias. Aún así, cuando sonríes quiebras la noche, sale la luna, das respiro para perderme en los aposentos de tus desnudas miradas. Duermes y se suicida el canto, nace el vigía, y el jazmín y las estrellas plácidas se desnudan. Porque eres la frescura solana del vientre, la alameda zaína, cómplice y tierna, la turbación de la vida eterna. Y me llevas por la senda añil, naranja, de la mano de hosannas, azucenas y crisantemos rojos. A tu sombra sigo, porque eres la despensa que guarda futuros, sortilegios que anuncian paz. El cántaro donde duerme y germina la luz. 57
  • 58. UN POLVO AMARILLO EN LO ALTO DE TUS SUEÑOS «...pero un día, un nuevo barco está esperando allí». Malcolm Lowry Sobre tu pecho se acoplaba tanta historia como en la triste superficie plana de los nazarenos ojos perdidos de mi gente, temerosos siempre de los días uniformes, acosados por el silencio y la duda de la plaza dormida y la cruz. Siempre esperando el revuelo de las aguas mansas, en cada esquina un alivio y una esperanza cada tarde. Confuso el pánico dormía sus garras y una tibia luz asomaba en la frontera por donde huía la noche. Ahora miro el valle que te cubrió de anillos, que acunó tus nalgas de curvas distancias, que enhebró la lozanía que aún hoy vigilas. Por tu nuevo aire distraído sé que todo pasó como la extraña sonrisa que nos reconoce. Tarde, entendimos que el silencio no era calma, tan solo un espejo donde te pierdes o encuentras, nunca un mar abierto. Puntos de sombra quedan, círculos de luz tenues que simulan besos, que calientan tus sábanas, que organizan tu plato, el uso de tu cuerpo y el abuso de tus recuerdos, que quiebran la vigilia, y duermen los días, como cuando ambos decidimos que no todos los muertos fueron inocentes en sus sueños. 58
  • 59. A LA DERIVA, SIN ANCLA Y ANHELANDO EL MALECÓN «...vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos, de aquella gloria boba: Sonreidme». M. Hernández Cuando el salitre se pega a tus pies y el viento estría tus labios, cuando procesamos una rosa, un paisaje y el cristal, penetran la condición de presente, aparece y nace la vida como reclamo, soledades y preguntas recortan, sacuden la ciudad, olfatean la presa, se desarman los días, y se nos multiplican los caminos. Las pasiones se sumergen, asumen, nos asusta descubrir que los deseos, autónomos y fieles, despiertan a las caricias y encantos ocultos, cubiertos los pronósticos arcángeles y turban la superficie trazada más allá de tus antojos y agrados. Seguirán nuevos días, nuevos rumbos, siempre a destiempo incorporados, como la noche que llega inasible después de un largo día vacío. Ambos seducidos y a la deriva. 59
  • 60. LAS OPCIONES DEL RECUERDO, MAIAKOVSKI «Mucho antes de que cayéramos en batallas sin objeto tras cruzar las ciudades que aún quedaban en pie eran ya nuestras mujeres viudas, y huérfanos nuestros hijos». Bertolt Brecht Los días que perdimos hay noches que toman rumbo, revuelven la memoria y se ahogan, de tantos pendientes como diluvian. Tuvo su tiempo el pasado, sin duda, hubo besos, ritos y cerrojos, lágrimas, un collage sin límites, sin volumen ni contexto. Aún hoy suenan cánticos que invitan a dormir sobre la penumbra, y nos acusan de adolescentes, desde nuestra turbación en la tarde. Nada que ver con la zozobra estéril, adorno invernal de la zozobra, y su largo desaliento. Pero algunos días se nos saturaban los paisajes, y los amores, que los hubo, se mecían en la duda y surgía un débil renuncio a vivir. 60
  • 61. EL ROMPEOLAS DEL ARRABAL «La lluvia de la noche les apagaba el fuego y alrededor rugían las fieras». Ernesto Cardenal Lo único cierto es que, un día, como al bies de nuestra historia, me iré sin rumbo, supongo, hacia la nada, o puede que me pierda en ti. En cualquier caso, impregnado del olor del arrabal, del olvido quebrado, del insensible repliegue de la magia, estremecido por tu belleza. Será difícil olvidar el adverso azar, tanto tiempo rondando tu estancia, los juegos de las niñas, el rubor de sus pechos, sus blancas enaguas. Los abriles eran caminos que nos llevaban a las orillas del desván, invitándonos al solaz de la mesa. Tal vez todo fue un espejismo. Empujaba el horizonte incierto, achatando la noche, impotentes frente a nuestro éxtasis, escribiendo tu nombre sobre el lomo de la fina lluvia. Fue la última correría. Pero, qué más da, tú sabes que volveré obstinado, estremecido como el bufo carnaval pinturero, con la plácida penumbra, o con el canon temperado de la liturgia cuaresmal y oficiaré la ceremonia. De frente, admiraré tu temor a la pertenencia, tus vírgenes muslos desvanecidos en los ribazos de la vida, de abatidos versos y estiadas bambalinas y cielos. Pero si no hay retorno, si nunca lo hubo en nuestro universo curvo e infinito, será en la galaxia donde nos espera el vaivén de tu sonrisa, eterna y franca. ¿Cómo hacer, pues, para, insecto, piedra o flor, volver a encontrarte, reconocer tu mirada, tu boca, tu espalda, danzar en tu lecho, polvo o no, como cuando un día, resuelta la trinchera desde la que decidimos vivir, fuimos uno?. Ahora ya casi al borde, cuántos amores miran y nos observan como nos vieron las verdes laderas, las ocres montañas, y plácido y esquivo río. Ya ves, algunos todavía nos reclaman. Son los que un día, lucharon desde la niebla y apenas les queda el llanto, que anónimo, les observa, les espera. Ojalá que me recuerdes como la manzana que húmeda y fresca, al amanecer quiebra pletórica. Por lo demás, ya sabes, planta cara y alisa tu falda hasta desvelar tus rodillas. 61
  • 62. LA DUDA QUE CRISTALIZÓ EN EL SELF «No voy a ninguna parte. Solo estoy en el camino». Hermann Hesse Hay días que nacen múltiples recuerdos. Algunos apenas duelen, tan solo destilan tristeza y sonrisas. Regresan con la brisa, suaves, desnudos. Imprevistos algunos, reconstruyen el pasado, nos lo descubren, y se detienen, temerosos, frente al futuro, expuestos a lo insólito. Vuelven tantos, en tropel, como nombres usamos y me dan detalles de las noches que ganamos y perdimos, de la mirada ajena y vacía. Ahora, quién sabe dónde dormís, en qué monte, o celda, o tumba, tal vez en bancos de peces de muchachas desnudas, o puede que, si los golpes del vivir no os doblaron, anclasteis las caricias al pecho, al vientre dormido y hasta puede que algún día un niño os acaricie. Sí, hubo un tiempo y un amor perdidos. Eran fugaces las miradas, los coágulos de humo, y puede que algunos aún creáis que la luz nace a golpes de dolor. Sí, amigo, vuelve la duda y rompe el empuje. Tantas respuestas se desvanecieron y cuántas preguntas siguen en pie, porque hubo tierra y sangre, águilas y palomas, desarraigos y rebeldías. Sí, la esperanza dio la vuelta, vimos su otra cara y nos señaló prójimos. 62
  • 63. ESPARCIENDO NIEVE SOBRE EL FUTURO “Somos testimonio de todos y ante todos de que la felicidad es posible.” Jean Paul Sartre ...Pero si, no obstante saber que la tierra sigue rodando, y el mar duerme, esperando que mi cuerpo lo acaricie... Si aún sabiendo que el sol vendrá cuando lo necesite o qué sé yo...( es un decir, claro...), digo, que si despierto en mitad del plenilunio no me llegan las olas que surgen desde tu talle y mis manos se pierden en busca de tus muslos.. o tal vez, si como dice mi gente, una mejilla no es un cielo quizá, con el sol de cara, habrá llegado el tiempo de reconocer que se nos viene el futuro envuelto entre sábanas blancas, rosas rojas, de manera que, más allá de propinas y mocedades, derramados y seducidos, con bandera blanca, habremos llegado. Por cierto, nada extraordinario, si atendemos a lo que nos amamos. 63
  • 64. ESPERANDO A GODOT «La trascendencia es a la vez, lo que excede y lo que sustrae». M.Heidegger Como la menta borde en el ribazo, humilde y persistente, la nostalgia del futuro, resiste las ataduras y el desenlace, los encuentros del camino hereje que me inducen al expolio y el beso tuyo de cada día, el largo itinerario hacia la noche. Tú me enseñaste a ser paciente como el largo murmullo de las olas, y las tórridas tardes de miel, alfalfa, aguamarina y luz. Incrédulo, aún te amo. Lejos, silba el tren que nunca llega. 64
  • 65. LA CONJURADA COMPLICIDAD «...al modo de la luna que muerta ronda en torno de su madre nuestra cansada vagabunda tierra». Miguel de Unamuno Con el tiempo, las normas devoraron los frescos valores, balbucientes e informes, la insistente veracidad de la muerte. Hoy, aunque vacíos, quedan los fardos y nos impiden vivir, levantar vuelo, nos obturan, nos niegan horizonte, nos pegan a ras de suelo y, presuntamente, nos castran. Códigos, solo códigos, cantigas de escarnio o maldecir, envueltas en valores de celofán, repletos de íntimos deseos perdidos de tanto exilio, como el llanto penitenciario. Compartimos la ausencia, levitamos sobre el futuro, y como el pájaro que amanece, esperamos la luz para cantar. 65
  • 66. LOS ENCANTOS DEL CUL DE SAC «El esfuerzo humano lleva braguero y cicatrices de los combates». Jacques Prevert Ese permanente fluir, intermitente y desigual, súbito asombro de saberte vuelo, maleficio de impreciso origen, búsqueda sin fin huyendo hacia el vacío, como los tersos pechos afanosos de la núbil doncella. Ese velocísimo y persistente andar hacia la nada, anárquico desván devorado por la equívoca historia del orden sonámbulo, de burbujas en declive, de retama y ortigas en liturgias de olvidadas siemprevivas, como el largo perdón que necesita la paz, Humo, humo infinito y volátil que toma forma, errático, hasta el suicidio, que sabe que no hay señales, solo coincidencias en el amaneramiento, casi como la vida transitoria de cualquier dios que resiste, como el desvelado musgo en el estío. Cierto; como el perfil singular de una sombra. 66
  • 67. LA DIALÉCTICA DE ADESTES FIDELES «De todas las palomas hubo una que se fue por el mundo. Todavía sigue girando alrededor del sol». Rafael Alberti Como dos viejos lobos disputándose el presente, el pasado y el futuro se miraban, enfrentados y cómplices. Largos acomodos de referencia buscaban el contrapunto y quedaban a la espera, de hinojos, derrotados por la pena resultante de la mirada apresurada. De muro en muro, los breves silencios se hicieron eternos y desesperaron perdidos entre las noches halladas. Repudiamos el amor neutro, la imaginería del patrón, los horizontes perdidos y la bandera blanca, y a ti, casi ni te conocimos, pese a los mitos y los tributos. Quién sabe, en qué recodo, algo estalló vibrante y volvió, consagrado y sin revuelta, pero flexible y dispuesto. Ahora, recoge tus deseos y olvidemos la verdad, cuéntame de tus experiencias... Hablemos de lo nuestro. 67
  • 68. LOS BUCLES DE TRISTÁN TZARA «Triste historia de un cuerpo que existe como existe un planeta, como existe la luna...» Vicente Aleixandre Como la sombra de la cuna que persigue al sepulcro, nos circunda tatuada, solícita, la Lilith de cada cual, oculta y libre. Eres el registro de la vida ciega y apátrida del liberto, del amante mágico y exhausto. Diosa sin edén, legado, celo ni fruto, dueña del eterno inconsciente, afán telúrico, luna de las mareas, caricia astral, raíces y cóncavas pulsiones. Eres como el árbol de las galaxias y el ánfora de sus mitos. De tu mano, abandonamos a Isaías y escondimos, hastiados, al demiurgo de la palabra, el nombre que nada señala. Somos el rezo innombrable, Lilith. Guárdate, pues, de los dioses y sedúcelos, boca arriba y explorando la indecencia de morir. Porque somos el granero donde reposa la historia, entre astillas y flores, atados al privilegio de dormir sobre el recuento de las espigas, bajo una bóveda de sal y murmullo de la hierbabuena que perfuma tus bucles y el pendón de Tzara. 68
  • 69. EL SECUESTRO DE MINERVA «Veremos los peatones con la muerta sonrisa del que ha sido vencido, pero ni odia ni grita». Cesare Pavese Con el otoño recogeremos la mies y el saldo de tu sexo, la herramienta que acaricia, imperfecta, que nos convierte en humanos. Tu deseo sigue oculto, preñada por el feliz pasado, y pervives olvidada del maná. Perdida en la renuncia de cada noche, sábanas blancas marcan la ausencia de las voces que se pierden, de los cuerpos ebrios que separan la ternura del recuerdo, que anuncian el tobogán de tus pechos, la miel de tus ojos. Es el fuego que no alumbra y quema, siendo diosa con pliegues de mujer, Son tus rizos y gorgonas que se esparcen en mis sueños, los enconados celos que recorren mi vientre y trepan hasta mi pecho. Tus ojos. Hoy, requerido por el pálpito que te llevó de Corfú al trópico, un motín de luces, afanes, trompetas y lunas, me extravían. Ambos sabemos que si te pierdes, algún día no volveré aunque lo intente. 69
  • 70. LOS PLIEGUES DEL LABERINTO «De manera que, como haya devoción y fe, cualquier imagen bastará». San Juan de la Cruz Nunca nos lo propusimos, como si el perfil de un cuerpo no fuera con nosotros. ¿O deberíamos saber que cada palabra abre una disyuntiva de cielos posibles, como cuando tú jadeas y el universo baila?. Ven. Aún sigo revuelto, pasajero y deshabitado. Para entonces ya sabré qué pájaros me llaman y dormiré sobre tus rizos, beberé tus cruces, cuidaré tus siembras. En lo alto de tus sueños, el grillo amarillo enmudece y las sombras de su profecía nos distancian del prodigio, del desgarro excesivo de tu pena, del eclipse de tu templo. Cópulas secretas, caracolas banales y amotinadas noches esperan, y te deseo desde el vacío. Náufrago en tu cuerpo. Agua de sed sobre tus pechos y un gato pardo que se pierde. 70
  • 71. DUST IN THE WIND «La espantosa realidad de las cosas es mi descubrimiento de cada día». Fernando Pessoa Cierto que fueron instantes de belleza eterna, de silenciosos cristales y regios espejos azules. Aun perduran la niebla y el polvo en el viento. Tal como fuimos, abiertos y accesibles, limpios y temerosos, de la mano del que tuvo la voz y la palabra, de quien administraba el eco entre las grises ruinas, un alud de pasado nos sepultó, apacible, la esperanza. Pero no, no fuimos derrotados, tal vez sometidos. Quien sabe si siempre fuimos redivivo recuerdo. Solo tú, adelanto de la luz total, benévola, sobreviniste, sin olas siempre, desde la ribera calma de la piel, con los siete rasgos morenos que delatan tu perfil, como inmisericordes luciérnagas, laminando caminos. Dársenas del amor, la impudicia virgen de tus muslos y el viento de tomillo, fugaces como el fuego de poniente, aliviaron la derrota. Pulcra, sí, anticipo de tanto dolor. Desde entonces, se nos desplazó la trinchera y no sabemos qué orden vigila nuestra vida. 71
  • 72. LA SONRISA DE KUNDERA «Otros, por la huella que has dejado seguirán tu camino palmo a palmo, pero la derrota de la victoria no serás tú quien la distinga». B. Leonidovich Pasternak Era primavera cuando descubrimos el necesario soporte de la periferia, del subsuelo, la rebelión que embellece el corazón del sistema, que estandariza la ceguera de nuestras madres. El agobiante peso del recto y ordenado sentir nos abocó al brevísimo beneplácito de la peripecia, dolida, y no obstante, generosa y antigua como las blancas carroñeras gaviotas. Fermentaba la flor, dormía la semilla y seguíamos esperando el canto del gallo. En los alrededores de tu pañuelo, en los arrabales de tus mejillas, los luceros se derramaban. Mientras, tantos y tantos mutaron, o tal vez dieron la vuelta y descubrimos su cara oculta. Otros tuvieron que lastimar al día inhóspito, retiraron el pan de la mesa y desaparecieron. Fueron innumerables los centinelas dormidos, las tardanzas, las salvajes luces que despertaban rosales. Por eso fue que, cuando nos alcanzó el hábito de vivir, volaron montes, amanecieron ríos, florecieron mares. Todavía hoy, descansa y duerme mi caballo blanco. 72
  • 73. ICONOS, PARA NO MORIR «Tráeme pronto un botijo para beber antes que hagan botijos con nuestro barro» Omar Jayyam Y dormir el tiempo, con la palabra que te elige, que te crea, que nos abre escenarios, que te diseña y con el asedio de la luz muere, agolpando secuencias, recuerdos y mostrando las verdades que tus palabras ocultan. De pronto, el caos en precario, huérfano de ti, de tantos, que merodea como la traición del sinónimo, que renuncia a los colores para dormir en blanco. Y de nuevo, el inseparable amante del fracaso, que, como la vida, siempre está al acecho. Nunca más será para siempre, y el ayer, improbable y locuaz, muda de icono cada día. Sí, queda la duda de si fue el principio o el final, o tal vez fue un salto a la oscuridad, que no al vacío; pero tu palabra llegó brisa y amaneció viento huyendo, como el presente, del pasado. Un día de estos, cuando mis dedos atolondradamente se deslicen tratando de apaciguar la cólera del hechicero, puede que a contramano y a la deriva, pero me atreveré a nombrarte. 73
  • 74. PIGMALIÓN Y EL CONSTRUCTIVISMO Detrás de cada cosa que hago marchan, como en los funerales, el niño que fui hace años. Yeduda Amijáil Probablemente, si hubiéramos allanado el saqueo, al menos la cicatriz y la noria que nos devolvían a los orígenes, los sensores que otean la frecuencia, el ritmo del deseo, y tus lágrimas hubieran, indiferentes, descansado en la noche. Se trataría de que sigas insolente y arrullada, que consientas el rito venial de penetrar tus sueños, tus carnes, tus ansias, tus pechos, o la virginidad de los rizos de tu nuca y la revuelta de besos medrando. Ya sabes, es algo así como cuando, después de mil noches, te pregunta tu amado, quien eres y te sorprende no saberlo. Sí, solo son espejos que proponen disgregarte, explorar los silencios, romper la melodía del orgasmo compartido, estéril y sin raíces. Por eso, un día de estos, como la muchacha que arremete con su indiferencia, sin venganzas, ni tramas, caminaremos a la par, serás la última flor del otoño y volveré a vivir los titubeos de tus huellas, los trazos de tus caricias, el eslabón de tu sonrisa que cubre mis recuerdos y aún mi futuro, que arrulla la música del tiempo, la denuncia de la brújula, el ritmo del espacio. No sé, puede que siga saltando, de creencia en creencia, desasido e instalado en la duda. Sí, tanto tiempo amándote y nada sé de ti más allá de cómo te veo. 74
  • 75. LOS HÁBITOS VULNERADOS «Toda imagen sensible arrastra el sino inexorable de su localización» J. Ortega y Gasset Huidizos y persistentes, tatuados, los hábitos vulnerados se esconden en el meandro de la vida. Asombradas tus pupilas propician la oración nocturna y la prudencia queda envuelta por la cobardía. La constelación nace como de un mestizaje pasado y confuso, de inverosímil bohemia y anota perversiones leves. Dan la frescura a tu vientre solícito y orientan la sublevación que navega hacia tu península y desnudan la vigilia del niño dormido. Agazapada, la caricia que nos hace humanos, de hinojos sobre el sexo del universo, los hábitos vulnerados dejan huellas y despojos de amores traicionados, adornan ruinas, habilitan sordinas, advierten de la inocencia del mayoral, y permiten dudar, hasta que amanece, y observamos que amar deviene amante y construye sueños con alambres y amuletos. Al final, con tanto empeño, el desafío de encontrarnos termina disolviéndonos. 75
  • 76. SALES DE ABEDUL PARA SUEÑOS ADOLESCENTES «Tu recuerdo, es curioso con que reconcentrada intensidad de símbolo va unido a aquella historia»... Jaime Gil de Biedma Levantas el vuelo y cierras la mirada como si huyeras del futuro, de la aurora, del mar, de la palabra. Sí, el desengaño siempre es cobarde, casquivano, inmediato y voluble. Pero tú no huyes, puede que nunca llegaste, y si estuviste, fue de paso, cubierta con la casaca del soldado ajeno y la revuelta del corazón, incluso puede que con la incontinencia del sentimiento. Una manera de vivir. Si al menos supiéramos cómo llegó esta luz, instada por qué extraño beso tomó asiento en nuestro espacio, qué gesto fue el que lo despertó. Habrá que prescindir y acomodarse a la esperanza, al vértigo impúber de tu presencia, al peregrino saldo de tu sexo, hasta saber que en los escombros y en el silencio medra el desengaño. Todavía nuestra piel y las mariposas lo delatan. Pero si un día, de nuevo, me miras, no habrá margen para la duda, y te perpetuarás, péndulo carmesí enamorado. Tal vez savia blanca, o puede que naranjo amargo, o lunares rojos sobre tardes negras, campanas que nunca tañeron, misas que nunca celebramos. 76
  • 77. CONFUNDIMOS LA PIEL CON UN ESTANQUE «...ni rastro deja la desgracia. Las derrotas siempre son las mejores victorias». Rimma Kazakova Fuiste tanto como dura el deseo, la excepcional ola del plenilunio y el dolor huérfano de la madre. Qué decir, si nada está muerto y el sol crece y se nubla en tus sueños, se mira en tus ojos, estalla, tránsito, sosiega el tiempo, se pierde en el espacio. Qué más da, si sigue el miedo al vacío, a volar por el entorno, o la emergencia. Tantos recuerdos que pasan de largo, quién sabe buscando qué. Los días. Como potentes goterones de luz, desclavada la encarcelada carne. Y así, una palabra que me sugiere otra, que me abre, cierra, revuelve caminos por los que ando, navego, me pierdo, hasta llegar a mi de nuevo, recién nacido. 77
  • 78. EN LOS ESPEJOS DE PESSOA «Nuestro sentimiento busca sostén en aquello a lo que él da forma». Robert Musil Ligera como el recuerdo, veraz como el humo, tanto te deseé que apareciste y fuiste la sal gorda de mis sueños. Nos hicimos invisibles, de tanto como adelgazó nuestro presente. Súbitos espacios exhaustos, como la mala hierba, vuelven pegados a las vertientes de tu monte, a la indecisión de tu perfume. Sí, vuelves, siempre vuelves, medrosa y confundida, conquistada por el castigo, y no sé qué hacer con estos labios míos que se niegan a besar otras pieles. Ahora, entre tú y yo, hay un cristal tenue. 78
  • 79. LA ODISEA DE ODETTE «Las palabras se pronuncian ellas mismas con mi boca, pero no son mis palabras, sino las de ellos, las de los otros». Artur Lundkvist Ya verás, llegará vestida de libertad la infamia, a destiempo y con el amor inacabado, sin saber cómo ordenar la despedida. Ni siquiera sabremos tararear el réquiem tan largamente pautado en los márgenes. Tal vez aquella mirada que al amanecer perdíamos se deslizará tibia todavía, como el dolor de tu falda, rosa de lago, sirenita morena, salivilla blanca. Y de nuevo, exploraremos besos para empezar otra vez. Es decir, para que me entiendas, algo así como, cuando abres la ventana y aparece el mismo perfil, la misma pena, la misma luz y un pasado que huye hacia donde venimos. Qué más da lo que sueñas si lo que vives te acosa, si danzas la letanía del incrédulo y, sigilosa, desciendes el pálpito de tu mano sobre mis ingles como un cisne envolvente, sin desmesura. Qué suave y dulce ironía es la vida, Odette. 79
  • 80. MALDOROR Y LA PITONISA «El verdugo ha ido a lavarse, los soldados a comer; nos quedamos solos con nuestra hazaña». W. H. Auden Todas las vertientes se confundieron, como el cuerno de los ángulos impíos al descubrir la traición de la meta. Caballos negros danzaban en tus días, caballos blancos volaban por mis noches, siempre a contraluz de nuestros espacios y la calma enmudecía la garganta. Merodeando, lunas por los aljibes y ventiscas por las claras angustias. El adagio de Mahler, si no vuelves, dormirá, como el canto de tu pulso, como la condena del desahuciado. De vuelta a nuestra tierra, sin tu arrimo, cómo saber qué nos une y separa, la grieta por donde llegó el recelo, la claridad de tu última palabra. 80
  • 81. LOS VENIALES DE LA MOMA «...sabrías que me abruma también esta aventura espantosa de osar descubrir oro oculto bajo tanta carroña». Jean Genet Grácil sobrepasas el día, la mirada ajena, trasciendes a tu pesar los crepúsculos y te pierdes en el desamparo de las noches. Tierna y voraz, adquieres cuanto miras, arisca con lo viejo, te envuelves, torrente de cabellos, en el misterio de las sombras que galopan sin brida desde la infancia. Eres fresca, cántaro curvo, y te derramas, abundante y sutil, sin apenas certezas, ni recodos, ni silencios, solo luz todavía, sin molde, ni espacio, ni tiempo. ¿Sabes?; un día todos fuimos así, ataviados, libres y sin remiendos, accesibles y expuestos, impunes y sedientos, ajenos al peso de los otros, diferentes, bulliciosos, y la muerte, encapuchada, dormía en el ribazo. De vuelta de la nieve, tienes que negociar, buscarte espacio entre los agravios, decidirte por una de las caras ocultas de la luna, solicitar clemencia, buscar la diagonal, insistir en el hábito de vivir, dispuestos a difuminar la distancia que disipa la entrega, y de nuevo, peregrinos, salir hacia el vacío, manteniendo el asombro de despertar cada día, desnudos. 81
  • 82. ORIUNDOS DE CAMELOT «Lloro por mi padre, aquel buen viejo que siempre me amó». K. Kavafis Hace algún tiempo... sí, hubo un tiempo, cuando tu nombre todavía me convocaba y mi piel respondía atenta a tu mirada, cuando el reverso de tu voz era el requinto y un amor verano la máscara perpleja. Entonces, dicen, creamos las referencias. La perplejidad del desnudo en la sacristía y la bendición del cordero pascual eran como el último sustrato de tu mano tendida. Hubo muchas caricias recurrentes, redondas, con la mirada simple, la vida sin orden, sin causa. Y nos precipitamos, como de rodillas, hasta saber que somos más que múltiplos. Unos años de complicidad y un largo exilio fueron la tumultuosa mutación de nuestro origen. Hubo que ensanchar la pena para que cupiese el llanto. Tuvimos secretos comunes y mitos personales. Ahora sé de tu última verdad, la que ganó el frío, la fantasía que encontró soluciones reales frente a la quimera de apresar el presente. Ambos queríamos llegar a la tierra de nadie y dimos media vuelta, para seguir mirando al frente. 82
  • 83. SONATA PARA TRÍO «La mano del amor nos vistió en la noche con una túnica de abrazos que rasgó la mano de la aurora». Ben Jafadja No eran campanas, fueron cinco veces tres besos sobre tus labios que quedaron como varados sobre el largo tiempo dormido, Quien sabe mañana, si amanece, qué recuerdo dormirás; quizás sea como un náufrago sin mar donde morir, tal vez ¿por qué no?, una paloma sin aire donde volar, o puede que como la soledad del agnóstico frente al sagrario. Aquella tarde las sonrisas fueron el principio de la carencia, el exceso de tu esperanza. Tantas urgencias vivimos a caballo de tus caderas locas, que no sé cómo llegar a ti, más allá de tu palabra. Ya ves, te fuiste con Janis Joplin y regresas con Albinoni, y ahora, como todo fin que resuelve un nuevo comienzo, si te vas de nuevo, no huyes, tan solo es que vuelves. 83