Parábola de las diez vírgenes - Urias Smith

1. Parábola de las diez vírgenes
Por Uriah Smith
TEXTO: Mateo 25:10: "Y mientras iban a comprar, vino el novio; y las que estaban preparadas
entraron con él a la boda, y se cerró la puerta".
Si hay un punto de la experiencia del cristiano que es de suma importancia, un momento que debe
contemplar con el más profundo interés, es esa línea oculta que marca el límite de su probación,
ese momento que decide su destino eterno.
"Hay un tiempo, no sabemos cuándo;
Un punto... no sabemos dónde;
Eso marca el destino de los hombres,
A la gloria o a la desesperación".
Tal momento es traído a la vista en el texto. Una cierta clase representada como lista, entra con el
novio a cierta hora, a lo que se llama el matrimonio; y entonces la puerta se cierra; y después,
cuando otra clase viene y busca la entrada, no pueden encontrarla.
¿Es posible que entendamos nuestra relación con este momento decisivo y que sepamos cuándo
nos estamos acercando a él?
En el gran movimiento de Adviento de 1833-44, esta parábola se convirtió instintivamente en una
que tenía una conexión vital con el movimiento, e ilustraba sus características principales. Se le dio
esa prominencia e importancia a la que sus evidentes y solemnes verdades le dan derecho. Los
adventistas de aquel día comprendieron bien el alcance general de la parábola; y aunque no tenían
entonces luz suficiente para discernir el verdadero significado de uno de sus rasgos esenciales,
tenían una aplicación para todo ello, y la usaron con un efecto maravilloso. Ahora oímos menos
sobre ello. Se necesitaba más luz para comprenderla plenamente, y para aquellos que han
rechazado esa luz, el tema se ha ido oscureciendo cada vez más. La decepción del paso del tiempo,
les ha confundido; la mala aplicación de la parábola les ha confundido aún más. Perdieron su
orientación; y localizando en el futuro lo que pertenecía al pasado, buscaron en vano el
cumplimiento de los acontecimientos que esperaban, porque ya están cumplidos.
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2. Sólo hay una clave para la solución de esta parábola, sólo un tema que la explica, y es el tema del
santuario. Sin una visión correcta de la cuestión del santuario, no es más posible explicar la parábola
de las diez vírgenes de lo que sería posible explicar los movimientos de los cuerpos celestes sin el
conocimiento de la teoría copernicana del sistema solar.
La intuición de los creyentes en 1844, en cuanto a la importancia de esta parábola, creemos que era
correcta. La ocasión, el tema, el orador, todo esto lo demuestra. Sigue el discurso de Mateo 24, que
es justamente llamado, "La gran profecía de nuestro Señor". Está diseñado para ilustrar la
experiencia de la iglesia en relación con la doctrina de la segunda venida de Cristo, porque hasta
este punto, como su objetivo final, se dedica todo Mateo 24. Se nos lleva paso a paso a través de
toda la dispensación desde la primera hasta la segunda venida del Salvador. El capítulo se cierra con
la iglesia en pie en la última generación que ha vivido en la tierra, y con una advertencia contra el
peligro y la condena del siervo malvado que dice en su corazón: "Mi Señor retrasa su venida".
"Entonces" dice la frase inicial de la parábola, "el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes
que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio". La expresión "reino de los cielos" se utiliza
aquí, como en muchos otros casos en el Nuevo Testamento, para denotar la obra del evangelio entre
los hombres; como en la parábola de la red, el grano de mostaza, la levadura, etc. Y por ello se nos
enseña que en el momento mencionado, la experiencia de la iglesia en el movimiento de Adviento
podría ser comparada con los eventos de una boda oriental.
Siendo así el tiempo y las circunstancias claramente definidas, veamos los movimientos
relacionados con una ceremonia de matrimonio oriental, y también la experiencia de la iglesia en el
momento en que la venida de Cristo se acerca, y marquemos qué eventos en el último se nos
instruye a buscar por las ilustraciones del primero.
El primer movimiento fue por parte del novio, que llegó con una procesión, con antorchas, timbres
y canciones, al lugar del matrimonio. Mientras tanto, las vírgenes esperaban para saludarlo en el
camino, y unirse a la procesión hasta el lugar designado. Si el novio se retrasaba más allá de la hora
en que se le esperaba, las vírgenes se sometían a la espera de un sueño natural y dejaban que sus
luces se apagaran. Pero cuando la procesión llegaba finalmente, todas debían proceder juntas a su
destino común. El dueño de casa que hizo la boda, proveyó a cada una de ellas con una prenda
adecuada en la que aparecer en la ceremonia, llamada "prenda de boda". Y con estas prendas, los
invitados, al llegar al lugar indicado, debían arreglarse. Dándose un tiempo adecuado para este
propósito, el maestro entró a examinarlos para ver si todos habían cumplido con las regulaciones, y
estaban apropiadamente vestidos con el traje de boda; entonces el matrimonio se llevó a cabo, y
las prolongadas festividades del festín de bodas siguieron a su debido tiempo.
Tales eran los rasgos esenciales de un matrimonio oriental; y a través de ellos Cristo nos instruiría
con respecto a ciertas posiciones que él debe llenar, y ciertas experiencias por las que la iglesia debe
pasar en relación con esta segunda venida. En primer lugar, él es el Esposo divino; en segundo lugar,

3. hay un objeto definido llamado "la novia"; en tercer lugar, se acerca un momento específico en el
que se consumará una unión entre los dos, llamado "las bodas del Cordero"; en cuarto lugar, hay
una temporada de alegría y entretenimiento celestial a seguir, llamada "la cena de las bodas del
Cordero"; pero, en quinto lugar, esta temporada sigue inmediatamente a la redención del pueblo
de Dios (Apocalipsis 19:1-8,) implicando claramente que el matrimonio está, al menos,
estrechamente relacionado con la venida de Cristo; y, en sexto lugar, estos acontecimientos iban a
suscitar un gran interés entre los hombres, y provocar un movimiento que se ilustraría
acertadamente con la salida de las vírgenes para encontrarse con el novio en una boda oriental.
Teniendo ahora ante nosotros los acontecimientos y los actores implicados en estos
acontecimientos, queda por localizarlos, y trazar, en la medida de lo posible, el cumplimiento de la
parábola.
Como Cristo es el novio, y el evento principal de la parábola es la llegada del novio, se deduce que
las vírgenes representan a la iglesia; porque la iglesia es la que debe interesarse y prepararse para
ese evento. Cuando el Sr. Miller y sus colaboradores, al principio de la presente generación,
predicaron que el Salvador iba a aparecer pronto, la iglesia se levantó, tomó sus lámparas - la palabra
de Dios - y salió a su encuentro. Este "salir a su encuentro", por supuesto, implica sólo la atención
que se prestará al tema de la venida del Señor, y el trabajo necesario de preparación para ese
evento. Las diez vírgenes introducidas en la parábola, representan el número total de las que se
interesan por la doctrina de la segunda venida de Cristo. El hecho de que sólo cinco de estas vírgenes
fueran consideradas como insensatas, muestra que no se ha previsto una proporción definida entre
los sabios y los insensatos, ya que es la única división que no parece indicar una definición. Las
vírgenes insensatas, es decir, aquella parte de los creyentes profesos en el movimiento de Adviento
representada por ellas, no tomaban aceite en sus vasos con sus lámparas; sólo tenían el aceite con
el que sus lámparas se llenaban primero, pero nada con que reponerlas, cuando se agotaba la
primera provisión. En otras palabras, sólo tenían los primeros impulsos para llevarlos adelante en el
trabajo. Los motivos por los que fueron impulsados a ello no eran verdaderos y genuinos, y no tenían
la gracia de mantenerse en pie, si se produjese una demora y se ejerciese una presión especial sobre
su resistencia.
"Mientras el novio se demoraba, todas se durmieron y se durmieron. No podía haber ni siquiera una
aparente demora por parte del novio hasta que se hubiera alcanzado y pasado un momento definido
en el que se esperaba que apareciera. Esto muestra que en este movimiento habría un tiempo
definido para que el Señor viniera; pero el tiempo pasaría, y habría un aparente retraso en su
aparición. Fue precisamente así en el movimiento de Adviento. El cierre del año 1843, tiempo judío,
que terminó con la primera luna nueva después del equinoccio de primavera de 1844, según el
calendario moderno, se fijó como la fecha que no pasaría antes de que el Señor viniera. Cuando ese
tiempo pasó, hubo más o menos incertidumbre y confusión. Aquellos que participaban en el
movimiento, al ser arrojados por esta inesperada ocurrencia a una condición de duda y perplejidad,
naturalmente comenzaron a perder su fe y su celo. Todos se durmieron y se durmieron.

4. "Y a medianoche se oyó un grito: He aquí que viene el novio; salid a su encuentro". El uso del término
"medianoche" implica claramente que el período de espera sería un tiempo de oscuridad; y en la
misma medianoche de esa oscuridad, se levantaría un grito, "He aquí el novio viene". Esto debe
deberse a alguna nueva evidencia que surgirá, y a algunas nuevas señales que aparecerán, para
mostrar que el retraso se acabará pronto, que el novio vendrá de verdad, y que el grito debe hacerse
en consecuencia. Pasaron tres meses desde la fecha fijada en la primavera de 1844. Con cada día
que pasaba, la duda, la incertidumbre y la oscuridad de la situación aumentaban. Se llegó a la
medianoche de 1844, y entonces ocurrió un movimiento que es un fenómeno entre los
renacimientos religiosos. De repente se escuchó en diferentes partes de la tierra el grito, "He aquí
que viene el novio, salid a su encuentro", un grito que los hombres lanzaron simultáneamente,
aunque no sabían nada de los movimientos de cada uno. El resultado fue un repentino despertar y
una obra espiritual tan poderosa como, quizás, haya aparecido alguna vez en la Iglesia Cristiana.
Será interesante, ya que también es necesario para la comprensión del tema, investigar las causas
que llevaron a este movimiento.
En este tiempo de espera, los líderes adventistas no habían estado inactivos. Muchos de ellos, que
eran hombres de mente clara y pensamiento cuidadoso, buscaban seriamente resolver el misterio
de la demora. De repente descubrieron nueva luz - algunos sobre los períodos proféticos, otros
sobre los tipos de la dispensación anterior, todo lo cual arrojó luz de inmediato sobre su posición.
El gran período profético, cuya terminación se suponía que marcaba el tiempo para la venida del
Señor, y que era el gran fundamento del movimiento de Adviento, fueron los 2300 días proféticos
(literales) de Daniel 8:14: "Hasta dos mil trescientos días, entonces el santuario será limpiado". Se
demostró más allá de toda contradicción que esos días comenzaron en el 457 a.C. Se construyó
entonces un argumento, un tanto flojo como parece ahora, como sigue: "457 a. C. y 1843 d. C.,
juntos hicieron 2300; por lo tanto los días terminarán el último día del año 1843, tiempo judío."
Descubrieron que si terminaban así, debían comenzar con el primer día del año 457 a.C.; pues se
necesitan 457 años completos antes de Cristo, y 1843 años completos después de Cristo, para hacer
2300 años. Un estudio ulterior demostró que no comenzaron con el primer día del 457 a. de C., sino
en el otoño de ese año; por consiguiente, su terminación no se alcanzaría hasta el otoño del año
siguiente a 1843, es decir, el otoño de 1844. Y como el acontecimiento que iba a ocurrir al final de
los días era la limpieza del santuario, miraron hacia atrás al tipo, y encontraron que el santuario
siempre se limpiaba el décimo día del séptimo mes; lo que nuevamente apuntaba al otoño, según
nuestro calendario actual. Poniendo estos hechos juntos, concluyeron que los días terminarían, no
en la primavera de 1844, como habían supuesto al principio, sino en el otoño del año, en el décimo
día del séptimo mes, tiempo judío, que en ese año caía el 22 de octubre. Ese día de ese mes se fijó,
por lo tanto, como el momento en que los días terminarían y el santuario sería limpiado. El santuario
que ellos suponían que era la tierra, y que su limpieza sería por fuego en la revelación del Señor
Jesús. Por lo tanto, el grito fue levantado, "He aquí el novio viene, salid a su encuentro" y toda la
iglesia, como las vírgenes despertadas por el grito a medianoche, se aferraron a sus pies mientras la
proclamación sonaba por toda la tierra.

5. Todos se excitaron y arreglaron sus lámparas, pero los tontos no tenían aceite en sus vasos. Algunos
no parecían ser capaces de entrar en el movimiento con la seriedad, el celo y la alegría que otros
experimentaban. Se les dijo que fueran y compraran por sí mismos, es decir, que buscaran por sí
mismos, individualmente, la luz y la bendición del Señor. Y es un hecho significativo que este
movimiento estaba justo a mitad de camino entre el paso del tiempo en la primavera de 1844 y el
otoño de ese año, donde finalmente se comprobó que los días terminarían. El grito así levantado
continuó siendo dado con cada vez mayor poder, aunque no todos lo recibieron, hasta que se
alcanzó ese punto de tiempo que se había fijado para el fin de los días. "Mientras iban a comprar,
llegó el novio."
¿El novio vino cuando los días terminaron? Ciertamente no vino a esta tierra como ellos esperaban.
Pero, ¿la parábola trae a la vista tal venida? ¿Es una venida de Cristo, en las nubes del cielo a esta
tierra, lo que se representa en la parábola por la venida del novio a las bodas? La pregunta que hay
que responder ahora es: "¿Qué es la venida del novio que se muestra en la parábola?" ¿Es la venida
de Cristo en las nubes del cielo o señala algún otro evento? Que se note, en primer lugar, que el
novio de la parábola venía al matrimonio. Eso, por supuesto, ilustra la venida de Cristo a ese evento
que se llama su matrimonio, o "las bodas del Cordero". ¿Pero el matrimonio del Cordero tiene lugar
en esta tierra? - De ninguna manera. Entonces su venida al matrimonio no es su venida a esta tierra.
Cuando viene a su gente aquí, regresa de la boda. Lucas 12:36. Entonces su venida a la boda es otro
evento. ¿Qué es?
Para comprobar esto, hay que responder a otras preguntas, a saber: ¿Qué es la novia? ¿Qué es el
matrimonio? y ¿cuándo, dónde y cómo se va a celebrar el matrimonio? Una palabra puede ser
necesaria en relación con un malentendido muy extendido sobre lo que constituye la novia. Casi
uniformemente, en el mundo religioso, la iglesia se llama la novia, porque Pablo usa la relación
matrimonial para ilustrar la unión que existe entre Cristo y su iglesia. Pero si la iglesia es la novia,
entonces el matrimonio del Cordero ha estado en marcha desde que las almas comenzaron a unirse
a él. Pero, ¿alguien cree esto? Nadie puede creerlo, en vista de que las bodas del Cordero están
establecidas en las Escrituras como un evento definido a ser realizado en conexión con la redención
de su pueblo; porque al entrar en las alegrías del estado glorificado, cantan: "Alégrense y regocíjense
y denle honor; porque las bodas del Cordero han llegado, y su esposa se ha preparado" - no, y
nosotros como la novia, nos hemos preparado. Apocalipsis 19:7. Y ciertamente la iglesia no puede
ser la novia en esta parábola, porque aquí la iglesia está representada por las vírgenes. El novio no
viene a casarse con las vírgenes, sino que las vírgenes salen a su encuentro cuando él viene al
matrimonio para tomar para sí otra parte que se llama la novia.
Como la iglesia no es la novia, ampliamos la investigación, "¿Qué es la novia?" un paso más. En
Apocalipsis 21:9, 10 Juan declara que uno de los siete ángeles que tuvieron las siete últimas plagas
(uno que tiene que ver con las escenas finales de la historia de este mundo,) se dirigió a él de esta
manera: "Ven aquí, te mostraré la novia, la esposa del Cordero." Entonces el ángel lo llevó a un alto
monte, y le mostró la ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo de Dios. Esta

6. ciudad, entonces, se llama claramente la novia; porque podemos estar seguros de que el ángel no
mezcló el engaño con la santa visión que le estaba dando a Juan.
Para evitar la fuerza de este testimonio, los que afirman que la iglesia es la novia, afirman que esta
ciudad es sólo un símbolo de la iglesia. Pero hacer de esta ciudad, con su contorno de cuatro
cuadrados, sus cimientos y muros, sus puertas y calles, sus cuatro miradas hacia los cuatro puntos
cardinales, su río y árbol de la vida, y su trono de Dios y el Cordero, - para hacer de todo esto
simplemente una figura de la iglesia, es un paroxismo de mistificación demasiado grande para ser
entretenido por cualquiera; y por lo tanto descartamos de inmediato esta suposición, Además, Juan
dice que cuando esta ciudad descienda de Dios del cielo, estará preparada como una novia adornada
para su marido (Apocalipsis 21:2;) y Pablo, hablando de la misma ciudad (Gálatas 4:26) dice que es
"la madre de todos nosotros".” Con la frase "todos nosotros", Pablo ciertamente se refiere a la
iglesia. Nosotros, entonces, somos los hijos de esa ciudad, no la ciudad misma. Los niños no deben
ser confundidos con la madre.
Con esta ciudad, el Cordero, cuando la toma como propia, debe estar íntimamente conectado. Los
doce apóstoles del Cordero tienen sus nombres en sus doce piedras fundamentales. Apocalipsis
21:14. El pueblo del Cordero en doce divisiones tiene sus nombres en sus doce puertas. Versículo
12. El Cordero en conexión con Dios es su templo. Versículo 22. Él también es la luz de él. Versículo
23. Y el libro de la vida del Cordero es el gran registro de los nombres de todos los que tienen
derecho a entrar en él. Verso 27. Y sobre todo, y por encima de todo, está el trono del Cordero, del
cual procede el río de la vida que alegra la ciudad de Dios. Apocalipsis 22:1; Salmo 46:4.
Y el profeta Isaías, dirigiéndose a esta ciudad, como representante del nuevo pacto, dice: "Tu
Hacedor es tu esposo". Isaías 54:5. Pablo, en Gálatas 4:26, 27, aplica esta misma profecía a la Nueva
Jerusalén de arriba, que es la madre de todos nosotros. Cristo es el autor del pacto. Él es el creador
de la Ciudad. Él es el esposo de esta ciudad, que en la ilustración usada para exponer los eventos
relacionados con la realización del gran plan de salvación, se llama la novia.
Habiendo aprendido ahora del testimonio de las Escrituras quién es el novio, y también lo que es la
novia, no es difícil decir lo que es el matrimonio - es una relación especial que estas partes en algún
momento entran en contacto entre sí. Entonces, ¿habrá algún día en que Cristo entre en tal relación
con esta ciudad y la reciba para sí, para que el evento sea llamado las bodas del Cordero? -
Ciertamente, porque esta ciudad será la gran metrópoli de su futuro reino. Allí está su trono; y
cuando toma su trono, recibe la ciudad como suya, el adorno y la gloria de la ocasión en que es
coronado Rey de reyes y Señor de señores. Por lo tanto, al tomar el reino cuando toma la ciudad, su
matrimonio puede ser descrito como su recepción del reino. Pero recibe su reino antes de venir en
las nubes del cielo; porque se representa a sí mismo en Lucas 19:11, 12, por el noble que se fue a
un país lejano para recibir por sí mismo un reino, y volver; así que Cristo se ha ido para recibir su
reino, y luego volver; y cuando aparece en las nubes del cielo, es después de haber sido investido

7. con la realeza; porque entonces se sienta en el trono de su gloria. Mateo 25:31. Por lo tanto, si
podemos determinar cuándo y bajo qué circunstancias Cristo recibe su reino, podemos saber qué
es el matrimonio y cuándo llega a él.
Cristo recibe el reino de su Padre. Salmo 2:8; 110:1; Lucas 22:29. El profeta Daniel describe la escena
cuando este reino es entregado al Hijo. Daniel 7:13, 14: "Vi en las visiones, y he aquí que uno como
el Hijo del Hombre vino con las nubes del cielo, y llegó al Anciano de días, y lo trajeron ante él; y le
fue dado dominio, y gloria, y un reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran".
Pero esta llegada a la recepción del reino se introduce después de la escena descrita en los versículos
9, 10. Daniel dice allí: "Estuve mirando hasta que los tronos fueron derribados, y el Anciano de días
se sentó [es decir, "tomó su posición como juez en un tribunal de justicia", porque así las palabras
"se sentó" significan en el hebreo;] ... el juicio fue establecido, y los libros fueron abiertos". ¿Qué
escena del juicio es esta? - Es una parte del trabajo de juicio que tiene lugar antes de que se reciba
el reino, como se describe en el versículo 14, y por lo tanto antes de que se termine el trabajo de
Cristo como sacerdote.
Y aquí mismo la luz de la cuestión del santuario viene en nuestra ayuda en la exposición de este
tema; porque eso muestra una obra de juicio como esta, como el acto final de nuestro gran Sumo
Sacerdote en el tabernáculo de las alturas, cuando termina su mediación para el mundo, y antes de
que ascienda al trono como Rey. Cierra su gran ronda de servicio como sacerdote de la misma
manera en que se cerraba cada año la ronda de servicio en el típico tabernáculo de Moisés; y eso
era mediante un breve ministerio en el lugar santísimo, que era la realización de la expiación, o la
limpieza del santuario. Así que Cristo, antitípicamente, entra en el lugar santísimo del santuario
celestial para hacer la expiación, y limpiar el santuario. Y esto es una obra de juicio, porque es para
quitar el pecado, y decidir quién es aceptado por Dios, y quién debe ser cortado de entre la gente.
Levítico 23:29. Tal obra de juicio debe ser realizada, y todos los casos deben ser decididos, antes de
que Cristo aparezca en las nubes del cielo; porque cuando aparece, no se da tiempo para la
investigación del carácter, sino que en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, se llevan a cabo
los resultados de alguna decisión previa, los justos vivos son trasladados, y los justos muertos son
levantados de la tumba. El sujeto del santuario proporciona un tiempo y un lugar para este trabajo
de juicio, y ningún otro sujeto lo hace - es la limpieza del santuario, el cierre del ministerio de Cristo
que se lleva a cabo en el lugar santísimo; e inmediatamente después de la conclusión de esto, recibe
el reino, que son las bodas del Cordero.
¿Cuándo, entonces, entró Cristo en esta obra en el lugar más sagrado del santuario del cielo? - Al
final de los 2300 días en 1844; porque "entonces", dice la profecía (Daniel 8:14,) "el santuario será
limpiado". ¿Cuándo entra antes del Anciano de días, según Daniel 7:13, 14, para recibir un reino? -
Cuando se presenta ante el Padre en el lugar santísimo, porque no deja la presencia del Padre allí
hasta que sea investido con la realeza de su propio trono. Entonces, ¿cuándo fue Cristo a las bodas
en la representación de la parábola (Mateo 25:10?) - Fue a las bodas en este mismo momento, es
decir, cuando entró en el lugar santísimo para limpiar el santuario, y luego recibir su reino.

8. "Mientras iban a comprar, el novio vino." Los Adventistas de 1844 fijaron el final de los días el 22 de
octubre de ese año; y el argumento sigue siendo válido de que allí terminaron: allí pensaron que
vendría el novio; y allí vino - no a esta tierra, como ellos suponían incorrectamente; sino al
matrimonio, es decir, al lugar donde será coronado rey, recibir a la novia, la Nueva Jerusalén, como
la metrópoli de su reino, a través de la cual, según la representación alegórica del nuevo pacto (Isaías
54:1-7; Gálatas 4:26-28,) los niños - la iglesia - deben ser llevados a la nueva vida del reino celestial.
Simplemente confundieron el tipo de venida a la que se refiere la expresión, "mientras iban a
comprar, vino el novio". Todo lo que la profecía de Daniel 8:14, o la parábola de las diez vírgenes,
les garantizaba que esperaran, se cumplió y se cumplió. El novio vino, no a esta tierra, sino al
matrimonio, al que, en la parábola, venía cuando se elevó el grito de medianoche. El "tiempo de
espera" de la parábola terminó cuando llegó al matrimonio en el otoño de 1844; y el "grito de
medianoche" de la parábola se dio desde el solsticio de verano de 1844 hasta ese momento. Algunos
buscan que este grito se dé en el futuro; pero sus expectativas son vanas, porque nunca se repetirá.
¿Cuál ha sido, entonces, la posición de la iglesia desde entonces? y ¿cuál es nuestra relación actual
con la parábola? Una pregunta puede surgir en algunas mentes en este sentido: "¿Dices que el novio
vino en 1844? - Sí; a la boda. "Pero la parábola dice que las que estaban preparadas entraron con él
a la boda; y la puerta se cerró. ¿Así que tienes la puerta cerrada en 1844, y ninguna entrada, y
ninguna misericordia, para nadie desde entonces? No tan rápido. Aquí está el punto de inflexión de
la parábola, y donde algunos llegan a una conclusión errónea, como lo hicieron en 1844. Incluso
aquellos a los que la luz sobre el tema del santuario había comenzado a amanecer en 1845, se
desviaron rápidamente a la conclusión de que como no había ministerio en el primer departamento
del santuario mientras los trabajos avanzaban en el segundo, y la puerta del primer departamento
estaba cerrada, significaba que durante este tiempo no se ofrecía ninguna misericordia al mundo.
Sin embargo, una investigación más profunda de la cuestión, ayudada por el espíritu de profecía
que entonces comenzaba a manifestarse, pronto los puso en esto; porque vieron que la obra en el
lugar santísimo era una obra de perdón y de perdón para todos los que buscaran su beneficio, así
como la obra en el lugar santísimo. Antiguamente, la ofrenda en el santísimo el día de la expiación
era para todo el pueblo; y así también en el antitipo. Si la puerta del primer apartamento estaba
cerrada, la puerta del segundo se abría. Y la llamada puerta de la misericordia no puede cerrarse
mientras continúe el ministerio en el santísimo.
Mark también la importante cláusula de modificación - los que estaban listos entraron con él al
matrimonio. ¿Pero quién estaba listo entonces? ¿Quién está listo todavía? Aquí está la pregunta de
prueba en la solicitud.
¿CUÁNDO Y CÓMO SE DETERMINARÁ QUIÉN ESTÁ LISTO?

9. Nadie puede ser pronunciado "listo" hasta que su caso haya sido examinado para ver si está o no
listo. Después de que el novio haya venido a la boda, el Rey debe entrar a ver a los invitados, para
ver si todos llevan el traje de boda o no. Mateo 22:11-13. ¿Qué es este período de examen? - Es el
período del juicio de investigación en el santuario de arriba, ya mencionado. ¿Alguno de los
invitados entrará en la boda antes de que se decida que el último invitado está listo? - De ninguna
manera. ¿Y cuándo será eso? - Cuando termine el ministerio en el lugar más sagrado del santuario
y se decida cada caso. ¿Cuándo tiene lugar la boda, o, en otras palabras, cuándo recibe Cristo su
reino? - Cuando haya terminado su trabajo como sacerdote en el santuario celestial. Es decir,
después de que pasemos el fin de los días, y Cristo vaya a las bodas, y comience el trabajo de limpieza
del santuario, o el examen y la decisión de todos los casos, entonces todos los eventos posteriores,
todas las declaraciones posteriores y las profecías restantes, pasan de inmediato a la conclusión de
ese trabajo, cuando el último acto de ministración en el santuario se haga. Este trabajo, una vez
comenzado, absorbe por el momento toda la corriente de la parábola; y cuando esto se hace,
entonces los invitados que se encuentran con el traje de boda puesto, se pronuncian "listos"; y
luego, pero no antes, entran con él al matrimonio. Entonces la puerta se cierra, y el matrimonio se
completa; es decir, Cristo recibe el reino.
Se ve, pues, que los acontecimientos mencionados en el texto no se realizan todos a la vez; pero
después de que se produce el primer acontecimiento al que se hace referencia (a saber, "mientras
iban a comprar, vino el novio",) todo el período del ministerio en el lugar santísimo del santuario
celestial se echa necesariamente a perder antes de llegar al siguiente acontecimiento; es decir, "Y
las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta". Aquí es donde
generalmente se comete el error en la aplicación de la parábola; y de lo que se ha expuesto, se
puede ver fácilmente por qué sólo aquellos que tienen una visión correcta del tema del santuario
pueden dar una explicación consistente de la parábola de las diez vírgenes.
¿Dónde, entonces, estamos en el cumplimiento? Recapitulemos: El gran movimiento de Adviento
de 1840-44, fue el cumplimiento de la parte de la parábola que representa a las vírgenes como
yendo al encuentro del novio. En la primavera de 1844, pasó el tiempo de la primera cita, y el novio
se detuvo y las vírgenes se durmieron. En el verano de 1844, se dio el grito de medianoche. En el
otoño de 1844, los días terminaron, y el novio vino al matrimonio. Entonces comenzaron los trabajos
que deben realizarse antes de que el matrimonio se lleve a cabo; a saber, la limpieza del santuario,
o lo que es lo mismo, el examen de los invitados. La puerta no puede cerrarse hasta que este trabajo
esté hecho, y los que se encuentren preparados entrarán en la boda. La puerta sigue abierta, y los
demás invitados pueden venir hasta que este trabajo en el lugar santísimo del santuario esté
terminado. Estamos ahora en este período de examen de los invitados, que es para determinar
quién está listo para entrar con él a la boda. Ya han pasado más de cuarenta y cuatro años de este
tiempo; y el trabajo debe concluir pronto, y la gran pregunta debe ser decidida quién de los invitados
está "listo" para entrar en el matrimonio, y quién, al no encontrarse con el traje de boda puesto,
debe ser atado de pies y manos, y arrojado a las tinieblas exteriores. El momento de la boda está
cerca. Los que estén listos entrarán y la puerta se cerrará.

10. Como la entrada con él al matrimonio es un evento futuro, se convierte en un asunto de especial
interés preguntar qué será. En este punto tenemos los siguientes hechos para guiarnos:-
1. Las bodas se celebran en el cielo, no en esta tierra; porque es en el cielo donde Cristo recibe su
reino antes de su segunda venida.
2. Tiene lugar antes de que alguno de los santos sea trasladado al cielo; de ahí que entren con él al
matrimonio, no literalmente, sino en algún sentido acomodado.
3. Nadie puede entrar con él al matrimonio hasta que el matrimonio se lleve a cabo; y eso no ocurre
hasta que Cristo haya terminado su trabajo como sacerdote en el santuario. Por lo tanto, la entrada
con él no pudo tener lugar en 1844.
4. Ninguna persona puede entrar en el matrimonio hasta que se pronuncie "listo"; y esa decisión no
puede ser tomada hasta que todos los casos se decidan en el santuario de arriba, y se termine la
libertad condicional. El momento en que los que están listos entran en el matrimonio es, por lo
tanto, el momento de mayor importancia, cuando se cierra su libertad condicional, y cuando se
cierra toda la libertad condicional; porque después de eso se cierra la puerta.
Veamos entonces algunas escrituras que señalan la experiencia y la condición de la iglesia en este
momento, y marque lo que indican.
El apóstol Pedro, en Hechos 3:19, habla del tiempo en que los pecados serán borrados (que sabemos
que es al final de la obra del santuario) y dice que entonces "vendrán tiempos de refrigerio de la
presencia del Señor". El Señor entonces se acerca particularmente a su pueblo, así como sus pecados
son borrados, y pasan la línea de su libertad condicional. Entonces ha llegado el momento de que
vayan con él al matrimonio.
De nuevo, el mismo apóstol, en su segunda epístola (1:19) habla de la siguiente manera: "Tenemos
también una palabra profética más segura, a la que hacéis bien en prestar atención, como a una luz
que brilla en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y surja la estrella de día en vuestros
corazones". De acuerdo con este testimonio, se acerca un tiempo (mirando, creemos, a este mismo
tiempo, cuando los justos vivientes pasen con éxito el juicio investigador) en el que la estrella del
día se levantará en los corazones del pueblo de Dios, el día amanecerá para ellos, y recibirán tal
unción de lo alto, y tal iluminación del Espíritu Santo, que ya no necesitarán la palabra de la profecía,
la luz de las Sagradas Escrituras, para guiar sus pasos. Ellos mismos serán una encarnación del
espíritu de la profecía, y serán iluminados con mayor luz de la que los profetas han sido capaces de

11. impartir. Con respecto a lo que significa la estrella de día que surgirá en sus corazones, leemos en
una de las promesas al vencedor (Apocalipsis 2:28,) "Y le daré la estrella de la mañana". Esto debe
ser lo mismo que la "estrella del día" de la epístola de Pedro. Antes de que terminara el Apocalipsis,
Jesús, hablando de sí mismo, le dijo a Juan, "Yo soy la raíz y el linaje de David, y la estrella brillante
de la mañana". Apocalipsis 22:16. Al vencedor, entonces, Cristo promete darse a sí mismo. ¿Cómo
lo hace? Ans. - A la última iglesia, la de Laodicea, le dice: "He aquí que estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Apocalipsis 3:20.
Esto denota un estado de unión con Cristo que ninguna iglesia ha disfrutado aún.
Considere el porte de todas estas escrituras, y la condición de la iglesia en este momento. Los santos
han pasado la prueba; sus pecados han sido borrados; son aceptados; un refrigerio de la presencia
del Señor está sobre ellos; el día ha amanecido para ellos; ya no necesitan la luz de las Escrituras
para guiarlos; la estrella del día, la brillante y matutina estrella, ha surgido en sus corazones; y su
unión con Cristo es tan completa que son representados como si estuvieran cenando con él y él con
ellos, como el amigo conversa con el amigo en la junta festiva; están embelesados con la presencia
del Señor; conocen su posición, y entienden cada uno de sus movimientos; están llenos del Espíritu
Santo, como lo estuvo Esteban; y como aquel protomártir que miró al cielo y vio la gloria de Dios, y
a Jesús de pie a la derecha de Dios (Hechos 7:55,) así esta iglesia remanente, a través de la
iluminación divina que está entonces sobre ellos, contempla a Jesús su Rey cuando recibe del Padre
honor, majestad y poder, gloria y dominio, cuando, en medio de toda la pompa y esplendor del
mundo celestial, es coronado Señor de señores y Rey de reyes. Y cuando, así embelesados,
contemplan esta escena en el mundo celestial, ¿qué es esto sino su entrada con él a las bodas? Debe
ser esto. El tiempo, el lugar, las circunstancias, las escrituras citadas, y la condición de la iglesia en
ese momento, nos llevan a esta conclusión.
Tal es el maravilloso período de bendición y exaltación y gloria ante los fieles. ¿Quién lo compartirá?
- Los que están "listos". Todo depende de esto. ¿Estamos listos? Esta es la pregunta que siempre
debemos dirigirnos a nuestros propios corazones, mientras buscamos con incesante esfuerzo
prestar atención segura al consejo del Testigo fiel y verdadero, que ahora nos ordena (Apocalipsis
3:18) comprarle el vestido blanco - el traje de bodas - para que estemos preparados para ese tiempo
que se acerca cuando el Rey entre para ver si tenemos ese vestido o no, y el juicio investigador del
santuario pruebe nuestra aptitud para la recompensa del vencedor.
"Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos." ¿Quiénes son las
vírgenes tontas? Si las vírgenes en su conjunto representan a todos los que se interesan por el gran
movimiento de Adviento y son llamados por él, los sabios son los que siguen la verdadera luz con
respecto a él, y los necios los que caminan en las tinieblas y adoptan posiciones no escriturales con
respecto a ese acontecimiento. Hay, ¡ay!, muchos de ellos en la tierra. Pero antes de hablar de ellos
en particular, hay que mencionar otra clase, y es la representada por el hombre que, aunque había
venido a la boda, se encontró sin traje de novia. Mateo 22:11. Este hombre representa a los que
reciben la verdad, tienen la luz verdadera, entienden con respecto al tema del santuario y el

12. matrimonio, y toda la verdad de este importante tiempo, y sin embargo sostienen esa verdad sólo
teóricamente, y no son santificados por ella, ni preparados por ella para el juicio. Tales personas
serán finalmente rechazadas y correrán un destino más triste que si nunca hubieran tenido un lugar
entre las vírgenes sabias. Se encuentran al fin entre las vírgenes insensatas, y las más insensatas de
toda esa compañía.
Cuando la prueba termina, las vírgenes insensatas que se dan cuenta, aparentemente, de que su
condición no es la correcta, empiezan a buscar seriamente al Señor por ayuda. Este movimiento de
su parte está representado en la parábola por su llegada y diciendo, "Señor, Señor, ábrenos".
Aparentemente esperan que se les admita, pero se les niega. La libertad condicional ha pasado, pero
no lo saben; la puerta está cerrada, pero no son conscientes de ello. Han rechazado la luz y la verdad
más clara, hasta que el día de gracia termine. Estos son algunos de los que, al menos, se mencionan
en Mateo 7:21, 23: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos". Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre? ¿Y en tu nombre echamos fuera demonios? ¿Y en tu nombre
hicimos muchas obras maravillosas?" "Y entonces les diré: Nunca os conocí; apartaos de mí,
obradores de iniquidad".
¡Ah! Ese es el problema. Mientras profesan servir a Dios, han obrado "iniquidad", palabra que
significa "anarquía". - "Apartaos de mí, infractores de la ley". Han sido los enemigos de la santa ley
de Dios; han despreciado su sábado; se han negado a reverenciar su santuario; han rechazado las
verdades especiales de Dios enviadas para perfeccionar su iglesia en estos últimos días; han sido
voluntariamente ciegos a la luz, y los siervos voluntarios del pecado; su interpretación de la profecía
ha sido la imprudente imaginación de sus propios corazones, su luz, las chispas de su propia leña, y
el Señor no los conoce. Una de las condiciones más tristes en todo el dominio de la experiencia
religiosa es este estado de autoengaño en el que muchos caerán, y la terrible decepción a la que
están condenados al fin.
Tal es la luz que esta parábola de las diez vírgenes arroja sobre nuestra posición actual, tal es la
importante lección que creemos que el Señor diseñó a través de ella para impresionarnos.
¿Caminaremos en la luz, y nos beneficiaremos de la lección? ¡Oh, estar "listo"! Todo depende de
esta condición, y no sabemos cuándo pasará la prueba.
"¡Oh! ¿Dónde está esta misteriosa fuente
por el cual se cruza cada camino;
Más allá de lo que Dios mismo ha jurado
Que el que va está perdido?"

13. El hombre de la parábola de Mateo 22, que fue encontrado al ser examinado sin el traje de novia,
cuando se le preguntó por qué estaba en esa condición, no tenía nada que decir; estaba "sin
palabras". Y si cuando la decisión de nuestros casos se lleve a cabo, se nos encuentra desprevenidos,
¿cuál será nuestra excusa? El caso de este hombre se presenta para mostrarnos que no tendremos
excusa. ¿No sabíamos que estábamos cerca del final? - Sí. ¿No sabíamos que en la ilustración de la
parábola estábamos en el momento solemne del examen de los invitados? - Sí. ¿No sabíamos que
Cristo estaba a punto de dejar de abogar como mediador entre Dios y los hombres en el santuario
de las alturas? - Sí. ¿No sabíamos que nuestros casos debían ser examinados y decididos pronto? -
Sí. ¿No teníamos el vestido de boda, un manto lavado y blanqueado en la sangre del Cordero,
ofrecido sin dinero y sin precio? - Sí. ¿No nos advirtió el fiel y verdadero Testigo que no estábamos
preparados, y nos instó seriamente a la necesidad de comprar esta túnica de él? - Sí. Entonces, ¿por
qué, se nos puede preguntar, si, despreciando todo este conocimiento, nos negamos a prepararnos
- por qué habéis venido aquí sin un traje de boda? ¿Por qué te has resistido a venir a esta hora
decisiva sin estar preparado? ¿Qué tendríamos que decir? ¿Qué excusa podríamos dar? Cada alma
en estas circunstancias ante ese tribunal se quedará muda con un insoportable sentido de vergüenza
y culpa.
Pero no necesitamos estar en esta condición. Gracias a Dios, todavía es posible que nos encuentren
"listos" cuando llegue la hora decisiva. "Los que estaban listos, entraron con él a la boda, y la puerta
se cerró." Se ha dado suficiente luz para llevarnos a la preparación necesaria, si es que vamos a
caminar en ella. Podemos compartir el gran refresco que está justo antes de la iglesia, y encontrar
nuestro camino cada vez más brillante hasta que termine en el día perfecto. Que Aquel que mira a
sus hijos con más que la compasión de un padre y el amor de una madre, nos permita hacerlo.
"Se envía una respuesta desde los cielos -
Sin embargo, que desde Dios se vaya,
Mientras que se llama hoy, arrepiéntanse,
Y no endurezcas tu corazón".