Arte románico

ARTE ROMÁNICO 1
HISTORIA DEL ARTE 2º BACHILLERATO

ARTE ROMÁNICO

1. INTRODUCCIÓN
La cronología del arte románico abarca sobre todo los siglos XI y XII. Pueden establecerse tres
etapas:
Primer Arte Románico o Protorrománico, (Hasta el segundo tercio del XI) que afecta sólo a las
formas arquitectónicas.
Románico pleno (Último tercio del XI - finales del XII), que abarca ya la totalidad de las
formas artísticas.
Románico tardío o Tardo románico, que abarca desde el último tercio del XII hasta su
sustitución por el gótico, con cronología variable según zonas.
El marco espacial en que se desarrolla es Europa Occidental en la época del Sacro Imperio, de la
Querella de las Investiduras y de las Cruzadas. Se ha dicho que es el primer arte internacional
europeo pero, como Europa estaba políticamente dividida, tiene variedades locales o escuelas.
El románico coincide con la plenitud del mundo feudal por lo que es un arte monástico y aristocrático.
La sociedad estaba jerarquizada en función la propiedad de la tierra. La economía era agraria y cerrada
aunque había algunos signos de recuperación del comercio. El poder político estaba fragmentado en
manos de los grandes señores feudales.
En esta Europa feudal, la Iglesia tenía un papel protagonista pues monopolizaba la cultura y dirigía
ideológicamente la sociedad. Por ello, el arte, que era eminentemente religioso, aspira a ser
trascendente y doctrinal; pretende difundir los valores sociales de fidelidad y obediencia y trasladar a
los fieles una concepción del mundo basada en la oposición del bien y del mal, en el que el papel de la
religión es el de refugio y camino que lleva a la salvación eterna. Tres elementos, relacionados con la
Iglesia, contribuyeron a la formación y expansión del arte románico:
La creación de órdenes monásticas, la más importante de las cuales fue la de los cluniacenses,
controlada desde la abadía madre de Cluny. En una sociedad mayoritariamente iletrada, los
monasterios eran pioneros en el progreso económico y los únicos centros culturales destacables.
La promoción de las peregrinaciones a Roma, a Jerusalén y sobre todo a Compostela. A través
de las rutas de peregrinos se difundió el culto a las reliquias, tipos de iglesias y formas de
decoración.
Las Cruzadas. Fueron expediciones a Tierra Santa, impulsadas por el papado para recuperar los
Santos Lugares que habían caído en manos musulmanas. Además de dar cauce al espíritu
caballeresco de la época y de abrir mercados comerciales con Oriente, facilitaron el
intercambio de formas artísticas con el mundo bizantino.
En la península Ibérica había algunos rasgos peculiares derivados de la situación religiosa y política. El
norte cristiano estaba dividido en pequeños reinos, en pleno proceso de expansión territorial y
económica. En el sur, Al Ándalus, tras el esplendor del califato de Córdoba, iniciaba su decadencia. Los
siglos XI y XII estuvieron marcados por importantes avances de la reconquista cristiana: el reino
occidental de Castilla y León ocupó Toledo a finales del s. XI, aunque fue frenado por los almorávides,
mientras que en el XII, los aragoneses conquistaron la taifa de Zaragoza y se unieron a Cataluña para
constituir la Corona de Aragón.

JOSE ANGEL MARTINEZ ©

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El camino de Santiago marcó profundamente la vida de los reinos cristianos peninsulares. Era una vía
de peregrinación espiritual, pero también una ruta económica, artística y cultural. Algunos monarcas
comprendieron la importancia del Camino y adoptaron una actitud europeísta. Contaron en esta tarea
con el apoyo de los monjes cluniacenses, que pretendían sustituir las viejas reglas monásticas hispánicas
y el ritual hispano visigodo por la reforma gregoriana, impulsada desde Roma.
Los cluniacenses promocionaron desde sus monasterios el camino de Santiago. Los peregrinos llegaban
a Compostela procedentes de toda la cristiandad, pero en su mayoría a través del Camino francés que
describe el Codex Calixtinus. Cuatro rutas que recogían viajeros de toda Europa partían desde Tours,
Vezelay, Le Puy y Arlés hasta los Pirineos. Atravesaban la cordillera por Roncesvalles o por Somport,
continuando éstos por Jaca y los de Roncesvalles por Pamplona para unirse todos en Puente la Reina. A
partir de allí, el Camino discurría por Logroño, Nájera, Burgos, Frómista, Carrión de los Condes,
Sahagún, León, Ponferrada, Sarria… hasta llegar a Santiago de Compostela.

2. ARQUITECTURA
2.1. Edificios románicos
La arquitectura románica es sobre todo religiosa: monasterio e iglesia son los edificios más
característicos. Los monasterios eran auténticas ciudades de Dios que, además de una iglesia y su
claustro, tenían sala capitular, escritorio, refectorio, dormitorio común y celdas, hospedería,
almacenes, talleres, etc. Además de iglesias monásticas, las había también rurales (las más numerosas
pero las menos monumentales) y de peregrinación; cuando las ciudades comenzaron a desarrollarse
surgieron las catedrales.
La iglesia románica está cargada de un preciso simbolismo por ser la casa de Dios y, como tal, reflejar
el orden universal. A cada una de sus partes se le da un significado: los cimientos se identifican con el
mismo Cristo, soporte de la Iglesia; las columnas y los pilares son los apóstoles y los profetas; las
baldosas representan a los fieles y los sillares a las almas; los tramos rectos simbolizan lo terrenal, las
bóvedas reflejan lo divino, etc.
También hay edificios de arquitectura civil como palacios (el de Gelmírez, en Compostela), hospederías,
puentes (el de Puente la Reina), murallas (Ávila), castillos… Los primeros castillos, de madera, fáciles
de incendiar, fueron dejando su lugar a otros de piedra. Ya los encontramos a mediados del siglo XI en
la región del Loira. En España el mejor conservado es el de Loarre, en la provincia de Huesca.

2.2. Características arquitectónicas de la iglesia románica
La arquitectura románica emplea estructuras abovedadas.
El material preferido es la piedra, en sillares isódomos, aparejados a soga y tizón. Había cuadrillas de
canteros que itineraban de obra en obra. En edificios rurales puede construirse con sillarejo o
mampostería. La madera se empleaba únicamente para los tejados sobre las bóvedas.
Emplean el muro como elemento sustentante continuo. Suele ser grueso y macizo, mixto de sillería y
ripio: se construye a base de dos capas de sillares que llevan en medio el ripio mezclado con argamasa.
Predomina el macizo sobre los vanos ya que éstos son escasos y de reducidas dimensiones. Al ser un
muro tan grueso, los vanos están abocinados. El paramento mural aparece reforzado con contrafuertes
y articulado en vertical mediante columnas o pilastras (bandas) adosadas, y horizontalmente con


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molduras de impostas decoradas con tacos, billetes, puntas de diamante, dientes de sierra , etc.
También podemos encontrar arquillos ciegos y canecillos para sostener las cornisas del tejado.
Los elementos sustentantes discontinuos son pilares, columnas y contrafuertes. Predominan los pilares
compuestos, es decir, los que tienen un núcleo, de sección cuadrada o cruciforme, que lleva adosadas a
sus cuatro frentes pequeñas columnas; se emplean para separar las naves y están preparados para el
apeo de los arcos fajones y formeros. Utilizan las columnas en claustros, pórticos, criptas y ventanas;
raras veces exentas para las naves. Sus proporciones no son clásicas y sus capiteles, suelen ser
historiados.
Es una arquitectura abovedada que emplea como elementos sostenidos el arco y la bóveda. Los arcos
son de medio punto, ocasionalmente peraltados. Los encontramos tanto en los vanos como en las
arquerías de naves, pórticos y claustros, e incluso ciegos sobre el muro. Como los muros son muy
gruesos, los arcos de los vanos forman arquivoltas que se apoyan en pequeñas columnas adosadas a las
jambas.
Únicamente en los edificios más antiguos hay ejemplos de cubiertas de madera. Pero el temor a los
incendios generalizó en la arquitectura románica el empleo de las bóvedas: en la nave central se
prefiere la de cañón, dividida en tramos y reforzada mediante fajones; con la de arista se cubren las
naves laterales; en el crucero se dispone una bóveda semiesférica sobre pechinas o sobre trompas; en
el ábside o en los absidiolos es de cuarto de esfera; cuando hay tribuna, puede llevar bóveda de arista o
de cuarto de cañón. Las bóvedas no suelen manifestar al exterior sus formas curvas sino que casi
siempre quedan cubiertas por un tejado, que es a doble vertiente en las naves, cónico en los ábsides, y
piramidal, sobre el cimborrio.
La planta preferida es la basilical, con transepto, marcado o no en planta, que le da forma de cruz
latina. Puede tener una, tres o cinco naves y, en la cabecera, ábside o ábsides semicirculares
correspondiéndose con las naves. La más normal es la de tres naves, con la central más ancha. Hay otras
variantes menos frecuentes pero que se emplearon en obras maestras, como la iglesia de peregrinación
que tiene la cabecera con girola y corona de absidiolos (San Sernin de Toulouse; Santa Fe de
Conques; Santiago de Compostela).
El alzado interior preferido es el basilical cuya nave central, más elevada que las laterales, se ilumina a
través del claristorio (Santa María Magdalena, en Vezelay). Pero es muy frecuente también que
tengan tribuna, como ocurre en las iglesias de peregrinación; sobre la tribuna puede continuar el muro y
abrirse en él las ventanas (catedral de Durham), o iniciarse directamente las bóvedas dejando a la
nave central ciega como en Santa Fe de Conques.
El espacio interior viene marcado por un eje longitudinal, que señala la dirección hacia el altar,
sensación acentuada por la secuencia de soportes y arcos (espacio camino). La escasez de luz crea un
ambiente de recogimiento, mientras la mayor luminosidad del crucero y del ábside conduce la vista
hacia la cabecera.
Suele tener una fachada monumental a los pies, con una o varias puertas de acceso, delimitada muchas
veces por torres. Las puertas tienen arquivoltas abocinadas y tímpano con relieves.
Las torres, cuya función principal era de campanario, son casi siempre poligonales aunque las hay
cilíndricas. Suelen situarse en la fachada, pero aparecen también en el cimborrio (San Sernin de
Toulouse), al lado del crucero (en Alemania: catedral de Worms) o separadas del templo como ocurre
en Italia (catedral de Pisa). La fachada entre torres de base cuadrada es típica de Normandía (San
Esteban de Caen).


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Los volúmenes exteriores tienen apariencia geométrica, de disposición escalonada. Destacan los
semicírculos de los ábsides, la altura de la nave central, la culminación del cimborrio y de las torres…
Es, pues una arquitectura tectónica.
Como ejemplos de arquitectura románica merecen citarse los siguientes, casi todos del siglo XII:
En Francia, las abadías de Cluny (precursora), San Esteban de Caen (en Normandía) y de Santa
María Magdalena de Vezelay (en la Borgoña); la Iglesia de Notre Dame la Grande en Poitiers;
y las iglesias de peregrinación de San Sernin de Toulouse y Santa Fe en Conques.
En Italia, la catedral, el baptisterio y la torre de Pisa; y la catedral de Parma.
En Inglaterra, la catedral de Durham.
En Alemania las catedrales de Espira y de Worms.

2.3. Arquitectura románica española
El románico español no es un estilo autóctono, sino claramente de influencia francesa. También son
significativas las aportaciones lombarda, e islámica, la última de las cuales se manifiesta en la aparición
de arcos polilobulados y bóvedas nervadas. Su marco geográfico es la mitad norte de la Península, al
estar el sur en manos musulmanas.
Aunque la arquitectura románica española es mucho más rica, estudiamos tres periodos y ámbitos
significativos, que corresponden respectivamente al románico primitivo, al románico pleno y al tardo
románico.

a) Románico primitivo catalán
Los primeros edificios del románico español se construyeron en Cataluña, a comienzos del siglo XI,
influidos por el arte de Lombardía y del sur de Francia. Oliva, abad del monasterio de Ripoll, fue el
promotor de muchos de ellos. Casi siempre se trata de edificios modestos, de apariencia austera,
fabricados en sillarejo o en mampostería, generalmente de tres naves, separadas por pilares simples, y
cuya cabecera tiene tres ábsides. Es frecuente que en el exterior estén decorados con bandas
verticales, a modo de pilastras (bandas lombardas), y pequeños arcos ciegos. Un elemento
característico fueron los esbeltos campanarios, de varios pisos, que también reflejan el primitivo
románico lombardo. Los edificios mejor conservados son el monasterio de San Pedro de Roda y San
Vicente de Cardona. Una excesiva restauración de finales del siglo XIX ha deformado
irreparablemente la monumental iglesia del monasterio de Ripoll con sus cinco naves y siete ábsides
abiertos en un gran transepto marcado en planta. Del siglo XII, pero de estilo arcaizante, es la iglesia
de San Clemente de Tahull.

b) El Camino de Santiago
A lo largo del Camino se construyeron numerosos edificios. Cuatro de ellos, iniciados en la segunda
mitad del siglo XI, son obras señeras de la arquitectura románica española:
La catedral de Jaca, cuya fecha de construcción se discute (1063 ó 1080), tuvo una notable
influencia en el románico posterior. Es una iglesia basilical de tres naves, separadas por
columnas y pilares alternados, y tres ábsides, el central desaparecido. En el centro del crucero
tiene un cimborrio octogonal con bóveda nervada sobre trompas. La decoración exterior de los
muros presenta molduras de tacos (taqueado jaqués, un motivo decorativo que tendrá gran
difusión en todo el románico hispano posterior) y columnas adosadas que desde el suelo alcanzan


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las cornisas. Es muy importante la decoración escultórica del tímpano de la portada y de los
capiteles.
La iglesia de San Martín de Frómista, que formaba parte de un monasterio, es considerada por
la perfección de sus proporciones, el prototipo de la arquitectura románica. La fundó, en 1066,
doña Mayor, viuda de Sancho III el Mayor de Navarra, pero no es seguro que las obras se
comenzaran en esa fecha. Tiene tres naves de altura casi similar y por ello la central es ciega.
El transepto, no marcado en planta, está coronado en el crucero por un cimborrio octogonal. La
decoración exterior es similar a la de Jaca, mediante columnas adosadas, taqueado jaqués y
canecillos sosteniendo los aleros del tejado. Uno de sus rasgos más originales son sus dos torres
cilíndricas a los pies.
San Isidoro de León. Doña Sancha, mujer de Fernando I de Castilla, construyó, en 1055, una
iglesia de la sólo se conserva el nártex, actual Panteón de los Reyes, cubierto por bóvedas de
arista apoyadas sobre gruesas columnas. En 1090 se inició la construcción de la actual iglesia
porque la primitiva era insuficiente. Tiene tres naves, cabecera de tres ábsides y crucero
marcado en planta. Es notable la existencia de arcos lobulados, de influencia musulmana, en el
crucero y la decoración escultórica de las portadas del Cordero y del Perdón.
La Catedral de Santiago de Compostela es la obra cumbre del románico español. En 1075,
durante el reinado de Alfonso VI y siendo obispo Diego Peláez, se puso la primera piedra. Se
continuó en el obispado de Diego Gelmírez, uno de los más entusiastas propulsores de la ruta de
peregrinación. Las obras se terminaron hacia 1128. Conocemos los nombres de varios de sus
maestros de obras como el Maestro Esteban. En 1175, el Maestro Mateo dirigió la construcción
del Pórtico de la Gloria, nártex añadido a los pies de la catedral.
Se considera que la Catedral de Santiago es el prototipo perfecto de iglesia de peregrinación:
o La planta del edificio está dispuesta en torno y sobre la cripta del Apóstol. Tiene forma de cruz
latina con tres profundas naves (once tramos), la central más alta y más ancha; el transepto,
muy marcado en planta (seis tramos a cada lado), también es de tres naves. La cabecera tiene
girola con corona de absidiolos.
o En el alzado interior, sobre los pilares compuestos que sostienen arcos de medio punto
peraltados, se abre la tribuna que da la vuelta a la totalidad de la iglesia, incluida la cabecera.
o Las bóvedas son de cañón con fajones en la nave central, de arista en las laterales y de cuarto
cañón en la tribuna. La bóveda original del crucero se hundió y la actual es gótica.
o El exterior de la iglesia original apenas es visible, oculto por numerosos añadidos posteriores,
la mayoría, barrocos; sólo en la fachada de Platerías, en el transepto, se muestra al exterior la
fábrica románica. Esta misma fachada y los portales del Pórtico de la Gloria constituyen su más
interesante decoración escultórica.

c) Románico tardío castellano
Desde el Camino, la arquitectura románica se difundió a todos los reinos cristianos de la Península. Uno
de los focos más importantes en el siglo XII fueron las provincias castellanas situadas al norte del
Sistema Central.
En Segovia son interesantes la Iglesia de los templarios, llamada la Vera Cruz, original por su planta
central octogonal, y la de San Esteban con una esbelta y airosa torre.


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En Ávila destaca la basílica de San Vicente, cuyo plan imita a San Isidoro de León. Pero la nave central
tiene ya bóvedas góticas. Las murallas, son las más completas de la España cristiana medieval.
En tierras sorianas, la Iglesia de Santo Domingo tiene una hermosa portada esculpida. En el Claustro
de San Juan de Duero destacan los arcos de herradura y entrelazados, de clara raigambre musulmana.
Las catedrales del grupo salmantino-zamorano muestran la evolución del románico tardío hacia el
gótico. Utilizan bóvedas de crucería, pero lo más característico son sus cimborrios que cobijan en el
interior cúpulas con tambor sobre pechinas y que, exteriormente, tienen cuatro torrecillas angulares,
tejas escamadas y gallones. El tambor del cimborrio de la catedral de Zamora tiene un solo piso de
ventanas; el de la catedral vieja de Salamanca es doble.

3. ESCULTURA ROMÁNICA
3.1. Características
El templo románico se concibe como un microcosmos, un mundo espiritual en pequeño. Para crear un
ambiente adecuado intervienen, además de la estructura arquitectónica, la pintura, la escultura y las
artes decorativas.
La mayor parte de la escultura románica es monumental, es decir, forma parte de la decoración del
templo. Predomina el relieve, cincelado sobre el propio material arquitectónico. Aparece en las portadas
(tímpano, jambas, arquivoltas y parteluz), en los capiteles historiados y en los canecillos en que se
apoyan las cornisas.
Aplica la ley del marco: se adapta, aunque tenga que deformarse, al espacio definido por las formas
arquitectónicas. Hay casos, sin embargo, en que se distribuye en frisos o registros.
Más raras eran las esculturas exentas, imágenes de devoción que se realizaban en piedra, madera o
terracota, estas últimas policromadas. Suelen representar al Crucificado y la Virgen con el Niño.
Desde el punto de vista estilístico es una escultura antinaturalista que huye de los criterios clásicos de
proporción y belleza. Este carácter se manifiesta en rasgos como:
Deformaciones expresivas. El canon suele ser desproporcionado, unas veces corto, otras
estilizado. Ojos y manos se agrandan y las posturas se deforman: las piernas están
entrecruzadas, los pies aproximan los tobillos, las figuras aparecen retorcidas... A veces se
exageran gestos significativos.
Las figuras se adaptan al marco, siguiendo el criterio del horror vacui.
Las formas son esquematizadas como si tuvieran un esqueleto geométrico interior que las
hiciera rígidas. Los plegados de las ropas no se adaptan a la anatomía de las figuras, antes bien
son geométricos, dispuestos en abanico, en zigzag, concéntricos, etc.
La función de la escultura, además de la meramente monumental, era la doctrinal. Pretendía enseñar la
religión a los fieles, transmitir a la masa iletrada las verdades reveladas, la idea del mundo como lugar
de pecado, la posibilidad del castigo eterno y la necesidad de la religión como camino para la salvación.
Por esta función doctrinal, es del máximo interés el conocimiento de la iconografía. Los artistas
esculpen los temas que les dictan los monjes teólogos. Los temas del románico son casi exclusivamente
religiosos, con preferencia por los escatológicos, inspirados en el Apocalipsis de San Juan:
El tema estrella es el Juicio Final. Está presidido por el Todopoderoso en forma de Maiestas
Domini que viste manto imperial, tiene la expresión solemne y alza una mano en gesto
autoritario, mientras en la otra lleva el libro de la ley; está enmarcado en la mandorla, sentado


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en un trono o en el arco iris y con los pies apoyados sobre un símbolo terrestre.
Frecuentemente le rodean los símbolos (hombre, toro, león y águila) del Tetramorfos y los
veinticuatro ancianos músicos. También aparecen los Apóstoles, bajo arcos que simbolizan la
Jerusalén celestial. Esta visión puede completarse con el alfa y la omega, los justos y los
condenados, o coros angélicos. En ocasiones la figura del Todopoderoso se sustituye por
símbolos como el crismón o el Agnus Dei.
Otros temas son escenas de la vida de Cristo, pero no aspectos de su humanidad, sino aquellos
que tienen que ver con el reconocimiento de su carácter divino. Así, por ejemplo, no se suele
representar la Navidad sino la Epifanía. Al Crucificado le representan vivo, vestido con ropas de
rey y en ocasiones coronado, con cuatro clavos y sin ningún síntoma de dolor o sufrimiento.
La Virgen responde al modelo de la Kyriotissa bizantina, hierática y entronizada, con el Niño
sentado sobre las rodillas, sin comunicación entre ellos. Es una Virgen trono de Dios.
También hay temas aparentemente profanos como los signos del Zodiaco, animales reales o
monstruosos, guerreros luchando, calendarios ilustrados mediante escenas de trabajos del
campo, etc. Representan simbólicamente el paso del tiempo, el mundo del pecado, el mal..., es
decir, están ligados a la temática religiosa. Se inspiran en textos como los Beatos mozárabes o
los Fisiólogos, libros bestiarios musulmanes.

3.2. Ejemplos
Francia y los Reinos hispánicos son los territorios que conservan los ejemplos más importantes de
escultura románica. En Inglaterra se prefería la decoración geométrica; en Italia, los mármoles.

a) Grandes portadas
La Guía del peregrino del Codex Calixtinus nos informa de que los más célebres santuarios de Francia
estaban en el camino de Santiago y que muchos de ellos poseían excelentes portadas. En la mayoría se
representa el tema del Apocalipsis, como vemos en la abadía de Moissac, en Santa Fe deConques, en
San Trófimo de Arlés o en San Sernin de Toulouse.
El tímpano de San Pedro de Moissac presenta a la Maiestas Domini con el Tetramorfos y los 24
ancianos distribuidos en tres frisos, todo el conjunto con un estilo monumental, expresivo e imponente.
En Santa Fe, la escena del Juicio se completa con el pesaje de las almas, donde un diablo intenta
inclinar a su favor el platillo de la balanza. La portada de la iglesia de la Magdalena de Vezelay es una
excepción pues desarrolla el tema del Pentecostés, es decir, el momento en que el Espíritu Santo
desciende sobre los Apóstoles, para enviarlos a predicar el evangelio por toda la tierra. La estilización
majestuosa de la figura del Todopoderoso, la precisión de los pliegues o el dinamismo y agitación de las
figuras convierten a este tímpano en una obra maestra.
También hay ejemplos notables en España. En la segunda mitad del siglo XI se inició el programa
iconográfico del camino de Santiago en el que los temas no se repiten sino que se complementan; a
iniciativa de los monjes de Cluny, se fijaron en las imágenes las ideas de la reforma gregoriana (por
ejemplo, la doble naturaleza de Cristo) frente a la tradición hispano mozárabe, sospechosa de herejía
adopcionista.
El programa comienza en Jaca en cuyo tímpano se representa el crismón entre dos leones, como símbolo
de la fortaleza de Cristo que triunfa frente al mal y a la muerte.


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Algo más tarde se esculpió la portada del Cordero en San Isidoro de León, con el Agnus Dei en un
medallón triunfal, flanqueado por ángeles, y el sacrificio de Isaac. Su significado recuerda que Cristo
que murió por los hombres para librarlos del mal. En San Isidoro es también interesante la puerta del
Perdón.
A comienzos del XII se hicieron las portadas de Azabachería y de Platerías, en la Catedral de Santiago.
La primera fue destruida por un incendio y parte de sus esculturas se colocaron en Platerías. La
decoración de Platerías se dispone en un doble tímpano: en el de la derecha se desarrolla el tema de
Cristo hombre (escenas de la Epifanía, la Flagelación, el beso de Judas…); en el de la izquierda, el
referente es Cristo Dios a través del tema de las tentaciones. Entre los tímpanos, aparece el crismón y
Cristo bendiciendo a Santiago.
El programa del Camino culmina en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, obra del Maestro
Mateo, quien lo terminó en 1188. Consta de tres puertas de las que únicamente la central tiene tímpano.
La escena principal está presidida por la figura del Salvador que nos muestra las llagas como Varón de
Dolores, y que aparece rodeado del Tetramorfos y de ángeles que portan los instrumentos de la Pasión.
En la arquivolta los veinticuatro ancianos músicos tañen sus instrumentos, mientras que en las jambas
aparecen los profetas y los apóstoles, y en el parteluz el apóstol Santiago sobre el árbol de Jesé.
Estilísticamente el Pórtico marca la transición al gótico ya que sus figuras son más naturalistas, las
posturas menos rígidas, los plegados de las ropas más naturales y los rostros más expresivos que en el
románico pleno.
Independientes de la temática del Camino de Santiago hay otros ejemplos interesantes como el pórtico
del monasterio de Ripoll y la portada de Santo Domingo de Soria.

b) Conjuntos de capiteles
Hay numerosos ejemplos españoles. Algunos son del siglo XI, como los de la catedral de Jaca, pero la
mayoría son ya del XII. Cerca de la ruta jacobea está el claustro del Monasterio de Silos cuyas
columnas dobles tienen capiteles emparejados, casi todos de temas animales, de calidad extraordinaria,
que recuerda la talla en marfil. Muy importantes son las escenas de los cuatro machones angulares del
claustro, cada uno de los cuales tiene dos relieves enmarcados entre columnillas adosadas y arcos. Las
figuras, bastante planas, son expresivas y esbeltas. Desarrollan temas como el Descendimiento, el
Santo Entierro, la duda de Santo Tomás, etc. En San Juan de la Peña hay otro interesante conjunto
de capiteles del siglo XII.

c) Escultura exenta
A mediados del siglo XI floreció en León una escuela de marfiles, ligada al arte mozárabe y heredera
de la influencia cordobesa. La mejor representación la tenemos en el Crucifijo de Don Fernando y
Doña Sancha, una obra preciosista que se guarda en el Museo Arqueológico de Madrid. Es una imagen
de Cristo triunfante, con los ojos muy abiertos y con cuatro clavos.
A finales del XII proliferaron las Vírgenes con Niño, como la Virgen de la Vega (Salamanca) y la de la
catedral de Gerona. Entre los Crucificados destaca la Majestad Batlló.


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4. PINTURA ROMÁNICA
La pintura románica es más tardía que la arquitectura y la escultura, de modo que, aunque hay algún
ejemplo de finales del siglo XI, el marco cronológico de la mayoría es el s. XII.

4.1. Características
La modalidad fundamental es la pintura mural, para decorar los muros y las bóvedas. Hay también
pintura sobre tabla (frontales de altar) y miniaturas de libros en pergamino.
La técnica que se empleaba para la pintura mural era el fresco seco, con retoques al temple; los
frontales sobre tabla se pintaban el temple. La textura muestra siempre un acabado pulido.
Se trata de pintura figurativa, de tema religioso, aunque excepcionalmente podemos encontrar escenas
profanas. Su función es doctrinal, como complemento de la decoración escultórica. El tema más
repetido es el Juicio Final, según el Apocalipsis, presidido por el Todopoderoso, junto con la corte
celestial formada por el Tetramorfos, los veinticuatro ancianos, y coros de serafines (con seis alas y
múltiples ojos), arcángeles (con estandartes) o querubines (con círculos de fuego). El hombre no
aparece individualizado, sino en representaciones genéricas. La mujer refleja el mundo del pecado y
está personificada en la figura de Eva. Los animales del Bestiario sirven para representar el mal, lo
pecaminoso, siguiendo la estética del feísmo. La Virgen repite el modelo bizantino de la Kyriotissa. En
suma, los temas son los mismos de la escultura y perpetúan la tradición Bizantina, Prerrománica y
Paleocristiana.
Las imágenes son antinaturalistas, estereotipos cuyo canon es frecuentemente desproporcionado;
lógico si pensamos que, como en la escultura, la importancia radica en el contenido y no en la forma.
La pintura románica desmaterializa la imagen, es decir, elimina los elementos pictóricos que nos
acerquen al mundo real. Las figuras se representan reducidas a sus rasgos esenciales, con un
planteamiento lineal, sobre todo en el contorno pero igualmente en su interior (dintorno). No muestra
interés por el volumen y, por tanto, es nula la relación luz-sombra. La única luz es la que desprenden los
colores, que casi siempre son planos, sin contrastes internos. Tampoco se finge el espacio mediante
elementos de perspectiva. En resumen, es una pintura bidimensional que no muestra interés por la
tercera dimensión. A veces se sugiere conceptualmente el espacio mediante árboles, arbustos,
arquitecturas, pero no para dar profundidad sino para dividir el marco pictórico en que se disponen las
figuras.
Las composiciones son cerradas y las figuras siguen la ley del marco, que determina sus formas y fuerza
sus posturas. Si el muro es amplio se fragmenta en escenas menores.
Es frecuente la aplicación del tamaño jerárquico, dando tamaño diferente a las figuras en relación con
la importancia de cada una de ellas.

4.2. Ejemplos de la pintura románica española
Las obras maestras de la pintura románica europea son los frescos de Sant’Angelo In Formis, en Italia,
de la corriente llamada ítalo bizantina y, en Francia, las bóvedas de Saint Savin sur Gartempe,
pertenecientes a la tendencia franco bizantina. En España podemos hablar de tres corrientes:
Italo-Bizantina que se desarrolla sobre todo en Cataluña y tiene como ejemplos más conocidos
las pinturas de los ábsides de San Clemente y de Santa María de Tahull (Lérida, siglo XII). En
San Clemente de Tahull la figura principal es la Maiestas Domini, solemne Todopoderoso
barbudo, dibujado con gran seguridad y prodigiosa estilización; está enmarcado en una mandorla


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y tiene a los lados el alfa y la omega que simbolizan su eternidad; le acompañan cuatro ángeles y
los signos del Tetramorfos. En la zona inferior, bajo arcos, aparecen la Virgen y los Apóstoles.
En Santa María de Tahull, con un dibujo más rudo, se representa a la Virgen Kyriotissa y la
Epifanía. Dentro de la tendencia relacionada con Italia hay que situar las pinturas de Santa
Cruz de Maderuelo (Segovia, siglo XII), actualmente en el Museo del Prado. Estilísticamente es
una obra próxima a Santa María de Tahull. Las dos escenas más notables aparecen en el muro de
entrada, a los pies de la ermita: a la izquierda el Creador infunde la vida a Adán; a la derecha
Adán y Eva cometen el Pecado Original. Es delicioso el antinaturalismo esquemático de los
cuerpos desnudos.
Franco-Bizantina a la que pertenecen las pinturas del panteón de San Isidoro de León (siglo
XII). Se caracterizan por el sentido narrativo, relacionado con Francia a través del Camino de
Santiago. Aparecen varias escenas que mezclan temas religiosos con algunos profanos. La más
famosa es la Anunciación a los pastores, con sentido bucólico y ambientación paisajística. Son
figuras vivaces que se disponen con espacio amplio, esbeltas, que se doblan o se vuelven, que no
dependen del marco arquitectónico; parecen anunciarnos algo del naturalismo gótico.
Local-Hispana. Las pinturas de San Baudelio de Berlanga (Soria) probablemente son de los
primeros años del siglo XII, pero la capilla que decoraban es mozárabe. La parte más
importante se encuentra en el Museo del Prado. Aunque el resto son religiosas y probablemente
de otro maestro, las que se encuentran en el Prado son de tema profano, de dibujo poco
correcto pero más espontáneas y originales. Tienen relación con el arte de las miniaturas
mozárabes. Encontramos en ellas animales exóticos (elefante, oso…) escenas de caza (de ciervo
y de liebres), etc. Están concebidas como siluetas coloreadas que alternan colores claros y
oscuros con un notable sentido del ritmo y del movimiento.

PREGUNTAS PAEG:
Características generales de la arquitectura románica.
La escultura románica.
La pintura románica.


Arte románico

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