1. VELORIOS DE CRUZ DE MAYO EN
MIRANDA
Una vez adornada la Cruz se ubica en el centro de la
mesa; y ante ella se pondrán envases con flores, frutos,
cirios, imágenes de busto, estampas religiosas y
recipientes para recoger limosna u ofrendas de dinero.
En algunas regiones se acostumbra situar a los lados de la Cruz de
Mayo otras dos cruces de menor tamaño; o preparar un entarimado o especie
de escalinata que se viste con papeles de colores, luego el símbolo principal se
coloca en el tramo de mayor altura. También se estila echar sobre los brazos
de la Cruz un lienzo o una guirnalda a manera de sudario. Según los recursos
disponibles, la decoración de banderitas de papel puede extenderse a las
calles vecinas al lugar donde se celebra el velorio.
Quienes actúan como anfitriones invitan a un grupo de músicos,
cantadores y rezanderos, pero no se excluye la participación espontánea de
quienes acuden al tener conocimiento de esta celebración que, en general, es
de carácter abierto.
Reunidos en torno al altar, a
una señal de los organizadores, se
inicia el acto con invocaciones a la
Cruz que serán seguidas por un
rosario ya sea recitado o cantado; y
los versos que anunciarán los
cantos de velorio (en este caso, la fulía), los cuales poseen variantes en las
diferentes regiones del país, así como en su instrumentación musical.
2. Se da comienzo al canto de fulía, en una secuencia en la cual se
alternan las voces solistas y un coro formado por una concurrencia que sigue el
compás dando palmas. Diversas personas intervienen como retadores y
solistas. El canto se acompaña con la batería de tambores de fulía: prima,
pujao y cruzao, maracas, cuatro y rítmicos golpes sobre un plato metálico.
Se entonan versos a lo divino, pero
además se aluden los más diversos temas,
entre los que tienen especial cavidad en el
histórico y el amoroso. Los cantadores tienen
fórmulas para anunciar su deseo de iniciar
sus intervenciones: a la primera de ellas
harán el correspondiente saludo a la Santa
Cruz, a los presentes y luego dirán sus versos relacionados con el tema; canto
que podrá ser interrumpido y diversificado a lo largo de esta solemne y alegre
ceremonia que se prolonga hasta el alba.
En las grandes ciudades, muchas
gentes venidas de diferentes regiones del país
y que están comprometidas con la devoción,
han instalado la costumbre de realizar los
Velorios de Cruz e invitan a compartir la
tradicional celebración.
En todos los casos se preparan bebidas especiales: caratos de maíz y
de arroz aromatizados con especias, y se comparten generosos brindis de
bebidas alcohólicas. También se elaboran comidas y dulces variados, cuyo
consumo no es permitido durante las ofrendas ni oraciones, puesto que son
efectuadas en un ambiente de recogimiento.