2. La gripe A
La gripe A (H1N1) de 2009 es una pandemia causada por una
variante de la Influencia-virus A de origen porcino (subtipo H1N1).
Inicialmente fue llamada gripe porcina, gripe norteamericana y nueva
gripe, pero dichas nomenclaturas han sido objeto de diversas
controversias, por lo que el 30 de abril de 2009 la Organización
Mundial de la Salud (OMS) decidió denominarla gripe A (H1N1).
La letra A designa la familia de los virus de la gripe humana y de
algunos animales como cerdos y aves, mientras que las letras H y N
(Hemaglutininas y Neuraminida-sas) corresponden a las proteínas
principales del bicho en cuestión.
El origen de la infección es una variante de la cepa H1N1 con material
genético proveniente de una cepa aviaria, dos porcinas y una humana. Al
parecer el virus sufrió una mutación y dio un salto entre especies (o
heterocontagio) de los cerdos a los humanos, aunque este dato aún está
pendiente de confirmación. Posteriormente se ha comprobado el contagio
de persona a persona.
Un poco de historia
Probablemente nos encontramos frente a uno de los virus más
inteligentes que existen, con permiso del Virus de la Inmunodeficiencia
Humana, quien posiblemente sea ahora mismo el rey. La gripe tiene una
alta capacidad para modificar su información genética, para evolucionar y
buscar de forma incesante cómo introducirse en nuestro organismo, saltarse
las barreras de seguridad y dejarnos una semana en la cama. No es algo
extraño, pues todas las formas de vida buscan la manera de perpetuarse. El
virus de la Influencia suele cambiarse cada 10-15 años, por lo que la
situación en la que nos encontramos ahora no es, en absoluto, nueva.
Quizás lo que sí ha cambiado es el número de canales disponibles en la
televisión, con un despliegue de medios informativos en los que no se
busca la calidad sino la cantidad de unidades vendidas, una repercusión
mediática que probablemente esté haciendo más daño que la propia gripe.
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3. En 1918 tuvo lugar la epidemia más mortífera que se recuerda. La cepa
también fue H1N1 y su origen fue aviar. Produjo entre 50 y 100 millones
de muertes en todo el mundo y afectó especialmente a adultos y jóvenes
saludables. Aunque aún se la conoce como gripe española, la realidad es
que los primeros casos se registraron en Kansas, EEUU. Nuestro país no
participó en la I Guerra Mundial y la información que se ofreció
inicialmente al mundo sobre la situación de la enfermedad en España no
fue censurada.
En 1918 tuvo lugar la epidemia más mortífera que se recuerda.
Produjo entre 50 y 100 millones de muertes en todo el mundo.
Establecer un nexo entre la epidemia de 1918 y la de 2009 tiene tanto
sentido como comparar la PlayStation 3 con una canica, el LCD con la
rueda fónica, un portátil con el flip-flop, o los 10,8 segundos que tardó
Charlie Paddock en recorrer 100 metros con los 9,58 que empleó Usain
Bolt hace poco; por supuesto a Charlie no le contó el tiempo ningún
cronómetro digital. Considerando el despliegue de medios hospitalarios y
las posibilidades diagnósticas y terapéuticas del S. XXI no podemos
comparar ambas epidemias, tan sólo concluir que se trata de un virus
parecido.
Otras pandemias importantes, también de origen aviar, fueron las de
1957-58 (gripe asiática puesto que los primeros casos surgieron en Pekín,
la cepa fue H2N2) y 1968-69 (gripe de Hong Kong, H3N2). Más o menos
duplicaron la tasa de mortalidad de la gripe común.
En 1976 tuvo lugar un brote de gripe de origen porcino, cepa H1N1, en
un campamento militar en New Jersey, EEUU. Los americanos la llamaron
poco después Swine Flu “Fiasco”, puesto que Gerald R. Ford, el presidente
entonces, inició una campaña de vacunación masiva en todo el país,
invirtiendo más de 137 millones de dólares e inmunizando a unos 45
millones de estadounidenses (1 de cada 4). Al final sólo murió un militar,
mientras que 3 ancianos murieron como consecuencia directa de la vacuna
y uno de cada cien mil inmunizados desarrolló una importante y grave
complicación neurológica llamada síndrome de Guillain-Barré.
En los años 1997 y 2000 entró en escena la gripe aviaria, H5N1, con una
tasa de mortalidad de hasta el 60% que hacía presagiar el peor de los
escenarios. Sin embargo, los casos fueron esporádicos y no se llegó a
comprobar el contagio entre humanos.
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4. Los expertos coinciden en que todas las decisiones que se han tomado a
lo largo de la historia sirven hoy para afrontar con mayor conocimiento la
nueva epidemia de 2009. Las conclusiones y soluciones aceleradas pueden
llevarnos a un nuevo fiasco. La población debe saber que predecir el
tamaño y la severidad de los brotes de gripe es imposible, puesto que no se
trata de ninguna ciencia exacta.
Historia de la gripe A
(H1N1)
El 28 de marzo de 2009 se detectó el primer caso en México. El brote
epidémico se hizo público casi un mes después, el 22 de abril, cuando
afectaba también a EEUU (Texas y California). Sólo cinco días después ya
se habían confirmado casos en Canadá, España, Reino Unido, Nueva
Zelanda, Israel y otros 3 estados de EEUU (Nueva York, Kansas y Ohio).
La OMS elevó el nivel de alerta de 3 (activado desde 2006 por la gripe
aviar) a 4, grado en el que se confirma la transmisión entre humanos y se
trata de confinar la epidemia a unos cuantos países.
Y casi sin tiempo para reaccionar, en sólo 48 horas se elevó el nivel al
número 5, indicando pandemia inminente. El 11 de junio se declaró
pandemia en fase 6, “la enfermedad se está propagando geográficamente de
forma exitosa”. Es evidente que la población entendió un “sálvese quién
pueda”.
Los últimos datos disponibles reflejan más de dos millones y medio de
casos en todo el mundo, con una mortalidad cercana al 0.1%(1 de cada
1000 casos), exactamente igual o incluso inferior que la gripe común, cuya
tasa oscila entre 0.1-0.3%. Este dato debe ser tranquilizador, si bien hay
que destacar que la mortalidad de la gripe común ocurre sobre todo en los
mayores de 65 años mientras que la gripe A parece afectar más a
adolescentes y jóvenes y su mortalidad se relaciona con patologías de base
y no ocurre en individuos saludables como sucedió en 1918.
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5. DIFERENCIAS
FUNDAMENTALES
ENTRE LA GRIPE
COMÚN Y LA GRIPE A
Como acabamos de comentar, el virus H1N1 afecta más a jóvenes y
adolescentes, al revés que la común, que suele aprovecharse de los más
indefensos, niños menores de 2 años y ancianos mayores de 65 años. Por
otro lado, la gripe A presenta cierta predilección por el aparato
gastrointestinal, por lo que a los síntomas habituales de la gripe hay que
sumarle la diarrea. Finalmente, parece que la tasa de contagio de la nueva
gripe es mayor que la de la gripe común. La mortalidad es la misma o
incluso inferior en la nueva epidemia; el problema es que afecta a pacientes
más jóvenes.
MÉTODOS
DIAGNÓSTICOS
Existe en la actualidad una prueba muy fiable para el diagnóstico de la
gripe por virus H1N1 cuyos resultados se obtienen en un plazo de 24.48
horas. Sin embargo esta prueba sólo estaría indicada en algunos casos,
como pacientes hospitalizados, pacientes con factores de riesgo o para
confirmar brotes epidémicos en centros como colegios, cárceles,
residencias de ancianos y campamentos. El motivo por el que no se realiza
la prueba en los casos leves es porque la actitud terapéutica no se va a
modificar (es decir, sólo se recomendará aislamiento y tratamiento de la
fiebre y los síntomas acompañantes) y porque no tiene trascendencia
epidemiológico el saber si nos hallamos ante un cuadro sospechoso o uno
confirmado. En principio, cualquier cuadro de fiebre es mayor de 38ºC
acompañado de dos o más síntomas respiratorios, cefalea, dolores
musculares o diarrea será considerado como posible caso de gripe A.
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6. POSIBILIDADES
TERAPÉUTICAS
La mayoría de los casos son leves, y hay que permanecer una semana en
cama sin tratamiento o bien una semana en cama alternando paracetamol
con ibuprofeno. Se recomienda aislamiento en domicilio.
En otros casos se considerará necesaria la hospitalización, bien
simplemente para observación o bien para iniciar el tratamiento con
Tamiflu. Mucha gente se pregunta por qué a unos sí y a otros no. La
respuesta es fácil: como sucede con todos los medicamentos contra
gérmenes, si se abusa de ellos, al final el virus se hace resistente y el
fármaco se vuelve inútil. Por otro lado, se duda sobre la verdadera eficacia
de estos antivirales: se habla de que pueden recortar el tiempo de contagio
y los síntomas entre 1 y 2 días, pero realmente no han demostrado que
aquellos casos que se van a complicar no lo terminen haciendo.
Por otro lado está la vacuna. Estará disponible para noviembre, una vez
superado el pico de incidencia estimado. El Estado Español ha considerado
prioritario vacunar a mujeres embarazadas, personal sanitario y enfermos
crónicos.
RECOMENDACIONES
DEL GOBIERNO PARA
LA EPIDEMIA DE LA
GRIPE A (CON
COMENTARIOS)
1. Lavarse las manos con frecuencia, con agua y jabón.
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7. 2. Taparse la boca y la nariz después de estornudar o toser y tirar el
pañuelo a la papelera.
3. Limpiar más frecuentemente las superficies de muebles, pomos de las
puertas…
4. Ventilar más a menudo, abriendo las ventanas y los lugares cerrados.
5. Si se está enfermo, evitar contagiar a otras personas siguiendo los
consejos de los profesionales sanitarios.
6. Evitar contactos muy cercanos.
7. Evitar compartir vasos, cubiertos y otros objetos que hayan podido estar
en contacto con saliva o secreciones.
8. Usar los servicios de salud con responsabilidad.
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