2. Hay que aceptarlos con esa
condición, hay que criarlos con
esa idea, hay que asumir esa
realidad.
No es que se van… es que la
vida se los lleva. Ya no eres su
centro.
Ya no eres propietario, eres
consejero
3. No diriges, aceptas. No
mandas, acompañas
No proyectas, respetas
Ya necesitan otro amor, otro
nido y otras perspectivas. Ya
les crecieron alas y quieren
volar.
Ya les crecieron las raíces y
maduraron por dentro
4. Ya buscarán un amor, que los
respete, que quiera compartir
sin temores ni angustias las
altas y las bajas en el camino
que les endulce el recorrido y
los ayude en el fin que quieren
conseguir.
Y si esa primera experiencia fue
equivocada, tendrán la
sabiduría y las fuerzas para
soltarlas, así, otro amor les
llegará para compartir sus vidas
en armonía.
5. Ya no les caben las raíces en
tu maceta, ni les basta tu
abono para nutrirse, ni tu agua
para saciarse, ni tu protección
para vivir.
Quieren crecer en otra
dimensión, desarrollar su
personalidad, enfrentar el
viento de la vida, a la sombra
del amor y al rendimiento de
sus facultades
6. Tienen un camino y quieren
explorarlo, lo importante es
que sepan desandarlo, tienen
alas y quieren abrirlas.
Lo importante es el corazón
sensible, la libertad asumida y
la pasión a flor de piel.
Que la rienda sea con
responsabilidad, y la
formación, llena de luz.
7. Tú quedas adentro. En el
cimiento de su edificio, en la raíz
de su árbol, en la corteza de su
estructura, en lo profundo de su
corazón.
Tú quedas atrás. En la estela
luminosa que deja el barco al
partir. En el beso que le mandas.
En el pañuelo que los despide.
En la oración que los sigue.
¡En la lágrima que los acompaña!
8. Tú quedas siempre en su interior
aunque cambies de lugar.
Haz de su vida tan feliz que
cuando parta, sólo piense en
regresar, aunque sea para tomar
tu mano y estar junto a ti.
Disfruta tus hijos mientras
puedas…