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Español
inmadurez, esperar contra toda esperanza, saber enfrentar la
soledad, saberse oponer al placer por el placer.Hoy parece estar de
moda la manía de buscar desenfrenadamente el bienestar. Se
tienemiedo, demasiado miedo a la muerte y a la muerte que
subyace a toda renuncia, a todaopción, a todo límite, a toda ascesis,
sobre todo a la ascesis afectiva. Existe la tendencia aconvertir la felicidad
humana en una estrella fugaz, y la energía psíquica en manía obsesiva por
evitar el dolor y el fracaso y todo ello con las crisis depresivas que
son tan familiaresentre los clérigos.To d o e s t o c o r r e e l r i e s g o d e
c r e a r g e n t e d é b i l y c o mo a l mi d o n a d a , i n c a p a z d e l a
má s mínima renuncia y enormemente débil en el terreno afectivo.
Es el caso de jóvenes queentraron a los veinte años en una institución
religiosa, tuvieron una “formación normal”, nocrearon ningún problema
y nunca plantearon conflictos afectivos, y luego, a los treinta o más
años no resisten el primer desafío serio. Por otro lado se puede tener la
ilusa pretensiónde buscar todas las experiencias posibles, dando por
descontado que todas contribuyen a lamadurez de la persona.Es evidente
que, sobre todo en el terreno afectivo no toda amistad es positiva,
a veces hayque renunciar a ella por mucho que cueste. Yves Raguin dice
que “
es necesario, sobre todoen los primeros años de vida sacerdotal,
renunciar conscientemente a algunas amistadesq u e n o s e p u e d e n
ma n t e n e r c o n p l e n a l i b e r t a d , p o r qu e a ú n s e e s t á m u y
i n f l u i d o p o r l o afectivo y lo sexual”
7
.
Estamos ante una lógica no sólo cristiana o evangélica, sino
también pura y simplementehumana, en la que insisten quienes han
iniciado una experiencia de madurez. Leon Bloydice al respecto:
2. “hay lugares que aún no existen en nuestro corazón, y es necesario
quellegue el sufrimiento para que existan”
8
.
Y Hermann Hesse concreta,
“no hay crecimientoalguno que no implique el morir”
9
.
Con esto no queremos decir que la simple lucha y el
d e s n u d o s u f r i m i e n t o t e n g a n automáticamente un efecto
positivo, sino que un camino sabiamente dirigido durante
laf o r ma c i ó n h a c i a l a s r a í c e s d e l yo y e l c o n o c i mi e n t o d e s í
mi s mo ,
u n d e s c e n s o a l o s infiernos
de las pasiones, de la tendencia narcisista, de una necesidad de poseer al
otro, del a s e s c l a v i t u d e s d e c a d a u n o, c a u s a c i e r t a me n t e
s o r p r e s a p e r o t a mb i é n u n s u f r i mi e n t o siempre saludable,
“Antes de sufrir yo andava extraviado...me hizo bien el sufrir”
10
.
Estes u f r i mi e n t o p o r u n l a d o p e r mi t e i n t e r v e n i r e n c i e r t o s
me c a n i s mo s p s í q u i c o s ( a f e c t o s , hábitos, intenciones,
tendencias...etc.) que a menudo se pasean por el corazón como
perro por su casa, porque nunca se les pone en entredicho; por otro lado,
posibilita el recurso y laa c t i v a c i ó n d e o t r o s m e c a n i s m o s
también psíquicos (deseos, ideales, capacidad de
7
RANGUIN, Y.,
Celibato per il nostro tempo,
Bologna, 1973,
67.
8
Citado por P. Evdokimov,
Le età della vita spirituale,
Bologna, 1964, 99.
9
HESSE, H.
Le stagioni della vita,
Milano, 1988, 38. (Ed. Española:
Tres momentos de una vida,
Barcelona, 1988.
10
3. Sal. 119, 67.71.
3
enamorarse del bien, gustos y atracciones, etc.) que podrían permanecer
inactivos o incluso pasivos, corriendo el riesgo de atrofiarse y de
convertirse en irrelevantes, privando a la persona del crecimiento y
arriesgando de hacerse su propio nido en la vida sacerdotal
11
. Por esta razón es necesario que durante el proceso formativo aflore con
claridad la manerade afrontar y vivir la dimensión afectiva. Nadie nace
afectivamente maduro, pero nace conla libertad para serlo. A todos y a
cada uno de nosotros Jesús nos hace la misma preguntaque a
Pedro: “¿Me amas más que estos?” Es imposible contestar esta
pregunta si antes nose ha clarificado el propio corazón, es imposible
responderla si no se escruta y desmonta el p r o p i o c o r a z ó n c o n s u s
á n g e l e s y d e mo n i o s . Ve a mo s a h o r a a l g u n o s c r i t e r i o s q u e
n o s pueden servir para clarificar el corazón.
2. Algunos criterios de madurez afectivo-sexual
Es difícil resumir exhaustivamente un tema tan delicado, sin
embargo aquí puede ser útili d e n t i f i c a r l o s e l e m e n t o s
intrapsíquicos, que podrían servir como criterios
d e discernimiento vocacional de un joven que opta por el celibato.
Las indicaciones que seenumeran aquí hay que verlas como
tendencias y disposiciones personales, y no como cualidades y dotes
ya definitivamente asimiladas.
2.1. Conocimiento de sí mismo y de su propio corazón
Ante todo, debería tener un amplio conocimiento de su map a
intrapsíquico y de su estadointerior, conocer sus conflictos y
especialmente su inconsistencia central, es decir, la zonamás vulnerable de
su personalidad, con especial atención a la dimensión afectiva, que
estásiempre en relación con la estructura intrapsíquica general. No sólo es
importante conocer ysaber cuáles son los puntos más débiles, sino que hay
que saber la relación de causa-efectoque hay entre inmadurez afectiva e
inmadurez general.En c o n c r e t o , d e b e s e r c a p a z d e i d e n t i f i c a r s u
i n ma d u r e z a f e c t i v a e n s u c o mp o n e n t e i n c o n s c i e n t e , s o b r e
t o d o l o s e l e me n t o s má s r e l a c i o n a d o s c o n l a o p c i ón p o r e l
c e l i b a t o c o mo , p o r e j e mp l o , l a p o br e z a d e d e s e o s y
a s p i r a c i o n e s , l a i n c a p a c i d a d d e s a b o r e a r l a belleza (también
la belleza espiritual de una vida virgen), el narc isismo, como falta
delibertad para amar y dejarse amar. Y también sentir y vivir la sexualidad
como necesidad oexigencia de gratificación con la consiguiente
4. incapacidad para integrar armónicamente el“déficit” sexual con la energía
sexual, o insertar la sexualidad en el significado básico de lavida
humana.Es claro que, mientras el hecho de dejarse ayudar es signo de
madurez por parte del joven,no lo es, desde luego, la pretensión de “obrar
por su cuenta”, o el no dejar aflorar jamás el problema afectivo-sexual, o el
creer que se conoce. Lo que realmente cuenta, y esto es unamagnífica
señal, es que la persona posea un método, que le permita detectar
sus puntos
11
Cf. CENCINI, A.,
Vocaciones: de la nostalgia a la profecía,
Madrid, 1994, p. 176-191.
4
débiles afectivo-sexuales, y darse cuenta de que, a menudo, son
los causantes de ciertasactitudes y estados de ánimo.
2.2. Libertad afectiva y relaciones objetuales totales
No basta con saber, es necesario saber controlar la inmadurez
afectiva para ser cada vezmá s l i b r e e n e l c o r a z ó n y e n l o s
d e s e o s , e n l a me n t e y e n l a f a n t a sí a , e n l a s o p c i o n e s y formas
de vida
12
. La madurez afectiva es un elemento decisivo en el proceso de
crecimientot a n t o i n i c i a l c o mo p e r ma n e n t e . Aq u í s e u n e e s t e
c o n c e p t o a l a t e o r í a d e l a s r e l a c i o n e s objetuales totales,
diciendo con ello que es libre la persona que es capaz de entablar
unarelación objetual total con su yo y el contenido de su vida, con el otro y
su alteridad, con suopción y la renuncia que conlleva.En concreto es
importante que la persona se reconcilie con la vida y con su pasado, que
seacapaz de ver la cara positiva de su existencia y disfrutar del
afecto que los demás le dan,que vea la desproporción entre lo que
ha recibido y lo que ha merecido o dado, y que vivacon gr atitud y
sencillez, como una consecuencia inevitable, la opción de dar y de
darse.T i e n e t a mb i é n u n c o r a z ó n y u n a me n t e l i b r e s e l q u e
ma n e ja s u v i d a c o n u n a i d e n t i d a d p o s i t i v a , y n o b us c a
p e r ma n e n t e me n t e r e l a c i o n e s q u e l e c o mp e n s e n , p o r q u e
n e c e s i t a sentirse amado o buscado por alguien. Tiene un corazón, una
mente y una voluntad libres elq u e e s c a p a z d e d e ja r s e a t r a e r p o r
l o v e r d a d e r o , b e l l o y b u e n o y d e de s e a r l o ,
a ma n d o precisamente por eso su vocación y el estilo propio de su
5. vocación. Aquí radica, el objetivoy el contenido de la libertad afectiva.
Pero lo que realmente constituye la libertad afectivason estas dos certezas:
la certeza de haber sido amado desde siempre y para siempre, y
lacerteza de poder amar siempre
13
.
Cuanto más fuertes y estables sean estas certezas, máslibre es el
sujeto afectivamente y más capacitado está para ser célibe por el Reino. No
tiene, pues, un corazón libre el desagradecido que no deja de lamentarse de
lo que no harecibido; quien no se siente en cierto modo saciado
afectivamente, sino que tiene, aunquesea inconscientemente,
demasiada necesidad de ser amado; quien no dispone todavía
unaidentidad básicamente positiva y necesita sentirse importante
para alguien, o apoyarse ena l g u i e n ; q u i e n s e d e j a l l e v a r p o r e l
b i e n a p a r e n t e y s ó l o , o s o b r e t o d o , d e s e a l o q u e gratifica su
necesidad. No es afectivamente libre quien no ama su vocación lo
suficiente, quien se consagra sinmucho entusiasmo, o sin captar la
belleza y el placer de su elección de vida, o quien no es capaz de
amar según el estilo propio de su vocación. No e s l i b r e
i n t e r i o r me n t e , e n d e f i n i t i v a , q u i e n n o v i v e c o r r e c t a me n t e l a
t e n s i ó n d e l a renuncia al instinto sexual, o le parece un sacrificio
demasiado duro, una tensión frustrante
12
Según una interpretación rígida del modelo clásico de perfección,
hay que derrotar y destruir lainmadurez. Pero el modelo de integración
afirma que hay que formar a la persona para que sea consciente desus
inmadureces, y sea cada vez más capaz de controlarlas,
apoderándose, en cierto modo, de la energía psíquica que hay en
ellas y dirigiéndola hacia el bien. Sobre la distinción entre ambos
modelos y susimplicaciones prácticas en la formación, cf. A. Cencini,
Vida consagrada...,
51-54.
13
Cf. CENCINI, A.,
Por Amor, Con Amor, en el Amor: Libertad y Madurez Afectiva para el
CelibatoConsagrado,
Madrid, 1996, 565-580.
5
6. que casi le quita las ganas de vivir; quien es incapaz de imponerse
una disciplina afectiva porque no percibe su dimensión profundamente
liberadora.
2. 3. Madurez afectiva y experiencia de Dios
Desde una perspectiva más
espiritual
es muy importante que la persona haya entrado (o semuestre
predispuesta a entrar) en ese espacio de autotrascend ecia
intrapsíquica que lleva progresivamente a la del amor teocéntrico.
Más sencillamente, que tenga, o quiera tener,una auténtica
experiencia de Dios, entablando una relación intensa y estable con
Él. Esmaduro quien sabe lo que es la prueba, que se ha dej ado
probar por Dios, que siente susexigencias, y acepta que Dios le pida
algún día el sacrificio de su “hijo único”.Es imposible que viva una vida
célibe el que rechaza la prueba, el que ni siquiera es capazde verla, el que la
evita, o el que, cuando llega la prueba, todo lo niega, racionaliza, etc;
elq u e a ma a Di o s a me d i a s , o s e p e r mi t e s i t u a c i o n e s d e
c o mp r o mi s o , o d e ja q u e e n s u corazón haya de todo, contentándose
con una moral de mínimos. Pero sobre todo la falta desinceridad con la
propia conciencia es un pésimo síntoma para el futuro del célibe. No
está, pues, maduro para la virginidad el que adopta ante ella una
postura defensiva, en lugar deescogerla todos los días, o dejar que Dios
lo elija para ser virgen un día tras otro.
2 .4 . Vi v e n c i a d e l a Vi r g i n i d a d y r e l a c i ó n c o n l a T r i n i d a d
d e amor
E s t a mb i é n s i g n o d e ma d u r e z a f e c t i v a l a c a p a c i d a d p a r a
e n s a mb l a r c o n s t a n t e me n t e e l compromiso de castidad perfecta
en la estructura global de la propia vida y en el progreso continuo de
la propia opción sacerdotal. Es significativo a este respecto que el joven
esté encondiciones de coordinar su opción virginal con su vida de
fe, estableciendo entre ambascasi una relación de causa -efecto. Es
decir, una fe entendida como decisión explícita ymadura para
entregarse a Dios. Este acto de fe, esta fe así entendida supone
necesariamenteo t r o n e x o , q u e f u n d a t a n t o e l a c t o d e f e c o mo
l a o p c i ó n p o r l a v i r g i n i d a d , a s a b e r , l a relación específica con
la Trinidad de amor. El “examen” de toda vocación al
celibatoarranca desde muy lejos, de la calidad de la vida de fe. De
una fe frágil, poco decidida,indiferente y escasamente bíblica y
trinitaria, no puede salir una opción auténtica por el celibato, y su
fidelidad y crecimiento no estarán en absoluto garantizados.Debe
aprender el joven a entablar una relación vital con cada una de las
tres Personas ycon sus vínculos de amor, hasta “identificarse” y ver su
identidad ideal en la disponibilidaddel Hijo, el Amado, que se entrega
7. por amor; en la capacidad de engendrar del Padre, elAmante, que
entrega a su Hijo por amor; y en la libertad de amar del Espíritu, que es
Amor entregado y derramado en el corazón de la persona virgen. Y quizás
el criterio más decisivosea la capacidad de sentirse fascinado por la persona
de Jesús de Nazaret, de enamorarse deÉl y de permanecer en su amor.6
2.5. Afrontar la soledad y vivir la amistad
U n a p r u e b a a b s o lu t a me n t e n e c e s a r i a e n e l p r o c e s o d e
f o r ma c i ó n e s l a s o l e d a d . No e s prudente ni aconsejable admitir a
las órdenes a alguien que no haya pasado por esta prueba.Y ello porque en
la soledad es donde se conoce el amor de Dios, y también uno se conoce
as í mi s mo y l o q u e h a y e n s u c o r a z ó n , y p o r q u e e n l a
s o l e d a d e s d o n d e e l s e r h u ma n o a p r e n d e a d e f e n d e r s e p o r s í
solo, liberándose de la depen dencia afectiva, y donde
s e demuestra primero a sí mismo, y luego a los demás, que es capaz de
vivir en intimidad conDi o s ; má s a ú n , c a e e n l a c u e n t a d e l o
b e l l o y s a t i s f a c t o r i o q u e e s l a a mi s t a d c o n Di o s . Además de
esto, la soledad prepara para vivir relaciones de amistad abiertas,
sinceras y profundas y este tipo de relaciones a su vez prepara para vivir
la soledad. La soledad puedecoexistir, más bien, debe coexistir con la
comunicación también profunda, pero la soledadn o e s e l
aislamiento, al contrario se opone a él, que
t a m b i é n e s l o o p u e s t o d e l a comunicación
14
Dependencias afectivas, incapacidad para vivir la soledad, temor
posiblemente inconscientea l a r e l a c i ó n d e a mi s t a d , r e l a c i o n e s
h u ma n a s a mb i g u a s o p o c o c l a r a s , t e n d e n c i a a v e r s i e mp r e e l
p e l i g r o o e l d e mo n i o e n l o s d e má s , p e r s o n a s q u e s e u n e n
p a r a e l c h i s me , personas que son ansiosas por saberlo todo de los
demás, son manifestaciones de inmadurezafectiva, son auténticas
contraindicaciones para una vida célibe.Es pues importante ver si el joven
es afectivamente consistente, si tiene cierta seguridad yalguna
autonomía, y si, con su experiencia de la soledad, es también
capaz de entablar relaciones y amistades cordiales, si está abierto al don
del otro y sabe apreciar el afecto querecibe. Y también hay que
observar si ofrece alguna garantía para ser fiel a la opción
deentregarse a la vida y a los otros por amor, de ser signo claro e
inequívoco del amor divinoa todos y de su amor por Cristo, siendo capaz
de renunciar libremente a todo cuanto pudieradifuminar el signo.
2.6. Identidad sexual y debilidades afectivo-sexuales
Antes de sugerir algunos criterios de discernimiento, partamos de
un dato real. Según lainvestigación de Rulla e Imoda, alrededor del 70%
8. de los jóvenes tiene debilidades sexuales( ma s t u r b a c i ó n ,
h o mo s e x u a l i d a d , e x p e r i e n c i a s h e t e r o s e x u a l e s , d e p e n d e n c i a s
a f e c t i v a s intensas, etc.) cuando entran en la estructura de la
formación
15
. Estos datos reflejan quee s t o s j ó v e n e s q u e c a m i n a n h a c i a
la madurez, provienen de un ambiente y de
u n a (sub)cultura que les somete sin descanso a una provocación
masiva y subliminal en losexual. Veamos pues ordenadamente dos
problemas: la relación entre identidad sexual y laidentidad vocacional
(problema de la homosexualidad) y la incidencia y el significado
delas debilidades afectivo-sexuales en el discernimiento
vocacional. Se trata de dos puntos
14
IMODA, F.,
Desarrollo Humano: Sicología y Misterio,
Salta, 2001, 44-45.
15
Cf. RULLA, L.M. – IMODA, F.,
Antropologia de la Vocación Cristiana II, 255
7
madurez afectiva para el celibato sacerdotal
Sacerdocio Católico y Afectividad
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