Fundación Banco Santander y la revista Matador colaboran en la edición anual de un Cuaderno de Artista, proyecto editorial de elaboración casi artesanal que se encarga a un gran creador contemporáneo.
En 2016 el artista elegido ha sido Ai WeiWei (Pekín, 1957), activista y creador contemporáneo fundamental en el panorama internacional, cuya obra se funde siempre con su militancia en la denuncia de la falta de libertades.
Este Cuaderno, titulado Idomeni Laundromat, consta de 21 fotografías de objetos abandonados y recogidos por Ai WeiWei en el campamento de refugiados de Idomeni (Grecia).
Más información: https://www.fundacionbancosantander.com/es/cuaderno-de-artista
Arribando a la concreción II. Títulos en inglés, alemán y español
Idomeni Laundromat de Ai Weiwei
1.
2.
3. Laundromat 2016
Laundromat se compone de objetos abandonados,
recogidos en Idomeni (Grecia): ropa, zapatos y mantas
lavadas, secadas y planchadas. Después, los objetos
fueron clasificados y organizados. Lo sucedido en
Idomeni supone un momento decisivo en el desenlace
de la situación de los refugiados. Idomeni se encuentra
en la frontera entre el norte de Grecia y FYROM (la
antigua república yugoslava de Macedonia). En 2015,
cientos de miles de refugiados cruzaron Idomeni
hacia los países balcánicos, en lo que se conoce como
«la ruta de los Balcanes», para llegar a otros países
europeos en busca de asilo. El 9 de marzo de 2016,
FYROM cerró sus fronteras y, en consecuencia, entre
10.000 y 15.000 refugiados se quedaron atrapados en
los campos desolados de Idomeni, con la esperanza de
que las fronteras se reabrirían de nuevo. Soportaron
una climatología implacable y unas condiciones de
vida funestas. No había sitio donde lavar la ropa ni
instalaciones para cubrir las necesidades básicas.
Entre el 24 y el 26 de mayo de 2016, las autoridades
griegas evacuaron los campos de Idomeni. Durante
la evacuación se trasladó a algunos refugiados a
distintos campos oficiales situados en otras partes
de Grecia. Otros se marcharon a pie y dieron media
vuelta hacia las montañas, con el fin de conservar la
movilidad. Comencé a prestar atención a la situación
de los refugiados cuando estuve detenido en China en
2010. Envié a dos ayudantes al campo de refugiados de
Yazidi en Irak para que entrevistaran a sus habitantes.
Se realizaron 400 entrevistas con numerosas imágenes
y vídeos. Después, cuando recuperé el pasaporte,
vine a Berlín. En aquel momento la situación de los
refugiados estaba teniendo mucha cobertura en las
noticias y en internet. Para ampliar mis conocimientos
sobre el tema, me desplacé a Grecia, Turquía, Líbano,
Jordania, Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza. Visité
muchos campamentos en esos lugares. Presencié el
4. proceso de registro de algunos refugiados y la larga
espera que sigue.
Los países europeos no han cumplido con sus
obligaciones respecto a la Convención sobre el estado
de los refugiados de 1951, un tratado multilateral
que define el término «refugiado» y describe sus
derechos, entre los que se incluye el derecho de asilo
y de bienestar. Dado que la Convención fundamenta
el código moral de las naciones europeas, el
incumplimiento de Europa de estas obligaciones
también implica su derrumbe moral. Las infracciones
de los derechos humanos siguen siendo un problema
en uno de los continentes más ricos del mundo. Como
testigo de este fracaso, entrevisté a muchos refugiados
y documenté su situación con imágenes y vídeos. Mis
ayudantes y yo estuvimos en Idomeni antes y después
del momento decisivo en que FYROM cerró sus
fronteras. Tras el desalojo del campamento de Idomeni,
las posesiones de los refugiados quedaron esparcidas
por todos lados. Testifican la situación humana, natural
o artificial, de un grupo desfavorecido de personas en
un momento tumultuoso de la historia; personifican
la experiencia de los refugiados que han atravesado
montañas, mares y fronteras. Para conservar esta
experiencia del desalojo del campamento y el fracaso
de la comunidad internacional, mis ayudantes y yo
recogimos estos objetos y los mandamos a nuestro
estudio en Berlín. El lavado, secado y planchado es mi
esfuerzo por revertir una condición humana adversa.
Aun así, la verdad irreversible atestigua a modo de
«testigo inanimado» uno de los más graves fracasos de
los derechos humanos en el siglo XXI. Al tratarse de
objetos de necesidades diarias y familiares para todos
nosotros, ofrecen un entendimiento de la humanidad
basado en la empatía, frente a otro que discrimina
entre personas de diferente inclinación religiosa,
política o socioeconómica.