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Escuela de Periodismo Carlos Septién García
       MAESTRÍA
EN
PERIODISMO
POLÍTICO
RVOE
ACUERDO
SEP
2007128
19/II/2007





          EL
MOVIMIENTO
DEL
10
DE
JUNIO
DE
1971.

                      TESTIMONIOS




GRAN
REPORTAJE



QUE
PARA
OBTENER
EL
GRADO
DE
MAESTRO
EN
PERIODISMO

POLÍTICO



PRESENTA:



                         JOEL
ORTEGA
JUÁREZ





ASESORA:
DRA.
MARTA
DURÁN
de
HUERTA
PATIÑO




                                     MÉXICO,
D.F.
NOVIEMBRE
DE
2011

Para Belinda Haro permanente compañía en
mis aventuras vitales e intelectuales; soporte
amoroso y firme en los momentos críticos.
Para Laura por su cariño filial siempre dispuesto
a resolver los desafíos durante la elaboración
de este testimonio.
Para Joel por sus críticas, aportes griegos a
estos alegatos latinos.
Para Jose dulce y sabia en sus opiniones y su
respaldo.
Para Iliana por su cercanía y alegría motores de
siempre, hoy enriquecidos por Hannah.
AGRADECIMIENTOS


A mi asesora Marta Durán de Huerta, por sus consejos y las largas sesiones que dedicó
a este trabajo.

A Jenaro Villamil por sus generosas consideraciones para estos testimonios.

A José Luis Vázquez por su estímulo para iniciar este esfuerzo.

A José Reveles por su valioso testimonio.

A Enrique Herrera por su valiente renuncia y su confianza a este trabajo.

A Rosario Áviles por su amistad y solidaridad.

A Josefa Erreguerena quien me obsequió su experiencia teórica desde los umbrales de
esta labor.

A Claudia Estrella Velázquez por su apoyo desde el primer día en la Septién.
ÍNDICE


Introducción
                                    1

Testimonio
de
Joel
Ortega
                       7

Testimonio
de
José
Reveles
                     43

Testimonio
de
Enrique
Herrera
Burquetas
        48

Conclusión
                                     50

Anexos
                                         55

Bibliografía
                                   96

INTRODUCCIÓN


Las trampas ideológicas y políticas se ciernen permanentemente como inevitables
conjuras contra la objetividad y como sistemáticas tentaciones de protagonismo y
subjetividad; para recrear una épica, que puede convertirse en mercancía, para
sustentar, incluso, una forma de vida.

Es muy frecuente, en nuestros días, tanto en el periodismo cotidiano como en los
ensayos pretendidamente teóricos, colocar en el centro cuestiones estridentes, el viejo
amarillismo, que es por naturaleza una atmósfera de asuntos, affaires, muy vinculados
a las entretelas de las elites.

Quien escribe mientras ocurren los hechos deja documentado lo que la gente no sabía
entonces; por ejemplo que el muro estaba a punto de caer.

Estas reflexiones de Timothy Garton Ash, en su libro Historia del Presente; son desafíos
indescifrables, inéditos y hasta insolentes para quien trate (como es mi caso) de
apuntar algunas consideraciones en torno a acontecimientos vividos personal y
recientemente.

       Por eso sostengo que, pese a todos sus inconvenientes, la aventura literaria
       de escribir “historia del presente” siempre ha merecido la pena, y ahora
       todavía más, por la forma de hacer y documentar historia en nuestros días; y
       porque le ha perjudicado la evolución habida en las profesiones del
       periodismo y la historia académica. No obstante, uno puede hartarse pronto
       de tanta introspección metodológica. En mi opinión el hábito generalizado y
       compulsivo de etiquetar, encasillar y compartimentar es una enfermedad de
       la vida intelectual moderna. Dejemos que el trabajo hable por si mismo. Al
       final, lo que importa es una sola cosa: ¿es el resultado auténtico, importante,
       interesante o conmovedor? Si lo es, que más da la etiqueta. Y si no lo es,
       entonces, no merece la pena leerlo1.




1
 
Garton
Ash,
Timothy.
Historia
del
presente.
ensayos,
retratos
y
crónicas
de
la
Europa
de
los
90.
Barcelona,
España:

Tusquets,
Tiempo
de
memoria,
2000.
p.
23.


                                                                                                         1
El objetivo central de éste trabajo es comprender la movilización del diez de junio de
1971.

Esta lucha ha sido relegada a un segundo plano, por buenas y malas razones, ante el
episodio libertario y trágico del movimiento del 68.

Cada profesión tiene su defecto característico. Si tuviera que resumirlo en una palabra,
diría que el defecto de la labor periodística es la superficialidad, y el del trabajo
académico, la irrealidad2.

En el México de los 60 y los 70 había comenzado la crisis de la hegemonía priista.

Su expresión social más aguda fueron los movimientos sindicales y de trabajadores de
finales de la década de los 50 y principios de los 60.

Una lucha por demandas salariales y recuperación de la organización sindical, generó
entre los ferrocarrileros un movimiento inédito. Consiguieron elegir democráticamente a
sus dirigentes, llevaron a Demetrio Vallejo a la Secretaría General de su Sindicato.

Lograron conquistar importantes demandas gremiales en la primera fase del
movimiento en 1958 y en la segunda que estalló una huelga en los primeros meses de
1959; sufrieron una desmedida represión del gobierno del presidente Adolfo López
Mateos.

El ejército tomó las instalaciones de Ferrocarriles Nacionales de México, miles de
trabajadores fueron encarcelados, los locales sindicales fueron ocupados por el ejército
o la policía y sus dirigentes fueron procesados por varios delitos, entre ellos el de
disolución social.

Valentín Campa, viejo dirigente comunista, Demetrio Vallejo y otros líderes sufrieron
varios años de prisión.

La lucha por su libertad se convirtió en emblemática.

David Alfaro Siqueiros y Filomeno Mata también fueron encarcelados, por haber creado
un Comité Pro Libertad de Presos Políticos.



2
    
Garton
Ash,
Timothy.
Ibid.,
p.
21

                                                                                2
Al gobierno no le importó apresar a uno de los mexicanos más prestigiado a nivel
mundial, como lo era el muralista David Alfaro Siqueiros.

Una situación semejante padeció el magisterio. Othón Salazar Ramírez encabezó una
lucha por la democratización de la Sección IX del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación, SNTE, que agrupaba a los maestros de primaria del Distrito Federal.

Los maestros consiguieron llevar a la Secretaría General de la Sección IX del SNTE al
profesor Gabriel Pérez Rivero compañero de Othón Salazar y miembro del Movimiento
Revolucionario del Magisterio.

Con esa dirección sindical obtuvieron significativas conquistas laborales y salariales.

Igual que los ferrocarrileros, los maestros fueron reprimidos. Othón Salazar también fue
encarcelado, aunque su prisión fue mucho menos prolongada que la de los
ferrocarrileros. Vallejo y Campa pasaron más de diez años en prisión, incluso Siqueiros
y Filomeno Mata permanecieron presos varios años.

Esa atmósfera autoritaria y represiva se extendía a todo el país y diversos sectores
sociales.

En 1962 el antiguo zapatista y líder agrario Rubén Jaramillo fue asesinado junto con su
esposa en el estado de Morelos. Muchos movimientos campesinos fueron sofocados
por el ejército.

Todos los años 60 los universitarios padecieron la represión estatal. Muchas
Universidades del país fueron ocupadas por el ejército.

El descontento se expandió a sectores de las capas medias.

En 1965 estalló un movimiento nacional entre los médicos de las instituciones de salud
públicas; su lucha también fue reprimida.

Este era el contexto político que dio origen a los movimientos del 68 y el diez de junio
que analizamos en este trabajo.

En ese marco se basa la hipótesis central:




                                                                                  3
La lucha por ganar la calle efectuada por los manifestantes del jueves de corpus, el 10
de junio de 1971, en San Cosme; sintetizó la aspiración y defensa de las libertades
democráticas conculcadas, por décadas, bajo el régimen autoritario priista.

El hilo conductor del trabajo es mostrar el daño causado al desarrollo político nacional,
por la hegemonía de la cultura, ideología y políticas autoritarias del Estado envueltas
bajo los paradigmas de la Revolución Mexicana.

Al mismo tiempo, se intenta probar cómo se resistió a esa política desde el movimiento
social y político autónomo.

Los casos paradigmáticos de esa resistencia autónoma son el movimiento estudiantil
del 68 y la manifestación del diez de junio de 1971.

La hipótesis original de éste trabajo es el papel del movimiento estudiantil mexicano de
las décadas de los 60 y 70; que cumplió las tareas que Carlos Marx y Antonio Gramsci
le asignaban al Partido proletario.

Se trata del Partido en sentido histórico, no del partido electoral con registro del sistema
político mexicano actual.

Marx hablaba de nuestro partido en el gran sentido histórico, que concentra en sí mismo
los intereses revolucionarios de la sociedad, para llevar a cabo las tareas históricas que
surgen automáticamente de las tareas históricas de la revolución3.

Antonio Gramsci, dice “… el partido anticipa idealmente los momentos del proceso
histórico de la sociedad y se prepara para ser capaz de dominarlos cuando sucedan: se
convierte él mismo en coeficiente activo de la historia italiana y le preocupa de manera
sustantiva la autonomía del partido cuando señala: la autonomía y la independencia de
los asociados, es la primera condición necesaria para la vitalidad y la historicidad de
una asociación”.4

Según el criterio de esos pensadores, Marx y Gramsci, el partido es:

•      Memoria histórica.


3
    
Marx,
Carlos,
Las
luchas
de
clase
en
Francia
de
1848
a
1850.

4
    
Gramsci,
Antonio
in
El
grito
del
pueblo,
14
de
septiembre
de
1918.


                                                                                  4
Ese papel lo desempeña el movimiento estudiantil cuando rescata la herencia de las
luchas de los trabajadores de fines de los años 50 y principios de los 60, principalmente
las de los ferrocarrileros, encabezados por Valentín Campa y Demetrio Vallejo. Esa
recuperación de la memoria histórica se expresa gráficamente en las imágenes de
ambos dirigentes, Vallejo y Campa, llevadas como cárteles en las manifestaciones del
movimiento de julio-diciembre de 1968.

•   Vanguardia política.

Cuando los estudiantes movilizados asumen la lucha en defensa de los intereses
populares y se desplazan a los lugares en donde se realizan esas luchas, como las
fábricas y huelgas. Desempeñando entonces un papel de vanguardia política ante la
ausencia de un partido que lo desempeñe.

•   Promotor y formador de organizadores sociales y políticos.

Al desplazarse a todas las luchas, a través de decenas y cientos de activistas que se
asumen como organizadores de los movimientos.

•   Consciencia crítica.

Lo realizan de muchas maneras: distribuyendo periódicos, organizando conferencias,
círculos de estudio e incluso obras artísticas como el teatro, exposiciones pictóricas y
otras formas de expresión que dotan de consciencia a los movimientos.

•   Constructor y educador de una nueva cultura.

Aquí podemos encuadrar las inmensas aportaciones del movimiento estudiantil a través
de múltiples expresiones en: conciertos, obras teatrales, cine clubes y otros.

En el cuerpo central del texto se trata el movimiento del diez de junio. También se
refiere el movimiento de los universitarios de Nuevo León como antecedente.

Es mi Testimonio como uno de los participantes, organizadores y quien encabezó la
manifestación del Jueves de Corpus, aquel 10 de junio de 1971 en las calles de San
Cosme.




                                                                                 5
También se incluye el Testimonio de José Reveles, periodista que cubrió esa
manifestación y otros acontecimientos cruciales de esa etapa de la historia del país y lo
ha seguido haciendo a lo largo de más de cuarenta años.

Es un periodista muy reconocido que ha obtenido múltiples reconocimientos entre ellos
el Premio Nacional de Periodismo, en el género de Reportaje 2001.

Otro Testimonio muy valioso es el de Enrique Herrera, quien era Subsecretario de la
Secretaría de Comunicaciones y Transporte y Director fundador de Notimex durante el
gobierno de Luis Echeverría.

En un gesto de gran valentía renunció a ese alto cargo en protesta por la matanza de
estudiantes, perpetrada por el gobierno de Echeverría.

Narra como vivió ese 10 de junio de 1971, desde las entrañas del poder.

Se registran los debates en torno a la pertinencia de la realización de la manifestación y
la conducta ante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez y su política denominada
Apertura Democrática.

En las Conclusiones se abordan cuáles son y qué aportaciones tuvo el movimiento del
diez de junio de 1971, al proceso de cambios, largo y contradictorio, que sigue
enfrentando tendencias restauradoras. Estas intentan demostrar los avances y
retrocesos del movimiento social y las tareas y desafíos pendientes.

La bibliografía es un elemento central de la investigación, es una recopilación de los
libros, casi completa, editados hasta la fecha en torno al tema del movimiento
estudiantil.

También se integran como anexos, documentos muy importantes de esos días, entre
ellos el Manifiesto 10 de junio y la Carta de Renuncia de Enrique Herrera.




                                                                                 6
TESTIMONIO DE JOEL ORTEGA




           Nuevo León como el punto de partida del 10 de junio de 1971


Una cosa muy interesante es que luego de la masacre del 2 de octubre y en general
después de los movimientos del 68 a nivel mundial, todos los movimientos estudiantiles
se postraron, quedaron completamente derrotados y lo curioso es que en México que
hubo la matanza de Tlatelolco, se tuvo la capacidad de reconstruir el movimiento en un
periodo muy breve.

El lugar donde se dio ese renacimiento fue la Universidad de Nuevo León de Monterrey.

En Nuevo León, la Universidad dio una lucha a fines de 1970 por su autonomía,
entonces era Universidad de Nuevo León; punto, no tenían autonomía. Y esa lucha por
la autonomía, la encabezaron los estudiantes, profesores, trabajadores que militaban,
casi todos, en el Partido Comunista Mexicano. En esa Universidad había esa tradición,
de participación del Partido Comunista en el medio estudiantil, actuaban entre los
estudiantes a través de un movimiento que se llamaba, Movimiento de Estudiantes
Democráticos - MED.

Entre sus organizadores estaban Celso Garza Guajardo, Arturo Delgado, Arturo
Martínez Nateras, José Luis Sustaita y Oscar Guajardo. Entre los maestros, Tomás
González de Luna, Máximo de León Garza y Rolando Guzmán quien fue el primer
secretario general del Sindicato de profesores.

Es interesante recordar que entre los miembros de la Asociación de Jóvenes de la
Esperanza y la Fraternidad - AJEF, jóvenes masones, estaban César Yáñez, Pedro
Sánchez y Arturo Vives pioneros de las Fuerzas Populares de Liberación, semilla del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional - EZLN, encabezado por el subcomandante
Marcos, quienes se sublevaron el primero de enero de 1994 y tomaron cuatro palacios


                                                                             7
municipales en Chiapas. Con enfrentamientos con el ejército, durante diez días, con
saldo de muchos muertos.

En Monterrey, también existía la OCU - Organización Católica Universitaria, de donde
surgieron muchos integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, entre ellos
Ignacio Salas Obregón, Oseas (apodo tomado de la Biblia: profeta que transmite la
palabra de Jehová).

Los integrantes del Partido Comunista eran muchachos radicales, conviene que nombre
algunos, uno de ellos era Raúl Ramos Zavala, quien dos o tres años después fue
asesinado por la policía política en una emboscada, en el Parque México en el Distrito
Federal. Cuando Raúl era profesor de Economía en la UNAM, fue de los fundadores de
la Liga Comunista 23 de Septiembre, de la corriente que se nombra Procesos porque
escribieron un texto que hablaba de los procesos y así les quedó como identidad.

Estaba también en ese movimiento estudiantil democrático, Eduardo González, que era
dirigente de la Escuela de Economía; fue después profesor de la UNAM y fue el
coordinador de la campaña electoral de Heberto Castillo, en 1988 para la presidencia
de la República por el Partido Mexicano Socialista - PMS, quien después declinó a favor
de Cuauhtémoc Cárdenas y se integró al Frente Democrático Nacional. El FDN realizó
la campaña más importante hasta ese momento de la izquierda. Incluso muchos
ciudadanos mexicanos creemos que ganó y fue víctima de un fraude colosal, por parte
de Manuel Bartlett y el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari.

Estos compañeros - Raúl Ramos Zavala fundador la Liga Comunista 23 de Septiembre
y dirigente de la Juventud Comunista, así como Eduardo González que murió unos
quince años después, en 1988 como coordinador de la campaña de Heberto Castillo-
eran los más destacados cuadros de la Juventud Comunista en Nuevo León.

Incluso había miembros del Partido Comunista, entre las autoridades de la Universidad
de Nuevo León, porque tenían mucha tradición en esa universidad.

También tenían fuerza entre el Sindicato de Profesores y el Sindicato de Trabajadores,
cosa que era bastante insólita, inédita en esa época, ahora ya no tiene chiste, pero en
esa época prácticamente era la única Universidad donde había sindicato de
trabajadores, de profesores y organización estudiantil.
                                                                              8
Eso les permitió, ganar esa batalla por la autonomía, a fines de 1970. Ante ello en 1971
el gobierno Federal de Luis Echeverría y el gobierno estatal de Eduardo A. Elizondo
Lozano, reaccionaron en contra de la Universidad y quisieron imponer una legislación
muy retrógrada, donde proponían como órgano de gobierno, una Asamblea
Universitaria; que estaba integrada por representantes de la patronal, de los sindicatos
oficiales del PRI y otros factores de poder en el Estado de Nuevo León.

Los universitarios todos, profesores, estudiantes, trabajadores y autoridades se
opusieron a esa Ley y empezó el Movimiento.

Comenzó con un campamento frente al Colegio Civil, antecedente de la Universidad de
Nuevo León, que era la sede de la Preparatoria. Ahí instalaron su campamento, método
de lucha novedoso en México en aquel entonces. No era una cosa frecuente como lo es
hoy, por ejemplo el campamento del Sindicato Mexicano de Electricistas - SME.

Ese Campamento se instaló y duró varias semanas, meses, y a partir de esa lucha se
generó, un movimiento de solidaridad en todo el país. De enero a marzo de 1971 se
desarrolló una agitación por todo el país de los activistas. Entonces usábamos el verbo
agitar sin ningún rubor.

Yo fui a Sinaloa, a Guadalajara, a casi todas las Normales Rurales del país. Eran 29 en
todos los estados, por ejemplo en Chiapas, Matumactzá, en el sureste y hasta Salaices
en Chihuahua en el extremo norte. Tuvieron su auge con el gobierno del presidente
General Lázaro Cárdenas del Rio, en su sexenio de 1934 a 1940. Eran escuelas que
tenían internados, en donde vivían los estudiantes.

Todavía existen algunas, hace poco hubo un movimiento en la escuela Normal de
varones del Mexe, Hidalgo y otro en Ayotzinapa, Guerrero, normal donde estudió Lucio
Cabañas Barrientos, guerrillero rural, cercano al Partido Comunista, debido a su
militancia original en la Juventud Comunista.

Las normales eran para varones ó para muchachas, no había mixtas. Una normal de
mujeres es la de Palmira, en la salida de Cuernavaca hacia Acapulco.

En fin, yo conocí bastantes, en Galeana en Nuevo León, muy cerca de Monterrey, por
cierto, estaba otra Normal de mujeres. Pero después del 68 el Presidente Gustavo Díaz

                                                                               9
Ordaz cerró muchas de las normales, hubo una resistencia muy fuerte, contra esos
cierres.

La ira de Díaz Ordaz contra las Normales Rurales se produjo porque fueron las únicas
escuelas que después del 2 de octubre, hicieron un paro en contra del gobierno,
apoyando a los estudiantes del Distrito Federal – D. F.

Después de la matanza de Tlatelolco, se crearon los Comités de Lucha en la UNAM,
Politécnico, Chapingo, Universidad Iberoamericana, Colegio de México. Se logró
conformar un organismo que se denominaba, Comité Coordinador de Comités de
Lucha, que por economía de palabras se le puso CoCo.

Los comités de lucha fueron los herederos de los antiguos organismos de los
estudiantes del 68. Tampoco había las federaciones estudiantiles, que existían antes
del movimiento de ese año y que fueron combatidas por ser aparatos de control del
gobierno, semejantes al sindicalismo oficial, conocido como charro. Había comités de
lucha en cada escuela, en Economía, en Filosofía, en Ingeniería, en todos lados.

Ese Comité Coordinador de Comités de Lucha actuaba en esta zona del centro del
país, en el D.F. y su zona conurbada. Repito UNAM, Politécnico, Chapingo, Colegio de
México y Universidad Iberoamericana y Normal, Escuela Nacional de Maestros, y
Normal Superior éramos los que integrábamos el Comité Coordinador de Comités de
Lucha.

Alrededor de setenta escuelas, cada escuela tenía a tres representantes al comité
coordinador, quienes eran electos por una asamblea, la asamblea correspondiente de
Economía, de Ciencias, de Filosofía, de Chapingo, y éramos representantes
revocables, no había permanentes, si no cumplían las orientaciones de la asamblea los
removían, a quien fuera, no había lo que llamábamos, vacas sagradas. Cualquiera
podía ser representante, pero también podía ser destituido.




                                                                             10
Unión Obrero Estudiantil


Todo este proceso de solidaridad con Nuevo León, también se acompañó, eso es muy
importante recordarlo; de solidaridad con huelgas de trabajadores, sobre todo con la
que más fuerza tuvo, la más simbólica fue en la fábrica Ayotla textil, ubicada por la
carretera de Texcoco.

Una fábrica textil muy antigua, que estuvo en huelga, el movimiento universitario los
apoyó mucho.

Este segundo aspecto tiene mucha importancia porque durante el 68 aprendimos que
sin los obreros no íbamos a lograr nada.

Construir la llamada unión obrero-estudiantil, era una meta muy importante. Se intentó
en el 68 pero no se consumó.

Salvo en sectores aislados, del SME por ejemplo, conseguimos apoyo de los
trabajadores, incluso fueron a algunas de las manifestaciones, particularmente la del 13
de septiembre; la marcha del silencio. A ella fue un contingente más o menos de mil
trabajadores electricistas, quiénes fueron a pesar de su Dirección sindical, la que estaba
en desacuerdo con el movimiento, pero ellos fueron.

En general no hubo la respuesta que hubiéramos deseado. Hubo pocos trabajadores
que apoyaron al movimiento; aparte de los del SME: pequeños sectores de los
ferrocarrileros y una huelga de profesores de primaria del Distrito Federal, pero ésta fue
después del 2 de octubre.

No hubo respaldo obrero en términos de trascendencia.

No conseguimos lo que por ejemplo en Francia, sí logró el Mayo Francés, el apoyo de
los trabajadores.

Por eso se quedó como una meta, una obsesión, como una necesidad.

En el movimiento previo al 10 de junio de 1971, había simultáneamente dos metas
principales: apoyar a los universitarios de Nuevo León y a los trabajadores en huelga.




                                                                               11
Las huelgas locas


Eran pequeñas huelgas de fábricas, les llamaban huelgas locas; por varias razones.
Primero porque eran en pequeñas empresas, como Spicer en Coapa. Segundo porque
no se hacían ajustándose a la legalidad, o sea no se emplazaba a huelga ante la junta
de conciliación correspondiente.

Eran luchas de trabajadores que de facto estallaban la huelga, no se seguían
formalidades.

Las huelgas locas eran huelgas de facto, que Valentín Campa llamaba huelgas
constitucionales. El decía que en el artículo 123 de la Constitución, estaba establecido
el derecho de huelga y que las restricciones de la Ley Federal del Trabajo, no teníamos
porque    respetarlas.   Eran   limitantes   del   derecho      de   huelga.   Las    huelgas
constitucionales, no es que fueran al margen del derecho; se apoyaban en la
Constitución, pero se hacían al margen de los trámites de la Ley Federal del Trabajo,
como la toma de notas del Comité Ejecutivo del Sindicato, tan perniciosa que se usó
recientemente para golpear al SME y luego liquidar la Compañía Mexicana de Luz y
Fuerza del Centro. Apoyábamos a trabajadores que tenían alguna demanda de tipo
salarial o de orden sindical; de reconocimiento de sus dirigentes: para eso se ponían en
huelga para presionar y obligar al gobierno a reconocer al sindicato. Eso ocurrió en
muchas pequeñas huelgas en fábricas, pero las más importantes que recuerdo fueron
Ayotla Textil y Spicer. En ambas huelgas, los estudiantes fueron un factor
importantísimo de apoyo; porque íbamos repartiendo volantes, haciendo guardias
nocturnas y diurnas en los piquetes de huelga; ahí se dio en la práctica la unión obrero-
estudiantil.




                                Libertad presos políticos


La movilización previa a al 10 de junio fue por un tercer factor; la libertad de los presos
políticos. Ese es el otro pie del Movimiento del 10 de Junio.

                                                                                     12
Porque quedaban todos los presos del 68 y además seguían presos desde 13 años
atrás los presos ferrocarrileros, sobre todo Demetrio Vallejo y Valentín Campa.

Demetrio Vallejo fue detenido en marzo de 1959 y Valentín Campa un año después.

Valentín Campa se logró esconder un año en la clandestinidad, y tardaron un año en
detenerle. Fue por un error ó un rasgo humano de Valentín, que lo detuvieron.

Durante ese año se quedaba cada día en una casa diferente y un día dijo: voy a ver a
mi mamá y fue a ver a su mamá a un lugar aparentemente solo conocido por él, su
mamá y el grupo que lo apoyaba y cuando llegó ahí, lo detuvieron.

Pudo haber sido una delación, generalmente ese tipo de detenciones eran por delación
porque la policía mexicana actuaba siempre y sigue actuando así.

En éstos días vemos el caso del policía de Monterrey que detuvieron, acusado de haber
participado en el incendio del Casino Royale. Este cuate delató a sus compañeros y
luego le mataron a su familia entera. Quizá lo torturaron, lo obligaron, cierto o no, a
señalar, a "dedear" como se dice en el lenguaje delincuencial, a otras personas.

Aprovecho para contar algo que es muy triste, duro: Valentín Campa y Demetrio Vallejo
durante todos los años que estuvieron en la cárcel, no se dirigían la palabra uno al otro.

Porque ambos tenían criterios distintos sobre la huelga de ferrocarriles de 1958-59 y era
tan dura la manera de defender ideas o tan intransigente, como la queremos ver, que
llegaron al extremo de no dirigirse la palabra nunca.

Era terrible, si se toma en cuenta que además estaban prácticamente solos, entre
cientos de presos comunes, únicamente había algunos presos ferrocarrileros como
Miguel Aroche Parra, Alberto Lumbreras, J. Encarnación Pérez Gaytán Chón y Gilberto
Rojo Robles.

Fue una prisión tan larga y ni siquiera pudieron mantener la amistad, es algo
inexplicable, tremendo humanamente.

Ambos, Campa y Vallejo, eran hombres de los que ya tristemente no tenemos.

Eran obreros, para empezar, no eran ajenos a los obreros.



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Campa fue durante años trabajador de la fundidora de Monterrey, trabajador del acero y
luego ferrocarrilero, y Vallejo también fue peón de vía, no era de oficina. Eran
trabajadores reales.

Uno y otro con historias muy impresionantes. Hay biografías y testimonios muy
interesantes de ambos

Traté mucho a Valentín, incluso me escondí en su casa unos días, cuando protesté
ante Echeverría en 1975, durante su insolente visita a la UNAM.

Yo tuve como compañero a uno de los hijos de Demetrio Vallejo, en la Escuela de
Economía, Fernely Vallejo Garamendi, participó en el 10 de junio y en el Movimiento del
68. Vive. Es un cuate que esta casi ciego, es un promotor de los juegos de ajedrez, en
una carpa que está en la Ciudadela. Lo acabo de ver hace unos meses, precisamente
cuando fui a dejar mi libro 10 de junio: ganamos la calle, a la Biblioteca México. Platiqué
con él, es un muchacho pobrísimo. Con Demetrio Vallejo realicé una campaña electoral
en 1985, él en el distrito XVIII en el norte de la ciudad, donde estaba la refinería de
Atzcapozalco y yo en el IX que incluye el barrio de Santa Julia, donde nací.

Él iba en las listas plurinominales y llegó a ser diputado por unos meses, pues murió en
el mes de diciembre de ese año y se convirtió en diputado su suplente, Alejandro
Encinas.

Resumiendo, hasta ahora llevamos en éste recuento tres demandas: 1) apoyo a Nuevo
León; 2) unión obrero- estudiantil; 3) libertad a presos políticos.




                           Rechazo a la apertura democrática


Luego había una cuarta consigna, muy importante, que se forjó alrededor del
movimiento de reacción frente al gobierno: rechazo a la apertura democrática de Luis
Echeverría Álvarez.




                                                                                14
El Presidente Echeverría que había tomado posesión el 1° de diciembre de 1970, llegó
con una intención digamos de “restañar” las heridas políticas sociales que había dejado
la matanza del 68.

Ofreció una apertura democrática, es decir cambiar el autoritarismo. Eso fue pura
demagogia.

Algunos intelectuales incluso muy importantes le creyeron. Consideraron que la
apertura democrática de Echeverría era real, nos decían: démosle el beneficio de la
duda, y entre otros estaban: Víctor Flores Olea, Enrique González Pedrero, Fernando
Benítez, Carlos Fuentes, y otros que llegaron elaborar la idea conceptual, no era una
simple consigna, Echeverría ó el fascismo. Esa política lastimó al movimiento
democrático de izquierda, porque había un sector que creía en la apertura y nosotros
estábamos muy radicalizados, y decíamos lo contrario: rechazo a la apertura
democrática de LEA.

Teníamos un rechazo a Echeverría por su participación como secretario de
Gobernación en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y su innegable complicidad con la
matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968.

Además porque su gobierno, recién iniciado, quería imponer una ley fascista en la
Universidad Autónoma de Nuevo León y mantenía la misma política de reprimir las
manifestaciones a fines de 1970 y 71.

Entonces había datos como para decir: no hay que confiar en el gobierno.

La represión se realizaba de manera combinada, se usaba a la policía y al ejército:
básicamente en la ciudad de México, eran los granaderos, pero si había mucha fuerza
del movimiento, recurrían al ejército.

También comenzaron a entrenar y preparar a los halcones, que eran un grupo
paramilitar, que entrenaba un militar, el entonces coronel Manuel Díaz Escobar
Figueroa.

Incluso parte de esos cuerpos militares represivos los entrenaron en Estados Unidos.
Los halcones, no eran ajenos al Estado: simplemente no eran cuerpos regulares de la
policía o el ejército, por ello no podían decir que el financiamiento lo hacía el Estado.

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Ahora sabemos que así fue.

Jorge Carrillo Olea, quien fue jefe de la sección segunda del Estado Mayor Presidencial
con Echeverría; nada menos que la encargada de realizar las labores de inteligencia;
acaba de publicar el libro México está en riesgo, donde asume que efectivamente
tenían ese cuerpo. También confirma que Echeverría y Fernando Gutiérrez Barrios
actuaron con toda la fuerza del Estado para impedir que los estudiantes: nos tomen la
calle. Su biografía es un compendio de fechorías contra la sociedad, incluyendo su
nefasto periodo como gobernador de Morelos, donde tuvo que renunciar por sus
vínculos con el crimen organizado.

Ya estamos en el cuarto punto rechazo a la apertura democrática.




                            Reforma universitaria nacional


El quinto punto esta vinculado al primero; reforma universitaria democrática a nivel
nacional.

Era la lucha por convertir a las universidades en instituciones gobernadas por
estudiantes y maestros, de manera democrática y no como era y sigue siendo por un
pequeño grupo como en la UNAM, a través de la Junta de Gobierno que son 15
integrantes que designan al rector y al resto de las autoridades universitarias.

Ese era el quinto punto del movimiento.

Había solidaridad con el movimiento a nivel internacional, particularmente con Chile.




                                      Ganar la calle


Cuando tomó posesión el presidente Salvador Allende, el 4 de noviembre de 1970,
hicimos una manifestación interna en el Instituto Politécnico Nacional – IPN porque el
gobierno no nos dejó salir a la calle. Fue en la celebración del triunfo de Allende y de

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solidaridad con Ayotla, donde por primera vez utilizaron a los halcones, en el campus.
Los paramilitares utilizaron solamente kendos, no armas y entonces los estudiantes
logramos rechazar la agresión.

Todo este cuadro, a algunos nos hacía pensar, con cierta dosis de ingenuidad, que la
manifestación del 10 de junio, si la reprimían, iba a ser con kendos y bueno pues... ¡A
como nos toque!

Incluso en ciertas escuelas, por lo menos la mía, Economía, deliberadamente hicimos
palos muy gruesos para las mantas, con la intención de usarlos si había un choque con
los halcones.

Porque pensamos que no iba a pasar de eso: palos contra palos.

En eso confiábamos, porque éramos más y con la convicción de que los otros eran
cuerpos represivos, mercenarios y nunca es igual cómo lucha alguien por ideas, que
alguien que lucha por una paga, eso desde los griegos, no descubro el hilo negro.

Toda esta atmósfera fue gestando un gran movimiento, era como un embarazo, iba
creciendo el vientre de esa mujer rebelde, masiva, desde diciembre del 70.

Se conquista la autonomía en la Universidad de Nuevo León, se reanuda la lucha en
enero - marzo de 1971, por que hay una intención del Estado de frenarla, al imponer la
Ley Elizondo.

La lucha se expande por todo el país, se suma la causa de los obreros, la libertad de los
presos políticos, el rechazo a la apertura democrática y la conquista de la calle,
ejerciendo el derecho constitucional de manifestación.




                                   El debate interno


Y en ese contexto se realizan asambleas muy intensas, muy agrias. Por un lado los que
pensábamos que había que rechazar la apertura democrática. Básicamente los comités
de lucha de Economía, de Chapingo, del Politécnico, de Medicina, de Ciencias
Políticas, y políticamente asociados o simpatizantes del Partido Comunista, de la

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Juventud Comunista y también de los grupos maoístas, de los grupos trotskistas o de
grupos castristas, como los que se agrupaban en Estrategia, que dirigían los maestros
Alonso Aguilar y Fernando Carmona en Economía quienes editaban una revista con
ese nombre. Todo eso era el bloque radical.

Y el bloque moderado, por llamarle de alguna manera, encabezado por escuelas como
la Facultad de Ciencias y dirigentes como Salvador Martínez de la Rocca, alias el Pino
(este personaje ha sido varias veces diputado federal, local y delegado, actualmente es
asesor de Marcelo Ebrard, donde hace campaña en favor del delfín del jefe de
Gobierno para sucederlo, el secretario de Educación, Mario Delgado) que había estado
preso en 68; por Gilberto Guevara Niebla que fue del Consejo Nacional de Huelga,
también estuvo preso, por Raúl Álvarez Garín fue dirigente del 68 y estuvo también
preso; por Miguel Eduardo Valle, el Búho, también estuvo preso y fue dirigente del
Consejo Nacional de Huelga - CNH, representando a la Escuela de Economía, como los
más connotados .

En el bloque radical; es muy importante no olvidarlo, estaban las Preparatorias
Populares, con sus líderes. Entre ellos, Joel Ochoa, lo recuerdo perfectamente porque
se llama igual que yo, el negro Ochoa le decíamos.

Es uno de los dirigentes actuales del movimiento chicano en Los Ángeles, California.

En ese Bloque estábamos los de Economía: Pablo Gómez, Gastón Martínez y yo
mismo; los de Medicina con Raúl Moreno Wonchee; los de Filosofía con Jesús
Sandoval. En Arquitectura los compañeros anarquistas como Germinal y hasta los
“acelerados” del Comité de Lucha de Derecho, como Pedro Castillo Salgado de triste
trayectoria y Carlos Arango Napoleón quien hoy es líder de los mexicanos migrantes en
Chicago , Illinois. a través de la Casa Aztlán.

Casi todos los del Politécnico y Chapingo.

El debate era muy fuerte, porque era entre compañeros, pero además los moderados
traían él áurea de ser los líderes del 68.

Les decíamos por eso, de manera un poco insolente: las vacas sagradas.



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Recuerdo mucho cuando regresaron a la escuela de Economía, Eduardo Valle el Búho
y Pablo Gómez.

Yo era el dirigente de la Asamblea y del Comité de Lucha, salieron de la cárcel y
regresaron de Chile a donde los había enviado el gobierno. Los recibimos con mucha
alegría, entusiasmo, emoción, ¡hasta lágrimas hubo!




                                  No a los caudillitos


Pero, teníamos una resistencia muy grande a los líderes absolutos, sin control y
tratábamos de evitar el riesgo de que se convirtieran en figuras mesiánicas. En
caudillitos.

Recuerdo mi bienvenida les dije: bueno compañeros están otra vez con nosotros, nos
alegramos mucho por lo que han sido y los respetamos por lo que tuvieron que sufrir en
la cárcel y en su breve exilio; pero aquí, son uno más.

Se reintegran a la Asamblea y participan como cualquier otro, si sus opiniones, si sus
propuestas y su práctica, eso es muy importante, ese término ya nadie lo usa; su
práctica es reconocida por los muchachos, pueden volver a ser otra vez nuestros
representantes, pero aquí nadie tiene derecho de pernada.

Usaba esa frase un poco agresiva. Aquí se gana la representación desde abajo, y
bueno eso generaba ciertas molestias, muchas tensiones.

Recuerdo mucho, por ejemplo cuando el Búho cada reunión, cada asamblea, se paraba
y proponía además del orden del día que la asamblea elaboraba: primer punto
informes, siempre empezaba con informes, informábamos: en Chapingo se acordó tal
cosa, en Ingeniería ésta. Segundo punto: Nuevo León, otra vez se informaba, y al final
asuntos generales, que no eran tan generales, eran mas bien específicos ¿qué marcha
habría? ¿A dónde? ¿Qué día? Invariablemente el Búho proponía siempre, uno previo:
destitución de Joel Ortega del Comité de Lucha. Yo lo sometía a votación de la
Asamblea, porque era lo que había que hacer.


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Pablo Gómez me decía: ¡no hombre, no le hagas caso! No sí, le reviraba, es una
propuesta, la someto a votación.

La sometíamos y siempre perdía el Búho.

Porque ahí nosotros teníamos la ventaja de que la gente de Economía era muy radical
y el Búho pagaba su moderación porque obviamente la Asamblea no simpatizaba con
sus ideas de que Echeverría representaba un gobierno de apertura.




                                       El radicalismo


Éramos bastante radicales, y había actitudes intransigentes.

A Heberto Castillo, que era de los que proponía creer en la apertura, le pusieron de
apodo Heberturo, jugando con apertura y su nombre Heberto, Heberturo, aperturo.

Cuando se paraba en un mitin o asamblea, la gente le gritaba: ¡Heberturo! como
agresión, no como algo meritorio.

Años después fui amigo de Heberto, o sea no quedó por fortuna mucho encono, pero
en esos días sí.

Echeverría con una gran habilidad el día 5 de junio de 1971, destituyó al gobernador
Elizondo, previamente el 4 derogó la Ley, y destituyó también al rector que era un
militar, Arnulfo Treviño Garza.

Los moderados decían: esto es un triunfo del movimiento, ya no hay que hacer una
manifestación, se echó atrás la Ley Orgánica de la Universidad de Nuevo León, se
destituyó al gobernador y al rector militar ¡es un triunfo!

En lugar de una manifestación en la calle, proponían los moderados, lo que tendríamos
que hacer es una manifestación dentro de Ciudad Universitaria, encabezada por el
rector de la UNAM, Pablo González Casanova y el rector de la Universidad de Nuevo
León, Ulises Leal, como marcha triunfal.




                                                                           20
Y el otro sector que yo encabezaba, que decíamos: no, sí se quitó la asamblea
universitaria fascistoide; sí se quitó la Ley Elizondo; sí se destituyó al gobernador, sí
quitaron al rector militar Treviño.

Pero, pequeño pero, las demandas del movimiento no se cumplieron.




                    Las razones de la marcha del jueves de Corpus


Estas eran: Ley democrática con cogobierno paritario y una transformación de la
Universidad. Reforma Universitaria Democrática.

Pero además recordemos que no sólo era el tema de la Universidad de Nuevo León,
estaba la demanda de libertad a los presos políticos; el apoyo al movimiento obrero; el
rechazo a la apertura y la reforma universitaria nacional.

Mientras eso no ocurra, no podemos cantar victoria y ceder.

Además estaba implícita otra demanda fundamental que era ¡ganar la calle!

Nos habían impedido manifestarnos:

Hay que ganar la calle, la calle no es de ellos. Es una libertad esencial.

Ese es el otro punto implícito.

Y hubo un debate muy intenso, íbamos a todas las asambleas a Ciencias Biológicas, a
la ESIME - Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica; a la ESIT - Escuela
Superior de Ingeniería Textil, a Chapingo Escuela Nacional de Agricultura; a la
Vocacional 3, a la prepa 6, en resumen a todas las escuelas.

En todas nos enfrentábamos con los representantes de la corriente moderada.

Casi en todas les ganamos los de la posición mas radical que éramos Pablo Gómez,
Raúl Moreno y yo, entre otros.

Nos enfrascábamos en debates a veces largos. De tres, cuatro horas, y al final se
votaba, fuimos ganando asamblea por asamblea. No fue mediante una encuesta. Había
que ganarles abajo, con votos reales, con votos de asamblea. Así lo hicimos.
                                                                               21
La gente estaba ahí y veía y participaba. Opinaba y a veces había golpes, por ejemplo;
en la asamblea de Medicina, tuvimos que bajar físicamente a los porros de la mesa,
porque se adueñaron del Comité de Lucha.

Fue muy dura esa discusión con los moderados y al final en la asamblea del 7 de junio,
votamos en el Comité Coordinador de Lucha y ganamos la posición de salir a la
manifestación.

Ahora el Pino, Salvador Martínez della Rocca dice que yo inventé votaciones de
acuerdos de asambleas.

Hace poco le dije: a ver Pino, esto se resuelve muy fácil, si dices que inventé
asambleas; ¿Por qué fuiste a la marcha? Pero no sólo por qué fuiste tú, sino lo más
importante: por qué fue la asamblea de Ciencias y las de las escuelas que ustedes
influían. Tu afirmación es absurda, me das un poder inaudito: logré movilizar a 10 mil
manifestantes el jueves de corpus, usando mi capacidad de manipulación.

Además eso lo viene a decir ahora, 40 años después, en un libro editado por la
Asamblea de Representantes del DF y la Universidad de Guadalajara que comanda el
mafioso Raúl Padilla. Significativos editores.

Nadie lo dijo en su momento porque no era cierto. Además, fraude no era un término
que se usara en el movimiento estudiantil. Es un término de la jerga electoral. Entonces
las cosas se definían en asambleas. No era una elección en urna. Ahí sí se puede
falsificar un voto. En una asamblea no. Las decisiones están a la vista.

La gente tiene derecho a dar su propia versión de la historia y eso es inevitable. Lo que
no se vale es mentir como lo hace el Pino.

Reconozco: fueron disciplinados y bueno ¡vaya disciplina! pusieron en riesgo su vida,
no era una votación en la Cámara de Diputados, sobre equis legislación. Ir a la marcha
del 10 de junio, era por lo menos arriesgar la libertad de compañeros que tenían tres
años de haber estado presos, o sea no era cualquier cosa, era serio.




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Tarde de 10 de junio de 1971


Llegamos a la manifestación alrededor de las cuatro de la tarde, la manifestación partía
a las cinco.

Lo recuerdo mucho porque salimos de Economía, donde estuvimos toda la mañana
haciendo mantas, organizando a los cuates y a los comités de lucha de otras escuelas.

Nos fuimos en metro y entre los que íbamos iba él compañero Alfonso Vadillo Bello –
esto es importante- que representaba a los estudiantes del Colegio de México, que por
primera vez iban a una manifestación con manta y todo, eso esta, en you tube en
internet, hay imágenes con fragmentos de la marcha y se ve la manta del Colegio de
México.

Fueron cinco del Colegio, pero bueno era muy importante porque era y es una escuela
muy elitista, entre otros, estaba Manuel Camacho Solís, que obviamente estaba en
contra de la manifestación. Era muy simbólico que estuvieran el Colegio de México y la
Universidad Iberoamericana, pero la Ibero ya había estado en 68, era simplemente una
ratificación, la Ibero aunque era y sigue siendo de élite, como sus directivos eran
jesuitas, también sus profesores, había cierta orientación progresista. Este es un
término que ya no se usa: progresista.

Los jesuitas tenían esta vocación por los pobres. Después del 68, cerraron el Colegio
Cumbres, de primaria y secundaria, porque sacaron la conclusión de que era inmoral
tener una escuela para niños ricos en un medio pobre como era México.

Yo me fui con Alfonso Vadillo a la manifestación y al llegar al entorno del Casco de
Santo Tomás, vimos que había mucha policía, muchos granaderos y dijimos, bueno
pues va a estar de la chingada, nos van a reprimir, nos van a impedir la manifestación.

Lo habían hecho muchas veces, citábamos a una manifestación y ya estaba ahí la
policía. O la suspendíamos, porque tampoco éramos suicidas o intentábamos salir, pero
generalmente fracasábamos. Se producían unos choques rápidos con la policía, unos
golpes, unos garrotazos y ¡vámonos! se disolvía la poca gente que se atrevía a salir.



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Sí salimos a la calle


Esta vez habíamos tomado la precaución, de antes de salir, hacer una asamblea rápida
del Comité Coordinador. La hicimos en el auditorio de la Escuela Nacional de Ciencias
Biológicas, para decidir de último minuto qué hacer.

Se volvió a discutir si salíamos o no y otra vez ganamos salir.

Me tocó ser el que subiera al techito de Ciencias Biológicas y desde ahí decirle a los
compañeros: el Comité Coordinador ha decidido que salimos. En ese momento había
dos o tres mil estudiantes.

Usábamos un megáfono, que nos prestaba un grupo que se llamaba Frente Sindical
Independiente, eran sindicalistas del Partido Comunista, que tenían sus oficinas en las
calles de Abraham González.

Minutos antes acababan de detener a Luis Sosa, que era dirigente del Frente Sindical
Independiente. Un viejo comunista, yucateco, ferrocarrilero. Eso está en la prensa del
día siguiente, a él lo usaron para demostrar la infiltración de los comunistas. Según el
gobierno éramos agentes de Moscú y La Habana. Toda esa teoría anticomunista de
Echeverría, la sigue sosteniendo. Dice que el 10 de junio, fue una conspiración Castro-
comunista y el 68 también.




                                     La conspiración Castro-comunista


Lo dice en dos libros recientes: Luis Echeverría Álvarez: entre lo personal y lo político,
de Rogelio Cárdenas Estandía (Planeta, 2008) y en Conversaciones en San Jerónimo,
de Salvador del Río (Libros para todos, 2009).

En el primer libro afirma: “algunos muchachos mexicanos, los que estuvieron en los
Comités de Huelga, tenían contacto con la Embajada soviética, donde les daban sus
centavos, todo ello hizo crecer ese movimiento”5.

5
    
Cárdenas
Estandía,
Rogelio.
Luis
Echeverría
Álvarez
entre
lo
personal
y
lo
político.
México:
Planeta,
2008.
p.80


                                                                                                             24
Antes de iniciar la manifestación detuvieron a Luis Sosa y a otro muchacho de
Economía que se llama Enrique Quintero, que luego lo sacaron fotografiado con un rifle,
para demostrar que había muchachos armados en la manifestación del 10 de junio. Lo
detuvieron y lo obligaron a posar con esas armas. Era tan absurdo e inverosímil que lo
tuvieron que sacar de los calabozos, porque era algo que no tenía sustento.




                             Comienza la manifestación


Decidimos salir, fue muy fuerte, yo recuerdo muy bien a un muchacho Rafael
Fernández Thomas, de origen español, él era el representante de la Ibero y me increpó,
ahí cuando estaba yo hablando y me dijo: ¡cabrón vas a ser responsable de esta
matanza! Eres un provocador y otras sandeces. Me pareció terrible, porque estás en
esa tensión de vida o muerte y un tipo te difama.

Salimos y empezamos a avanzar sobre la calle de Carpio que es donde está el Canal
11 y al llegar a la altura del Hospital que entonces se llamaba Rubén Leñero y que le
llamábamos la Cruz Verde, quizá porque no era privado como la Cruz Roja, sino era un
hospital de emergencia. Las ambulancias llevaban una cruz verde, para diferenciar que
no era la Cruz Roja que es privada, ya no existe la Cruz Verde.

Salimos, dimos vuelta en la calle donde estaba ese hospital de emergencia, y enfrente
estaba la Escuela Superior de Medicina, originalmente Escuela de Medicina Rural,
cuando el general Lázaro Cárdenas creó el Politécnico en 1936; formaban médicos
para el campo, por eso se llamaba Escuela de Medicina Rural, distinta a la Escuela
Nacional de Medicina de la UNAM. Había la idea de que el Politécnico era la escuela
popular y la UNAM de las capas medias para arriba. En ese tiempo le llamábamos la
peque, la pequeña burguesía. Hasta el lenguaje en eso cambió, éramos más ortodoxos
no decíamos clases medias, sino pequeña burguesía.

Dimos la vuelta en esa calle y al llegar a la esquina de Avenida Maestro Rural, que es la
parte posterior de la Escuela Normal de Maestros, dimos vuelta hacia el oriente para
encontrarnos en Avenida del Maestro, en esa Avenida en una primera desembocadura

                                                                              25
creo que es la calle de Sor Juana Inés, estaba un piquete de granaderos, una valla de
granaderos, un retén, que – valga la redundancia- nos retuvo y fuimos ante el oficial,
que no sé que grado tenía y nos dijo no pueden pasar, preguntamos: ¿Por qué?
Argumentamos, nos protege el artículo sexto constitucional que establece la libertad de
manifestación. Estamos ejerciendo nuestro derecho y nos respondió tenemos órdenes
de que no pasen, porque hay grupos hostiles a la manifestación que pueden agredirlos
y queremos evitar eso. Y nosotros respondimos: cumplan con su tarea que es respetar
la Constitución, ¡y no nos defiendas compadre! Para nuestra sorpresa ese retén se
abrió y el segundo retén también y otra vez hacíamos el ritual, estamos ejerciendo el
derecho de manifestar...




                              Sí que sí, ya volvimos a salir


Otra vez se volvió a abrir el tercer retén y entonces fue cuando surgió la consigna ¡no
que no si que sí ya volvimos a salir!

Pensamos, ya chingamos ya salimos. Avanzamos, pero al llegar a la desembocadura
de Avenida del Maestro y Calzada México Tacuba, en el Metro normal, primero llegó un
contingente aparentemente de estudiantes que gritaba; Ché, Ché Guevara. Algunos
compañeros cayeron en la trampa gritaban;“eh incorpórense compañeros.




                           Los halcones atacan con kendos


De pronto los halcones empezaron a golpear, con kendos.

En esa riña todo fue muy rápido, ha de haber sido cuestión de minutos o segundos.

Logramos repeler la agresión y entonces continuamos y atravesamos la Calzada
México Tacuba.




                                                                             26
Los halcones disparan


Íbamos cerca del cine Cosmos, cuando como está documentado por fotografías y
películas transformadas a videos; los halcones ya armados con pistolas y con armas
largas empezaron a disparar.

Y bueno ahí si ya fue el caos. Recuerdo mucho que yo oía un balazo y me decía: ¡en la
madre un herido, un muerto!

Lo sentía sobre mis espaldas porque yo pronuncié el acuerdo de salir.

Eso emocionalmente es estrujante; yo sentía la responsabilidad, estaban matando
chavos.

Pesaba en mi responsabilidad: el haber encabezado la marcha.

La matanza era obra del gobierno, no hay duda, pero sientes una cosa muy fuerte, una
emoción muy dura, porque es impotencia también, pero tampoco puedes echarte
p’atrás, bueno por lo menos a mí no me pasó, a lo mejor ocurre, yo no estaba
arrepentido.

Nada de pensar, que pendejos somos, somos provocadores, no, al revés estaba
completamente encolerizado con una rabia terrible contra el gobierno ¡¿Cómo, nos
disparan?!

Después del 2 de octubre ¡otra vez!

Era como una pesadilla.

No había figuras como hoy, que hay un líder que él decide por su cuenta.

Había un tejido, un colectivo, un colegio que decidía.

Y todos decidimos salir a la calle.




                                                                           27
Había que escapar


Estábamos en la entrada de Avenida del Maestro, que es la puerta oriente, cercana al
Metro Normal y a la Avenida San Cosme.

Para ir al otro extremo de la Normal había que recorrer una larga distancia, creo que es
un kilómetro y medio o dos.

Al extremo poniente casi contra esquina del antiguo Colegio Militar, hasta ahí había que
llegar para evadir la balacera.

En esa esquina había estado el Internado de la Normal que fue cerrado en 1960. Fue
en una ocupación del Ejército de la Escuela Normal, porque los estudiantes estaban en
contra del denominado “Plan de 11 años.”

A mí me tocó esa lucha, siendo casi un niño. Era un adolescente de 14 años,

Me tocó todo eso porque era de la zona y porque mi mamá era maestra de primaria y
mis primos estudiantes de la Normal.

Todavía está el edificio del internado ahí, se puede ver, enfrente está un edificio muy
viejo que fue sede de la primer Secretaría de Agricultura y de la primera sede de la
Escuela de Agricultura, que después se fue a Chapingo. En esa parte se instalaba la
exposición nacional ganadera, mucho antes del gobierno de Lázaro Cárdenas.

Después se convirtió en la Secundaria para varones de la Normal, donde estudió uno
de mis hermanos, por eso la conocía yo.




                                   Brincar el muro


Íbamos en la carrera, dentro del campus normalista y de pronto había que brincar una
muralla de casi cuatro metros.

Entonces, no tenía los años de ahora, pero de todas maneras había que brincar mucho
para salvarnos.


                                                                              28
Aunque teníamos veintitantos años, brincar así de pronto era casi una hazaña de salto
de altura.

No se cómo, pero lo brincamos.

Ya brincado el muro, estaba la Calzada México Tacuba.




                                La huída por Santa Julia


Los halcones disparaban a lo bestia. Era como un tiro de feria, estaban disparando
sobre lo que se moviera. Había que atravesar, arriesgarse a atravesar, pero como yo
esa parte si la conozco muy bien, atravesamos a la altura de una tienda que se llamaba
La Verbena en la esquina con la calle de Tláhuac.

Aunque el miedo no anda en burro, me moví como pez en el agua ante los hechos
represivos; ese día y antes dentro y fuera del campus de la UNAM.

Fuimos primero a una vecindad en la calle Tamiahua y ahí la gente de la misma nos dio
café y un bolillo –porque esa es la conseja popular- para el susto. No me gustó algo que
vi de alguna gente ahí y dije vámonos a otra parte y nos fuimos a otra vecindad a la
calle de Chalco y ahí otra vez la conseja popular - tómense un té- y todo esto ha de
haber durado de las 6:00 p. m. como hasta las 7 de la noche; cuando terminó todo ese
periplo.

A las cinco de la tarde empezó la manifestación con todas las aduanas que ya narré,
luego el enfrentamiento, el refugio en la Normal, el brinco, luego la Santa Julia,
alrededor de las 7:00 p. m., estábamos como a cuatro calles de mi casa, de la casa de
mis papás en Mar Adriático, cruzando las vías del ferrocarril a Cuernavaca; antes de
finalizar el Colegio Militar, donde estaban las caballerizas.




                                                                              29
Tenían órdenes de matarnos


Hay evidencias de cómo se comunicaban los granaderos con los halcones. Eran fuerza
de apoyo de los halcones. Hay grabaciones que interceptó gente del movimiento de las
comunicaciones radiales de la policía.

Después con el tiempo cuando te enteras, casi te congelas.

El miedo te da después.

Cuando supimos lo que instruían por radio: ¡sí sobre estos cabrones¡ y nombraban a
varios, entre ellos a mí, pues dices, pues me salve de pura…

También los corresponsales extranjeros nos dijeron: escuchamos las grabaciones de
los comunicados entre la policía y los halcones, donde daban órdenes de disparar
sobre los dirigentes.

Esto sale en el cortometraje Halcones, de Carlos Mendoza, (Canal 6 de Julio, 2006).

Salimos bien de todo éste riesgo de muerte; llegué a casa de mis papás, con tres
compañeros; Víctor Barbosa Ponce de la Prepa dos; Jairo Calixto profesor normalista y
otonista; Alejandro Crespo de Economía.

Mi mamá o simulaba o no quiso demostrar mucha preocupación y le dije; pues mamá…
nada mas pasé porque necesito unas cosas y que nos prestes para tomar un taxi y
movernos.

¿Pero qué pasó?, preguntaba. No, no, nada todo está bien, no te preocupes.

La casa de mis padres estaba en Mar Adriático, en la Colonia Popotla, al extremo
norponiente de la ciudad, a una cuadra del árbol de la noche triste, y habíamos
convenido vernos en el sur de la ciudad, en Villa Coapa, con Pablo Gómez.

Él no había ido a la marcha por un acuerdo entre ambos, por insistencia mía; tengo que
decirlo.

Por una razón muy elemental. Le dije: Pablo acabas de regresar de Chile el 3 de junio y
después de tres años de estar en el bote. Tú te tienes que quedar, por si me agarran a
mi o por si me matan.

                                                                             30
Ya nos pasó al revés el 2 de octubre, te agarraron a ti y yo quedé libre, no tiene sentido
que otra vez estemos los dos y te toque a ti.

Además tú ya te chingaste tres años en el bote.

Pablo a regañadientes aceptó no ir a la manifestación. De todas maneras teníamos que
continuar la lucha después de la matanza en San Cosme.

Esto no es como un partido de fútbol, termina y cada quien se va a su casa. ¡No!

Ahí empezaba la bronca.

Fuimos hasta Coapa a casa de un compañero, Edgar Morales que era de la
Preparatoria 7. Dijimos: “estuvo de la chingada, hay que actuar, seguramente hay un
montón de muertos.”




              El responsable de la matanza es el presidente Echeverría


Hay que denunciarlo, me dijo Pablo Gómez, bueno cabrón, tienes que ir
inmediatamente a un teléfono público y llamar a los periódicos.

Teníamos cierta intuición.

Llamé a El Día, dije: soy Joel Ortega del Comité de Lucha de Economía, acabamos de
salir de la matanza del 10 de junio y quiero declarar que la responsabilidad de esta
matanza es del presidente Echeverría.

Declaré eso y tuvimos intuición porque esa misma noche el gobierno elaboró la absurda
tesis que había ocurrido un enfrentamiento entre estudiantes. Entre los radicales y los
que no querían la manifestación, los radicales contra los moderados.

Esa era la verdadera causa de los muertos, según la siniestra tesis del gobierno de
Echeverría.

No fueron los halcones, ni la policía, nada de eso, fue un enfrentamiento entre
estudiantes. La misma chingadera que dijeron de la matanza de Tlatelolco.
Desgraciadamente algunos intelectuales repiten esa absurda tesis, cuarenta años

                                                                               31
después. Si esas absurdas tesis y análisis sesudos, continúan las víctimas se
convertirán en victimarios.

Alfonso Martínez Domínguez, entonces regente de la ciudad, dijo que eso de los
halcones era un mito. No existían.

Cuando era evidente que había ocurrido una matanza en San Cosme y no podían
seguir ocultándolo; Echeverría convocó a un mitin el 16 de junio en el Zócalo.




                     Echeverría culpa a los emisarios del pasado


Ahí responsabilizó a los emisarios del pasado de haber reprimido la manifestación.

Para manipular a la sociedad, destituyó a Martínez Domínguez, como regente de la
ciudad.

Lo hizo dizque para abrir una investigación.

Desde entonces manejó, que era víctima de los emisarios del pasado y de la conjura
Castro-Comunista.

Fue muy duro lo que ocurrió al día siguiente, el 11 de junio en las asambleas de la
UNAM y del Politécnico. A mí me tocaron sobre todo las de la UNAM, pues era terrible
había una gran tensión y miedo.

Ocurrieron cosas que pueden ser vistas hoy como de humor negro.

En Medicina había un cuerpo de un joven que estuvimos velando todo el tiempo y
después descubrimos que era un halcón.

Yo creo que murió por disparos entre ellos, los halcones. O quizá un disparo de algún
compañero.

Quizá hubo chavos que defensivamente dispararon una pistolita 22 o lo que sea. Eso
no cambia el cuadro general de la represión gubernamental.

Ahora lo puedo decir: Edmundo Jardón, que tiene dos o tres meses de haber muerto,
estuvo ahí y el afirmaba que él disparó.
                                                                                 32
Le creí porque era un hombre valiente y no mentiroso. Sin presumirlo, lo había hecho
como algo de elemental defensa de su vida.

No descarto, que algunos estudiantes estuviesen armados.

Había diez mil estudiantes en la marcha, aún en el caso que hubiese cuatro o cinco
muchachos que llevaran su pistolita 22, y ante el embate de los halcones, dispararan,
nada cambia el salvajismo gubernamental.

No cambia la esencia del crimen de Estado perpetrado por el gobierno de Luis
Echeverría contra los estudiantes.

Fue una represión ordenada, planeada y ejecutada por el gobierno y su grupo
paramilitar los halcones.




                             Las órdenes de aprehensión


Esa misma noche, lo recuerdo perfectamente, Jacobo Zabludovsky leyó en su noticiario
de televisión, una lista de varios compañeros con orden de aprehensión.

Zabludovsky el conductor estrella; leyó una lista con órdenes de aprehensión contra
varios dirigentes del CoCo, entre otros Pablo Gómez, yo mismo, Marcos Gutiérrez. Nos
acusaba el gobierno de ser responsables de la masacre.

El 10 de junio de 1971, Zabludovsky ya era el conductor estrella del Canal dos.

No era el conductor en 1968, el 2 de octubre, como se afirma con frecuencia de manera
equivocada. Entonces, conducía el noticiario de la noche en televisión Ignacio Martínez
Carpinteyro. Era un espacio que hacían con Excélsior y duraba 15 minutos, no eran los
noticiarios tan largos de ahora.

La expectativa era sombría para cada uno de los integrantes del CoCo. Pensé: nos van
a dar en la madre.

Pero la reacción fue muy fuerte en la Universidad. La tarde del jueves de Corpus había
una conferencia en el auditorio Che Guevara.

                                                                              33
Participaba en ella entre otros Carlos Fuentes y hasta ahí llegaron los compañeros que
se salvaron en San Cosme ese jueves de Corpus, para denunciar la agresión y los
muertos causados por los halcones.

Carlos Fuentes se conmovió mucho y reaccionó bien y dijo: hay que condenar esta
matanza.

La reacción contra la matanza fue muy impresionante, el rector Pablo González
Casanova condenó la represión.




                                               La terrible división


Lo duro vino después en las asambleas.

Gilberto Guevara, en una revista, que se llamaba Larga marcha, escribió que nosotros
los radicales, “éramos los gestores de la masacre”6.

Eso creó un clima muy duro. En un mitin el 12 junio, en el asta bandera de Ciudad
Universitaria frente a rectoría, los compañeros casi lincharon a Guevara.

Yo tuve que sacarlo prácticamente en vilo para que no lo mataran, porque la gente
estaba muy irritada contra él.

El daño ya estaba hecho. Ocurrió una división tremenda en el movimiento.

En medio de esa atmósfera de división, acusaciones mutuas entre los dirigentes del
movimiento, teníamos además la amenaza del gobierno de encarcelarnos mediante sus
órdenes de aprehensión.




6
 
 Guevara
 Niebla,
 Gilberto,
 in
 Larga
 Marcha,
 junio
 de
 1971,
 número
 extraordinario,
 citado
 en
 Gómez
 Álvarez,

Pablo,
Los
estudiantes,
la
educación
y
la
política,
México:
Editorial
Nuestro
tiempo,
1971,
p.
81.


                                                                                                            34
La espada de Damocles


¡Las órdenes de aprehensión leídas por TV , las pudieron hacer efectivas cualquier día¡

Era una espada de Damocles. Puso en evidencia el llamado estado de derecho, sí
efectivamente fuimos objetos de una orden de aprehensión ¿Qué ocurrió? ¿Por qué se
suspendieron? ¿Por qué no se ejecutaron? ¿Para no empeorar más la situación o qué?

¿Cuál fue la lógica del gobierno para no ejecutar esas órdenes de aprehensión?

Fue una razón política.

Jurídicamente quedó el riesgo de una detención, porque no se canceló la órden de
aprehensión, tampoco fuimos amnistiados, no hubo una figura jurídica que la
suspendiera, Tampoco fuimos indultados, técnicamente, jurídicamente, nosotros
debimos haber sido presentados ante el Ministerio Público, para que el juez
determinara lo que procedía jurídicamente. Pero no hicieron nada con apego a derecho.




     La matanza del 10 de junio fue un golpe brutal al movimiento estudiantil
                             y al movimiento obrero


Nos golpeó terriblemente porque esa represión desmesurada, después de la anterior en
Tlatelolco, ya era demasiado, era too much para el movimiento, a lo mejor los activistas
se mantuvieron, pero no se mantuvo la mayoría de los estudiantes.

Vino un proceso de decadencia y de debilitamiento del movimiento.

En abril de 1972, intentamos y organizamos el Foro Nacional de Estudiantes, en el Che
Guevara, con gente de todo el país pero ya no tuvimos la capacidad de superar el golpe
represivo.




                                                                              35
La recuperación del movimiento tardó 15 años


El movimiento estudiantil tardó 15 años en recuperarse, hasta 1986 el movimiento,
como movimiento de masas, tardó 15 años en recuperarse, esa es la verdad.




             La insurgencia sindical relevo del movimiento estudiantil


En el movimiento obrero hubo la llamada insurgencia sindical de 1976, los electricistas
de la Tendencia Democrática del SUTERM, Sindicato Único de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana- con Rafael Galván.

En el sector minero y del acero surgió una ola democratizadora.

Varias secciones del Sindicato Minero Metalúrgico fueron conquistadas por la izquierda,
En varias secciones se derrotó a la dirección sindical charra que encabezaba Napoleón
Gómez Sada. Llegamos a democratizar 20 secciones de las más importantes;
Cananea, Fundidora Monterrey; Lázaro Cárdenas. En fin, llegamos a tener las
secciones más importantes del Sindicato Minero en manos de la izquierda, de los
trabajadores, de distintas corrientes. Algunas secciones, curiosamente las dirigía Adolfo
Orive, que es actualmente el coordinador de diputados locales del PT en el D.F. y que
fue asesor de Carlos Salinas.

El entreguismo al gobierno del líder del sindicato minero Napoleón Gómez Sada era
tremendo. En 1968 nos dispararon cuando fuimos al local del sindicato que esta en las
calles de Vértiz, para impedir que habláramos con los trabajadores.

El movimiento democrático tenía fuerza en los electricistas, mineros, automotrices,
como la dirección del Sindicato de la Volks Wagen, que sigue siendo hasta la fecha
independiente y los de la de la Ford; de la General Motors y de otras automotrices;
además de la fuerza entre los trabajadores de cierta parte de la industria refresquera
como Pascual y en otras embotelladoras; además teníamos fuerza en sectores de los
telefonistas, antes de Hernández Juárez; en algunos de sectores del Sindicato
Petrolero.
                                                                              36
A todo ello se le denominó insurgencia sindical.

Construimos el FNAP - Frente Nacional de Acción Popular, que agrupaba a los
electricistas, estudiantes, universitarios, a la disidencia del SME, y los sectores
sindicales que mencione anteriormente.

En el movimiento estudiantil si tuvimos un repliegue.




         El movimiento estudiantil jugó el papel del partido revolucionario


Mi tesis es que el movimiento estudiantil de los 60 y 70 jugó el papel del partido político,
o sea el papel que no jugaban los partidos políticos formales, esa tarea del partido
revolucionario la cumplió el movimiento estudiantil.

Tal como lo contemplaban Marx y Gramsci.

Esta idea ya la tiene también el doctor Mario Rivera que fue el primer preso de
disolución social en México, él era dirigente estudiantil en Guadalajara en 1960, y fue
preso por el apoyo de los estudiantes de Guadalajara a los ferrocarrileros.

El escribió un libro que se llama El estudiantado una clase social, donde sostiene que
los estudiantes son una clase social y cuando leyó mi libro 10 de Junio. Ganamos la
calle, me envió un texto donde, él comparte totalmente mi tesis del movimiento
estudiantil como partido de vanguardia

En México, yo creo que el movimiento estudiantil jugó ese papel porque había, una
orfandad.




                               El proletariado sin cabeza


José Revueltas dijo, que teníamos un proletariado sin cabeza, hasta llegó al extremo,
un poco Hegeliano, de hablar de un concepto de la inexistencia histórica de Partido
Comunista Mexicano.

                                                                                 37
Era una elaboración medio filosófica, pero en el fondo cierta.

Los trabajadores, los obreros en México no tuvieron, como en Chile hasta la fecha, a un
partido comunista real encabezando al movimiento.

El partido comunista mexicano era muy pequeño, marginal, casi reducido a los sectores
de intelectuales y artistas en los años de las décadas de 1920, a 1930.

La época de David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Diego Rivera, Tina Modotti, Julio
Antonio Mella.

Luego en la década de los 60, en el movimiento estudiantil.

Como partido comunista no fuimos nunca partido de trabajadores y eso explica todo lo
que ha ocurrido después.

Mi aportación en este sentido es que como movimiento estudiantil, desempeñamos el
rol del partido; no me refiero a una corriente, ni un grupo, ni a los integrantes del
movimiento en una universidad, sino el movimiento en su conjunto.

Éramos la vanguardia mientras los trabajadores estaban reprimidos, sometidos, el
movimiento estudiantil tenía esa capacidad de encabezar, teníamos la cantera de
organización, de programa, de formación de cuadros, porque ahí se formaban los
cuadros, en las asambleas, en brigadas, en los piquetes de huelga, en los periódicos
estudiantiles, hasta en lo artístico, en las obras de teatro, en la música y otras
manifestaciones del arte.

Éramos una masa politizada, formada, radicalizada, éramos también la memoria
histórica, guardábamos la memoria.




                            La consciencia nace en la lucha


Hay gente, por ejemplo Luis González de Alba que dice: ¡ay que no inventen, qué
íbamos a saber nosotros del pinche de Demetrio Vallejo y Valentín Campa! Yo ni sabía
que existían¡.


                                                                             38
El movimiento en 1968, 10 años después del movimiento ferrocarrilero, se encargaba
de rescatar las figuras de Campa y Vallejo; presidían las manifestaciones, ahí está el
papel de Partido en sentido de memoria histórica.

Los 300 mil estudiantes que iban a las marchas pues no sabían la biografía detallada
de Valentín Campa y Demetrio Vallejo, pero tenían la idea política de que eran dos
figuras del movimiento obrero que estaban en la cárcel por encabezar una huelga, ahí
está el papel de memoria del movimiento.




                                  La memoria histórica


Es un mérito del movimiento rescatar la memoria de las luchas obreras, a pesar de la
banalización que hacen algunos.

Como en todas las luchas sociales, hay diversos niveles de consciencia en los
participantes.

En la revolución mexicana o en la guerra de independencia pues a lo mejor no se
sabían de memoria unos el Plan de Ayala u otros las reivindicaciones de Hidalgo, pero
el movimiento ahí esta, no se puede juzgar así como en un ejercicio de encuesta,
¿Usted aprueba ó desaprueba al señor Madero? eso es una pendejada, es decir la
historia no se puede medir así.




                                  Escuela de cuadros


Así éramos una escuela de cuadros, de memoria, de liderazgo, de vanguardia como se
decía en términos leninistas.

Vladimir Ilich Lenin respetó mucho los movimientos de los cristianos, que se pararon
ante el Palacio del padrecito Zar Nicolás II, el domingo sangriento, aquel 22 de enero de

                                                                              39
1905 en San Petesburgo, para reivindicar sus demandas, y no se puso a juzgar si el
pope Georgi Gapón, era un revolucionario o no.

La masa, la que estaba ahí, era una masa revolucionaria, independientemente de que
supiera que existía el partido comunista.

Eso es irrelevante.

No es un examen de teoría política el que hacen las masas cuando se mueven, es una
experiencia que llevan sobre su espalda y que los hace aprender en horas lo que tarda
en aprender un estudiante de ciencias políticas en cinco semestres, ahí lo aprendes en
dos horas.

Eso era el movimiento estudiantil.




                                 El salvajismo represivo


Por eso también la vileza, el salvajismo del Estado, no era una cosa de perversos,
enfermos psiquiátricamente.

No es un asunto de enfermos psiquiátricos lo que determina el comportamiento de
sátrapas como Hitler.

Si estaba loco o si era un judío frustrado, no es eso lo que le importa a la historia.

Que si Echeverría es de tales o cuales características emocionales o psiquiátricas es
secundario.

Echeverría ú otro hubieran jugado ese rol con su estilo, cada uno le imprime un
determinado estilo.

No es una persona la que tiene la responsabilidad completa del comportamiento
histórico.

No fue solo la perversión de Echeverría la que dio como resultado está represión, es un
sistema.



                                                                                  40
No éramos toreros


A mí me han preguntado ¿eran valientes?

Respondo: yo no soy torero, cuando fuimos a la manifestación del 10 de junio, íbamos a
una marcha con nuestros carteles y libros, sin armas, no íbamos buscando la muerte.

Un torero deliberadamente se mete al ruedo, y entre los cuernos del toro arriesga la
vida.

Nosotros éramos gente que íbamos a encabezar un movimiento de masas, no íbamos a
morir, íbamos a luchar, no sabíamos que nos iban a recibir a balazos.

Ahí en ese momento no sé de donde surge un coraje, un valor, que se prueba o no, a
nosotros nos tocó probarlo y salir bien, a lo mejor en otras condiciones, yo veo a un
borracho con una pistola en la esquina y huyo.

No es una cosa de valores individuales, esos tienen que ver con el movimiento.

El movimiento te da una fuerza, una energía insospechadas.

Eso que conté antes, al escuchar los disparos y ver caer a los compañeros muertos, no
me inhibió, no me puso a llorar.

Me encabronó.

No dije ¡y ahora que voy a hacer; tomo el primer avión y salgo corriendo del país.!

No, no, no.




                                   La lucha continúa


Pensé, bueno mañana tengo que estar en la asamblea, y a ver que chingados.

Lo primero era denunciar al gobierno de Echeverría como responsable de la matanza
en San Cosme.

Muerto de miedo sí, paralizado de miedo sí.


                                                                               41
Además ya no había de otra, no había de otra.

¿Que hacía?

De todas maneras estaba con la orden de aprehensión contra mí.

Si querían me podían matar.

¿Qué hacía?

Mi defensa era denunciar.

Nosotros no teníamos una escuela de valor, de sacrificio, como los cristianos.

No es que nos entrenaran para las torturas.

Si teníamos una ventaja: la militancia en el Partido Comunista.

Teníamos equivocada, esquemática, doctrinariamente lo que sea, una explicación
política, intelectual del comportamiento del Estado.

Nuestro razonamiento era: esto funciona así, porque hay un sistema que opera así.

No fue un huracán, lo que ocurrió.

Fue un proceso político autoritario y represivo el que determinó la política represiva,
autoritaria aplicada con salvajismo el Jueves de Corpus en San Cosme aquel histórico
10 de junio de 1971, cuando ganamos la calle.




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TESTIMONIO DE JOSÉ REVELES


Soy periodista desde hace más de 40 años y era periodista en el 68 y en el 71,
obviamente. Me tocó vivir los dos acontecimientos de manera distinta y desde esas
épocas conozco a Joel Ortega.

Él era un estudiante de Economía, avanzado estudiante de Economía y enorme grillo
de la Facultad, era un líder muy conocido y en esas condiciones nos tratamos, yo como
periodista y ellos cómo estudiantes y nos tocó, para dar la referencia primera, antes del
10 de junio del 71; siete días antes en el retorno de los ex presos políticos del 68 que el
gobierno mexicano de una manera totalmente absurda los exilió, es decir les dio la
libertad, les dio una especie de indulto, amnistía pero, con la condición de que se fueran
del país, eran las épocas autoritarias, fue una expulsión del país.

Entonces nos tocó estar siete días antes juntos ahí en el Auditorio Che Guevara, de la
Facultad de Filosofía y Letras, en la recepción de los compañeros que regresaban
triunfalmente de Chile, seis días antes de la represión de los halcones.

Economía era como el bastión del activismo de izquierda en esos años en la UNAM,
participaban ahí, desde la izquierda más moderada, hasta la más radical.

Para poner dos ejemplos de un extremo y otro; en el extremo radical estaba David
Aguilar Mora, quien murió asesinado en Guatemala, con la complicidad del gobierno
mexicano en la guerrilla de Yon Sosa jefe de la guerrilla del Movimiento Revolucionario
13 de noviembre, MR13. David era trotskista.

Y en el extremo moderado Rolando Cordera, que era un extraordinario estudiante de la
Escuela, fue Presidente de la Sociedad de Alumnos, y recientemente fue miembro de la
Junta de Gobierno de la UNAM y su presidente.

Economía era como una escuela de cuadros políticos, pues más que de Economía, era
escuela de práctica política.



                                                                                43
Había una vida asamblearia o parlamentaria, como les guste, en donde había estos
personajes: él Maestro David Ibarra que fue secretario de Hacienda por un lado y por el
otro, Pablo Gómez que es senador actual; Eduardo Valle, el Búho quien fue diputado
por el PMT-Partido Mexicano de los Trabajadores, fundado por el ingeniero Heberto
Castillo, Demetrio Vallejo y Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, entre otros;
también participaba en las asambleas de Economía, Oscar Levín que ha sido diputado
varias veces y que es ahora otra vez diputado del PRI; en fin, era una escuela de
mucha presencia y de activismo político.

El 4 de noviembre de 1970, fue la marcha por Ayotla Textil y la marcha por el triunfo de
la Unión Popular de Chile y salió de Ciencias Biológicas, en el Casco de Santo Tomás,
en ese momento fue frenada por Raúl Mendiolea Cerecero, que fue el terrible, temible y
sanguinario jefe de la Policía, un hombre bajo de estatura, muy fuerte y muy
amenazante. Iba vestido con sombrero texano y le dijeron a la manifestación -ustedes
no salen. Era la primera salida después del 68, por el triunfo de Allende y por la huelga
de Ayotla Textil, y dijo muchachos si ustedes salen los voy a tener que reprimir. Y me
recuerdo perfectamente que México estaba estrenando los tanques anti motín que
adquirió de Francia, después del 68 y que estaban parados en la calle pasando el
Hospital Rubén Leñero, pero la manifestación se desvió por la Calzada de los Gallos
porque estaban los tanques anti motín.

Llegando a la Calzada de los Gallos dio vuelta por lo que era Instituto Técnico que
ahora es Circuito Interior y en ese momento aparecen grupos perfectamente
organizados, armados con varas de kendo, digamos bloques como de 200 cada uno,
varios bloques para golpear a los estudiantes. Sólo habíamos dos periodistas,
estábamos Víctor Cázares de El Día y un servidor de Excélsior y publicamos la
información, que se publicó de éste tamañito, porque fue en la noche, ya no había
suficiente espacio y nadie le dio mucha importancia a grupos de choque, a un grupo de
hombres entrenados en tácticas de artes marciales que con el tiempo, si quieren les
cuento la historia, sé de donde salieron. El famoso jefe de los halcones que con el
tiempo se sabría, era el señor Manuel Díaz Escobar, quien era el jefe del Departamento
de Limpia del Gobierno del Distrito Federal, tenía organizados estos grupos.


                                                                               44
Según Ángeles Magdaleno, investigadora de la Fiscalía de Delitos del Pasado, desde
San Luis Potosí varios años antes, estaban contratados por Alfonso Corona del Rosal y
terminaron siendo los halcones famosos del 10 de junio del 71; pero estamos dando el
antecedente del año anterior, en donde bueno, Víctor y yo nos salvamos de ser
golpeados con esas varas, eran temibles, con un sólo golpe te mandaban tres ó cuatro
metros lejos, y nos salvamos porque nos ocultamos en una tintorería.

Este es un antecedente que puede ubicar como actuaba el Gobierno mexicano, en el
presunto régimen de la Apertura Democrática, así lo llamaba Luis Echeverría Álvarez y
lo creyeron muchos intelectuales Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Enrique González
Pedrero o sea gente que creyó en este propósito político de Echeverría y que resultó un
hombre de doble cara, o sea era drásticamente represivo, había sido represivo en el 68;
siguió siendo represivo en el 71. Ahora mismo está saliendo de un proceso, por el cual
estuvo bajo arresto domiciliario casi tres años por ser reo del delito de genocidio. Un
hecho inédito en la historia de México. ¡Un ex presidente reo por genocidio!

Echeverría no iba a permitir salir a los estudiantes a la calle, punto. O sea no iban a
retomar la calle, había que pararlos a como de lugar y como sea, esa fue la orden que
no está expresa, pero que está. Se sabe después la historia, porque el ingeniero
Heberto Castillo que fue un perseguido en el 68, que fue fundador del Partido Mexicano
de los Trabajadores, tuvo una conversación con la víctima política al interior del sistema
del 10 de Junio del 71 que fue Alfonso Martínez Domínguez, claro en éste sistema es
“víctima” por un tiempo y luego es gobernador de Nuevo León, donde Martínez
Domínguez le reveló toda la operación de los halcones y la paranoia de Echeverría
ordenando quemar los cadáveres de los estudiantes muertos para no dejar huella de
ese magnicidio que él dirigió como presidente.

Otra víctima política de Echeverría, fue Rogelio Flores Curiel, jefe de la policía del DF
que fue destituido y después fue gobernador de Nayarit, una de las primeras
concertacesiones de la época.

Entonces, lo que yo quiero retomar es que Echeverría no iba a permitir que salieran los
estudiantes a la calle y fue un plan perfectamente diseñado, no fue casual, no fueron
los halcones un accidente. Fueron perfectamente preparados durante muchos años y

                                                                               45
llevaban pancartas con el Che Guevara. Iban vestidos como estudiantes, incluso iban
con tenis y dispuestos a pelear, pero ya no iban nada más con las varas de kendo, ya
iban con armas, y en el caso nuestro, en el caso que a mí me tocó vivir en el periódico
Excélsior publicamos, yo publiqué los nombres de los comandantes que dispararon
desde los autos, cuyas placas dimos en su momento y las placas de los vehículos
grises del Departamento de Limpia que llevaban a los halcones.

Todo esto lo pudimos documentar en su momento y por supuesto el asesinato de los
heridos que llegaron al Hospital Rubén Leñero; o sea un asesinato vil. Hay testimonios
de un médico, posteriormente con los años que publica un libro, incluso de como los
formaron, a los heridos, en pelotón de fusilamiento y ahí mismo en los patios de la Cruz
Verde, asesinaron a los estudiantes.

Todo esto está históricamente comprobado, en el momento era muy difícil
documentarlo para la prensa.

Veníamos de la represión del 68, del extremo autoritarismo en donde los periódicos no
publicaban todo, incluso aquellos que apoyaron al movimiento estudiantil del 68 como el
periódico El Día, en donde se publicaban los desplegados, un poco en Excélsior pero
casi exclusivamente El Día, simplemente guardó silencio el 3 de octubre del 68.

Yo cuento esto, el reportero Rodolfo Rojas, incluso fue herido estaba junto a Oriana
Falaci, en el tercer piso del edificio Chihuahua en Tlatelolco y el también recibió un
balazo en el glúteo igual que Oriana, pero el no se hizo famoso. El glúteo que se hizo
famoso fue el de Oriana en el mundo.

De todas maneras yo lo que quiero decir con esto es que los periódicos, los periodistas
y los medios tuvieron una actitud diferente a la del 68, en donde todo fue reprimido, el
gobierno no permitió ni media palabra.

Lo más cercano a la verdad fue lo que publicó Excélsior en ese momento cuando
empezaba a ser director Julio Scherer, justamente publica: Una manifestación
estudiantil es reprimida por el ejército en Tlatelolco.

Ya era todo un cambio, frente a la versión los demás periódicos.



                                                                              46
Excélsior no repitió la tesis absurda de que el ejército tuvo que contestar a los
subversivos que atacaron al gobierno.

Pero ya en el 71 hubo excelentes crónicas de lo que sucedió el 10 de junio. Las
recuerdo perfectamente en El Universal, fueron Elías Chávez y Jorge Avilés Randolph,
en El Heraldo periódico de derecha, la excelente crónica de Sotero García Reyes y
Juan Ibarrola; en Excélsior publicamos la crónica de 14 reporteros que estuvimos ahí
presentes.

O sea fue un cambio histórico en el modo de informar de la prensa

¿Por qué? ¿Porque éramos muy buenos periodistas? No, porque lo que ocurre es que
el gobierno estaba haciendo una propaganda de lo que era la apertura democrática y la
gente se la creía y le tomaba la palabra.

Su error fue que afectaron muchísimo a los periodistas, o sea robaron cámaras, equipo,
golpearon gente, reporteros y bueno, hubo una reacción de parte de la prensa.

Entonces hubo una diferencia de información que tuvo la sociedad entre el 68 que
estuvo totalmente vedada o prohibida y en el 71 ya no pudieron silenciar totalmente a la
prensa.

No porque Echeverría haya decretado la apertura democrática, sino porque había un
cambio en la sociedad a partir del 68.

La prensa dio una información mucho mas abierta. Yo creo que la prensa ahí creció, en
esos menos de tres años.

En relación con los grupos armados, tengo la información por otros libros que se han
publicado, que en 1971 ya aparecen jóvenes que quieren irse a la guerrilla que ya están
en la incipiente guerrilla y que deciden ir armados. Eso no quiere decir que el gobierno
tiene razón de que contestó un ataque de los estudiantes, no, era una medida
preventiva y algunos dicen que fueron armados, esto no está confirmado, se dice en
algunos libros por parte de los propios estudiantes. Pero creo que es una época muy
interesante, en la medida en que sí es la incubación de la guerrilla urbana mexicana.




                                                                              47
TESTIMONIO DE ENRIQUE HERRERA BURQUETAS


Enrique Herrera fue subsecretario de Comunicaciones y director de Notimex en el
gobierno de Luis Echeverría Álvarez.

Es poco conocida la valiente actitud de Enrique Herrera, ante la matanza del 10 de junio
de 1971.

El día 12 de junio de ese año, dirigió una carta a Luis Echeverría Álvarez, presidente
constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, donde renunciaba de manera
irrevocable a su cargo de subsecretario de Radiodifusión de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes –SCT, mismo que le había dado Echeverría, el 2 de
diciembre de 1970. (Anexo esa carta y otros documentos relacionados con su
renuncia).

En una carta adjunta a sus amigos, decía: Nos vamos con las manos limpias y la
conciencia tranquila. Nos vamos porque creemos que CONTEMPLAR UN CRIMEN EN
CALMA, ES COMETERLO.

Enrique Herrera me narró en una entrevista sostenida con él, el 10 de enero de 2011,
que en su carácter de director de Notimex, recibió del presidente una llamada desde las
7:30 de la mañana del 10 de junio, en ella le indicaba que se mantuviera en alerta
durante el día “por lo que ocurriría durante la manifestación del Casco de Santo
Tomás.”

Durante toda esa jornada, tuvo ocho conversaciones telefónicas con el presidente. La
más significativa fue la de las 7:30 de la noche cuando Herrera se comunicó con él,
para decirle que estaban llegando a la torre central de Telecomunicaciones -situada en
lo que hoy es Eje Central y antes Niño Perdido- periodistas sobrevivientes de la
matanza, bañados en sangre y con la vestimenta rota. A uno de ellos, le habían dado
un balazo en la pierna.

Me estaban demandando una posición del gobierno.

                                                                              48
Echeverría me dio órdenes de hacer una cadena nacional, yo lo cuestioné y él me dijo
que era necesaria para decir que: los emisarios del pasado y los agentes de la CIA,
fueron los que dispararon contra los estudiantes”

Me pareció que era absurdo y después tuve una conversación un poco álgida con él,
pues me dijo: le estoy ordenando que haga una cadena, el presidente de la República
soy yo, no usted.

A las dos de la tarde, ante la demanda de los corresponsales sobre sí podían acudir a
cubrir la manifestación del 10 de junio, Echeverría me dijo: Que vayan, que vayan.

En el México de aquella época no se movían ni las hojas de un árbol, sin la voluntad del
presidente.

Herrera me dijo en la conversación del 10 de enero de 2011, que Echeverría quiso
hacer responsables de la matanza a Carlos Hank González y a Alfonso Martínez
Domínguez. Lo cierto es que él daba directamente las órdenes para la operación del
grupo de los halcones, él ordenaba y hablaba directamente al capitán Luis de la
Barreda Moreno; ni siquiera Mario Moya, secretario de Gobernación era tomado en
cuenta.

Años después, Herrera platicó varias veces con Echeverría, en esas conversaciones le
hizo ver que era absurda su obsesión por achacarle a una conjura Castro-comunista, la
matanza del 10 de junio.

Don Luis ese día estuve cerca de usted todo el tiempo y nadie más que usted mismo,
operó toda la acción del gobierno y de sus cuerpos represivos que actuaron contra la
manifestación estudiantil.




                                                                              49
CONCLUSIÓN




                               El legado del 10 de junio


Probablemente existan muchos jóvenes ajenos a las preocupaciones políticas. No es
extraño por la decadencia de la clase política que ha envilecido esa práctica,
reduciéndola a una deleznable conducta de bazar; donde todo esta a la venta y al mejor
postor. Como lo vemos diariamente. También es una realidad estrujante, que bajo la
condición miserable de millones, sea casi humor negro, pretender que esas mayorías
se interesen en política.

Menos aún, cuando el país esta sometido a una violencia salvaje, producto de la
estrategia absurda de la Guerra emprendida por Felipe Calderón contra los cárteles de
narcotraficantes. Sí, ya es una realidad brutal que miles de jóvenes optan por integrarse
al mecanismo de producción, distribución y consumo de drogas de todo tipo; porque
ello les brinda ingresos y actividad imposibles de obtener en la economía formal; es
hipócrita lanzar exhortos moralinos y pedirles a esos muchachos que abandonen a esas
bandas. Las consecuencias son trágicas. Cada vez es mayor el número de jóvenes
muertos en esa terrible guerra. En esa medida la lucha y el movimiento por ejercer la
libertad de manifestación, que realizamos el 10 de junio de 1971; adquiere su
dimensión y profundidad histórica. El movimiento estudiantil de las décadas de los 60 y
70 desempeñó el papel del partido, en sentido histórico.

Esta hipótesis original sustentada al inicio, tiene sustento en las siguientes
consideraciones:

Se forjó como memoria histórica del movimiento social.

En medio de la desolación organizativa política, cultural e ideológica, debida a la
inexistencia histórica del Partido; el movimiento estudiantil articulaba la acumulación de
las luchas sociales precedentes. Su incansable denuncia al Estado por su política
                                                                               50
represiva contra el movimiento ferrocarrilero en 59-60 y el magisterial de esos mismos
años y la de los campesinos acribillados como Rubén Jaramillo; dotaban al proceso
social de una memoria imprescindible para mantener la lucha contra el despotismo.

Estuvo a la vanguardia de la resistencia al despotismo y autoritarismo de Estado.

Cada acción del movimiento estudiantil, en esas décadas de los 60 y 70, lo ponía a la
vanguardia de las luchas. Por eso mismo era víctima de la represión salvaje del Estado.

Formó la masa crítica de los activistas y cuadros disidentes.

Centenares o quizá miles de estudiantes se convirtieron en activistas. Sin su lucha, la
hegemonía de la cultura e ideologías dominantes del Estado, se hubieran impuesto sin
ninguna resistencia.

Alimentó, organizó y encabezó luchas en diversos sectores sociales: en el sindicalismo
autónomo; en el movimiento campesino; en el rico y creativo movimiento cultural e
intelectual.

Después del 68 y el 71 se produjo una especie de “gran marcha” de los estudiantes
hacia el movimiento popular.

El activismo a puerta de fábrica, penetrando los sindicatos “charros”, promoviendo
huelgas “locas” y luego fundando sindicatos (como los universitarios y el de los
trabajadores nucleares) o apoyando corrientes democratizadoras (en el Sindicato
Minero o entre los electricistas con la Tendencia Democrática) o incluso bloques
sindicales y populares como el Frente Nacional de Acción Popular-FNAP; todo ese
espectro de formas de organización y de lucha contó con la militancia de miles de
estudiantes.

La ausencia histórica del Partido; el proletariado sin cabeza de José Revueltas, tuvo en
el movimiento estudiantil un inédito sustituto.

Según Revueltas, la ausencia del partido se remonta al inicio del siglo XX, dice: “el
proletariado es la otra clase que participa en la revolución mexicana democrático-




                                                                              51
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Reportaje modelo -El movimiento del 10 de junio de 1971. testimonios

  • 1. Escuela de Periodismo Carlos Septién García MAESTRÍA
EN
PERIODISMO
POLÍTICO
RVOE
ACUERDO
SEP
2007128
19/II/2007
 EL
MOVIMIENTO
DEL
10
DE
JUNIO
DE
1971.
 TESTIMONIOS
 GRAN
REPORTAJE
 QUE
PARA
OBTENER
EL
GRADO
DE
MAESTRO
EN
PERIODISMO
 POLÍTICO
 PRESENTA:
 JOEL
ORTEGA
JUÁREZ
 ASESORA:
DRA.
MARTA
DURÁN
de
HUERTA
PATIÑO MÉXICO,
D.F.
NOVIEMBRE
DE
2011

  • 2. Para Belinda Haro permanente compañía en mis aventuras vitales e intelectuales; soporte amoroso y firme en los momentos críticos. Para Laura por su cariño filial siempre dispuesto a resolver los desafíos durante la elaboración de este testimonio. Para Joel por sus críticas, aportes griegos a estos alegatos latinos. Para Jose dulce y sabia en sus opiniones y su respaldo. Para Iliana por su cercanía y alegría motores de siempre, hoy enriquecidos por Hannah.
  • 3. AGRADECIMIENTOS A mi asesora Marta Durán de Huerta, por sus consejos y las largas sesiones que dedicó a este trabajo. A Jenaro Villamil por sus generosas consideraciones para estos testimonios. A José Luis Vázquez por su estímulo para iniciar este esfuerzo. A José Reveles por su valioso testimonio. A Enrique Herrera por su valiente renuncia y su confianza a este trabajo. A Rosario Áviles por su amistad y solidaridad. A Josefa Erreguerena quien me obsequió su experiencia teórica desde los umbrales de esta labor. A Claudia Estrella Velázquez por su apoyo desde el primer día en la Septién.
  • 4. ÍNDICE Introducción
 1
 Testimonio
de
Joel
Ortega
 7
 Testimonio
de
José
Reveles
 43
 Testimonio
de
Enrique
Herrera
Burquetas
 48
 Conclusión
 50
 Anexos
 55
 Bibliografía
 96

  • 5. INTRODUCCIÓN Las trampas ideológicas y políticas se ciernen permanentemente como inevitables conjuras contra la objetividad y como sistemáticas tentaciones de protagonismo y subjetividad; para recrear una épica, que puede convertirse en mercancía, para sustentar, incluso, una forma de vida. Es muy frecuente, en nuestros días, tanto en el periodismo cotidiano como en los ensayos pretendidamente teóricos, colocar en el centro cuestiones estridentes, el viejo amarillismo, que es por naturaleza una atmósfera de asuntos, affaires, muy vinculados a las entretelas de las elites. Quien escribe mientras ocurren los hechos deja documentado lo que la gente no sabía entonces; por ejemplo que el muro estaba a punto de caer. Estas reflexiones de Timothy Garton Ash, en su libro Historia del Presente; son desafíos indescifrables, inéditos y hasta insolentes para quien trate (como es mi caso) de apuntar algunas consideraciones en torno a acontecimientos vividos personal y recientemente. Por eso sostengo que, pese a todos sus inconvenientes, la aventura literaria de escribir “historia del presente” siempre ha merecido la pena, y ahora todavía más, por la forma de hacer y documentar historia en nuestros días; y porque le ha perjudicado la evolución habida en las profesiones del periodismo y la historia académica. No obstante, uno puede hartarse pronto de tanta introspección metodológica. En mi opinión el hábito generalizado y compulsivo de etiquetar, encasillar y compartimentar es una enfermedad de la vida intelectual moderna. Dejemos que el trabajo hable por si mismo. Al final, lo que importa es una sola cosa: ¿es el resultado auténtico, importante, interesante o conmovedor? Si lo es, que más da la etiqueta. Y si no lo es, entonces, no merece la pena leerlo1. 1 
Garton
Ash,
Timothy.
Historia
del
presente.
ensayos,
retratos
y
crónicas
de
la
Europa
de
los
90.
Barcelona,
España:
 Tusquets,
Tiempo
de
memoria,
2000.
p.
23.
 1
  • 6. El objetivo central de éste trabajo es comprender la movilización del diez de junio de 1971. Esta lucha ha sido relegada a un segundo plano, por buenas y malas razones, ante el episodio libertario y trágico del movimiento del 68. Cada profesión tiene su defecto característico. Si tuviera que resumirlo en una palabra, diría que el defecto de la labor periodística es la superficialidad, y el del trabajo académico, la irrealidad2. En el México de los 60 y los 70 había comenzado la crisis de la hegemonía priista. Su expresión social más aguda fueron los movimientos sindicales y de trabajadores de finales de la década de los 50 y principios de los 60. Una lucha por demandas salariales y recuperación de la organización sindical, generó entre los ferrocarrileros un movimiento inédito. Consiguieron elegir democráticamente a sus dirigentes, llevaron a Demetrio Vallejo a la Secretaría General de su Sindicato. Lograron conquistar importantes demandas gremiales en la primera fase del movimiento en 1958 y en la segunda que estalló una huelga en los primeros meses de 1959; sufrieron una desmedida represión del gobierno del presidente Adolfo López Mateos. El ejército tomó las instalaciones de Ferrocarriles Nacionales de México, miles de trabajadores fueron encarcelados, los locales sindicales fueron ocupados por el ejército o la policía y sus dirigentes fueron procesados por varios delitos, entre ellos el de disolución social. Valentín Campa, viejo dirigente comunista, Demetrio Vallejo y otros líderes sufrieron varios años de prisión. La lucha por su libertad se convirtió en emblemática. David Alfaro Siqueiros y Filomeno Mata también fueron encarcelados, por haber creado un Comité Pro Libertad de Presos Políticos. 2 
Garton
Ash,
Timothy.
Ibid.,
p.
21
 2
  • 7. Al gobierno no le importó apresar a uno de los mexicanos más prestigiado a nivel mundial, como lo era el muralista David Alfaro Siqueiros. Una situación semejante padeció el magisterio. Othón Salazar Ramírez encabezó una lucha por la democratización de la Sección IX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, que agrupaba a los maestros de primaria del Distrito Federal. Los maestros consiguieron llevar a la Secretaría General de la Sección IX del SNTE al profesor Gabriel Pérez Rivero compañero de Othón Salazar y miembro del Movimiento Revolucionario del Magisterio. Con esa dirección sindical obtuvieron significativas conquistas laborales y salariales. Igual que los ferrocarrileros, los maestros fueron reprimidos. Othón Salazar también fue encarcelado, aunque su prisión fue mucho menos prolongada que la de los ferrocarrileros. Vallejo y Campa pasaron más de diez años en prisión, incluso Siqueiros y Filomeno Mata permanecieron presos varios años. Esa atmósfera autoritaria y represiva se extendía a todo el país y diversos sectores sociales. En 1962 el antiguo zapatista y líder agrario Rubén Jaramillo fue asesinado junto con su esposa en el estado de Morelos. Muchos movimientos campesinos fueron sofocados por el ejército. Todos los años 60 los universitarios padecieron la represión estatal. Muchas Universidades del país fueron ocupadas por el ejército. El descontento se expandió a sectores de las capas medias. En 1965 estalló un movimiento nacional entre los médicos de las instituciones de salud públicas; su lucha también fue reprimida. Este era el contexto político que dio origen a los movimientos del 68 y el diez de junio que analizamos en este trabajo. En ese marco se basa la hipótesis central: 3
  • 8. La lucha por ganar la calle efectuada por los manifestantes del jueves de corpus, el 10 de junio de 1971, en San Cosme; sintetizó la aspiración y defensa de las libertades democráticas conculcadas, por décadas, bajo el régimen autoritario priista. El hilo conductor del trabajo es mostrar el daño causado al desarrollo político nacional, por la hegemonía de la cultura, ideología y políticas autoritarias del Estado envueltas bajo los paradigmas de la Revolución Mexicana. Al mismo tiempo, se intenta probar cómo se resistió a esa política desde el movimiento social y político autónomo. Los casos paradigmáticos de esa resistencia autónoma son el movimiento estudiantil del 68 y la manifestación del diez de junio de 1971. La hipótesis original de éste trabajo es el papel del movimiento estudiantil mexicano de las décadas de los 60 y 70; que cumplió las tareas que Carlos Marx y Antonio Gramsci le asignaban al Partido proletario. Se trata del Partido en sentido histórico, no del partido electoral con registro del sistema político mexicano actual. Marx hablaba de nuestro partido en el gran sentido histórico, que concentra en sí mismo los intereses revolucionarios de la sociedad, para llevar a cabo las tareas históricas que surgen automáticamente de las tareas históricas de la revolución3. Antonio Gramsci, dice “… el partido anticipa idealmente los momentos del proceso histórico de la sociedad y se prepara para ser capaz de dominarlos cuando sucedan: se convierte él mismo en coeficiente activo de la historia italiana y le preocupa de manera sustantiva la autonomía del partido cuando señala: la autonomía y la independencia de los asociados, es la primera condición necesaria para la vitalidad y la historicidad de una asociación”.4 Según el criterio de esos pensadores, Marx y Gramsci, el partido es: • Memoria histórica. 3 
Marx,
Carlos,
Las
luchas
de
clase
en
Francia
de
1848
a
1850.
 4 
Gramsci,
Antonio
in
El
grito
del
pueblo,
14
de
septiembre
de
1918.
 4
  • 9. Ese papel lo desempeña el movimiento estudiantil cuando rescata la herencia de las luchas de los trabajadores de fines de los años 50 y principios de los 60, principalmente las de los ferrocarrileros, encabezados por Valentín Campa y Demetrio Vallejo. Esa recuperación de la memoria histórica se expresa gráficamente en las imágenes de ambos dirigentes, Vallejo y Campa, llevadas como cárteles en las manifestaciones del movimiento de julio-diciembre de 1968. • Vanguardia política. Cuando los estudiantes movilizados asumen la lucha en defensa de los intereses populares y se desplazan a los lugares en donde se realizan esas luchas, como las fábricas y huelgas. Desempeñando entonces un papel de vanguardia política ante la ausencia de un partido que lo desempeñe. • Promotor y formador de organizadores sociales y políticos. Al desplazarse a todas las luchas, a través de decenas y cientos de activistas que se asumen como organizadores de los movimientos. • Consciencia crítica. Lo realizan de muchas maneras: distribuyendo periódicos, organizando conferencias, círculos de estudio e incluso obras artísticas como el teatro, exposiciones pictóricas y otras formas de expresión que dotan de consciencia a los movimientos. • Constructor y educador de una nueva cultura. Aquí podemos encuadrar las inmensas aportaciones del movimiento estudiantil a través de múltiples expresiones en: conciertos, obras teatrales, cine clubes y otros. En el cuerpo central del texto se trata el movimiento del diez de junio. También se refiere el movimiento de los universitarios de Nuevo León como antecedente. Es mi Testimonio como uno de los participantes, organizadores y quien encabezó la manifestación del Jueves de Corpus, aquel 10 de junio de 1971 en las calles de San Cosme. 5
  • 10. También se incluye el Testimonio de José Reveles, periodista que cubrió esa manifestación y otros acontecimientos cruciales de esa etapa de la historia del país y lo ha seguido haciendo a lo largo de más de cuarenta años. Es un periodista muy reconocido que ha obtenido múltiples reconocimientos entre ellos el Premio Nacional de Periodismo, en el género de Reportaje 2001. Otro Testimonio muy valioso es el de Enrique Herrera, quien era Subsecretario de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte y Director fundador de Notimex durante el gobierno de Luis Echeverría. En un gesto de gran valentía renunció a ese alto cargo en protesta por la matanza de estudiantes, perpetrada por el gobierno de Echeverría. Narra como vivió ese 10 de junio de 1971, desde las entrañas del poder. Se registran los debates en torno a la pertinencia de la realización de la manifestación y la conducta ante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez y su política denominada Apertura Democrática. En las Conclusiones se abordan cuáles son y qué aportaciones tuvo el movimiento del diez de junio de 1971, al proceso de cambios, largo y contradictorio, que sigue enfrentando tendencias restauradoras. Estas intentan demostrar los avances y retrocesos del movimiento social y las tareas y desafíos pendientes. La bibliografía es un elemento central de la investigación, es una recopilación de los libros, casi completa, editados hasta la fecha en torno al tema del movimiento estudiantil. También se integran como anexos, documentos muy importantes de esos días, entre ellos el Manifiesto 10 de junio y la Carta de Renuncia de Enrique Herrera. 6
  • 11. TESTIMONIO DE JOEL ORTEGA Nuevo León como el punto de partida del 10 de junio de 1971 Una cosa muy interesante es que luego de la masacre del 2 de octubre y en general después de los movimientos del 68 a nivel mundial, todos los movimientos estudiantiles se postraron, quedaron completamente derrotados y lo curioso es que en México que hubo la matanza de Tlatelolco, se tuvo la capacidad de reconstruir el movimiento en un periodo muy breve. El lugar donde se dio ese renacimiento fue la Universidad de Nuevo León de Monterrey. En Nuevo León, la Universidad dio una lucha a fines de 1970 por su autonomía, entonces era Universidad de Nuevo León; punto, no tenían autonomía. Y esa lucha por la autonomía, la encabezaron los estudiantes, profesores, trabajadores que militaban, casi todos, en el Partido Comunista Mexicano. En esa Universidad había esa tradición, de participación del Partido Comunista en el medio estudiantil, actuaban entre los estudiantes a través de un movimiento que se llamaba, Movimiento de Estudiantes Democráticos - MED. Entre sus organizadores estaban Celso Garza Guajardo, Arturo Delgado, Arturo Martínez Nateras, José Luis Sustaita y Oscar Guajardo. Entre los maestros, Tomás González de Luna, Máximo de León Garza y Rolando Guzmán quien fue el primer secretario general del Sindicato de profesores. Es interesante recordar que entre los miembros de la Asociación de Jóvenes de la Esperanza y la Fraternidad - AJEF, jóvenes masones, estaban César Yáñez, Pedro Sánchez y Arturo Vives pioneros de las Fuerzas Populares de Liberación, semilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional - EZLN, encabezado por el subcomandante Marcos, quienes se sublevaron el primero de enero de 1994 y tomaron cuatro palacios 7
  • 12. municipales en Chiapas. Con enfrentamientos con el ejército, durante diez días, con saldo de muchos muertos. En Monterrey, también existía la OCU - Organización Católica Universitaria, de donde surgieron muchos integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, entre ellos Ignacio Salas Obregón, Oseas (apodo tomado de la Biblia: profeta que transmite la palabra de Jehová). Los integrantes del Partido Comunista eran muchachos radicales, conviene que nombre algunos, uno de ellos era Raúl Ramos Zavala, quien dos o tres años después fue asesinado por la policía política en una emboscada, en el Parque México en el Distrito Federal. Cuando Raúl era profesor de Economía en la UNAM, fue de los fundadores de la Liga Comunista 23 de Septiembre, de la corriente que se nombra Procesos porque escribieron un texto que hablaba de los procesos y así les quedó como identidad. Estaba también en ese movimiento estudiantil democrático, Eduardo González, que era dirigente de la Escuela de Economía; fue después profesor de la UNAM y fue el coordinador de la campaña electoral de Heberto Castillo, en 1988 para la presidencia de la República por el Partido Mexicano Socialista - PMS, quien después declinó a favor de Cuauhtémoc Cárdenas y se integró al Frente Democrático Nacional. El FDN realizó la campaña más importante hasta ese momento de la izquierda. Incluso muchos ciudadanos mexicanos creemos que ganó y fue víctima de un fraude colosal, por parte de Manuel Bartlett y el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari. Estos compañeros - Raúl Ramos Zavala fundador la Liga Comunista 23 de Septiembre y dirigente de la Juventud Comunista, así como Eduardo González que murió unos quince años después, en 1988 como coordinador de la campaña de Heberto Castillo- eran los más destacados cuadros de la Juventud Comunista en Nuevo León. Incluso había miembros del Partido Comunista, entre las autoridades de la Universidad de Nuevo León, porque tenían mucha tradición en esa universidad. También tenían fuerza entre el Sindicato de Profesores y el Sindicato de Trabajadores, cosa que era bastante insólita, inédita en esa época, ahora ya no tiene chiste, pero en esa época prácticamente era la única Universidad donde había sindicato de trabajadores, de profesores y organización estudiantil. 8
  • 13. Eso les permitió, ganar esa batalla por la autonomía, a fines de 1970. Ante ello en 1971 el gobierno Federal de Luis Echeverría y el gobierno estatal de Eduardo A. Elizondo Lozano, reaccionaron en contra de la Universidad y quisieron imponer una legislación muy retrógrada, donde proponían como órgano de gobierno, una Asamblea Universitaria; que estaba integrada por representantes de la patronal, de los sindicatos oficiales del PRI y otros factores de poder en el Estado de Nuevo León. Los universitarios todos, profesores, estudiantes, trabajadores y autoridades se opusieron a esa Ley y empezó el Movimiento. Comenzó con un campamento frente al Colegio Civil, antecedente de la Universidad de Nuevo León, que era la sede de la Preparatoria. Ahí instalaron su campamento, método de lucha novedoso en México en aquel entonces. No era una cosa frecuente como lo es hoy, por ejemplo el campamento del Sindicato Mexicano de Electricistas - SME. Ese Campamento se instaló y duró varias semanas, meses, y a partir de esa lucha se generó, un movimiento de solidaridad en todo el país. De enero a marzo de 1971 se desarrolló una agitación por todo el país de los activistas. Entonces usábamos el verbo agitar sin ningún rubor. Yo fui a Sinaloa, a Guadalajara, a casi todas las Normales Rurales del país. Eran 29 en todos los estados, por ejemplo en Chiapas, Matumactzá, en el sureste y hasta Salaices en Chihuahua en el extremo norte. Tuvieron su auge con el gobierno del presidente General Lázaro Cárdenas del Rio, en su sexenio de 1934 a 1940. Eran escuelas que tenían internados, en donde vivían los estudiantes. Todavía existen algunas, hace poco hubo un movimiento en la escuela Normal de varones del Mexe, Hidalgo y otro en Ayotzinapa, Guerrero, normal donde estudió Lucio Cabañas Barrientos, guerrillero rural, cercano al Partido Comunista, debido a su militancia original en la Juventud Comunista. Las normales eran para varones ó para muchachas, no había mixtas. Una normal de mujeres es la de Palmira, en la salida de Cuernavaca hacia Acapulco. En fin, yo conocí bastantes, en Galeana en Nuevo León, muy cerca de Monterrey, por cierto, estaba otra Normal de mujeres. Pero después del 68 el Presidente Gustavo Díaz 9
  • 14. Ordaz cerró muchas de las normales, hubo una resistencia muy fuerte, contra esos cierres. La ira de Díaz Ordaz contra las Normales Rurales se produjo porque fueron las únicas escuelas que después del 2 de octubre, hicieron un paro en contra del gobierno, apoyando a los estudiantes del Distrito Federal – D. F. Después de la matanza de Tlatelolco, se crearon los Comités de Lucha en la UNAM, Politécnico, Chapingo, Universidad Iberoamericana, Colegio de México. Se logró conformar un organismo que se denominaba, Comité Coordinador de Comités de Lucha, que por economía de palabras se le puso CoCo. Los comités de lucha fueron los herederos de los antiguos organismos de los estudiantes del 68. Tampoco había las federaciones estudiantiles, que existían antes del movimiento de ese año y que fueron combatidas por ser aparatos de control del gobierno, semejantes al sindicalismo oficial, conocido como charro. Había comités de lucha en cada escuela, en Economía, en Filosofía, en Ingeniería, en todos lados. Ese Comité Coordinador de Comités de Lucha actuaba en esta zona del centro del país, en el D.F. y su zona conurbada. Repito UNAM, Politécnico, Chapingo, Colegio de México y Universidad Iberoamericana y Normal, Escuela Nacional de Maestros, y Normal Superior éramos los que integrábamos el Comité Coordinador de Comités de Lucha. Alrededor de setenta escuelas, cada escuela tenía a tres representantes al comité coordinador, quienes eran electos por una asamblea, la asamblea correspondiente de Economía, de Ciencias, de Filosofía, de Chapingo, y éramos representantes revocables, no había permanentes, si no cumplían las orientaciones de la asamblea los removían, a quien fuera, no había lo que llamábamos, vacas sagradas. Cualquiera podía ser representante, pero también podía ser destituido. 10
  • 15. Unión Obrero Estudiantil Todo este proceso de solidaridad con Nuevo León, también se acompañó, eso es muy importante recordarlo; de solidaridad con huelgas de trabajadores, sobre todo con la que más fuerza tuvo, la más simbólica fue en la fábrica Ayotla textil, ubicada por la carretera de Texcoco. Una fábrica textil muy antigua, que estuvo en huelga, el movimiento universitario los apoyó mucho. Este segundo aspecto tiene mucha importancia porque durante el 68 aprendimos que sin los obreros no íbamos a lograr nada. Construir la llamada unión obrero-estudiantil, era una meta muy importante. Se intentó en el 68 pero no se consumó. Salvo en sectores aislados, del SME por ejemplo, conseguimos apoyo de los trabajadores, incluso fueron a algunas de las manifestaciones, particularmente la del 13 de septiembre; la marcha del silencio. A ella fue un contingente más o menos de mil trabajadores electricistas, quiénes fueron a pesar de su Dirección sindical, la que estaba en desacuerdo con el movimiento, pero ellos fueron. En general no hubo la respuesta que hubiéramos deseado. Hubo pocos trabajadores que apoyaron al movimiento; aparte de los del SME: pequeños sectores de los ferrocarrileros y una huelga de profesores de primaria del Distrito Federal, pero ésta fue después del 2 de octubre. No hubo respaldo obrero en términos de trascendencia. No conseguimos lo que por ejemplo en Francia, sí logró el Mayo Francés, el apoyo de los trabajadores. Por eso se quedó como una meta, una obsesión, como una necesidad. En el movimiento previo al 10 de junio de 1971, había simultáneamente dos metas principales: apoyar a los universitarios de Nuevo León y a los trabajadores en huelga. 11
  • 16. Las huelgas locas Eran pequeñas huelgas de fábricas, les llamaban huelgas locas; por varias razones. Primero porque eran en pequeñas empresas, como Spicer en Coapa. Segundo porque no se hacían ajustándose a la legalidad, o sea no se emplazaba a huelga ante la junta de conciliación correspondiente. Eran luchas de trabajadores que de facto estallaban la huelga, no se seguían formalidades. Las huelgas locas eran huelgas de facto, que Valentín Campa llamaba huelgas constitucionales. El decía que en el artículo 123 de la Constitución, estaba establecido el derecho de huelga y que las restricciones de la Ley Federal del Trabajo, no teníamos porque respetarlas. Eran limitantes del derecho de huelga. Las huelgas constitucionales, no es que fueran al margen del derecho; se apoyaban en la Constitución, pero se hacían al margen de los trámites de la Ley Federal del Trabajo, como la toma de notas del Comité Ejecutivo del Sindicato, tan perniciosa que se usó recientemente para golpear al SME y luego liquidar la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza del Centro. Apoyábamos a trabajadores que tenían alguna demanda de tipo salarial o de orden sindical; de reconocimiento de sus dirigentes: para eso se ponían en huelga para presionar y obligar al gobierno a reconocer al sindicato. Eso ocurrió en muchas pequeñas huelgas en fábricas, pero las más importantes que recuerdo fueron Ayotla Textil y Spicer. En ambas huelgas, los estudiantes fueron un factor importantísimo de apoyo; porque íbamos repartiendo volantes, haciendo guardias nocturnas y diurnas en los piquetes de huelga; ahí se dio en la práctica la unión obrero- estudiantil. Libertad presos políticos La movilización previa a al 10 de junio fue por un tercer factor; la libertad de los presos políticos. Ese es el otro pie del Movimiento del 10 de Junio. 12
  • 17. Porque quedaban todos los presos del 68 y además seguían presos desde 13 años atrás los presos ferrocarrileros, sobre todo Demetrio Vallejo y Valentín Campa. Demetrio Vallejo fue detenido en marzo de 1959 y Valentín Campa un año después. Valentín Campa se logró esconder un año en la clandestinidad, y tardaron un año en detenerle. Fue por un error ó un rasgo humano de Valentín, que lo detuvieron. Durante ese año se quedaba cada día en una casa diferente y un día dijo: voy a ver a mi mamá y fue a ver a su mamá a un lugar aparentemente solo conocido por él, su mamá y el grupo que lo apoyaba y cuando llegó ahí, lo detuvieron. Pudo haber sido una delación, generalmente ese tipo de detenciones eran por delación porque la policía mexicana actuaba siempre y sigue actuando así. En éstos días vemos el caso del policía de Monterrey que detuvieron, acusado de haber participado en el incendio del Casino Royale. Este cuate delató a sus compañeros y luego le mataron a su familia entera. Quizá lo torturaron, lo obligaron, cierto o no, a señalar, a "dedear" como se dice en el lenguaje delincuencial, a otras personas. Aprovecho para contar algo que es muy triste, duro: Valentín Campa y Demetrio Vallejo durante todos los años que estuvieron en la cárcel, no se dirigían la palabra uno al otro. Porque ambos tenían criterios distintos sobre la huelga de ferrocarriles de 1958-59 y era tan dura la manera de defender ideas o tan intransigente, como la queremos ver, que llegaron al extremo de no dirigirse la palabra nunca. Era terrible, si se toma en cuenta que además estaban prácticamente solos, entre cientos de presos comunes, únicamente había algunos presos ferrocarrileros como Miguel Aroche Parra, Alberto Lumbreras, J. Encarnación Pérez Gaytán Chón y Gilberto Rojo Robles. Fue una prisión tan larga y ni siquiera pudieron mantener la amistad, es algo inexplicable, tremendo humanamente. Ambos, Campa y Vallejo, eran hombres de los que ya tristemente no tenemos. Eran obreros, para empezar, no eran ajenos a los obreros. 13
  • 18. Campa fue durante años trabajador de la fundidora de Monterrey, trabajador del acero y luego ferrocarrilero, y Vallejo también fue peón de vía, no era de oficina. Eran trabajadores reales. Uno y otro con historias muy impresionantes. Hay biografías y testimonios muy interesantes de ambos Traté mucho a Valentín, incluso me escondí en su casa unos días, cuando protesté ante Echeverría en 1975, durante su insolente visita a la UNAM. Yo tuve como compañero a uno de los hijos de Demetrio Vallejo, en la Escuela de Economía, Fernely Vallejo Garamendi, participó en el 10 de junio y en el Movimiento del 68. Vive. Es un cuate que esta casi ciego, es un promotor de los juegos de ajedrez, en una carpa que está en la Ciudadela. Lo acabo de ver hace unos meses, precisamente cuando fui a dejar mi libro 10 de junio: ganamos la calle, a la Biblioteca México. Platiqué con él, es un muchacho pobrísimo. Con Demetrio Vallejo realicé una campaña electoral en 1985, él en el distrito XVIII en el norte de la ciudad, donde estaba la refinería de Atzcapozalco y yo en el IX que incluye el barrio de Santa Julia, donde nací. Él iba en las listas plurinominales y llegó a ser diputado por unos meses, pues murió en el mes de diciembre de ese año y se convirtió en diputado su suplente, Alejandro Encinas. Resumiendo, hasta ahora llevamos en éste recuento tres demandas: 1) apoyo a Nuevo León; 2) unión obrero- estudiantil; 3) libertad a presos políticos. Rechazo a la apertura democrática Luego había una cuarta consigna, muy importante, que se forjó alrededor del movimiento de reacción frente al gobierno: rechazo a la apertura democrática de Luis Echeverría Álvarez. 14
  • 19. El Presidente Echeverría que había tomado posesión el 1° de diciembre de 1970, llegó con una intención digamos de “restañar” las heridas políticas sociales que había dejado la matanza del 68. Ofreció una apertura democrática, es decir cambiar el autoritarismo. Eso fue pura demagogia. Algunos intelectuales incluso muy importantes le creyeron. Consideraron que la apertura democrática de Echeverría era real, nos decían: démosle el beneficio de la duda, y entre otros estaban: Víctor Flores Olea, Enrique González Pedrero, Fernando Benítez, Carlos Fuentes, y otros que llegaron elaborar la idea conceptual, no era una simple consigna, Echeverría ó el fascismo. Esa política lastimó al movimiento democrático de izquierda, porque había un sector que creía en la apertura y nosotros estábamos muy radicalizados, y decíamos lo contrario: rechazo a la apertura democrática de LEA. Teníamos un rechazo a Echeverría por su participación como secretario de Gobernación en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y su innegable complicidad con la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968. Además porque su gobierno, recién iniciado, quería imponer una ley fascista en la Universidad Autónoma de Nuevo León y mantenía la misma política de reprimir las manifestaciones a fines de 1970 y 71. Entonces había datos como para decir: no hay que confiar en el gobierno. La represión se realizaba de manera combinada, se usaba a la policía y al ejército: básicamente en la ciudad de México, eran los granaderos, pero si había mucha fuerza del movimiento, recurrían al ejército. También comenzaron a entrenar y preparar a los halcones, que eran un grupo paramilitar, que entrenaba un militar, el entonces coronel Manuel Díaz Escobar Figueroa. Incluso parte de esos cuerpos militares represivos los entrenaron en Estados Unidos. Los halcones, no eran ajenos al Estado: simplemente no eran cuerpos regulares de la policía o el ejército, por ello no podían decir que el financiamiento lo hacía el Estado. 15
  • 20. Ahora sabemos que así fue. Jorge Carrillo Olea, quien fue jefe de la sección segunda del Estado Mayor Presidencial con Echeverría; nada menos que la encargada de realizar las labores de inteligencia; acaba de publicar el libro México está en riesgo, donde asume que efectivamente tenían ese cuerpo. También confirma que Echeverría y Fernando Gutiérrez Barrios actuaron con toda la fuerza del Estado para impedir que los estudiantes: nos tomen la calle. Su biografía es un compendio de fechorías contra la sociedad, incluyendo su nefasto periodo como gobernador de Morelos, donde tuvo que renunciar por sus vínculos con el crimen organizado. Ya estamos en el cuarto punto rechazo a la apertura democrática. Reforma universitaria nacional El quinto punto esta vinculado al primero; reforma universitaria democrática a nivel nacional. Era la lucha por convertir a las universidades en instituciones gobernadas por estudiantes y maestros, de manera democrática y no como era y sigue siendo por un pequeño grupo como en la UNAM, a través de la Junta de Gobierno que son 15 integrantes que designan al rector y al resto de las autoridades universitarias. Ese era el quinto punto del movimiento. Había solidaridad con el movimiento a nivel internacional, particularmente con Chile. Ganar la calle Cuando tomó posesión el presidente Salvador Allende, el 4 de noviembre de 1970, hicimos una manifestación interna en el Instituto Politécnico Nacional – IPN porque el gobierno no nos dejó salir a la calle. Fue en la celebración del triunfo de Allende y de 16
  • 21. solidaridad con Ayotla, donde por primera vez utilizaron a los halcones, en el campus. Los paramilitares utilizaron solamente kendos, no armas y entonces los estudiantes logramos rechazar la agresión. Todo este cuadro, a algunos nos hacía pensar, con cierta dosis de ingenuidad, que la manifestación del 10 de junio, si la reprimían, iba a ser con kendos y bueno pues... ¡A como nos toque! Incluso en ciertas escuelas, por lo menos la mía, Economía, deliberadamente hicimos palos muy gruesos para las mantas, con la intención de usarlos si había un choque con los halcones. Porque pensamos que no iba a pasar de eso: palos contra palos. En eso confiábamos, porque éramos más y con la convicción de que los otros eran cuerpos represivos, mercenarios y nunca es igual cómo lucha alguien por ideas, que alguien que lucha por una paga, eso desde los griegos, no descubro el hilo negro. Toda esta atmósfera fue gestando un gran movimiento, era como un embarazo, iba creciendo el vientre de esa mujer rebelde, masiva, desde diciembre del 70. Se conquista la autonomía en la Universidad de Nuevo León, se reanuda la lucha en enero - marzo de 1971, por que hay una intención del Estado de frenarla, al imponer la Ley Elizondo. La lucha se expande por todo el país, se suma la causa de los obreros, la libertad de los presos políticos, el rechazo a la apertura democrática y la conquista de la calle, ejerciendo el derecho constitucional de manifestación. El debate interno Y en ese contexto se realizan asambleas muy intensas, muy agrias. Por un lado los que pensábamos que había que rechazar la apertura democrática. Básicamente los comités de lucha de Economía, de Chapingo, del Politécnico, de Medicina, de Ciencias Políticas, y políticamente asociados o simpatizantes del Partido Comunista, de la 17
  • 22. Juventud Comunista y también de los grupos maoístas, de los grupos trotskistas o de grupos castristas, como los que se agrupaban en Estrategia, que dirigían los maestros Alonso Aguilar y Fernando Carmona en Economía quienes editaban una revista con ese nombre. Todo eso era el bloque radical. Y el bloque moderado, por llamarle de alguna manera, encabezado por escuelas como la Facultad de Ciencias y dirigentes como Salvador Martínez de la Rocca, alias el Pino (este personaje ha sido varias veces diputado federal, local y delegado, actualmente es asesor de Marcelo Ebrard, donde hace campaña en favor del delfín del jefe de Gobierno para sucederlo, el secretario de Educación, Mario Delgado) que había estado preso en 68; por Gilberto Guevara Niebla que fue del Consejo Nacional de Huelga, también estuvo preso, por Raúl Álvarez Garín fue dirigente del 68 y estuvo también preso; por Miguel Eduardo Valle, el Búho, también estuvo preso y fue dirigente del Consejo Nacional de Huelga - CNH, representando a la Escuela de Economía, como los más connotados . En el bloque radical; es muy importante no olvidarlo, estaban las Preparatorias Populares, con sus líderes. Entre ellos, Joel Ochoa, lo recuerdo perfectamente porque se llama igual que yo, el negro Ochoa le decíamos. Es uno de los dirigentes actuales del movimiento chicano en Los Ángeles, California. En ese Bloque estábamos los de Economía: Pablo Gómez, Gastón Martínez y yo mismo; los de Medicina con Raúl Moreno Wonchee; los de Filosofía con Jesús Sandoval. En Arquitectura los compañeros anarquistas como Germinal y hasta los “acelerados” del Comité de Lucha de Derecho, como Pedro Castillo Salgado de triste trayectoria y Carlos Arango Napoleón quien hoy es líder de los mexicanos migrantes en Chicago , Illinois. a través de la Casa Aztlán. Casi todos los del Politécnico y Chapingo. El debate era muy fuerte, porque era entre compañeros, pero además los moderados traían él áurea de ser los líderes del 68. Les decíamos por eso, de manera un poco insolente: las vacas sagradas. 18
  • 23. Recuerdo mucho cuando regresaron a la escuela de Economía, Eduardo Valle el Búho y Pablo Gómez. Yo era el dirigente de la Asamblea y del Comité de Lucha, salieron de la cárcel y regresaron de Chile a donde los había enviado el gobierno. Los recibimos con mucha alegría, entusiasmo, emoción, ¡hasta lágrimas hubo! No a los caudillitos Pero, teníamos una resistencia muy grande a los líderes absolutos, sin control y tratábamos de evitar el riesgo de que se convirtieran en figuras mesiánicas. En caudillitos. Recuerdo mi bienvenida les dije: bueno compañeros están otra vez con nosotros, nos alegramos mucho por lo que han sido y los respetamos por lo que tuvieron que sufrir en la cárcel y en su breve exilio; pero aquí, son uno más. Se reintegran a la Asamblea y participan como cualquier otro, si sus opiniones, si sus propuestas y su práctica, eso es muy importante, ese término ya nadie lo usa; su práctica es reconocida por los muchachos, pueden volver a ser otra vez nuestros representantes, pero aquí nadie tiene derecho de pernada. Usaba esa frase un poco agresiva. Aquí se gana la representación desde abajo, y bueno eso generaba ciertas molestias, muchas tensiones. Recuerdo mucho, por ejemplo cuando el Búho cada reunión, cada asamblea, se paraba y proponía además del orden del día que la asamblea elaboraba: primer punto informes, siempre empezaba con informes, informábamos: en Chapingo se acordó tal cosa, en Ingeniería ésta. Segundo punto: Nuevo León, otra vez se informaba, y al final asuntos generales, que no eran tan generales, eran mas bien específicos ¿qué marcha habría? ¿A dónde? ¿Qué día? Invariablemente el Búho proponía siempre, uno previo: destitución de Joel Ortega del Comité de Lucha. Yo lo sometía a votación de la Asamblea, porque era lo que había que hacer. 19
  • 24. Pablo Gómez me decía: ¡no hombre, no le hagas caso! No sí, le reviraba, es una propuesta, la someto a votación. La sometíamos y siempre perdía el Búho. Porque ahí nosotros teníamos la ventaja de que la gente de Economía era muy radical y el Búho pagaba su moderación porque obviamente la Asamblea no simpatizaba con sus ideas de que Echeverría representaba un gobierno de apertura. El radicalismo Éramos bastante radicales, y había actitudes intransigentes. A Heberto Castillo, que era de los que proponía creer en la apertura, le pusieron de apodo Heberturo, jugando con apertura y su nombre Heberto, Heberturo, aperturo. Cuando se paraba en un mitin o asamblea, la gente le gritaba: ¡Heberturo! como agresión, no como algo meritorio. Años después fui amigo de Heberto, o sea no quedó por fortuna mucho encono, pero en esos días sí. Echeverría con una gran habilidad el día 5 de junio de 1971, destituyó al gobernador Elizondo, previamente el 4 derogó la Ley, y destituyó también al rector que era un militar, Arnulfo Treviño Garza. Los moderados decían: esto es un triunfo del movimiento, ya no hay que hacer una manifestación, se echó atrás la Ley Orgánica de la Universidad de Nuevo León, se destituyó al gobernador y al rector militar ¡es un triunfo! En lugar de una manifestación en la calle, proponían los moderados, lo que tendríamos que hacer es una manifestación dentro de Ciudad Universitaria, encabezada por el rector de la UNAM, Pablo González Casanova y el rector de la Universidad de Nuevo León, Ulises Leal, como marcha triunfal. 20
  • 25. Y el otro sector que yo encabezaba, que decíamos: no, sí se quitó la asamblea universitaria fascistoide; sí se quitó la Ley Elizondo; sí se destituyó al gobernador, sí quitaron al rector militar Treviño. Pero, pequeño pero, las demandas del movimiento no se cumplieron. Las razones de la marcha del jueves de Corpus Estas eran: Ley democrática con cogobierno paritario y una transformación de la Universidad. Reforma Universitaria Democrática. Pero además recordemos que no sólo era el tema de la Universidad de Nuevo León, estaba la demanda de libertad a los presos políticos; el apoyo al movimiento obrero; el rechazo a la apertura y la reforma universitaria nacional. Mientras eso no ocurra, no podemos cantar victoria y ceder. Además estaba implícita otra demanda fundamental que era ¡ganar la calle! Nos habían impedido manifestarnos: Hay que ganar la calle, la calle no es de ellos. Es una libertad esencial. Ese es el otro punto implícito. Y hubo un debate muy intenso, íbamos a todas las asambleas a Ciencias Biológicas, a la ESIME - Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica; a la ESIT - Escuela Superior de Ingeniería Textil, a Chapingo Escuela Nacional de Agricultura; a la Vocacional 3, a la prepa 6, en resumen a todas las escuelas. En todas nos enfrentábamos con los representantes de la corriente moderada. Casi en todas les ganamos los de la posición mas radical que éramos Pablo Gómez, Raúl Moreno y yo, entre otros. Nos enfrascábamos en debates a veces largos. De tres, cuatro horas, y al final se votaba, fuimos ganando asamblea por asamblea. No fue mediante una encuesta. Había que ganarles abajo, con votos reales, con votos de asamblea. Así lo hicimos. 21
  • 26. La gente estaba ahí y veía y participaba. Opinaba y a veces había golpes, por ejemplo; en la asamblea de Medicina, tuvimos que bajar físicamente a los porros de la mesa, porque se adueñaron del Comité de Lucha. Fue muy dura esa discusión con los moderados y al final en la asamblea del 7 de junio, votamos en el Comité Coordinador de Lucha y ganamos la posición de salir a la manifestación. Ahora el Pino, Salvador Martínez della Rocca dice que yo inventé votaciones de acuerdos de asambleas. Hace poco le dije: a ver Pino, esto se resuelve muy fácil, si dices que inventé asambleas; ¿Por qué fuiste a la marcha? Pero no sólo por qué fuiste tú, sino lo más importante: por qué fue la asamblea de Ciencias y las de las escuelas que ustedes influían. Tu afirmación es absurda, me das un poder inaudito: logré movilizar a 10 mil manifestantes el jueves de corpus, usando mi capacidad de manipulación. Además eso lo viene a decir ahora, 40 años después, en un libro editado por la Asamblea de Representantes del DF y la Universidad de Guadalajara que comanda el mafioso Raúl Padilla. Significativos editores. Nadie lo dijo en su momento porque no era cierto. Además, fraude no era un término que se usara en el movimiento estudiantil. Es un término de la jerga electoral. Entonces las cosas se definían en asambleas. No era una elección en urna. Ahí sí se puede falsificar un voto. En una asamblea no. Las decisiones están a la vista. La gente tiene derecho a dar su propia versión de la historia y eso es inevitable. Lo que no se vale es mentir como lo hace el Pino. Reconozco: fueron disciplinados y bueno ¡vaya disciplina! pusieron en riesgo su vida, no era una votación en la Cámara de Diputados, sobre equis legislación. Ir a la marcha del 10 de junio, era por lo menos arriesgar la libertad de compañeros que tenían tres años de haber estado presos, o sea no era cualquier cosa, era serio. 22
  • 27. Tarde de 10 de junio de 1971 Llegamos a la manifestación alrededor de las cuatro de la tarde, la manifestación partía a las cinco. Lo recuerdo mucho porque salimos de Economía, donde estuvimos toda la mañana haciendo mantas, organizando a los cuates y a los comités de lucha de otras escuelas. Nos fuimos en metro y entre los que íbamos iba él compañero Alfonso Vadillo Bello – esto es importante- que representaba a los estudiantes del Colegio de México, que por primera vez iban a una manifestación con manta y todo, eso esta, en you tube en internet, hay imágenes con fragmentos de la marcha y se ve la manta del Colegio de México. Fueron cinco del Colegio, pero bueno era muy importante porque era y es una escuela muy elitista, entre otros, estaba Manuel Camacho Solís, que obviamente estaba en contra de la manifestación. Era muy simbólico que estuvieran el Colegio de México y la Universidad Iberoamericana, pero la Ibero ya había estado en 68, era simplemente una ratificación, la Ibero aunque era y sigue siendo de élite, como sus directivos eran jesuitas, también sus profesores, había cierta orientación progresista. Este es un término que ya no se usa: progresista. Los jesuitas tenían esta vocación por los pobres. Después del 68, cerraron el Colegio Cumbres, de primaria y secundaria, porque sacaron la conclusión de que era inmoral tener una escuela para niños ricos en un medio pobre como era México. Yo me fui con Alfonso Vadillo a la manifestación y al llegar al entorno del Casco de Santo Tomás, vimos que había mucha policía, muchos granaderos y dijimos, bueno pues va a estar de la chingada, nos van a reprimir, nos van a impedir la manifestación. Lo habían hecho muchas veces, citábamos a una manifestación y ya estaba ahí la policía. O la suspendíamos, porque tampoco éramos suicidas o intentábamos salir, pero generalmente fracasábamos. Se producían unos choques rápidos con la policía, unos golpes, unos garrotazos y ¡vámonos! se disolvía la poca gente que se atrevía a salir. 23
  • 28. Sí salimos a la calle Esta vez habíamos tomado la precaución, de antes de salir, hacer una asamblea rápida del Comité Coordinador. La hicimos en el auditorio de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, para decidir de último minuto qué hacer. Se volvió a discutir si salíamos o no y otra vez ganamos salir. Me tocó ser el que subiera al techito de Ciencias Biológicas y desde ahí decirle a los compañeros: el Comité Coordinador ha decidido que salimos. En ese momento había dos o tres mil estudiantes. Usábamos un megáfono, que nos prestaba un grupo que se llamaba Frente Sindical Independiente, eran sindicalistas del Partido Comunista, que tenían sus oficinas en las calles de Abraham González. Minutos antes acababan de detener a Luis Sosa, que era dirigente del Frente Sindical Independiente. Un viejo comunista, yucateco, ferrocarrilero. Eso está en la prensa del día siguiente, a él lo usaron para demostrar la infiltración de los comunistas. Según el gobierno éramos agentes de Moscú y La Habana. Toda esa teoría anticomunista de Echeverría, la sigue sosteniendo. Dice que el 10 de junio, fue una conspiración Castro- comunista y el 68 también. La conspiración Castro-comunista Lo dice en dos libros recientes: Luis Echeverría Álvarez: entre lo personal y lo político, de Rogelio Cárdenas Estandía (Planeta, 2008) y en Conversaciones en San Jerónimo, de Salvador del Río (Libros para todos, 2009). En el primer libro afirma: “algunos muchachos mexicanos, los que estuvieron en los Comités de Huelga, tenían contacto con la Embajada soviética, donde les daban sus centavos, todo ello hizo crecer ese movimiento”5. 5 
Cárdenas
Estandía,
Rogelio.
Luis
Echeverría
Álvarez
entre
lo
personal
y
lo
político.
México:
Planeta,
2008.
p.80
 24
  • 29. Antes de iniciar la manifestación detuvieron a Luis Sosa y a otro muchacho de Economía que se llama Enrique Quintero, que luego lo sacaron fotografiado con un rifle, para demostrar que había muchachos armados en la manifestación del 10 de junio. Lo detuvieron y lo obligaron a posar con esas armas. Era tan absurdo e inverosímil que lo tuvieron que sacar de los calabozos, porque era algo que no tenía sustento. Comienza la manifestación Decidimos salir, fue muy fuerte, yo recuerdo muy bien a un muchacho Rafael Fernández Thomas, de origen español, él era el representante de la Ibero y me increpó, ahí cuando estaba yo hablando y me dijo: ¡cabrón vas a ser responsable de esta matanza! Eres un provocador y otras sandeces. Me pareció terrible, porque estás en esa tensión de vida o muerte y un tipo te difama. Salimos y empezamos a avanzar sobre la calle de Carpio que es donde está el Canal 11 y al llegar a la altura del Hospital que entonces se llamaba Rubén Leñero y que le llamábamos la Cruz Verde, quizá porque no era privado como la Cruz Roja, sino era un hospital de emergencia. Las ambulancias llevaban una cruz verde, para diferenciar que no era la Cruz Roja que es privada, ya no existe la Cruz Verde. Salimos, dimos vuelta en la calle donde estaba ese hospital de emergencia, y enfrente estaba la Escuela Superior de Medicina, originalmente Escuela de Medicina Rural, cuando el general Lázaro Cárdenas creó el Politécnico en 1936; formaban médicos para el campo, por eso se llamaba Escuela de Medicina Rural, distinta a la Escuela Nacional de Medicina de la UNAM. Había la idea de que el Politécnico era la escuela popular y la UNAM de las capas medias para arriba. En ese tiempo le llamábamos la peque, la pequeña burguesía. Hasta el lenguaje en eso cambió, éramos más ortodoxos no decíamos clases medias, sino pequeña burguesía. Dimos la vuelta en esa calle y al llegar a la esquina de Avenida Maestro Rural, que es la parte posterior de la Escuela Normal de Maestros, dimos vuelta hacia el oriente para encontrarnos en Avenida del Maestro, en esa Avenida en una primera desembocadura 25
  • 30. creo que es la calle de Sor Juana Inés, estaba un piquete de granaderos, una valla de granaderos, un retén, que – valga la redundancia- nos retuvo y fuimos ante el oficial, que no sé que grado tenía y nos dijo no pueden pasar, preguntamos: ¿Por qué? Argumentamos, nos protege el artículo sexto constitucional que establece la libertad de manifestación. Estamos ejerciendo nuestro derecho y nos respondió tenemos órdenes de que no pasen, porque hay grupos hostiles a la manifestación que pueden agredirlos y queremos evitar eso. Y nosotros respondimos: cumplan con su tarea que es respetar la Constitución, ¡y no nos defiendas compadre! Para nuestra sorpresa ese retén se abrió y el segundo retén también y otra vez hacíamos el ritual, estamos ejerciendo el derecho de manifestar... Sí que sí, ya volvimos a salir Otra vez se volvió a abrir el tercer retén y entonces fue cuando surgió la consigna ¡no que no si que sí ya volvimos a salir! Pensamos, ya chingamos ya salimos. Avanzamos, pero al llegar a la desembocadura de Avenida del Maestro y Calzada México Tacuba, en el Metro normal, primero llegó un contingente aparentemente de estudiantes que gritaba; Ché, Ché Guevara. Algunos compañeros cayeron en la trampa gritaban;“eh incorpórense compañeros. Los halcones atacan con kendos De pronto los halcones empezaron a golpear, con kendos. En esa riña todo fue muy rápido, ha de haber sido cuestión de minutos o segundos. Logramos repeler la agresión y entonces continuamos y atravesamos la Calzada México Tacuba. 26
  • 31. Los halcones disparan Íbamos cerca del cine Cosmos, cuando como está documentado por fotografías y películas transformadas a videos; los halcones ya armados con pistolas y con armas largas empezaron a disparar. Y bueno ahí si ya fue el caos. Recuerdo mucho que yo oía un balazo y me decía: ¡en la madre un herido, un muerto! Lo sentía sobre mis espaldas porque yo pronuncié el acuerdo de salir. Eso emocionalmente es estrujante; yo sentía la responsabilidad, estaban matando chavos. Pesaba en mi responsabilidad: el haber encabezado la marcha. La matanza era obra del gobierno, no hay duda, pero sientes una cosa muy fuerte, una emoción muy dura, porque es impotencia también, pero tampoco puedes echarte p’atrás, bueno por lo menos a mí no me pasó, a lo mejor ocurre, yo no estaba arrepentido. Nada de pensar, que pendejos somos, somos provocadores, no, al revés estaba completamente encolerizado con una rabia terrible contra el gobierno ¡¿Cómo, nos disparan?! Después del 2 de octubre ¡otra vez! Era como una pesadilla. No había figuras como hoy, que hay un líder que él decide por su cuenta. Había un tejido, un colectivo, un colegio que decidía. Y todos decidimos salir a la calle. 27
  • 32. Había que escapar Estábamos en la entrada de Avenida del Maestro, que es la puerta oriente, cercana al Metro Normal y a la Avenida San Cosme. Para ir al otro extremo de la Normal había que recorrer una larga distancia, creo que es un kilómetro y medio o dos. Al extremo poniente casi contra esquina del antiguo Colegio Militar, hasta ahí había que llegar para evadir la balacera. En esa esquina había estado el Internado de la Normal que fue cerrado en 1960. Fue en una ocupación del Ejército de la Escuela Normal, porque los estudiantes estaban en contra del denominado “Plan de 11 años.” A mí me tocó esa lucha, siendo casi un niño. Era un adolescente de 14 años, Me tocó todo eso porque era de la zona y porque mi mamá era maestra de primaria y mis primos estudiantes de la Normal. Todavía está el edificio del internado ahí, se puede ver, enfrente está un edificio muy viejo que fue sede de la primer Secretaría de Agricultura y de la primera sede de la Escuela de Agricultura, que después se fue a Chapingo. En esa parte se instalaba la exposición nacional ganadera, mucho antes del gobierno de Lázaro Cárdenas. Después se convirtió en la Secundaria para varones de la Normal, donde estudió uno de mis hermanos, por eso la conocía yo. Brincar el muro Íbamos en la carrera, dentro del campus normalista y de pronto había que brincar una muralla de casi cuatro metros. Entonces, no tenía los años de ahora, pero de todas maneras había que brincar mucho para salvarnos. 28
  • 33. Aunque teníamos veintitantos años, brincar así de pronto era casi una hazaña de salto de altura. No se cómo, pero lo brincamos. Ya brincado el muro, estaba la Calzada México Tacuba. La huída por Santa Julia Los halcones disparaban a lo bestia. Era como un tiro de feria, estaban disparando sobre lo que se moviera. Había que atravesar, arriesgarse a atravesar, pero como yo esa parte si la conozco muy bien, atravesamos a la altura de una tienda que se llamaba La Verbena en la esquina con la calle de Tláhuac. Aunque el miedo no anda en burro, me moví como pez en el agua ante los hechos represivos; ese día y antes dentro y fuera del campus de la UNAM. Fuimos primero a una vecindad en la calle Tamiahua y ahí la gente de la misma nos dio café y un bolillo –porque esa es la conseja popular- para el susto. No me gustó algo que vi de alguna gente ahí y dije vámonos a otra parte y nos fuimos a otra vecindad a la calle de Chalco y ahí otra vez la conseja popular - tómense un té- y todo esto ha de haber durado de las 6:00 p. m. como hasta las 7 de la noche; cuando terminó todo ese periplo. A las cinco de la tarde empezó la manifestación con todas las aduanas que ya narré, luego el enfrentamiento, el refugio en la Normal, el brinco, luego la Santa Julia, alrededor de las 7:00 p. m., estábamos como a cuatro calles de mi casa, de la casa de mis papás en Mar Adriático, cruzando las vías del ferrocarril a Cuernavaca; antes de finalizar el Colegio Militar, donde estaban las caballerizas. 29
  • 34. Tenían órdenes de matarnos Hay evidencias de cómo se comunicaban los granaderos con los halcones. Eran fuerza de apoyo de los halcones. Hay grabaciones que interceptó gente del movimiento de las comunicaciones radiales de la policía. Después con el tiempo cuando te enteras, casi te congelas. El miedo te da después. Cuando supimos lo que instruían por radio: ¡sí sobre estos cabrones¡ y nombraban a varios, entre ellos a mí, pues dices, pues me salve de pura… También los corresponsales extranjeros nos dijeron: escuchamos las grabaciones de los comunicados entre la policía y los halcones, donde daban órdenes de disparar sobre los dirigentes. Esto sale en el cortometraje Halcones, de Carlos Mendoza, (Canal 6 de Julio, 2006). Salimos bien de todo éste riesgo de muerte; llegué a casa de mis papás, con tres compañeros; Víctor Barbosa Ponce de la Prepa dos; Jairo Calixto profesor normalista y otonista; Alejandro Crespo de Economía. Mi mamá o simulaba o no quiso demostrar mucha preocupación y le dije; pues mamá… nada mas pasé porque necesito unas cosas y que nos prestes para tomar un taxi y movernos. ¿Pero qué pasó?, preguntaba. No, no, nada todo está bien, no te preocupes. La casa de mis padres estaba en Mar Adriático, en la Colonia Popotla, al extremo norponiente de la ciudad, a una cuadra del árbol de la noche triste, y habíamos convenido vernos en el sur de la ciudad, en Villa Coapa, con Pablo Gómez. Él no había ido a la marcha por un acuerdo entre ambos, por insistencia mía; tengo que decirlo. Por una razón muy elemental. Le dije: Pablo acabas de regresar de Chile el 3 de junio y después de tres años de estar en el bote. Tú te tienes que quedar, por si me agarran a mi o por si me matan. 30
  • 35. Ya nos pasó al revés el 2 de octubre, te agarraron a ti y yo quedé libre, no tiene sentido que otra vez estemos los dos y te toque a ti. Además tú ya te chingaste tres años en el bote. Pablo a regañadientes aceptó no ir a la manifestación. De todas maneras teníamos que continuar la lucha después de la matanza en San Cosme. Esto no es como un partido de fútbol, termina y cada quien se va a su casa. ¡No! Ahí empezaba la bronca. Fuimos hasta Coapa a casa de un compañero, Edgar Morales que era de la Preparatoria 7. Dijimos: “estuvo de la chingada, hay que actuar, seguramente hay un montón de muertos.” El responsable de la matanza es el presidente Echeverría Hay que denunciarlo, me dijo Pablo Gómez, bueno cabrón, tienes que ir inmediatamente a un teléfono público y llamar a los periódicos. Teníamos cierta intuición. Llamé a El Día, dije: soy Joel Ortega del Comité de Lucha de Economía, acabamos de salir de la matanza del 10 de junio y quiero declarar que la responsabilidad de esta matanza es del presidente Echeverría. Declaré eso y tuvimos intuición porque esa misma noche el gobierno elaboró la absurda tesis que había ocurrido un enfrentamiento entre estudiantes. Entre los radicales y los que no querían la manifestación, los radicales contra los moderados. Esa era la verdadera causa de los muertos, según la siniestra tesis del gobierno de Echeverría. No fueron los halcones, ni la policía, nada de eso, fue un enfrentamiento entre estudiantes. La misma chingadera que dijeron de la matanza de Tlatelolco. Desgraciadamente algunos intelectuales repiten esa absurda tesis, cuarenta años 31
  • 36. después. Si esas absurdas tesis y análisis sesudos, continúan las víctimas se convertirán en victimarios. Alfonso Martínez Domínguez, entonces regente de la ciudad, dijo que eso de los halcones era un mito. No existían. Cuando era evidente que había ocurrido una matanza en San Cosme y no podían seguir ocultándolo; Echeverría convocó a un mitin el 16 de junio en el Zócalo. Echeverría culpa a los emisarios del pasado Ahí responsabilizó a los emisarios del pasado de haber reprimido la manifestación. Para manipular a la sociedad, destituyó a Martínez Domínguez, como regente de la ciudad. Lo hizo dizque para abrir una investigación. Desde entonces manejó, que era víctima de los emisarios del pasado y de la conjura Castro-Comunista. Fue muy duro lo que ocurrió al día siguiente, el 11 de junio en las asambleas de la UNAM y del Politécnico. A mí me tocaron sobre todo las de la UNAM, pues era terrible había una gran tensión y miedo. Ocurrieron cosas que pueden ser vistas hoy como de humor negro. En Medicina había un cuerpo de un joven que estuvimos velando todo el tiempo y después descubrimos que era un halcón. Yo creo que murió por disparos entre ellos, los halcones. O quizá un disparo de algún compañero. Quizá hubo chavos que defensivamente dispararon una pistolita 22 o lo que sea. Eso no cambia el cuadro general de la represión gubernamental. Ahora lo puedo decir: Edmundo Jardón, que tiene dos o tres meses de haber muerto, estuvo ahí y el afirmaba que él disparó. 32
  • 37. Le creí porque era un hombre valiente y no mentiroso. Sin presumirlo, lo había hecho como algo de elemental defensa de su vida. No descarto, que algunos estudiantes estuviesen armados. Había diez mil estudiantes en la marcha, aún en el caso que hubiese cuatro o cinco muchachos que llevaran su pistolita 22, y ante el embate de los halcones, dispararan, nada cambia el salvajismo gubernamental. No cambia la esencia del crimen de Estado perpetrado por el gobierno de Luis Echeverría contra los estudiantes. Fue una represión ordenada, planeada y ejecutada por el gobierno y su grupo paramilitar los halcones. Las órdenes de aprehensión Esa misma noche, lo recuerdo perfectamente, Jacobo Zabludovsky leyó en su noticiario de televisión, una lista de varios compañeros con orden de aprehensión. Zabludovsky el conductor estrella; leyó una lista con órdenes de aprehensión contra varios dirigentes del CoCo, entre otros Pablo Gómez, yo mismo, Marcos Gutiérrez. Nos acusaba el gobierno de ser responsables de la masacre. El 10 de junio de 1971, Zabludovsky ya era el conductor estrella del Canal dos. No era el conductor en 1968, el 2 de octubre, como se afirma con frecuencia de manera equivocada. Entonces, conducía el noticiario de la noche en televisión Ignacio Martínez Carpinteyro. Era un espacio que hacían con Excélsior y duraba 15 minutos, no eran los noticiarios tan largos de ahora. La expectativa era sombría para cada uno de los integrantes del CoCo. Pensé: nos van a dar en la madre. Pero la reacción fue muy fuerte en la Universidad. La tarde del jueves de Corpus había una conferencia en el auditorio Che Guevara. 33
  • 38. Participaba en ella entre otros Carlos Fuentes y hasta ahí llegaron los compañeros que se salvaron en San Cosme ese jueves de Corpus, para denunciar la agresión y los muertos causados por los halcones. Carlos Fuentes se conmovió mucho y reaccionó bien y dijo: hay que condenar esta matanza. La reacción contra la matanza fue muy impresionante, el rector Pablo González Casanova condenó la represión. La terrible división Lo duro vino después en las asambleas. Gilberto Guevara, en una revista, que se llamaba Larga marcha, escribió que nosotros los radicales, “éramos los gestores de la masacre”6. Eso creó un clima muy duro. En un mitin el 12 junio, en el asta bandera de Ciudad Universitaria frente a rectoría, los compañeros casi lincharon a Guevara. Yo tuve que sacarlo prácticamente en vilo para que no lo mataran, porque la gente estaba muy irritada contra él. El daño ya estaba hecho. Ocurrió una división tremenda en el movimiento. En medio de esa atmósfera de división, acusaciones mutuas entre los dirigentes del movimiento, teníamos además la amenaza del gobierno de encarcelarnos mediante sus órdenes de aprehensión. 6 
 Guevara
 Niebla,
 Gilberto,
 in
 Larga
 Marcha,
 junio
 de
 1971,
 número
 extraordinario,
 citado
 en
 Gómez
 Álvarez,
 Pablo,
Los
estudiantes,
la
educación
y
la
política,
México:
Editorial
Nuestro
tiempo,
1971,
p.
81.
 34
  • 39. La espada de Damocles ¡Las órdenes de aprehensión leídas por TV , las pudieron hacer efectivas cualquier día¡ Era una espada de Damocles. Puso en evidencia el llamado estado de derecho, sí efectivamente fuimos objetos de una orden de aprehensión ¿Qué ocurrió? ¿Por qué se suspendieron? ¿Por qué no se ejecutaron? ¿Para no empeorar más la situación o qué? ¿Cuál fue la lógica del gobierno para no ejecutar esas órdenes de aprehensión? Fue una razón política. Jurídicamente quedó el riesgo de una detención, porque no se canceló la órden de aprehensión, tampoco fuimos amnistiados, no hubo una figura jurídica que la suspendiera, Tampoco fuimos indultados, técnicamente, jurídicamente, nosotros debimos haber sido presentados ante el Ministerio Público, para que el juez determinara lo que procedía jurídicamente. Pero no hicieron nada con apego a derecho. La matanza del 10 de junio fue un golpe brutal al movimiento estudiantil y al movimiento obrero Nos golpeó terriblemente porque esa represión desmesurada, después de la anterior en Tlatelolco, ya era demasiado, era too much para el movimiento, a lo mejor los activistas se mantuvieron, pero no se mantuvo la mayoría de los estudiantes. Vino un proceso de decadencia y de debilitamiento del movimiento. En abril de 1972, intentamos y organizamos el Foro Nacional de Estudiantes, en el Che Guevara, con gente de todo el país pero ya no tuvimos la capacidad de superar el golpe represivo. 35
  • 40. La recuperación del movimiento tardó 15 años El movimiento estudiantil tardó 15 años en recuperarse, hasta 1986 el movimiento, como movimiento de masas, tardó 15 años en recuperarse, esa es la verdad. La insurgencia sindical relevo del movimiento estudiantil En el movimiento obrero hubo la llamada insurgencia sindical de 1976, los electricistas de la Tendencia Democrática del SUTERM, Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana- con Rafael Galván. En el sector minero y del acero surgió una ola democratizadora. Varias secciones del Sindicato Minero Metalúrgico fueron conquistadas por la izquierda, En varias secciones se derrotó a la dirección sindical charra que encabezaba Napoleón Gómez Sada. Llegamos a democratizar 20 secciones de las más importantes; Cananea, Fundidora Monterrey; Lázaro Cárdenas. En fin, llegamos a tener las secciones más importantes del Sindicato Minero en manos de la izquierda, de los trabajadores, de distintas corrientes. Algunas secciones, curiosamente las dirigía Adolfo Orive, que es actualmente el coordinador de diputados locales del PT en el D.F. y que fue asesor de Carlos Salinas. El entreguismo al gobierno del líder del sindicato minero Napoleón Gómez Sada era tremendo. En 1968 nos dispararon cuando fuimos al local del sindicato que esta en las calles de Vértiz, para impedir que habláramos con los trabajadores. El movimiento democrático tenía fuerza en los electricistas, mineros, automotrices, como la dirección del Sindicato de la Volks Wagen, que sigue siendo hasta la fecha independiente y los de la de la Ford; de la General Motors y de otras automotrices; además de la fuerza entre los trabajadores de cierta parte de la industria refresquera como Pascual y en otras embotelladoras; además teníamos fuerza en sectores de los telefonistas, antes de Hernández Juárez; en algunos de sectores del Sindicato Petrolero. 36
  • 41. A todo ello se le denominó insurgencia sindical. Construimos el FNAP - Frente Nacional de Acción Popular, que agrupaba a los electricistas, estudiantes, universitarios, a la disidencia del SME, y los sectores sindicales que mencione anteriormente. En el movimiento estudiantil si tuvimos un repliegue. El movimiento estudiantil jugó el papel del partido revolucionario Mi tesis es que el movimiento estudiantil de los 60 y 70 jugó el papel del partido político, o sea el papel que no jugaban los partidos políticos formales, esa tarea del partido revolucionario la cumplió el movimiento estudiantil. Tal como lo contemplaban Marx y Gramsci. Esta idea ya la tiene también el doctor Mario Rivera que fue el primer preso de disolución social en México, él era dirigente estudiantil en Guadalajara en 1960, y fue preso por el apoyo de los estudiantes de Guadalajara a los ferrocarrileros. El escribió un libro que se llama El estudiantado una clase social, donde sostiene que los estudiantes son una clase social y cuando leyó mi libro 10 de Junio. Ganamos la calle, me envió un texto donde, él comparte totalmente mi tesis del movimiento estudiantil como partido de vanguardia En México, yo creo que el movimiento estudiantil jugó ese papel porque había, una orfandad. El proletariado sin cabeza José Revueltas dijo, que teníamos un proletariado sin cabeza, hasta llegó al extremo, un poco Hegeliano, de hablar de un concepto de la inexistencia histórica de Partido Comunista Mexicano. 37
  • 42. Era una elaboración medio filosófica, pero en el fondo cierta. Los trabajadores, los obreros en México no tuvieron, como en Chile hasta la fecha, a un partido comunista real encabezando al movimiento. El partido comunista mexicano era muy pequeño, marginal, casi reducido a los sectores de intelectuales y artistas en los años de las décadas de 1920, a 1930. La época de David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Diego Rivera, Tina Modotti, Julio Antonio Mella. Luego en la década de los 60, en el movimiento estudiantil. Como partido comunista no fuimos nunca partido de trabajadores y eso explica todo lo que ha ocurrido después. Mi aportación en este sentido es que como movimiento estudiantil, desempeñamos el rol del partido; no me refiero a una corriente, ni un grupo, ni a los integrantes del movimiento en una universidad, sino el movimiento en su conjunto. Éramos la vanguardia mientras los trabajadores estaban reprimidos, sometidos, el movimiento estudiantil tenía esa capacidad de encabezar, teníamos la cantera de organización, de programa, de formación de cuadros, porque ahí se formaban los cuadros, en las asambleas, en brigadas, en los piquetes de huelga, en los periódicos estudiantiles, hasta en lo artístico, en las obras de teatro, en la música y otras manifestaciones del arte. Éramos una masa politizada, formada, radicalizada, éramos también la memoria histórica, guardábamos la memoria. La consciencia nace en la lucha Hay gente, por ejemplo Luis González de Alba que dice: ¡ay que no inventen, qué íbamos a saber nosotros del pinche de Demetrio Vallejo y Valentín Campa! Yo ni sabía que existían¡. 38
  • 43. El movimiento en 1968, 10 años después del movimiento ferrocarrilero, se encargaba de rescatar las figuras de Campa y Vallejo; presidían las manifestaciones, ahí está el papel de Partido en sentido de memoria histórica. Los 300 mil estudiantes que iban a las marchas pues no sabían la biografía detallada de Valentín Campa y Demetrio Vallejo, pero tenían la idea política de que eran dos figuras del movimiento obrero que estaban en la cárcel por encabezar una huelga, ahí está el papel de memoria del movimiento. La memoria histórica Es un mérito del movimiento rescatar la memoria de las luchas obreras, a pesar de la banalización que hacen algunos. Como en todas las luchas sociales, hay diversos niveles de consciencia en los participantes. En la revolución mexicana o en la guerra de independencia pues a lo mejor no se sabían de memoria unos el Plan de Ayala u otros las reivindicaciones de Hidalgo, pero el movimiento ahí esta, no se puede juzgar así como en un ejercicio de encuesta, ¿Usted aprueba ó desaprueba al señor Madero? eso es una pendejada, es decir la historia no se puede medir así. Escuela de cuadros Así éramos una escuela de cuadros, de memoria, de liderazgo, de vanguardia como se decía en términos leninistas. Vladimir Ilich Lenin respetó mucho los movimientos de los cristianos, que se pararon ante el Palacio del padrecito Zar Nicolás II, el domingo sangriento, aquel 22 de enero de 39
  • 44. 1905 en San Petesburgo, para reivindicar sus demandas, y no se puso a juzgar si el pope Georgi Gapón, era un revolucionario o no. La masa, la que estaba ahí, era una masa revolucionaria, independientemente de que supiera que existía el partido comunista. Eso es irrelevante. No es un examen de teoría política el que hacen las masas cuando se mueven, es una experiencia que llevan sobre su espalda y que los hace aprender en horas lo que tarda en aprender un estudiante de ciencias políticas en cinco semestres, ahí lo aprendes en dos horas. Eso era el movimiento estudiantil. El salvajismo represivo Por eso también la vileza, el salvajismo del Estado, no era una cosa de perversos, enfermos psiquiátricamente. No es un asunto de enfermos psiquiátricos lo que determina el comportamiento de sátrapas como Hitler. Si estaba loco o si era un judío frustrado, no es eso lo que le importa a la historia. Que si Echeverría es de tales o cuales características emocionales o psiquiátricas es secundario. Echeverría ú otro hubieran jugado ese rol con su estilo, cada uno le imprime un determinado estilo. No es una persona la que tiene la responsabilidad completa del comportamiento histórico. No fue solo la perversión de Echeverría la que dio como resultado está represión, es un sistema. 40
  • 45. No éramos toreros A mí me han preguntado ¿eran valientes? Respondo: yo no soy torero, cuando fuimos a la manifestación del 10 de junio, íbamos a una marcha con nuestros carteles y libros, sin armas, no íbamos buscando la muerte. Un torero deliberadamente se mete al ruedo, y entre los cuernos del toro arriesga la vida. Nosotros éramos gente que íbamos a encabezar un movimiento de masas, no íbamos a morir, íbamos a luchar, no sabíamos que nos iban a recibir a balazos. Ahí en ese momento no sé de donde surge un coraje, un valor, que se prueba o no, a nosotros nos tocó probarlo y salir bien, a lo mejor en otras condiciones, yo veo a un borracho con una pistola en la esquina y huyo. No es una cosa de valores individuales, esos tienen que ver con el movimiento. El movimiento te da una fuerza, una energía insospechadas. Eso que conté antes, al escuchar los disparos y ver caer a los compañeros muertos, no me inhibió, no me puso a llorar. Me encabronó. No dije ¡y ahora que voy a hacer; tomo el primer avión y salgo corriendo del país.! No, no, no. La lucha continúa Pensé, bueno mañana tengo que estar en la asamblea, y a ver que chingados. Lo primero era denunciar al gobierno de Echeverría como responsable de la matanza en San Cosme. Muerto de miedo sí, paralizado de miedo sí. 41
  • 46. Además ya no había de otra, no había de otra. ¿Que hacía? De todas maneras estaba con la orden de aprehensión contra mí. Si querían me podían matar. ¿Qué hacía? Mi defensa era denunciar. Nosotros no teníamos una escuela de valor, de sacrificio, como los cristianos. No es que nos entrenaran para las torturas. Si teníamos una ventaja: la militancia en el Partido Comunista. Teníamos equivocada, esquemática, doctrinariamente lo que sea, una explicación política, intelectual del comportamiento del Estado. Nuestro razonamiento era: esto funciona así, porque hay un sistema que opera así. No fue un huracán, lo que ocurrió. Fue un proceso político autoritario y represivo el que determinó la política represiva, autoritaria aplicada con salvajismo el Jueves de Corpus en San Cosme aquel histórico 10 de junio de 1971, cuando ganamos la calle. 42
  • 47. TESTIMONIO DE JOSÉ REVELES Soy periodista desde hace más de 40 años y era periodista en el 68 y en el 71, obviamente. Me tocó vivir los dos acontecimientos de manera distinta y desde esas épocas conozco a Joel Ortega. Él era un estudiante de Economía, avanzado estudiante de Economía y enorme grillo de la Facultad, era un líder muy conocido y en esas condiciones nos tratamos, yo como periodista y ellos cómo estudiantes y nos tocó, para dar la referencia primera, antes del 10 de junio del 71; siete días antes en el retorno de los ex presos políticos del 68 que el gobierno mexicano de una manera totalmente absurda los exilió, es decir les dio la libertad, les dio una especie de indulto, amnistía pero, con la condición de que se fueran del país, eran las épocas autoritarias, fue una expulsión del país. Entonces nos tocó estar siete días antes juntos ahí en el Auditorio Che Guevara, de la Facultad de Filosofía y Letras, en la recepción de los compañeros que regresaban triunfalmente de Chile, seis días antes de la represión de los halcones. Economía era como el bastión del activismo de izquierda en esos años en la UNAM, participaban ahí, desde la izquierda más moderada, hasta la más radical. Para poner dos ejemplos de un extremo y otro; en el extremo radical estaba David Aguilar Mora, quien murió asesinado en Guatemala, con la complicidad del gobierno mexicano en la guerrilla de Yon Sosa jefe de la guerrilla del Movimiento Revolucionario 13 de noviembre, MR13. David era trotskista. Y en el extremo moderado Rolando Cordera, que era un extraordinario estudiante de la Escuela, fue Presidente de la Sociedad de Alumnos, y recientemente fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y su presidente. Economía era como una escuela de cuadros políticos, pues más que de Economía, era escuela de práctica política. 43
  • 48. Había una vida asamblearia o parlamentaria, como les guste, en donde había estos personajes: él Maestro David Ibarra que fue secretario de Hacienda por un lado y por el otro, Pablo Gómez que es senador actual; Eduardo Valle, el Búho quien fue diputado por el PMT-Partido Mexicano de los Trabajadores, fundado por el ingeniero Heberto Castillo, Demetrio Vallejo y Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, entre otros; también participaba en las asambleas de Economía, Oscar Levín que ha sido diputado varias veces y que es ahora otra vez diputado del PRI; en fin, era una escuela de mucha presencia y de activismo político. El 4 de noviembre de 1970, fue la marcha por Ayotla Textil y la marcha por el triunfo de la Unión Popular de Chile y salió de Ciencias Biológicas, en el Casco de Santo Tomás, en ese momento fue frenada por Raúl Mendiolea Cerecero, que fue el terrible, temible y sanguinario jefe de la Policía, un hombre bajo de estatura, muy fuerte y muy amenazante. Iba vestido con sombrero texano y le dijeron a la manifestación -ustedes no salen. Era la primera salida después del 68, por el triunfo de Allende y por la huelga de Ayotla Textil, y dijo muchachos si ustedes salen los voy a tener que reprimir. Y me recuerdo perfectamente que México estaba estrenando los tanques anti motín que adquirió de Francia, después del 68 y que estaban parados en la calle pasando el Hospital Rubén Leñero, pero la manifestación se desvió por la Calzada de los Gallos porque estaban los tanques anti motín. Llegando a la Calzada de los Gallos dio vuelta por lo que era Instituto Técnico que ahora es Circuito Interior y en ese momento aparecen grupos perfectamente organizados, armados con varas de kendo, digamos bloques como de 200 cada uno, varios bloques para golpear a los estudiantes. Sólo habíamos dos periodistas, estábamos Víctor Cázares de El Día y un servidor de Excélsior y publicamos la información, que se publicó de éste tamañito, porque fue en la noche, ya no había suficiente espacio y nadie le dio mucha importancia a grupos de choque, a un grupo de hombres entrenados en tácticas de artes marciales que con el tiempo, si quieren les cuento la historia, sé de donde salieron. El famoso jefe de los halcones que con el tiempo se sabría, era el señor Manuel Díaz Escobar, quien era el jefe del Departamento de Limpia del Gobierno del Distrito Federal, tenía organizados estos grupos. 44
  • 49. Según Ángeles Magdaleno, investigadora de la Fiscalía de Delitos del Pasado, desde San Luis Potosí varios años antes, estaban contratados por Alfonso Corona del Rosal y terminaron siendo los halcones famosos del 10 de junio del 71; pero estamos dando el antecedente del año anterior, en donde bueno, Víctor y yo nos salvamos de ser golpeados con esas varas, eran temibles, con un sólo golpe te mandaban tres ó cuatro metros lejos, y nos salvamos porque nos ocultamos en una tintorería. Este es un antecedente que puede ubicar como actuaba el Gobierno mexicano, en el presunto régimen de la Apertura Democrática, así lo llamaba Luis Echeverría Álvarez y lo creyeron muchos intelectuales Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Enrique González Pedrero o sea gente que creyó en este propósito político de Echeverría y que resultó un hombre de doble cara, o sea era drásticamente represivo, había sido represivo en el 68; siguió siendo represivo en el 71. Ahora mismo está saliendo de un proceso, por el cual estuvo bajo arresto domiciliario casi tres años por ser reo del delito de genocidio. Un hecho inédito en la historia de México. ¡Un ex presidente reo por genocidio! Echeverría no iba a permitir salir a los estudiantes a la calle, punto. O sea no iban a retomar la calle, había que pararlos a como de lugar y como sea, esa fue la orden que no está expresa, pero que está. Se sabe después la historia, porque el ingeniero Heberto Castillo que fue un perseguido en el 68, que fue fundador del Partido Mexicano de los Trabajadores, tuvo una conversación con la víctima política al interior del sistema del 10 de Junio del 71 que fue Alfonso Martínez Domínguez, claro en éste sistema es “víctima” por un tiempo y luego es gobernador de Nuevo León, donde Martínez Domínguez le reveló toda la operación de los halcones y la paranoia de Echeverría ordenando quemar los cadáveres de los estudiantes muertos para no dejar huella de ese magnicidio que él dirigió como presidente. Otra víctima política de Echeverría, fue Rogelio Flores Curiel, jefe de la policía del DF que fue destituido y después fue gobernador de Nayarit, una de las primeras concertacesiones de la época. Entonces, lo que yo quiero retomar es que Echeverría no iba a permitir que salieran los estudiantes a la calle y fue un plan perfectamente diseñado, no fue casual, no fueron los halcones un accidente. Fueron perfectamente preparados durante muchos años y 45
  • 50. llevaban pancartas con el Che Guevara. Iban vestidos como estudiantes, incluso iban con tenis y dispuestos a pelear, pero ya no iban nada más con las varas de kendo, ya iban con armas, y en el caso nuestro, en el caso que a mí me tocó vivir en el periódico Excélsior publicamos, yo publiqué los nombres de los comandantes que dispararon desde los autos, cuyas placas dimos en su momento y las placas de los vehículos grises del Departamento de Limpia que llevaban a los halcones. Todo esto lo pudimos documentar en su momento y por supuesto el asesinato de los heridos que llegaron al Hospital Rubén Leñero; o sea un asesinato vil. Hay testimonios de un médico, posteriormente con los años que publica un libro, incluso de como los formaron, a los heridos, en pelotón de fusilamiento y ahí mismo en los patios de la Cruz Verde, asesinaron a los estudiantes. Todo esto está históricamente comprobado, en el momento era muy difícil documentarlo para la prensa. Veníamos de la represión del 68, del extremo autoritarismo en donde los periódicos no publicaban todo, incluso aquellos que apoyaron al movimiento estudiantil del 68 como el periódico El Día, en donde se publicaban los desplegados, un poco en Excélsior pero casi exclusivamente El Día, simplemente guardó silencio el 3 de octubre del 68. Yo cuento esto, el reportero Rodolfo Rojas, incluso fue herido estaba junto a Oriana Falaci, en el tercer piso del edificio Chihuahua en Tlatelolco y el también recibió un balazo en el glúteo igual que Oriana, pero el no se hizo famoso. El glúteo que se hizo famoso fue el de Oriana en el mundo. De todas maneras yo lo que quiero decir con esto es que los periódicos, los periodistas y los medios tuvieron una actitud diferente a la del 68, en donde todo fue reprimido, el gobierno no permitió ni media palabra. Lo más cercano a la verdad fue lo que publicó Excélsior en ese momento cuando empezaba a ser director Julio Scherer, justamente publica: Una manifestación estudiantil es reprimida por el ejército en Tlatelolco. Ya era todo un cambio, frente a la versión los demás periódicos. 46
  • 51. Excélsior no repitió la tesis absurda de que el ejército tuvo que contestar a los subversivos que atacaron al gobierno. Pero ya en el 71 hubo excelentes crónicas de lo que sucedió el 10 de junio. Las recuerdo perfectamente en El Universal, fueron Elías Chávez y Jorge Avilés Randolph, en El Heraldo periódico de derecha, la excelente crónica de Sotero García Reyes y Juan Ibarrola; en Excélsior publicamos la crónica de 14 reporteros que estuvimos ahí presentes. O sea fue un cambio histórico en el modo de informar de la prensa ¿Por qué? ¿Porque éramos muy buenos periodistas? No, porque lo que ocurre es que el gobierno estaba haciendo una propaganda de lo que era la apertura democrática y la gente se la creía y le tomaba la palabra. Su error fue que afectaron muchísimo a los periodistas, o sea robaron cámaras, equipo, golpearon gente, reporteros y bueno, hubo una reacción de parte de la prensa. Entonces hubo una diferencia de información que tuvo la sociedad entre el 68 que estuvo totalmente vedada o prohibida y en el 71 ya no pudieron silenciar totalmente a la prensa. No porque Echeverría haya decretado la apertura democrática, sino porque había un cambio en la sociedad a partir del 68. La prensa dio una información mucho mas abierta. Yo creo que la prensa ahí creció, en esos menos de tres años. En relación con los grupos armados, tengo la información por otros libros que se han publicado, que en 1971 ya aparecen jóvenes que quieren irse a la guerrilla que ya están en la incipiente guerrilla y que deciden ir armados. Eso no quiere decir que el gobierno tiene razón de que contestó un ataque de los estudiantes, no, era una medida preventiva y algunos dicen que fueron armados, esto no está confirmado, se dice en algunos libros por parte de los propios estudiantes. Pero creo que es una época muy interesante, en la medida en que sí es la incubación de la guerrilla urbana mexicana. 47
  • 52. TESTIMONIO DE ENRIQUE HERRERA BURQUETAS Enrique Herrera fue subsecretario de Comunicaciones y director de Notimex en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez. Es poco conocida la valiente actitud de Enrique Herrera, ante la matanza del 10 de junio de 1971. El día 12 de junio de ese año, dirigió una carta a Luis Echeverría Álvarez, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, donde renunciaba de manera irrevocable a su cargo de subsecretario de Radiodifusión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes –SCT, mismo que le había dado Echeverría, el 2 de diciembre de 1970. (Anexo esa carta y otros documentos relacionados con su renuncia). En una carta adjunta a sus amigos, decía: Nos vamos con las manos limpias y la conciencia tranquila. Nos vamos porque creemos que CONTEMPLAR UN CRIMEN EN CALMA, ES COMETERLO. Enrique Herrera me narró en una entrevista sostenida con él, el 10 de enero de 2011, que en su carácter de director de Notimex, recibió del presidente una llamada desde las 7:30 de la mañana del 10 de junio, en ella le indicaba que se mantuviera en alerta durante el día “por lo que ocurriría durante la manifestación del Casco de Santo Tomás.” Durante toda esa jornada, tuvo ocho conversaciones telefónicas con el presidente. La más significativa fue la de las 7:30 de la noche cuando Herrera se comunicó con él, para decirle que estaban llegando a la torre central de Telecomunicaciones -situada en lo que hoy es Eje Central y antes Niño Perdido- periodistas sobrevivientes de la matanza, bañados en sangre y con la vestimenta rota. A uno de ellos, le habían dado un balazo en la pierna. Me estaban demandando una posición del gobierno. 48
  • 53. Echeverría me dio órdenes de hacer una cadena nacional, yo lo cuestioné y él me dijo que era necesaria para decir que: los emisarios del pasado y los agentes de la CIA, fueron los que dispararon contra los estudiantes” Me pareció que era absurdo y después tuve una conversación un poco álgida con él, pues me dijo: le estoy ordenando que haga una cadena, el presidente de la República soy yo, no usted. A las dos de la tarde, ante la demanda de los corresponsales sobre sí podían acudir a cubrir la manifestación del 10 de junio, Echeverría me dijo: Que vayan, que vayan. En el México de aquella época no se movían ni las hojas de un árbol, sin la voluntad del presidente. Herrera me dijo en la conversación del 10 de enero de 2011, que Echeverría quiso hacer responsables de la matanza a Carlos Hank González y a Alfonso Martínez Domínguez. Lo cierto es que él daba directamente las órdenes para la operación del grupo de los halcones, él ordenaba y hablaba directamente al capitán Luis de la Barreda Moreno; ni siquiera Mario Moya, secretario de Gobernación era tomado en cuenta. Años después, Herrera platicó varias veces con Echeverría, en esas conversaciones le hizo ver que era absurda su obsesión por achacarle a una conjura Castro-comunista, la matanza del 10 de junio. Don Luis ese día estuve cerca de usted todo el tiempo y nadie más que usted mismo, operó toda la acción del gobierno y de sus cuerpos represivos que actuaron contra la manifestación estudiantil. 49
  • 54. CONCLUSIÓN El legado del 10 de junio Probablemente existan muchos jóvenes ajenos a las preocupaciones políticas. No es extraño por la decadencia de la clase política que ha envilecido esa práctica, reduciéndola a una deleznable conducta de bazar; donde todo esta a la venta y al mejor postor. Como lo vemos diariamente. También es una realidad estrujante, que bajo la condición miserable de millones, sea casi humor negro, pretender que esas mayorías se interesen en política. Menos aún, cuando el país esta sometido a una violencia salvaje, producto de la estrategia absurda de la Guerra emprendida por Felipe Calderón contra los cárteles de narcotraficantes. Sí, ya es una realidad brutal que miles de jóvenes optan por integrarse al mecanismo de producción, distribución y consumo de drogas de todo tipo; porque ello les brinda ingresos y actividad imposibles de obtener en la economía formal; es hipócrita lanzar exhortos moralinos y pedirles a esos muchachos que abandonen a esas bandas. Las consecuencias son trágicas. Cada vez es mayor el número de jóvenes muertos en esa terrible guerra. En esa medida la lucha y el movimiento por ejercer la libertad de manifestación, que realizamos el 10 de junio de 1971; adquiere su dimensión y profundidad histórica. El movimiento estudiantil de las décadas de los 60 y 70 desempeñó el papel del partido, en sentido histórico. Esta hipótesis original sustentada al inicio, tiene sustento en las siguientes consideraciones: Se forjó como memoria histórica del movimiento social. En medio de la desolación organizativa política, cultural e ideológica, debida a la inexistencia histórica del Partido; el movimiento estudiantil articulaba la acumulación de las luchas sociales precedentes. Su incansable denuncia al Estado por su política 50
  • 55. represiva contra el movimiento ferrocarrilero en 59-60 y el magisterial de esos mismos años y la de los campesinos acribillados como Rubén Jaramillo; dotaban al proceso social de una memoria imprescindible para mantener la lucha contra el despotismo. Estuvo a la vanguardia de la resistencia al despotismo y autoritarismo de Estado. Cada acción del movimiento estudiantil, en esas décadas de los 60 y 70, lo ponía a la vanguardia de las luchas. Por eso mismo era víctima de la represión salvaje del Estado. Formó la masa crítica de los activistas y cuadros disidentes. Centenares o quizá miles de estudiantes se convirtieron en activistas. Sin su lucha, la hegemonía de la cultura e ideologías dominantes del Estado, se hubieran impuesto sin ninguna resistencia. Alimentó, organizó y encabezó luchas en diversos sectores sociales: en el sindicalismo autónomo; en el movimiento campesino; en el rico y creativo movimiento cultural e intelectual. Después del 68 y el 71 se produjo una especie de “gran marcha” de los estudiantes hacia el movimiento popular. El activismo a puerta de fábrica, penetrando los sindicatos “charros”, promoviendo huelgas “locas” y luego fundando sindicatos (como los universitarios y el de los trabajadores nucleares) o apoyando corrientes democratizadoras (en el Sindicato Minero o entre los electricistas con la Tendencia Democrática) o incluso bloques sindicales y populares como el Frente Nacional de Acción Popular-FNAP; todo ese espectro de formas de organización y de lucha contó con la militancia de miles de estudiantes. La ausencia histórica del Partido; el proletariado sin cabeza de José Revueltas, tuvo en el movimiento estudiantil un inédito sustituto. Según Revueltas, la ausencia del partido se remonta al inicio del siglo XX, dice: “el proletariado es la otra clase que participa en la revolución mexicana democrático- 51