El documento es una carta de los obispos paraguayos a la juventud del país en septiembre de 1982. Los obispos invitan a los jóvenes a participar en la Semana de las Vocaciones para orar, convertirse a Cristo y comprometerse con la Iglesia. También piden que los jóvenes difundan el mensaje de Jesús en el mundo juvenil y trabajen para construir una sociedad más justa y fraterna basada en los valores cristianos. Los obispos concluyen instando a los jóvenes a seguir el llam
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Mensaje a los jóvenes del paraguay – setiembre de 1982
1. Mensaje a los jóvenes del Paraguay – Setiembre de 1982
Queridos Jóvenes:
Se acerca la primavera y una vez más queremos hacernos presentes como Pastores en la alegría,
ilusiones y esperanza de la juventud de nuestra patria.
La Semana de las Vocaciones del 5 al 12 de setiembre de este año viene a iluminar el horizonte
entusiasta e idealista de nuestra juventud.
Es la Iglesia de la que ustedes forman parte importantísima quien les invita de nuevo a la oración,
conversión y compromiso cristiano.
Todos queremos una sociedad donde se viva la justicia, el amor fraterno, la solidaridad y la verdad.
Donde nuestra conciencia colectiva, nuestro ser de pueblo unido, comunitario, católico y cristiano nivele
las desigualdades y participemos en una convivencia social donde la totalidad de nuestra vida pueda
impregnarse del mensaje evangélico (P. 386-7).
Como jóvenes ustedes anhelan una sociedad fraterna, justa y próspera.
Con un estilo de vida personal y comunitario acorde al Evangelio de Jesús. Piden, además, que las
instituciones y estructuras de la convivencia social promuevan y cultiven los valores humanos y cristianos
propios de nuestra identidad nacional.
Nuestro Mensaje, en esta Semana de las Vocaciones, es señal de nuestro compromiso con ustedes.
Queremos afirmar con ustedes que formamos un pueblo en marcha, creyente en Dios y en la
Virgen, consciente del valor y dignidad de la persona humana como hijos de Dios. Nos une a todos,
mayoritariamente, nuestra vinculación con Dios. (P. 389) Nuestro pueblo cristiano, católico, afirma a Dios,
cree en Dios.
Y ustedes jóvenes ¿Hacen presente al señor Jesús en el mundo juvenil?
¿Encuentran en Cristo la respuesta a los cuestionamientos más profundos de la vida?
¿Podemos afirmar que Cristo encuentra un lugar en los ambientes de nuestra juventud?
¿Cual es nuestra respuesta?
Queridos jóvenes, solo hay una clave cierta para responder a estas preguntas: el camino de la auténtica
conversión. Darse la vuelta del camino egoísta y volverse al encuentro con Cristo para servir a los demás.
Sigue teniendo actualidad aquel encuentro de Cristo al joven Pablo de Tarso: ¿Quien eres Señor?” “Yo
soy Jesús a quien tú persigues: levántate, entra en la ciudad y allí se te dirá lo que tienes que hacer”
(Hechos 9, 5-6).
Tantos jóvenes como San Pablo después del encuentro con el señor exclaman: “Soy feliz, por fin me
siento libre”, “esta felicidad y esta libertad no son iguales a las que venden los hombres. Convertidos,
plenamente felices.
Queridos jóvenes esta Semana de las Vocaciones es un llamado para acudir al encuentro de Cristo. El
nos invita por la conversión a la felicidad de su seguimiento. ¡Ojalá todos ustedes fueran decididos
y valientes que no piensen tanto en tener sino en dar! ¡Ojalá abran sus ojos y descubran que la felicidad
auténtica no la dan los hombres sino que se encuentra en Aquel que es en sí mismo la plenitud de ella!
Pero esta conversión no puede reducirse al ámbito individual. Hay que exterderlo a toda nuestra
sociedad, a la realidad histórica y social que compartimos (P. 392). Nos lleva, por tanto, al
compromiso cristiano, testimonio de vida, con las obras. Recordándoles siempre que nuestro punto de
2. partida es nuestra fe, nuestra dimensión religiosa (P 390). Cristo nos quiere protagonistas con El de la
salvación de toda la juventud.
Queridos jóvenes, la Iglesia, con ustedes quiere hacerse presente al desafío global que presenta esta
“nueva época de la historia humana” adelantándose a los cambios, evangelizando las culturas e
invitando a cada uno de los jóvenes al seguimiento personal de Cristo como agentes de evangelización
en el laicado, en la vida consagrada o en el ministerio jerárquica sacerdotal.
La Iglesia cuenta con los jóvenes. Les llama a orar y comprometerse en la evangelización del mundo. Les
quiere testigos y amigos de Jesús con la actitud generosa del apóstol: Señor, ¿que quieres que haga?
Ojalá que esta actitud refleje el sentir mayoritario de nuestra juventud ante su llamado. Él espera ayer,
hoy y siempre, evangelizadores, alegres, entusiastas y esperanzados en el advenimiento del Reino y la
nueva civilización del amor.
Asunción, setiembre de 1982
Por la Presidencia de la CEP.
+ Jorge Livieres Banks
Obispo Auxiliar de Asunción
Secretario General de la CEP