El documento es una declaración de los Obispos de Paraguay sobre los hechos ocurridos el 18 y 19 de agosto que sorprendieron a la población. Los Obispos exhortan a unir esfuerzos para garantizar el estado de derecho y mantener la serenidad, y apoyan medidas que afiancen la institucionalidad y aseguren el derecho y la armonía ciudadana. Ruegan a Dios y María para lograr los mejores resultados en busca de un futuro mejor.