El presidente de IPAE destaca la participación en el foro como testimonio del compromiso de los empresarios por mejorar la educación en Perú. Aunque se han realizado esfuerzos, la educación en Perú aún es de baja calidad y el cambio ha sido lento. Los empresarios deben comprometerse más para mejorar la educación a través de alianzas público-privadas, multiplicar experiencias exitosas, e invertir en la educación pública y de sus trabajadores.
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Discurso de Clausura Cade De La Educación
1. DISCURSO DE CLAUSURA
POR JORGE YZUSQUI, PRESIDENTE DE IPAE
Permítame comenzar destacando vuestra participación en este foro, como testimonio
del creciente compromiso de los empresarios por una mejor educación para todos los
peruanos.
Las experiencias que hemos revisado, y otras muchas en curso, muestran que nuestro
compromiso es concreto. Que ya no nos limitamos a llamar la atención sobre la
importancia de la educación, que estamos asumiendo la responsabilidad de trabajar
conjuntamente con el Estado, con la sociedad civil organizada, con los padres de
familia.
Por encima de todo, nuestra participación en esta CADE por la Educación, es
testimonio de que no estamos satisfechos, que sentimos que aún hemos avanzado
poco, que no nos resignamos a que los peruanos reciban una educación de baja
calidad, y sobre todo, que estamos dispuestos a comprometernos más, a hacer más.
¿Por qué nuestra educación no mejora como queremos?, o más precisamente, ¿por
qué es tan lento el cambio hacia una educación de calidad? Es una pregunta que,
estoy seguro, nos hacemos no sólo quienes estamos hoy aquí, si no la mayoría de
empresarios y de peruanos.
Si estamos de acuerdo en que mejorar la educación es una necesidad nacional. ¿Por
qué no es una prioridad efectiva? ¿Por qué no es evidente una política de Estado que
guíe a largo plazo nuestras iniciativas? ¿Por qué muchas veces nuestras autoridades
emprenden reformas educativas poco estudiadas, sin ningún nivel de consenso y que
poco tiempo después nuevas autoridades dan marcha atrás? ¿Por qué nuestra
capacidad de indignación no se hace notar?
Es cierto que estamos recién comenzando a voltear la página a décadas de escaso
desarrollo, de crecimiento económico limitado o nulo, de deterioro del tejido social y de
la capacidad de gobierno.
Algunas de las secuelas más graves de ese proceso, son una educación masificada
pero de baja calidad y un Estado con escasa capacidad de gestión. Esto explica en
parte, por qué no se concreta una ruta de cambio clara y convocante, por qué a pesar
de los esfuerzos de mejora desde el Estado estos resultan insuficientes.
Las reglas de juego del sistema político incentivan la acción de corto plazo, pero la
educación requiere de cambios importantes y cuyos resultados son visibles a largo
plazo.
Sin embargo, a pesar de estas dificultades, nos queda la sensación de que se podría
hacer más, de que nuestra responsabilidad como empresario es mayor, y de que aún
no hemos asumido el reto en toda su dimensión.
Es evidente que la prioridad de la educación es aún un consenso blando, pocos lo
cuestionan, muchos aceptan estar de acuerdo, lo real, es que aún no sentimos como
si fuera en carne propia la urgencia de mejorar la educación de los peruanos.
2. Conocemos que la mayor aspiración de las familias pobres es una buena educación
para sus hijos, porque es la principal fuente de inclusión y de movilidad social, porque
genera un mínimo de igualdad de oportunidades para desarrollarse como persona y
porque es el motor del emprendedorismo.
Vivimos con la esperanza de que, como país, estamos a medio camino hacia la
prosperidad, nos inquieta, que la principal amenaza en este camino, sea la
inestabilidad política y social, que se alimenta de la frustración acumulada, de la
persistencia de bolsones de pobreza y también de la expectativa de soluciones
milagrosas. Un elector sin educación de calidad seguirá siendo vulnerable a la
demagogia y a los engaños.
Los empresarios estamos actuando para aportar a una mejor educación ¡pero parece
no ser suficiente! La empresa siempre ha tenido un rol fundamentalmente económico-
productivo: creamos riqueza, generamos empleo y pagamos impuestos.
Adicionalmente muchos empresarios contribuimos por compromiso, por
responsabilidad social y hasta por filantropía, pero también hay muchos empresarios
que lo hacen por convicción.
Para la opinión pública, la palabra empresario tiene connotaciones positivas para
muchos y negativas también para otros. El crecimiento económico nos hace más
visibles. Nos ven dinámicos, nos ven exitosos, en proceso de crecimiento, por lo tanto
es previsible que muchos conciudadanos tengan expectativas de que colaboremos
más en el esfuerzo de enrumbar al país, entonces la pregunta es: ¿Debemos
comprometernos más? ¿Podemos asumir un mayor compromiso?
Aportar a la educación, es quizás la mejor forma de acercar a la empresa con la
sociedad. Tenemos una valiosa oportunidad y una gran responsabilidad.
La urgencia es aún mayor, porque a nivel global ya se están diferenciando los países
con economías de conocimiento, porque a pesar de la previsible bonanza de los
precios de las materias primas y del mayor acceso a la tecnología para manufactura,
estas no serán suficientes para la prosperidad de las naciones.
Hace más de una década, luego de la crisis financiera que conocemos como asiático,
Corea tomó la decisión de transitar de una economía de producción a una economía
de conocimiento y una de sus primeras acciones fue reformar su educación para hacer
viable esa opción. No es el único caso, Irlanda, Finlandia, China e India incrementan
sostenidamente su inversión en educación, en ciencia y tecnología, porque son
conscientes de que lo que les sirve hoy, es insuficiente para seguir avanzando en el
futuro. A otra escala, Vietnam, Tailandia y otros, siguen procesos similares.
¿Qué decisión hemos tomado nosotros? ¿En qué país queremos vivir? ¿Tenemos una
respuesta como Estado, como Nación? El definirlo será un proceso complejo por
nuestra diversidad y fragmentación, sin embargo, lo que hagamos hoy en educación,
en competitividad, en ciencia y tecnología, condicionarán el lugar que podamos ocupar
en el mundo.
Tenemos que recuperar la educación y la formación de líderes, porque de ello
depende nuestra viabilidad como país y como empresas, porque la educación
representa el punto de encuentro entre el desarrollo humano y el desarrollo sostenible,
y porque es un compromiso ético con nuestros conciudadanos, sobre todo con los más
pobres.
Es necesario el concurso de todos los actores de la sociedad. Jorge Basadre expresó
en uno de sus artículos que “la educación y la cultura son tareas y atribuciones de la
sociedad toda y no solo del Estado”.
Debemos hacer un esfuerzo conjunto, un efectivo acuerdo nacional para sacar
adelante a nuestra educación, con medidas radicalmente nuevas y audaces, donde el
centro de la atención sea el proceso de aprendizaje y no nos perdamos en las
dificultades que obviamente encontraremos en el camino. El Proyecto Educativo
Nacional, ya nos señala la Ruta.
3. La única manera que tenemos para lograr cambiar nuestros saberes, actitudes y
valores en esta cambiante sociedad, es que todos asumamos nuestros roles
predicando con el ejemplo y trabajando más de lo que nuestras propias
responsabilidades nos los exigen y poniendo a disposición de esta gran tarea a
nuestros mejores talentos ya que no tendremos asegurado el largo plazo si no
tenemos paz social y una sociedad en donde la distribución del conocimiento sea
equitativa. Si la sociedad civil y los empresarios predicamos con el ejemplo tendremos
mayor autoridad para reclamar al Estado que haga bien su trabajo.
Por su parte el Estado también tiene que dar ejemplo, trabajando por una educación
de calidad con equidad, empoderando a la escuela, entendiendo que la diversidad
geográfica hace imperativo que el modelo educativo de la costa no puede ser igual al
de la sierra o al de la selva, descentralizando la toma de decisiones y asignando
recurso, invirtiendo en la educación técnica, en la investigación, articulando la oferta
educativa con las demandas del sector productivo e incentivando la pronta puesta en
marcha de los sistemas de Acreditación y Certificación Educativa.
¿Qué más podemos hacer los empresarios para aportar a una mejor educación en el
Perú? Hoy hemos visto varias vías.
Una ruta validada a nivel internacional son las alianzas público-privadas. En ellas
confluye el rol normativo del Estado a nivel de políticas, el financiamiento público y la
capacidad de gestión privada. En Latinoamérica y el Perú, la Red de Fe y Alegría es
un modelo de escuelas públicas con administración privada, que permite mejorar la
calidad de la educación para alumnos de bajos ingresos.
La descentralización es una oportunidad para potenciar el impacto de las alianzas
público-privada. Los gobiernos regionales y locales tienen carencias graves para
conducir la gestión educativa a su cargo, muchos de ellos están permeables a la
participación del sector privado para mejorar la educación.
Otra vía muy importante es desarrollando experiencias de excelencia. Hemos visto en
el día de hoy experiencias que funcionan, que son efectivas, como es el caso de
Empresarios por la Educación, TECSU, de Cayetano, de la UPC y de la Agraria de La
Molina. Sin embargo son la excepción, no la regla.
¿Por qué no multiplicamos esas experiencias? ¿Qué nos impide hacerlo?
Un tercer camino para incrementar nuestro aporte a la educación son los
emprendimientos educativos. Se iniciaron hace casi un siglo, desde la sociedad civil,
especialmente desde la Iglesia Católica, más recientemente, se permitió el
establecimiento de empresas educativas.
A pesar de que los emprendimientos educativos privados han crecido
significativamente, su participación en la educación es aún insuficiente, si nos
comparamos a otros países y mucho de ellos también muestran deficiencias de
calidad.
Es indispensable multiplicar los emprendimientos educativos. Requiere también un
compromiso ético de las entidades educativas, certificando la calidad del servicio que
brindan, entendiendo que en educación la rentabilidad no es el único objetivo, sino que
la responsabilidad que nos corresponde tiene que ver con la calidad de los servicios
educativos que brindamos con la responsabilidad por la autonomía de la que se goza,
con la responsabilidad de articular la oferta educativa a las necesidades del país.
Incidir directamente en la mejora de la educación pública es una cuarta posibilidad que
los empresarios estamos iniciando. Existen diversas iniciativas para lograr mejoras
específicas en el aprendizaje de materias clave, para facilitar material educativo, para
mejorar las capacidades de directores y docentes. Muchas de ellas corresponde a
programas de responsabilidad social empresarial y hay otras que nos remiten a un
propósito más ambicioso.
4. Permítame hablar en primera persona para referirme al programa de Escuelas
Exitosas, un esfuerzo conjunto de IPAE, de Empresarios por la Educación y de
diversas empresas, conscientes de su responsabilidad con la sociedad, ejecutado en
convenio con el Estado. Está orientado hacia la educación básica en zonas rurales,
aquella donde la calidad educativa es más deficiente y donde el impulso de cambio es
más débil. Este programa, a cargo de nuestra Escuela de Directores y Gestión
Educativa, en el presente año viene articulado en 60 redes a más de 600 escuelas de
62 distritos rurales del Perú, capacitado en gestión y tecnología educativa a 849
directores y docentes, e involucrando en el proceso de cambio a los padres de familia,
a las autoridades y líderes de la localidad.
De esta forma se está logrando que más de 42 mil alumnos, mejoren su comprensión
lectora y su aprendizaje en matemáticas, que sean mejores personas y que perciban
la participación de los empresarios y de las empresas de su entorno en su formación.
Nos hemos trazado la meta que en un año y medio más, el programa de Escuelas
Exitosas alcance al 10% de los alumnos de escuelas rurales en nuestro país,
articulando 200 redes, a más de 100 mil alumnos.
Finalmente, las empresas podemos incrementar la inversión en mejorar las
competencias de sus trabajadores, lo que redundará directamente en el incremento de
su productividad. ¡Invertir en educación es también invertir en que los peruanos
sientan que hay futuro!
No afirmo que con la educación basta. Lo que quiero resaltar, de lo reflexionado por
nosotros hoy día, es que sin educación universal de calidad no lograremos mayor
competitividad, estabilidad democrática, ni calidad de vida.
Es por esta razón, que desde IPAE, al conmemorar 50 años de vida institucional,
hemos convocado esta CADE, reafirmando que el compromiso con la mejora de la
educación para los peruanos, es parte de nuestra Misión. Correspondemos así a una
necesidad del país y al propósito de nuestros fundadores. Fueron ellos los que
promovieron iniciativas fuera y dentro de IPAE para generar una mejor educación.
Durante los 50 años de vida institucional, hemos honrado este compromiso y con la
seguridad de que compartimos un propósito común, de que queremos que la prioridad
de la educación no siga siendo un consenso blando, es que más de unas palabras
finales, reitero el compromiso de quienes hemos participado hoy:
Para unirnos Estado, Sociedad Civil y Empresarios, generando sinergias y
potenciando esfuerzos.
Para buscar formas creativas de aportar asumiendo un liderazgo efectivo con el
objetivo acelerar la mejora de la educación para los peruanos.
En suma, para trabajar por el futuro de nuestro país.
Muchas Gracias.
Miércoles 23 de setiembre del 2009