La mujer entra en la cocina gritando y dando instrucciones frenéticas a su marido mientras él intenta freír unos huevos para el desayuno. Ella le dice repetidamente que tenga cuidado porque los huevos se van a pegar, romper o saltar, y le indica que use más aceite, deles la vuelta, baje el fuego y añada sal. El marido la mira desconcertado y le pregunta si cree que no sabe freír unos huevos, a lo que ella responde que es para que sienta lo que es conducir con él.