El documento argumenta que las mujeres a menudo usan dolores de cabeza como excusa para no tener relaciones sexuales, a pesar de someterse voluntariamente a procedimientos dolorosos como tatuajes, piercings, cirugías y depilación, lo que el autor ve como una contradicción. El autor sugiere que si las mujeres pueden soportar ese tipo de dolor, también deberían poder soportar un dolor de cabeza y tener relaciones sexuales de todos modos.