Tema 15. Dictadura franquista de posguerra. 1939 1959
1. TEMA 15. EL FRANQUISMO: LA CONSTRUCCIÓN DE UNA DICTADURA (1939-1959)
LECCIÓN 1. EL CARÁCTER DEL RÉGIMEN FRANQUISTA.
UN RÉGIMEN DICTATORIAL
Tras vencer en la Guerra Civil española, Franco pretendió construir un nuevo orden político “regenerador de
España” que desterrase cualquier idea de democracia liberal.
Características del Estado franquista:
• Concentración de poderes. Franco se haría cargo de la jefatura del Estado, de gobierno, jefe de los
tres ejércitos (generalísimo) y jefe nacional del partido único (Movimiento Nacional). Adoptaría, así,
el título de caudillo, como ya lo habían hecho líderes autoritarios como Hitler (Führer) o Mussolini
(Duce).
• Totalitarismo. Inspirado en el nacionalsocialismo alemán y en el fascismo italiano. Se suprimió la
Constitución de 1931 y, con ella, cualquier libertad o derecho democrático. Se prohibieron partidos
políticos y sindicatos, únicamente se permitió el partido y sindicato (vertical) oficial.
• Carácter unitario y centralista. Se abolieron los estatutos de autonomía republicanos y se fomentó
la marginación de la lengua y cultura catalana, vasca y gallega.
• Represión. Fue una constante durante esta etapa. Se ejerció de manera sistemática y planificada.
• Militarismo. Impulsado desde la Guerra Civil. Se configuró como un instrumento de la represión
política y participó activamente en el poder, ya que una buena parte de los ministros y
gobernadores civiles fueron militares.
• Censura. El control de los medios de comunicación fue una constante durante el franquismo. Eran
utilizados como aparato de propaganda del régimen. Igualmente, todas las publicaciones y
espectáculos debían someterse al control de la censura oficial.
• Tradicionalismo. El tradicionalismo español vigente desde finales del siglo XIX también formaba
parte del franquismo. De esta manera, Franco se consideraba heredero de la gloria de ilustres
antepasados españoles, como los Reyes Católicos o los primeros Austrias.
• Nacionalcatolicismo, distintivo del Régimen franquista. La Iglesia Católica estableció una firme
alianza con el nuevo régimen una vez terminada la Guerra Civil, lo que le dio legitimidad. A cambio,
el Franquismo le devolvió sus privilegios y le concedió un trato de favor (se instauró el presupuesto
al culto y al clero, se potenció su influencia en el sistema educativo y se impusieron normas y
valores de moral católica).
APOYOS POLÍTICOS
• La Falange Española tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (FET y de las
JONS): Se convirtió en el partido único y acogió a los personajes más activos del franquismo, que
ocuparon los principales cargos de la administración. Además, también se encargó de la propaganda
ideológica y el control social a través de organizaciones como:
◦ El Frente de Juventudes: Sección de la a FET (creada para el adoctrinamiento de la juventud
española en los principios franquistas del Movimiento Nacional. Para conseguirlo, se utilizaba la
formación política, el deporte, las colonias, albergues y campamentos juveniles.
◦ La OJE: Organización Juvenil Española fundada con la finalidad de dedicar el tiempo libre de
los jóvenes afiliados a fines educativos y de servicio a los demás. Fue una plataforma más en la
difusión de las ideas franquistas.
◦ La Sección Femenina: Organización femenina vinculada a la Falange Española, que potenció
el papel de la mujer como madre y esposa, sacrificada y obediente, dedicada a las tareas
domésticas y sometida al marido.
◦ EL SEU (Sindicato Español Universitario). Pretendía encuadrar y controlar a los
universitarios.
◦ La Central Nacional Sindicalista (CNS). Integraba a patrones y trabajadores en una misma
organización (sindicato vertical).
◦ El Auxilio Social: Organización franquista destinada a prestarle auxilio humanitario a la
población en situación de grave necesidad.
2. • Algunos militares de alto rango (ver apartado anterior).
• La Iglesia Católica (ver apartado anterior).
• Monárquicos que pensaban que restablecería pronto la monarquía.
APOYOS SOCIALES
- Élites económicas y sociales (terratenientes, empresarios, financieros, comerciantes, profesiones
liberales, etc.), muchos de los cuales recuperaron el poder económico, social y político perdido
durante la Segunda República.
- Propietarios pequeños y medianos del Norte de España.
- Las clases medias constituían un sector social políticamente desconcertado tras la guerra civil, de
ahí que, a pesar del rechazo ideológico y político que la dictadura inspiraba en los sectores más
democráticos, el trauma de la guerra convirtió a la clase media en mayoritariamente pasiva y
apolítica.
- Parte de los sectores populares se consideraban perdedores de la Guerra Civil y fueron los primeros
protagonistas de la oposición al franquismo. Sin embargo, la represión, el miedo y el control policial,
junto con el hambre, la miseria y el afán de supervivencia, condujeron a la mayor parte de las clases
populares a la pasividad política.
FAMILIAS DEL RÉGIMEN
La estructura política del Estado franquista se sustentaba en los grupos que habían mostrado su adhesión
incondicional al Caudillo y que de una manera u otra integraban el llamado Movimiento Nacional. Sin
embargo, dentro del franquismo, coexistieron diferentes “familias” o grupos de influencia:
- En primer lugar, están los que mostraron un apoyo incondicional a la rebelión de 1936: falangistas,
carlistas, ultracatólicos y monárquicos alfonsinos.
- Sectores incorporados a la causa franquista durante la guerra: algunos republicanos radicales,
miembros de la CEDA, catalanistas de la Lliga Catalana.
- La Iglesia también creó asociaciones o grupos de presión de inspiración católica que gozaron de
influencia como la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNDP), en la década de 1950 o
el Opus Dei en los años sesenta.
LECCIÓN 2. LA REPRESIÓN DE LOS VENCIDOS.
La creación de un nuevo orden totalitario exigía acabar con todos los movimientos e ideologías que habían
defendido la causa republicana en la Guerra Civil. Por ello, se procedió a la institucionalización de una
represión que perpetuaba la división entre vencedores y vencidos. En sus casi cuarenta años de existencia,
el franquismo nunca mostró una voluntad política de superar la guerra y propiciar una reconciliación.
Los vencedores planificaron una severa política represiva, que buscaba que el castigo a los vencidos fuese
ejemplar, y así prevenir y evitar toda oposición. De este modo, miles de personas sufrieron cárcel,
persecución, torturas o fueron ejecutados. También se incitó a la población a que denunciase a las personas
consideradas desafectas al régimen.
Se trataba de difundir el terror entre la población y de acallar cualquier intento de disidencia. Fue un
“tiempo de miedo y de silencio”, en el que las personas ocultaban su pasado y no hablaban de política. De
este modo, la despolitización forzada fue uno de los factores que contribuyeron a la pervivencia de la
dictadura.
Se calcula que las personas ejecutadas por razones políticas en la posguerra fueron unas 50000. En cuanto a
la población reclusa, se tuvieron que habilitar campos de concentración para albergar a los miles de presos
políticos. El hacinamiento en las cárceles y las pésimas condiciones higiénicas y alimentarias provocaron una
elevada mortalidad.
3. En 1940 se crearon Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores, integrados por reclutas
considerados peligrosos para incorporar al ejército. En 1942 había 46678 hombres encuadrados en 51
batallones, que realizaban obras de reconstrucción de carreteras, puentes, líneas ferroviarias y obras
hidráulicas o trabajaban en canteras y minas o en el Valle de los Caídos.
El ejército fue el principal brazo ejecutor de la represión, ya que, en los primeros años de la posguerra, la
mayoría de las causas fueron juzgadas por tribunales militares en Consejos de Guerra, ante los cuales la
indefensión de los procesados era casi total. A partir de 1963 se creó un Tribunal de Orden Público (TOP)
que inauguró una jurisdicción civil especial para juzgar los delitos políticos de carácter no violento.
Un proceso de confiscación privó de su patrimonio a la mayoría de los exiliados y políticos republicanos.
También se expropiaron los bienes de todos los partidos, sindicatos, asociaciones, cooperativas y entidades
vinculadas a los vencidos.
Una depuración de funcionarios y trabajadores de las administraciones públicas expulsó a los que se habían
destacado a favor de la causa republicana, y se presionó para que se procediera de igual forma en el sector
privado.
En cuanto a los nacionalismos, la victoria de Franco tuvo unas características muy particulares en Cataluña,
el País Vasco y Galicia, cuyos nacionalismos atentaban contra el principio de la inquebrantable unidad de
España. En consecuencia, se prohibieron y persiguieron todas las manifestaciones lingüísticas y culturales no
castellanas que pudieran servir como base para el mantenimiento de actitudes nacionalistas. El catalán, el
vasco y el gallego fueron considerados simples dialectos, inapropiados para las funciones de la vida pública.
A lo largo de 1939 se publicaron numerosas normativas que los desterraba de la enseñanza, administración
pública, de los medios de comunicación social, del lenguaje comercial e incluso de los espectáculos
públicos. Estos idiomas quedaron relegados al ámbito privado. La represión obligó a buscar refugio en el
exilio a buena parte de los intelectuales, profesores y profesionales más comprometidos con los
nacionalismos.
LECCIÓN 3. RELACIONES INTERNACIONALES Y EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN (POLÍTICA FRANQUISTA ETAPA
1939-1959)
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y LA HEGEMONÍA DEL NACIONALSINDICALISMO (1939-1945)
En los comienzos de la Segunda Guerra Mundial (septiembre de 1939), el franquismo mostró su apoyo a las
potencias del Eje, que le habían ayudado durante la Guerra Civil. Sin embargo, España no se hallaba en
condiciones materiales de involucrarse en una guerra, por lo que Franco declaró la neutralidad de España.
En España se insistió en crear un régimen a imitación de los regímenes fascistas. Serrano Súñer, cuñado de
Franco y gran simpatizante de Alemania, desempeñaría un papel predominante en las relaciones con las
potencias del Eje, al igual que la Falange.
No Beligerancia
La victoria alemana sobre Francia a mediados de 1940 motivó que España pasase de una neutralidad
original a la no beligerancia, lo cual significaba un claro apoyo diplomático y económico a las potencias del
Eje, puesto que ellas se perfilaban como vencedoras de la guerra.
Alemania e Italia sondearon las posibilidades de integración española en el conflicto y Franco se entrevistó
con Hitler (Hendaya, 1940) y con Mussolini (Bordighera, 1941). Franco, que no era contrario a la idea,
consideraba la posibilidad de ampliar las colonias africanas y obtener también otras ventajas como la
recuperación de Gibraltar, como respuesta a su ayuda.
4. En las entrevistas, Franco planteó una serie de compensaciones económicas y de expansión territorial que
hicieron pensar al dictador alemán que el precio exigido era demasiado alto. Finalmente, España no entró
en guerra, aunque colaboró en el esfuerzo bélico enviando material estratégico (wolframio) y
aprovisionamientos. Además, en 1941, una unidad de voluntarios (la División Azul) fue enviada a la URSS
para combatir junto a las tropas alemanas y unos 10500 españoles fueron enviados a trabajar a Alemania.
Retorno a la Neutralidad
Cuando la guerra empezó a ser claramente desfavorable a las potencias fascistas, los gobiernos británico y
americano presionaron al régimen de Franco para que se distanciara formalmente del Eje. Esto se tradujo
en le retirada y disolución de la División Azul y el regreso al estatus de estricta neutralidad (1943).
Con la derrota de Alemania en 1945, el franquismo tuvo que asumir que su pervivencia exigía tomar
distancias del fascismo. El discurso oficial empezó a presentarlo como un régimen católico, conservador y
anticomunista, que podía evolucionar hacia una monarquía en el momento adecuado. Esta nueva dase
comportó la marginación del falangismo de los puestos más relevantes del régimen y el abandono de la
nomenclatura y de los aspectos del ritual más claramente fascistas (supresión del saludo oficial del brazo en
alto).
LOS AÑOS DEL BOICOT INTERNACIONAL (1945-1947)
El fin de la Segunda Guerra Mundial, supuso para el franquismo una etapa de aislamiento y rechazo
internacionales:
- Entre 1945 y 1946 las recién creadas Naciones Unidas (ONU) condenaron explícitamente el régimen
de Franco, impuesto por la fuerza gracias a la ayuda de las potencias fascistas derrotadas.
- El gobierno de Francia cerró la frontera con España.
- Un acuerdo de la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó la retirada de los
embajadores de Madrid.
- No le harían partícipe del programa de ayudas económicas americano, el Plan Marshall.
- Fue excluida de la nueva alianza defensiva occidental, la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN).
Franco mantuvo siempre el firme propósito de perpetuarse en el poder y la condena internacional fue
presentada a los españoles como una maniobra extranjera para desprestigiar España y llevar a los españoles
a una nueva Guerra Civil.
LECCIÓN 4. LA ESTRUCTURA DEL NUEVO ESTADO
LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL RÉGIMEN
El régimen pretendió darse legalidad jurídica y se elaboraron unas Leyes Fundamentales que en nada se
parecían a una Constitución Democrática. Las cinco primeras fueron:
1. El Fuero del Trabajo (1938). Regulaba las relaciones laborales y establecía los principios del
nacionalsindicalismo.
2. La Ley Constitutiva de las Cortes (1942). Creaba las Cortes como órgano legislador sólo deliberativo
y supeditado a Franco (es decir, órgano de consulta).
3. El Fuero de los Españoles (1945). Declaración de derechos de los españoles subordinada a los
principios del Movimiento Nacional sin ninguna garantía para poderlos ejercer.
4. La Ley de Referéndum Nacional (1945). EL jefe de Estado podía someter a consulta popular las
cuestiones que considerase oportunas.
5. La Ley de Sucesión (1947), aprobada en Referéndum. Establecía España como reino y preveía la
monarquía como sucesora del franquismo. Refrendaba (Manifestar públicamente la aprobación de
algo o alguien) a Franco como jefe de Estado.
5. El franquismo rechazaba el sistema democrático, basado en la voluntad popular, el sufragio y la separación
de poderes. Para la construcción del nuevo Estado, se inspiró en el Estado corporativista italiano, que
organizaba la participación popular a partir de tres unidades básicas: la familia, el municipio y el sindicato,
elementos naturales representativos de la sociedad, y que el régimen consideraba superiores a los partidos
políticos, el instrumento de participación ciudadana en los regímenes democráticos. El sistema fue
denominado democracia orgánica, un nombre con el que se pretendía dar al régimen una cierta
legitimidad, pero diferenciándolo claramente de la democracia tradicional.
La representación popular en las instituciones del Estado se reguló a partir de la Ley Constitutiva de las
Cortes, una Ley Fundamental que definía a las Cortes como “órgano superior de participación del pueblo
español en tareas del Estado”, no tenían ninguna representación democrática y todos sus miembros, los
procuradores, eran designados desde el poder. Entre ellos, se encontraban los ministros, los miembros del
Consejo Nacional de FET y de las JONS y de la Organización Sindical.
También había procuradores natos por razón de su cargo, como los alcaldes de las mayores ciudades
(también designados), los rectores de las universidades y los representantes de la jerarquía eclesiástica. Se
trataba de una representación corporativa por tercios: el sindical, el de entidades y administración local
(ayuntamientos y diputaciones). A partir de la ley orgánica de 1966 surgieron los procuradores por el tercio
familiar, elegidos mediante sufragio por los cabezas de familia.
En el plano territorial, el gobierno ejercía su poder mediante los gobernadores civiles de cada provincia,
que, además, eran los jefes provinciales del Movimiento. También se restableció la antigua estructura de las
Capitanías Generales, que la República había suprimido, y en cada provincia había un gobernador militar
como prueba de dualidad del poder.
La Ley de Unidad Sindical (1940) organizó los Sindicatos Verticales, encuadrados en la CNS (Centro Nacional
Sindicalista), que dependían de un secretario general con rango de ministro. Inspirada en el modelo
corporativo italiano, establecía qué empresarios y trabajadores se integrarían en un mismo sindicato por
ramas de producción.
AUTARQUÍA Y RACIONAMIENTO (ECONOMÍA FRANQUISTA ENTRE 1939 Y 1959)
Uno de los principales objetivos de la primera etapa franquista fue la de conseguir la autosuficiencia
económica (autarquía). Para ello, se fomentó una política económica que propugnó:
- El aislamiento del exterior.
- La sustitución del libre mercado por la intervención del Estado en la económica, justificando esta
política con un discurso fascista y patriótico.
La política autárquica tuvo tres grandes ámbitos de actuación:
1. Reglamentación del comercio exterior.
a. Las importaciones y las exportaciones pasaron a estar completamente controladas por el
Estado, y era necesaria una autorización administrativa para realizarlas. Con esta medida, se
limitaban al máximo los intercambios con el exterior, reduciendo las importaciones a los
productos considerados imprescindibles.
b. Resultado de las restricciones:
i. Encarecimiento de los productos que el Estado debía importar, y una gran escasez
de bienes de consumo.
ii. El desabastecimiento afectó también a las materias primas y al suministro eléctrico,
lo cual provocó un notable descenso de la producción industrial.
6. 2. Fomento de la industria, con el fin de asegurar la independencia militar y política del nuevo Estado.
a. Diversas leyes y medidas favorecieron la creación de empresas públicas, así como la
nacionalización de sectores considerados indispensables.
b. Se fomentó el desarrollo de las industrias de bienes de equipo, que recibieron una
considerable y continuada ayuda pública, lo cual generó un elevado gasto público que tuvo
importantes efectos inflacionistas. Así pues, en 1941 se nacionalizaron todas las compañías
de ferrocarriles y se creó la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE). En 1945 se
procedió a la nacionalización de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE).
c. Se fundó el INI (Instituto Nacional de Industria) en 1941, destinado a promover la nueva
política industrial. El INI impulsó la creación de numerosas empresas públicas, cuyo objetivo
era producir los bienes que le sector privado no fabricaba por falta de rentabilidad o por los
gastos excesivos de inversión. El Estado priorizó las inversiones en sectores vinculados a los
intereses de la defensa militar (hidrocarburos, transporte, construcción naval, etc.), y en
esta primera década del franquismo se crearon las principales empresas del grupo: Iberia
(1943), Banco Exterior de España, Endesa (1944) o SEAT (Sociedad Española de Automóviles
de Turismo) (1950).
3. Cambios en el sector agrario. Este sector vio cómo el Estado regulaba la producción, la
comercialización, los precios y el consumo de la mayoría de sus productos. Los bajos precios
oficiales (sobre todo en los cereales, las legumbres, el vino, el aceite y las patatas) provocaron un
descenso de la producción. También disminuyó considerablemente la productividad por hectárea.
Resultado de la autarquía:
- Colapso del comercio exterior.
- Notable descenso de los niveles de producción y consumo.
- Considerable disminución del nivel de vida de la población.
- Freno a las tendencias modernizadoras de la economía española iniciadas a principios del siglo XX.
Ello comportó una ampliación de las diferencias con los niveles de bienestar de los países de Europa
Occidental. Así, mientras la mayoría de los países afectados por la Segunda Guerra Mundial
tardaron entre 5 y 8 años en recuperar los niveles económicos de 1939, España tras la Guerra Civil,
tardó 15 años para alcanzar los niveles de 1935.
RACIONAMIENTO Y MERCADO NEGRO
La rígida reglamentación de la economía autárquica conllevaba el control del mercado por parte del Estado.
Los productores agrícolas estaban obligados a entregar toda la producción a un precio de tasa y la propia
Administración se encargaba de vender los productos al consumidor a un precio también regulado. El
resultado fue el desabastecimiento generalizado de alimentos y el racionamiento de los productos
considerados de primera necesidad, que se distribuían mediante una cartilla de racionamiento, vigente
entre los años 1939 y 1952.
La tasación de los precios de los alimentos por debajo de su valor comportó que muchos productores
prefiriesen esconder la producción para venderla en el mercado negro, del cual obtenían unas ganancias
más elevadas. El fraudulento mercado negro afectaba a los alimentos, a las materias primas y a los
productos industriales, y sus precios solían ser 3-4 veces superiores a los oficiales.
UNAS DURAS CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO
Salarios bajos, escasez de productos y precios altos son el recuerdo popular de la década de 1940, de los
años de la miseria y del hambre. A grandes rasgos puede afirmarse que el incremento del coste de la vida
durante esta década superó el 500% respecto a los precios anteriores a la guerra, pero si consideramos los
precios de los alimentos básicos, el incremento superó el 700%.
El nivel de vida de la población disminuyó considerablemente como consecuencia de la inflación y de los
bajos salarios, que crecieron muy lentamente entre 1939 y 1951, y siempre por debajo de los precios. Esta
situación obligó a muchos empleados a trabajar hasta 12 y 14 horas diarias, o incluso a desempeñar más de
un oficio o profesión a la vez.
7. El hambre afectó a una parte muy significativa de la población y provocó el resurgimiento de un conjunto de
enfermedades ya erradicadas en décadas anteriores, como la tuberculosis. Así, durante la década de 1940
se incrementó la tasa de mortalidad, sobre todo la infantil, que en 1941 llegó a ser del 143 ‰. En 1945, la
esperanza de vida se situaba en 47 años para los hombres y 53 para las mujeres, muy por debajo de los
índices de 1935.
La miseria generalizada se manifestó también en la carencia de viviendas dignas, tanto en las grandes
ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, donde hubo un gran aumento del chabolismo y del
fenómeno de los realquilados, como en el campo, donde proliferó la utilización de cuevas como viviendas.
LECCIÓN 5. LOS AÑOS DEL RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL (1951-1959)
DEL FALAGISMO AL NACIONALCATOLICISMO
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL Y PREDOMINIO DEL NACIONALCATOLICISMO (1947-1953)
LOS PRIMEROS INTENTOS DE APERTURA (1953-1959)
El malestar creado por las duras condiciones de vida y de trabajo, así como la opresión política, provocaron
protestas. Algunas de ellas fueron muy masivas, como la huelga general de Bilbao, de marzo de 1948 y el
movimiento popular de Barcelona de 1951, a causa del aumento del precio del billete del tranvía, que
rápidamente derivó hacia una protesta por los salarios, la miseria y la falta de libertades.
En el exterior, a partir de 1947, la configuración de los dos bloques antagónicos (URSS y EEUU) y el inicio de
la Guerra Fría alteraron significativamente la situación internacional. En este nuevo contexto, era más
importante para EEUU y los países occidentales contar con un buen aliado en la lucha contra el comunismo,
el gran enemigo, que presionar al régimen franquista para forzar la democratización de su sistema político.
Aunque las condenas verbales al franquismo se mantuvieron, poco a poco dio paso a la aceptación interna-
cional del régimen. En 1947, Estados Unidos se negó a imponer nuevas sanciones a España y presionó para
que la ONU no ratificara (Confirmar la validez o la verdad de una cosa que se ha dicho o se ha hecho ante-
riormente) su condena anterior. En 1950, una nueva resolución revocaba el acuerdo de retirada de emba-
jadores de España.
Las dificultades políticas y económicas, unidas a la necesidad de suavizar los rasgos del franquismo más
coincidentes con el fascismo, llevaron a Franco a remodelar su gobierno en el verano de 1951, con la
intención de facilitar su acercamiento a las potencias occidentales.
El nuevo gabinete (consejo de ministros) abrió una etapa caracterizada por el predominio del
nacionalcatolicismo. Se dio un mayor peso a los católicos (muchos de ellos agrupados en la Asociación
Católica Nacional de Propagandistas) en detrimento de los falangistas y se impulsó a figuras no tan
comprometidas con los principios más autoritarios como Joaquín Ruíz-Giménez, nuevo ministro de
educación. El almirante Carrero Blanco, subsecretario de la Presidencia del Gobierno, era el máximo
consejero de Franco en cuanto a la orientación política del régimen.
En 1953, Franco obtuvo el definitivo reconocimiento internacional del régimen con la firma de los acuerdos
con Estados Unidos y del concordato con la Santa Sede. El Vaticano exigía a cambio el restablecimiento
explícito de la confesionalidad del Estado y un considerable estatus de privilegio para la Iglesia Católica.
Los estadounidenses obtuvieron de España el derecho a establecer y utilizar una serie de instalaciones mili-
tares en territorio español (Torrejón, Morón, Zaragoza y Rota). A cambio, España recibió material bélico
para modernizar sus fuerzas armadas y ayuda económica y técnica. Además, los acuerdos con Estados Uni-
dos sirvieron para regularizar las relaciones diplomáticas y comerciales de España con los países del bloque
occidental.
8. LOS PRIMEROS INTENTOS DE APERTURA (1953-1959)
A mediados de la década de 1950, la admisión de España en el contexto internacional había dado un respiro
al franquismo, pero muchos de los problemas interiores seguían sin resolverse.
La situación económica era muy difícil: la producción aumentaba lentamente y el nivel de vida en España
era muy inferior al del resto de países europeos. Las ayudas americanas no eran suficientes para salvar la
situación de crisis, y en la calle surgieron los primeros síntomas de descontento por la carestía y el hambre.
Entre 1956 y 1958 se produjeron una oleada de protestas obreras en algunas ciudades y los primeros
momentos de disidencia en la universidad.
Dentro del régimen aumentaba la presión de los que defendían la necesidad de un profundo cambio en la
orientación económica. Estos dirigentes eran conscientes de la necesidad de acabar con los vestigios de la
autarquía y liberalizar la economía, y de proceder a su apertura al exterior para reorientar un Estado que se
hallaba al borde de la quiebra.
De este modo, en 1957 Franco realizó una nueva remodelación del gobierno, en la misma línea que años
atrás, apartando a los falangistas y promocionando sectores católicos. Entraron como ministros, a propuesta
de Carrero Blanco, los llamados tecnócratas, algunos hombres procedentes del Opus Dei, que se ocuparon
de puestos decisivos en la dirección económica del país. Esta nueva generación de políticos, la mayoría de
los cuales no había participado en la Guerra Civil, protagonizarían la etapa siguiente del franquismo (1959-
1975), caracterizada por un intento crecimiento económico en la década de 1960.
LA LEY DE PRINCIPIOS DEL MOVIMIENTO NACIONAL
Una de las primeras actuaciones del nuevo gabinete fue la promulgación de la Ley de Principios del
Movimiento Nacional (1958), la sexta de las Leyes Fundamentales que actualizaba los principios directores
del régimen sin alterar para nada su naturaleza dictatorial. Todos los funcionarios públicos estaban
obligados a jurarlos antes de tomar posesión de su cargo.
Los dirigentes de FET y de las JONS pretendieron que la Ley de Principios del Movimiento Nacional diera
grandes poderes al partido para controlar al Gobierno. Pero la oposición de la Iglesia, de los militares y de
los sectores empresariales hizo que finalmente se configurase el Movimiento Nacional como la agrupación
de todas las familias franquistas, sin predominio falangista.
Los falangistas más recalcitrantes, y de hecho el conjunto del Movimiento, quedaron claramente
subordinados al Gobierno y, sobre todo, a Franco.
La Ley de Principios del Movimiento Nacional también reafirmó a España como reino, pero dejaba en
manos de Franco la elección del futuro monarca y el momento en que se produciría la sucesión.
LECCIÓN 6. ¿QUÉ VALORES IMPUSO EL FRANQUISMO EN LA SOCIEDAD?
El franquismo pretendió imponer sus valores ideológicos y morales ejerciendo un exhaustivo control sobre
las actividades privadas y públicas de todos los españoles.
En consecuencia, se impusieron unas formas de comportamiento basadas en la más estricta moral cristiana.
Por una parte, la mayoría de las ceremonias que marcaban la vida de las personas tenían un carácter
religioso (bautizo, boda y entierro); por otra, se prohibían el matrimonio civil y el divorcio y se penalizaba el
aborto. El puritanismo más estricto invadió todas las actividades sociales y se extendió una enfermiza
obsesión por vigilar y condenar todo tipo de manifestaciones en las que la sexualidad, o simplemente la
exhibición de una parte del cuerpo, pudiera dar lugar a “pecaminosas intenciones”.
El franquismo instauró una rígida censura sobre todas las actividades sociales, culturales y lúdicas de los
españoles. Los guiones de las películas, las obras teatrales, los libros, la prensa, etc., debían pasar por una
comisión de censores que vigilaban que su contenido no fuese contrario a los principios del Movimiento ni a
la moral cristiana.
9. En el ámbito familiar, se impuso el modelo patriarcal, que preconizaba el completo sometimiento de la
mujer al hombre. Así, se retornó al Código Civil de 1889, que consagraba la inferioridad jurídica de la mujer,
a quien se exigía un permiso del padre o de marido para trabajar. La nueva moral pretendía imponer el
regreso de la mujer al hogar, y su educación la orientaba hacia el matrimonio y la familia, lo cual dificultaba
su entrada en el mundo universitario y profesional.
La educación se convirtió en un importante medio de adoctrinamiento político y religioso. La enseñanza
primaria y media quedó mayoritariamente en manos de la Iglesia, se prohibió la enseñanza mixta y se
impuso la obligatoriedad de la religión y la Formación del Espíritu Nacional, asignatura que enseñaba los
principios básicos de la doctrina falangista y que era impartida por los miembros del Movimiento.
LECCIÓN 7. LA OPOSICIÓN EXTERIOR: LOS REPUBLICANOS DEL EXILIO
En la fase final de la Guerra Civil, más de cuatrocientas mil personas comprometidas con la República
huyeron a Francia a través de los Pirineos o al Norte de África (Argelia y Marruecos) por los puertos
mediterráneos. Una buena parte de ellos regresó a España cuando el régimen de Franco prometió no
proceder contra quienes no hubiesen cometido delitos, aunque esa promesa no se cumplió.
Otros muchos decidieron no regresar y alrededor de doscientas mil personas permanecieron en el exilio o
sólo regresaron tras la meurte de Franco. Este éxodo supuso para Esppaña la pérdida de importantes
personalidades de los ámbitos intelectual, artístico y científico, hecho que incidió en el bajo nivel de
producción cultural durante la posguerra.
En Francia se estableció una iportante colonia de emigrados espñaoles, principalmente en las ciudades del
sur (Toulouse, MOntauban, Albi, Perpiñán y Burdeos). Su situación se hizo más difícil durante la ocupación
alemana de Francia, que implicó la persecución de los emigrados españoles, tildados de peligrosos
comunistas. Entonces, muchos optaron por emigrar al Reino Unido y América, pero otros se enrolaron en la
Resistencia francesa, que luchaba contra los alemanes. Un gran número se exilió a México (Lázaro Cárdenas,
presidente).
En el exilio se desarrolló una muy importante oposición antifranquista, y las instituciones de la República y
de los gobiernos catalán y vasco siguieron funcionando. En 1945 se celebraron en México las primeras
Cortes republicanas en el exilio y se eligió un nuevo gobierno republicano, institución que se mantuvo hasta
1977.
La mayoría de las organizaciones políticas y sindicales republicanas mantuvieron su organización fuera de
España, aunque fue decayendo a causa de las divisiones internas y del progresivo alejamiento de la realidad
social de España. Las discrepancias entre las diferentes fuerzas políticas dificultaron la creación de
plataformas unitarias y la elaboración de programas comunes para luchar contra el franquismo.
Así pues, mientras algunas fuerzas (republicanas, socialistas y algunas anarquistas) defendían la necesidad
de crear un frente único y desarrollar una labor diplomática para forzar la caída del franquismo, otras
defendían la lucha guerrillera, como una fase previa a la insurrección popular (comunistas, poumistas -
Partido Obrero de Unificación Marxista- y sectores anarquistas).
LECCIÓN 8. LA RESISTENCIA EN EL INTERIOR
Al finalizar la guerra, los partidos y sindicatos opositores a Franco (republicanos, PSOE, PCE, UGT, CNT…)
habían quedado totalmente desmantelados. Su reconstrucción fue lenta y dificultosa y tuvo que hacerse en
la clandestinidad más absoluta, sorteando la implacable represión policial que constantemente
desarticulaba su organización y encarcelaba a sus dirigentes. El PCE fue el partido que, en mayor medida,
consiguió rehacer su estructura y mantener cierta actividad clandestina.
A grandes rasgos, se puede dividir la actuación de la oposición durante el primer franquismo en tres etapas
notablemente diferenciadas:
10. a. Desde los comienzos hasta 1944. La resistencia interior era muy limitada, puesto que son
los momentos más duros de la represión franquista. No obstante, destacó la persistencia de
una actividad guerrillera (maquis) protagonizada por un considerable número de
combatientes republicanos que no se resignaban a la derrota y mantuvieron focos de
resistencia armada.
b. Desde 1944 a 1947. Fue una etapa condicionada internacionalmente por la victoria de los
aliados, que creó unas condiciones favorables a una hipotética caída del régimen franquista.
La posible intervención aliada en España provocó la creación de plataformas unitarias entre
distintas fuerzas opositoras:
i. En 1944, los sectores monárquicos más democráticos se organizaron alrededor de
Juan de Borbón con la esperanza de una rápida restauración de la monarquía. Esta
apuesta provocó la creación de la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas
(integrada por socialistas, republicanos y algunos miembros de la CNT-cenetistas-).
ii. Anarquistas y comunistas apostaron por el intento de sublevación armada para
acabar con el franquismo. Desde Francia organizaron partidas de guerrilleros que
entraron en España y actuaron sobre todo en zonas rurales y de montaña, aunque
también se dieron acciones significativas en grandes ciudades como Barcelona y
Madrid. La acción más espectacular fue la invasión del valle de Arán, dirigida por el
PCE e iniciada el 18 de octubre de 1944. Los guerrilleros ocuparon el valle durante
diez días, pero tuvieron que retirarse y la acción acabó en fracaso.
c. Desde 1948 a 1951. Se produjo una recomposición del movimiento opositor debido a la
desmoralización que provocó la consolidación de la dictadura de Franco. A finales de 1948,
era evidente que ninguna potencia estaba dispuesta a colaborar en una estrategia para
derribar al dictador español, ni parecía posible que la guerrilla acabase con la dictadura.
Además, la policía franquista y la Guardia Civil habían liquidado prácticamente toda la
resistencia política en el interior. Como culminación de la crisis general del antifranquismo
aparecía también el hecho de que el mundo político del exilio estuviera cada vez más
distante de la realidad política española y continuase enfrascado en las viejas polémicas
herederas de la Guerra Civil.
EL RESURGIMIENTO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL
A finales de la década de 1940 empezó a surgir en España un tímido movimiento de protesta popular,
protagonizado por las clases trabajadoras, contra las precarias condiciones de vida y trabajo. Estas primeras
actuaciones obreras, que mostraban una clara actitud de rechazo a la dictadura, eran fruto de la incipiente
reorganización de la izquierda. El PCE abandonó en 1948 la lucha armada y se centró en la acción política
clandestina en el interior del país, con el propósito de recomponer su organización interna y aumentar su
influjo sobre los trabajadores. Por otro lado, sectores obreros católicos como la HOAC (Hermandad de
Obreros de Acción Católica), creada en 1946, empezaron a plantear reivindicaciones sociales y laborales.
Ejemplos de conflictividad laboral:
- A partir de 1946 hubo conflictos laborales en el sector textil, el metalúrgico, el químico y el naval.
- En ese mismo año se llevó a cabo una primera huelga general en Manresa (Barcelona), y en 1947,
una huelga general en el País Vasco.
- La acción reivindicativa de mayor trascendencia fue la huelga de tranvías de Barcelona, acaecida
como consecuencia del deterioro de la vida debido al aumento de los precios. En 1951, el
incremento de 20 céntimos en el precio del billete de tranvía provocó un boicot generalizado de la
población hasta que se anuló la subida de tarifas decretada por las autoridades.
- En 1958, un movimiento huelguístico en Asturias conllevó la imposición del Estado de excepción (se
suspende el libre ejercicio de derechos de los ciudadanos. Control por parte de las fuerzas armadas)
durante cuatro meses.
- Paralelamente, el movimiento estudiantil iba despertando del letargo y en 1956-1957 se
desarrollaron las primeras revueltas estudiantiles en las universidades de Madrid y Barcelona.
Mirad el esquema del final del tema para repasar. (Páginas 378-379)