CONSECUENCIAS DE LA DIGLOSIA EN LA EDUCACION^J.pptx
Friedrich Engels.docx
1. UNIVERSIDAD DEL NORTE
FILIAL – CAACUPE
Filosofia de
Estado
Tema
´´Manifiesto Comunista ´´
PROF.: GREGORIO TORALES
Caacupe - 2023
2. Introducción
Se trata, por supuesto, de un documento escrito para un determinado momento histórico.
Parte del mismo quedó obsoleto casi de inmediato, como por ejemplo las tácticas
recomendadas a los comunistas en Alemania, que no se aplicaron durante la revolución
de 1848 y sus secuelas. Otra parte del mismo se fue quedando obsoleta a medida que
transcurrían los años que separaban a los lectores de la fecha en que se escribió. Hacía
mucho tiempo que Guizot y Metternich ya no lideraban gobiernos para ser personajes
de los libros de historia y el zar ya no existe (aunque el Papa sí). En cuanto a la
discusión sobre la “literatura socialista y comunista”, los propios Marx y Engels
reconocieron en 1872 que ya entonces estaba desfasada.
Y lo que es más importante: con el paso del tiempo, el lenguaje del Manifiesto ya no era
el de sus lectores. Por ejemplo, se ha comentado ampliamente la frase que decía que el
avance de la sociedad burguesa había rescatado “a una parte considerable de la
población de la idiotez de la vida rural”. Pero mientras no hay duda de que Marx en ese
momento compartía el desprecio e ignorancia habituales del habitante de la ciudad hacia
el entorno campesino, la frase alemana actual y analíticamente más interesante de dem
Idiotismus des Landlebens entrissen no se refiere a la “estupidez”, sino al “horizonte
estrecho” o “al aislamiento del conjunto de la sociedad” en que vivía la gente del
campo. Hacía eco del significado original del término griego idiotes, de donde se
derivan los significados actuales de “idiota” o “idiotez”: “una persona preocupada solo
de sus asuntos privados y no de los de una comunidad más amplia”. Desde 1840 y en
los movimientos cuyos miembros, al contrario que Marx, no habían recibido una
educación clásica, el sentido original se desvaneció y se malinterpretó.
3. Friedrich Engels
Friedrich Engels fue uno de los padres del socialismo científico, también
conocido como marxismo, y dirigente socialista. Sin embargo, su familia,
perteneciente a la burguesía industrial del sector textil, poseía una posición
acomodada, de ideología conservadora e influenciada por posturas religiosas
calvinistas.
A pesar de sus importantes aportaciones al marxismo, su personalidad y sus
concepciones políticas, sociales y económicas, ha estado siempre a la sombra
de Marx.
Engels: vida y obra
Friedreich Engels nació en la ciudad de Barmen, Renania, en 1820, y murió en
Londres en 1895. Creció influenciado por ideas conservadoras y calvinistas.
Desde su juventud comenzó a mostrar interés por ideas progresistas, como las
del movimiento de los «jóvenes alemanes»: un patriotismo cultural, liberal y
progresista, que exigía reformas republicanas, liberales y laicistas. Su
evolución ideológica le llevó a conectar con las ideas de Hegel y a abandonar
cualquier atisbo de religiosidad heredada de su familia.
En 1842 conoció a Marx en las oficinas del periódico Rheinische Zeitung,
donde éste era redactor. La relación, en un inicio, fue tirante, con discrepancias
en relación con algunos artículos que eran considerados muy radicales, de los
que Marx pensaba que podían poner en peligro la publicación.
Karl Max
Karl Marx fue un pensador de origen alemán (Tréveris, Prusia occidental, 1818
– Londres, 1883) considerado como el padre del socialismo científico. Su obra
más importante es ‘El Capital’ publicado junto a Engels en 1867.
Karl Marx ingresó en las Universidades de Bonn, Berlín y Jena para finalizar
sus estudios —Derecho, Historia y Filosofía— en 1841. Aunque formalmente
no estudió Economía, muchos historiadores lo consideran como un economista
4. muy importante debido a su principal obra: El Capital. Una de las obras sobre
economía más leídas y estudiadas de todos los tiempo.s
Karl Marx y Friedrich Engels —con quien compartiría una estrecha
colaboración intelectual y política— se centraron en lo que denominaron
“socialismo científico”. Basado en la crítica sistemática del orden establecido y
el descubrimiento de las teorías que conducirían a su superación. De hecho,
sería la fuerza de la revolución, la forma de acabar con la civilización burguesa.
Concretamente, fue en 1848, a petición de una liga revolucionaria clandestina
integrada por emigrantes alemanes, cuando los dos autores plasmaron tales
ideas en el «Manifiesto Comunista«. En el Manifiesto expusieron la nueva
concepción del mundo, la dialéctica como la más completa doctrina del
desarrollo, la teoría de la lucha de clases y el papel revolucionario del
proletariado como creador de la sociedad comunista. Este libro sentó las bases
del comunismo.
Manifiesto Comunista
De qué se trata
En 1848, Marx y Engels dieron a conocer el Manifiesto comunista. ¿Todavía
tiene este manifiesto algo que decirnos hoy? Si leemos la introducción del
historiador Eric Hobsbawm a esta nueva edición, nos queda claro rápidamente
que este escrito de lucha de ninguna manera resulta anticuado incluso en la
era del capitalismo globalizado. Sobre todo, porque el propio manifiesto señala
que el capitalismo burgués, tal como lo concibieron los autores en sus primeras
etapas, finalmente está orientado al mercado mundial. Y en lo que se refiere al
lenguaje, sin duda los términos “burgués” y “proletario” suenan anticuados y
románticamente revolucionarios en los oídos de hoy, pero el lenguaje casi
bíblico de muchos pasajes del manifiesto sigue cautivando a los lectores. El
comunismo real existente –que fue una caricatura grotesca del ideal descrito
por Marx y Engels– fracasó. Por otro lado, la era del capitalismo todavía está
vigente. Uno de sus análisis más perspicaz fue y sigue siendo el Manifiesto
5. comunista. getAbstract.com recomienda este clásico de la literatura mundial a
cualquier persona interesada en la historia, la economía y la política.
Ideas fundamentales
El Manifiesto comunista está destinado a revelar a las personas las
verdaderas intenciones de los comunistas y socavar la difamación de
sus opositores.
Toda la historia humana es una historia de lucha de clases.
En la época moderna, los capitalistas burgueses y los trabajadores se
contraponen como opresores y oprimidos.
La propia burguesía surgió victoriosa de la lucha de clases contra el
régimen feudal.
Las condiciones desiguales de propiedad y producción en la sociedad
burguesa crean una tensión tremenda que se descarga en una
revolución.
Si se elimina la propiedad privada, las contradicciones de clases
desaparecen.
La transformación de la propiedad también cambiará la conciencia de las
personas.
Los comunistas son los defensores consecuentes de los intereses de los
trabajadores.
Otros objetivos de los comunistas son: la abolición del trabajo infantil, la
emancipación de las mujeres y la prevención del conflicto bélico entre
las naciones.
Los trabajadores se convierten en la clase dominante, pero solo
temporalmente: al final, la sociedad sin clases no tiene esclavitud,
explotación ni opresión.
Resumen
Un fantasma recorre Europa
En 1848 en Europa, todos los poderosos –el papa en Roma, el zar de Rusia y
los diversos gobernantes de Europa Central– temen un nuevo movimiento: el
6. comunismo. Aunque hasta el momento no se ha consolidado oficialmente, este
nuevo movimiento es reconocido por todos ellos como un nuevo poder y un
peligro. Es, por tanto, el momento de presentarle al mundo un manifiesto
comunista para ponerle fin a los cuentos difundidos de fantasmas y mentiras y
hacer públicas las verdaderas intenciones de los comunistas.
La historia de la lucha de clases
La historia de la humanidad es, esencialmente, la historia de una lucha de
clases. Siempre hubo confrontación entre opresores y oprimidos, y su conflicto
terminó, o bien en una revolución y con ella la creación de una nueva sociedad
y nuevas clases, o bien en la desaparición conjunta de los opositores. En la
antigua Roma había patricios, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores
feudales, vasallos, gremios y siervos. También en la sociedad burguesa
moderna persisten los antagonismos de clase, pero solo hay dos bandos
enfrentados: la burguesía y el proletariado, la burguesía y la clase trabajadora.
La sociedad burguesa, que ha reemplazado a la sociedad feudal, se basa,
sobre todo, en el progreso económico: el descubrimiento de nuevos países y
mercados, la expansión del comercio mundial y la producción industrial en vez
de la manufactura.
“Un fantasma recorre Europa (…) el fantasma del comunismo””.
La propia burguesía desempeñó alguna vez un papel revolucionario.
Paralelamente a la industrialización y la creación de un mercado mundial,
también asumió el poder político y abolió la sociedad feudal. En la sociedad
burguesa ahora cuentan estos principios: el egoísmo, el libre comercio, el valor
de cambio y el pago en efectivo. Todas las personas en todas las ocupaciones
se convierten en trabajadores asalariados, incluso en las familias imperan las
relaciones monetarias netas. La revolución social de la burguesía se puede
comparar con hazañas históricas, como la construcción de las pirámides y las
catedrales, la migración de los pueblos y las cruzadas. Y la revolución continúa.
La burguesía capitalista depende de seguir desarrollando sin cesar los
instrumentos de producción y las relaciones en los que se basa su dominio: ¡no
hay interrupción en la era de la máquina de vapor y el ferrocarril!
7. “La historia de toda sociedad hasta ahora no es sino la historia de la lucha de
clases””.
El capitalismo extiende su dominio al mundo entero porque necesita cada vez
más ventas de sus productos obtenidos con métodos de producción que
mejoran continuamente. El capitalismo es verdaderamente cosmopolita y no
tiene nada que ver con las restricciones nacionales. Lleva su civilización a
todas partes, incluso a los países en vías de desarrollo, y los obliga a
convertirse en capitalistas: la burguesía capitalista crea un mundo a su propia
imagen. Surgen ciudades y aglomeraciones gigantescas, los medios de
producción están centralizados y la propiedad se concentra en manos de unos
pocos.
“En sus apenas cien años de soberanía de clase, la burguesía ha creado
fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las generaciones
anteriores juntas. Ha reemplazado la explotación abierta, desvergonzada,
directa y árida con la explotación de ilusiones religiosas y políticas””.
Pero el peligro se avecina. Así como la burguesía disolvió la sociedad feudal
porque en ella las relaciones de propiedad ya no correspondían a las fuerzas
productivas, también a la sociedad burguesa le espera la disolución. Mientras
tanto, las fuerzas productivas se han vuelto tan enormes que las relaciones
burguesas resultan demasiado estrechas para captar esa riqueza. Las crisis
económicas regulares lo atestiguan y la clase que llevará a cabo esta
disolución es la clase trabajadora, el proletariado.
“¡Que las clases dominantes tiemblen ante una revolución comunista! Los
proletarios no tienen nada que perder sino sus cadenas. Tienen un mundo por
ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos”!
Con su fuerza de trabajo, el proletariado es el polo opuesto de la burguesía con
su capacidad financiera. Pero como consecuencia de la industrialización y el
florecimiento del capitalismo, el trabajador se devalúa a un mero factor de
producción, a una mercancía. Aunque, en general, la cantidad de trabajo está
aumentando, cada vez más son máquinas las que lo hacen. El trabajador se
8. queda siempre con trabajos más sencillos y primitivos por los que se paga cada
vez menos.
“La burguesía no solo ha forjado las armas que han de darle muerte; también
engendró a los hombres que llevarán estas armas: los trabajadores modernos,
los proletarios””.
Las masas de trabajadores son siervos de los capitalistas y son
sistemáticamente explotadas. Los explotados están luchando ahora contra los
opresores: al principio, solo esporádicamente, luego en agrupaciones y
organizaciones cada vez mayores. De los conflictos individuales poco a poco
surge una verdadera lucha de clases. El proletariado es el único opositor
genuinamente revolucionario de la burguesía, en contraste con la clase media,
los artesanos y los campesinos, que buscan preservar sus posesiones. No
pasa lo mismo con los proletarios: no tienen que asegurar ningún derecho
adquirido, sino destruir un orden social explotador que les niega cualquier tipo
de derecho y que vive y prospera gracias a su falta de propiedad.
La revolución comunista
Los comunistas se distinguen de los demás partidos que pertenecen al
movimiento de la clase trabajadora porque no están limitados por las fronteras
nacionales, sino que se asumen a sí mismos como los representantes
internacionales de los proletarios. Son, por así decirlo, la punta de lanza del
movimiento obrero. Su objetivo: instruir a los trabajadores en una clase segura
de sí misma, sacudirse el dominio de la burguesía y conquistar el poder
político. No se ven como representantes de cualesquiera teorías, ideas y
principios, sino como representantes de la real y existente lucha de clases, que
siempre ha moldeado la historia. Los comunistas quieren abolir la propiedad
privada, en particular, la propiedad privada burguesa, de la misma manera en
que la burguesía alguna vez abolió la propiedad feudal. Por consiguiente, el
comunismo sigue solo un camino histórico que, en su momento, también siguió
la burguesía. Sin embargo, quiere seguir por este camino hasta el final, hasta la
abolición absoluta de la propiedad privada.
9. “Las ideas dominantes de una época no han sido más que las ideas de la clase
dominante””.
La propiedad es el punto clave en la lucha de clases: el trabajador no adquiere
propiedades con su trabajo asalariado, sino que este apenas le alcanza para
mantenerse con vida y seguir trabajando. El capitalista, por el contrario, tiene
una propiedad: el capital. Pero, debido al trabajo del proletario, este es un bien
común y, por tanto, debe convertirse en una propiedad conjunta. Por
consiguiente, la abolición de la propiedad privada no afecta en absoluto a la
mayor parte de la sociedad, ya que no tiene ninguna. Sin embargo, la
propiedad de la pequeña clase gobernante, que se basa esencialmente en el
trabajo y la falta de propiedades de todos los demás, debe ser, de hecho,
abolida. La objeción de que, con la abolición de la propiedad, la gente ya no
querría trabajar no es válida, porque incluso en la sociedad burguesa es cierto
que algunos trabajan, pero no adquieren nada y otros adquieren, pero no
trabajan. Por tanto, hace tiempo que no hay un incentivo para trabajar, pero no
puede hablarse de pereza y apatía sociales.
“El proletariado pasa por diferentes etapas de desarrollo. Su lucha contra la
burguesía comienza con su nacimiento””.
El ciudadano cree que, con la abolición de la propiedad, también se perderían
la educación y todos los demás valores y que, instituciones venerables, como
por ejemplo el matrimonio, se reducirían. Pero solo se abolirían valores e
instituciones específicamente burguesas, al igual que en la Antigüedad y en la
sociedad feudal solo se extinguieron los sistemas de valores reinantes. El
nuevo orden social siempre trae nuevos valores e instituciones. Erróneamente,
el ciudadano ve sus valores y leyes burguesas como leyes generales de la
razón o la naturaleza y no distingue dentro de todas las clases sociales
perdidas de la historia. Con el cambio radical de la propiedad y las condiciones
de vida por parte de los trabajadores comunistas, la conciencia de la gente
también cambiará. Porque en todo momento, la conciencia y la idea de las
personas (superestructura) eran solo un reflejo de las condiciones materiales
(subestructura).
10. “Toda lucha de clases es una lucha política””.
La toma del poder por los comunistas tendrá otras consecuencias de largo
alcance. Se abolirá el trabajo infantil. Las mujeres se emanciparán y ya no
tendrán que elegir entre dos destinos: máquina de dar a luz en la casa
burguesa o prostitución forzada proletaria. Las fronteras y los contrastes de las
naciones se reemplazan por la unión internacional de los trabajadores, un
desarrollo al que, por cierto, los mismos burgueses han contribuido al promover
el comercio y la industrialización a escala global. El fin de la explotación de los
individuos y de la clase trabajadora también significa el fin de la explotación de
ciertas naciones por otras naciones.
“El proletariado, el estrato más bajo de la sociedad actual, no puede sublevarse
ni enderezarse sin hacer explotar toda la superestructura de las capas que
componen la sociedad oficial””.
Una vez en el poder, los trabajadores comunistas nacionalizarán, centralizarán
y utilizarán todo el capital y todos los medios de producción de los capitalistas
en beneficio de la sociedad en su conjunto. En este caso, el uso de la fuerza
será inevitable. Deberán implementarse las siguientes medidas:
1. La expropiación de todos los inmuebles.
2. La introducción de un fuerte impuesto progresivo.
3. La abolición del derecho de sucesión.
4. La confiscación de las propiedades de emigrantes y rebeldes.
5. La centralización y la nacionalización del sistema fiscal.
6. La centralización del servicio de transporte.
7. La promoción de las fábricas nacionales.
8. El trabajo obligatorio para todos y la creación de un ejército industrial.
11. 9. La armonización de la agricultura y la industria y la abolición de la
diferencia entre ciudad y país.
10.La abolición del trabajo infantil y la implementación de una educación
infantil organizada y financiada por el Estado.
“La burguesía produce sus propios sepultureros. Su caída y la victoria del
proletariado son igualmente inevitables””.
Si todas las diferencias y contrastes de clase desaparecen con el tiempo, el
propio proletariado, como clase gobernante (temporalmente), se volverá
superfluo y surgirá una sociedad sin clases en la que ya nadie oprimirá ni
explotará a otro.
Socialistas contra comunistas
Dicho sea de paso, los comunistas no son los únicos que luchan contra la
burguesía capitalista. Existen algunos otros movimientos antiburgueses, en
principio, los diversos partidos socialistas. Pero, por lo general, son bastante
moderados, no radicales ni luchadores de clases. Solo los comunistas
representan consecuentemente los intereses de la clase trabajadora oprimida.
En varios países establecen alianzas con los socialistas –o incluso con los
burgueses– en caso de que busquen una revolución contra el gobierno feudal.
Sin embargo, los comunistas siempre destacan el antagonismo entre la
burguesía y la clase trabajadora. Consideran central la cuestión de la
propiedad. Y se esfuerzan por conseguir un acuerdo internacional de todos los
partidos democráticos revolucionarios.
Estructura y estilo
El Manifiesto Comunista es –como no podía ser de otra manera tratándose de
un manifiesto– un texto breve: En la presente edición apenas comprende 50
páginas de libro. Pretende ser un llamamiento a la clase obrera internacional
para una lucha común contra la explotación económica y el paternalismo
político. El texto parece una minúscula nota a pie de página en comparación
con la obra magna de mil páginas de Marx, Das Kapital. El Manifiesto consta
12. de tres secciones, cada una de las cuales contrasta actores específicos de la
lucha de clases: 1) burgueses y proletarios, 2) proletarios y comunistas, 3)
socialistas y comunistas, así como un breve prólogo y un epílogo. La primera y
la última frase del Manifiesto se han hecho igualmente famosas, pero incluso
entre estos llamativos aforismos, “Un fantasma recorre Europa” y “¡Proletarios
de todos los países, unase!”, hay muchas frases impresionantes que atestiguan
la convicción apasionada, así como el poder lingüístico de los autores.
Enfoques interpretativos
El Manifiesto Comunista fue escrito en los primeros tiempos del
capitalismo, pero ya era muy clarividente en cuanto a su tendencia a la
globalización.
En el Manifiesto subyace la filosofía materialista de Marx y su
concepción de la historia, que contrapone al idealismo imperante de
Hegel: Mientras que para Hegel el mundo material en el que vivimos es
el resultado de una gran idea, a saber, el espíritu del mundo, Marx, por
el contrario, ve todas las ideas sólo como salidas de la vida material: El
ser material determina la conciencia. Así, Marx pone la filosofía de
Hegel, como él mismo dice, “de pies a cabeza”.
En el Manifiesto, Marx/Engels rinden homenaje no sólo al comunismo
sino también al capitalismo como fuerza histórica revolucionaria.
La conclusión del Manifiesto de que el proletariado superará el
capitalismo y hará posible el comunismo es una esperanza marxiana,
pero no una consecuencia convincente de su análisis del capitalismo.
La posibilidad de que el comunismo fracase -debido, por ejemplo, a la
naturaleza fundamentalmente egoísta del hombre, la fuerza motriz del
capitalismo- se omite en gran medida en el texto.
Pero el hecho de que el capitalismo contenga contradicciones e
injusticias que en última instancia pueden ser autodestructivas y
conducir a un postcapitalismo de algún tipo sigue siendo una de las tesis
plausibles del Manifiesto Comunista.
13. Antecedentes históricos
Período revolucionario en Europa
Europa estaba bajo el signo de la Restauración: tras la derrota de Napoleón, el
Congreso de Viena se reunió en 1814/15 para rediseñar las fronteras
nacionales. Las grandes potencias Rusia, Austria y Prusia forjaron la “Santa
Alianza”. Europa iba a adquirir una nueva estabilidad, pero en su interior bullía
en algunos lugares. Las ideas liberales y antifeudales se difunden. Las
autoridades reaccionaron con una mayor censura y represalias contra el
movimiento nacional y liberal. En 1848 la tensión estalló en una revolución que
comenzó en Francia y se extendió a casi toda Europa; ese mismo año Marx y
Engels publicaron El Manifiesto Comunista, un panfleto revolucionario de
primer orden. Los antiguos gobernantes, por supuesto, nunca soñaron con
abdicar voluntariamente: La guerra civil estalla entre los ejércitos
revolucionarios y las tropas militarmente superiores de los monarcas. Tan
rápido como la revolución se extendió por Europa, su derrota militar fue pronto
completa.
Aunque los revolucionarios burgueses fracasaron, la burguesía se fortaleció a
partir de entonces; el capitalismo y la industrialización despegaron en gran
parte de Europa. Se produjeron enormes trastornos en la economía. Con la
invención de la máquina de vapor, el modo de producción cambió
fundamentalmente: la economía agraria y las manufacturas fueron sustituidas
por empresas organizadas a gran escala. Muchos agricultores tuvieron que
abandonar sus granjas y trasladarse a las ciudades, que experimentaron un
enorme crecimiento. La población de Manchester, por ejemplo, pasó de 10.000
a un millón de personas en pocos años. Estas personas formaron una nueva
clase, el proletariado industrial: dependiente del trabajo en las fábricas sin más
alternativa que un salario de hambre, lo justo para sobrevivir y seguir
trabajando. Además, el trabajo de las mujeres y los niños, las larguísimas
jornadas laborales en condiciones miserables y la falta de derechos formaban
parte de la vida cotidiana, en una palabra: la explotación. Mientras tanto, una
pequeña casta de empresarios se hizo muy rica. A la luz de estas tragedias y
14. de esta injusticia, es comprensible que a dos escritores alemanes se les
ocurriera llamar a una revolución proletaria y exigir la abolición de la propiedad.
Emergencia
En 1847, Marx y Engels se unieron a la Liga de los Justos, una sociedad
secreta revolucionaria que poco después cambió su nombre por el de Liga de
los Comunistas. En su nombre, ambos escribieron El Manifiesto Comunista
como programa político. Sin embargo, la sociedad secreta no se menciona en
el propio manifiesto. Ambos autores aportaron sus experiencias e ideas,
aunque solo Marx es considerado el autor de la versión final. El Manifiesto se
publicó en Londres en febrero de 1848, apenas unas semanas antes del
estallido de la revolución burguesa (¡no proletaria-comunista!) de 1848, que
comenzó en París y pronto se extendió por toda Europa.
Historia del impacto
Aunque su alcance es abiertamente internacional, el Manifiesto Comunista solo
tuvo cierta repercusión en Alemania. En pocos meses la primera edición se
reimprimió tres veces, pero con el fracaso de la revolución de 1848 la
distribución del escrito recibió un revés. No fue hasta 1871/72 que el texto
volvió a la conciencia pública, cuando los prominentes socialdemócratas Karl
Liebknecht y August Bebel fueron acusados en Alemania de supuesta traición y
la fiscalía presentó el manifiesto como "prueba". Durante las cuatro décadas
siguientes, el texto se hizo cada vez más popular, se reimprimió cientos de
veces y se tradujo a unos 30 idiomas, coincidiendo con la creciente influencia
política de los distintos partidos obreros socialistas.
La mayoría de las ediciones aparecieron en ruso -antes y aún más después de
la Revolución de Octubre de 1917- y el Manifiesto fue designado por los
funcionarios de los comunistas organizados internacionalmente como el texto
básico, para ser conocido por el mayor número posible de miembros del
movimiento obrero. Marx y Engels fueron elevados a la categoría de clásicos, y
las cifras de difusión del Manifiesto siguieron aumentando. El texto también se
fue tomando en serio en la política y en el mundo académico, ya que la Unión
15. Soviética afirmó finalmente haber realizado las exigencias revolucionarias del
escrito. Incorporado a los planes de estudio universitarios, el opus de
Marx/Engels encontró lectores entusiastas entre los intelectuales y estudiantes
occidentales, especialmente en la década de 1960.
Sobre los autores
Karl Marx y Friedrich Engels son los padres del comunismo moderno y el
marxismo. Karl Marx nació en Tréveris el 5 de mayo de 1818. Trabajó como
periodista para el Rheinische Zeitung antes de tener que emigrar a París,
Bruselas y Londres. Su obra principal es El capital. Marx murió en Londres el
14 de marzo de 1883. Engels nació el 28 de septiembre de 1820 en Barmen,
hoy un barrio de Wuppertal. Fue a Inglaterra como comerciante y ahí estudió la
situación social del proletariado bajo las condiciones del capitalismo y la
industrialización. Describió sus experiencias en su libro La situación de la clase
obrera en Inglaterra. Engels murió en Londres el 5 de agosto de 1895.
16. Conclusión
Se trata de una obra en la que en pocas páginas resume la historias las
diferentes relaciones sociales y de poder que se dan dado a lo largo de estas
los burgueses y los proletarios & una critica a la literatura de su tiempo
El Manifesto fue una petición de la Liga de los Comunistas belgas antes
llamada la Liga de los justos a Marx y Engels para que plasmaran sus objetivos
políticos y pensamiento en el que se basaban la explicación de su doctrina
desde el análisis de la relación entre proletarios y burgueses y todo lo que ello
conlleva así como la lucia por el poder.