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SECCION 1 





Introducción

   En las siguientes págin as desarro llaré un análisis institucional de
la modernidad poniendo el énfasis en las alusiones culturales y epis­
temológicas. Al hacer esto, discrepo substancialmente de la mayoría
de las actuales discusiones, en [as que el énfasis se pone en lo con­
tDrÍo. ¿Qué es la modernid ad? Como prim era aproximación, diga­
ml')S que la noción de «modernidad » se refi ere a los modos de vida
u organiL.ación social que surgieron en Europa desde alrededor del
sIgl o XVll en adelante y cuya infl uencia, posteri ormente, los han con­
vertido en más o menos mundiales. Esto asocia la modernidad a un
periodo de tiem po y a una in icial localización geográfica pero, por
el .m?mento, deja a resguardo en una caj a negra su s características
mas Importantes.
     Bo y, a fina les del siglo xx, muchos mantienen que nos encon­
~amos freme al comienzo de una nueva era a la que han de respon­
hcr las ciencias sociales, y que trasciende a la misma modernidad . Se
  a Sugerido una curiosa variedad de términos para referirse a esa
tr~nsición. algunos de los cuales hacen directa referencia al surgi­
mIento de un n uevo tipo de sistema social (como «la soc iedad de la

                                   15
17
16                                                                                cons~encias de la modernidad

infor mación" o «la sociedad de consumo »); no obstante, la                           , debemos pos ar una nueva mirada sobre la naturaleza de la pro­
de esos términos sugieren más bien que el anterior estado de las                  q~t: modernidad, que, por ciertas razones muy co ncretas, ha sido
cosas está llegando a su fin (<< pos tmodernidad », «postcap italismo ,.;         h~ta ahora p recariamente comprend ida por las ciencias sociales. En
la sociedad postindustri al, y así sucesivamente). Algunos de los de­                z de estar entrando en un período de postmode rnidad, nos es ta­
bates relacionados con estas cuestiones se concentran principalm                  :;5    trasladan do a uno en que las consecuencias de la modernidad
sobre las transformaciones institucionales, espec ialmente aquellos q             se están radicalizando y universalizando como nunca. Afirmaré que
plantean que nos movemos de un sistema funda mentado en la fa                     más allá de la modernidad, podemos percibir los contornos de un
cación de bienes de co nsumo a otro cuya preocupación central                     orden nuevo Y diferente que es "postmoderno»; pero esto es muy
cansa en la información . No obstante, es más corriente que                       distinto de lo que en este momento algunos han dado en llamar
controversias se centren primordialmente en cuestiones filosóficas y              ~ pos[ffiodernidad" .
epistemoló gi cas. Esa es la perspectiva ca racterística de, por ejemplo,              La idea que aqu í desarrollaré tiene su puntO de origen en lo que
el autor que ha sido el pri ncipal respons able de la po pularización             )'a en otro lugar he llamado una interpretación «discontinuista» del
la noción de postmodernidad, Jean- Fran~ois Lyotard l. Según                      desarrollo social moderno 3 . Con esto quiero decir que las institu­
planteamiento, la postmodern idad hace referencia tanto al desplaza­              C Iones sociales modernas son , en algunos aspectos, únicas -disti ntas
miento del intento de fundamentar la ep istemología, com o al des­                en su forma a todos los tipos de orden tradicional. Como discutiré
plazamiento de la fe en el progreso humanamente concebido.                        má~ adelante, captar la naturaleza de las discontinuidades aquí invo­
condición de postmod ernidad se distingue por una espec ie de des­                luc radas, es un preliminar necesario para analizar lo que verdadera­
vanecimiento de "la gran narrativa" -la (, línea de relato» en                    mente es la modernidad, y también para diagnosticar cuáles son sus
do ra mediante la cu al se nos coloca en la historia cual seres                   consecuencias para nosotros en la actualidad.
poseen un pasado detenninado y un fut uro predecible. La                                Mi planteamiento exi ge también una breve discusión crírica d
postmoderna contem pla una pluralidad de heterogéneas pretens                     algunas de las tendenci.as predominantes en sociología, al ser ésta la
al conocimiento, entre las cu ales la cienci a no posee un lugar pn               disciplina más comprometida en el estudi o de la vida socü l moderna.
giado.                                                                             Dada su orientación cultural y epistemológica, en la mayoría de los
    La resp uesta estándar al tipo de jdeas presentadas por                       casos, los debates sobre modernidad y postmodernidad no han lle­
es la de p rOcurar demostrar qu e es posi ble una epistemología                   gado a confrontar los defectOs de las posiciones sociológicas esta­
rente, y que se pu ede lograr un conocimiento ge neralizable de                    blecidas. Pero, una interpretación cuya principal preocupación es el
vida social y los modelos de desarrollo social 2 . Yo, sin emb                     análisis institucional, como es mi caso, debe hacerlo.
me propongo tomar un cam ino di ferente. Sostendré que la deso                        . Utilizando estas observacion es como trampolín, intentaré ofrecer
tación, que se expresa a sí misma en la opi nión de qu e no es pos                 en este estudio una nueva caracterización, tanto de la naturaleza del
obtener un conocimiento sistem ático de la organización social,                    ~rden moderno COmo del postmoderno que podría surgir de aq uí al
sulta en primer lugar de la sensación que muchos de nosotros                       fInal de esta era.
mos de haber sido atrapados en un universo de acontecim ientos
no logramos enten der del tod o y que en gran medida parece n
par a nuestro control. Para analizar cómo hemos llegado a esto,                    las discontinuidades de la modernidad
 basta con in ventar términos como postmodernidad y el resto, s
                                                                                     . La noción de que la histori a de la humani dad es tá Il'larcada por
                                                                                    cIertas,. discontinuidades y carece de un des arrollo sin escollos, es
    I Jean -FranIYois Lyo!Jrd, The Post Mod.ern

of Minnesota Press. 1985).
    ~ J ürgen Ha benn as. T/¡e Philosophical Discourse o[ Mo dernuy (Cambridge,
                                                                                    ·      Amhon y Giddl'ns, The Natíol! Stat e and ViO /Mee (Camb rid ge, Inglaterra: Po­
                                                                                   lIt~' , 1985).
glaterra : Poli ty. 1987).
18                                                                        consecuencias de la m odernidad                                                       19


   por supuesto conoci da y ha sido acentuada en la mayoria de                      ados agrícolas , para culminar en el surgimiento de las 50Cle­
   versiones marxistas. N o o bstan te, la utilización del término que
                                                                           los es t                  d
                                                                             ades occidentales m? eroas. . .                       "
   propongo hacer aquí no tiene particular conex ió n con el materi        d suscituir la narrativa evolUCIOnista o deconstrulr su lmea de re-
   mo histórico como tampoco va dirigida a la con sideración de            I      no sólo ayud a a clarificar el cometido de analizar la modernidad
   historia como un todo. Indudablem ente exis ten discontin uidades       s:~~' que recon.duce parte del debat,e .s,obre la llamada poStr~odero~­
   varias etapas del desarrollo histórico, por ci rar un ejemplo, en       d d La histon a carece de la condlclOn global que le ha Sido atn ­
  momentos de transición entre las socied ades tribales y la aparo         ba'da    por las concepciones evolucionistas -y el evolucionismo en
  de los estados agrícol as. E sto no me preocupa. Desearía, en cam          u~ u otra versión ha tenido mucha más importancia en el pensa­
  acen tuar esa particular discontinuidad o conjunto de discom ·           ~~ento social del qu e han podido tener las filosofías. teleológicas de
  des, asoci adas al período moderno.                                      la historia a las que Lyotard y otros toman como diana de sus ata­
       Las formas de vida introducidas por la modernidad arrasaron         ques. La dec?nstrucción del evo luci ol1is~o social significa a~umir
  manera sin p recedentes todas las modalidades tradicionales del          que In histor~a. no puede verse .co~~ umdad o refleJ.~ de ciertos
  social. Tanto en extensión como en intensid ad, las transf,              plincipios umflcadores de organlzaclon y transformaclOn. Esto no
  q ue ha acarreado la modern idad son más profundas qu e la               quiere decir que todo sea caos o que no se escriba un número infi­
  de los tipos de cambio caracterís ticos de períodos anteriores.          nito de "historias» idiosincrásicas. Por ejemplo, existen dete rmina­
  sivamente han servido para establecer fo rmas de interconexión s         dos casos de transición histórica cuyo ca rácter puede ser identificado
  que abarcan el globo terráqueo; intensivamente, ban alterado             y sobre los que es p osible generalizar 4 .
  de las más ínti mas y privadas caracterís ticas de nuestra cotidianeid        ¿Cómo podríamos reconocer las discontinuidades que distinguen
      Evidentemente existen continuid ades entre lo tradicional y          a las instituciones sociales modernas de los órdenes sociales tradi ­
  moderno, puesto que ninguna pane de ce ro, pero no debe 
                cionales? Aquí entran en juego varias características. U na es el sim­
   Ividar cuán engañoso pu ede ser contrastarlas burdamente. 
             ple ritmo de cam bio que la era de la modernidad pone en movimien­
   bsrante, los cambios acaecido s d urante los últimos tres o c 
         to. Las civilizaciones tradicionales pueden haber sido más dinámicas
 siglos -un dimi nuto período en términos de ti empo his tóri              que Otros sistem as pre-modernos, pero la celeridad del cambio de
 han supuesto un impacto tan espectacular y de tal en vergadura q          las condiciones de la modernidad es excepcional. Quizás resulta más
 hace que nuestro conocimjento sob re anteriores períodos de               c'id emL en lo que respecta a la tecnología, pero puede extenderse
 sición nos sea de limitada ay uda en el intento de interpre               igualmente a otras esferas. La segunda discontinuidad es la del ám­
 significativamente.                                                       bito del cambio. La interconexión qu e ha supuesto la supresión d
     U na de las causas por las q ue el carác ter discomui nista de        barreras de comunicación entre las diferentes regiones del mundo,
 modernidad no ha sido enteramente comp rendido se debe a la               ha permitido que las agitaciones de transformación social estallen
 gua influencia del eyolucionismo social. Incluso aq uellas teorías        pnicticamente en la totalidad de la superficie terrestre. La tercera
 subrayan la imporrancia de las transiciones discontinuistas, co mo        característica atañe a la nawraleza intrínseca de las instituciones mo­
 el caso de la de Marx, p resentan la historia de la hum anidad do         dernas. Algunas for mas sociales modernas, tales como el sistema
de una dirección de co njunto gobernada por principios de din '            ~olíti~o del Estado-nació n o la dependencia generalizada de la pro­
                                                                           l UCClon a partir de fuentes inanimadas de energía y la completa
 general. Las teorías evolucionistas rep resentan «gran des relatos» ,
que no necesariamente de in spiración teleológica. Según el evoluc         mercantilización de los productos y del trabajo asalariado, simple­
                                                                           mente 00 se dan en anteriores períodos históricos. Otras sólo poseen


                                                                           --
n ismo, la «historia " puede ser narrada como una "línea de relato
que impone una representación ordenada sobre el embrollo de                Una aparente continuidad con los órdenes sociales anteriores . Un
acontecimientos humanos. La historia comienza COn pequeñas y
ladas culturas de caza y recolecció n, marcha a través del desarrol        I<JR:)Jnlhon y Gid d ens, Tlle Constitucion o[ Socieey (Cam bridge, In¡;Jarerra: PoJity,
                                                                                . Cap. ~
de comunid ades de pastoreo y de culti vo y de ahí a la fo rmación
20                                                                                                                                                    21
                                                                                          , .. e.neias de la modernidad
                                                                                  Co nse....
 ejemplo es la ciudad. Los asentamientos urbanos modernos f                           por poner un ejemplo, los tres autores vieron que el trabajo
 temente incorporan los emplazam ientos de las ciudades tradi                     . d strial moderno tenía consecuencias degradantes al someter a mu­
 y pueden llegar a dar la impresión de ser meras extensiones de                   ~ ~ seres humanos a la disciplina de una tarea monótona repetitiva.
 mismas, pero de hecho el urbanismo moderno se ordena de                          p  00 na llegaron a prever que el fomento de las «fuerzas producti­
 con principios muy diferentes a los que distinguieron a la                         cr tendría un enorme potencial de destrucción en relación al me­
 premode rna del campo en períodos anteriores 5.                                  dio ~ambiente. L as preocup.aclOn~s eco l oglcas no fl uy~ n co~ vIgor en
                                                                                  vaS                            .          ' .                     .
                                                                                  l tradiciones del pensamIento Incorporado a la soclOlogla y no es
                                                                                   ~rprendente que, en la actualidad, los sociólogos encuentren difícil
 Seguridad y peligro, fiabilidad y riesgo                                         ~esarroJlar una estimación sistemática de ellas.
                                                                                      Vo segundo ejemplo es el uso consolidado del poder político,
     Para seguir profundizando en el carácter de la modernidad,                   particularmente puesto de relieve por los episodios de totalitarismo.
 de concentrar gran parte de la discusión sobre los temas de la                   A los fundadores de la sociología les parecía que el uso arbitrario
 ridad frente al peligro y la fiabilidad frente al riesgo. La m                   del poder político pertenecía esencialmente al pasado (aunque a ve­
 como puede ver cualquiera que viva en los últimos años del siglo                 ces, con ecos en el presente, como indicaba el análisis de Marx del
 es un fenómeno de doble filo. El desarrollo de las instituciones                 régimen de Luis Napoleón). El «despotismo» parecía ser una carac­
 ciales modernas y su expansión mundial han creado                                terística propia de los estados premodernos, pero en los albores del
 enormemente mayores para que los seres humanos disfruten de                      ascenso del fascismo, el Holocausto, el Estalinismo y otros episodios
 existencia más segura y recompensada que cualquier tipo de .                     de la historia del siglo veinte, podemos comprobar que las posibili­
 premoderno. Pero la modernidad tiene también un lado sombrío q                   dades totalitarias están contenidas dentro de los parámetros institu­
 se ha puesto de manifiesto en el presente siglo.                                 cionales de la modernidad, más bien que excluidas de ellos. El to­
     En general, el «coste de oportunidad» de la modernidad,                      talitarismo es diferente del despotismo tradicional j no obstante, el
  uenemente subrayado por los fundadores clásicos de la sociolo~liII              resultado es igualmente espantoso. El régimen totalitario conecta al
Tanto Marx como Durkheim, vieron la era moderna como una                          poder político con el militar y el id~ológico, de forma más concen­
 agitada. Pero ambos pensaron que las beneficiosas posibi                         trada que la que era posible antes del surgimiento de los estados
abiertas por la era moderna pesarían más que sus características                  nacionales modernos 6.
gativas. Marx vio la lucha de clases como la fuente de los cis                         El desarrollo del poder militar como fenómeno general, añade
fundamentales en el orden capitalista, al tiempo que vislumbraba                  una nueva cuestión. Weber y Durkheim vivieron lo suficiente como
surgimiento de un sistema social más humano. Durkheim creyó                       para atestiguar los horribles acontecimientos de la primera Guerra
la progresiva expansión del industrialismo establecería una armon'to             Mundial, si bien Durkheim murió antes de concluir la contienda. El
sa y satisfactoria vida social formada a través de la combinación                 c?nflicto hizo añicos la esperanza que había mantenido con anterio­
la división del trabajo y el individualismo moral. Max Weber, el                  ndad al mismo, de que el industrialismo promovería de manera na­
pesimista de los tres padres fundadores, vio el mundo moderno                     ~ural, .un orden ind ustrial, integrado y pacífico al tiempo que hizo
una paradoja en la que el progreso material sólo se obtenía a                     ~mposlble encajar dicha esperanza en el marco intelectual que había
de la expansión de la burocracia que sistemáticamente aplastaba                     esarrolJado como base de su sociología. Weber prestó más atención
creatividad y la autonomía individual. Pero ni siquiera él llegó                  que Marx y D urkheim al papel desempeñado por el poder militar
prever cuán extenso llegaría a resultar el lado oscuro de la                      en./ a historia; sin embargo, no llegó a elaborar un análisis de lo



                                                                                  ---­
dad.                                                                              mI Itar en los tiempos modernos, desplazando el peso de su análisis

   $   Anthon y Giddens, A ContemporaY)' Critique 01 H istoricaL MateriaLlsm (L
dres: Macrnilla n, 198 J).                                                            "   Gidd~ns. Na /ion Sta/e and Vio/enero
•
22                                                                                                                                                                    23
                                                                                                        eneias de la modern idad
                                                                                             Ofl}eG u

hacia la racionalización y bu rocratización. Ninguno de los fund                                      más fd iz y más ~cguro. l a pérdida d e fe en el «progreso»
                                                                                            rn ur,Jo                                                             '
res clásicos d e la sociología prestó atención sistemática al tpnr,Tna_                      . ' desde luego, uno de los fac ro res que subraya la disolución de la
de la «industriali zación de la guerra » 7.                                                 c5 . narrativa de la hi storia, p ero en ello hay much o más en juego
     L os p en sadores sociales que escribieron a finales del siglo d'                      gr3~ la simple conclus ión de q ue "la hisroria no co nd uce a ninguna
nueve o comien20s del veinte, no pudieron prever el invento                                 qU~t t!", Tenemos que desarro llar un análisis institucional del carácter
arm amento nuclear ': . Sin embargo, la conexión entre la innovaci":'
                        '                                                                   b;fr onte de l~ modernidad y , al ~acerlo~ de bemos rect!ficar, alg~~a
y organización industrial con el poder militar, es un proceso que                           de la" IimitaclO n es de las pe rsp ectiv as teo ncas de la soclologla c1asl­
remon ta a los mismos orígenes de la indu strialización m oderna.                           ca. limitaciones que conti núan afectando al pensamiento sociológico
q uedara tan ostensibl emente fu era del análisis so cio lógico , es en
                                                                                            h.1~tJ hoy.
mismo una ind icación de la fuer za d el punto de vista de que
emergente nuevo orden de la modernidad sería esencialmente
fi co, en contras te con el militarismo que había caracterizado ed                          Sociología Y modernidad
precedentes. No sólo la amena.z a de una confrontación nuclear,
el co nflicto militar real, configura una parte básica de <'el lado                              a sociología es una disciplina muy amplia y diversa, y cual q uier
curo ,. de la modernidad en es te siglo. El siglo veinte es el siglo                        ~imple generalización sobre la mjsma co mo un todo es cuestio nable,
la guerra, en el que el núm ero de graves contiendas militares                              Pero podemos ap untar tr es ideas ampliamente sostenidas, en parte
h an ocasionad o una substancial pérdida de vidas humanas, ha                               derivadas del persistente impacto de la teOna social clás ica en la
notab lemente mayo r q ue en cualquiera de los dos siglos precPrlpnt...                     sociología y que impiden el análisis satisfa ctOrio de las insti tuci on es
En lo que va de siglo, más de cien millones de personas han                                 mod¡;rnas. La p rimera de ellas concierne al diagnósti co institucional
la vida en guerras, una proporción de población mund ial más                                de la modernidad. La segunda tiene que ver con el objeto prim o rdi al
que la registrada en el siglo XIX , incluso teniendo en cuenta el                           del propio análisis sociológico, <<l a sociedad ,, ; la tercera se relacion a
cremento total de población 8. Si se produjera una contienda                                con las conexiones q ue existen entre el conocimiento sociológico y
limitada, la pérdida de vidas sería asombrosa, y un conflicto                               las características de la mode rnidad a las que dicho conocimi ento se
entre las superp o tencias podría erradicar de golpe a la                                   refiere.
entera.                                                                                            . las más destacad as tradicio nes teóri cas en sociología, incluso
     E l m undo en qu e vivimos es espan toso y peligroso . Esto nos                        , quellas que emanan de los escritos de M arx, D urkheim y W eber ,
                                                                                             1
obligado a algo más que suavizar o mati zar la supo sición de que                           han mostrado una cierta tendencia a interpretar la naturaleza de la
surgim iento de la modernidad nos conduciría a la formación de                              modernidad fijándose en una única y p redominante dinám ica de
                                                                                             transformación. Para aquellos pensadores influ enciados p or M arx, la
                                                                                             pnnclpal fuerz a transfo rmadora q ue configu ra el mund o mo derno
     , Willi.lITI McNe ill, The PIlr;lI it vf f'o wer (O ,fo rd: I1bck<vdl. 1933).           C:~ el capitalismo. Con el dec}jve del feudabsmo, la p roducc ión agra­
     r, No obstan te, H. G. Wells lo prcJij o, escribiendo en 19 14, en vísperas             rlJ que tenia su base en el señorío local fue reemplazada por la
estall ido de la Gran Gu erra, infl uenciado po r el fís ico F reder ick Sodd y, uno de
                                                                                             producción dirigida a m ercados , tantO de ámbito nacion al como in­
co labo radores de Ernesr Ruth crford. E l lib ro de Wells, The f,Iorld Ser Free, rel.na
historia de una guerra que estalla en E uropa en 1958 y que se extiend e po r todo           ternacional, con lo q ue se transformó en mercancía no sólo UJla
mundo. En esa guerra se util iz a un arma terrible hec ha de una sustancia rad'              Indefinida variedad de bi enes de consu mo sino tam b ién la m isma
lI.1mada corol in um. C ientos de es as bombas. que Well s denomina . bombas                  mano de obra. El ord en social que emerge de la mode rnidad es
son arroj adas en ciudades del m undo causando una terrible devastaci ón. A esto             capll'1llsta, tanto en su sistem a económico como en lo que respecta
un período de hambre masiva y caos políti co t ras el cual se establ ece una
repú bli ca mundial en la q ue la guerra queda proh ibida para siempre.
                                                                                              ~ sus Otras instituciones. E l agitado y camb iante carácter de la mo ­
      • Véanse las estad ísticas que propo rciolJa Ruth Leger Sivard. World Militar)'         f'c :n'~ad puede explicarse como resultado del ciclo inversión-bene­
 Social ExpendÍ/llre5 (Washington, O .e. : World Pri orities. 1983).                           lelo-inversión, que, combi nad o con la ten dencia decreciente de la
24
                                                                                      ~uencias de la modernidad                                                              25
                                                                               Con s.~


     tasa de ganancia, provoca la constante disposición expansionista            >   éri ca, que a un determinado sistema de relaciones sociales. Sólo
     sistema.                                                                  gt ~ ocupa aq uí la segunda de esas acepciones que, ciertamente, figu­
          Esta perspectiva fu e criticada tan to por D urkheim como por        01~ de forma básica, en cada uno de los enfoques domi nantes en
     ber co n quienes se in ician las interpretaciones rivales que subsecuP"   ra'cíolog ía . Mientras que los escritores marxis tas en ocasiones, pue­
     temente han influido tan poderosamente en el análisis soci                d~n preferir la denominación "formació n social,) en lugar de «socie­
     Continu ando la trad ición es tablecida por Saint-Sirnon,                 dad », la connotación de «sistema delimi tado » es afín a las dos .
     vinculó el ori gen de las instituciones modern as al impacto prod               En las perspectivas no-marxistas, particularmente aquellas conec­
    por la ind ustrialización. Segú n él, la competencia capitalista no es     tadas al área de in fluencia de Durkbeim, el concepto de sociedad va
    elemento crucial del emergente orden indu strial, y, algunas de            ligado a la misma definición de la sociología. La definición conven­
    caracterís ticas sobre las que in sistía Marx, D urkheim sim               cional de sociología con la que prácticamente comienza cada libro
    las consi de raba marginales y transitorias. El carácter                   dé textO, "la sociología es el estudio de las sociedades humanas» o
    cambiante de la vida social moderna, no deri va esencialmente              "la sociología es el estudio de las sociedades modernas» , proporciona
    capitalismo sino del impulso propulsor de la compleja división             una dara idea de es te enfoque. Pocos, si es que alguno, de los es­
   trabajo que engarza la producción a las necesidades humanas a               critores contemporáneos siguen a Durkheim al tratar la sociedad de
   de la explotación ind ustrial de la naturaleza. N o vivimos en un           una manera casi mística, como si fuera una especie de «súper-ente"
   den cap italista, sino en un o industrial.                                  ante el cual los miembros individuales de la misma mues tran una
         Weber habló oe «capitalismo» y no de la exis tencia de un             actitud temerosa. Y sin embargo, la primacía de «sociedad" como
   industrial ; no obstan te, en algunos aspectos clave su enfoque             noción central a la sociología, está ampliamente aceptada.
  m ás cerca del de D urkh eim que del de Marx . El «capitalismo                    ¿Por qué habríamos de ten er reservas sobre la noción de sociedad
  n ah, , tal como es caracterizado por Weber, comprende los                   tal como comúnmente se utiliza en el pensamiento sociológico? Exis­
  mos eco nómicos especificados por Marx, incluso la cosificación              ten dos razones para ello. Incl uso aunque no lo digan explícitamen­
  la fu erza del trabaj o, pero «capitalism o» en esta acepción, sim           te, ~sos autores que consideran a la sociología como la disc iplina
  mente es algo diferente de lo que significa el mismo vocablo                 dedicada al estudio de «soc iedades», en lo qu e realmente están pen­
  como aparece en los escrit os de Marx. La idea fu nd amental es              sando es en las sociedades asociadas a la mod ern idad y al concep­
 cionalización» en la m anera en que se expresa en la tecno logía, 
           lualizarlas, están pensando en unos sistemas perfectamente delimi­
 la organización de actividades humanas y en la con figuración de 
            t~d os que poseen una unidad interna propia. A hora bien, si se en­
 burocracia. 
                                                                 lI~nd e de esta manera, «sociedades» quiere decir estados nacionales.
        ¿Vivimos en un orden capi talista? ¿Es el in dus trialismo la          SIn embargo, y aunque un sociólogo que hable sobre una particular
 dominante q ue conf o rma las instituciones de la modernidad? ¿               s~): ied ad podría casualmente emplear en su lugar los términos «na­
 beríamos quizás fijar la mirada en el control racionalizado de                Clon ,. o "país», raramente se hace teoría exp resamente de este con ­
 info rmación como la principal característica a resaltar? Argumen             cepto. Al explicar la naturaleza de las so ciedades modernas debemos
aq uí que estas cuestiones no pueden ser contestadas si se pI                  captar las caracterís ticas específic as del estado nacional, es decir, de
de esta manera, es decir, no debemos con siderarlas co mo caracten<            Un tipo de comunidad social que contrasta radicalmente con los es­
zaciones mutuamente excluyentes. Lo que yo propongo es que                     tados premodernos.
modernidad es multidimensional en el plano de las institl~ciones                     Una segunda razón concierne a ciertas interpretaciones teóricas
q ue cada uno de los elementos especifi cados po r estas distintas             d~ e Se h~n . conectado estrecham ente a la noción de sociedad. Una




                                                                               ----
diciones desempeña algún papel.                                                     las mas lOflu yentes es la presentada por T alcott Pa rsons 9 . Según
       Il. El concepto de «sociedad" ocupa una posición clave en
parte del discurso sociológico. «Sociedad», claro está, es una n
am bigua qu e igual puede refe rirse a la «as oci ación socia l" en fo               '. Talco!! P.l1'On, . Tb l' Sacial S.1'S/rm (CI,·n, ,,e, 111. · r nT Prcs<.   1 9~1).
26                                                                                                                                                                  27
                                                                                   , _ encia~ de la modernidad
                                                                               Con,e"ll
Parsons, el o bjetivo preeminente de la sociología es e! de resolver                  de los intereses de predicción y control. Existen dos destacadas
«problema del o rden ». El problema del orden es crucial para la .             pos , nes de este tema. U na es de que la sociología suministra in­
terpretación de la dem arcación de Jos sistemas sociales porque                "crs lO
                                                                               f ación sobre la VI a socia1 que pue d e proporcIOn arnos una. lorma
                                                                                                       ·d     ·                      '             L

define como una cu estión de cohesi ón, de lo que hace que un                   ~r~ otro) sobre las in stituciones sociales similar a la que la física
tema se mantenga unid o frente a la división de in tereses q ue                     porciona en e1 reIDO de l i S e cree que el conoClnuen to
                                                                               llC '-0                 '        a natura eza.                    ' ,
a «todos contra todos>,.                                                       pr~'ológico va asociado a la relación instrumental del mundo social
     No me parece q ue tenga n inguna utilidad e! concebír los                 al que se refiere ~ que la COnOClm!ento p,ue de ap l'lcarse de m,anera
                                                                               501. 1                       1         · .
sociales de esta manera 10 ; al contrario, pienso que deberíamos                 _enológica para mterverur en la Vida social. OtrOS auto res, IDclu­
formular la cu estjón de! o rden como un problema de cómo es                   ~codo a Marx (o, al menos, el Marx de ciertas interpretaciones),
los sistemas sociales «co hesionan » el tiempo con el espacio. El               ~On1an una postura diferente. Para ellos la clave está en la idea de
blema del orden se ve desde aquí como uno de distanciamiento                     utilizar la historia para hacer histo ria», es decir, que los resultados
tiempo JI espacio, es decir, de las condiciones bajo las que el ti              de la ciencia social nO pueden ser aplicados sobre una materia inerte
y el espacio están organizados de man era que conecten la pr                    sino que han de filtrarse a través de la autocomprensión de los agen­
con la ausencia. Esta cuestión ha de distinguirse conceptualmente              [es socIales.
la de «demarcación » o «delimitación » social del sistema. Las                        Lndudablemente esta última visión es más refinada que la primera
dad es modernas (el estado nacional) en todo caso, tienen                      a pesar de ser también insuficiente, y a que su noción de la reflexi­
definidos sus límites ; pero todas esas sociedades están también               vidad es demasiado simple. La relación entre la sociología y su ob­
tretej idas con laz os y conexiones que atraviesan el sistema saciaDO           jeto - las acciones human as en las condiciones de la modernidad- ,
!ftico del estad o y e! orden cultural de la «nación ». Práctica                ha de entenderse a su vez en términos de «doble hermen éutica» 11.
ninguna de las sociedades premodernas estuvo tan delimitada                     El desarrollo de) conocimiento sociológico es parasitario de los con­
los modernos estados nacional es. Las ci vilizacio nes agrarias ten             ceptOS aportados por agentes profanos; po r otro lado , las nociones
«fronteras » en el sentido que le es atribuido por los geógrafos, mi            lcuJi adas en los metalenguajes de las ciencias sociales, reingresan
tras que las comunidades agrarias más pequeñas y las sociedades                  ruunariamente en el un iverso de las acciones que fueron inicialm ente
cazadores y recolectores se difuminaban entre grupos circund                     iomlUladas para descri birlas o dar cuenta de ellas. Pero esto no con­
y no eran territoriales en el mismo sentido que lo son las sociedadell           duce de manera directa a un mundo social transparente. El conoci­
fu ndamentadas en el estado.                                                     miento sociológico da v ueltas en espiral dentro y fuera del universo
     Bajo las condiciones de mod ernidad, e! nivel de distanciami                J~ /<1 ~Jida social reconstruyéndose tan to a sí mism o com o a ese uni­
entre e! tiempo y el espacio es mucho mayor que inclu so en                      •erso como parte integral de ese m ism o proceso,
civilizaciones agrarias más desarrolladas. Pero hay más que una                        Este es un modelo de reflexión, pero no uno para el cual haya
pie expansió n en la capacidad de Jos sistemas so ciales pa ra '                 u~ sendero paralelo entre la ac umulación de conoc imiento socioló­
e! tiempo con el espacio. De bemos mirar en profu ndi dad al                      gico pOr un lado, y el acrecentamiento constante de! conrrol del
en que las instituciones modernas se «si túan » en el tiempo y el                 tl,esarrollo social por e! otro, La sociología (y las o tras ciencias so­
pacio para iden tificar alguna de las características distintivas de              (laJ es 9 tratan con seres hu manos vivientes) no desarrolla un co-,
                                                                                           ue
modernidad en su totalid ad.                                                      n~clmlento acumulativo del mismo modo en que lo hacen las cien­
     III. En varias de las -de otra manera divergentes- formas de                 f~as naturales . Al contrario, la «incorpo ració n» de nociones socio­
pensamie nto, se entiende la sociología como generadora de un co­                   oglcas o de pretensiones de conocimiento dentro del mundo social,
nocim iento so bre la vida social modern a que pu ede ser utiliz.ado en            no es Un proceso que pueda ser encauzado, ni por quienes lo pro­

                                                                                      I
                                                                                      74 ) Antho ny   ~jdde.ns, NrtW Rllles 01 SO('Jological MerhoJ (Londres: Hutchi nwn ,
                                                                                 1(
     10   He   e bb or~do   las razones de ell o en Const;wtion 01 Sonet)' ,              - (onSfIIl4/lOn   01 SociC'ty.
28
                                                                                             cias de 13 modernidad                                      29
                                                                              ,QnsecueJ1
  ponen, ni siquiera por los poderosos grupos de las entidades                    .     ión del tiempo q ue configuraba la base de la vida cotidiana,
  namentales. No obstante, el impacto práctico de la ciencia              I'sn~fcba siempre, al menos para la may oría de la población , el tiem­
  de las teorías sociológicas es en orme y los conceptos y hall           v JO"~ a el espacio y era normalmente imprecisa y variable. Nadie
  socio lógicos están constitutivamente involucrados en lo que es         po d~o~aber la hora del día sin hacer referencia a otros indicadores
  modernidad. Mas adelante desarrollaré detalladamente la im              po.. Ia_espaciales: el «cuando» estaba casi universalmente conectado
  cia de este punto.
                                                                           l .donde» o id ' f' d o por Ios regu lares aconteCImIentos natura-
                                                                         50,10
                                                                                             enu lea                           . .
      Aquí q uiero discutir que si hemos de captar adecududlllt:nte      t. El invento del relo j mecánico y su difusión a todos los miembros
  naturaleza de la modernidad, hemos de escapar de las pe                J~' la población (un fenómeno que en su primera etapa se remonta
  sociológicas existentes en cada uno de los aspectos ya menc              inalcs del siglo d ieciocho ), fueron de crucial importancia en la
  Hemos de dar cuenta tanto del extremo dinamismo como del               .l paració n del tiempo y el espacio. El reloj expresó una dimensión
 global de las instituciones modernas y explicar la naturaleza de        ~:liforme del tiempo «vacío » cuantificándolo de tal manera que per­
 discontinuidades con las culturas tradicio nales. Llegaré a una         mitió la precisa designación de «zonas » del día (v. g.: "la jornad a
 terización de eSas culturas más adelante, planteando antes que          laboral..) 12.
 una pregu nta: ¿de dónde su rge la natural eza dinámica de la                El tiempo es tuvo conectado al espacio (y al lugar) hasta que la
 nidad? Varios conjuntos de elementos pueden distinguirse al             uniformidad de la medida del tiempo con el reloj llegó a emparejarse
 lar una respuesta y cada uno de ellos es relevante tanto a la           o;u11 la uniformidad en la organizació n social del tiempo. Este cambio
 en sí mism a, como al carácter universalizador de las instit            .:oincidió con la expansión de la modernidad y no llegó a comple­
 modernas.                                                               tarse hasta este siglo. Uno de sus aspectos más importantes fue la
     El dinam ismo de la modernidad deriva de la separación del          homologación mundial de los calendarios . Todos seguimos en la
 po y el espacio y de su recombin ación de tal manera que                aClualidad un mismo sistema de datación: la proximidad del «año
 un a precisa «regionalización » de vida social ; del desanclaje de      2000." por ejemplo, es un acontecimiento mundial. Siguen coexis­
 sistemas sociales (un fenómeno que conecta estrechamente con            liendo distintos "años nuevos», pero han sido subsumidos en una
 factores involucrados en la separación del tiempo y el espacio);        manera de fechar que para todos los usos y fines se ha hecho uni­
 del reflexivo ordenamiento y reordenamiento de las relaciones           versal. Un segundo aspecto a considerar, es la estandarización del
les, a la luz de las continuas incorporaciones de conocimiento           tiempo a través de dist intas regiones. Hasta fin ales del siglo dieci­
afectan las acciones de los individuos y los grupos. Anali zaré          n~cve , diferentes regiones dentro de un mismo estado solían tener
detalladamente (lo que incl uirá un a primera mirada a la cuestión         tlempos» diferentes , mientras que, entre las fronteras de los esta­
la confianza o la fiabilidad), comenzan do por la ordenación del         dos, la situación era, incl uso, más caótica 13.
po y el espacio.                                                              ~I «vaciado temporal » es una p recond ición para el «vaciado es­
                                                                         paCIal ,. y como tal tiene prioridad causal sobre éste po rque, como
                                                                         ~oskndré más adelante, la coordinación a través del tiempo es la base
Modernidad, tiempo y espacio                                               eC  Ontrol del espacio. El desarrollo del «espacio vacío » puede en­
                                                                         tenderse en términos de la separación del espacio y e! luga r. E s im­
     Para comprender la estrecha conexión que existe entre la
nid ad y la transformació n de! tiempo y el espacio, debemos come....
  ar por trazar algunos Contrastes en la relación tiempo-espacio en
mund o premoderno .
    Todas las culturas premodernas poseyeron modos de cálculo
tiempo. El calendario, por ej emplo, fu e un rasgo tan distintivo
                                                                          --­
                                                                         ponante recalcar la distinción entre esas dos nociones ya q ue erró­
                                                                         neamente suelen utilizarse como sinónimos. El «lu gar» q ueda mejor
                                                                        ...
                                                                              rvi.nilr Zerubavel, Hidden Rhythms: Sch eiudes and Calenda rs in SOCIa! LIJe
                                                                              l¡'j' ,
                                                                            .ago· U· e .
                                                                              S· OI V rSlty of Chicago Press, 198 1),
                                                                                1,
                                                                        ttld 19~jhen Kern, The e,/hu re 01 Time and Space 1880-191 8 (Londres: Weiden­
Jos estados agrari os como lo fuera el invento de la escritu ra. PerO                   ).
30                                                                                  encías de la modernjdad                                        31
                                                                            consecu

    conceptualizado a través d e la noción de <docal,., que se rdiere a                    b actividad social. Esto queda fácilmente demostrado po r el
    asentamientos fisi cos de la actividad social ubicada geográfi          recIa ~ del horario. Un horario, tal C         Omo el listado d e llegadas y
    te 14 . En las sociedades premo dernas casi siempre coinciden el        C:1 cnd del tren, pu ed e parecer a pr im era vi sta, un mero listado tem ­
                                                                                   1p
    cio y el lugar p uesto q ue las dimensiones espaciales de la vida        "lh l pero en reaI'dad es una estratagema puesta en marc ha para l a
                                                                            ~.       3S               I
                                                                               ora
    en muchos aspectos y para la mayoría de la po blación, están            r 1 ~ación del tiempo y el espacio, al indicar tanto "donde » como
                                                                               n el Ido" /lega el tren, y como ta l ' 1 comp1 .a coor d"maClOfI
                                                                                                                      ,permite a       eJ             ,
    nadas por la '< resencia» - p or actividades localizadas. El
                     p
                                                                            • (tla r                      .                    , d l                  de
   miento de la modernidad p aulatinamenre separa el espacio del                  los trenes, sus pasajeros y carga, a traves e argos trayectos
                                                                            Je                  .
   al foment ar las relaciones entre los «ausentes » localizados a di         .cmpo-espaclo.
   de cualquier si tuación de interacción cara-a-cara. En las cond          !I     . Por qué es la separación entre tiempo y espacio algo de tanta

   de la modernidad, el lugar se hace crecientemente                        . p~rtancia para el dinamismo extremo de la modernid ad?
                                                                            1111 Fn primer lugar porque es l pnm era con d' "
                                                                                                                    a '           IClon para eI proceso
   es decir, los aspectos locales son penetrados en profundidad y
   figurados por in fluencias sociales q ue se gen eran a gran ..           de dt!sanclaje q ue an al iz aré más adelante. La separació n tiempo- es­
   ell os. Lo que estructura lo local no es simplemente eso que             pacio y su fo rmación dentro de estandari zadas y «vacías» dimen sio­
   escena, sino que la «folm a visibl e» de lo local encubre las 
          m:S, corta las conexiones q ue existen entre la actividad social y su
  relaciones que determ inan su naturalez a. 
                                 anclaje» en las particularidad es de los contextos de presenci a. Las
        La dislocación entre espacio y lugar no está, como en el caso       instituciones " desvinculadas» extien den enormemente el ámbi tO de
  tiempo, ligada estrechamente a la aparición de los métodos                distanciamiento entre ti empo-espacio y este efectO es dependiente de
  mes de medida. Los medios de subdividir adec uadamente el                 I ~ coordinación conseguida entre ti empo-espacio. Este fenómeno sir ­
  siemp re han resultado de más fácil d isposición que aquellos             n: para abrir un abanico de posibilidad es de cambio al liberar de las
  al tiempo. El desarrollo del «espacio vacío » va ante todo                restricciones impu estas por hábi tos y prácticas lo cales.
  d os conj un tos de facto res : aq uellos que permiten la rep resentaci         Segundo, produce los mecan ism os d e engranaj e d el rasgo distin­
  del espacio sin referirse a un lugar privilegiado, 10 qu e aportaría      tivo de la vida social moderna: la organización racionali zada. Las
 situació n de ventaja, y aquell os que hacen posible la                    orgmizaciones (incluyen do en ellas los estados modernos) algun as
 d e diferentes unidades espaciales. E l «descu brimien to >' hecho         veces adolecen de esa cualidad, un tanto estática e inerte que Weber
 vi ajeros o por explo radores occid entales de «rem Otas" regiones         3~oci ara a la burocracia, sin embargo, más frecuentemente po seen un
 m un do , proporcionó la necesaria base para es tos dos co njuntos         dinamismo que co ntrasta fuertemente co n los órdenes premodernos.
 fac tores. La progresiva cartografía del globo, que llevó a la             Las instituciones mod ernas pueden aunar lo local co n lo global en
 de m apas mundiales, en los que la perspectiva no jugaba un                fl~rmas que hubieran res ultado impensables en sociedad es más tra­
 significativo en la representaci ón de las posiciones y formas             (hclO nales y al hacerl o así normalmente influyen en las vidas de
 fi eas, confi guró el espacio como «independiente» de cualquier            muchos millones de seres hum anos .
 o región partic ular.                                                      J Tercero, la historicidad radical que va asociada a la modernidad,
       La separación entre tiempo y espacio no de bería verse como          . t pende de modos de " inserció n» dent ro del tiempo y el espacio
desarroll o unilineal en el que no se presentan cam bios d e ..             Inalcanzables para las civilizac iones anteriores. La «histOria» como
o q ue abarq ue a la totali dad; al contrario , como todas las ten          ~~ ro~~ación sistemática del pasado que ay uda a configurar el futuro,
d e desarrollo, tam bién tiene rasgos dialécticos q ue provocan             ~~:blo ~u primer impulso con el tcmpran? s~rgil:úentO de lo s esta­
terísticas con trap uestas. A ún más, la separació n del tiempo y el             . agncolas, pero el desarro llo de las mstltuclOnes modernas le
pacio proporciona una base para su recombi nac ión en lo que                ~r~porcionó un nuevo y fu ndamental ímpetu. El sistema estanclari­
                                                                            e l. O de datar, ahora mundialm ente reconocido , so stiene la ap ropia­
                                                                            .. IÚ~ de un pasado unitario, a pesar de que mucha d e esa «historia»
                                                                            ,SI,,        ·        .
   .. Gidden~. The Constitlltion o( Society.                                          ~UJ eta a Interpretaciones contrastantes. Además, dado el mapa
32                                                                                                encias de la modernidad                                                        33
                                                                                       consecu
global de! mundo que generalmente se acepta, e! pasad o unitario                             '_ 'cas de los individ uos o grupos que los manejan en una parti­
mundial ; e! tiempo y e! espacio han sido recombinados para                            t~rtl _oyun{Ura , Se pueden disti nguir varios tipos de señales simbó­
un genuino marco histórico-mundial para la acción y la exoenpn...l                     .:,u af ~orno por ejemplo los m.edios de legitimación política, pero me
                                                                                             _'ré             -        '1'
                                                                                       leas, en la sena1 slm bo Ica d e1 d'
                                                                                                                   '           lQero _
                                                                                       ,~ n~a naturaleza del dinero ha sido ampliamente di scutida en so­
Desandaje                                                                              ,: lo"ía y naturalmente cons tituye una preoc upación permanente de
                                                                                       ~IO "
                                                                                       I economía, En sus pnmeros escntos, Marx 11 amo
                                                                                                                         '        '                   'al d' ro ,<la
                                                                                                                                                            me
    Permitaseme abora pasar a considerar el desanclaje de los                            3 t:1'll universal» , un medio de intercambio que niega el conteni do
                                                                                            0l
mas soci ales. Por desanclaje entiendo el «despegar » las                               ~ bienes Y servicios al sustituirlos por un signo impersonal. El di­
sociales de sus contextos locales de interacción y reestructurarlas                     nero permüc el intercam bio de todo por todo sin prestar atenci ón
indefinidos intervalos espacio- temporales.                                             a si los bienes en juego comparten entre sí al guna cualidad substan ­
    Los sociólogos han tratado frecuentemente la transición del                         tiva, Los comentarios críticos de Marx sobre el dinero prefiguran su
do tradicional al moderno en términos conceptuales de                                   posterior diferencia,ción entre el ~7alo:~ de-uso y el valor-de-cambio.
ción» o de «especialización funcional ,> . Según este enfoque                            El din erO hace pOSIble la generaliz aclOn del segundo dad o su papel
                                                                                                                  ,	 16
el cambio de sistemas de menor escala a civilizaciones agrícolas y                      Je «mera mercan cla » .
ahí a las so ciedades modernas, puede verse corno un proceso                                   Con todo, la conceptualización más compleja y de mayor alcance
progresiva diversificación interior. Se pueden hacer distintas                          sobre las conexiones en tre el dinero y la mod ernidad, es la desarro ­
ciones a este enfoque. Suele vincularse a una perspectiva                                lI:uia por Simmel 17, Retornaré a ella en breve porque sobre ella
nista; no presta atención al «problema de demarcación » en el                            trazaré mi argllmentación sobre el dinero como mecanismo de "de­
de los sistemas sociales, y muy frecu entemente depende de                               ~ancl aje •. Entre tantO debe anotarse que, más recientemente, la preo­
funcionalistas 1 ~ . Aún más importante para la presente discusión,                      cupación por el carácrer social del din ero, form a parte tanto de la
 m bargo, es el hecho de no dirigirse en forma satisfactoria,                            obra de Talcott Parsons como de la de NikJas Luhmann. Parsons es
cuestión del distanciamiento entre tiempo y espacio . Las noci                           mas importante aq uí. Según Parsons, el din ero es uno de los d istin ­
de diferenciación o especialización funcional, no son apropiadas                          tos tipos de " medios circu lantes>' en las so ciedades modernas dentro
tratar el fenómeno de la regionalizaci ón del tiempo -espacio que                         d~ los que también incluye el poder y c1lenguaje. Aunque las apro­
cen los sistemas sociales. La imagen que evoca el «desanclaje ..,                         xlm aci ones tanto de Parsons como de Lu hmann, posee n ciertas afi ­
pacita mejor para captar los cambiantes alineamientos de ti                               nIdades Con la que me propongo desarrollar más adelante, no acepto
pacio que son de básica importancia para el cambio social en                              el ~arco principal de sus enfoq ues. N i el poder ni el lenguaje p uede
y para la naturaleza de la modernidad, en particular.                                     c:.qulp a:~se al dinero o a otros elementos de «desand aje». E l pod er
    Deseo hacer un a distinción entre dos tipos de mecanismos                             ~ 1:1 Utl!tzación del lenguaje son rasgos in trínsecos de la acción social
desanclaje q ue están intrínsecamente implicados en el desarrollo                         ~n un plano muy general, nO fo rm as sociales específicas,
las institucio nes sociales modernas . Al primero de ellos lo                                   ¿Qu¿ es el d inero? Los economistas nun ca se han puesto de
la creación de «señales simbólicas»; al otro lo denom inaré el                             atucrdo . al respon d er a esta pregun ta, P " es Key nes qUIen
                                                                                                b                                        ero qUlza                  '
blecimien to de «sistemas expertos ».                                                      ~r? ~blemente nos o frece el mejo r punto de partida. Uno de los
    Por señales sim bólicas qui ero decir med ios de intercambio                           c:I ~Clpales rasgos sobre los que hace hjncap ié Keynes es el distintivo




                                                                                        ---
pueden ser pasados d e unos a otros sin cons ideración po r las                               r,l.ter d e1 d'mero, cuyo n,guroso an áli'SI.S, separa su o bra d e esas
                                                                                            cr .
                                                                                                ~I O l1 es del pensamiento económico neoclásico en las que, como
     I~   Para una crítica del fllnc ionalismo, véase Anrho ny Gi ddens, .F¡meuon- .       l.   K
apres la lutu. , en su Smdies in SOClal m d Politlcal Theory (Londres: HlIlchin5t          1: 	 e'lrt M~rx, Gmndrissc (Harmo ndswonb : P enguLn, 1973), pp, 14 1, 145, 166-67,
1977).                                                                                             q'rg Simmel, TIJe Phi/Mopln'   ni MriTIr'V (Lon dres:   Rout1 ed~e. 1978) ,
34                                                                                                                                                                               35
                                                                                           COJÚel'tlencias de la modernidad

dice Lean X' alras, «el dinero no existe» l H. Key nes empi eza por                              . d(!!leÍa, o en otra:. palabras, de auto -movilidad .. .EI poder del din ero
tingu ir entre el dinero-e n-cu enta y dinero-propiam enre-di cho 19.                      J~p cn unar distancias posibilita que el propi etario )' sus propiedad es estén
esta prim era for ma, dinero se id entifica con deuda. El denom'                           f,·¡rJ llcJ'ado s que ': 3 da unO pue d a seguu' sus propios preceptos en mucha
                                                                                                   3                                 . '            .
«dinero-mercancía », es el primer p aso en el cam ino de la                                lJn . r medida que cuando am bos se encontra ban en rel 'lOn mutua d'¡recta,
                                                                                                                                                           aC ,
                                                                                           nlJ' o,s cuando eI compromiso econom¡co era tam b"len un o persona 1- 1.
                                                                                                '                           .         "                                 '
mación de la economía de trueq ue en una monetari a. Una trans                             cs[lJ   L

elem ental se inicia cuando los reconocimi enros de deudas
substiruirse por m ercancías en el pago de transacci ones . Ese «                                   , 1 desanclaje propo rcionado por las modernas economías del di ­
                                                                                                    .
táneo reconocimiento de deuda» puede ser em itido por c                                        . ; eS enormemente mayor qu e el existente en cualesquiera de las
banco y representa «dinero bancario». El dine ro bancario es                               n'1 I' "~3ciones premodernas en las que existía el din ero. H asta en los
                                                                                           .
                                                                                              ''~II                . ,
conocimiento de una deuda pri vada, hasta que llega a ser                                  , istem as monetanos mas desarrollados de la era premoderna, como
m ente d ifund ido. T al movim iento hacia el dinero p ro piamente                          lt, fu e el Imperio rom an o , n o se avanzó más aUá de lo que Key nes
implica la intervención del estado ca m a garante del valor.                               denominaría dinero -de-m ercancía en fo rma de acuñ ami enro mate­
estado (que aquÍ quiere decir el moderno estado nacional), es                               rial . Hoy, el «dinero-propiamente- dich o», es independiente de las
de transfonn ar las tran sacc ion es de deuda privada en medios                             m,meras en que es r epresentad o al configu rarse en simple informa­
darizados de pago; en o tras palabtas, es capaz de co nseguir el                           riún anotada en cifras sobre un impreso de ord enado r informático.
libri o entre la deuda y el créditO en lo que respecta a un i                               Por ¡:meo, no es correcta la metáfora qu e uti liza Parsons al decir q ue
número de transaccio nes.                                                                  es un «medjo que circula,•. El dinero circul a acuñado o al contad o;
    E l dinero en su form a desarrollada se defi ne ante todo en                           pero en el mundo del ord en económ ico moderno, la inmensa ma­
nos de crédira y deuda allí dond e ésas se refieren a una plu                              "uría de las transacciones no asumen esa fo rma . Cemcini hace notar
de intercambios am pliam ente extendidos. Y ésta es la razón                               que las ideas convencionales de que el di nero «circula." y que puede
cual Key nes relaciona estrechamente el di nero con el tiempo                              ,cr concebido como u n «flujo », son esencialmeme engaños as 22 . Si
dinero es un medio de prórro ga que provee lo s m edios para                               el di nero fluyera, digamos como el agu a, su circulac ión se expresaría
el crédito y la deuda en las circunstancias en las q ue el int                             din:ctamente en té rminos de tiem po y de esto se desprendería que
in mediato de prod uctos es imposible. P odemos decir que el di                            .1 m:t)'or velocidad, más estrecha habría de ser la co rriente p ara una

es una manera de abrir un paréntes is en el ti empo, liberando de                          mismJ cantidad de (l uido por cada un idad de riempo . En el caso del
fo nna las tran sacciones de un particular medio de intercambio.                           di?l'TO esto significa ría q ue la cantidad req uerida para una tranSac­
decirlo más exacta mente en los términos ya tnrrod ucid os, el                             C dada, sería proporcio na l a la velo ci dad de su circ ulación. Pero
                                                                                              lon
es un medio de distanciamiento entre tiempo )' espacio. El                                 ~s una auténtica tontería pensa r que el pago d e 100 libras esterli nas
permite la verificación de transacciones en tre agentes ampli                              pudría hacerse igu al con 50 O la libras. E l d inero no se relaciona
separados en tiem po y es pacio. Simmel caracterizó bien las'                              c~n el tiempo (o más exac tamente con el tiempo-espacio) como un
ciones espaciales del d inero al afirma r qu e:                                               JlUJo" , . S10 0 precisamente como un medio de aunar al tiempo con
                                                                                           e l'Spaclo al enlazar instan taneidad y ap lazami ento, presenci a y au­
...el papel del dinero va asociado a la distancia entre su posesión )' el                  ~~nCla . Como diría R. S. Saye rs, "N in gún ac tivo se pone en acción
vid uo ...só lo si el beneficio de una empresa se configura de manera                      lOmo, medio de intercambio, salvo en el p reciso mo m ento en que es



                                                                                           --
mente transferible a otro lu gar, quedan garantizados, a través de la 5                    tran~ferido de una propied ad a Ol ra en pago de alguna transacción » 23.
ción espacial, ta nt O la propiedad corno d propietario, un alto nivel de

                                                                                                   ~rnmel~    Pbilosophy   flf Mane)',   pp. 332-33.
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                 "~Iitl d' Saycrs, -Monetary 7bougJJI and Monetary f'o/iey        /TIEI/g/and. , EnmomlC
     la V':ase Alvaro Ccncini, Mem/:)'. In come and Time (Lo nd res : Pi nte r. 1988). 
               , 'C'emb re, 1960; citldo en Cenein i. Moncy, l ncoml' and Time, p. 71.
36                                                                                     COl1secuc:ndas de Ja modernidad                                                                     37

     E l dinero es un ejemplo de los mecanismos de desancll1je que                           . d ser en sí mismo, un a definitiva conex ión y unidad, una cierta
asociados a la modernidad . No intentaré detallar aqu í la sub                         ~l'r ~. 'rencia en nues tra concepción sobre ello, una seguridad y la
contribución de la economía desarrollada del dinero al car                             •'l)nSI~cia de res. ' en l a entrega d I qu e SJ
                                                                                                         IstenCIa                  e ego a su concep to, '
las instituciones modernas; sin embargo, el "dinero-pro piam                           l~senpuede descansar sobre razones particulares, no llega a explicar­
cho», es, desde luego, parte in herente de la vida social moderna,                     ¡'IC~4 En una palabra, la fia bilidad es un a fo rma de "fe» en la que
como un tipo específico de signo simbólico. Por ejemplo, una de                        :~"co~fianza pues ta en resultados probab.l~s expre~~ un compromiso
formas más características de des anclaje en el períod o                                . algo. más q ue una mera comprenslO n cognitiva. Desde luego
la exp ansión de los mercados capitalistas (incluidos los                              .o~ las formas d e fia bilidad implicadas en las instituciones moder­
monetarios), relativamente rec ientes en su extensión in                               qu como detallaré más adel ante, en lo que respecta a su naturaleza,
                                                                                       nJ~,
El dinero p ropiamente dicho es esencial para las distintas                            Jescansan sobre vagas y parCIa les comprensIOnes d e 1a « b ase d e su
                                                                                                                        .               .
cio nes que esto implica. T ambién es , com o anotó Simmel,                            conocimiento».
a la natu raleza de la posesión de propi edad y a la enajenación                            Miremos ahora hacia la naturaleza d e los sistemas expertos. Al
mi sma, en la actividad económ ica moderna.                                            Jc.:ir sistemas expertos m e refie ro a sistemas de logros técnicos o de
      Todos los mecanismos de desan claje, así sean señales                            ~,pe riencía profes ional que organi zan grand es áreas del entorno ma ­
 o sistemas expertos, descansan sobre la noció n de flabilidad *.                      taial y social en el que vivimos 25. La mayo ría de las personas p ro­
 tanto, la fiab ilid ad va im plicada, de manera fundame ntal , en las                 iJnas, consulta a los «profesionales » -abogados, arq uitectos, médi­
 tituciones de la modern idad; pero esa fiabilidad no se confieI1                      .;os } así sucesivamente-- sólo de fo rma periódica o irregular. Pero
                                                                                              '
 individuos sino a capacidades abstractas. Cu alquiera que utilice                     l o~ sistemas en los cuales el conocimiento de expertos está integrado,
 símbolos mon etarios , lo hace asumiendo que los otros, a los                         infl uyen sobre muchos aspectos d e lo que hacemos de manera «re­
 nu nca ve, respetarán su valo r. Pero en lo que se deposita la                        gu lar». Simplemente al sentarme en mi casa, ya estoy implicado en
 za, es en el di nero como tal no sólo, ni prin cip alm ente, en las                   un sistema experto, o en UDa serie de tales sistemas, en los que pongo
 sonas con las qu e se verifican las transacciones particulares .                      mi confianza; no siento particular temOr en subir las escaleras de la
 consideraré el carácter general de la fiabilidad, pero limitando                      Colsa, incluso a sab iendas de que, en princip io , podría colapsarse la
 el m omento nuestra atención al caso del dinero y notaremos que                       estructura. Sé muy poco sobre los códigos de conocim iento utili za­
 lazos entre dinero y fiabilidad son específicamente anotados y                        Jo~ por el arquitecto y el constructor en el diseño y construcción
  lizados por Si mmel, quien, al igual que Key nes, enlaza la fi                       JI: la casa, no obs tante, ten go «fe,> en lo que han hecho . Mi "fe,. no
 en las transacciones monetar ias con la «confianza>, del pú blico                     ~~ tamo en ellos, aunq ue tengo que confiar en su comp etencia, sino
    misiones gubernamentales.                                                          ~ n la autenticidad del conocimiento experto que han aplicado, algo
      Simmel distingue la confianza en· el din ero del "débil co                       qu.: normalmente no p uedo verificar exhaustivamente por mí mismo .
 to ind uctivo.,. implicado en la ejecución de muc has                                      Cu alldo salgo de la casa y m e meto en mi coche, entrO en un
 Así, si un granjero no confiara en que su p arcela daría                              c~ccnario que ha sido cuidadosam ente permeado por el conocim ien ­
 próximo año , comO había dado en los años anterio res, sim                            [o experto, comprendiendo el diseno y construcción de aUTomóviles,
 no sembraría . Pero f iabilidad en el din ero imp lica más que un                     c;¡~rcteras, intersecciones, semáforos y otros muchos detalles. Todos
 culo en la confianza de probables aco ntecimientos futuros.                           ~,¡ c~os que conducir un coche es una actividad peligrosa q ue lleva
 dice q ue la confianza existe cuando «creemos en » alguien o en                       ~~nslgO el riesgo de accid ente. Al aceptar salir en coche, acepto el
  princ ipio; «expresa el sentim ientO que existe entre nuestra noci                     Icsgo, pero me fío del susodicho experto que garantiza que ese

       Como se ve rá más adelante, el autor hace una disrinci6n emre los 

 ingleses mm y confidence. Aq uí se trad ucirán po r fiabilidad y confianlit; y en 

                                                                                       ------
                                                                                       "'~I
                                                                                                ~'¡mmeJ. Phllosophy o[ Mo ney.
                                                                                              }(If    I.~~ Freldso n , Pro[l!SSional Pou'ers: A Sru dy in tbe / nstllutionalízarior/   oi For­
 ocasiones, t ru5t se trad uci rá por ccmf/.a1/za. (N. dt"! 7. ) 
                                   a ... ~dge (Chicago : Unive rs iry of C hi cago Pres s. 1986).
38                                                                       J.lostCuenCi:l5 de la modernidad                                                            39


peligro ha sido minimizado en lo posible. Poseo m uy p oco              1~.1bjlidad
m iento sobre el funcionami ento del coche y si algo dejara de
cio nar, sólo podr ía llevar a cabo reparaciones insignificantes.               fl té rmino fiabilidad (fi arse) surge frec uentemente en el lenguaje
mín imo conocim iento sobre la man era en q ue se construye u                 'J'   nO 26. Algun os sentidos del términ o, si bien tienen amplias

rretera, el mantenim iento de la superficie asfaltada o los orden
                                                                         (L
                                                                            , 'dades con otros usos , So n d'Imp 1"IcacJO nes re 1 .
                                                                            l{1 13
                                                                                                                e                 atIvamente l Igeras.
                                                                                                                                               '
                                                                          JIO I                J'
                                                                         ': persona que OIce «co 10       uf' q ue estes b' ,. q UI.ere d ' norma 1
                                                                                                                       , len            eClr         ­
informáticos que co nt rolan el t ráfi co. C uando aparco el coche
aeropu erto y subo a bordo de un avión , entro en ot ro sistema          L nlt~ poco más que lo que dice al fo rmular la amable preocupación
perta en el qu e todo mi conocimiento al respecto se reduce,             d' . espero que tenga bue na sal u d ,. - aunqu e }[l C1
                                                                         Jl1cn                                                 . uso aq w' «con f'lan­
mejor de los casos, a lo más rudimentario.                              z:'      conlleva una impljcación más fuerte que «espero », y q uiere sig­
                                                                            ' fi~lr algo más parecido a «espero y no tengo razón para d udar...
     Los sistemas expertos tienen en común con las señales si.
que remu even las relaciones sociales de la inmediatez de sus            ~~ acritud de fe o fiabilidad q ue comprende la palabra «confianza»
to s. Los dos t ipos de desanclaje suponen, y tam bién                     n contextoS más signific ativos está todavía por revelarse. C uando
separa~i ó n entre tiempo y esp acio paralelam ente a las e              ,~ dice «me fío de la co nd ucta de X", esta im pl icación es más pro­
para la dütanciación tiempo -espacio q ue promueven . Un SIStema.        nunciada, aunq ue no m uch o m ás allá del n ivel del «conocimien to
perta desvincula de la m isma manera q ue las señales simbóli,..         inducrivo déb.i l... Aq uí se reco no ce qu e se puede confiar en q ue X se
ofrecer «gar antías» a la s expectativas a través del distanciado       wmpo rtará así dadas apropiadas circunstancias. Pero esos usos del
po-espacio. Esta «elasticidad .. d e los sistemas sociales se logra      Icm lino no interesan demasi ado para la cuestió n a d il ucidar en la
naturaleza im person al de las p ruebas q ue se aplican p ara eval       presentt: discusión, porq ue no remiten a la cuestión de relaciones
conocimient o técnico, y por la crítica públ ica (sobre la q ue d        ~(),iales que va incorporada en el té rmino fiabihdad, ya que no se
la produ cción del conocim iento técn ico) utilizada para c              rdicren ;] los sistemas que perpet úan la fiabilidad, sino que se refie­
forma.                                                                     ~n a la conducta de otros ; la persona aqui implicada no es llam ada
     Repitiendo, diré que para la person a profana, la fi abilidad      '~ demostrar la fe q ue impljca la fiabilidad en sus si gnificados m ás
sistemas expertos , no depende de una plena in iciación en esos         profundos.
cesos, ni del domi nio del conocim iento que ell os producen. La                La principal defi n ició n de fiabilidad (trust) q ue d a el Oxf01'd
bilidad, en parte, es inevitablemente u n anículo de de» . Esta          fI¡g/ish D¡ctionary, la describe como «confianza en (o fiabilidad en)
puesta no debe simp lificarse excesivamente. Un elemento de lo           ~l[; unas cualidades o atrib utos dr una p ersona o cosa, o en la verdad
Sí mmel llama el «conocimiento inductivo débil» está, sin duda,          de una afirmación », y esta definición n Os proporci ona un útil punto
sente m uchas veces en la fia bilidad q ue actores profanos             fe      partida, ConfIAnza y fiab ilidad están claram ente relacionadas con
en los sistemas experto5. Existe u n elemento pragmático en la            ;¡ fe d~ la que ya he ha blado siguiendo a Simmel. L uhmann , aun

que descansa so br~ la experiencia compro?ada de que tale~    sistawl    rr.:conociendo que confianza y fiabilidad (confidence y trust) ':- van es­
generalmente fu nCIOnan como deben fu nCIOnar. Adem ás, trecu.           ~echarnente unidas, hace un a d istinción entre las dos que es la base
mente existen agencias reguladoras que están sob re y por                  e Un trabajo sobre la fiabilidad :a. Segú n él, fiab ilidad (trust) ha de
las asociaciones ll amadas a proteger a los consumidores de los
mas expertos, cuerpos encargados de em iti r licencias para                    . Ln l. ~iguitnte d iscusión he tonudo varios m ~tcriales in éd ito s que me ha pro­
                                                                            rQUll;wlI Deirdre Boden, Sus ideas son de importancia esenci31 en el enfoque qut'
ria, vigilar normas de fabricación de material aéreo y así                   ~rrlJIUre en esta SCCClon, y, verdaderamente, para e 1 conjunto d e eS.1e J'b ro ,
                                                                                              .      ',                                    '
                                                                             •                                                                            I

                                                                        11101' .11 Contr3rio q ue ~n castell ano donde fiar y confIa r tienen un a raíz COmún, ~n
mente. N inguno de éstos sin embargo, modifica la
que todos los factores de desan claje im plican una actitud de                ti 'n.st
                                                                                 ~ . ' • y <confidence, no la tien e.n .. . {N. del T.}.
dad. Permitaseme ahora cons iderar cómo podríamos entender              Ifll!i", / "~$ Luhman.n , TrIIst and Power (Chicheslcr: W iley. J 979); L uhmann• • Fa­
la noción de fi abi bdad , y cómo la fia bilid ad va conectada, de      ltltl! I,r"l.rtnjidencc, Trust: Problems and AllL'T1/ati'1Jl's. en Diego G:I.ID berta, .:oord.,
 manera gen eral , al distanciam iento tiempo-espacio.                                 lIlg ,znd Hrakmg Coopera/Iv/' Rel.1tirJYIs (Oxfo rJ: Bla.kwell . 1988).
40                                                                                                              ':as de   la modernidad                                41
                                                                                                     Orl~tCUel1Cl

com prenderse específicamente en relación al «riesgo », un                                              bl dad en otros; en circunstancias de fiabilidad, la persona asu­
que sólo aparece en el período moderno ':.. La noción se origina                                'LI¡~J t~pa y puede llegar a arrepentirse de haberse f i4do de alguien
la comprensió n de que resultados imprevistos pu eden ser conseCl'"                             nlt~ ,3. ~go. La distinción entre fia bilidad y confianza depende de si
cia de nuestras p ropias actividades o decisiones, en lugar de ser                              l'  I.k ilidad de frustración está influenciada por la propia conducta
presió n de ocultos significados o de la natural eza de las                                     1.1 ~~Sl y por tanto por un a correlativa discriminación entre riesgo y
intenciones de la divinidad. El término 1'iesgo reemplaza                                       pr¡.' lao. Dado que la noción de riesgo es rel ativamente reciente, Luh­
mente lo que con anterioridad sc pens ó como fort una (fatauuaaL                                pr tgr sostiene que la posibilidad de separar riesgo y peligro debe
                                                                                                      nn
queda separado de las cosmologías. Fiabilidad (<<trust») , p                                    d .- arse de las caraCtenstlcas dea mo derm·dad . E n esen C1.a, 1 no­
                                                                                                n13                          "         1                        ' a
conocimiento de las circunstancias de riesgo, mientras que ("()nt. ~ __ •                        _.en proviene de la comprensión del hecho de que la may oría de las
(tt confidence») no lo presupone. Tanto fiabilidad como                                         ~lO;ungencias que afectan la actividad humana son humanamente
hacen referencia a expectativas que pued en ser fru Stradas o                                   ,0;3cla5 v no solamente dadas por Dios o la naturaleza.
nuid as. Confianza, tal como la utiliza Luhmann, hace también                                   er l t!~foque de Luhm ann es importante y dirige nuestra atención
rencia a una actitud que da casi por supuesto que las cosas                                     .1 cierto número de distinciones conceptuales que han de h acerse
permanecerán estables:                                                                          p.1r.l comprender lo que es la fia bilidad . Pero nO creo que debamos
                                                                                                .:úntentarnos con los detalles de su conceptualización. Segu ramente
Lo n o rmal es la confian za. Uno confía en que sus expectativas no q                           tiene razón al distinguir entre fiabilidad y confianza, y entre riesgo
defra udadas; en q ue los político s inten tarán evitar la guerra; en q                         ' pel igro, como tamb ién la tiene al afirmar que en algún sentido,
coches no se estropearán ni se sa ld rán re peminament e de la calzada                          iúdos esos ténninos van entrelazados. Pero no sirve de nada el en­
term inar atropellándo nos mi en tras damos el vespcnino paseo dominic
                                                                                                lazar la noción de fiabilidad a las específicas condiciones en las que
es posible vivir sin íormarse ex p ectati vas resp ecto de las contingencias,
                                                                                                 1.15 personas contemplan conscientemente cursos alternativos de ac­
al gun a medi da, de ben rechazarse las posibili dad es d e qu edar
se rechazan porque sólo representan una remo ta posibilidad, pero                               ción. Normalmente, mucho más de lo que parece, la fiabilidad es
porq ue no sabemos que más pod emos hacer 28 . La alternativa se ría                             un estado permanente. Es, y lo sugeriré más adelante, un peculiar
un estado de perman ente incertidumbre y p resci ndir de expectativas                           lipo de confianza y no algo distinto a ella. Similares observaciones
tener nada con q ue reemplazarlas.                                                              pueden aplicarse a riesgo y peligro. No estoy de acu erdo con Luh ­
                                                                                                manJ1 cuando afirma que «si uno se abstiene de la acción, no corre
    Según Lubmann, donde quiera qu e vaya implicada la Jlaou, ­                                 ningún riesgo» 29 -dicho de otra fo rn1a, si no se aventura a n ada,
la persona, al optar por uoa acción, conscientemente tien e en                                  potencialmente no se perderá nada. La falta de acción frecuentemen­
las alternativas. Así, quien compra u n coche de segun da                                       te es a:riesgada y cxisten algunos riesgos que todos nosotros debe­
lugar de uno nuevo, se arriesga a adquirir una chatarra; pero                                   mos afrontar nos guste o no , tales corno el riesgo de catástrofe eco­
evitar esta incidencia la persona se fía del vendedor de turno o                                lógIca o de guerra nuclear. Además, no existe una conexión intrin­
la reputación de la agenci a. Por tanto, un individuo que no consi                              eca cntre confianza y p eligro, ni siquiera en la manera en que Luh ­
las alternativas, entra en una situación de conf ianza, mientras                                mann las define. E n ci rcunstancias de riesgo existe peligro y éste es
alguien que reconoce esas alternativas e intenta contrarrestar los                               'erd~dcramenre relevante para definir lo que es el riesgo- el riesgo
sab id os riesgos. particjpa en una situación de fiabilida d. En la                             :ue     lnlplica cruzar el Atlántico en una pequeña embarcación, por
ción de confianza, la person a defra udada reacciona proyec                                     ~Iernplo, es considerablemente mayor que el que implica hacer ese
                                                                                                   talt: en un trasatlántico, dada la variación en el elemento de peli gro
    ,:. La palabra .ri5k. (, -iesgo) parece haber llegado :ti inglés por vía del eS¡}3nOl(!:O
el siglo xvn, y probablemente a rrav~ s de un [érmlno ná utico que sigmfica
peligro o chocar cont ra un risco.
     : < Lu hnunn . - FlIlníliilrtty . , p. 9 • .
                                                                                                --
                                                                                                qUe d lo implica.


                                                                                                      " Ibid., p. 100.
42                                                                                                                                                                                 43
                                                                                         (,'IISCcuenci35 de la modernidad

     Prop ongo co ncep tualizar d iferenciadamente la fiabilidad y 
                             n conjun tO dado de resu ltados o acontecimientos , expre­
nociones concomitantes. Para facilitar la exposició n, 
                                 p~(IJ    esa confianza cierta fe en la p ro bid ad o el amo r de o tra
                                                                                                  :1 U

 elementos impl icados en ello en una serie de d iez p untos en los 
                    "Indo cn en la corrección d e principi os abstractos (conocim iento
                                                                                                     o
                                                                                         I'~rsona
 se inclu ye una defin ición de fiabilidad, pero en la qu e tam 

desarroll a una gama de observaciones relacionadas al res pecto. 

                                                                                          .-nICo) En
                                                                                         t~· VI   ,            de las con d ICiO nes d e Ia mo d em!'d ad , Ia f'la b Il' d ad eXIste
                                                                                                                            ' ,                                        'I        '
     1. La fiabilidad está relacionada co n la ausencia en el . 
                                      ' el contextO de un conocimiento general de qu e la actividad
el espacio. No habría necesidad de co nfiar en nadie cuyas 
                               ..;a .I en 3 _ incluyen do en esta exp resJOn e l Jm pacro d e Ia tecno l o pa
                                                                                                                                            ',        '                              '
                                                                                         humanel mundo maten,al- es crea da sOCIa Jmente y no dad a en 1
                                                                                                 I                                                  '                                  a
 fueran cOn Stantemente visibles y cuyos procesos mentales 

t ransparentes, O fiarse de cualq uier sistema cuyo func ionamiento 
                         o,rcaleza de las cosas o p or in fluencia d ivina; (b) en el ám bito
ra completamente conocido y comprendido. Se ha d icho que la 

                                                                                         nJlur     rmemente acrecentado de trans fo rmaclOo d e i "  ',      a aCClOn h umana
bilidad (<< trust») es " un ardid para hacer frente a la libertad a' 
                   . . ~~d ucido por el carácter dinámico de las institucio nes sociales mo­
pero la primera condición de los req uisitos de la fiabilidad, no 
                      ~cmas, El concepto de nesgo reem plaza al de fo rtuna, pero no por­
carencia de poder, si no la carencia de comple ta información. 
                               ue los agentes de tiempos premodernos no sup ieran distinguir en tre
     ti. La fiabilidad no está esencialmente ligada al riesgo sino                       'l fSg )' peI¡gro, S100 porque representa una a1
                                                                                                                      '                                 terac " en Ia percep­
                                                                                                                                                              lon
                                                                                                    O
con tingencia, Fiabilidad conlleva la connotación de algo i                              ción de la detenninación y contingencia, de modo que los lmpera­
fren te a resultados contingentes, conciernan éstos a acciones                            tjl'os morales humanos, las causas naturales y el «az ar» (chance)
d uales o al func ionamiento del sistema, E n el caso de                                  ri~cn en lugar de las cosmo logías religiosas, La noci ó n de «azar", en
agentes hum anos, la presunción de fiabilid ad implica la am                             su sent ido moderno, surge al m ismo tiempo qu e la idea de riesgo,
d e "p ro bidad» (hon or) o amor. Esta es la razón por la cual                                     VII. Peligro y riesgo van estrecham ente rel acionados, p ero no
bilidad en una persona resulta ser psicológicamente consecuente                               on IJ misma cosa. La diferencia no depende del becho de si un
el individuo que fía: se le da J la fo n una un rehén mo ral.                            individuo sopesa o no co nscientemente las alternativas al contem plar
     m. Fiabilidad no es lo m ism o que fe en la confianza de                            II tomar un determinado curso de acción , Lo q ue el riesgo presupon e

person a o un sistema; es lo que deriva de la fe. Fiabilidad                             1: el peligro, no necesariamente el conocimi ento del pel igro mismo ,

eslabón entre fe y confianza y es precisamente estO Jo que la                             1.;n.l persona que arriesga algo corteja el peligro , ah í donde el p eligro
gue del "conocimiento in d uctivo débil". Este último implica la                              e, ~tienJe como am enaza al resultado deseado , Q u ien ado pta un
fianza sustentada sobre una especi e de dom inio de las circ                              -nesgo calculado», es consciente de la amenaza o amenazas q ue en­
que justifican esa confianza. i Toda fiabilidad es en cierto                              tmn en juego en un panicular cu rso de acción. Pero ciertam ente
ciega!                                                                                    13n1 ~ ién es posible asu mir accion es, o estar sujeto a situ ac io nes q u e
    IV, Podemos hablar de fiabilidad tanto al referirnos a las                            ,n         Inherentemente arriesgadas, sin q ue las personas im plicadas en
                                                                                           : las ~t:an conscientes de cuán arri esgad as son. En o tras palabras, no
simbólicas como a los sistemas expertos, pero ten iendo en cuenta
ello descansa sobre la correlación de unos p rincipios q u '
                                                                                          ln CO
                                                                                                         nSClentes de Ios pe l'
                                                                                                             '                  ¡gros que co rren,
no sobre la "rectirud moral » (buenas intenciones) de o tros.                                      Vil l. Riesgo y fiabili dad van entretejidos,fiabilidad normalmen ­
ralmente que el fiarse de las personas es siempre, en alguna me__                          te p:estándose a reducir o min imizar los peligros a los que tipos
                                                                                           PJrtlculares de aCtlVlda d estan sUJetos. E xlsten aI gu nas CIrcun stancIas
                                                                                           e l                          "         '     .         '                  '             '
relevante para la fe en los sistemas, pero concierne más a su
acruación que a su fun cionam ien to como tal.                                             ; a que las pautas de riesgo están insti tucional izad as d entro de un
    V, Hemos llegado a la d efinición de fia bilidad. Fiabilidad                           C3~rcol de [labilidad (invertir en bolsa, deportes peligrosos), En ese
defini rse como confianza en una persona O sistema, por lo que                            pr~o. a habilidad y el «azar» son los fact ores q ue limitan el riesgo ,
                                                                                         10:       0
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    .• 0 Di~gu G.ambetta: - Cm WI: T,.u~t Trust? · en G ambetta, T rust. Véase
                                                                                           lt"g:s.ce~arios de fiabilidad, el riesgo acepta bl e cae de ntro de la ca­
el impo rtame artículo de John D unn , • Trust ilnd T'ulirical Agl'IIC)'" en el mism ó              rl;l el «conocimiento inductivo débil» y en tal sentido, prácti­
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  • 1. SECCION 1 Introducción En las siguientes págin as desarro llaré un análisis institucional de la modernidad poniendo el énfasis en las alusiones culturales y epis­ temológicas. Al hacer esto, discrepo substancialmente de la mayoría de las actuales discusiones, en [as que el énfasis se pone en lo con­ tDrÍo. ¿Qué es la modernid ad? Como prim era aproximación, diga­ ml')S que la noción de «modernidad » se refi ere a los modos de vida u organiL.ación social que surgieron en Europa desde alrededor del sIgl o XVll en adelante y cuya infl uencia, posteri ormente, los han con­ vertido en más o menos mundiales. Esto asocia la modernidad a un periodo de tiem po y a una in icial localización geográfica pero, por el .m?mento, deja a resguardo en una caj a negra su s características mas Importantes. Bo y, a fina les del siglo xx, muchos mantienen que nos encon­ ~amos freme al comienzo de una nueva era a la que han de respon­ hcr las ciencias sociales, y que trasciende a la misma modernidad . Se a Sugerido una curiosa variedad de términos para referirse a esa tr~nsición. algunos de los cuales hacen directa referencia al surgi­ mIento de un n uevo tipo de sistema social (como «la soc iedad de la 15
  • 2. 17 16 cons~encias de la modernidad infor mación" o «la sociedad de consumo »); no obstante, la , debemos pos ar una nueva mirada sobre la naturaleza de la pro­ de esos términos sugieren más bien que el anterior estado de las q~t: modernidad, que, por ciertas razones muy co ncretas, ha sido cosas está llegando a su fin (<< pos tmodernidad », «postcap italismo ,.; h~ta ahora p recariamente comprend ida por las ciencias sociales. En la sociedad postindustri al, y así sucesivamente). Algunos de los de­ z de estar entrando en un período de postmode rnidad, nos es ta­ bates relacionados con estas cuestiones se concentran principalm :;5 trasladan do a uno en que las consecuencias de la modernidad sobre las transformaciones institucionales, espec ialmente aquellos q se están radicalizando y universalizando como nunca. Afirmaré que plantean que nos movemos de un sistema funda mentado en la fa más allá de la modernidad, podemos percibir los contornos de un cación de bienes de co nsumo a otro cuya preocupación central orden nuevo Y diferente que es "postmoderno»; pero esto es muy cansa en la información . No obstante, es más corriente que distinto de lo que en este momento algunos han dado en llamar controversias se centren primordialmente en cuestiones filosóficas y ~ pos[ffiodernidad" . epistemoló gi cas. Esa es la perspectiva ca racterística de, por ejemplo, La idea que aqu í desarrollaré tiene su puntO de origen en lo que el autor que ha sido el pri ncipal respons able de la po pularización )'a en otro lugar he llamado una interpretación «discontinuista» del la noción de postmodernidad, Jean- Fran~ois Lyotard l. Según desarrollo social moderno 3 . Con esto quiero decir que las institu­ planteamiento, la postmodern idad hace referencia tanto al desplaza­ C Iones sociales modernas son , en algunos aspectos, únicas -disti ntas miento del intento de fundamentar la ep istemología, com o al des­ en su forma a todos los tipos de orden tradicional. Como discutiré plazamiento de la fe en el progreso humanamente concebido. má~ adelante, captar la naturaleza de las discontinuidades aquí invo­ condición de postmod ernidad se distingue por una espec ie de des­ luc radas, es un preliminar necesario para analizar lo que verdadera­ vanecimiento de "la gran narrativa" -la (, línea de relato» en mente es la modernidad, y también para diagnosticar cuáles son sus do ra mediante la cu al se nos coloca en la historia cual seres consecuencias para nosotros en la actualidad. poseen un pasado detenninado y un fut uro predecible. La Mi planteamiento exi ge también una breve discusión crírica d postmoderna contem pla una pluralidad de heterogéneas pretens algunas de las tendenci.as predominantes en sociología, al ser ésta la al conocimiento, entre las cu ales la cienci a no posee un lugar pn disciplina más comprometida en el estudi o de la vida socü l moderna. giado. Dada su orientación cultural y epistemológica, en la mayoría de los La resp uesta estándar al tipo de jdeas presentadas por casos, los debates sobre modernidad y postmodernidad no han lle­ es la de p rOcurar demostrar qu e es posi ble una epistemología gado a confrontar los defectOs de las posiciones sociológicas esta­ rente, y que se pu ede lograr un conocimiento ge neralizable de blecidas. Pero, una interpretación cuya principal preocupación es el vida social y los modelos de desarrollo social 2 . Yo, sin emb análisis institucional, como es mi caso, debe hacerlo. me propongo tomar un cam ino di ferente. Sostendré que la deso . Utilizando estas observacion es como trampolín, intentaré ofrecer tación, que se expresa a sí misma en la opi nión de qu e no es pos en este estudio una nueva caracterización, tanto de la naturaleza del obtener un conocimiento sistem ático de la organización social, ~rden moderno COmo del postmoderno que podría surgir de aq uí al sulta en primer lugar de la sensación que muchos de nosotros fInal de esta era. mos de haber sido atrapados en un universo de acontecim ientos no logramos enten der del tod o y que en gran medida parece n par a nuestro control. Para analizar cómo hemos llegado a esto, las discontinuidades de la modernidad basta con in ventar términos como postmodernidad y el resto, s . La noción de que la histori a de la humani dad es tá Il'larcada por cIertas,. discontinuidades y carece de un des arrollo sin escollos, es I Jean -FranIYois Lyo!Jrd, The Post Mod.ern of Minnesota Press. 1985). ~ J ürgen Ha benn as. T/¡e Philosophical Discourse o[ Mo dernuy (Cambridge, · Amhon y Giddl'ns, The Natíol! Stat e and ViO /Mee (Camb rid ge, Inglaterra: Po­ lIt~' , 1985). glaterra : Poli ty. 1987).
  • 3. 18 consecuencias de la m odernidad 19 por supuesto conoci da y ha sido acentuada en la mayoria de ados agrícolas , para culminar en el surgimiento de las 50Cle­ versiones marxistas. N o o bstan te, la utilización del término que los es t d ades occidentales m? eroas. . . " propongo hacer aquí no tiene particular conex ió n con el materi d suscituir la narrativa evolUCIOnista o deconstrulr su lmea de re- mo histórico como tampoco va dirigida a la con sideración de I no sólo ayud a a clarificar el cometido de analizar la modernidad historia como un todo. Indudablem ente exis ten discontin uidades s:~~' que recon.duce parte del debat,e .s,obre la llamada poStr~odero~­ varias etapas del desarrollo histórico, por ci rar un ejemplo, en d d La histon a carece de la condlclOn global que le ha Sido atn ­ momentos de transición entre las socied ades tribales y la aparo ba'da por las concepciones evolucionistas -y el evolucionismo en de los estados agrícol as. E sto no me preocupa. Desearía, en cam u~ u otra versión ha tenido mucha más importancia en el pensa­ acen tuar esa particular discontinuidad o conjunto de discom · ~~ento social del qu e han podido tener las filosofías. teleológicas de des, asoci adas al período moderno. la historia a las que Lyotard y otros toman como diana de sus ata­ Las formas de vida introducidas por la modernidad arrasaron ques. La dec?nstrucción del evo luci ol1is~o social significa a~umir manera sin p recedentes todas las modalidades tradicionales del que In histor~a. no puede verse .co~~ umdad o refleJ.~ de ciertos social. Tanto en extensión como en intensid ad, las transf, plincipios umflcadores de organlzaclon y transformaclOn. Esto no q ue ha acarreado la modern idad son más profundas qu e la quiere decir que todo sea caos o que no se escriba un número infi­ de los tipos de cambio caracterís ticos de períodos anteriores. nito de "historias» idiosincrásicas. Por ejemplo, existen dete rmina­ sivamente han servido para establecer fo rmas de interconexión s dos casos de transición histórica cuyo ca rácter puede ser identificado que abarcan el globo terráqueo; intensivamente, ban alterado y sobre los que es p osible generalizar 4 . de las más ínti mas y privadas caracterís ticas de nuestra cotidianeid ¿Cómo podríamos reconocer las discontinuidades que distinguen Evidentemente existen continuid ades entre lo tradicional y a las instituciones sociales modernas de los órdenes sociales tradi ­ moderno, puesto que ninguna pane de ce ro, pero no debe cionales? Aquí entran en juego varias características. U na es el sim­ Ividar cuán engañoso pu ede ser contrastarlas burdamente. ple ritmo de cam bio que la era de la modernidad pone en movimien­ bsrante, los cambios acaecido s d urante los últimos tres o c to. Las civilizaciones tradicionales pueden haber sido más dinámicas siglos -un dimi nuto período en términos de ti empo his tóri que Otros sistem as pre-modernos, pero la celeridad del cambio de han supuesto un impacto tan espectacular y de tal en vergadura q las condiciones de la modernidad es excepcional. Quizás resulta más hace que nuestro conocimjento sob re anteriores períodos de c'id emL en lo que respecta a la tecnología, pero puede extenderse sición nos sea de limitada ay uda en el intento de interpre igualmente a otras esferas. La segunda discontinuidad es la del ám­ significativamente. bito del cambio. La interconexión qu e ha supuesto la supresión d U na de las causas por las q ue el carác ter discomui nista de barreras de comunicación entre las diferentes regiones del mundo, modernidad no ha sido enteramente comp rendido se debe a la ha permitido que las agitaciones de transformación social estallen gua influencia del eyolucionismo social. Incluso aq uellas teorías pnicticamente en la totalidad de la superficie terrestre. La tercera subrayan la imporrancia de las transiciones discontinuistas, co mo característica atañe a la nawraleza intrínseca de las instituciones mo­ el caso de la de Marx, p resentan la historia de la hum anidad do dernas. Algunas for mas sociales modernas, tales como el sistema de una dirección de co njunto gobernada por principios de din ' ~olíti~o del Estado-nació n o la dependencia generalizada de la pro­ l UCClon a partir de fuentes inanimadas de energía y la completa general. Las teorías evolucionistas rep resentan «gran des relatos» , que no necesariamente de in spiración teleológica. Según el evoluc mercantilización de los productos y del trabajo asalariado, simple­ mente 00 se dan en anteriores períodos históricos. Otras sólo poseen -- n ismo, la «historia " puede ser narrada como una "línea de relato que impone una representación ordenada sobre el embrollo de Una aparente continuidad con los órdenes sociales anteriores . Un acontecimientos humanos. La historia comienza COn pequeñas y ladas culturas de caza y recolecció n, marcha a través del desarrol I<JR:)Jnlhon y Gid d ens, Tlle Constitucion o[ Socieey (Cam bridge, In¡;Jarerra: PoJity, . Cap. ~ de comunid ades de pastoreo y de culti vo y de ahí a la fo rmación
  • 4. 20 21 , .. e.neias de la modernidad Co nse.... ejemplo es la ciudad. Los asentamientos urbanos modernos f por poner un ejemplo, los tres autores vieron que el trabajo temente incorporan los emplazam ientos de las ciudades tradi . d strial moderno tenía consecuencias degradantes al someter a mu­ y pueden llegar a dar la impresión de ser meras extensiones de ~ ~ seres humanos a la disciplina de una tarea monótona repetitiva. mismas, pero de hecho el urbanismo moderno se ordena de p 00 na llegaron a prever que el fomento de las «fuerzas producti­ con principios muy diferentes a los que distinguieron a la cr tendría un enorme potencial de destrucción en relación al me­ premode rna del campo en períodos anteriores 5. dio ~ambiente. L as preocup.aclOn~s eco l oglcas no fl uy~ n co~ vIgor en vaS . ' . . l tradiciones del pensamIento Incorporado a la soclOlogla y no es ~rprendente que, en la actualidad, los sociólogos encuentren difícil Seguridad y peligro, fiabilidad y riesgo ~esarroJlar una estimación sistemática de ellas. Vo segundo ejemplo es el uso consolidado del poder político, Para seguir profundizando en el carácter de la modernidad, particularmente puesto de relieve por los episodios de totalitarismo. de concentrar gran parte de la discusión sobre los temas de la A los fundadores de la sociología les parecía que el uso arbitrario ridad frente al peligro y la fiabilidad frente al riesgo. La m del poder político pertenecía esencialmente al pasado (aunque a ve­ como puede ver cualquiera que viva en los últimos años del siglo ces, con ecos en el presente, como indicaba el análisis de Marx del es un fenómeno de doble filo. El desarrollo de las instituciones régimen de Luis Napoleón). El «despotismo» parecía ser una carac­ ciales modernas y su expansión mundial han creado terística propia de los estados premodernos, pero en los albores del enormemente mayores para que los seres humanos disfruten de ascenso del fascismo, el Holocausto, el Estalinismo y otros episodios existencia más segura y recompensada que cualquier tipo de . de la historia del siglo veinte, podemos comprobar que las posibili­ premoderno. Pero la modernidad tiene también un lado sombrío q dades totalitarias están contenidas dentro de los parámetros institu­ se ha puesto de manifiesto en el presente siglo. cionales de la modernidad, más bien que excluidas de ellos. El to­ En general, el «coste de oportunidad» de la modernidad, talitarismo es diferente del despotismo tradicional j no obstante, el uenemente subrayado por los fundadores clásicos de la sociolo~liII resultado es igualmente espantoso. El régimen totalitario conecta al Tanto Marx como Durkheim, vieron la era moderna como una poder político con el militar y el id~ológico, de forma más concen­ agitada. Pero ambos pensaron que las beneficiosas posibi trada que la que era posible antes del surgimiento de los estados abiertas por la era moderna pesarían más que sus características nacionales modernos 6. gativas. Marx vio la lucha de clases como la fuente de los cis El desarrollo del poder militar como fenómeno general, añade fundamentales en el orden capitalista, al tiempo que vislumbraba una nueva cuestión. Weber y Durkheim vivieron lo suficiente como surgimiento de un sistema social más humano. Durkheim creyó para atestiguar los horribles acontecimientos de la primera Guerra la progresiva expansión del industrialismo establecería una armon'to Mundial, si bien Durkheim murió antes de concluir la contienda. El sa y satisfactoria vida social formada a través de la combinación c?nflicto hizo añicos la esperanza que había mantenido con anterio­ la división del trabajo y el individualismo moral. Max Weber, el ndad al mismo, de que el industrialismo promovería de manera na­ pesimista de los tres padres fundadores, vio el mundo moderno ~ural, .un orden ind ustrial, integrado y pacífico al tiempo que hizo una paradoja en la que el progreso material sólo se obtenía a ~mposlble encajar dicha esperanza en el marco intelectual que había de la expansión de la burocracia que sistemáticamente aplastaba esarrolJado como base de su sociología. Weber prestó más atención creatividad y la autonomía individual. Pero ni siquiera él llegó que Marx y D urkheim al papel desempeñado por el poder militar prever cuán extenso llegaría a resultar el lado oscuro de la en./ a historia; sin embargo, no llegó a elaborar un análisis de lo ---­ dad. mI Itar en los tiempos modernos, desplazando el peso de su análisis $ Anthon y Giddens, A ContemporaY)' Critique 01 H istoricaL MateriaLlsm (L dres: Macrnilla n, 198 J). " Gidd~ns. Na /ion Sta/e and Vio/enero
  • 5. • 22 23 eneias de la modern idad Ofl}eG u hacia la racionalización y bu rocratización. Ninguno de los fund más fd iz y más ~cguro. l a pérdida d e fe en el «progreso» rn ur,Jo ' res clásicos d e la sociología prestó atención sistemática al tpnr,Tna_ . ' desde luego, uno de los fac ro res que subraya la disolución de la de la «industriali zación de la guerra » 7. c5 . narrativa de la hi storia, p ero en ello hay much o más en juego L os p en sadores sociales que escribieron a finales del siglo d' gr3~ la simple conclus ión de q ue "la hisroria no co nd uce a ninguna nueve o comien20s del veinte, no pudieron prever el invento qU~t t!", Tenemos que desarro llar un análisis institucional del carácter arm amento nuclear ': . Sin embargo, la conexión entre la innovaci":' ' b;fr onte de l~ modernidad y , al ~acerlo~ de bemos rect!ficar, alg~~a y organización industrial con el poder militar, es un proceso que de la" IimitaclO n es de las pe rsp ectiv as teo ncas de la soclologla c1asl­ remon ta a los mismos orígenes de la indu strialización m oderna. ca. limitaciones que conti núan afectando al pensamiento sociológico q uedara tan ostensibl emente fu era del análisis so cio lógico , es en h.1~tJ hoy. mismo una ind icación de la fuer za d el punto de vista de que emergente nuevo orden de la modernidad sería esencialmente fi co, en contras te con el militarismo que había caracterizado ed Sociología Y modernidad precedentes. No sólo la amena.z a de una confrontación nuclear, el co nflicto militar real, configura una parte básica de <'el lado a sociología es una disciplina muy amplia y diversa, y cual q uier curo ,. de la modernidad en es te siglo. El siglo veinte es el siglo ~imple generalización sobre la mjsma co mo un todo es cuestio nable, la guerra, en el que el núm ero de graves contiendas militares Pero podemos ap untar tr es ideas ampliamente sostenidas, en parte h an ocasionad o una substancial pérdida de vidas humanas, ha derivadas del persistente impacto de la teOna social clás ica en la notab lemente mayo r q ue en cualquiera de los dos siglos precPrlpnt... sociología y que impiden el análisis satisfa ctOrio de las insti tuci on es En lo que va de siglo, más de cien millones de personas han mod¡;rnas. La p rimera de ellas concierne al diagnósti co institucional la vida en guerras, una proporción de población mund ial más de la modernidad. La segunda tiene que ver con el objeto prim o rdi al que la registrada en el siglo XIX , incluso teniendo en cuenta el del propio análisis sociológico, <<l a sociedad ,, ; la tercera se relacion a cremento total de población 8. Si se produjera una contienda con las conexiones q ue existen entre el conocimiento sociológico y limitada, la pérdida de vidas sería asombrosa, y un conflicto las características de la mode rnidad a las que dicho conocimi ento se entre las superp o tencias podría erradicar de golpe a la refiere. entera. . las más destacad as tradicio nes teóri cas en sociología, incluso E l m undo en qu e vivimos es espan toso y peligroso . Esto nos , quellas que emanan de los escritos de M arx, D urkheim y W eber , 1 obligado a algo más que suavizar o mati zar la supo sición de que han mostrado una cierta tendencia a interpretar la naturaleza de la surgim iento de la modernidad nos conduciría a la formación de modernidad fijándose en una única y p redominante dinám ica de transformación. Para aquellos pensadores influ enciados p or M arx, la pnnclpal fuerz a transfo rmadora q ue configu ra el mund o mo derno , Willi.lITI McNe ill, The PIlr;lI it vf f'o wer (O ,fo rd: I1bck<vdl. 1933). C:~ el capitalismo. Con el dec}jve del feudabsmo, la p roducc ión agra­ r, No obstan te, H. G. Wells lo prcJij o, escribiendo en 19 14, en vísperas rlJ que tenia su base en el señorío local fue reemplazada por la estall ido de la Gran Gu erra, infl uenciado po r el fís ico F reder ick Sodd y, uno de producción dirigida a m ercados , tantO de ámbito nacion al como in­ co labo radores de Ernesr Ruth crford. E l lib ro de Wells, The f,Iorld Ser Free, rel.na historia de una guerra que estalla en E uropa en 1958 y que se extiend e po r todo ternacional, con lo q ue se transformó en mercancía no sólo UJla mundo. En esa guerra se util iz a un arma terrible hec ha de una sustancia rad' Indefinida variedad de bi enes de consu mo sino tam b ién la m isma lI.1mada corol in um. C ientos de es as bombas. que Well s denomina . bombas mano de obra. El ord en social que emerge de la mode rnidad es son arroj adas en ciudades del m undo causando una terrible devastaci ón. A esto capll'1llsta, tanto en su sistem a económico como en lo que respecta un período de hambre masiva y caos políti co t ras el cual se establ ece una repú bli ca mundial en la q ue la guerra queda proh ibida para siempre. ~ sus Otras instituciones. E l agitado y camb iante carácter de la mo ­ • Véanse las estad ísticas que propo rciolJa Ruth Leger Sivard. World Militar)' f'c :n'~ad puede explicarse como resultado del ciclo inversión-bene­ Social ExpendÍ/llre5 (Washington, O .e. : World Pri orities. 1983). lelo-inversión, que, combi nad o con la ten dencia decreciente de la
  • 6. 24 ~uencias de la modernidad 25 Con s.~ tasa de ganancia, provoca la constante disposición expansionista > éri ca, que a un determinado sistema de relaciones sociales. Sólo sistema. gt ~ ocupa aq uí la segunda de esas acepciones que, ciertamente, figu­ Esta perspectiva fu e criticada tan to por D urkheim como por 01~ de forma básica, en cada uno de los enfoques domi nantes en ber co n quienes se in ician las interpretaciones rivales que subsecuP" ra'cíolog ía . Mientras que los escritores marxis tas en ocasiones, pue­ temente han influido tan poderosamente en el análisis soci d~n preferir la denominación "formació n social,) en lugar de «socie­ Continu ando la trad ición es tablecida por Saint-Sirnon, dad », la connotación de «sistema delimi tado » es afín a las dos . vinculó el ori gen de las instituciones modern as al impacto prod En las perspectivas no-marxistas, particularmente aquellas conec­ por la ind ustrialización. Segú n él, la competencia capitalista no es tadas al área de in fluencia de Durkbeim, el concepto de sociedad va elemento crucial del emergente orden indu strial, y, algunas de ligado a la misma definición de la sociología. La definición conven­ caracterís ticas sobre las que in sistía Marx, D urkheim sim cional de sociología con la que prácticamente comienza cada libro las consi de raba marginales y transitorias. El carácter dé textO, "la sociología es el estudio de las sociedades humanas» o cambiante de la vida social moderna, no deri va esencialmente "la sociología es el estudio de las sociedades modernas» , proporciona capitalismo sino del impulso propulsor de la compleja división una dara idea de es te enfoque. Pocos, si es que alguno, de los es­ trabajo que engarza la producción a las necesidades humanas a critores contemporáneos siguen a Durkheim al tratar la sociedad de de la explotación ind ustrial de la naturaleza. N o vivimos en un una manera casi mística, como si fuera una especie de «súper-ente" den cap italista, sino en un o industrial. ante el cual los miembros individuales de la misma mues tran una Weber habló oe «capitalismo» y no de la exis tencia de un actitud temerosa. Y sin embargo, la primacía de «sociedad" como industrial ; no obstan te, en algunos aspectos clave su enfoque noción central a la sociología, está ampliamente aceptada. m ás cerca del de D urkh eim que del de Marx . El «capitalismo ¿Por qué habríamos de ten er reservas sobre la noción de sociedad n ah, , tal como es caracterizado por Weber, comprende los tal como comúnmente se utiliza en el pensamiento sociológico? Exis­ mos eco nómicos especificados por Marx, incluso la cosificación ten dos razones para ello. Incl uso aunque no lo digan explícitamen­ la fu erza del trabaj o, pero «capitalism o» en esta acepción, sim te, ~sos autores que consideran a la sociología como la disc iplina mente es algo diferente de lo que significa el mismo vocablo dedicada al estudio de «soc iedades», en lo qu e realmente están pen­ como aparece en los escrit os de Marx. La idea fu nd amental es sando es en las sociedades asociadas a la mod ern idad y al concep­ cionalización» en la m anera en que se expresa en la tecno logía, lualizarlas, están pensando en unos sistemas perfectamente delimi­ la organización de actividades humanas y en la con figuración de t~d os que poseen una unidad interna propia. A hora bien, si se en­ burocracia. lI~nd e de esta manera, «sociedades» quiere decir estados nacionales. ¿Vivimos en un orden capi talista? ¿Es el in dus trialismo la SIn embargo, y aunque un sociólogo que hable sobre una particular dominante q ue conf o rma las instituciones de la modernidad? ¿ s~): ied ad podría casualmente emplear en su lugar los términos «na­ beríamos quizás fijar la mirada en el control racionalizado de Clon ,. o "país», raramente se hace teoría exp resamente de este con ­ info rmación como la principal característica a resaltar? Argumen cepto. Al explicar la naturaleza de las so ciedades modernas debemos aq uí que estas cuestiones no pueden ser contestadas si se pI captar las caracterís ticas específic as del estado nacional, es decir, de de esta manera, es decir, no debemos con siderarlas co mo caracten< Un tipo de comunidad social que contrasta radicalmente con los es­ zaciones mutuamente excluyentes. Lo que yo propongo es que tados premodernos. modernidad es multidimensional en el plano de las institl~ciones Una segunda razón concierne a ciertas interpretaciones teóricas q ue cada uno de los elementos especifi cados po r estas distintas d~ e Se h~n . conectado estrecham ente a la noción de sociedad. Una ---- diciones desempeña algún papel. las mas lOflu yentes es la presentada por T alcott Pa rsons 9 . Según Il. El concepto de «sociedad" ocupa una posición clave en parte del discurso sociológico. «Sociedad», claro está, es una n am bigua qu e igual puede refe rirse a la «as oci ación socia l" en fo '. Talco!! P.l1'On, . Tb l' Sacial S.1'S/rm (CI,·n, ,,e, 111. · r nT Prcs<. 1 9~1).
  • 7. 26 27 , _ encia~ de la modernidad Con,e"ll Parsons, el o bjetivo preeminente de la sociología es e! de resolver de los intereses de predicción y control. Existen dos destacadas «problema del o rden ». El problema del orden es crucial para la . pos , nes de este tema. U na es de que la sociología suministra in­ terpretación de la dem arcación de Jos sistemas sociales porque "crs lO f ación sobre la VI a socia1 que pue d e proporcIOn arnos una. lorma ·d · ' L define como una cu estión de cohesi ón, de lo que hace que un ~r~ otro) sobre las in stituciones sociales similar a la que la física tema se mantenga unid o frente a la división de in tereses q ue porciona en e1 reIDO de l i S e cree que el conoClnuen to llC '-0 ' a natura eza. ' , a «todos contra todos>,. pr~'ológico va asociado a la relación instrumental del mundo social No me parece q ue tenga n inguna utilidad e! concebír los al que se refiere ~ que la COnOClm!ento p,ue de ap l'lcarse de m,anera 501. 1 1 · . sociales de esta manera 10 ; al contrario, pienso que deberíamos _enológica para mterverur en la Vida social. OtrOS auto res, IDclu­ formular la cu estjón de! o rden como un problema de cómo es ~codo a Marx (o, al menos, el Marx de ciertas interpretaciones), los sistemas sociales «co hesionan » el tiempo con el espacio. El ~On1an una postura diferente. Para ellos la clave está en la idea de blema del orden se ve desde aquí como uno de distanciamiento utilizar la historia para hacer histo ria», es decir, que los resultados tiempo JI espacio, es decir, de las condiciones bajo las que el ti de la ciencia social nO pueden ser aplicados sobre una materia inerte y el espacio están organizados de man era que conecten la pr sino que han de filtrarse a través de la autocomprensión de los agen­ con la ausencia. Esta cuestión ha de distinguirse conceptualmente [es socIales. la de «demarcación » o «delimitación » social del sistema. Las Lndudablemente esta última visión es más refinada que la primera dad es modernas (el estado nacional) en todo caso, tienen a pesar de ser también insuficiente, y a que su noción de la reflexi­ definidos sus límites ; pero todas esas sociedades están también vidad es demasiado simple. La relación entre la sociología y su ob­ tretej idas con laz os y conexiones que atraviesan el sistema saciaDO jeto - las acciones human as en las condiciones de la modernidad- , !ftico del estad o y e! orden cultural de la «nación ». Práctica ha de entenderse a su vez en términos de «doble hermen éutica» 11. ninguna de las sociedades premodernas estuvo tan delimitada El desarrollo de) conocimiento sociológico es parasitario de los con­ los modernos estados nacional es. Las ci vilizacio nes agrarias ten ceptOS aportados por agentes profanos; po r otro lado , las nociones «fronteras » en el sentido que le es atribuido por los geógrafos, mi lcuJi adas en los metalenguajes de las ciencias sociales, reingresan tras que las comunidades agrarias más pequeñas y las sociedades ruunariamente en el un iverso de las acciones que fueron inicialm ente cazadores y recolectores se difuminaban entre grupos circund iomlUladas para descri birlas o dar cuenta de ellas. Pero esto no con­ y no eran territoriales en el mismo sentido que lo son las sociedadell duce de manera directa a un mundo social transparente. El conoci­ fu ndamentadas en el estado. miento sociológico da v ueltas en espiral dentro y fuera del universo Bajo las condiciones de mod ernidad, e! nivel de distanciami J~ /<1 ~Jida social reconstruyéndose tan to a sí mism o com o a ese uni­ entre e! tiempo y el espacio es mucho mayor que inclu so en •erso como parte integral de ese m ism o proceso, civilizaciones agrarias más desarrolladas. Pero hay más que una Este es un modelo de reflexión, pero no uno para el cual haya pie expansió n en la capacidad de Jos sistemas so ciales pa ra ' u~ sendero paralelo entre la ac umulación de conoc imiento socioló­ e! tiempo con el espacio. De bemos mirar en profu ndi dad al gico pOr un lado, y el acrecentamiento constante de! conrrol del en que las instituciones modernas se «si túan » en el tiempo y el tl,esarrollo social por e! otro, La sociología (y las o tras ciencias so­ pacio para iden tificar alguna de las características distintivas de (laJ es 9 tratan con seres hu manos vivientes) no desarrolla un co-, ue modernidad en su totalid ad. n~clmlento acumulativo del mismo modo en que lo hacen las cien­ III. En varias de las -de otra manera divergentes- formas de f~as naturales . Al contrario, la «incorpo ració n» de nociones socio­ pensamie nto, se entiende la sociología como generadora de un co­ oglcas o de pretensiones de conocimiento dentro del mundo social, nocim iento so bre la vida social modern a que pu ede ser utiliz.ado en no es Un proceso que pueda ser encauzado, ni por quienes lo pro­ I 74 ) Antho ny ~jdde.ns, NrtW Rllles 01 SO('Jological MerhoJ (Londres: Hutchi nwn , 1( 10 He e bb or~do las razones de ell o en Const;wtion 01 Sonet)' , - (onSfIIl4/lOn 01 SociC'ty.
  • 8. 28 cias de 13 modernidad 29 ,QnsecueJ1 ponen, ni siquiera por los poderosos grupos de las entidades . ión del tiempo q ue configuraba la base de la vida cotidiana, namentales. No obstante, el impacto práctico de la ciencia I'sn~fcba siempre, al menos para la may oría de la población , el tiem­ de las teorías sociológicas es en orme y los conceptos y hall v JO"~ a el espacio y era normalmente imprecisa y variable. Nadie socio lógicos están constitutivamente involucrados en lo que es po d~o~aber la hora del día sin hacer referencia a otros indicadores modernidad. Mas adelante desarrollaré detalladamente la im po.. Ia_espaciales: el «cuando» estaba casi universalmente conectado cia de este punto. l .donde» o id ' f' d o por Ios regu lares aconteCImIentos natura- 50,10 enu lea . . Aquí q uiero discutir que si hemos de captar adecududlllt:nte t. El invento del relo j mecánico y su difusión a todos los miembros naturaleza de la modernidad, hemos de escapar de las pe J~' la población (un fenómeno que en su primera etapa se remonta sociológicas existentes en cada uno de los aspectos ya menc inalcs del siglo d ieciocho ), fueron de crucial importancia en la Hemos de dar cuenta tanto del extremo dinamismo como del .l paració n del tiempo y el espacio. El reloj expresó una dimensión global de las instituciones modernas y explicar la naturaleza de ~:liforme del tiempo «vacío » cuantificándolo de tal manera que per­ discontinuidades con las culturas tradicio nales. Llegaré a una mitió la precisa designación de «zonas » del día (v. g.: "la jornad a terización de eSas culturas más adelante, planteando antes que laboral..) 12. una pregu nta: ¿de dónde su rge la natural eza dinámica de la El tiempo es tuvo conectado al espacio (y al lugar) hasta que la nidad? Varios conjuntos de elementos pueden distinguirse al uniformidad de la medida del tiempo con el reloj llegó a emparejarse lar una respuesta y cada uno de ellos es relevante tanto a la o;u11 la uniformidad en la organizació n social del tiempo. Este cambio en sí mism a, como al carácter universalizador de las instit .:oincidió con la expansión de la modernidad y no llegó a comple­ modernas. tarse hasta este siglo. Uno de sus aspectos más importantes fue la El dinam ismo de la modernidad deriva de la separación del homologación mundial de los calendarios . Todos seguimos en la po y el espacio y de su recombin ación de tal manera que aClualidad un mismo sistema de datación: la proximidad del «año un a precisa «regionalización » de vida social ; del desanclaje de 2000." por ejemplo, es un acontecimiento mundial. Siguen coexis­ sistemas sociales (un fenómeno que conecta estrechamente con liendo distintos "años nuevos», pero han sido subsumidos en una factores involucrados en la separación del tiempo y el espacio); manera de fechar que para todos los usos y fines se ha hecho uni­ del reflexivo ordenamiento y reordenamiento de las relaciones versal. Un segundo aspecto a considerar, es la estandarización del les, a la luz de las continuas incorporaciones de conocimiento tiempo a través de dist intas regiones. Hasta fin ales del siglo dieci­ afectan las acciones de los individuos y los grupos. Anali zaré n~cve , diferentes regiones dentro de un mismo estado solían tener detalladamente (lo que incl uirá un a primera mirada a la cuestión tlempos» diferentes , mientras que, entre las fronteras de los esta­ la confianza o la fiabilidad), comenzan do por la ordenación del dos, la situación era, incl uso, más caótica 13. po y el espacio. ~I «vaciado temporal » es una p recond ición para el «vaciado es­ paCIal ,. y como tal tiene prioridad causal sobre éste po rque, como ~oskndré más adelante, la coordinación a través del tiempo es la base Modernidad, tiempo y espacio eC Ontrol del espacio. El desarrollo del «espacio vacío » puede en­ tenderse en términos de la separación del espacio y e! luga r. E s im­ Para comprender la estrecha conexión que existe entre la nid ad y la transformació n de! tiempo y el espacio, debemos come.... ar por trazar algunos Contrastes en la relación tiempo-espacio en mund o premoderno . Todas las culturas premodernas poseyeron modos de cálculo tiempo. El calendario, por ej emplo, fu e un rasgo tan distintivo --­ ponante recalcar la distinción entre esas dos nociones ya q ue erró­ neamente suelen utilizarse como sinónimos. El «lu gar» q ueda mejor ... rvi.nilr Zerubavel, Hidden Rhythms: Sch eiudes and Calenda rs in SOCIa! LIJe l¡'j' , .ago· U· e . S· OI V rSlty of Chicago Press, 198 1), 1, ttld 19~jhen Kern, The e,/hu re 01 Time and Space 1880-191 8 (Londres: Weiden­ Jos estados agrari os como lo fuera el invento de la escritu ra. PerO ).
  • 9. 30 encías de la modernjdad 31 consecu conceptualizado a través d e la noción de <docal,., que se rdiere a b actividad social. Esto queda fácilmente demostrado po r el asentamientos fisi cos de la actividad social ubicada geográfi recIa ~ del horario. Un horario, tal C Omo el listado d e llegadas y te 14 . En las sociedades premo dernas casi siempre coinciden el C:1 cnd del tren, pu ed e parecer a pr im era vi sta, un mero listado tem ­ 1p cio y el lugar p uesto q ue las dimensiones espaciales de la vida "lh l pero en reaI'dad es una estratagema puesta en marc ha para l a ~. 3S I ora en muchos aspectos y para la mayoría de la po blación, están r 1 ~ación del tiempo y el espacio, al indicar tanto "donde » como n el Ido" /lega el tren, y como ta l ' 1 comp1 .a coor d"maClOfI ,permite a eJ , nadas por la '< resencia» - p or actividades localizadas. El p • (tla r . , d l de miento de la modernidad p aulatinamenre separa el espacio del los trenes, sus pasajeros y carga, a traves e argos trayectos Je . al foment ar las relaciones entre los «ausentes » localizados a di .cmpo-espaclo. de cualquier si tuación de interacción cara-a-cara. En las cond !I . Por qué es la separación entre tiempo y espacio algo de tanta de la modernidad, el lugar se hace crecientemente . p~rtancia para el dinamismo extremo de la modernid ad? 1111 Fn primer lugar porque es l pnm era con d' " a ' IClon para eI proceso es decir, los aspectos locales son penetrados en profundidad y figurados por in fluencias sociales q ue se gen eran a gran .. de dt!sanclaje q ue an al iz aré más adelante. La separació n tiempo- es­ ell os. Lo que estructura lo local no es simplemente eso que pacio y su fo rmación dentro de estandari zadas y «vacías» dimen sio­ escena, sino que la «folm a visibl e» de lo local encubre las m:S, corta las conexiones q ue existen entre la actividad social y su relaciones que determ inan su naturalez a. anclaje» en las particularidad es de los contextos de presenci a. Las La dislocación entre espacio y lugar no está, como en el caso instituciones " desvinculadas» extien den enormemente el ámbi tO de tiempo, ligada estrechamente a la aparición de los métodos distanciamiento entre ti empo-espacio y este efectO es dependiente de mes de medida. Los medios de subdividir adec uadamente el I ~ coordinación conseguida entre ti empo-espacio. Este fenómeno sir ­ siemp re han resultado de más fácil d isposición que aquellos n: para abrir un abanico de posibilidad es de cambio al liberar de las al tiempo. El desarrollo del «espacio vacío » va ante todo restricciones impu estas por hábi tos y prácticas lo cales. d os conj un tos de facto res : aq uellos que permiten la rep resentaci Segundo, produce los mecan ism os d e engranaj e d el rasgo distin­ del espacio sin referirse a un lugar privilegiado, 10 qu e aportaría tivo de la vida social moderna: la organización racionali zada. Las situació n de ventaja, y aquell os que hacen posible la orgmizaciones (incluyen do en ellas los estados modernos) algun as d e diferentes unidades espaciales. E l «descu brimien to >' hecho veces adolecen de esa cualidad, un tanto estática e inerte que Weber vi ajeros o por explo radores occid entales de «rem Otas" regiones 3~oci ara a la burocracia, sin embargo, más frecuentemente po seen un m un do , proporcionó la necesaria base para es tos dos co njuntos dinamismo que co ntrasta fuertemente co n los órdenes premodernos. fac tores. La progresiva cartografía del globo, que llevó a la Las instituciones mod ernas pueden aunar lo local co n lo global en de m apas mundiales, en los que la perspectiva no jugaba un fl~rmas que hubieran res ultado impensables en sociedad es más tra­ significativo en la representaci ón de las posiciones y formas (hclO nales y al hacerl o así normalmente influyen en las vidas de fi eas, confi guró el espacio como «independiente» de cualquier muchos millones de seres hum anos . o región partic ular. J Tercero, la historicidad radical que va asociada a la modernidad, La separación entre tiempo y espacio no de bería verse como . t pende de modos de " inserció n» dent ro del tiempo y el espacio desarroll o unilineal en el que no se presentan cam bios d e .. Inalcanzables para las civilizac iones anteriores. La «histOria» como o q ue abarq ue a la totali dad; al contrario , como todas las ten ~~ ro~~ación sistemática del pasado que ay uda a configurar el futuro, d e desarrollo, tam bién tiene rasgos dialécticos q ue provocan ~~:blo ~u primer impulso con el tcmpran? s~rgil:úentO de lo s esta­ terísticas con trap uestas. A ún más, la separació n del tiempo y el . agncolas, pero el desarro llo de las mstltuclOnes modernas le pacio proporciona una base para su recombi nac ión en lo que ~r~porcionó un nuevo y fu ndamental ímpetu. El sistema estanclari­ e l. O de datar, ahora mundialm ente reconocido , so stiene la ap ropia­ .. IÚ~ de un pasado unitario, a pesar de que mucha d e esa «historia» ,SI,, · . .. Gidden~. The Constitlltion o( Society. ~UJ eta a Interpretaciones contrastantes. Además, dado el mapa
  • 10. 32 encias de la modernidad 33 consecu global de! mundo que generalmente se acepta, e! pasad o unitario '_ 'cas de los individ uos o grupos que los manejan en una parti­ mundial ; e! tiempo y e! espacio han sido recombinados para t~rtl _oyun{Ura , Se pueden disti nguir varios tipos de señales simbó­ un genuino marco histórico-mundial para la acción y la exoenpn...l .:,u af ~orno por ejemplo los m.edios de legitimación política, pero me _'ré - '1' leas, en la sena1 slm bo Ica d e1 d' ' lQero _ ,~ n~a naturaleza del dinero ha sido ampliamente di scutida en so­ Desandaje ,: lo"ía y naturalmente cons tituye una preoc upación permanente de ~IO " I economía, En sus pnmeros escntos, Marx 11 amo ' ' 'al d' ro ,<la me Permitaseme abora pasar a considerar el desanclaje de los 3 t:1'll universal» , un medio de intercambio que niega el conteni do 0l mas soci ales. Por desanclaje entiendo el «despegar » las ~ bienes Y servicios al sustituirlos por un signo impersonal. El di­ sociales de sus contextos locales de interacción y reestructurarlas nero permüc el intercam bio de todo por todo sin prestar atenci ón indefinidos intervalos espacio- temporales. a si los bienes en juego comparten entre sí al guna cualidad substan ­ Los sociólogos han tratado frecuentemente la transición del tiva, Los comentarios críticos de Marx sobre el dinero prefiguran su do tradicional al moderno en términos conceptuales de posterior diferencia,ción entre el ~7alo:~ de-uso y el valor-de-cambio. ción» o de «especialización funcional ,> . Según este enfoque El din erO hace pOSIble la generaliz aclOn del segundo dad o su papel , 16 el cambio de sistemas de menor escala a civilizaciones agrícolas y Je «mera mercan cla » . ahí a las so ciedades modernas, puede verse corno un proceso Con todo, la conceptualización más compleja y de mayor alcance progresiva diversificación interior. Se pueden hacer distintas sobre las conexiones en tre el dinero y la mod ernidad, es la desarro ­ ciones a este enfoque. Suele vincularse a una perspectiva lI:uia por Simmel 17, Retornaré a ella en breve porque sobre ella nista; no presta atención al «problema de demarcación » en el trazaré mi argllmentación sobre el dinero como mecanismo de "de­ de los sistemas sociales, y muy frecu entemente depende de ~ancl aje •. Entre tantO debe anotarse que, más recientemente, la preo­ funcionalistas 1 ~ . Aún más importante para la presente discusión, cupación por el carácrer social del din ero, form a parte tanto de la m bargo, es el hecho de no dirigirse en forma satisfactoria, obra de Talcott Parsons como de la de NikJas Luhmann. Parsons es cuestión del distanciamiento entre tiempo y espacio . Las noci mas importante aq uí. Según Parsons, el din ero es uno de los d istin ­ de diferenciación o especialización funcional, no son apropiadas tos tipos de " medios circu lantes>' en las so ciedades modernas dentro tratar el fenómeno de la regionalizaci ón del tiempo -espacio que d~ los que también incluye el poder y c1lenguaje. Aunque las apro­ cen los sistemas sociales. La imagen que evoca el «desanclaje .., xlm aci ones tanto de Parsons como de Lu hmann, posee n ciertas afi ­ pacita mejor para captar los cambiantes alineamientos de ti nIdades Con la que me propongo desarrollar más adelante, no acepto pacio que son de básica importancia para el cambio social en el ~arco principal de sus enfoq ues. N i el poder ni el lenguaje p uede y para la naturaleza de la modernidad, en particular. c:.qulp a:~se al dinero o a otros elementos de «desand aje». E l pod er Deseo hacer un a distinción entre dos tipos de mecanismos ~ 1:1 Utl!tzación del lenguaje son rasgos in trínsecos de la acción social desanclaje q ue están intrínsecamente implicados en el desarrollo ~n un plano muy general, nO fo rm as sociales específicas, las institucio nes sociales modernas . Al primero de ellos lo ¿Qu¿ es el d inero? Los economistas nun ca se han puesto de la creación de «señales simbólicas»; al otro lo denom inaré el atucrdo . al respon d er a esta pregun ta, P " es Key nes qUIen b ero qUlza ' blecimien to de «sistemas expertos ». ~r? ~blemente nos o frece el mejo r punto de partida. Uno de los Por señales sim bólicas qui ero decir med ios de intercambio c:I ~Clpales rasgos sobre los que hace hjncap ié Keynes es el distintivo --- pueden ser pasados d e unos a otros sin cons ideración po r las r,l.ter d e1 d'mero, cuyo n,guroso an áli'SI.S, separa su o bra d e esas cr . ~I O l1 es del pensamiento económico neoclásico en las que, como I~ Para una crítica del fllnc ionalismo, véase Anrho ny Gi ddens, .F¡meuon- . l. K apres la lutu. , en su Smdies in SOClal m d Politlcal Theory (Londres: HlIlchin5t 1: e'lrt M~rx, Gmndrissc (Harmo ndswonb : P enguLn, 1973), pp, 14 1, 145, 166-67, 1977). q'rg Simmel, TIJe Phi/Mopln' ni MriTIr'V (Lon dres: Rout1 ed~e. 1978) ,
  • 11. 34 35 COJÚel'tlencias de la modernidad dice Lean X' alras, «el dinero no existe» l H. Key nes empi eza por . d(!!leÍa, o en otra:. palabras, de auto -movilidad .. .EI poder del din ero tingu ir entre el dinero-e n-cu enta y dinero-propiam enre-di cho 19. J~p cn unar distancias posibilita que el propi etario )' sus propiedad es estén esta prim era for ma, dinero se id entifica con deuda. El denom' f,·¡rJ llcJ'ado s que ': 3 da unO pue d a seguu' sus propios preceptos en mucha 3 . ' . «dinero-mercancía », es el primer p aso en el cam ino de la lJn . r medida que cuando am bos se encontra ban en rel 'lOn mutua d'¡recta, aC , nlJ' o,s cuando eI compromiso econom¡co era tam b"len un o persona 1- 1. ' . " ' mación de la economía de trueq ue en una monetari a. Una trans cs[lJ L elem ental se inicia cuando los reconocimi enros de deudas substiruirse por m ercancías en el pago de transacci ones . Ese « , 1 desanclaje propo rcionado por las modernas economías del di ­ . táneo reconocimiento de deuda» puede ser em itido por c . ; eS enormemente mayor qu e el existente en cualesquiera de las banco y representa «dinero bancario». El dine ro bancario es n'1 I' "~3ciones premodernas en las que existía el din ero. H asta en los . ''~II . , conocimiento de una deuda pri vada, hasta que llega a ser , istem as monetanos mas desarrollados de la era premoderna, como m ente d ifund ido. T al movim iento hacia el dinero p ro piamente lt, fu e el Imperio rom an o , n o se avanzó más aUá de lo que Key nes implica la intervención del estado ca m a garante del valor. denominaría dinero -de-m ercancía en fo rma de acuñ ami enro mate­ estado (que aquÍ quiere decir el moderno estado nacional), es rial . Hoy, el «dinero-propiamente- dich o», es independiente de las de transfonn ar las tran sacc ion es de deuda privada en medios m,meras en que es r epresentad o al configu rarse en simple informa­ darizados de pago; en o tras palabtas, es capaz de co nseguir el riún anotada en cifras sobre un impreso de ord enado r informático. libri o entre la deuda y el créditO en lo que respecta a un i Por ¡:meo, no es correcta la metáfora qu e uti liza Parsons al decir q ue número de transaccio nes. es un «medjo que circula,•. El dinero circul a acuñado o al contad o; E l dinero en su form a desarrollada se defi ne ante todo en pero en el mundo del ord en económ ico moderno, la inmensa ma­ nos de crédira y deuda allí dond e ésas se refieren a una plu "uría de las transacciones no asumen esa fo rma . Cemcini hace notar de intercambios am pliam ente extendidos. Y ésta es la razón que las ideas convencionales de que el di nero «circula." y que puede cual Key nes relaciona estrechamente el di nero con el tiempo ,cr concebido como u n «flujo », son esencialmeme engaños as 22 . Si dinero es un medio de prórro ga que provee lo s m edios para el di nero fluyera, digamos como el agu a, su circulac ión se expresaría el crédito y la deuda en las circunstancias en las q ue el int din:ctamente en té rminos de tiem po y de esto se desprendería que in mediato de prod uctos es imposible. P odemos decir que el di .1 m:t)'or velocidad, más estrecha habría de ser la co rriente p ara una es una manera de abrir un paréntes is en el ti empo, liberando de mismJ cantidad de (l uido por cada un idad de riempo . En el caso del fo nna las tran sacciones de un particular medio de intercambio. di?l'TO esto significa ría q ue la cantidad req uerida para una tranSac­ decirlo más exacta mente en los términos ya tnrrod ucid os, el C dada, sería proporcio na l a la velo ci dad de su circ ulación. Pero lon es un medio de distanciamiento entre tiempo )' espacio. El ~s una auténtica tontería pensa r que el pago d e 100 libras esterli nas permite la verificación de transacciones en tre agentes ampli pudría hacerse igu al con 50 O la libras. E l d inero no se relaciona separados en tiem po y es pacio. Simmel caracterizó bien las' c~n el tiempo (o más exac tamente con el tiempo-espacio) como un ciones espaciales del d inero al afirma r qu e: JlUJo" , . S10 0 precisamente como un medio de aunar al tiempo con e l'Spaclo al enlazar instan taneidad y ap lazami ento, presenci a y au­ ...el papel del dinero va asociado a la distancia entre su posesión )' el ~~nCla . Como diría R. S. Saye rs, "N in gún ac tivo se pone en acción vid uo ...só lo si el beneficio de una empresa se configura de manera lOmo, medio de intercambio, salvo en el p reciso mo m ento en que es -- mente transferible a otro lu gar, quedan garantizados, a través de la 5 tran~ferido de una propied ad a Ol ra en pago de alguna transacción » 23. ción espacial, ta nt O la propiedad corno d propietario, un alto nivel de ~rnmel~ Pbilosophy flf Mane)', pp. 332-33. I ~ Leon Walras, E/emenl5 flf PureEconomKs (Lond res: Allen and U nwin. 1 k~~Lln¡. MoneJ'. Incame ~" d Time. . . . 19 J. M. Keynes. A Trl'atise on Mon ey (L ondres : Macmillan, 1930). "~Iitl d' Saycrs, -Monetary 7bougJJI and Monetary f'o/iey /TIEI/g/and. , EnmomlC la V':ase Alvaro Ccncini, Mem/:)'. In come and Time (Lo nd res : Pi nte r. 1988). , 'C'emb re, 1960; citldo en Cenein i. Moncy, l ncoml' and Time, p. 71.
  • 12. 36 COl1secuc:ndas de Ja modernidad 37 E l dinero es un ejemplo de los mecanismos de desancll1je que . d ser en sí mismo, un a definitiva conex ión y unidad, una cierta asociados a la modernidad . No intentaré detallar aqu í la sub ~l'r ~. 'rencia en nues tra concepción sobre ello, una seguridad y la contribución de la economía desarrollada del dinero al car •'l)nSI~cia de res. ' en l a entrega d I qu e SJ IstenCIa e ego a su concep to, ' las instituciones modernas; sin embargo, el "dinero-pro piam l~senpuede descansar sobre razones particulares, no llega a explicar­ cho», es, desde luego, parte in herente de la vida social moderna, ¡'IC~4 En una palabra, la fia bilidad es un a fo rma de "fe» en la que como un tipo específico de signo simbólico. Por ejemplo, una de :~"co~fianza pues ta en resultados probab.l~s expre~~ un compromiso formas más características de des anclaje en el períod o . algo. más q ue una mera comprenslO n cognitiva. Desde luego la exp ansión de los mercados capitalistas (incluidos los .o~ las formas d e fia bilidad implicadas en las instituciones moder­ monetarios), relativamente rec ientes en su extensión in qu como detallaré más adel ante, en lo que respecta a su naturaleza, nJ~, El dinero p ropiamente dicho es esencial para las distintas Jescansan sobre vagas y parCIa les comprensIOnes d e 1a « b ase d e su . . cio nes que esto implica. T ambién es , com o anotó Simmel, conocimiento». a la natu raleza de la posesión de propi edad y a la enajenación Miremos ahora hacia la naturaleza d e los sistemas expertos. Al mi sma, en la actividad económ ica moderna. Jc.:ir sistemas expertos m e refie ro a sistemas de logros técnicos o de Todos los mecanismos de desan claje, así sean señales ~,pe riencía profes ional que organi zan grand es áreas del entorno ma ­ o sistemas expertos, descansan sobre la noció n de flabilidad *. taial y social en el que vivimos 25. La mayo ría de las personas p ro­ tanto, la fiab ilid ad va im plicada, de manera fundame ntal , en las iJnas, consulta a los «profesionales » -abogados, arq uitectos, médi­ tituciones de la modern idad; pero esa fiabilidad no se confieI1 .;os } así sucesivamente-- sólo de fo rma periódica o irregular. Pero ' individuos sino a capacidades abstractas. Cu alquiera que utilice l o~ sistemas en los cuales el conocimiento de expertos está integrado, símbolos mon etarios , lo hace asumiendo que los otros, a los infl uyen sobre muchos aspectos d e lo que hacemos de manera «re­ nu nca ve, respetarán su valo r. Pero en lo que se deposita la gu lar». Simplemente al sentarme en mi casa, ya estoy implicado en za, es en el di nero como tal no sólo, ni prin cip alm ente, en las un sistema experto, o en UDa serie de tales sistemas, en los que pongo sonas con las qu e se verifican las transacciones particulares . mi confianza; no siento particular temOr en subir las escaleras de la consideraré el carácter general de la fiabilidad, pero limitando Colsa, incluso a sab iendas de que, en princip io , podría colapsarse la el m omento nuestra atención al caso del dinero y notaremos que estructura. Sé muy poco sobre los códigos de conocim iento utili za­ lazos entre dinero y fiabilidad son específicamente anotados y Jo~ por el arquitecto y el constructor en el diseño y construcción lizados por Si mmel, quien, al igual que Key nes, enlaza la fi JI: la casa, no obs tante, ten go «fe,> en lo que han hecho . Mi "fe,. no en las transacciones monetar ias con la «confianza>, del pú blico ~~ tamo en ellos, aunq ue tengo que confiar en su comp etencia, sino misiones gubernamentales. ~ n la autenticidad del conocimiento experto que han aplicado, algo Simmel distingue la confianza en· el din ero del "débil co qu.: normalmente no p uedo verificar exhaustivamente por mí mismo . to ind uctivo.,. implicado en la ejecución de muc has Cu alldo salgo de la casa y m e meto en mi coche, entrO en un Así, si un granjero no confiara en que su p arcela daría c~ccnario que ha sido cuidadosam ente permeado por el conocim ien ­ próximo año , comO había dado en los años anterio res, sim [o experto, comprendiendo el diseno y construcción de aUTomóviles, no sembraría . Pero f iabilidad en el din ero imp lica más que un c;¡~rcteras, intersecciones, semáforos y otros muchos detalles. Todos culo en la confianza de probables aco ntecimientos futuros. ~,¡ c~os que conducir un coche es una actividad peligrosa q ue lleva dice q ue la confianza existe cuando «creemos en » alguien o en ~~nslgO el riesgo de accid ente. Al aceptar salir en coche, acepto el princ ipio; «expresa el sentim ientO que existe entre nuestra noci Icsgo, pero me fío del susodicho experto que garantiza que ese Como se ve rá más adelante, el autor hace una disrinci6n emre los ingleses mm y confidence. Aq uí se trad ucirán po r fiabilidad y confianlit; y en ------ "'~I ~'¡mmeJ. Phllosophy o[ Mo ney. }(If I.~~ Freldso n , Pro[l!SSional Pou'ers: A Sru dy in tbe / nstllutionalízarior/ oi For­ ocasiones, t ru5t se trad uci rá por ccmf/.a1/za. (N. dt"! 7. ) a ... ~dge (Chicago : Unive rs iry of C hi cago Pres s. 1986).
  • 13. 38 J.lostCuenCi:l5 de la modernidad 39 peligro ha sido minimizado en lo posible. Poseo m uy p oco 1~.1bjlidad m iento sobre el funcionami ento del coche y si algo dejara de cio nar, sólo podr ía llevar a cabo reparaciones insignificantes. fl té rmino fiabilidad (fi arse) surge frec uentemente en el lenguaje mín imo conocim iento sobre la man era en q ue se construye u 'J' nO 26. Algun os sentidos del términ o, si bien tienen amplias rretera, el mantenim iento de la superficie asfaltada o los orden (L , 'dades con otros usos , So n d'Imp 1"IcacJO nes re 1 . l{1 13 e atIvamente l Igeras. ' JIO I J' ': persona que OIce «co 10 uf' q ue estes b' ,. q UI.ere d ' norma 1 , len eClr ­ informáticos que co nt rolan el t ráfi co. C uando aparco el coche aeropu erto y subo a bordo de un avión , entro en ot ro sistema L nlt~ poco más que lo que dice al fo rmular la amable preocupación perta en el qu e todo mi conocimiento al respecto se reduce, d' . espero que tenga bue na sal u d ,. - aunqu e }[l C1 Jl1cn . uso aq w' «con f'lan­ mejor de los casos, a lo más rudimentario. z:' conlleva una impljcación más fuerte que «espero », y q uiere sig­ ' fi~lr algo más parecido a «espero y no tengo razón para d udar... Los sistemas expertos tienen en común con las señales si. que remu even las relaciones sociales de la inmediatez de sus ~~ acritud de fe o fiabilidad q ue comprende la palabra «confianza» to s. Los dos t ipos de desanclaje suponen, y tam bién n contextoS más signific ativos está todavía por revelarse. C uando separa~i ó n entre tiempo y esp acio paralelam ente a las e ,~ dice «me fío de la co nd ucta de X", esta im pl icación es más pro­ para la dütanciación tiempo -espacio q ue promueven . Un SIStema. nunciada, aunq ue no m uch o m ás allá del n ivel del «conocimien to perta desvincula de la m isma manera q ue las señales simbóli,.. inducrivo déb.i l... Aq uí se reco no ce qu e se puede confiar en q ue X se ofrecer «gar antías» a la s expectativas a través del distanciado wmpo rtará así dadas apropiadas circunstancias. Pero esos usos del po-espacio. Esta «elasticidad .. d e los sistemas sociales se logra Icm lino no interesan demasi ado para la cuestió n a d il ucidar en la naturaleza im person al de las p ruebas q ue se aplican p ara eval presentt: discusión, porq ue no remiten a la cuestión de relaciones conocimient o técnico, y por la crítica públ ica (sobre la q ue d ~(),iales que va incorporada en el té rmino fiabihdad, ya que no se la produ cción del conocim iento técn ico) utilizada para c rdicren ;] los sistemas que perpet úan la fiabilidad, sino que se refie­ forma. ~n a la conducta de otros ; la persona aqui implicada no es llam ada Repitiendo, diré que para la person a profana, la fi abilidad '~ demostrar la fe q ue impljca la fiabilidad en sus si gnificados m ás sistemas expertos , no depende de una plena in iciación en esos profundos. cesos, ni del domi nio del conocim iento que ell os producen. La La principal defi n ició n de fiabilidad (trust) q ue d a el Oxf01'd bilidad, en parte, es inevitablemente u n anículo de de» . Esta fI¡g/ish D¡ctionary, la describe como «confianza en (o fiabilidad en) puesta no debe simp lificarse excesivamente. Un elemento de lo ~l[; unas cualidades o atrib utos dr una p ersona o cosa, o en la verdad Sí mmel llama el «conocimiento inductivo débil» está, sin duda, de una afirmación », y esta definición n Os proporci ona un útil punto sente m uchas veces en la fia bilidad q ue actores profanos fe partida, ConfIAnza y fiab ilidad están claram ente relacionadas con en los sistemas experto5. Existe u n elemento pragmático en la ;¡ fe d~ la que ya he ha blado siguiendo a Simmel. L uhmann , aun que descansa so br~ la experiencia compro?ada de que tale~ sistawl rr.:conociendo que confianza y fiabilidad (confidence y trust) ':- van es­ generalmente fu nCIOnan como deben fu nCIOnar. Adem ás, trecu. ~echarnente unidas, hace un a d istinción entre las dos que es la base mente existen agencias reguladoras que están sob re y por e Un trabajo sobre la fiabilidad :a. Segú n él, fiab ilidad (trust) ha de las asociaciones ll amadas a proteger a los consumidores de los mas expertos, cuerpos encargados de em iti r licencias para . Ln l. ~iguitnte d iscusión he tonudo varios m ~tcriales in éd ito s que me ha pro­ rQUll;wlI Deirdre Boden, Sus ideas son de importancia esenci31 en el enfoque qut' ria, vigilar normas de fabricación de material aéreo y así ~rrlJIUre en esta SCCClon, y, verdaderamente, para e 1 conjunto d e eS.1e J'b ro , . ', ' • I 11101' .11 Contr3rio q ue ~n castell ano donde fiar y confIa r tienen un a raíz COmún, ~n mente. N inguno de éstos sin embargo, modifica la que todos los factores de desan claje im plican una actitud de ti 'n.st ~ . ' • y <confidence, no la tien e.n .. . {N. del T.}. dad. Permitaseme ahora cons iderar cómo podríamos entender Ifll!i", / "~$ Luhman.n , TrIIst and Power (Chicheslcr: W iley. J 979); L uhmann• • Fa­ la noción de fi abi bdad , y cómo la fia bilid ad va conectada, de ltltl! I,r"l.rtnjidencc, Trust: Problems and AllL'T1/ati'1Jl's. en Diego G:I.ID berta, .:oord., manera gen eral , al distanciam iento tiempo-espacio. lIlg ,znd Hrakmg Coopera/Iv/' Rel.1tirJYIs (Oxfo rJ: Bla.kwell . 1988).
  • 14. 40 ':as de la modernidad 41 Orl~tCUel1Cl com prenderse específicamente en relación al «riesgo », un bl dad en otros; en circunstancias de fiabilidad, la persona asu­ que sólo aparece en el período moderno ':.. La noción se origina 'LI¡~J t~pa y puede llegar a arrepentirse de haberse f i4do de alguien la comprensió n de que resultados imprevistos pu eden ser conseCl'" nlt~ ,3. ~go. La distinción entre fia bilidad y confianza depende de si cia de nuestras p ropias actividades o decisiones, en lugar de ser l' I.k ilidad de frustración está influenciada por la propia conducta presió n de ocultos significados o de la natural eza de las 1.1 ~~Sl y por tanto por un a correlativa discriminación entre riesgo y intenciones de la divinidad. El término 1'iesgo reemplaza pr¡.' lao. Dado que la noción de riesgo es rel ativamente reciente, Luh­ mente lo que con anterioridad sc pens ó como fort una (fatauuaaL pr tgr sostiene que la posibilidad de separar riesgo y peligro debe nn queda separado de las cosmologías. Fiabilidad (<<trust») , p d .- arse de las caraCtenstlcas dea mo derm·dad . E n esen C1.a, 1 no­ n13 " 1 ' a conocimiento de las circunstancias de riesgo, mientras que ("()nt. ~ __ • _.en proviene de la comprensión del hecho de que la may oría de las (tt confidence») no lo presupone. Tanto fiabilidad como ~lO;ungencias que afectan la actividad humana son humanamente hacen referencia a expectativas que pued en ser fru Stradas o ,0;3cla5 v no solamente dadas por Dios o la naturaleza. nuid as. Confianza, tal como la utiliza Luhmann, hace también er l t!~foque de Luhm ann es importante y dirige nuestra atención rencia a una actitud que da casi por supuesto que las cosas .1 cierto número de distinciones conceptuales que han de h acerse permanecerán estables: p.1r.l comprender lo que es la fia bilidad . Pero nO creo que debamos .:úntentarnos con los detalles de su conceptualización. Segu ramente Lo n o rmal es la confian za. Uno confía en que sus expectativas no q tiene razón al distinguir entre fiabilidad y confianza, y entre riesgo defra udadas; en q ue los político s inten tarán evitar la guerra; en q ' pel igro, como tamb ién la tiene al afirmar que en algún sentido, coches no se estropearán ni se sa ld rán re peminament e de la calzada iúdos esos ténninos van entrelazados. Pero no sirve de nada el en­ term inar atropellándo nos mi en tras damos el vespcnino paseo dominic lazar la noción de fiabilidad a las específicas condiciones en las que es posible vivir sin íormarse ex p ectati vas resp ecto de las contingencias, 1.15 personas contemplan conscientemente cursos alternativos de ac­ al gun a medi da, de ben rechazarse las posibili dad es d e qu edar se rechazan porque sólo representan una remo ta posibilidad, pero ción. Normalmente, mucho más de lo que parece, la fiabilidad es porq ue no sabemos que más pod emos hacer 28 . La alternativa se ría un estado permanente. Es, y lo sugeriré más adelante, un peculiar un estado de perman ente incertidumbre y p resci ndir de expectativas lipo de confianza y no algo distinto a ella. Similares observaciones tener nada con q ue reemplazarlas. pueden aplicarse a riesgo y peligro. No estoy de acu erdo con Luh ­ manJ1 cuando afirma que «si uno se abstiene de la acción, no corre Según Lubmann, donde quiera qu e vaya implicada la Jlaou, ­ ningún riesgo» 29 -dicho de otra fo rn1a, si no se aventura a n ada, la persona, al optar por uoa acción, conscientemente tien e en potencialmente no se perderá nada. La falta de acción frecuentemen­ las alternativas. Así, quien compra u n coche de segun da te es a:riesgada y cxisten algunos riesgos que todos nosotros debe­ lugar de uno nuevo, se arriesga a adquirir una chatarra; pero mos afrontar nos guste o no , tales corno el riesgo de catástrofe eco­ evitar esta incidencia la persona se fía del vendedor de turno o lógIca o de guerra nuclear. Además, no existe una conexión intrin­ la reputación de la agenci a. Por tanto, un individuo que no consi eca cntre confianza y p eligro, ni siquiera en la manera en que Luh ­ las alternativas, entra en una situación de conf ianza, mientras mann las define. E n ci rcunstancias de riesgo existe peligro y éste es alguien que reconoce esas alternativas e intenta contrarrestar los 'erd~dcramenre relevante para definir lo que es el riesgo- el riesgo sab id os riesgos. particjpa en una situación de fiabilida d. En la :ue lnlplica cruzar el Atlántico en una pequeña embarcación, por ción de confianza, la person a defra udada reacciona proyec ~Iernplo, es considerablemente mayor que el que implica hacer ese talt: en un trasatlántico, dada la variación en el elemento de peli gro ,:. La palabra .ri5k. (, -iesgo) parece haber llegado :ti inglés por vía del eS¡}3nOl(!:O el siglo xvn, y probablemente a rrav~ s de un [érmlno ná utico que sigmfica peligro o chocar cont ra un risco. : < Lu hnunn . - FlIlníliilrtty . , p. 9 • . -- qUe d lo implica. " Ibid., p. 100.
  • 15. 42 43 (,'IISCcuenci35 de la modernidad Prop ongo co ncep tualizar d iferenciadamente la fiabilidad y n conjun tO dado de resu ltados o acontecimientos , expre­ nociones concomitantes. Para facilitar la exposició n, p~(IJ esa confianza cierta fe en la p ro bid ad o el amo r de o tra :1 U elementos impl icados en ello en una serie de d iez p untos en los "Indo cn en la corrección d e principi os abstractos (conocim iento o I'~rsona se inclu ye una defin ición de fiabilidad, pero en la qu e tam desarroll a una gama de observaciones relacionadas al res pecto. .-nICo) En t~· VI , de las con d ICiO nes d e Ia mo d em!'d ad , Ia f'la b Il' d ad eXIste ' , 'I ' 1. La fiabilidad está relacionada co n la ausencia en el . ' el contextO de un conocimiento general de qu e la actividad el espacio. No habría necesidad de co nfiar en nadie cuyas ..;a .I en 3 _ incluyen do en esta exp resJOn e l Jm pacro d e Ia tecno l o pa ', ' ' humanel mundo maten,al- es crea da sOCIa Jmente y no dad a en 1 I ' a fueran cOn Stantemente visibles y cuyos procesos mentales t ransparentes, O fiarse de cualq uier sistema cuyo func ionamiento o,rcaleza de las cosas o p or in fluencia d ivina; (b) en el ám bito ra completamente conocido y comprendido. Se ha d icho que la nJlur rmemente acrecentado de trans fo rmaclOo d e i " ', a aCClOn h umana bilidad (<< trust») es " un ardid para hacer frente a la libertad a' . . ~~d ucido por el carácter dinámico de las institucio nes sociales mo­ pero la primera condición de los req uisitos de la fiabilidad, no ~cmas, El concepto de nesgo reem plaza al de fo rtuna, pero no por­ carencia de poder, si no la carencia de comple ta información. ue los agentes de tiempos premodernos no sup ieran distinguir en tre ti. La fiabilidad no está esencialmente ligada al riesgo sino 'l fSg )' peI¡gro, S100 porque representa una a1 ' terac " en Ia percep­ lon O con tingencia, Fiabilidad conlleva la connotación de algo i ción de la detenninación y contingencia, de modo que los lmpera­ fren te a resultados contingentes, conciernan éstos a acciones tjl'os morales humanos, las causas naturales y el «az ar» (chance) d uales o al func ionamiento del sistema, E n el caso de ri~cn en lugar de las cosmo logías religiosas, La noci ó n de «azar", en agentes hum anos, la presunción de fiabilid ad implica la am su sent ido moderno, surge al m ismo tiempo qu e la idea de riesgo, d e "p ro bidad» (hon or) o amor. Esta es la razón por la cual VII. Peligro y riesgo van estrecham ente rel acionados, p ero no bilidad en una persona resulta ser psicológicamente consecuente on IJ misma cosa. La diferencia no depende del becho de si un el individuo que fía: se le da J la fo n una un rehén mo ral. individuo sopesa o no co nscientemente las alternativas al contem plar m. Fiabilidad no es lo m ism o que fe en la confianza de II tomar un determinado curso de acción , Lo q ue el riesgo presupon e person a o un sistema; es lo que deriva de la fe. Fiabilidad 1: el peligro, no necesariamente el conocimi ento del pel igro mismo , eslabón entre fe y confianza y es precisamente estO Jo que la 1.;n.l persona que arriesga algo corteja el peligro , ah í donde el p eligro gue del "conocimiento in d uctivo débil". Este último implica la e, ~tienJe como am enaza al resultado deseado , Q u ien ado pta un fianza sustentada sobre una especi e de dom inio de las circ -nesgo calculado», es consciente de la amenaza o amenazas q ue en­ que justifican esa confianza. i Toda fiabilidad es en cierto tmn en juego en un panicular cu rso de acción. Pero ciertam ente ciega! 13n1 ~ ién es posible asu mir accion es, o estar sujeto a situ ac io nes q u e IV, Podemos hablar de fiabilidad tanto al referirnos a las ,n Inherentemente arriesgadas, sin q ue las personas im plicadas en : las ~t:an conscientes de cuán arri esgad as son. En o tras palabras, no simbólicas como a los sistemas expertos, pero ten iendo en cuenta ello descansa sobre la correlación de unos p rincipios q u ' ln CO nSClentes de Ios pe l' ' ¡gros que co rren, no sobre la "rectirud moral » (buenas intenciones) de o tros. Vil l. Riesgo y fiabili dad van entretejidos,fiabilidad normalmen ­ ralmente que el fiarse de las personas es siempre, en alguna me__ te p:estándose a reducir o min imizar los peligros a los que tipos PJrtlculares de aCtlVlda d estan sUJetos. E xlsten aI gu nas CIrcun stancIas e l " ' . ' ' ' relevante para la fe en los sistemas, pero concierne más a su acruación que a su fun cionam ien to como tal. ; a que las pautas de riesgo están insti tucional izad as d entro de un V, Hemos llegado a la d efinición de fia bilidad. Fiabilidad C3~rcol de [labilidad (invertir en bolsa, deportes peligrosos), En ese defini rse como confianza en una persona O sistema, por lo que pr~o. a habilidad y el «azar» son los fact ores q ue limitan el riesgo , 10: 0 normalmente el riesgo es conscientemente calculado. E n todos .• 0 Di~gu G.ambetta: - Cm WI: T,.u~t Trust? · en G ambetta, T rust. Véase lt"g:s.ce~arios de fiabilidad, el riesgo acepta bl e cae de ntro de la ca­ el impo rtame artículo de John D unn , • Trust ilnd T'ulirical Agl'IIC)'" en el mism ó rl;l el «conocimiento inductivo débil» y en tal sentido, prácti­