1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
15 de
octubre de
2017
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba
MIRAR AL QUE TRASPASARON
Varios siglos antes del nacimiento de Jesús,
Dios anunció que llegaría el día en que
“derramaré sobre la casa de David y sobre los
habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de
oración; y volverán sus ojos hacia mí, al que
traspasaron” (Za 12,10). El espíritu al que se
refiere el profeta es el Espíritu Santo, que Dios
envió a la Iglesia naciente, reunida en el
cenáculo, el día de Pentecostés. Gracias al
Espíritu Santo, espíritu de gracia y de oración,
los cristianos de todos los tiempos reconocemos
en Jesús, crucificado y traspasado su corazón
por una lanza, al mismo Dios que se hizo
hombre para dar su vida por nosotros. San Pablo
nos recuerda que, para salvarnos dcl infierno, el
Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la
Santísima Trinidad, no retuvo ávidamente su
dignidad divina sino que se hizo hombre y, más
aun, pese a no haber cometido ningún pecado se
hizo pecado por nosotros (cfr. Fil 2,6-7; 2Cor
5,21). Ese es el camino que siguió Jesús: se
despojó de sí mismo y asumió las consecuencias
de nuestros pecados, para liberarnos del poder
del demonio y abrir para nosotros las puertas del
Cielo.
Las celebraciones en honor al Señor de los
Milagros configuran una llamada anual a volver
nuestros ojos a esa imagen bendita, para
contemplar a través de ella el misterio del amor
de Dios que, en su Hijo Jesucristo, se ha dejado
romper y ensangrentar por nosotros. Seguir en
procesión nuestra venerada imagen es un modo
adecuado de dar culto a Dios, en la medida en
que nos permite mirar con los ojos del alma el
recorrido realizado por Jesús e interiorizarlo en
nuestra vida, porque el camino de Jesús es el
camino del cristiano. Como hace un tiempo dijo
el Papa Francisco: “si un cristiano quiere ir
adelante en el camino de la vida cristiana, debe
abajarse como se abajó Jesús” y “llevar sobre sí
las humillaciones, como las llevó Jesús” (cfr.
Homilía,14.IX.2015).
La vida cristiana consiste en seguir las huellas
de Jesús, cargando con mansedumbre y
paciencia la cruz que a cada uno le toca llevar, en
la certeza de que ese es el camino de la
resurrección y la vida. El camino de Jesús es el
camino del perdón y la misericordia que
encuentran su fuente en el amor de Dios. No es
el camino de la mera justicia humana, según la
cual “el que la hace la paga”. La verdadera
devoción al Señor de los Milagros implica,
necesariamente, promover lo que el Papa
Francisco llama la “cultura del encuentro”,
dando siempre al otro, quienquiera que sea y
cualesquiera hayan sido sus pecados, una nueva
oportunidad, como Dios no deja de dárnosla.
Implica también poner todo lo que está a nuestro
alcance para vivir en comunión con Dios, con
los hombresyconlaenteracreación.
Ante la proximidad de la visita que el Papa
Francisco realizará a nuestro país en enero
próximo, este mes morado nos invita a volver
los ojos a Jesús, traspasado por nuestros
pecados, y pedirle que nos conceda vivir
“unidos en la esperanza” de que juntos
podremos construir una mejor “Hermandad del
Señor de los Milagros” y una mejor Iglesia en
Arequipa para, desde acá, contribuir en la
construccióndeun Perúmejor.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa