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Arturo canto rebora judas priest
1. JUDAS PRIEST
Birmingham es la principal cuna del hard rock británico; allí dieron sus primeros pasos Led Zeppelin y Black Sabbath, y precisamente de esta ciudad, la
segunda de Gran Bretaña, proceden Judas Priest. Nacida oficialmente en 1971, la banda tomó cuerpo con el determinante ingreso en la formación originaria
de Rob Halford, ex técnico de luces de teatro. En este punto, el proyecto originario de lan Hill y Kenny “K.K” Downing, bajo y guitarra respectivamente, casi
se podía dar por finalizado. Poco después llegaron John Hinch, batería, y Glen Tipton, otro solista.
Precisamente la presencia de dos guitarras solistas hizo resaltar al quinteto desde sus comienzos: Judas Priest sustituyeron al virtuosísimo solista a lo Jimmy
Page o Ritchie Blackmore por la volcánica colaboración de dos guitarras y el impacto devastador de un “muro de sonido” que, en ocasiones, ensombrecía el
virtuosismo. La banda trabajó duro desde sus primeros tiempos en clubes, convocó a su alrededor un nutrido grupo de fieles seguidores, y la Gull Records
les ofreció la posibilidad de grabar su primer álbum.
Corría el año 1974, el elepé se tituló ‘Rocka rolla’; producido por Roger Bain, es un buen trabajo. La estridente voz de Halford, todavía inseguro e su propia
personalidad, y los diálogos entre las dos guitarras, especialmente en dos temas, ‘Rocka rolla’ y ‘Dying to meet you’ le imprimen un sello especial. El
siguiente álbum, ‘Sad wings of destiny’, contiene las credenciales necesarias para hacer entrar al grupo en la historia. ‘Sad wings of destiny’, coproducido
junto a Jeffrey Calvert, con Alan Moore a la batería, contiene una serie de espléndidos temas: ‘Ripper’, ‘Victims of changes’, ‘Deceiver’, ‘Dream deceiver’,
‘Tyrant’, ‘Genocide’, todos ellos grandes canciones.
En 1977 Judas Priest lanzaron al mercado el single ‘Diamonds and rust’, una versión de un famoso tema de Joan Baez, pero lo más importante es que
firmaron un contrato con una gran compañía, CBS. Poco antes de entrar en el estudio para la grabación del nuevo álbum, ‘Sin after sin’, Alan Moore fue
destituido y sustituido por Simon Phillips. La producción se confió al ex bajista de Deep Purple, Roger Glover, pero el resultado es modesto; el carácter, el
dinamismo de la banda se ha diluido parcialmente, y esto se advierte en los temas potencialmente más agresivos, como ‘Call for the Priest’, donde los cinco
se muestran poco eficaces. Inmersos en una situación desfavorable, Judas Priest supieron reaccionar: se trasladaron a Estados Unidos y ofrecieron una
docena de clamorosos conciertos, con un enésimo cambio de batería: salió Phillips, entró Les Binks; uno de ellos fue absolutamente memorable, el de
Oakland, donde actuaron como teloneros de Led Zeppelin.
Los británicos pronto comprendieron que para conquistar el éxito en el nuevo continente no bastaba con unos cuantos conciertos, era necesario dejar pasar
el tiempo. Sin embargo, esta elección les costó cara: en su país, como en muchos otros, fueron sustituidos en los favores del público por bandas como
Saxon, Motorhead y lron Maiden. Hasta febrero de 1978, con ocasión de la publicación de su nuevo álbum ‘Stainled class’, Judas Priest no volvieron a tocar
en directo en Gran Bretaña. Su nuevo productor, Dennis McKay, se daba cuenta de que intentar “amansar” al grupo con el fin de arrasar en las listas
significaría un fracaso y decidió dar carta blanca al quinteto, que confeccionó un notable álbum. ‘Beyond the realms of death’, ‘Exciter’, ‘Better by you, better
than me’, ‘lnvader’, no tardaron en convertirse en canciones-símbolo de la banda.
2. JUDAS PRIEST
A fines de año apareció otro elepé firmado por el grupo de Birmingham; se titula ‘Killing machine’ y contiene un tema, ‘Take on the world’, que llevó a
Judas Priest a la decimocuarta posición en las listas británicas. Pero el trabajo que los catapultó al firmamento del heavy metal fue ‘Unleashed in the
East’, álbum en directo producido por Tom Allom, grabado en Japón e inicialmente destinado sólo a ese mercado. Canciones como ‘Tyrant’, ‘Sinner’,
‘Diamonds and rust’, o la gran versión de un tema de Fleetwood Mac, ‘The green Manalishi’, no podían estar destinadas exclusivamente al público
oriental, y el disco se publicó en todas partes, con el añadido de un Ep con cuatro temas. Judas Priest revelaron ser “una máquina de conciertos”, y su
directo refleja en el disco las mejores características del grupo.
Quizá sea éste el retrato más fiel del ardor y de la potencia sonora de la banda inglesa. Inmediatamente después de estos conciertos, Les Binks fue
despedido, y su puesto fue ocupado por el ex Trapeze Dave Holland. Más tarde se publicó ‘British steel’, producido también por Allom. El álbum,
promocionado en un afortunadísima gira de 17 días por Inglaterra, con Iron Maiden de teloneros, contiene dos temas que les llevaron a las listas; se
trata de ‘Breaking the law’ y ‘Living after midnight’, que alcanzaron, ambos, la duodécima posición. La crítica juzgó severamente el disco, al contrario
que el público, que hizo entrar a ‘British steel’ en el Top Five. En aquel momento, los únicos que estaban por encima de ellos eran Rainbow; a su zaga
quedaban grupos del calibre de Scorpions y Saxon.
Judas Priest actuaron como invitados especiales en el primer festival de Donington Castle (1980). En aquel momento, la banda adoptó bruscamente
un sonido más comercial: los viejos fans se sintieron traicionados, pero tanto ‘Point of entry’ como ‘Screaming for vengeance’ se vendieron mucho. La
explosión del heavy metal “made in USA” los cogió por sorpresa, así como a la mayoría de las bandas inglesas. Incapaces de renovarse a fondo y
confiando su suerte a la primitiva energía de sus comienzos, se inclinaron hacia un sonido más atractivo, pero el público, completamente subyugado
por el glam rock y el pop metal estadounidense, traicionó a Judas Priest cuando salió ‘Defenders of the faith’, su álbum de 1984.
El disco estaba bien ejecutado, y aún mejor grabado, y la gira de promoción difundió la imagen del gran Metallion, una especie de felino de acero que
domina el escenario. Hasta dos años después no se volvió a hablar de ellos; en 1986 apareció ‘Turbo’, producido también por Tom Allom, quien
parecía interesado en empujar a la banda hacia sonidos más suaves desde el punto de vista rítmico. Judas Priest parecían estar acabados, incapaces
de volver a los niveles poéticos de ‘Sad wings’ o a la potencia expresiva que tenían a fines de los setenta. Sin embargo, en directo, interpretando sus
temas más espectaculares y míticos, todavía eran apreciados. Ello justificaba la publicación de ‘Priest live’, un doble álbum que contiene lo mejor del
repertorio en directo de la banda de Birmingham; un trabajo frío, técnicamente impresionante, que, aún estando bastante por encima de la media, no
logró convencer.
‘Ram it down’, un álbum más sofisticado y agradable que los anteriores, pero todavía por debajo del nivel que el quinteto solía ofrecer, tampoco
aclaró su futuro.