1. ANTENOR ORREGO ESPINOZA
Por Alejandro Cruz
Desde su juventud, Antenor Orrego fue considerado por la alta crítica
latinoamericana como una de las más deslumbrantes mentalidades del
continente. Lamentablemente, después de su viaje al infinito, «polvo
camino a las estrellas», por el hecho de haber pertenecido al Partido
Aprista Peruano, fue apartado con indiferencia de los círculos de
intelectuales peruanos.
Desde muy temprano, el joven Orrego se identificó e hizo suyo los
problemas sociales y políticos de su tiempo. Esta orientación la expresó
no solo en su pensamiento, sino también y principalmente, en la acción.
Desde siempre vivió empeñado en una ardiente defensa de su pueblo,
tan frecuentemente oprimido por los tiranos que gobernaban en el Perú
oligárquico, que con frecuencia lo persiguieron y encarcelaron en 8
oportunidades.
Antenor Orrego Espinoza, nació el 22 de Mayo de año 1892, en la
hacienda Montán, en Santa Cruz, Cajamarca. Perteneció a una modesta
familia de clase media. Cuando tenía 10 años fue llevado por sus padres
a la ciudad de Trujillo. Allí realizó sus estudios en el Seminario de San
Carlos y San Marcelo. Sus estudios superiores los realizó en la
Universidad de la Libertad, que fundaron Simón Bolívar y Faustino
Sánchez Carrión, donde estudió Letras, Jurisprudencia, Ciencias Políticas
y Administración. En Lima terminó Filosofía en la Universidad Mayor de
San Marcos en 1927.
A los 22 años de edad y estando aún en la Universidad de la Libertad,
junto a él se reunió una generación de intelectuales, que posteriormente
llegaría a ser la forjadora del pensamiento social del siglo XX en el Perú.
Se denominó “Grupo Norte” y su vigencia se extendió hasta 1930,
convirtiéndose en una de las vertientes forjadoras del aprismo. El
“Grupo Norte” era presidido por Antenor Orrego Espinoza y estaba
integrado por intelectuales y artistas de gran talento como César Vallejo
–del que Orrego anunció su advenimiento como una gran personalidad
poética–, Víctor Raúl Haya de la Torre,
Alcides Spelucín, Julio Eulogio Garrido, Macedonio de la Torre, Oscar
Imaña, Juan Espejo Asturrizaga, Francisco Xandoval, Julio Esquerre
“Esquerriloff” y Eloy Espinoza. Ciro Alegría, mucho más joven, se unió a
ellos en sus últimos años como Grupo. Este importante núcleo de
intelectuales tuvo como medio de expresión las revistas y periódicos “La
2. Reforma”, “La Libertad” y “El Norte”, en los que difundieron literatura de
vanguardia y apoyaron los reclamos de los trabajadores de las
haciendas azucareras, entre ellas Chicama y Santa Catalina, donde se
produjo una de las primeras huelgas en 1906.
En 1921 se produjo una huelga general en las haciendas azucareras del
norte, que revistió caracteres dramáticos al intentar ser sofocada por las
fuerzas del orden, originando varias muertes. En Casagrande y otras
haciendas se daban maltratos a los trabajadores que indignaban a
Antenor Orrego. El periódico “La Libertad”, que él dirigía, dio entonces
amplio apoyo a la causa de los trabajadores, que inteligentemente se
traduce en ayuda económica y moral de todo el pueblo norteño. Por el
apoyo brindado a este movimiento obrero el gobierno de Leguía ordenó
al prefecto del departamento cerrar el periódico y encarcelar a su
director.
Nuestro personaje empieza su labor literaria con la publicación de sus
Notas Marginales en 1922, posteriormente irá agregando más títulos a
su producción intelectual como su Monólogo Eterno en 1929 y Pueblo
Continente: ensayo para una interpretación de América Latina de 1939.
Después de su muerte ocurrida el 17 de Julio de 1960, se editaron sus
obras Estación Primavera en 1961, Discriminaciones en 1965, Hacia un
humanismo Americano en 1966, Mi encuentro con César Vallejo en 1989
y sus Obras completas en 1995.
En el Partido Aprista Peruano ocupó diversos cargos políticos de gran
responsabilidad y siempre se le consideró como el filósofo del aprismo.
Organizó en Trujillo el primer Comité Aprista del país, poco antes que se
constituyera el de Lima. Fue el primer Secretario General Regional del
APRA en el Norte en 1930.