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Sícontaré de
Jesús
Historias para el rincón infantil
Noemí Gil Gálvez
Gratitud
A nuestro buen Dios por su inspiración para escribir SÍ CONTARÉ DE JESÚS, pues Él ha
respondido a mis oraciones.
A la Mtra. Thelma Park por darme la oportunidad de preparar este material.
A la Dra. Mirtle Penniecook, que se tomó el tiempo de leer las historias y dar sugerencias
oportunas.
A la Mtra. Marcia Elizondo Smith, por sus sabias recomendaciones en asuntos técnicos.
Dedicatoria
A todos los pequeños misioneros que aman a Jesús y desean darlo a conocer.
La autora,
Mtra. Noemí Gil Gálvez
Apreciables Maestros(as):
Tienen en sus manos el material para el rincón infantil SÍ CONTARÉ DE JESÚS, cuyo pro-
pósito es enfatizar la misión que tenemos como iglesia. La tarea debe ser terminada para
que el Señor regrese por nosotros; y los niños, en su tierna edad, son receptivos al mensaje
que deben compartir.
El material SÍ CONTARÉ DE JESÚS se divide en dos clases de historias:
1.	 De 1-40 son historias de misioneros, la mayor parte en el extranjero, algunas historias
bíblicas e historias verídicas de niñas y niños misioneros.
2.	 De 41-52, estas historias se relatarán para el sábado que se predique sobre Mayordo-
mía, es una historia por mes.
Cada historia incluye dos actividades, señaladas por la numeración y se encuentran en la
segunda parte: una para la edad de niños primarios, y la otra para los niños de jardín.
Se sugiere que al contar cada historia se imprima la foto del misionero con algunos datos
importantes, con ellas podrá hacer una “Galería de misioneros” que debe colocar en un lu-
gar visible para que tanto niños como adultos puedan conocerlos y sepan que las historias
que se narran en el rincón infantil son verídicas.
Para la iglesia que tenga el equipo de proyección, prepare con tiempo una presentación
para que se proyecte en Power Point con imágenes del misionero de la historia que corres-
ponda a ese sábado, objetos, mapas o lugares especiales, para que la historia sea más clara
y real. Si tiene la facilidad de conseguir vestimenta del lugar que se menciona en la historia,
ya sea que la use quien la narra, podría cambiar un poco la historia y contarla en primera
persona, o también invitar a alguien más y entrevistarlo. Pero recuerde que todo esto debe
estar muy bien calculado en cuanto al tiempo, porque solamente tiene máximo 6 minutos
para todo (incluyendo historia, llegada y regreso de los niños a sus asientos).
Recuerde que el momento para el rincón infantil es el más esperado por los niños, pues los
hace sentir importantes en el culto al tomárseles en cuenta; además, esta clase de historias
ayudan al niño a crecer espiritualmente, no permita que se elimine por falta de tiempo.
Como encargado(a) de este momento escoja a las personas adecuadas para relatarlas,
que dominen bien la historia y sigan las indicaciones antes expresadas. Algo que se men-
ciona en cada historia, entre los materiales requeridos para ilustrarla, es la Biblia. Siempre
se debe pasar con ella para mostrarla y para leer el texto bíblico del día.
Que la persona que relate la historia sea entusiasta, sepa modular la voz adecuadamente
y su vestimenta sea sencilla, limpia y de acuerdo a nuestros principios.
Estimule la reverencia en el ir y venir al lugar donde se representa la historia. Si el grupo es
numeroso, que estén personas listas -diáconos, diaconisas, padres, madres, maestras- para
auxiliarle.
Con tiempo prudente saque copias de las actividades, a los niños les gustará realizarlas.
Puede tener lápices o colores para prestar, y recogerlos a la salida.
Mi oración es que el Señor sea con ustedes en el uso del rincón SÍ CONTARÉ DE JESÚS,
que las historias motiven a los niños y a los adultos a cumplir nuestra misión que es: Predi-
car el evangelio.
¡Bendiciones!
Noemí Gil Gálvez
IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
UNIÓN MEXICANA INTEROCEÁNICA
Directora de Ministerio Infantil y del Adolescente:
Mtra. Thelma Park
Autora: Mtra. Noemí Gil Gálvez
Asesora pedagógica: Dra. Mirtle Penniecook
Asesora técnica: Mtra. Marcia Elizondo Smith
Redacción: Teresa Quinto
Diseño de portada y diagramación: José Fabián
Ilustraciones:
Tomadas con permiso de los libros
Pequeñas historias para los niños, tomos I, II
Índice
1.	 El apóstol de los indios …………………………………………………………………………………………………………………………….…6
2.	 Un niño misionero …………………………………………………………………………………………………………………....................……7
3.	 Padre de las misiones modernas ………………………………………………………………………………………........................…8
4.	 ¿Conoces de Jesús? ………………………………………………………………………………………………………………................………9
5.	 La primera misionera adventista ……………………………………………………………………………………….......................…10
6.	 El apóstol de los gentiles …………………………………………………………………………………………………………………......……11
7.	 La India no, Birmania sí …………………………………………………………………………………………………………………….........…12
8.	 El libro que brillaba ……………………………………………………………………………………………………………………................…13
9.	 Pandita Ramabai …………………………………………………………………………………………………………….....................…………14
10.	Más misioneros para África …………………………………………………………………………………………………………....…………15
11.	 El padre de la obra misionera ……………………………………………………………………………………………………………..……16
12.	Un pequeño predicador …………………………………………………………………………………………………………………….......…17
13.	El hombre que amó África …………………………………………………………………………………………………………………..……18
14.	Aceptó el llamado de Dios ……………………………………………………………………………………………………………………..…19
15.	Cumplió su misión …………………………………………………………………………………………………………………….................…20
16.	El primer misionero adventista en el extranjero ……………………………………………………………………………………21
17.	Misionero entre caníbales …………………………………………………………………………………………………………………....……22
18.	Dos niñas misioneras ………………………………………………………………………………………………………………............………23
19.	El médico misionero en África ……………………………………………………………………………………….........................…24
20.	Bety sí contó de Jesús ………………………………………………………………………………………………………….........……………25
21.	El joven rico que sí lo vendió todo ………………………………………………………………………………………………...………26
22.	El capitán …………………………………………………………………………………………………………………………………………………..…27
23.	Un joven misionero …………………………………………………………………………………………………………………................……28
24.	Salvado para predicar …………………………………………………………………………………………………………………..........……29
25.	Sergio, el maestro ……………………………………………………………………………………………………………………..................…30
26.	El apóstol de la oración ……………………………………………………………………………………………………………………........…31
27.	Educada para servir ……………………………………………………………………………………………………………………..............…32
28.	De maestro a predicador …………………………………………………………………………………………………………………....……33
29.	Helena Harmon …………………………………………………………………………………………………………………….......................…34
30.	La pequeña misionera ……………………………………………………………………………………………………………………..........…35
31.	Mensajero de la segunda venida ………………………………………………………………………………………......................…36
32.	Las herraduras que ayudaron a John ………………………………………………………………………………………….............37
33.	El hombre que amó a los huérfanos ……….………………………………………………………………………………........………38
34.	Un niño colportor ……………………………………………………………………………………………………………………...................…39
35.	Predicando en tierras lejanas ……………………………………………………………………………………............................……40
36.	Tenía que hablar de Jesús ……………………………………………………………………………...................................……………41
37.	El pescador de hombres ……………………………………………………………………………………......................................……42
38.	Operación China ……………………………………………………………………………………………………………………....................…43
39.	Predicó por mucho tiempo ……………………………………………………………………………………….................................…44
40.	El más grande misionero …...............………………………………………………………………………………......................………45
41.	Valió la pena correr ……………………………………………………………………………………………………………………...............…46
42.	Sabía aprovechar el tiempo ………………………………………………………………………………………………………..……………47
43.	Un niño con talento musical ……………………………………………………………………………………………………………....……48
44.	Fiel en lo poco y en lo mucho ……………………………………………………………………………………………………...…………49
45.	Una ofrenda para las misiones ………………………………………………………………………………………..........................…50
46.	Aprendió a escoger sus alimentos ……………………………………………………………………………………...................……51
47.	El ruiseñor sueco ……………………………………………………………………………………………………………………....................…52
48.	Desde niño dedicado a Dios ………………………………………………………………………………………………………………….…53
49.	Un hombre generoso ……………………………………………………………………………………………………………………............…54
50.	No quería dar su diezmo ………………………………………………………………………………………………………………….....……55
51.	Prometió y cumplió ……………………………………………………………………………………………………………………...............…56
52.	Un pueblo generoso ……………………………………………………………………………………………………………………..............…57
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
1.	EL APÓSTOL DE LOS INDIOS
Texto bíblico: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder
de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y tam-
bién al griego”. Romanos 1:16
Materiales: Biblia. Un penacho o vestimenta de indio.
¿Han visto alguna vez a un indio? Algunos usan una linda vestimenta muy diferente a la
nuestra (mostrar la que llevas). La historia que les voy a relatar nos habla de un misionero
a quien le apodaron “el apóstol de los indios”.
Hace muchos años, en un lugar de Inglaterra nació un niño al que llamaron John Eliot,
cuando creció fue inspirado por un pastor para dedicarse a predicar y se preparó para ello.
John no duró mucho tiempo viviendo en Inglaterra y decidió viajar a los Estados Unidos,
donde se quedó a vivir y a trabajar como pastor. Además de atender sus deberes con sus
feligreses, al darse cuenta de la existencia de indios americanos se interesó en ellos y llegó a
la conclusión de que también debían conocer el evangelio, pues Jesús también había dado
su vida por ellos.
Pero, ¿cómo hacerlo? Los indios hablaban otra lengua muy diferente a la suya, pero eso
no fue un impedimento para John, si no conocía su idioma tendría que aprenderlo, porque
nada debía impedir sus planes de evangelizarlos; así que dedicó parte de su tiempo a estu-
diar esa lengua ayudado por un indio que había aprendido el inglés al trabajar en casa de
una familia inglesa. John tardó dos años en aprender y estuvo listo para predicarles a los
indios.
La primera vez que John predicó en el idioma de los indios lo hizo muy bien, solamente
cuando iba a orar prefirió hacerlo en inglés. John -o Juan para nosotros- siguió predicándo-
les a los indios aunque no fue fácil que aceptaran su mensaje, pasó tiempo hasta que pudo
despertar su interés. John vio la necesidad de enseñarles algunas cosas más que no sabían,
como tener sus casas y su ropa limpia, también se interesó en que aprendieran algún oficio.
El ministerio con los indios requería ayuda económica y pronto empezó a recibirla, con al-
gunos voluntarios que fundaron escuelas especiales para los indios. Como no había material
para que los indios pudieran leer en su lengua, John, que la había aprendido muy bien, se
puso a escribir materiales que les fueran útiles, así como el Nuevo Testamento, y más tarde
la Biblia entera. Fue la primera Biblia impresa en América.
John Eliot llegó a conocerse como el “apóstol de los indios”. Dedicó toda su vida a con-
tar de Jesús. Tú también puedes dedicar tu vida a contar a otros de Jesús, no importa que
ahora seas una niña o un niño. ¿Te animas?
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
2.	UN NIÑO MISIONERO
Texto bíblico: “Entre tanto que voy; ocúpate en la lectura, la exhortación y
la enseñanza”. 1 Timoteo 4:13
Materiales: Biblia. Un cuadro de una abuelita con su nieto.
Hay personas, adultos y niños, a quienes les gusta asistir a la iglesia, así como a nosotros
ahora que estamos aquí, ¿verdad? Pues Héctor es un niñito de cinco años, le gusta asistir a
la iglesia como a ustedes y le encanta la Escuela Sabática, ya que cada sábado la maestra
le enseña lindas historias que hablan del amor de Jesús. En su casa, todos los días su mamá
y su papá le enseñan también las historias de la Biblia. Todo lo que aprende quiere com-
partirlo con otros. Él no tiene hermanitos, pero tiene una gran familia y no todos conocen
al Salvador del mundo.
A su abuelita María no le gusta que los adultos le hablen de la Biblia, pero Héctor le dice:
“Abuelita, quiero cantarte este cantito que aprendí en la iglesia”. Ella deja que su nieto le
cante y lo escucha, porque lo quiere mucho y no se atreve a decirle que no. De esa manera
la abuelita está aprendiendo poco a poco de Jesús, por medio de un niñito.
Hace tiempo la abuelita María fue a casa de Héctor y sus padres, a visitarlos. Por supuesto
que todos estaban muy contentos con su visita, sobre todo su nieto, Héctor. La pregunta
que se hacían era si al ir a la iglesia la abuelita iba a aceptar acompañarlos.
Los días transcurrieron rápidamente, el viernes le avisaron a la abuelita que, al otro día,
sábado, ellos irían a la iglesia y se sentirían muy contentos si los acompañaba. Cuando la
abuelita respondió que los acompañaría, todos se pusieron muy felices. Ese sábado estaba
la familia muy contenta porque les acompañaba la abuelita María. La familia espera que muy
pronto la abuelita decida aceptar a Jesús por medio del mensaje que le da su nietecito.
A Héctor también le gusta hablarles de Jesús a todas las personas que conoce, y lo hace
por medio de los cantitos que aprende en la Escuela Sabática y en su casa, a los adultos les
gusta escuchar a los niños cantar y dejan que Héctor les cante. Los cantos tienen un lindo
mensaje y hay personas que pueden aceptar a Jesús por medio de ellos.
Como ven, no necesitan ser grandes para ser misioneros. Muchas personas pueden apren-
der a amar a Jesús si ustedes, ahora que son niños, les hablan de su amor y de su deseo de
salvarlos. ¿Ustedes creen que pueden hacer lo que Jesús ordenó a todos sus discípulos? Sí,
¡hay que decirles a todos que Jesús los ama y viene muy pronto!
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
3.	PADRE DE LAS MISIONES MODERNAS
Texto bíblico: “Alabad a Jehová, invocad su nombre; Dad a conocer sus
obras en los pueblos”. Salmo 105:1
Materiales: Biblia. Traje que usan las niñas de la India.
Cuando era niño, a Guillermo le gustaba mucho estar en contacto con la naturaleza. Le
gustaba disecar insectos y flores, y los coleccionaba. Todo esto le sirvió cuando creció y fue
a tierras lejanas.
A Guillermo también le gustaban mucho los libros. Su padre, que era profesor, le enseñó
todo lo que pudo. Más tarde él continuó estudiando solo. Cuando tenía catorce años empe-
zó a trabajar como zapatero, oficio que aprendió muy bien, y en la tienda donde trabajaba
encontró algunos libros que pronto empezó a leer. Le gustaba aprender y leía cada libro
que tenía en sus manos.
Llegó a colocar en la pared que estaba enfrente de donde trabajaba un mapa del mundo
en el que señaló los diferentes pueblos, idiomas y características de los habitantes. Confor-
me trabajaba, volteaba a ver el mapa para recordar las necesidades de las personas de esos
lugares.
En esa época era muy difícil salir como misioneros, ya que la iglesia a la que pertenecía no
estaba convencida de esa necesidad, y no tenían dinero para hacerlo. Con el tiempo, Gui-
llermo convenció a los dirigentes y fue enviado a la India. Durante el viaje en barco aprendió
el bengalí, uno de los idiomas de ese país.
Cuando llegó a la India comenzó a predicar y cada vez venían más personas a escucharlo.
Pronto se dio cuenta que era necesario tener la Biblia en el idioma de los nativos y deci-
dió traducirla. ¿Quieren saber en cuántos idiomas Guillermo -o William Carey-, además del
bengalí, pudo predicar? ¡En más de treinta idiomas! Y eso no fue todo, porque tradujo la
Biblia a varios de esos idiomas. A Guillermo también le gustaba enseñar a los niños, sabía
lo importante que era que desde pequeños aprendieran el amor de Dios. Además, como
desde pequeño le gustaba mucho la naturaleza, estableció uno de los jardines botánicos
más hermosos.
Su sueño de jovencito se cumplió: de zapatero llegó a ser un gran misionero, predicando
y traduciendo la Biblia para que muchos pudieran leerla. Nosotros debemos sentir el deseo
de predicar el evangelio a aquellos que no conocen de Jesús. No necesitamos ir a la India,
aquí donde vivimos hay mucha gente que no conoce al Salvador y podemos hablarles de
su amor.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
4.	¿CONOCES DE JESÚS?
Texto bíblico: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura”. Marcos 16:15
Materiales: Biblia, cuadro de Jesús.
En la casa de la familia Ramírez todos los días tenían el culto familiar, estudiaban las histo-
rias de la Biblia. A Uziel y a su hermanita les gustaban mucho esos momentos que pasaban
en familia cantando, orando y estudiando.
Uziel era el hermanito mayor, pero solamente tenía cinco años y ya iba a la escuela, donde
pronto tuvo muchos amiguitos con los que jugaba y aprovechaba para comentarles sobre
las historias de la Biblia que él aprendía en los cultos; siempre estaba interesado en que
otros conocieran de Jesús.
Algo que le gustaba mucho a Uziel era salir a caminar con su papá, con frecuencia salían
juntos y paseaban por las calles de la ciudad. Cierto día el papá invitó a Uziel a salir porque
necesitaba comprar algo; tuvieron que caminar por una calle del centro de la ciudad, en-
traron a un negocio, allí Uziel vio a un joven que trabajaba en ese lugar, y le preguntó a su
papá: -¿El joven conoce a Jesús?
El papá, que sabía muy bien que a Uziel le gustaba hablar de Jesús a las personas, le res-
pondió:
-No conozco al joven, no sé si conoce a Jesús, pero si deseas tú mismo le puedes pregun-
tar.
-Sí -contestó Uziel-. Vamos, papá, quiero que tú me acompañes. Uziel y su padre se
acercaron a donde estaba el joven trabajando; entonces el niño, muy valiente, le preguntó:
-Joven, ¿conoces a Jesús?
El joven dejó de trabajar, y se quedó mirando asombrado al niño que le había hecho esa
pregunta que realmente no entendió, fue la oportunidad del papá de explicarle al joven
lo que su hijo deseaba saber. El joven se quedó pensando lo que este niño le había dicho:
“¿Conoces a Jesús?”. Sí… Valía la pena llegar a conocerlo como ese niño lo conocía.
¿Te atreves a preguntar a las personas si aman a Jesús? Si lo haces encontrarás que mu-
chos ni siquiera han escuchado cuánto los ama Jesús, y esa es tu oportunidad de compar-
tirles lo que la Biblia dice: que Jesús ama a todos y desea salvarlos. ¿Te atreves a hacerlo?
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
5.	LA PRIMERA MISIONERA ADVENTISTA
Texto bíblico: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arre-
pentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 4:17
Materiales: Biblia.
¿Has pensado irte lejos, de misionero, para predicar de Jesús?
A Maud no se le había ocurrido esa idea cuando era niña. Ella era una de los ocho hijos
de la familia Sisley, que habían venido de Inglaterra para vivir en Michigan, allí conocieron
la verdad del sábado y también a los esposos White, quienes los animaron a que se fueran
a vivir a Battle Creek. Maud tenía solo quince años cuando empezó a trabajar en la casa
publicadora. Conforme pasó el tiempo aprendió bien el trabajo, y al necesitarse ayuda en
el ministerio de publicaciones en Suiza para apoyar al Ptr. Andrews fue enviada a ese lugar.
En Suiza, Maud permaneció solamente dos años porque se le pidió regresar a su país para
ayudar en otro ministerio, lo cual hizo con gusto. Poco tiempo después conoció al pastor
Charles Boyd, con quien se casó y continuó su vida de misionera. Como matrimonio fueron
los primeros adventistas en ser misioneros en Sudáfrica, allí permanecieron durante unos
años muy difíciles para la familia, hasta que tuvieron que regresar debido a que la salud del
esposo de Maud no era buena.
Después de algunos años de estar en su país, el esposo lamentablemente descansó; pero
Maud, todavía con salud y ánimo de seguir sirviendo, fue enviada a Australia a apoyar el
nuevo colegio de Avondale que se había abierto hacía poco tiempo. Maud permaneció ayu-
dando en el colegio por nueve años, ahí era tan grande la necesidad de personal que hizo
de todo en lo que pudiera ser útil: enfermera, preceptora, maestra de Biblia. Siempre estuvo
dispuesta a servir a Jesús en lo que se le pidiera.
La vida de servicio de Maud fue muy larga, pues por sesenta años estuvo activa en di-
ferentes responsabilidades; los últimos años fue maestra de Biblia en algunos lugares de
Estados Unidos.
Maud Sisley Boyd, que de joven decidió dedicar su vida para Dios, tuvo una vida útil en el
campo misionero en el extranjero así como en su país. Jesús necesita que los niños y niñas
se preparen y estén dispuestos a servirle de diferentes formas, pueden ser pastores, doc-
tores, maestros, ingenieros. O en cualquier otra profesión u oficio pueden dedicar su vida a
Jesús. ¿Quieres hacerlo tú?
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
6.	EL APÓSTOL DE LOS GENTILES
Texto bíblico: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura”. Marcos 16:15
Materiales: Biblia. Varios sobres para cartas, cartas viejas, rollos y pluma para tinta china.
¿Han recibido alguna vez una carta? Antes eso se usaba mucho. Algunas venían en sobres,
otras eran rollos. Pero era lindo recibir una carta con buenas noticias. En la Biblia vienen
varias cartas que fueron escritas por el apóstol Pablo.
Él fue un joven muy entusiasta que creía que lo correcto era perseguir a los seguidores de
Jesús. Tanto era su afán, que un día se fue a Damasco con una orden para apresar a los cris-
tianos. ¡Poco se imaginaba este joven que ese viaje cambiaría su vida! Saulo salió muy feliz
con un grupo de personas que lo acompañaban hacia su destino, iba confiado en que iba
a apresar a todos los seguidores de Jesús que se encontraban en Damasco; eso alegraría a
los sacerdotes en Jerusalén. Aunque al principio había pensado que estaba equivocado en
su forma de actuar, lo habían convencido de que estaba haciendo un bien.
Poco antes de llegar a esa ciudad, cuando ya la divisaba a lo lejos, vio una gran luz que lo
deslumbró, y se cayó del caballo. Enseguida escuchó una voz, ¡era nada menos que Jesús,
que le hablaba! ¿Se imaginan escuchar a Jesús? ¿Cómo hubieran reaccionado ustedes?
Jesús le dijo que al perseguir a los cristianos lo estaba persiguiendo a él. Saulo se asombró
mucho al escuchar la voz de Jesús, pero le preguntó qué debía hacer. Jesús le ordenó que
entrara en Damasco y allí se le diría, pero Saulo había quedado ciego y lo tuvieron que guiar.
¡Pobre Saulo!, qué diferente entró en la ciudad, era un humilde hombre al que sostenían
para conducirlo. En Damasco, un hombre llamado Ananías fue a orar con él para que reco-
brara la vista. A partir de allí Saulo, que más tarde se llamó Pablo, no persiguió más a los
cristianos, y dedicó su vida a predicar las buenas nuevas de salvación.
Pablo fue un incansable viajero. Aunque en la época en que vivió no había autos ni trenes,
mucho menos aviones, aun así viajó mucho, a veces a pie, a caballo o en barco. Visitó mu-
chas ciudades, en algunas lo recibieron bien y en otras no, pero eso no lo desanimó, porque
sabía que tenía que contar de Jesús. El apóstol Pablo escribió varias cartas a algunas igle-
sias, que contienen sabios consejos para nosotros, y las tenemos registradas en la Biblia.
Contar de Jesús fue la misión del apóstol Pablo, ¿esa es la tuya también?
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
7.	LA INDIA NO, BIRMANIA SÍ
Texto bíblico: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y
cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien
les predique?”. Romanos 10:14
Materiales: Biblia. Almohada pequeña para meter la Biblia.
Adoniram fue un niño muy listo, aprendió a leer a los tres años y sorprendió a su padre
cuando lo escuchó leer un capítulo de la Biblia. En la escuela hizo progresos muy rápido,
pero lamentablemente el amigo que tenía en la universidad influenció para que él se saliera
de la iglesia.
En una ocasión, en un viaje tuvo una experiencia muy triste que marcó su vida y que lo
hizo volver de nuevo a Jesús. Leyó algunos libros de misioneros en el extranjero, entonces
sintió también el deseo de ir a otra parte del mundo a predicar. Pasó el tiempo y por fin
pudo embarcarse rumbo a la India junto con su esposa, pero cuando llegaron no permane-
cieron mucho tiempo porque el gobierno no se los permitió. Entonces se fueron a Birmania,
pero al llegar no podían comunicarse con las personas de allí porque ellos no hablaban el
idioma de ese lugar.
Adoniram y su esposa tuvieron mucha paciencia para aprender el nuevo idioma porque no
había libros donde pudieran estudiarlo, y lo que hacían era señalar cada objeto, les decían
cómo se pronunciaba y ellos repetían. Así que poco a poco aprendieron el idioma, eso era
muy determinante, porque ¿cómo iban a poder predicar de Jesús?
Cuando Adoniram aprendió ese idioma pensó que era muy importante que los birmanos
tuvieran una Biblia, y se puso a traducir el Nuevo Testamento. Pero no todo estaba tran-
quilo donde vivían, en una ocasión hubo un problema y los extranjeros -Adoniram y otros
más- fueron llevados a la cárcel, donde los trataron muy mal.
En una de las visitas de su esposa, Adoniram le pidió que le trajera el manuscrito del Nue-
vo Testamento, pues temía perderlo. Cuando se lo llevó lo colocó en una almohada vieja y
sin atractivo que ponía en su cabecera. Un día llegaron por él y lo sacaron de su celda para
que ayudara a los demás presos, pero lamentó que no pudo sacar su almohada.
Uno de sus conocidos, sabiendo de la existencia del manuscrito, logró entrar en la celda
donde había estado Adoniram y encontró la almohada; como no era bonita no había llama-
do la atención para que alguien se quedara con ella, así que el amigo la tomó y pudo salvar
el manuscrito que más tarde se publicó. Por eso a la Biblia birmana le llaman también la
Biblia de la almohada. Adoniram Judson trabajó muchos años, a veces muy enfermo, pero
siguió adelante compartiendo el amor de Jesús y muchos lograron aceptarlo. Te invito a
que tú también cuentes de Jesús.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
8.	EL LIBRO QUE BRILLABA
Texto bíblico: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”.
Tito 2:1
Materiales: Biblia.
Cuando llegaron a la isla las dos jovencitas misioneras no podían entender lo que estaba
pasando, los isleños estaban muy felices, cantando y bailando, no pararon de hacerlo hasta
después de una hora. Cuando el piloto de la avioneta preguntó por qué estaban actuando
así, el nativo le respondió que estaban muy felices porque sus hijos iban a aprender a leer.
A la aldea que habían llegado las jóvenes misioneras el acceso estaba muy difícil, solamen-
te era posible en avioneta. Ellas al estar allí tenían el propósito de enseñar a leer y escribir a
los niños del lugar, además aprovechar para hablarles de Jesús.
Una de las personas que no estaban de acuerdo con ellas era la esposa del cacique, quien
les dijo a los demás que no confiaran en las misioneras. Las jóvenes llevaban algunos libros
y le regalaron uno a la esposa del cacique, y aunque no sabía leer lo aceptó con gusto y lo
puso sobre una mesa. Una noche despertó porque había una luz en su habitación, pronto
identificó que era el libro que las misioneras le habían dado, lo tomó y el libro seguía bri-
llando; en eso la luz aumentó porque se presentó un hombre alto y blanco que le dijo que
lo que decían las misioneras era la verdad, que debían escucharlas y aceptar el mensaje que
ellas traían.
Al otro día la esposa del cacique reunió a los isleños y les comentó su experiencia de la
noche anterior, les mencionó lo que le había dicho el personaje que se le apareció. Todos
concluyeron que era un ángel del cielo que le había dado el mensaje. Los isleños se alegra-
ron por la noticia, y el trabajo de las misioneras ese año fue mucho más fácil, ya que todos
estaban deseosos de aprender no solamente a leer y escribir, sino sobre todo aprender del
amor de Dios.
Al terminar el año en que debían permanecer en esa isla, ya había algunos isleños que se
habían bautizado y los demás seguían estudiando. Aunque las misioneras estudiantes te-
nían que irse para continuar preparándose, llegaron en su lugar otros misioneros estudian-
tes a suplirlas.
Es hermoso el trabajo que realizan los misioneros, a veces son personas adultas que van
con sus familias a lugares lejanos, otras ocasiones son jóvenes o señoritas que se están pre-
parando para servir y dedican un año a hacerlo en tierras lejanas. Tú puedes prepararte para
ser un misionero o misionera de Jesús.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
9.	PANDITA RAMABAI
Texto bíblico: ” Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades
anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”.
Lucas 4:43
Materiales: Biblia.
Aunque se le conoce como Pandita Ramabai, su verdadero nombre era: Saravasti Rama-
bai. Creció en una familia de muy buena posición económica, su padre pertenecía a la casta
más noble de la India, y ella tuvo la oportunidad de estudiar y conocer muy bien la religión
hindú pues su padre era sacerdote. Lamentablemente, con el tiempo su familia lo perdió
todo y quedaron muy pobres, pero Saravasti no se desanimó; aunque había probado la co-
modidad, al vivir en la pobreza demostró realmente quién era y lo que deseaba hacer.
Saravasti siguió preparándose y más tarde decidió irse a vivir a Calcuta, donde se dedicó
a dar conferencias y los hombres hindúes importantes la llamaron por primera vez Pandita,
que quiere decir “Docta” o erudita (persona bien preparada), palabra que se usaba sola-
mente en los hombres que adquirían mucho conocimiento, pero por primera vez se lo dije-
ron a una mujer en la India.
Saravasti, o Pandita, estando en Calcuta llegó a conocer a Cristo y por seguirlo dejó su
religión hindú; eso no les gustó nada a sus antiguos amigos que profesaban esa religión, y
aunque su vida no fue fácil debido a ese cambio, Pandita hizo de la oración una herramienta
de poder y dedicó sus esfuerzos principalmente para ayudar a la mujer en su país.
A Pandita de pequeña le daba tristeza observar la condición de la mujer en la India, ob-
servaba cómo eran tratadas, así que cuando tuvo oportunidad viajó al extranjero para dar
conferencias y hacer conocer la situación de la mujer en su país. De esa manera ella reunía
fondos que usó para establecer centros donde alojaba a las mujeres viudas, o niñas; además
de proveerles alimento, vestido, casa, se les enseñaba a leer y escribir, pero sobre todo les
enseñaba del amor de Dios, que era lo más importante de todo su ministerio.
Como no había Biblia en la lengua marathi, la más hablada en la India, se propuso traducir-
la; pero primero tuvo que aprender el hebreo y el griego, eso fue lo que hizo en sus últimos
años de vida. Pandita Ramabai fue una mujer que en su propio país dedicó su vida a servir
para dar a conocer a Jesús, deseó que otras mujeres, principalmente, también lo conocie-
ran porque de esa forma en sus hogares podían ser una buena influencia para sus familias.
Jesús desea que tú también seas una bendición para los demás, como lo fue Pandita.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
10.	 MÁS MISIONEROS PARA ÁFRICA
Texto bíblico: “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración
a Dios por Israel, es para salvación”. Romanos 10: 1
Materiales: Biblia. Imagen de una aldea africana.
Robert Moffat nació en una familia muy pobre pero muy religiosa, desde pequeño él apren-
dió a amar a Jesús. Como en su casa no tenían dinero para enviarlo a la escuela se dedicó a
ser jardinero, más tarde pidió ser enviado de misionero a algún país extranjero, una socie-
dad misionera aceptó su solicitud y lo prepararon para ello. Pronto fue enviado a Sudáfrica,
donde con sus enseñanzas un jefe de una tribu muy peligrosa se convirtió al cristianismo.
Moffat no vivió en un solo lugar, sino en varios, tratando de extender su ministerio y esta-
bleciendo misiones. La vida de un misionero, más en aquel tiempo, era muy difícil, él pasó
por muchas dificultades. Se cuenta que en una ocasión no pudo beber agua porque no la
había, su boca se le secó y no pudo hablar. A veces no encontraba qué comer y se amarra-
ba el estómago para no sentir hambre. Pero toda esta clase de problemas no desanimó a
Moffat ni a su esposa, sino que al contrario, sabían que Dios estaba con ellos y continuaron
enseñando a los africanos más del amor de Dios.
Moffat y su esposa Mary tuvieron varios hijos, y la hija mayor se casó con el gran misionero
David Livingstone. Otros hijos fueron misioneros también, porque los padres sembraron la
semilla en el corazón de ellos con su vida de servicio a los demás. Moffat desarrolló varias
habilidades, además de ser un buen jardinero, agricultor, herrero, carpintero, escritor y tra-
ductor; esto último lo tomó como otro desafío, ya que al estar en ese lugar tan apartado y
saber que los habitantes no tenían Biblia se puso a traducirla en el idioma que ellos habla-
ban.
Después de haber permanecido por 55 años en tierras africanas decidieron regresar a su
país de origen, Inglaterra, y los últimos años de su vida se dedicó a hablar de las necesida-
des que tenían los africanos. Visitó a la reina Victoria para hablarle de esas tierras, y motivó
a muchos jóvenes para que dedicaran su vida a la predicación de la Palabra, además de
reunir fondos para poder pagar a los misioneros y tener más publicaciones.
Dios en todo tiempo ha necesitado de hombres y mujeres que sean sus misioneros en tie-
rras lejanas, pero también los niños lo pueden ser. Y no tienen que salir de su casa: allí donde
tú vives, en la escuela, con tus amigos, puedes contarles de Jesús. ¿Te animas?
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11.	 EL PADRE DE LA OBRA MISIONERA
Texto bíblico: “Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto
para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de
la tierra”. Hechos 13: 47
Materiales: Biblia. Manual de bautismo.
¿Algunos de ustedes conocen este manual? (Muestren el manual) Su contenido es varios
estudios de la Biblia, con preguntas y citas bíblicas. Todos antes de bautizarnos debemos
estudiarlo. Les voy a contar quién inició esta clase de estudios bíblicos.
Sthephen N. Haskell se dedicaba a fabricar jabón y venderlo, pero conoció a Jesús a través
del hermano José Bates, decidió dejar su negocio y se dedicó a ser un pastor. Llegó a ser
conocido como el padre de la obra misionera. En ese tiempo que vivió no había suficientes
predicadores de la iglesia adventista, así que él se puso a entrenar a hermanos laicos para
que también se dedicaran a predicar, después fundó una de las primeras escuelas que to-
davía existen.
En una ocasión, en una reunión donde se encontraba Elena de White, ésta habló a los pre-
sentes y les dijo que debía haber menos predicación y más enseñanza; en otras palabras,
debían realizarse estudios con las personas. Pasó el tiempo, y de nuevo en otra reunión a
la que el Ptr. Haskell asistió también estaba la Sra. White; cuando le tocó hablar ella volvió
a mencionar lo importante que era enseñar la Palabra de Dios a las personas, no solamente
predicarla desde el púlpito.
Al Ptr. Haskell esto le llamó la atención e invitó al hijo de la Sra. White a que lo acompañara
para orar, no entendía bien lo que ésta había dicho, pero deseaba que Dios lo iluminara para
ver si podía hacer algo al respecto. Los dos pastores oraron, y luego el Ptr. Haskell le dijo al
Ptr. Willy White: “Voy a probar con la idea que tengo”.
Así que una mañana, en una de las reuniones, el Ptr. Haskell empezó a hacer preguntas a
los hermanos y les pidió que buscaran la respuesta en la Biblia. Pasó un rato, empezó a llo-
ver y como llovía tan recio los hermanos no quisieron salir, entonces el Ptr. Haskell continuó
haciendo preguntas y todos buscaban las respuestas en sus Biblias, hasta que en esa activi-
dad pasaron dos horas sin sentirlas. Los presentes estaban entusiasmados con la forma de
estudiar la Palabra de Dios y pidieron que se siguiera haciendo de esa manera.
La idea se fue adoptando rápidamente en todo Estados Unidos, y después más allá. Los
estudios bíblicos fueron un éxito para ganar almas, y lo son todavía. Dios usó al Ptr. Haskell
para hacer los primeros estudios bíblicos, también te puede usar a ti; aunque todavía eres
pequeño, ora pidiendo que él te indique cómo hacerlo.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
12.	 UN PEQUEÑO PREDICADOR
Texto bíblico: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evan-
gelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de
Cristo”. 1 Corintios 1: 17
Materiales: Biblia. Imagen de un niño predicador.
Los niñitos como ustedes, aunque están pequeños, pueden hacer muchas cosas que ha-
cen las personas adultas. Por ejemplo: contar historias, cantar, visitar enfermos, ayudar a los
niños con su tarea, y por supuesto, predicar.
¿Qué es un niño o niña predicador? Un niño que se prepara y quiere compartir la Palabra
de Dios con los demás. ¿Les gustaría ser niños y niñas predicadores? Díganles a su papá o a
su mamá que les enseñen, también sus maestros en la iglesia les pueden enseñar a predicar.
A Jesús le agrada que los niños participen en dar a conocer el evangelio porque así muchos
adultos, y también niños, podrán conocer del Salvador.
La familia Acosta no tiene mucho tiempo de conocer a Jesús y de su pronta venida. Ellos
son miembros muy activos en la iglesia donde asisten. Alejandro es el hijo mayor y Eli es la
hijita menor. Sus padres, desde que empezaron a asistir a la iglesia y aceptaron el evangelio,
han enseñado a sus hijos a participar en todas las actividades para los niños. Alejandro es
un niño dispuesto a ayudar; es un pequeño diácono, pero además es un niño predicador.
Pero, ¿cómo es que Alejandro se interesó en predicar? Cuando empezaron a asistir los
sábados a la iglesia, le llamaba la atención lo que predicaban. Después, cuando llegaba a su
casa se ponía a repetir lo que había escuchado. Al estudiar la Fe de Jesús (muestre una),
el manual con lecciones para conocer mejor la Biblia, cada vez que aprendía una lección la
convertía en un sermón.
Alejandro se bautizó y le dijo al pastor que le diera la oportunidad de predicar, entonces
lo pusieron en el calendario de predicadores en los cultos de noche; desde entonces él par-
ticipa predicando. Se aprende los temas fácilmente de memoria y ahora los prepara por sí
mismo. No solamente quiere ser él un niño predicador, ahora le está enseñando a su herma-
nita para que ella también lo sea.
Quiero animarles para que les pidan a sus padres y maestros de la iglesia que les enseñen
a predicar. Muchos conocerán a Jesús cuando ustedes como niños les prediquen. ¿No te
parece maravilloso que puedas contar de Jesús, para que otras personas también lo conoz-
can?
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13.	 EL HOMBRE QUE AMÓ ÁFRICA
Texto bíblico: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por
sus amigos”. Juan 15: 13
Materiales: Biblia. Imagen de un niño de África, o un invitado especial con la vestimenta
típica.
David Livingstone era un muchacho estudioso, utilizaba bien el tiempo para leer, más tar-
de se preparó como médico. Cuando iba por primera vez al África, se hizo amigo del capi-
tán del barco que lo llevaba, el capitán lo invitó para que dirigiera los cultos a los tripulantes,
lo cual aceptó con gusto. Además, mientras continuaba en el viaje Livingstone aprovechó
el tiempo aprendiendo cómo orientarse conociendo la posición de la luna y las estrellas,
conocimiento que le sirvió más tarde para orientarse en sus viajes misioneros.
Livingstone estuvo muchos años de misionero en África, allí sufría al ver cómo las perso-
nas de raza blanca se llevaban a los hombres de raza negra encadenados como esclavos
para venderlos en otros países. Le dolía ver que lo único que les interesaba era el dinero, en
vez de ayudar a esa pobre gente que vivía en gran pobreza y sobre todo sin conocimiento
de Dios. Por eso su trabajo misionero no fue fácil, tuvo dificultades con las personas de su
raza y aún con la gente de raza negra, pues éstos se espantaban cuando veían a un hombre
blanco.
En aquel tiempo en que él vivió la vida era muy difícil en aquellos lugares, era muy fácil
enfermarse y había muchos peligros por los animales feroces y por algunas personas, pero
David Livingstone seguía animado en su trabajo, deseaba que muchos conocieran del amor
de Dios. Él quería ayudar a esa pobre gente a que tuvieran una vida mejor en esta tierra,
pero sobre todo a que se prepararan para el cielo, aunque él podría haber vivido muy có-
modamente en Inglaterra, pues era médico, además era muy famoso en su país y se le con-
sideraba una persona muy importante.
Cuando Livingstone llegaba a una aldea, trataba de aprender la lengua y las costumbres
del pueblo y por las noches alrededor de la fogata aprovechaba para hablarles de Jesús.
Muchos africanos cambiaron su vida, cuidando de su salud, de sus casas, de sus familias,
pero sobre todo aprendieron a amar a Jesús.
Livingstone pasó muchos años en África, un tiempo lo acompañó su esposa que fue hija
de Robert Moffat, quien había sido quien lo había animado para ser misionero en África en
vez de China, como al principio pensaba Livingstone.
David Livingstone fue un gran explorador en tierras africanas, pero lo más importante: fue
un evangelizador de quienes no conocían a Jesús.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
14.	 ACEPTÓ EL LLAMADO DE DIOS
Texto bíblico: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”
Tito 2:1
Materiales: Biblia.
La inquieta Anna creció en una familia numerosa, muy pobre pero muy trabajadora. Poco
a poco la familia pudo obtener un buen pedazo de tierra, que cultivaban; Ana aprendió muy
bien a guiar el arado para ayudarle a su mamá.
Anna desde pequeña tuvo interés de aprender, pero en su tiempo era muy difícil que una
niña de raza negra asistiera a la escuela con los niños de raza blanca, así que se propuso
aprender a leer y escribir buscando trabajo en una casa y allí mismo, al terminar sus tareas,
la señora de la casa le enseñaba a leer y escribir. A Anna eso le emocionaba.
Conforme fue creciendo su anhelo de aprender fue en aumento. Un día descubrió que
podía solicitar un material por correo, y fue entonces que empezó a recibir literatura ad-
ventista; se dio cuenta de que lo que decía estaba basada en la Biblia y decidió guardar el
sábado. Su madre se enojó porque ya no trabajaba en ese día, la corrió, y ella decidió mejor
irse de la casa con una familia adventista.
Tiempo después Anna fue a estudiar a uno de nuestros colegios, se preparó como enfer-
mera y decidió regresar a su tierra porque, aunque era Estados Unidos, esa parte del país
era considerada tierra misionera. Cuando regresó a su casa la recibieron muy bien y le ayu-
daron, entre otras personas, a construir una escuela donde pudo enseñarles a los niños de
su raza a leer y escribir, también algunos adultos aprovecharon para aprender.
Un día invitaron a Anna a una reunión grande de la iglesia adventista, allí escuchó que
en la India había necesidad de misioneros y decidió ir para ayudar. En ese país, además de
enseñar la Biblia, ayudó a los enfermos a curarse, hasta les sacó dientes a los que necesita-
ran. La vida era difícil en ese lugar, y tuvo que aprender a depender más de la oración y del
estudio de la Biblia.
Años después le llegó una carta de su tierra, diciéndole que debía regresar, pues ellos
también tenían muchas necesidades. Anna Knight regresó a seguir enseñando en la escuela
y fue una gran educadora reconocida por la iglesia. Anna se preparó para ayudar a quienes
lo necesitaran. Tú también, ¡prepárate para que puedas ser un misionero de Jesús!
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
15.	 CUMPLIÓ SU MISIÓN
Texto bíblico: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el de-
sierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado”. Mateo 3: 1
Materiales: Biblia. Una tablilla hecha de plastilina o de yeso, para que se escriba JUAN.
¡Qué felices estaban Zacarías y Elizabet con la llegada de su bebé! Habían esperado tanto
tiempo y ahora, aunque estaban ya grandes de edad, Dios había hecho el milagro de enviar-
les el bebé que un ángel le había anunciado a Zacarías y le había dicho cómo se llamaría.
Zacarías había quedado sorprendido por la visita del ángel mientras él oficiaba en el tem-
plo, y al escuchar el mensaje no creyó, como consecuencia quedó mudo hasta que el bebé
nació. Cuando el bebé nació los familiares y vecinos sugerían que debía llamarse Zacarías
como su padre, pero Elizabet dijo que no, su nombre sería Juan.
A las personas no les parecía que se llamara así porque no había ese nombre en la familia,
pero se les ocurrió preguntarle a Zacarías; él pidió una tablilla (muestre la que lleva y escri-
ba Juan) -no había cuadernos como los de ahora- para escribir el nombre, y escribió: JUAN.
En ese momento empezó a hablar y alabar a Dios. Los que estaban presentes se asombra-
ban, y se preguntaban quién sería ese niño.
El tiempo pasó, el pequeño Juanito fue creciendo. Fue un buen hijo, un niño obediente,
aprendió las enseñanzas de las Sagradas Escrituras por sus mismos padres y le dijeron cuál
sería su misión en este mundo. Sí, porque Dios mismo les había dicho que sería quien pre-
parara el camino para el Mesías, sería llamado profeta del Altísimo.
Juan creció pensando que era un privilegio haber sido escogido por Dios desde antes de
nacer para preparar el camino del Mesías, y aceptó su misión. Por un tiempo estuvo viviendo
en la soledad del desierto para estar más en comunión con Dios. Pero llegado el momento,
inició su predicación llamando a todos a arrepentirse de sus pecados. Muchas personas ve-
nían a escucharlo. Algunos lo hacían por curiosidad, pero otros sí estaban verdaderamente
interesados en su mensaje.
Juan fue un gran predicador. Preparó al pueblo de su tiempo para la llegada del Mesías,
diciendo a todos que debían arrepentirse de sus pecados. Como se dedicaba a bautizar a
quien se arrepentía de sus pecados, le llamaron Juan el Bautista; muchos fueron los que
aceptaron su mensaje.
Recuerda que nosotros estamos aquí, como Juan el Bautista, para que contemos a otros
cuánto los ama Jesús, y así se arrepientan de sus pecados y se bauticen.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
16.	 EL PRIMER MISIONERO ADVENTISTA EN EL EXTRAN-
JERO
Texto bíblico: “Y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la
predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salva-
dor”. Tito 1:3
Materiales: Biblia. Un barco, cuadro de pastor predicando.
La familia de John N. Andrews era muy religiosa y él desde pequeño estudió las Sagradas
Escrituras, hasta llegó a memorizar el Nuevo Testamento. Conforme creció, como era muy
estudioso, se interesó en aprender griego y hebreo, idiomas que más tarde le sirvieron en
su ministerio.
John, o Juan, era un joven con un futuro brillante. Un tío de él, que conocía bien a su sobri-
no, deseaba que se dedicara a la política, porque estaba seguro de que llegaría a destacarse
en esa área. Pero todo cambió un día que prefirió dedicarse a predicar de la segunda venida
de Jesús, lo cual molestó mucho al tío.
Después de un tiempo los dirigentes de la iglesia pensaron que debían empezar a enviar
misioneros al extranjero, decidieron que debían enviar al primero a Europa y al que esco-
gieron fue al Ptr. Andrews, el cual aceptó ese desafío. Él junto con su hija y un hijo hicieron
los preparativos para su viaje y pronto salieron en barco, cruzando el mar; todavía no había
otra forma de viajar, no existían los aviones para que pudieran viajar rápido, así que tarda-
ron muchos días en cruzar el océano.
Cuando el Ptr. Andrews y sus hijos llegaron a Europa, pronto se establecieron y se pusie-
ron a trabajar. Había tanto que hacer, que no podían desaprovechar el tiempo. Inmediata-
mente se pusieron a aprender el nuevo idioma de ese país y a publicar materiales, para que
a través de los folletos más personas pudieran conocer el evangelio.
Es a través de las publicaciones que el mensaje de salvación llegará a muchos, por eso
son muy importantes. En nuestra iglesia tenemos muy buenos libros (muestre algunos) que
debemos de leer y compartir. J. N. Andrews fue el primer misionero enviado al extranjero
por la iglesia adventista, cuando todavía no había muchos creyentes.
Actualmente nuestra iglesia ha crecido mucho y tiene misioneros en el mundo entero. En
muchos países la iglesia tiene escuelas para preparar misioneros, hospitales para atender a
los enfermos, programas de radio y televisión, y muchos libros y revistas, esas son también
formas de dar a conocer el evangelio. Decide ser misionero como J. N. Andrews.
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17.	 MISIONERO ENTRE LOS CANÍBALES
Texto bíblico: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”.
Marcos 8:35
Materiales: Biblia. Imagen de una isla en tamaño tabloide.
La familia de John Paton era muy pobre, vivían en una humilde cabaña y John, siendo el
hijo mayor, tuvo que dejar de asistir a la escuela para trabajar en el negocio de su padre, ha-
ciendo medias; pero en sus momentos libres aprovechaba a leer la Biblia. El padre de John
amaba a Dios. John veía cómo su padre tenía la costumbre de orar tres veces al día en un
cuarto apartado y cuando salía de él su rostro resplandecía, sus hijos al ver el rostro de su
padre sabían que había hablado con Dios.
Cuando John fue joven decidió ser misionero y fue enviado a unas islas cercanas a Austra-
lia donde los pobladores eran conflictivos, pues eran caníbales. Peleaban tribu con tribu y
los vencedores se comían a los perdedores. Un día alguien le avisó que esa noche iban a ir
por él para comérselo. John salió rápidamente de ahí cargando principalmente las traduc-
ciones que había estado haciendo de la Biblia, y nunca más volvió a ese lugar.
Después estuvo un tiempo en Australia antes de regresar a su país de origen, donde se
casó con una joven que se llamaba Margaret. No tardó mucho tiempo en su país, y de nue-
vo se embarcó junto con su esposa hacia tierras misioneras, las islas cercanas a Australia,
y aunque los pobladores también eran caníbales, por lo menos se portaron un poco mejor
con ellos. En ese nuevo lugar los nativos hablaban otra lengua que tuvieron que aprender,
señalando las cosas, escuchando cómo se decía y luego repitiéndolas; cuando sintió que ya
dominaba esa lengua comenzó a traducir el Nuevo Testamento, pero pasaron muchos años
para que pudiera publicarse.
En esa isla atendieron a niños que no tenían padres, se les enseñaba a leer y sobre todo a
conocer la Palabra de Dios, de tal forma que conforme crecían algunos de estos huérfanos
fueron enviados como misioneros a las otras islas.
No fue fácil que los habitantes de aquellos lugares aceptaran a Jesús, así que John tuvo
muchos problemas. En una ocasión no había agua dulce para beber y quiso cavar un pozo;
los isleños se reían, decían que el agua venía del cielo, no de la tierra. Un día al cavar sintió
humedad y les dijo a los isleños que al siguiente día habría agua de la tierra, y así fue. Los
isleños estaban contentos y asombrados, le preguntaron cómo lo había hecho, y él les res-
pondió que era Dios quien le había dado el agua. Este incidente ayudó para que muchos
abrieran su corazón a Dios.
No siempre es fácil predicar de Jesús, ¿verdad? Pero no debemos desanimarnos, porque
él siempre nos ayudará.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
18.	 DOS NIÑAS MISIONERAS
Texto bíblico: “… que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera
de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”.
2 Timoteo 4: 2
Materiales: Biblia. Una lección de primarios o de jardín.
Los niños y niñas pueden ser misioneros donde quiera que se encuentren, sin tener que ir
a tierras lejanas; además de dar su ofrenda para las misiones pueden hacer su parte hablán-
doles a otros de cuánto los ama Jesús, no tienen que ser personas adultas, pueden decirles
a otros niños.
Noeli y Mary Rosy eran primitas e iban juntas a la iglesia, les gustaba mucho cómo la
maestra les relataba las historias en la Escuela Sabática, allí también aprendieron que de-
bían compartir con otros niños lo que ellas sabían.
–¿A dónde podemos ir para hablarles a otros de Jesús? -se preguntaron un día. Alguien les
mencionó de un grupo de niños con quienes se podían reunir y contarles historias. Las niñas
se animaron y decidieron ir a ese lugar para visitarlos ese mismo sábado después de comer.
Noeli y Mary Rosy pidieron permiso en su casa a sus padres, el permiso les fue concedido
pues estaban contentos con que las niñas realizaran esa actividad. Esa tarde las niñas se
fueron caminando hacia el lugar de la ciudad donde vivían esos niños que les habían men-
cionado, aunque les quedaba lejos de su casa iban felices porque tenían deseo de conocer
a los niños y contarles historias.
Cuando llegaron se encontraron a varios niños que estaban dispuestos a escucharlas con-
tar historias y aprender cantos. Noeli y Mary Rosy pasaron un buen rato relatando historias
y cantando. Algo que les gustó es que los niños estuvieron muy atentos mientras ellas les
hablaban, se notó que les gustaba lo que ellas les enseñaban.
Al terminar la reunión, Noeli y Mary Rosy les preguntaron a los niños si podían visitarlos
todos los sábados, los niños dijeron que sí, eso las alegró. Podrían venir a visitarlos los sá-
bados por la tarde, esa sería su obra misionera. Se sentían contentas porque de esa manera
podían compartir las historias de la Biblia y los niños aprenderían del amor de Jesús.
Al regresar a su casa, Noeli y Mary Rosy contaron a sus mamás la linda experiencia misio-
nera que habían tenido y cómo iban a continuar visitando a ese grupo de niños. ¿Quieres
ser misionero de Jesús? No te detengas, diles a tus amigos y vecinos que Jesús los ama, que
pronto va a venir y desea que estén listos para salvarlos.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
19.	 EL MÉDICO MISIONERO EN ÁFRICA
Texto bíblico: “Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enferme-
dades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios,
porque le conocían”. Marcos 1: 34
Materiales: Biblia. Instrumentos que usa un médico.
No es fácil llegar a ser famoso y dejar todo de repente para ir a trabajar en tierras difíciles
y con escasos recursos. Esa es la historia de Albert Schweitzer.
Albert creció en un hogar evangélico donde su padre era un pastor, así que él conocía
muy bien las Sagradas Escrituras. Desde niño fue muy talentoso, empezó a tocar piano y
después órgano, como su padre y su abuelo.
Fue un gran estudiante y llegó a completar cuatro carreras, entre estas la de médico.
Como sabía tocar muy bien el órgano dio conciertos en varios lugares de Europa donde
las personas acudían a escucharlo, entre ellos algunos de la realeza. Cuando estaba en el
momento más alto de su fama, reconocido no solamente como músico, sino como teólogo
entre otras cosas más, decidió ser misionero, pero no como pastor sino como médico mi-
sionero.
¿Se imaginan dejarlo todo por ser misionero? Así es, dejar todo significaba dejar las co-
modidades, sus amigos, su familia, el dinero que estaba ganando, es decir todo lo que tenía
en ese lugar, además, dar de su dinero e irse al África, a un lugar llamado Lambarené donde
estableció un hospital.
Por supuesto que no fue fácil poder construirlo, porque realmente donde deseaba esta-
blecer el hospital era un terreno salvaje, así que tuvo que derribar parte de la selva para
levantar el edificio. Como ese era un lugar donde no había médicos, tuvo mucho trabajo
atendiendo a miles de africanos que venían a buscar la salud. Además, había leprosos, de
los cuales también se encargó.
Lamentablemente cuando se inició la primera guerra mundial tuvo que dejar África y su
hospital. Pasaron algunos años para que de nuevo regresara a Lambarené, donde tuvo que
reconstruir el hospital para seguir sirviendo a los enfermos; lo bueno era que ahora ya no
estaba solo, varios médicos se habían anexado a su misión para atender a los habitantes de
ese lugar.
El Dr. Albert a veces tenía que volver a Europa a dar conciertos o conferencias para poder
reunir fondos y seguir operando el hospital. Él podría haber vivido con mucha comodidad,
hubiera tenido mucho dinero, era un músico famoso, sin embargo, quiso vivir una vida sen-
cilla en un lugar apartado, sirviendo a los más necesitados.
Tú también puedes ser médico misionero y ayudar a los enfermos a sanar, para que co-
nozcan de Jesús.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
20.	BETTY SÍ CONTÓ DE JESÚS
Texto bíblico: Acuérdate del día de reposo[a] para santificarlo. Seis días tra-
bajarás, y harás toda tu obra …” Éxodo 20: 8, 9
Materiales: Biblia. Cuadro de una niña, el número 7.
Era una hermosa mañana de sábado. A Betty, una linda niña de escasos cuatro años, le
encantaba ese día porque iba a la iglesia; además en esa ocasión, después del culto, los
miembros de la iglesia en la que su papá era el pastor habían organizado una comida en
un parque cercano. Betty con su familia participaron en la actividad. Todos disfrutaron al
compartir los alimentos unos con otros.
Cuando llegaron al parque los niños empezaron a correr felices, esperando que les sirvie-
ran la comida; como era un lugar público no solamente estaban los miembros de la iglesia,
también se encontraban otras personas y entre ellos algunos vendedores. Algo que le llamó
la atención a Betty fue un carrito de paletas, que tanto le gustaban y, por supuesto, se le
antojó una. La niña fue con la mamá y le insistió para que le comprara una paleta, la mamá
le respondió que no.
Betty le volvió a insistir a la mamá, pero ésta de nuevo le respondió que no, pues era sá-
bado y no se debía comprar. Eso le llamó la atención a Betty, porque el señor estaba ven-
diendo en sábado. Entonces le preguntó a la mamá por qué el señor estaba vendiendo, la
mamá le respondió que era porque el señor no sabía que el sábado no se trabajaba, ni se
compraba ni vendía.
Luego Betty le dijo a su mamá que sería bueno contarle al señor lo que la Biblia menciona-
ba: que no se debía vender ni comprar en el día sábado, porque era un día santo. La mamá
le preguntó a Betty si estaría dispuesta a decirle.
–¡Claro que sí!, pero yo quiero que tú me acompañes -le respondió Betty. La mamá, viendo
que Betty estaba decidida a compartir el amor de Jesús, le replicó: -Sí te puedo acompañar.
Cuando estaba frente al señor, Betty, le dijo: –Señor, ¿no sabe que hoy es sábado y no se
debe de vender?
El señor le sonrió a Betty, realmente nunca había escuchado eso. La niña le siguió hablan-
do de que debía amar a Jesús, y le cantó algunos coritos. Betty fue muy valiente al compar-
tir el mensaje, ¿no te parece?
Los niños como Betty, y como ustedes, pueden contar de Jesús a las personas que no lo
conocen. ¿Les gustaría contar de Jesús? Serán pequeños misioneros.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
21.	 EL JOVEN RICO QUE SÍ VENDIÓ TODO
Texto bíblico: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis
amor los unos con los otros”. Juan 13:35
Materiales: Biblia.
No todos los misioneros crecieron en un hogar pobre. Charles T. Studd creció en una
familia que tenía dinero, y vivía muy cómodamente. Su papá al asistir a una campaña de
evangelismo aceptó a Jesús, juntamente con su familia.
Mientras estudiaba, Charles se destacó como un buen deportista y jugó con el equipo de
cricket a nivel nacional; todos pensaban que tenía un futuro brillante en el deporte porque
llegaron a conocerlo muy bien, llegó a ser muy famoso como deportista.
En una ocasión uno de sus hermanos se enfermó gravemente, y eso hizo pensar a Charles
que su vida debía tener un propósito. La fama en el deporte no lo llevaría a nada bueno, era
mejor ser una bendición para los demás, y qué mejor manera que dedicarse a predicar el
evangelio.
Al reflexionar en que su vida debía cambiar de rumbo y compartir lo que creía con sus
amigos, algunos de sus compañeros de equipo también aceptaron el desafío del llamado de
ir a la China. En ese país Charles conoció a una joven que también era misionera, se llamaba
Priscilla, y se casó con ella; juntos trabajaron por algunos años, y después regresaron a su
país por un tiempo a causa de su salud.
Como Charles había probado lo hermoso que era llevar el evangelio a las personas que
no lo conocían, decidió junto con su esposa ir de misioneros a la India. Allí se regocijó al ver
que el evangelio era aceptado por oficiales británicos, no solamente por nativos del país. En
la India solamente permanecieron por seis años, y de nuevo regresaron a Inglaterra.
Un día pasó por un lugar donde vio un anuncio que decía: “Caníbales solicitan misioneros”.
Mientras a otros el solo leer “caníbales” los asustaría, o no prestarían atención, Charles sí en-
tró al lugar para pedir información y decidió irse al África de misionero, donde permaneció
el resto de su vida. Aunque el médico que conocía su estado de salud se opuso a que fuera,
porque no era un lugar muy saludable, él y su esposa decidieron cumplir con su misión.
Charles Studd fue un joven rico que sí obedeció el llamado de servir a los demás. Por cier-
to, su padre cuando murió le dejó una buena herencia que él repartió para varios proyectos
de las misiones. Su vida y sus recursos fueron puestos al servicio de Dios.
Recuerda que vale la pena darlo todo para que otros también conozcan a Jesús.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
22.	 EL JOVEN RICO QUE SI LO VENDIÓ TODO
Texto bíblico: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo, y a éste crucificado”. 1 Corintios 2:2
Materiales: Biblia. Gorro de capitán de barco.
¿Has visto un capitán de barco? Tienen su lindo uniforme, pero también una gran res-
ponsabilidad de conducir su nave hasta su destino. De niño, José Bates podía ver desde la
ventana de su habitación cómo navegaban los barcos, y pensaba que cuando fuera grande
llegaría a navegar por los mares; sus padres, por supuesto, no estaban de acuerdo; pero
cuando creció tomó esa decisión y empezó a trabajar en un barco en las tareas más simples.
Los años pasaron, y como todo lo que hacía José lo hacía bien, llegó a ser capitán de un
barco; cuando se retiró tenía una buena suma de dinero que había ahorrado.
Cuando el capitán Bates escuchó a Guillermo Miller predicar sobre la segunda venida de
Jesús, se unió a ese grupo y se preparó para esperarlo. Pero habían calculado mal la fecha…,
es más, nadie debe poner fecha, ¡solamente Dios sabe cuándo volverá Jesús! José Bates no
se desanimó después de esa triste experiencia, sino que al contrario, se entregó a estudiar
más la Biblia con otros fieles, llegaron a conocer la verdad del sábado e invirtió toda su for-
tuna para promover el evangelio. Escribió folletos, enviándolos a muchos lugares donde las
personas que los recibían aceptaron el mensaje. Solamente en el cielo José Bates sabrá el
resultado de su trabajo misionero dando a conocer a Jesús.
Una de las historias favoritas es cuando un día su esposa le dijo que ya no tenían harina,
que por favor comprara en la tienda. –¿Cuánto necesitas? -preguntó el capitán.
–Bueno, para preparar el pan que estoy haciendo solamente necesito unos dos kilos -res-
pondió Prudence, su esposa.
El capitán Bates se fue a la tienda, compró solamente lo que le había pedido su esposa.
Cuando regresó con la harina ella se sorprendió porque solamente traía eso, siendo que
él acostumbraba comprar por costales; él tuvo que confesarle que el dinero se le había
acabado en la producción de materiales. Prudence se puso a llorar, pero él le dijo que Dios
proveería, y así fue.
Poco después el capitán José Bates fue al correo, recogió una carta que traía dinero, hizo
las compras de despensa que necesitaba y pagó la impresión de su material.
Dios había provisto para sus necesidades, así lo hará contigo si le dedicas tu vida para
proclamar y contar a otros de Jesús.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
23.	 UN JOVEN MISIONERO
Texto bíblico: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las
cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Je-
sús”. 2 Timoteo 3: 15
Materiales: Una Biblia y un rollo imitando las Sagradas Escrituras.
Poco se imaginaban Eunice y Loyda cuando nació Timoteo, un lindo bebé al que amaban
mucho, que llegaría a ser un misionero y compañero del apóstol Pablo cuando fuera grande.
La mamá y la abuelita se propusieron dedicar tiempo para enseñarle las Sagradas Escrituras
desde pequeño, como dice el texto bíblico de este día.
Timoteo era un buen niño y le gustaba mucho que tanto su madre como su abuelita le en-
señaran de las Sagradas Escrituras todos los días, así que desde pequeño llegó a conocer-
las muy bien y aprendió a obedecer a Dios. Su madre y su abuelita se sentían felices al ver
crecer a Timoteo amando a Dios. Su nombre lo llevaba muy bien, ya que Timoteo significa:
Aquel que siente adoración a Dios.
Cuando Timoteo era un joven un día llegó un gran predicador a Listra, su ciudad, ¡era nada
menos que el apóstol Pablo!; allí llegó a conocer a Timoteo, y le llamó la atención porque era
un joven respetuoso y bien educado. Los miembros de la iglesia de Listra le dijeron a Pablo
que era un buen joven, lo recomendaron muy bien.
Antes de irse de Listra, el apóstol Pablo, viendo la necesidad de misioneros que viajaran
con él, decidió llevar a Timoteo a realizar viajes visitando las iglesias. La invitación fue hecha
y aceptada. Probablemente Eunice y Loyda, aunque lo vieron partir, se sentían contentas de
que hubiera aceptado el ministerio de predicar el evangelio.
Timoteo tuvo un gran maestro que le enseñó a evangelizar y le impartió el amor por las
almas. Sí, el apóstol Pablo fue paciente para enseñar a este joven porque vio en él a futuro
predicador.
Juntos, Pablo y Timoteo viajaron por varios lugares enseñando y predicando la Palabra de
Dios. Por un tiempo Timoteo se quedó en Éfeso como encargado de la iglesia de ese lugar.
Timoteo aceptó el llamado de predicar de Jesús, a través del apóstol Pablo, y Dios lo usó
para que muchos llegaran a conocerlo. Timoteo es un buen ejemplo de cuando los niños
crecen estudiando la Biblia, obedeciendo, amando y dando a conocer a Jesús. ¿Te gustaría
ser como Timoteo? Estudia tu Biblia y cuéntala a otros.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
24.	SALVADO PARA PREDICAR
Texto bíblico: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria,
y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8
Materiales: Biblia.
Juanito vivía en una casa con muchos hermanitos. Su papá era un predicador, y estaba
muy ocupado atendiendo los asuntos de la iglesia y de los miembros. Su mamá era una
maestra, pero no trabajaba porque tenía que atender a toda la familia.
Donde creció Juanito era un hogar cristiano, celebraban los cultos de familia, y como no
siempre podía estar el padre, la mamá dirigía los cultos. A veces algunos vecinos les acom-
pañaban también.
Una noche, cuando la familia ya estaba durmiendo, la nana de los niños fue la primera que
al despertar se dio cuenta de que la casa se estaba incendiando. Rápidamente llamó al pas-
tor y a su esposa, mientras tanto ella ayudaba a sacar a los niños. Eran muchos hijitos, pero
había que salvarlos a todos.
Cuando estuvieron todos afuera, la mamá se puso a contar a sus hijitos: uno, dos, tres,
cuatro… no puede ser… ¡faltaba uno! Otra vez empezó a contar: uno, dos tres, cuatro… ¡sí,
era cierto, faltaba uno! Pero, ¿quién era? Sí, era Juanito. El papá y la mamá hicieron el inten-
to de entrar a la casa para sacarlo, pero ya no se podía entrar. En eso Juanito, quien había
estado durmiendo en el segundo piso, se había despertado, quiso salir y no pudo: tomó una
silla y la acercó a la ventana, y se asomó. Todos lo vieron, pero ¿qué hacer para salvarlo?
Los vecinos habían llegado a ayudarlos y, como no había escalera, se les ocurrió hacer
una escalera humana: un hombre, arriba de otro, tomaron a Juanito y lo salvaron. Apenas lo
habían rescatado cuando la casa se cayó.
El padre reunió a la familia y a los amigos para orar y dar gracias a Dios, porque había
salvado a Juanito y a toda la familia. La casa no era lo importante, sino la familia, y todos
estaban bien. La madre dedicaba a cada hijo tiempo especial durante la semana, pero con-
sideró que Dios había salvado a su hijo para una obra especial y destinó más tiempo a su
educación. Juanito cuando creció dedicó su vida a Dios.
Juan Wesley y su hermano Carlos fueron los más conocidos entre sus hermanos, Juan
como gran predicador y Carlos un gran compositor de himnos. Recuerda que estás en este
mundo con una misión, así como Juanito, no importa lo que puedas hacer para predicar;
pero hazlo, para que muchos conozcan de Jesús.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
25.	 SERGIO, EL MAESTRO
Texto bíblico: ”Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesu-
cristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has se-
guido”. 1 Timoteo 4: 6
Materiales: Biblia. Cuadro de niños con su maestro, debajo de un árbol.
¿Has pensado en ser maestro o maestra de otros niños como tú? Sergio, un niño de diez
años, no lo había pensado, pero sí su papá.
Sergio vivía en un lugar donde las casas estaban muy distantes una de la otra y los sába-
dos se reunía un pequeño grupo de vecinos, ellos asistían a una pequeña iglesia que habían
construido para toda esa ranchería; además de los adultos, llegaban varios niños. El papá
de Sergio era el dirigente del grupo, y observó que siendo que llegaban varios niños a la
iglesia no debían quedarse con los adultos, porque necesitaban que les contaran historias
especiales para ellos; estuvo pensando qué hacer, hasta que se le ocurrió una buena idea.
–¡Ya sé! -se dijo-. Sergio puede ser el maestro de los niños, él conoce muy bien las historias
de la Biblia porque desde pequeño las ha aprendido.
Un día, el papá le dijo: -Sergio, necesitamos un maestro para los niños y he estado pen-
sando que tú eres el indicado para contarles las historias. Sergio se quedó asombrado, no
podía creer lo que estaba oyendo.
–¿Estás seguro, papá, que yo voy a ser el maestro para los niños? -le preguntó Sergio.
–Así es, y yo sé que lo vas a hacer muy bien -respondió el papá.
Sergio se sintió importante, pero lo que es mejor, sintió que era un privilegio poder en-
señarles a los niños más pequeños que él, así que trató de buscar lindas historias, además
de la lección y algunos cantos, y se preparó para el siguiente sábado. A èl le gustaba llegar
temprano a la iglesia, así que el siguiente sábado llegó temprano, y como no había salón
para los niños su lugar de reunión sería debajo del árbol grande que estaba en el patio, allí
celebró la Escuela Sabática con cantos, lindas historias y el repaso de la lección. El tiempo
pasó rápidamente, el programa terminó y tuvieron que pasar al culto.
Sergio pudo comprobar que los niños se sentían felices porque tenían un maestro muy
especial para ellos. Y por cierto, a él le gustó tanto enseñar a los niños del amor de Dios,
que llegó a estudiar para pastor y así dedicó su vida a predicar de Jesús no solamente a los
niños, sino también a los adultos. También tú puedes contar de Jesús a otros niños.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
26.	 EL APÓSTOL DE LA ORACIÓN
Texto bíblico: “A lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar
la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. 2 Tesalonicenses 2:14
Materiales: Biblia.
¿Te gustaría que te llamaran: Mary o Juanito (mencione nombres de los niños presentes),
el que ora? La historia de hoy nos habla de un joven que llegó a conocerse como el apóstol
de la oración. John Hyde fue hijo de pastor, su padre era un hombre de oración y alguien
llegó a decir que la presencia de Jesús se sentía en su hogar.
Cuando John creció decidió estudiar para ser misionero y en el seminario se preocupó
por la salvación de las almas, oraba para que Dios enviara misioneros a lugares donde se
requería, era su tema de conversación. Fue tanta su influencia entre sus compañeros que la
mayor parte de ellos se fueron al extranjero a trabajar como misioneros.
A John lo enviaron a la India, para ello viajó en un barco y tardó muchos días en llegar a
su destino. Cuando emprendió el viaje iba confiado en que sería un misionero famoso y ga-
naría muchas almas, pero entre sus cosas llevaba una carta que le había dado un amigo de
su padre a quien él admiraba mucho. Cuando abrió la carta, la leyó y le llamó la atención lo
que decía: “Estaré orando por ti para que sea el Espíritu Santo quien te use”.
Cuando terminó de leer la carta, al principio no le gustó lo que había leído en ella, pero
después se dio cuenta de que no era importante llegar a ser un misionero famoso, que el
trabajo de convertir a las personas sería del Espíritu de Dios. Allí mismo se arrodilló, pidió
en oración que lo ayudara a ser humilde y que pudiera ganar muchas almas para la honra y
gloria de Dios.
¡Qué diferente era el John que llegó a la India!, un joven humilde y confiado en que Dios
haría el trabajo que necesitaba en ese difícil lugar donde los resultados eran pobres en
cuanto a la ganancia de las personas. Al llegar a ese país se dio cuenta que tenía que apren-
der el idioma de los nativos; fue lento para aprenderlo, le tomó tiempo, pero después pudo
predicar con facilidad y tradujo algunos materiales a ese idioma.
Sí, había mucho qué hacer, las personas eran muy duras para que aceptaran el evangelio,
pero para Dios no hay nada imposible. John se dio cuenta que tenía que orar más, y todo
el tiempo que podía se dedicaba a la oración, a veces prefería no comer por orar. Era su
amor por la salvación de las personas lo que le preocupaba y lo ponía constantemente en
las manos de Dios. A John por eso se le conoce como el apóstol de la oración.
¿Sabes? Debemos orar más, para que Jesús nos ayude a saber cómo trabajar para él.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
27.	 EDUCADA PARA SERVIR
Texto bíblico: Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu
buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Salmos 143: 10
Materiales: Biblia. Rótulos con palabras como: MISIONERA, SERVIR, ORAR.
Poco se imaginaba Mirta Sawyers los países donde le tocaría vivir cuando fuera grande.
Era una niña que acostumbraba escuchar a su madre despertarse cada mañana y decir en
alta voz:
̶ Mirta, naciste de pie, no de cabeza como normalmente nacen los bebés. Dios tiene gran-
des planes para ti, Dios tiene un propósito especial para ti, no permitas que nada te detenga.
La niña no entendía lo que decía su mami, a veces se cansaba de escucharla repetirle lo
mismo cada día, y en ocasiones abría su puerta y le decía a su mami:
̶ Por favor déjame dormir, tus palabras me quitan el sueño.
Conforme los años fueron pasando y Mirta ya leía solita, solía buscar un rincón en su casa
para leer la Biblia. Pensaba mucho en las palabras de su mami, aunque no entendía. Así
creció con el deseo de servir. ¿Dónde? El lugar lo escogería Dios, no ella. Así que conforme
se preparaba, ella le pedía a Dios que la usara para ser de gran bendición donde estuviera.
Mirta se preparó para ser maestra, se casó con un joven que también tenía los deseos de
servir. Un día dejaron su país para estudiar en el extranjero; aunque la vida como estudian-
tes no fue fácil, lucharon para que ellos y sus hijos se prepararan.
Cuando terminaron su preparación fueron al campo misionero en varios países, dedicados
a la enseñanza, contribuyeron en la formación de estudiantes que más tarde serían de gran
bendición en los países que se desempeñaran. Mirta es una mujer de oración, las promesas
de la Biblia las atesora en su corazón, y no solamente para ella, sino que las comparte para
que otras personas también se animen a amar al Señor y servirle.
Los años han pasado, y esa pequeña niña inquieta que creció con deseos de estudiar y
prepararse para servir, ha visto cumplidos sus sueños, no solamente en su vida, sino con
toda su familia. Sí, porque se puso en las manos de Dios, quien la ha usado para ser de gran
bendición a muchos.
Hay diversas maneras de ser misioneros. No solamente los pastores pueden ser misio-
neros, sino también los maestros que dedican su vida para enseñar las verdades eternas a
los alumnos. Mirta está consciente de ello y por eso está muy contenta de haber tomado la
mejor decisión de su vida, el servicio. Sí, de contar a otros de Jesús en el aula de clases. Te
invito para que tú también decidas contar a otros de Jesús.
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28.	 DE MAESTRO A PREDICADOR
Texto bíblico: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor,
la cual él ganó por su propia sangre”. Hechos 20: 28
Materiales: Biblia.
Pobre Jaimito, tenía dos años cuando le dio una fiebre muy alta que puso en peligro su
vida, pero aunque se recuperó, sus ojos quedaron dañados y no podía ver bien; eso lo afec-
tó para que no pudiera estudiar cuando fue a la escuela, ¡tanto que le gustaba aprender!
Bueno, como Jaimito no podía ir a la escuela se quedó en casa para ayudarle a su padre
en la granja. El trabajo en el campo le ayudó a desarrollarse fuerte y con el tiempo recu-
peró la vista de tal forma que se animó a asistir a la escuela. Aunque le tocó estudiar con
los niñitos, él aprendió muy rápido y decidió dedicarse a ser maestro. Un día escuchó una
predicación sobre la segunda venida de Jesús, creyó y dejó de ser maestro para convertirse
en un predicador.
A Jaime le tocó vivir el gran chasco de que Jesús no vino cuando lo esperaban, pero no
se desanimó, eso lo hizo estudiar más las Sagradas Escrituras. Un día conoció a una joven
llamada Elena Harmon, la trató por un tiempo y se casaron, juntos podrían realizar mejor la
obra de predicar el evangelio.
Jaime y Elena viajaron mucho, les llegaban muchas solicitudes de grupos de personas
para que los visitaran, y ellos hacían todo lo posible por atenderlas; en sus viajes, a veces
llenos de peligros, pudieron sentir en todo momento la mano de Dios cuidándolos.
Un día Elena, su esposa, le dijo que se pusiera a escribir un pequeño periódico. A él no se le
hubiera ocurrido esa idea, y menos en las circunstancias en que se encontraban, pero aun-
que no tenían dinero, siendo que Dios estaba pidiendo que lo hiciera, lo escribió, lo publicó,
empezaron a distribuirlo, algunos los enviaron por correo y el dinero fue llegando para cu-
brir los gastos. De allí en adelante siguió publicando más materiales y pequeños libros que
fueron una bendición para quienes los leían.
Jaime White fue un hombre que tenía muchos talentos, uno de ellos era el canto, era un
don de la familia White. También fue administrador y escritor, además de pastor. Su vida la
dedicó a servir al Señor al lado de su esposa Elena, juntos hicieron un gran equipo de servi-
cio. Decide hoy, ahora que eres niño, dedicar tu vida a servir a Jesús.
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29.	 ELENA HARMON
Texto bíblico: “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay nin-
guno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o
mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien
veces más ahora en este tiempo … y en el siglo venidero la vida eterna”.
Marcos 10: 29-30
Materiales: Biblia. Libros de Elena White.
¿Conoces niños gemelos o mellizos? Pues Elena tenía una hermana gemela que se llama-
ba Elizabeth, sus padres eran muy piadosos y en su hogar se sentía la paz y la tranquilidad.
Lamentablemente un día, viniendo de la escuela, Elena tuvo un accidente que cambió por
completo su vida. Dejó de ir a la escuela y siempre se la pasaba enferma, pero eso no la
desanimó de querer conocer más de Jesús.
Le tocó vivir en tiempos en que se predicaba que la venida de Jesús estaba cerca, y ella
-aunque era una niña- se preocupaba por su salvación y se preparó para estar lista, y expe-
rimentó con los demás el gran chasco de que Jesús no regresó en la fecha que ellos espe-
raban.
En cierta ocasión se encontraba en casa de una familia con otras personas orando, allí fue
la primera vez que recibió un mensaje de Dios por medio de una visión. El mensaje lo debía
dar a conocer, pero ella era tímida y de salud frágil, por lo que no se animaba. Cuando por
fin se animó y dio a conocer ese primer mensaje, después vinieron muchos más en el trans-
curso de su vida.
Elena más tarde se casó con Jaime White y juntos realizaron muchos viajes misioneros. Su
vida no fue fácil, tenían escasez de dinero; además, muchas veces tuvo que dejar a sus hi-
jos confiando que personas amables y cariñosas los cuidaran para que ella fuera a predicar
a lugares lejanos y difíciles, por tren, por carretas jaladas por caballos, después lo hizo en
barco. No siempre el clima era bueno para viajar: algunas veces hacía mucho frío, también
estaban la nieve, la lluvia, de tal forma que le era imposible llevar a sus hijos con ella.
Un día Dios le dijo a Elena que su esposo debía escribir un pequeño periódico, que sería el
inicio para muchas publicaciones que vendrían después. Elena misma dedicó mucho tiempo
escribiendo, algunas veces muy temprano por la mañana o durante el día, en algunas oca-
siones enferma, pero siguió escribiendo lo que Dios le indicaba.
Aquí traigo algunos libros que ella escribió inspirada por el Espíritu Santo, con un mensaje
para el pueblo de Dios; todo con el fin de que cumplamos la misión de predicar el evangelio
y prepararnos para el cielo.
Elena, a pesar de haber sido muy enfermiza, llegó a vivir muchos años, los cuales dedicó a
dar el mensaje con sus palabras y escritos.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
30.	LA PEQUEÑA MISIONERA
Texto bíblico: “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicis-
teis“. Mateo 25: 40
Materiales: Biblia.
Desde niña Gladys Aylward tuvo un sueño, ser misionera. Había crecido en un hogar de
escasos recursos y lo más pronto que pudo se empleó en una casa para poder ayudar a
su familia y también ahorró para ir a la China, ya que como no era buena estudiante y no
avanzaba en aprender el mandarín (idioma de China) le negaron la oportunidad de enviarla
como misionera; así que sabiendo que una mujer misionera que se encontraba en aquel país
necesitaba una ayudante joven, ella decidió aceptar esa invitación.
Llegar hasta ese país no fue fácil, ya que había comenzado una guerra que le impidió
continuar la travesía en tren, la detuvieron los soldados, pero Dios usó a una mujer para
ayudarle a continuar su viaje hasta que por fin llegó a su destino.
La Sra. Lawson y ella abrieron una pequeña casa de hospedaje que tuvo mucha asistencia
por el buen servicio y buena comida que daban, pero el interés de ellas era que a través de
ese medio aprovecharan para hablarles de Jesús a los clientes.
Cuando Gladys quedó sola, debido al fallecimiento de la Sra. Lawson, no teniendo dinero
para sostenerse buscó trabajo y el gobierno le concedió uno: inspectora de pies. En ese
tiempo querían tratar de quitar la costumbre de que las madres vendaran los pies de las
niñas para que nos les crecieran: entre más pequeño el pie, eran más bonitas, bueno, eso
creían. Gladys visitaba los hogares de las familias chinas, y en una ocasión vio a una señora
que traía a una niña que se la vendió por nueve peniques; después recogió más niños, lle-
gando a tener más de cien niños y niñas a quienes debía mantener y enseñar del amor de
Dios.
Tristemente se inició la guerra donde ella vivía, y tuvo que huir de ese lugar con los niños
que cuidaba, que eran como cien, pues ya había enviado una parte con otros ayudantes.
Ella y los niños tuvieron que caminar mucho hasta que por fin llegaron a su destino, todos
cansados y hambrientos. Tanto había sido el esfuerzo de Gladys en el viaje, que llegando al
lugar se desvaneció y estuvo en cama por muchos días.
Regresó a su país para recuperarse, pero cuando quiso volver a China el permiso le fue
negado por el cambio de gobierno, entonces se fue a vivir a Taiwán. Gladys tenía en su co-
razón trabajar por los demás, dio lo mejor de su vida para contar a otros de Jesús. ¿Harás
lo mismo tú?
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
31.	 MENSAJERO DE LA SEGUNDA VENIDA
Texto bíblico: Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evan-
gelio y sanando por todas partes. Lucas 9: 6
Materiales: Biblia. Cuadro de la segunda venida.
Guillermo Miller desde pequeño vivió en un hogar donde se estudiaba la Biblia. Cuando
creció empezó a estudiarla por su cuenta y lo que le llamó mucho la atención fueron las
profecías. Profecía quiere decir: algo que va a suceder en el futuro. Le llamó la atención la
profecía más larga que se menciona en la Biblia, en el libro de Daniel.
Y cuando se puso a estudiarla se dio cuenta, según sus cálculos, que faltaba poco tiempo
para que Jesús viniera. Estaba emocionado por lo que había descubierto, pero ¿debía guar-
darlo solamente para él? Si Jesús venía pronto, otros debían saberlo.
Guillermo Miller no se animaba a comunicárselo a otras personas, pero le dijo a Dios que
si recibía una invitación a predicar, él aceptaría; como era una persona que no era cono-
cida como predicador, pensó que nadie lo iba a invitar. Un día, estando en su casa, llegó
una persona con una invitación para que predicara en su iglesia. Guillermo había hecho una
promesa a Dios: si recibía una invitación la aceptaría, así que no pudo rehusar porque tenía
que cumplir lo prometido.
Con la primera invitación a predicar ya no pudo detenerse, porque le empezaron a llegar
muchas más invitaciones; tenía que viajar de una ciudad a otra y las personas se reunían a
escucharlo. El país se conmocionó al saber este mensaje de que Jesús venía muy pronto, y
muchos empezaron a prepararse; pero como siempre sucede, no todos creyeron y se bur-
laban de los creyentes, porque estaban seguros de que Jesús no iba a venir.
Entre más se acercaba la fecha que habían fijado para la venida de Jesús, los que lo es-
peraban estaban muy felices porque por fin estarían con el Salvador, ya no estarían en este
mundo lleno de problemas y dolor.
La fecha llegó, y Jesús no vino. ¡Qué chasco! ¡Qué tristeza! La gente que se burlaba había
tenido miedo de que en realidad fuera cierto lo que se anunciaba; pero cuando Jesús no
llegó, se burlaron mucho más. Algunos de los que se habían preparado para encontrarse
con Jesús se desanimaron, pero otros se mantuvieron firmes, creyendo que había alguna
equivocación a su interpretación.
Jesús viene muy pronto, la Biblia lo dice. Su promesa se va a cumplir, debemos creerla y
compartirla. ¿Quieres contar tú también de Jesús?
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
32.	 LAS HERRADURAS AYUDARON A JOHN
Texto bíblico: “Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los
enfermos”. Lucas 9: 2
Materiales: Biblia. Herradura.
¿Tienes algún hermano o hermana? Sí, o no, bueno, antes las familias tenían muchos hi-
jitos. John Loughborough creció en una familia con cinco hermanitos más, así que esa era
una casa muy alegre con tantos niños. Él deseaba llegar a ser un pastor, aunque no se ani-
maba porque era muy joven; pero cuando se enfermó le prometió a Dios que si lo sanaba
sería un predicador.
Dios lo sanó y John quiso cumplir su promesa, pero no tenía ropa, ¿qué hacer? Tampoco
tenía dinero para comprarla, así que un vecino de él se dio cuenta y, aunque era un hombre
muy alto, le dio unos pantalones que le quedaron grandes y los tuvo que cortar 18 cm. para
que le quedaran; su hermano le dio un saco, y así John se sentía contento con ese ajuar,
entonces se dedicó a predicar.
John llegó a ser además de predicador un escritor de libros para la iglesia, pero le costó
dedicarse por completo al servicio de Dios porque tenía dudas de cómo mantener a su fa-
milia, y quiso continuar con el negocio que poseía, pero no le fue bien.
En una ocasión tenía solamente tres centavos en su bolsillo. ¡Sí, tres centavos! Su esposa
le comentó que no tenía hilo ni cerillos. Entonces John sacó los tres centavos, y le dijo:
-Querida, por favor solamente gasta dos centavos porque no quiero quedarme sin tener
algo de dinero en mi bolsillo.
Cuando la esposa escuchó eso se puso muy triste y se fue a su cuarto a llorar. ¿Cómo le
iban a hacer para sobrevivir?
Un rato después la señora Loughborough salió a comprar lo que necesitaba, cuando ella
todavía no regresaba llegó un señor a pedirle a John que le hiciera varias herraduras, pues
ese era el negocio a que se había dedicado por mucho tiempo y no había estado funcionan-
do. El Ptr. Loughborough se sorprendió ante un pedido tan grande, con el cual pudo recibir
treinta dólares de ganancia. ¡Treinta dólares! Sí, para ese tiempo era una gran cantidad de
dinero.
Después que su esposa regresó de la tienda el esposo le contó lo que había pasado en su
ausencia, y ella ahora lloró de agradecimiento. De allí en adelante el Ptr. Loughborough dejó
su negocio de herraduras y se dedicó por completo a la predicación de la Palabra de Dios,
nunca más dudó del Señor; estaba seguro de que supliría lo que les hiciera falta.
Confía en Jesús, va a suplir tus necesidades y te ayudará a ser un pequeño misionero para él.
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Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil
33.	 EL HOMBRE QUE AMÓ A LOS HUÉRFANOS
Texto bíblico: Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicis-
teis. Mateo 25: 40
Materiales: Biblia.
Jorge Müller fue un hombre de oración, un gran predicador, y amó mucho a los niños que
no tenían padres. Él vivió en Inglaterra hace mucho tiempo y sintió el llamado de crear un
orfanato, se lo pidió a Dios, el dueño de todas las riquezas. Confiaba en que iba a tener sufi-
cientes recursos para mantener a los niños que llegaran a su orfanato. Pero, ¿cómo hacerlo?
A través de la oración. El pastor Müller era un hombre de oración, y confiaba en que Dios
iba a suplir lo que le faltaba.
Cuando inició con su orfanato le llegó ayuda de diversas partes y de diferentes personas,
unas dispuestas a cuidar de los niños, otros regalando muebles, o alimentos, todo lo que era
necesario. Los huérfanos que llegaban a su orfanatorio eran bienvenidos, nunca le dijo que
no a ninguno, aunque no tuviera lo necesario para darle, porque el pastor Müller confiaba en
que Dios le daría lo necesario para ayudar a los niños que iban en busca de ayuda.
No se preocupaba por la comida, todo se lo dejaba a Dios. Una noche, teniendo a un ami-
go que lo visitaba en el orfanato, cuando todos se acostaron lo invitó a orar con él para pe-
dir a Dios que le enviara alimento para el desayuno; no era ni para una, ni para dos, ni para
cien personas, ¡sino para más de dos mil personas!, entre niños y voluntarios que ayudaban
en el orfanato.
Oró el pastor Müller con su amigo, y se acostaron tranquilamente. Al levantarse el desayu-
no estaba listo, no supieron de dónde había venido la ayuda. Pero la persona que envió el
alimento para el desayuno -y para todo un mes completo- contó que Dios lo había desper-
tado para que se levantara y llevara alimento al orfanato en ese mismo momento; aunque
no quería levantarse, la impresión fue tan fuerte que tuvo que hacerlo. Lo contó a una per-
sona, bajo la promesa de que no se mencionara el nombre del donador.
El Ptr. Müller no solamente ayudó a que los niños conocieran a Jesús, sino que ayudó a
sostener misioneros en otras partes del mundo. Fue un misionero que dedicó su vida a ayu-
dar a los huérfanos y apoyar las misiones en el extranjero.
Nosotros también podemos apoyar, ayudando a los necesitados y con nuestras ofrendas
para enviar misioneros a predicar. De diferentes formas podemos contar de Jesús a otros.
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  • 1. Sícontaré de Jesús Historias para el rincón infantil Noemí Gil Gálvez
  • 2. Gratitud A nuestro buen Dios por su inspiración para escribir SÍ CONTARÉ DE JESÚS, pues Él ha respondido a mis oraciones. A la Mtra. Thelma Park por darme la oportunidad de preparar este material. A la Dra. Mirtle Penniecook, que se tomó el tiempo de leer las historias y dar sugerencias oportunas. A la Mtra. Marcia Elizondo Smith, por sus sabias recomendaciones en asuntos técnicos. Dedicatoria A todos los pequeños misioneros que aman a Jesús y desean darlo a conocer. La autora, Mtra. Noemí Gil Gálvez
  • 3. Apreciables Maestros(as): Tienen en sus manos el material para el rincón infantil SÍ CONTARÉ DE JESÚS, cuyo pro- pósito es enfatizar la misión que tenemos como iglesia. La tarea debe ser terminada para que el Señor regrese por nosotros; y los niños, en su tierna edad, son receptivos al mensaje que deben compartir. El material SÍ CONTARÉ DE JESÚS se divide en dos clases de historias: 1. De 1-40 son historias de misioneros, la mayor parte en el extranjero, algunas historias bíblicas e historias verídicas de niñas y niños misioneros. 2. De 41-52, estas historias se relatarán para el sábado que se predique sobre Mayordo- mía, es una historia por mes. Cada historia incluye dos actividades, señaladas por la numeración y se encuentran en la segunda parte: una para la edad de niños primarios, y la otra para los niños de jardín. Se sugiere que al contar cada historia se imprima la foto del misionero con algunos datos importantes, con ellas podrá hacer una “Galería de misioneros” que debe colocar en un lu- gar visible para que tanto niños como adultos puedan conocerlos y sepan que las historias que se narran en el rincón infantil son verídicas. Para la iglesia que tenga el equipo de proyección, prepare con tiempo una presentación para que se proyecte en Power Point con imágenes del misionero de la historia que corres- ponda a ese sábado, objetos, mapas o lugares especiales, para que la historia sea más clara y real. Si tiene la facilidad de conseguir vestimenta del lugar que se menciona en la historia, ya sea que la use quien la narra, podría cambiar un poco la historia y contarla en primera persona, o también invitar a alguien más y entrevistarlo. Pero recuerde que todo esto debe estar muy bien calculado en cuanto al tiempo, porque solamente tiene máximo 6 minutos para todo (incluyendo historia, llegada y regreso de los niños a sus asientos). Recuerde que el momento para el rincón infantil es el más esperado por los niños, pues los hace sentir importantes en el culto al tomárseles en cuenta; además, esta clase de historias ayudan al niño a crecer espiritualmente, no permita que se elimine por falta de tiempo. Como encargado(a) de este momento escoja a las personas adecuadas para relatarlas, que dominen bien la historia y sigan las indicaciones antes expresadas. Algo que se men- ciona en cada historia, entre los materiales requeridos para ilustrarla, es la Biblia. Siempre se debe pasar con ella para mostrarla y para leer el texto bíblico del día. Que la persona que relate la historia sea entusiasta, sepa modular la voz adecuadamente y su vestimenta sea sencilla, limpia y de acuerdo a nuestros principios. Estimule la reverencia en el ir y venir al lugar donde se representa la historia. Si el grupo es numeroso, que estén personas listas -diáconos, diaconisas, padres, madres, maestras- para auxiliarle.
  • 4. Con tiempo prudente saque copias de las actividades, a los niños les gustará realizarlas. Puede tener lápices o colores para prestar, y recogerlos a la salida. Mi oración es que el Señor sea con ustedes en el uso del rincón SÍ CONTARÉ DE JESÚS, que las historias motiven a los niños y a los adultos a cumplir nuestra misión que es: Predi- car el evangelio. ¡Bendiciones! Noemí Gil Gálvez IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA UNIÓN MEXICANA INTEROCEÁNICA Directora de Ministerio Infantil y del Adolescente: Mtra. Thelma Park Autora: Mtra. Noemí Gil Gálvez Asesora pedagógica: Dra. Mirtle Penniecook Asesora técnica: Mtra. Marcia Elizondo Smith Redacción: Teresa Quinto Diseño de portada y diagramación: José Fabián Ilustraciones: Tomadas con permiso de los libros Pequeñas historias para los niños, tomos I, II
  • 5. Índice 1. El apóstol de los indios …………………………………………………………………………………………………………………………….…6 2. Un niño misionero …………………………………………………………………………………………………………………....................……7 3. Padre de las misiones modernas ………………………………………………………………………………………........................…8 4. ¿Conoces de Jesús? ………………………………………………………………………………………………………………................………9 5. La primera misionera adventista ……………………………………………………………………………………….......................…10 6. El apóstol de los gentiles …………………………………………………………………………………………………………………......……11 7. La India no, Birmania sí …………………………………………………………………………………………………………………….........…12 8. El libro que brillaba ……………………………………………………………………………………………………………………................…13 9. Pandita Ramabai …………………………………………………………………………………………………………….....................…………14 10. Más misioneros para África …………………………………………………………………………………………………………....…………15 11. El padre de la obra misionera ……………………………………………………………………………………………………………..……16 12. Un pequeño predicador …………………………………………………………………………………………………………………….......…17 13. El hombre que amó África …………………………………………………………………………………………………………………..……18 14. Aceptó el llamado de Dios ……………………………………………………………………………………………………………………..…19 15. Cumplió su misión …………………………………………………………………………………………………………………….................…20 16. El primer misionero adventista en el extranjero ……………………………………………………………………………………21 17. Misionero entre caníbales …………………………………………………………………………………………………………………....……22 18. Dos niñas misioneras ………………………………………………………………………………………………………………............………23 19. El médico misionero en África ……………………………………………………………………………………….........................…24 20. Bety sí contó de Jesús ………………………………………………………………………………………………………….........……………25 21. El joven rico que sí lo vendió todo ………………………………………………………………………………………………...………26 22. El capitán …………………………………………………………………………………………………………………………………………………..…27 23. Un joven misionero …………………………………………………………………………………………………………………................……28 24. Salvado para predicar …………………………………………………………………………………………………………………..........……29 25. Sergio, el maestro ……………………………………………………………………………………………………………………..................…30 26. El apóstol de la oración ……………………………………………………………………………………………………………………........…31 27. Educada para servir ……………………………………………………………………………………………………………………..............…32 28. De maestro a predicador …………………………………………………………………………………………………………………....……33 29. Helena Harmon …………………………………………………………………………………………………………………….......................…34 30. La pequeña misionera ……………………………………………………………………………………………………………………..........…35 31. Mensajero de la segunda venida ………………………………………………………………………………………......................…36 32. Las herraduras que ayudaron a John ………………………………………………………………………………………….............37 33. El hombre que amó a los huérfanos ……….………………………………………………………………………………........………38 34. Un niño colportor ……………………………………………………………………………………………………………………...................…39 35. Predicando en tierras lejanas ……………………………………………………………………………………............................……40 36. Tenía que hablar de Jesús ……………………………………………………………………………...................................……………41 37. El pescador de hombres ……………………………………………………………………………………......................................……42 38. Operación China ……………………………………………………………………………………………………………………....................…43 39. Predicó por mucho tiempo ……………………………………………………………………………………….................................…44 40. El más grande misionero …...............………………………………………………………………………………......................………45 41. Valió la pena correr ……………………………………………………………………………………………………………………...............…46 42. Sabía aprovechar el tiempo ………………………………………………………………………………………………………..……………47 43. Un niño con talento musical ……………………………………………………………………………………………………………....……48 44. Fiel en lo poco y en lo mucho ……………………………………………………………………………………………………...…………49 45. Una ofrenda para las misiones ………………………………………………………………………………………..........................…50 46. Aprendió a escoger sus alimentos ……………………………………………………………………………………...................……51 47. El ruiseñor sueco ……………………………………………………………………………………………………………………....................…52 48. Desde niño dedicado a Dios ………………………………………………………………………………………………………………….…53 49. Un hombre generoso ……………………………………………………………………………………………………………………............…54 50. No quería dar su diezmo ………………………………………………………………………………………………………………….....……55 51. Prometió y cumplió ……………………………………………………………………………………………………………………...............…56 52. Un pueblo generoso ……………………………………………………………………………………………………………………..............…57
  • 6. 6 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 1. EL APÓSTOL DE LOS INDIOS Texto bíblico: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y tam- bién al griego”. Romanos 1:16 Materiales: Biblia. Un penacho o vestimenta de indio. ¿Han visto alguna vez a un indio? Algunos usan una linda vestimenta muy diferente a la nuestra (mostrar la que llevas). La historia que les voy a relatar nos habla de un misionero a quien le apodaron “el apóstol de los indios”. Hace muchos años, en un lugar de Inglaterra nació un niño al que llamaron John Eliot, cuando creció fue inspirado por un pastor para dedicarse a predicar y se preparó para ello. John no duró mucho tiempo viviendo en Inglaterra y decidió viajar a los Estados Unidos, donde se quedó a vivir y a trabajar como pastor. Además de atender sus deberes con sus feligreses, al darse cuenta de la existencia de indios americanos se interesó en ellos y llegó a la conclusión de que también debían conocer el evangelio, pues Jesús también había dado su vida por ellos. Pero, ¿cómo hacerlo? Los indios hablaban otra lengua muy diferente a la suya, pero eso no fue un impedimento para John, si no conocía su idioma tendría que aprenderlo, porque nada debía impedir sus planes de evangelizarlos; así que dedicó parte de su tiempo a estu- diar esa lengua ayudado por un indio que había aprendido el inglés al trabajar en casa de una familia inglesa. John tardó dos años en aprender y estuvo listo para predicarles a los indios. La primera vez que John predicó en el idioma de los indios lo hizo muy bien, solamente cuando iba a orar prefirió hacerlo en inglés. John -o Juan para nosotros- siguió predicándo- les a los indios aunque no fue fácil que aceptaran su mensaje, pasó tiempo hasta que pudo despertar su interés. John vio la necesidad de enseñarles algunas cosas más que no sabían, como tener sus casas y su ropa limpia, también se interesó en que aprendieran algún oficio. El ministerio con los indios requería ayuda económica y pronto empezó a recibirla, con al- gunos voluntarios que fundaron escuelas especiales para los indios. Como no había material para que los indios pudieran leer en su lengua, John, que la había aprendido muy bien, se puso a escribir materiales que les fueran útiles, así como el Nuevo Testamento, y más tarde la Biblia entera. Fue la primera Biblia impresa en América. John Eliot llegó a conocerse como el “apóstol de los indios”. Dedicó toda su vida a con- tar de Jesús. Tú también puedes dedicar tu vida a contar a otros de Jesús, no importa que ahora seas una niña o un niño. ¿Te animas?
  • 7. 7 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 2. UN NIÑO MISIONERO Texto bíblico: “Entre tanto que voy; ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”. 1 Timoteo 4:13 Materiales: Biblia. Un cuadro de una abuelita con su nieto. Hay personas, adultos y niños, a quienes les gusta asistir a la iglesia, así como a nosotros ahora que estamos aquí, ¿verdad? Pues Héctor es un niñito de cinco años, le gusta asistir a la iglesia como a ustedes y le encanta la Escuela Sabática, ya que cada sábado la maestra le enseña lindas historias que hablan del amor de Jesús. En su casa, todos los días su mamá y su papá le enseñan también las historias de la Biblia. Todo lo que aprende quiere com- partirlo con otros. Él no tiene hermanitos, pero tiene una gran familia y no todos conocen al Salvador del mundo. A su abuelita María no le gusta que los adultos le hablen de la Biblia, pero Héctor le dice: “Abuelita, quiero cantarte este cantito que aprendí en la iglesia”. Ella deja que su nieto le cante y lo escucha, porque lo quiere mucho y no se atreve a decirle que no. De esa manera la abuelita está aprendiendo poco a poco de Jesús, por medio de un niñito. Hace tiempo la abuelita María fue a casa de Héctor y sus padres, a visitarlos. Por supuesto que todos estaban muy contentos con su visita, sobre todo su nieto, Héctor. La pregunta que se hacían era si al ir a la iglesia la abuelita iba a aceptar acompañarlos. Los días transcurrieron rápidamente, el viernes le avisaron a la abuelita que, al otro día, sábado, ellos irían a la iglesia y se sentirían muy contentos si los acompañaba. Cuando la abuelita respondió que los acompañaría, todos se pusieron muy felices. Ese sábado estaba la familia muy contenta porque les acompañaba la abuelita María. La familia espera que muy pronto la abuelita decida aceptar a Jesús por medio del mensaje que le da su nietecito. A Héctor también le gusta hablarles de Jesús a todas las personas que conoce, y lo hace por medio de los cantitos que aprende en la Escuela Sabática y en su casa, a los adultos les gusta escuchar a los niños cantar y dejan que Héctor les cante. Los cantos tienen un lindo mensaje y hay personas que pueden aceptar a Jesús por medio de ellos. Como ven, no necesitan ser grandes para ser misioneros. Muchas personas pueden apren- der a amar a Jesús si ustedes, ahora que son niños, les hablan de su amor y de su deseo de salvarlos. ¿Ustedes creen que pueden hacer lo que Jesús ordenó a todos sus discípulos? Sí, ¡hay que decirles a todos que Jesús los ama y viene muy pronto!
  • 8. 8 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 3. PADRE DE LAS MISIONES MODERNAS Texto bíblico: “Alabad a Jehová, invocad su nombre; Dad a conocer sus obras en los pueblos”. Salmo 105:1 Materiales: Biblia. Traje que usan las niñas de la India. Cuando era niño, a Guillermo le gustaba mucho estar en contacto con la naturaleza. Le gustaba disecar insectos y flores, y los coleccionaba. Todo esto le sirvió cuando creció y fue a tierras lejanas. A Guillermo también le gustaban mucho los libros. Su padre, que era profesor, le enseñó todo lo que pudo. Más tarde él continuó estudiando solo. Cuando tenía catorce años empe- zó a trabajar como zapatero, oficio que aprendió muy bien, y en la tienda donde trabajaba encontró algunos libros que pronto empezó a leer. Le gustaba aprender y leía cada libro que tenía en sus manos. Llegó a colocar en la pared que estaba enfrente de donde trabajaba un mapa del mundo en el que señaló los diferentes pueblos, idiomas y características de los habitantes. Confor- me trabajaba, volteaba a ver el mapa para recordar las necesidades de las personas de esos lugares. En esa época era muy difícil salir como misioneros, ya que la iglesia a la que pertenecía no estaba convencida de esa necesidad, y no tenían dinero para hacerlo. Con el tiempo, Gui- llermo convenció a los dirigentes y fue enviado a la India. Durante el viaje en barco aprendió el bengalí, uno de los idiomas de ese país. Cuando llegó a la India comenzó a predicar y cada vez venían más personas a escucharlo. Pronto se dio cuenta que era necesario tener la Biblia en el idioma de los nativos y deci- dió traducirla. ¿Quieren saber en cuántos idiomas Guillermo -o William Carey-, además del bengalí, pudo predicar? ¡En más de treinta idiomas! Y eso no fue todo, porque tradujo la Biblia a varios de esos idiomas. A Guillermo también le gustaba enseñar a los niños, sabía lo importante que era que desde pequeños aprendieran el amor de Dios. Además, como desde pequeño le gustaba mucho la naturaleza, estableció uno de los jardines botánicos más hermosos. Su sueño de jovencito se cumplió: de zapatero llegó a ser un gran misionero, predicando y traduciendo la Biblia para que muchos pudieran leerla. Nosotros debemos sentir el deseo de predicar el evangelio a aquellos que no conocen de Jesús. No necesitamos ir a la India, aquí donde vivimos hay mucha gente que no conoce al Salvador y podemos hablarles de su amor.
  • 9. 9 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 4. ¿CONOCES DE JESÚS? Texto bíblico: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Marcos 16:15 Materiales: Biblia, cuadro de Jesús. En la casa de la familia Ramírez todos los días tenían el culto familiar, estudiaban las histo- rias de la Biblia. A Uziel y a su hermanita les gustaban mucho esos momentos que pasaban en familia cantando, orando y estudiando. Uziel era el hermanito mayor, pero solamente tenía cinco años y ya iba a la escuela, donde pronto tuvo muchos amiguitos con los que jugaba y aprovechaba para comentarles sobre las historias de la Biblia que él aprendía en los cultos; siempre estaba interesado en que otros conocieran de Jesús. Algo que le gustaba mucho a Uziel era salir a caminar con su papá, con frecuencia salían juntos y paseaban por las calles de la ciudad. Cierto día el papá invitó a Uziel a salir porque necesitaba comprar algo; tuvieron que caminar por una calle del centro de la ciudad, en- traron a un negocio, allí Uziel vio a un joven que trabajaba en ese lugar, y le preguntó a su papá: -¿El joven conoce a Jesús? El papá, que sabía muy bien que a Uziel le gustaba hablar de Jesús a las personas, le res- pondió: -No conozco al joven, no sé si conoce a Jesús, pero si deseas tú mismo le puedes pregun- tar. -Sí -contestó Uziel-. Vamos, papá, quiero que tú me acompañes. Uziel y su padre se acercaron a donde estaba el joven trabajando; entonces el niño, muy valiente, le preguntó: -Joven, ¿conoces a Jesús? El joven dejó de trabajar, y se quedó mirando asombrado al niño que le había hecho esa pregunta que realmente no entendió, fue la oportunidad del papá de explicarle al joven lo que su hijo deseaba saber. El joven se quedó pensando lo que este niño le había dicho: “¿Conoces a Jesús?”. Sí… Valía la pena llegar a conocerlo como ese niño lo conocía. ¿Te atreves a preguntar a las personas si aman a Jesús? Si lo haces encontrarás que mu- chos ni siquiera han escuchado cuánto los ama Jesús, y esa es tu oportunidad de compar- tirles lo que la Biblia dice: que Jesús ama a todos y desea salvarlos. ¿Te atreves a hacerlo?
  • 10. 10 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 5. LA PRIMERA MISIONERA ADVENTISTA Texto bíblico: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arre- pentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 4:17 Materiales: Biblia. ¿Has pensado irte lejos, de misionero, para predicar de Jesús? A Maud no se le había ocurrido esa idea cuando era niña. Ella era una de los ocho hijos de la familia Sisley, que habían venido de Inglaterra para vivir en Michigan, allí conocieron la verdad del sábado y también a los esposos White, quienes los animaron a que se fueran a vivir a Battle Creek. Maud tenía solo quince años cuando empezó a trabajar en la casa publicadora. Conforme pasó el tiempo aprendió bien el trabajo, y al necesitarse ayuda en el ministerio de publicaciones en Suiza para apoyar al Ptr. Andrews fue enviada a ese lugar. En Suiza, Maud permaneció solamente dos años porque se le pidió regresar a su país para ayudar en otro ministerio, lo cual hizo con gusto. Poco tiempo después conoció al pastor Charles Boyd, con quien se casó y continuó su vida de misionera. Como matrimonio fueron los primeros adventistas en ser misioneros en Sudáfrica, allí permanecieron durante unos años muy difíciles para la familia, hasta que tuvieron que regresar debido a que la salud del esposo de Maud no era buena. Después de algunos años de estar en su país, el esposo lamentablemente descansó; pero Maud, todavía con salud y ánimo de seguir sirviendo, fue enviada a Australia a apoyar el nuevo colegio de Avondale que se había abierto hacía poco tiempo. Maud permaneció ayu- dando en el colegio por nueve años, ahí era tan grande la necesidad de personal que hizo de todo en lo que pudiera ser útil: enfermera, preceptora, maestra de Biblia. Siempre estuvo dispuesta a servir a Jesús en lo que se le pidiera. La vida de servicio de Maud fue muy larga, pues por sesenta años estuvo activa en di- ferentes responsabilidades; los últimos años fue maestra de Biblia en algunos lugares de Estados Unidos. Maud Sisley Boyd, que de joven decidió dedicar su vida para Dios, tuvo una vida útil en el campo misionero en el extranjero así como en su país. Jesús necesita que los niños y niñas se preparen y estén dispuestos a servirle de diferentes formas, pueden ser pastores, doc- tores, maestros, ingenieros. O en cualquier otra profesión u oficio pueden dedicar su vida a Jesús. ¿Quieres hacerlo tú?
  • 11. 11 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 6. EL APÓSTOL DE LOS GENTILES Texto bíblico: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Marcos 16:15 Materiales: Biblia. Varios sobres para cartas, cartas viejas, rollos y pluma para tinta china. ¿Han recibido alguna vez una carta? Antes eso se usaba mucho. Algunas venían en sobres, otras eran rollos. Pero era lindo recibir una carta con buenas noticias. En la Biblia vienen varias cartas que fueron escritas por el apóstol Pablo. Él fue un joven muy entusiasta que creía que lo correcto era perseguir a los seguidores de Jesús. Tanto era su afán, que un día se fue a Damasco con una orden para apresar a los cris- tianos. ¡Poco se imaginaba este joven que ese viaje cambiaría su vida! Saulo salió muy feliz con un grupo de personas que lo acompañaban hacia su destino, iba confiado en que iba a apresar a todos los seguidores de Jesús que se encontraban en Damasco; eso alegraría a los sacerdotes en Jerusalén. Aunque al principio había pensado que estaba equivocado en su forma de actuar, lo habían convencido de que estaba haciendo un bien. Poco antes de llegar a esa ciudad, cuando ya la divisaba a lo lejos, vio una gran luz que lo deslumbró, y se cayó del caballo. Enseguida escuchó una voz, ¡era nada menos que Jesús, que le hablaba! ¿Se imaginan escuchar a Jesús? ¿Cómo hubieran reaccionado ustedes? Jesús le dijo que al perseguir a los cristianos lo estaba persiguiendo a él. Saulo se asombró mucho al escuchar la voz de Jesús, pero le preguntó qué debía hacer. Jesús le ordenó que entrara en Damasco y allí se le diría, pero Saulo había quedado ciego y lo tuvieron que guiar. ¡Pobre Saulo!, qué diferente entró en la ciudad, era un humilde hombre al que sostenían para conducirlo. En Damasco, un hombre llamado Ananías fue a orar con él para que reco- brara la vista. A partir de allí Saulo, que más tarde se llamó Pablo, no persiguió más a los cristianos, y dedicó su vida a predicar las buenas nuevas de salvación. Pablo fue un incansable viajero. Aunque en la época en que vivió no había autos ni trenes, mucho menos aviones, aun así viajó mucho, a veces a pie, a caballo o en barco. Visitó mu- chas ciudades, en algunas lo recibieron bien y en otras no, pero eso no lo desanimó, porque sabía que tenía que contar de Jesús. El apóstol Pablo escribió varias cartas a algunas igle- sias, que contienen sabios consejos para nosotros, y las tenemos registradas en la Biblia. Contar de Jesús fue la misión del apóstol Pablo, ¿esa es la tuya también?
  • 12. 12 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 7. LA INDIA NO, BIRMANIA SÍ Texto bíblico: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”. Romanos 10:14 Materiales: Biblia. Almohada pequeña para meter la Biblia. Adoniram fue un niño muy listo, aprendió a leer a los tres años y sorprendió a su padre cuando lo escuchó leer un capítulo de la Biblia. En la escuela hizo progresos muy rápido, pero lamentablemente el amigo que tenía en la universidad influenció para que él se saliera de la iglesia. En una ocasión, en un viaje tuvo una experiencia muy triste que marcó su vida y que lo hizo volver de nuevo a Jesús. Leyó algunos libros de misioneros en el extranjero, entonces sintió también el deseo de ir a otra parte del mundo a predicar. Pasó el tiempo y por fin pudo embarcarse rumbo a la India junto con su esposa, pero cuando llegaron no permane- cieron mucho tiempo porque el gobierno no se los permitió. Entonces se fueron a Birmania, pero al llegar no podían comunicarse con las personas de allí porque ellos no hablaban el idioma de ese lugar. Adoniram y su esposa tuvieron mucha paciencia para aprender el nuevo idioma porque no había libros donde pudieran estudiarlo, y lo que hacían era señalar cada objeto, les decían cómo se pronunciaba y ellos repetían. Así que poco a poco aprendieron el idioma, eso era muy determinante, porque ¿cómo iban a poder predicar de Jesús? Cuando Adoniram aprendió ese idioma pensó que era muy importante que los birmanos tuvieran una Biblia, y se puso a traducir el Nuevo Testamento. Pero no todo estaba tran- quilo donde vivían, en una ocasión hubo un problema y los extranjeros -Adoniram y otros más- fueron llevados a la cárcel, donde los trataron muy mal. En una de las visitas de su esposa, Adoniram le pidió que le trajera el manuscrito del Nue- vo Testamento, pues temía perderlo. Cuando se lo llevó lo colocó en una almohada vieja y sin atractivo que ponía en su cabecera. Un día llegaron por él y lo sacaron de su celda para que ayudara a los demás presos, pero lamentó que no pudo sacar su almohada. Uno de sus conocidos, sabiendo de la existencia del manuscrito, logró entrar en la celda donde había estado Adoniram y encontró la almohada; como no era bonita no había llama- do la atención para que alguien se quedara con ella, así que el amigo la tomó y pudo salvar el manuscrito que más tarde se publicó. Por eso a la Biblia birmana le llaman también la Biblia de la almohada. Adoniram Judson trabajó muchos años, a veces muy enfermo, pero siguió adelante compartiendo el amor de Jesús y muchos lograron aceptarlo. Te invito a que tú también cuentes de Jesús.
  • 13. 13 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 8. EL LIBRO QUE BRILLABA Texto bíblico: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”. Tito 2:1 Materiales: Biblia. Cuando llegaron a la isla las dos jovencitas misioneras no podían entender lo que estaba pasando, los isleños estaban muy felices, cantando y bailando, no pararon de hacerlo hasta después de una hora. Cuando el piloto de la avioneta preguntó por qué estaban actuando así, el nativo le respondió que estaban muy felices porque sus hijos iban a aprender a leer. A la aldea que habían llegado las jóvenes misioneras el acceso estaba muy difícil, solamen- te era posible en avioneta. Ellas al estar allí tenían el propósito de enseñar a leer y escribir a los niños del lugar, además aprovechar para hablarles de Jesús. Una de las personas que no estaban de acuerdo con ellas era la esposa del cacique, quien les dijo a los demás que no confiaran en las misioneras. Las jóvenes llevaban algunos libros y le regalaron uno a la esposa del cacique, y aunque no sabía leer lo aceptó con gusto y lo puso sobre una mesa. Una noche despertó porque había una luz en su habitación, pronto identificó que era el libro que las misioneras le habían dado, lo tomó y el libro seguía bri- llando; en eso la luz aumentó porque se presentó un hombre alto y blanco que le dijo que lo que decían las misioneras era la verdad, que debían escucharlas y aceptar el mensaje que ellas traían. Al otro día la esposa del cacique reunió a los isleños y les comentó su experiencia de la noche anterior, les mencionó lo que le había dicho el personaje que se le apareció. Todos concluyeron que era un ángel del cielo que le había dado el mensaje. Los isleños se alegra- ron por la noticia, y el trabajo de las misioneras ese año fue mucho más fácil, ya que todos estaban deseosos de aprender no solamente a leer y escribir, sino sobre todo aprender del amor de Dios. Al terminar el año en que debían permanecer en esa isla, ya había algunos isleños que se habían bautizado y los demás seguían estudiando. Aunque las misioneras estudiantes te- nían que irse para continuar preparándose, llegaron en su lugar otros misioneros estudian- tes a suplirlas. Es hermoso el trabajo que realizan los misioneros, a veces son personas adultas que van con sus familias a lugares lejanos, otras ocasiones son jóvenes o señoritas que se están pre- parando para servir y dedican un año a hacerlo en tierras lejanas. Tú puedes prepararte para ser un misionero o misionera de Jesús.
  • 14. 14 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 9. PANDITA RAMABAI Texto bíblico: ” Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. Lucas 4:43 Materiales: Biblia. Aunque se le conoce como Pandita Ramabai, su verdadero nombre era: Saravasti Rama- bai. Creció en una familia de muy buena posición económica, su padre pertenecía a la casta más noble de la India, y ella tuvo la oportunidad de estudiar y conocer muy bien la religión hindú pues su padre era sacerdote. Lamentablemente, con el tiempo su familia lo perdió todo y quedaron muy pobres, pero Saravasti no se desanimó; aunque había probado la co- modidad, al vivir en la pobreza demostró realmente quién era y lo que deseaba hacer. Saravasti siguió preparándose y más tarde decidió irse a vivir a Calcuta, donde se dedicó a dar conferencias y los hombres hindúes importantes la llamaron por primera vez Pandita, que quiere decir “Docta” o erudita (persona bien preparada), palabra que se usaba sola- mente en los hombres que adquirían mucho conocimiento, pero por primera vez se lo dije- ron a una mujer en la India. Saravasti, o Pandita, estando en Calcuta llegó a conocer a Cristo y por seguirlo dejó su religión hindú; eso no les gustó nada a sus antiguos amigos que profesaban esa religión, y aunque su vida no fue fácil debido a ese cambio, Pandita hizo de la oración una herramienta de poder y dedicó sus esfuerzos principalmente para ayudar a la mujer en su país. A Pandita de pequeña le daba tristeza observar la condición de la mujer en la India, ob- servaba cómo eran tratadas, así que cuando tuvo oportunidad viajó al extranjero para dar conferencias y hacer conocer la situación de la mujer en su país. De esa manera ella reunía fondos que usó para establecer centros donde alojaba a las mujeres viudas, o niñas; además de proveerles alimento, vestido, casa, se les enseñaba a leer y escribir, pero sobre todo les enseñaba del amor de Dios, que era lo más importante de todo su ministerio. Como no había Biblia en la lengua marathi, la más hablada en la India, se propuso traducir- la; pero primero tuvo que aprender el hebreo y el griego, eso fue lo que hizo en sus últimos años de vida. Pandita Ramabai fue una mujer que en su propio país dedicó su vida a servir para dar a conocer a Jesús, deseó que otras mujeres, principalmente, también lo conocie- ran porque de esa forma en sus hogares podían ser una buena influencia para sus familias. Jesús desea que tú también seas una bendición para los demás, como lo fue Pandita.
  • 15. 15 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 10. MÁS MISIONEROS PARA ÁFRICA Texto bíblico: “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”. Romanos 10: 1 Materiales: Biblia. Imagen de una aldea africana. Robert Moffat nació en una familia muy pobre pero muy religiosa, desde pequeño él apren- dió a amar a Jesús. Como en su casa no tenían dinero para enviarlo a la escuela se dedicó a ser jardinero, más tarde pidió ser enviado de misionero a algún país extranjero, una socie- dad misionera aceptó su solicitud y lo prepararon para ello. Pronto fue enviado a Sudáfrica, donde con sus enseñanzas un jefe de una tribu muy peligrosa se convirtió al cristianismo. Moffat no vivió en un solo lugar, sino en varios, tratando de extender su ministerio y esta- bleciendo misiones. La vida de un misionero, más en aquel tiempo, era muy difícil, él pasó por muchas dificultades. Se cuenta que en una ocasión no pudo beber agua porque no la había, su boca se le secó y no pudo hablar. A veces no encontraba qué comer y se amarra- ba el estómago para no sentir hambre. Pero toda esta clase de problemas no desanimó a Moffat ni a su esposa, sino que al contrario, sabían que Dios estaba con ellos y continuaron enseñando a los africanos más del amor de Dios. Moffat y su esposa Mary tuvieron varios hijos, y la hija mayor se casó con el gran misionero David Livingstone. Otros hijos fueron misioneros también, porque los padres sembraron la semilla en el corazón de ellos con su vida de servicio a los demás. Moffat desarrolló varias habilidades, además de ser un buen jardinero, agricultor, herrero, carpintero, escritor y tra- ductor; esto último lo tomó como otro desafío, ya que al estar en ese lugar tan apartado y saber que los habitantes no tenían Biblia se puso a traducirla en el idioma que ellos habla- ban. Después de haber permanecido por 55 años en tierras africanas decidieron regresar a su país de origen, Inglaterra, y los últimos años de su vida se dedicó a hablar de las necesida- des que tenían los africanos. Visitó a la reina Victoria para hablarle de esas tierras, y motivó a muchos jóvenes para que dedicaran su vida a la predicación de la Palabra, además de reunir fondos para poder pagar a los misioneros y tener más publicaciones. Dios en todo tiempo ha necesitado de hombres y mujeres que sean sus misioneros en tie- rras lejanas, pero también los niños lo pueden ser. Y no tienen que salir de su casa: allí donde tú vives, en la escuela, con tus amigos, puedes contarles de Jesús. ¿Te animas?
  • 16. 16 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 11. EL PADRE DE LA OBRA MISIONERA Texto bíblico: “Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”. Hechos 13: 47 Materiales: Biblia. Manual de bautismo. ¿Algunos de ustedes conocen este manual? (Muestren el manual) Su contenido es varios estudios de la Biblia, con preguntas y citas bíblicas. Todos antes de bautizarnos debemos estudiarlo. Les voy a contar quién inició esta clase de estudios bíblicos. Sthephen N. Haskell se dedicaba a fabricar jabón y venderlo, pero conoció a Jesús a través del hermano José Bates, decidió dejar su negocio y se dedicó a ser un pastor. Llegó a ser conocido como el padre de la obra misionera. En ese tiempo que vivió no había suficientes predicadores de la iglesia adventista, así que él se puso a entrenar a hermanos laicos para que también se dedicaran a predicar, después fundó una de las primeras escuelas que to- davía existen. En una ocasión, en una reunión donde se encontraba Elena de White, ésta habló a los pre- sentes y les dijo que debía haber menos predicación y más enseñanza; en otras palabras, debían realizarse estudios con las personas. Pasó el tiempo, y de nuevo en otra reunión a la que el Ptr. Haskell asistió también estaba la Sra. White; cuando le tocó hablar ella volvió a mencionar lo importante que era enseñar la Palabra de Dios a las personas, no solamente predicarla desde el púlpito. Al Ptr. Haskell esto le llamó la atención e invitó al hijo de la Sra. White a que lo acompañara para orar, no entendía bien lo que ésta había dicho, pero deseaba que Dios lo iluminara para ver si podía hacer algo al respecto. Los dos pastores oraron, y luego el Ptr. Haskell le dijo al Ptr. Willy White: “Voy a probar con la idea que tengo”. Así que una mañana, en una de las reuniones, el Ptr. Haskell empezó a hacer preguntas a los hermanos y les pidió que buscaran la respuesta en la Biblia. Pasó un rato, empezó a llo- ver y como llovía tan recio los hermanos no quisieron salir, entonces el Ptr. Haskell continuó haciendo preguntas y todos buscaban las respuestas en sus Biblias, hasta que en esa activi- dad pasaron dos horas sin sentirlas. Los presentes estaban entusiasmados con la forma de estudiar la Palabra de Dios y pidieron que se siguiera haciendo de esa manera. La idea se fue adoptando rápidamente en todo Estados Unidos, y después más allá. Los estudios bíblicos fueron un éxito para ganar almas, y lo son todavía. Dios usó al Ptr. Haskell para hacer los primeros estudios bíblicos, también te puede usar a ti; aunque todavía eres pequeño, ora pidiendo que él te indique cómo hacerlo.
  • 17. 17 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 12. UN PEQUEÑO PREDICADOR Texto bíblico: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evan- gelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo”. 1 Corintios 1: 17 Materiales: Biblia. Imagen de un niño predicador. Los niñitos como ustedes, aunque están pequeños, pueden hacer muchas cosas que ha- cen las personas adultas. Por ejemplo: contar historias, cantar, visitar enfermos, ayudar a los niños con su tarea, y por supuesto, predicar. ¿Qué es un niño o niña predicador? Un niño que se prepara y quiere compartir la Palabra de Dios con los demás. ¿Les gustaría ser niños y niñas predicadores? Díganles a su papá o a su mamá que les enseñen, también sus maestros en la iglesia les pueden enseñar a predicar. A Jesús le agrada que los niños participen en dar a conocer el evangelio porque así muchos adultos, y también niños, podrán conocer del Salvador. La familia Acosta no tiene mucho tiempo de conocer a Jesús y de su pronta venida. Ellos son miembros muy activos en la iglesia donde asisten. Alejandro es el hijo mayor y Eli es la hijita menor. Sus padres, desde que empezaron a asistir a la iglesia y aceptaron el evangelio, han enseñado a sus hijos a participar en todas las actividades para los niños. Alejandro es un niño dispuesto a ayudar; es un pequeño diácono, pero además es un niño predicador. Pero, ¿cómo es que Alejandro se interesó en predicar? Cuando empezaron a asistir los sábados a la iglesia, le llamaba la atención lo que predicaban. Después, cuando llegaba a su casa se ponía a repetir lo que había escuchado. Al estudiar la Fe de Jesús (muestre una), el manual con lecciones para conocer mejor la Biblia, cada vez que aprendía una lección la convertía en un sermón. Alejandro se bautizó y le dijo al pastor que le diera la oportunidad de predicar, entonces lo pusieron en el calendario de predicadores en los cultos de noche; desde entonces él par- ticipa predicando. Se aprende los temas fácilmente de memoria y ahora los prepara por sí mismo. No solamente quiere ser él un niño predicador, ahora le está enseñando a su herma- nita para que ella también lo sea. Quiero animarles para que les pidan a sus padres y maestros de la iglesia que les enseñen a predicar. Muchos conocerán a Jesús cuando ustedes como niños les prediquen. ¿No te parece maravilloso que puedas contar de Jesús, para que otras personas también lo conoz- can?
  • 18. 18 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 13. EL HOMBRE QUE AMÓ ÁFRICA Texto bíblico: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Juan 15: 13 Materiales: Biblia. Imagen de un niño de África, o un invitado especial con la vestimenta típica. David Livingstone era un muchacho estudioso, utilizaba bien el tiempo para leer, más tar- de se preparó como médico. Cuando iba por primera vez al África, se hizo amigo del capi- tán del barco que lo llevaba, el capitán lo invitó para que dirigiera los cultos a los tripulantes, lo cual aceptó con gusto. Además, mientras continuaba en el viaje Livingstone aprovechó el tiempo aprendiendo cómo orientarse conociendo la posición de la luna y las estrellas, conocimiento que le sirvió más tarde para orientarse en sus viajes misioneros. Livingstone estuvo muchos años de misionero en África, allí sufría al ver cómo las perso- nas de raza blanca se llevaban a los hombres de raza negra encadenados como esclavos para venderlos en otros países. Le dolía ver que lo único que les interesaba era el dinero, en vez de ayudar a esa pobre gente que vivía en gran pobreza y sobre todo sin conocimiento de Dios. Por eso su trabajo misionero no fue fácil, tuvo dificultades con las personas de su raza y aún con la gente de raza negra, pues éstos se espantaban cuando veían a un hombre blanco. En aquel tiempo en que él vivió la vida era muy difícil en aquellos lugares, era muy fácil enfermarse y había muchos peligros por los animales feroces y por algunas personas, pero David Livingstone seguía animado en su trabajo, deseaba que muchos conocieran del amor de Dios. Él quería ayudar a esa pobre gente a que tuvieran una vida mejor en esta tierra, pero sobre todo a que se prepararan para el cielo, aunque él podría haber vivido muy có- modamente en Inglaterra, pues era médico, además era muy famoso en su país y se le con- sideraba una persona muy importante. Cuando Livingstone llegaba a una aldea, trataba de aprender la lengua y las costumbres del pueblo y por las noches alrededor de la fogata aprovechaba para hablarles de Jesús. Muchos africanos cambiaron su vida, cuidando de su salud, de sus casas, de sus familias, pero sobre todo aprendieron a amar a Jesús. Livingstone pasó muchos años en África, un tiempo lo acompañó su esposa que fue hija de Robert Moffat, quien había sido quien lo había animado para ser misionero en África en vez de China, como al principio pensaba Livingstone. David Livingstone fue un gran explorador en tierras africanas, pero lo más importante: fue un evangelizador de quienes no conocían a Jesús.
  • 19. 19 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 14. ACEPTÓ EL LLAMADO DE DIOS Texto bíblico: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” Tito 2:1 Materiales: Biblia. La inquieta Anna creció en una familia numerosa, muy pobre pero muy trabajadora. Poco a poco la familia pudo obtener un buen pedazo de tierra, que cultivaban; Ana aprendió muy bien a guiar el arado para ayudarle a su mamá. Anna desde pequeña tuvo interés de aprender, pero en su tiempo era muy difícil que una niña de raza negra asistiera a la escuela con los niños de raza blanca, así que se propuso aprender a leer y escribir buscando trabajo en una casa y allí mismo, al terminar sus tareas, la señora de la casa le enseñaba a leer y escribir. A Anna eso le emocionaba. Conforme fue creciendo su anhelo de aprender fue en aumento. Un día descubrió que podía solicitar un material por correo, y fue entonces que empezó a recibir literatura ad- ventista; se dio cuenta de que lo que decía estaba basada en la Biblia y decidió guardar el sábado. Su madre se enojó porque ya no trabajaba en ese día, la corrió, y ella decidió mejor irse de la casa con una familia adventista. Tiempo después Anna fue a estudiar a uno de nuestros colegios, se preparó como enfer- mera y decidió regresar a su tierra porque, aunque era Estados Unidos, esa parte del país era considerada tierra misionera. Cuando regresó a su casa la recibieron muy bien y le ayu- daron, entre otras personas, a construir una escuela donde pudo enseñarles a los niños de su raza a leer y escribir, también algunos adultos aprovecharon para aprender. Un día invitaron a Anna a una reunión grande de la iglesia adventista, allí escuchó que en la India había necesidad de misioneros y decidió ir para ayudar. En ese país, además de enseñar la Biblia, ayudó a los enfermos a curarse, hasta les sacó dientes a los que necesita- ran. La vida era difícil en ese lugar, y tuvo que aprender a depender más de la oración y del estudio de la Biblia. Años después le llegó una carta de su tierra, diciéndole que debía regresar, pues ellos también tenían muchas necesidades. Anna Knight regresó a seguir enseñando en la escuela y fue una gran educadora reconocida por la iglesia. Anna se preparó para ayudar a quienes lo necesitaran. Tú también, ¡prepárate para que puedas ser un misionero de Jesús!
  • 20. 20 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 15. CUMPLIÓ SU MISIÓN Texto bíblico: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el de- sierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3: 1 Materiales: Biblia. Una tablilla hecha de plastilina o de yeso, para que se escriba JUAN. ¡Qué felices estaban Zacarías y Elizabet con la llegada de su bebé! Habían esperado tanto tiempo y ahora, aunque estaban ya grandes de edad, Dios había hecho el milagro de enviar- les el bebé que un ángel le había anunciado a Zacarías y le había dicho cómo se llamaría. Zacarías había quedado sorprendido por la visita del ángel mientras él oficiaba en el tem- plo, y al escuchar el mensaje no creyó, como consecuencia quedó mudo hasta que el bebé nació. Cuando el bebé nació los familiares y vecinos sugerían que debía llamarse Zacarías como su padre, pero Elizabet dijo que no, su nombre sería Juan. A las personas no les parecía que se llamara así porque no había ese nombre en la familia, pero se les ocurrió preguntarle a Zacarías; él pidió una tablilla (muestre la que lleva y escri- ba Juan) -no había cuadernos como los de ahora- para escribir el nombre, y escribió: JUAN. En ese momento empezó a hablar y alabar a Dios. Los que estaban presentes se asombra- ban, y se preguntaban quién sería ese niño. El tiempo pasó, el pequeño Juanito fue creciendo. Fue un buen hijo, un niño obediente, aprendió las enseñanzas de las Sagradas Escrituras por sus mismos padres y le dijeron cuál sería su misión en este mundo. Sí, porque Dios mismo les había dicho que sería quien pre- parara el camino para el Mesías, sería llamado profeta del Altísimo. Juan creció pensando que era un privilegio haber sido escogido por Dios desde antes de nacer para preparar el camino del Mesías, y aceptó su misión. Por un tiempo estuvo viviendo en la soledad del desierto para estar más en comunión con Dios. Pero llegado el momento, inició su predicación llamando a todos a arrepentirse de sus pecados. Muchas personas ve- nían a escucharlo. Algunos lo hacían por curiosidad, pero otros sí estaban verdaderamente interesados en su mensaje. Juan fue un gran predicador. Preparó al pueblo de su tiempo para la llegada del Mesías, diciendo a todos que debían arrepentirse de sus pecados. Como se dedicaba a bautizar a quien se arrepentía de sus pecados, le llamaron Juan el Bautista; muchos fueron los que aceptaron su mensaje. Recuerda que nosotros estamos aquí, como Juan el Bautista, para que contemos a otros cuánto los ama Jesús, y así se arrepientan de sus pecados y se bauticen.
  • 21. 21 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 16. EL PRIMER MISIONERO ADVENTISTA EN EL EXTRAN- JERO Texto bíblico: “Y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salva- dor”. Tito 1:3 Materiales: Biblia. Un barco, cuadro de pastor predicando. La familia de John N. Andrews era muy religiosa y él desde pequeño estudió las Sagradas Escrituras, hasta llegó a memorizar el Nuevo Testamento. Conforme creció, como era muy estudioso, se interesó en aprender griego y hebreo, idiomas que más tarde le sirvieron en su ministerio. John, o Juan, era un joven con un futuro brillante. Un tío de él, que conocía bien a su sobri- no, deseaba que se dedicara a la política, porque estaba seguro de que llegaría a destacarse en esa área. Pero todo cambió un día que prefirió dedicarse a predicar de la segunda venida de Jesús, lo cual molestó mucho al tío. Después de un tiempo los dirigentes de la iglesia pensaron que debían empezar a enviar misioneros al extranjero, decidieron que debían enviar al primero a Europa y al que esco- gieron fue al Ptr. Andrews, el cual aceptó ese desafío. Él junto con su hija y un hijo hicieron los preparativos para su viaje y pronto salieron en barco, cruzando el mar; todavía no había otra forma de viajar, no existían los aviones para que pudieran viajar rápido, así que tarda- ron muchos días en cruzar el océano. Cuando el Ptr. Andrews y sus hijos llegaron a Europa, pronto se establecieron y se pusie- ron a trabajar. Había tanto que hacer, que no podían desaprovechar el tiempo. Inmediata- mente se pusieron a aprender el nuevo idioma de ese país y a publicar materiales, para que a través de los folletos más personas pudieran conocer el evangelio. Es a través de las publicaciones que el mensaje de salvación llegará a muchos, por eso son muy importantes. En nuestra iglesia tenemos muy buenos libros (muestre algunos) que debemos de leer y compartir. J. N. Andrews fue el primer misionero enviado al extranjero por la iglesia adventista, cuando todavía no había muchos creyentes. Actualmente nuestra iglesia ha crecido mucho y tiene misioneros en el mundo entero. En muchos países la iglesia tiene escuelas para preparar misioneros, hospitales para atender a los enfermos, programas de radio y televisión, y muchos libros y revistas, esas son también formas de dar a conocer el evangelio. Decide ser misionero como J. N. Andrews.
  • 22. 22 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 17. MISIONERO ENTRE LOS CANÍBALES Texto bíblico: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Marcos 8:35 Materiales: Biblia. Imagen de una isla en tamaño tabloide. La familia de John Paton era muy pobre, vivían en una humilde cabaña y John, siendo el hijo mayor, tuvo que dejar de asistir a la escuela para trabajar en el negocio de su padre, ha- ciendo medias; pero en sus momentos libres aprovechaba a leer la Biblia. El padre de John amaba a Dios. John veía cómo su padre tenía la costumbre de orar tres veces al día en un cuarto apartado y cuando salía de él su rostro resplandecía, sus hijos al ver el rostro de su padre sabían que había hablado con Dios. Cuando John fue joven decidió ser misionero y fue enviado a unas islas cercanas a Austra- lia donde los pobladores eran conflictivos, pues eran caníbales. Peleaban tribu con tribu y los vencedores se comían a los perdedores. Un día alguien le avisó que esa noche iban a ir por él para comérselo. John salió rápidamente de ahí cargando principalmente las traduc- ciones que había estado haciendo de la Biblia, y nunca más volvió a ese lugar. Después estuvo un tiempo en Australia antes de regresar a su país de origen, donde se casó con una joven que se llamaba Margaret. No tardó mucho tiempo en su país, y de nue- vo se embarcó junto con su esposa hacia tierras misioneras, las islas cercanas a Australia, y aunque los pobladores también eran caníbales, por lo menos se portaron un poco mejor con ellos. En ese nuevo lugar los nativos hablaban otra lengua que tuvieron que aprender, señalando las cosas, escuchando cómo se decía y luego repitiéndolas; cuando sintió que ya dominaba esa lengua comenzó a traducir el Nuevo Testamento, pero pasaron muchos años para que pudiera publicarse. En esa isla atendieron a niños que no tenían padres, se les enseñaba a leer y sobre todo a conocer la Palabra de Dios, de tal forma que conforme crecían algunos de estos huérfanos fueron enviados como misioneros a las otras islas. No fue fácil que los habitantes de aquellos lugares aceptaran a Jesús, así que John tuvo muchos problemas. En una ocasión no había agua dulce para beber y quiso cavar un pozo; los isleños se reían, decían que el agua venía del cielo, no de la tierra. Un día al cavar sintió humedad y les dijo a los isleños que al siguiente día habría agua de la tierra, y así fue. Los isleños estaban contentos y asombrados, le preguntaron cómo lo había hecho, y él les res- pondió que era Dios quien le había dado el agua. Este incidente ayudó para que muchos abrieran su corazón a Dios. No siempre es fácil predicar de Jesús, ¿verdad? Pero no debemos desanimarnos, porque él siempre nos ayudará.
  • 23. 23 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 18. DOS NIÑAS MISIONERAS Texto bíblico: “… que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. 2 Timoteo 4: 2 Materiales: Biblia. Una lección de primarios o de jardín. Los niños y niñas pueden ser misioneros donde quiera que se encuentren, sin tener que ir a tierras lejanas; además de dar su ofrenda para las misiones pueden hacer su parte hablán- doles a otros de cuánto los ama Jesús, no tienen que ser personas adultas, pueden decirles a otros niños. Noeli y Mary Rosy eran primitas e iban juntas a la iglesia, les gustaba mucho cómo la maestra les relataba las historias en la Escuela Sabática, allí también aprendieron que de- bían compartir con otros niños lo que ellas sabían. –¿A dónde podemos ir para hablarles a otros de Jesús? -se preguntaron un día. Alguien les mencionó de un grupo de niños con quienes se podían reunir y contarles historias. Las niñas se animaron y decidieron ir a ese lugar para visitarlos ese mismo sábado después de comer. Noeli y Mary Rosy pidieron permiso en su casa a sus padres, el permiso les fue concedido pues estaban contentos con que las niñas realizaran esa actividad. Esa tarde las niñas se fueron caminando hacia el lugar de la ciudad donde vivían esos niños que les habían men- cionado, aunque les quedaba lejos de su casa iban felices porque tenían deseo de conocer a los niños y contarles historias. Cuando llegaron se encontraron a varios niños que estaban dispuestos a escucharlas con- tar historias y aprender cantos. Noeli y Mary Rosy pasaron un buen rato relatando historias y cantando. Algo que les gustó es que los niños estuvieron muy atentos mientras ellas les hablaban, se notó que les gustaba lo que ellas les enseñaban. Al terminar la reunión, Noeli y Mary Rosy les preguntaron a los niños si podían visitarlos todos los sábados, los niños dijeron que sí, eso las alegró. Podrían venir a visitarlos los sá- bados por la tarde, esa sería su obra misionera. Se sentían contentas porque de esa manera podían compartir las historias de la Biblia y los niños aprenderían del amor de Jesús. Al regresar a su casa, Noeli y Mary Rosy contaron a sus mamás la linda experiencia misio- nera que habían tenido y cómo iban a continuar visitando a ese grupo de niños. ¿Quieres ser misionero de Jesús? No te detengas, diles a tus amigos y vecinos que Jesús los ama, que pronto va a venir y desea que estén listos para salvarlos.
  • 24. 24 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 19. EL MÉDICO MISIONERO EN ÁFRICA Texto bíblico: “Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enferme- dades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían”. Marcos 1: 34 Materiales: Biblia. Instrumentos que usa un médico. No es fácil llegar a ser famoso y dejar todo de repente para ir a trabajar en tierras difíciles y con escasos recursos. Esa es la historia de Albert Schweitzer. Albert creció en un hogar evangélico donde su padre era un pastor, así que él conocía muy bien las Sagradas Escrituras. Desde niño fue muy talentoso, empezó a tocar piano y después órgano, como su padre y su abuelo. Fue un gran estudiante y llegó a completar cuatro carreras, entre estas la de médico. Como sabía tocar muy bien el órgano dio conciertos en varios lugares de Europa donde las personas acudían a escucharlo, entre ellos algunos de la realeza. Cuando estaba en el momento más alto de su fama, reconocido no solamente como músico, sino como teólogo entre otras cosas más, decidió ser misionero, pero no como pastor sino como médico mi- sionero. ¿Se imaginan dejarlo todo por ser misionero? Así es, dejar todo significaba dejar las co- modidades, sus amigos, su familia, el dinero que estaba ganando, es decir todo lo que tenía en ese lugar, además, dar de su dinero e irse al África, a un lugar llamado Lambarené donde estableció un hospital. Por supuesto que no fue fácil poder construirlo, porque realmente donde deseaba esta- blecer el hospital era un terreno salvaje, así que tuvo que derribar parte de la selva para levantar el edificio. Como ese era un lugar donde no había médicos, tuvo mucho trabajo atendiendo a miles de africanos que venían a buscar la salud. Además, había leprosos, de los cuales también se encargó. Lamentablemente cuando se inició la primera guerra mundial tuvo que dejar África y su hospital. Pasaron algunos años para que de nuevo regresara a Lambarené, donde tuvo que reconstruir el hospital para seguir sirviendo a los enfermos; lo bueno era que ahora ya no estaba solo, varios médicos se habían anexado a su misión para atender a los habitantes de ese lugar. El Dr. Albert a veces tenía que volver a Europa a dar conciertos o conferencias para poder reunir fondos y seguir operando el hospital. Él podría haber vivido con mucha comodidad, hubiera tenido mucho dinero, era un músico famoso, sin embargo, quiso vivir una vida sen- cilla en un lugar apartado, sirviendo a los más necesitados. Tú también puedes ser médico misionero y ayudar a los enfermos a sanar, para que co- nozcan de Jesús.
  • 25. 25 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 20. BETTY SÍ CONTÓ DE JESÚS Texto bíblico: Acuérdate del día de reposo[a] para santificarlo. Seis días tra- bajarás, y harás toda tu obra …” Éxodo 20: 8, 9 Materiales: Biblia. Cuadro de una niña, el número 7. Era una hermosa mañana de sábado. A Betty, una linda niña de escasos cuatro años, le encantaba ese día porque iba a la iglesia; además en esa ocasión, después del culto, los miembros de la iglesia en la que su papá era el pastor habían organizado una comida en un parque cercano. Betty con su familia participaron en la actividad. Todos disfrutaron al compartir los alimentos unos con otros. Cuando llegaron al parque los niños empezaron a correr felices, esperando que les sirvie- ran la comida; como era un lugar público no solamente estaban los miembros de la iglesia, también se encontraban otras personas y entre ellos algunos vendedores. Algo que le llamó la atención a Betty fue un carrito de paletas, que tanto le gustaban y, por supuesto, se le antojó una. La niña fue con la mamá y le insistió para que le comprara una paleta, la mamá le respondió que no. Betty le volvió a insistir a la mamá, pero ésta de nuevo le respondió que no, pues era sá- bado y no se debía comprar. Eso le llamó la atención a Betty, porque el señor estaba ven- diendo en sábado. Entonces le preguntó a la mamá por qué el señor estaba vendiendo, la mamá le respondió que era porque el señor no sabía que el sábado no se trabajaba, ni se compraba ni vendía. Luego Betty le dijo a su mamá que sería bueno contarle al señor lo que la Biblia menciona- ba: que no se debía vender ni comprar en el día sábado, porque era un día santo. La mamá le preguntó a Betty si estaría dispuesta a decirle. –¡Claro que sí!, pero yo quiero que tú me acompañes -le respondió Betty. La mamá, viendo que Betty estaba decidida a compartir el amor de Jesús, le replicó: -Sí te puedo acompañar. Cuando estaba frente al señor, Betty, le dijo: –Señor, ¿no sabe que hoy es sábado y no se debe de vender? El señor le sonrió a Betty, realmente nunca había escuchado eso. La niña le siguió hablan- do de que debía amar a Jesús, y le cantó algunos coritos. Betty fue muy valiente al compar- tir el mensaje, ¿no te parece? Los niños como Betty, y como ustedes, pueden contar de Jesús a las personas que no lo conocen. ¿Les gustaría contar de Jesús? Serán pequeños misioneros.
  • 26. 26 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 21. EL JOVEN RICO QUE SÍ VENDIÓ TODO Texto bíblico: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Juan 13:35 Materiales: Biblia. No todos los misioneros crecieron en un hogar pobre. Charles T. Studd creció en una familia que tenía dinero, y vivía muy cómodamente. Su papá al asistir a una campaña de evangelismo aceptó a Jesús, juntamente con su familia. Mientras estudiaba, Charles se destacó como un buen deportista y jugó con el equipo de cricket a nivel nacional; todos pensaban que tenía un futuro brillante en el deporte porque llegaron a conocerlo muy bien, llegó a ser muy famoso como deportista. En una ocasión uno de sus hermanos se enfermó gravemente, y eso hizo pensar a Charles que su vida debía tener un propósito. La fama en el deporte no lo llevaría a nada bueno, era mejor ser una bendición para los demás, y qué mejor manera que dedicarse a predicar el evangelio. Al reflexionar en que su vida debía cambiar de rumbo y compartir lo que creía con sus amigos, algunos de sus compañeros de equipo también aceptaron el desafío del llamado de ir a la China. En ese país Charles conoció a una joven que también era misionera, se llamaba Priscilla, y se casó con ella; juntos trabajaron por algunos años, y después regresaron a su país por un tiempo a causa de su salud. Como Charles había probado lo hermoso que era llevar el evangelio a las personas que no lo conocían, decidió junto con su esposa ir de misioneros a la India. Allí se regocijó al ver que el evangelio era aceptado por oficiales británicos, no solamente por nativos del país. En la India solamente permanecieron por seis años, y de nuevo regresaron a Inglaterra. Un día pasó por un lugar donde vio un anuncio que decía: “Caníbales solicitan misioneros”. Mientras a otros el solo leer “caníbales” los asustaría, o no prestarían atención, Charles sí en- tró al lugar para pedir información y decidió irse al África de misionero, donde permaneció el resto de su vida. Aunque el médico que conocía su estado de salud se opuso a que fuera, porque no era un lugar muy saludable, él y su esposa decidieron cumplir con su misión. Charles Studd fue un joven rico que sí obedeció el llamado de servir a los demás. Por cier- to, su padre cuando murió le dejó una buena herencia que él repartió para varios proyectos de las misiones. Su vida y sus recursos fueron puestos al servicio de Dios. Recuerda que vale la pena darlo todo para que otros también conozcan a Jesús.
  • 27. 27 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 22. EL JOVEN RICO QUE SI LO VENDIÓ TODO Texto bíblico: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado”. 1 Corintios 2:2 Materiales: Biblia. Gorro de capitán de barco. ¿Has visto un capitán de barco? Tienen su lindo uniforme, pero también una gran res- ponsabilidad de conducir su nave hasta su destino. De niño, José Bates podía ver desde la ventana de su habitación cómo navegaban los barcos, y pensaba que cuando fuera grande llegaría a navegar por los mares; sus padres, por supuesto, no estaban de acuerdo; pero cuando creció tomó esa decisión y empezó a trabajar en un barco en las tareas más simples. Los años pasaron, y como todo lo que hacía José lo hacía bien, llegó a ser capitán de un barco; cuando se retiró tenía una buena suma de dinero que había ahorrado. Cuando el capitán Bates escuchó a Guillermo Miller predicar sobre la segunda venida de Jesús, se unió a ese grupo y se preparó para esperarlo. Pero habían calculado mal la fecha…, es más, nadie debe poner fecha, ¡solamente Dios sabe cuándo volverá Jesús! José Bates no se desanimó después de esa triste experiencia, sino que al contrario, se entregó a estudiar más la Biblia con otros fieles, llegaron a conocer la verdad del sábado e invirtió toda su for- tuna para promover el evangelio. Escribió folletos, enviándolos a muchos lugares donde las personas que los recibían aceptaron el mensaje. Solamente en el cielo José Bates sabrá el resultado de su trabajo misionero dando a conocer a Jesús. Una de las historias favoritas es cuando un día su esposa le dijo que ya no tenían harina, que por favor comprara en la tienda. –¿Cuánto necesitas? -preguntó el capitán. –Bueno, para preparar el pan que estoy haciendo solamente necesito unos dos kilos -res- pondió Prudence, su esposa. El capitán Bates se fue a la tienda, compró solamente lo que le había pedido su esposa. Cuando regresó con la harina ella se sorprendió porque solamente traía eso, siendo que él acostumbraba comprar por costales; él tuvo que confesarle que el dinero se le había acabado en la producción de materiales. Prudence se puso a llorar, pero él le dijo que Dios proveería, y así fue. Poco después el capitán José Bates fue al correo, recogió una carta que traía dinero, hizo las compras de despensa que necesitaba y pagó la impresión de su material. Dios había provisto para sus necesidades, así lo hará contigo si le dedicas tu vida para proclamar y contar a otros de Jesús.
  • 28. 28 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 23. UN JOVEN MISIONERO Texto bíblico: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Je- sús”. 2 Timoteo 3: 15 Materiales: Una Biblia y un rollo imitando las Sagradas Escrituras. Poco se imaginaban Eunice y Loyda cuando nació Timoteo, un lindo bebé al que amaban mucho, que llegaría a ser un misionero y compañero del apóstol Pablo cuando fuera grande. La mamá y la abuelita se propusieron dedicar tiempo para enseñarle las Sagradas Escrituras desde pequeño, como dice el texto bíblico de este día. Timoteo era un buen niño y le gustaba mucho que tanto su madre como su abuelita le en- señaran de las Sagradas Escrituras todos los días, así que desde pequeño llegó a conocer- las muy bien y aprendió a obedecer a Dios. Su madre y su abuelita se sentían felices al ver crecer a Timoteo amando a Dios. Su nombre lo llevaba muy bien, ya que Timoteo significa: Aquel que siente adoración a Dios. Cuando Timoteo era un joven un día llegó un gran predicador a Listra, su ciudad, ¡era nada menos que el apóstol Pablo!; allí llegó a conocer a Timoteo, y le llamó la atención porque era un joven respetuoso y bien educado. Los miembros de la iglesia de Listra le dijeron a Pablo que era un buen joven, lo recomendaron muy bien. Antes de irse de Listra, el apóstol Pablo, viendo la necesidad de misioneros que viajaran con él, decidió llevar a Timoteo a realizar viajes visitando las iglesias. La invitación fue hecha y aceptada. Probablemente Eunice y Loyda, aunque lo vieron partir, se sentían contentas de que hubiera aceptado el ministerio de predicar el evangelio. Timoteo tuvo un gran maestro que le enseñó a evangelizar y le impartió el amor por las almas. Sí, el apóstol Pablo fue paciente para enseñar a este joven porque vio en él a futuro predicador. Juntos, Pablo y Timoteo viajaron por varios lugares enseñando y predicando la Palabra de Dios. Por un tiempo Timoteo se quedó en Éfeso como encargado de la iglesia de ese lugar. Timoteo aceptó el llamado de predicar de Jesús, a través del apóstol Pablo, y Dios lo usó para que muchos llegaran a conocerlo. Timoteo es un buen ejemplo de cuando los niños crecen estudiando la Biblia, obedeciendo, amando y dando a conocer a Jesús. ¿Te gustaría ser como Timoteo? Estudia tu Biblia y cuéntala a otros.
  • 29. 29 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 24. SALVADO PARA PREDICAR Texto bíblico: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8 Materiales: Biblia. Juanito vivía en una casa con muchos hermanitos. Su papá era un predicador, y estaba muy ocupado atendiendo los asuntos de la iglesia y de los miembros. Su mamá era una maestra, pero no trabajaba porque tenía que atender a toda la familia. Donde creció Juanito era un hogar cristiano, celebraban los cultos de familia, y como no siempre podía estar el padre, la mamá dirigía los cultos. A veces algunos vecinos les acom- pañaban también. Una noche, cuando la familia ya estaba durmiendo, la nana de los niños fue la primera que al despertar se dio cuenta de que la casa se estaba incendiando. Rápidamente llamó al pas- tor y a su esposa, mientras tanto ella ayudaba a sacar a los niños. Eran muchos hijitos, pero había que salvarlos a todos. Cuando estuvieron todos afuera, la mamá se puso a contar a sus hijitos: uno, dos, tres, cuatro… no puede ser… ¡faltaba uno! Otra vez empezó a contar: uno, dos tres, cuatro… ¡sí, era cierto, faltaba uno! Pero, ¿quién era? Sí, era Juanito. El papá y la mamá hicieron el inten- to de entrar a la casa para sacarlo, pero ya no se podía entrar. En eso Juanito, quien había estado durmiendo en el segundo piso, se había despertado, quiso salir y no pudo: tomó una silla y la acercó a la ventana, y se asomó. Todos lo vieron, pero ¿qué hacer para salvarlo? Los vecinos habían llegado a ayudarlos y, como no había escalera, se les ocurrió hacer una escalera humana: un hombre, arriba de otro, tomaron a Juanito y lo salvaron. Apenas lo habían rescatado cuando la casa se cayó. El padre reunió a la familia y a los amigos para orar y dar gracias a Dios, porque había salvado a Juanito y a toda la familia. La casa no era lo importante, sino la familia, y todos estaban bien. La madre dedicaba a cada hijo tiempo especial durante la semana, pero con- sideró que Dios había salvado a su hijo para una obra especial y destinó más tiempo a su educación. Juanito cuando creció dedicó su vida a Dios. Juan Wesley y su hermano Carlos fueron los más conocidos entre sus hermanos, Juan como gran predicador y Carlos un gran compositor de himnos. Recuerda que estás en este mundo con una misión, así como Juanito, no importa lo que puedas hacer para predicar; pero hazlo, para que muchos conozcan de Jesús.
  • 30. 30 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 25. SERGIO, EL MAESTRO Texto bíblico: ”Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesu- cristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has se- guido”. 1 Timoteo 4: 6 Materiales: Biblia. Cuadro de niños con su maestro, debajo de un árbol. ¿Has pensado en ser maestro o maestra de otros niños como tú? Sergio, un niño de diez años, no lo había pensado, pero sí su papá. Sergio vivía en un lugar donde las casas estaban muy distantes una de la otra y los sába- dos se reunía un pequeño grupo de vecinos, ellos asistían a una pequeña iglesia que habían construido para toda esa ranchería; además de los adultos, llegaban varios niños. El papá de Sergio era el dirigente del grupo, y observó que siendo que llegaban varios niños a la iglesia no debían quedarse con los adultos, porque necesitaban que les contaran historias especiales para ellos; estuvo pensando qué hacer, hasta que se le ocurrió una buena idea. –¡Ya sé! -se dijo-. Sergio puede ser el maestro de los niños, él conoce muy bien las historias de la Biblia porque desde pequeño las ha aprendido. Un día, el papá le dijo: -Sergio, necesitamos un maestro para los niños y he estado pen- sando que tú eres el indicado para contarles las historias. Sergio se quedó asombrado, no podía creer lo que estaba oyendo. –¿Estás seguro, papá, que yo voy a ser el maestro para los niños? -le preguntó Sergio. –Así es, y yo sé que lo vas a hacer muy bien -respondió el papá. Sergio se sintió importante, pero lo que es mejor, sintió que era un privilegio poder en- señarles a los niños más pequeños que él, así que trató de buscar lindas historias, además de la lección y algunos cantos, y se preparó para el siguiente sábado. A èl le gustaba llegar temprano a la iglesia, así que el siguiente sábado llegó temprano, y como no había salón para los niños su lugar de reunión sería debajo del árbol grande que estaba en el patio, allí celebró la Escuela Sabática con cantos, lindas historias y el repaso de la lección. El tiempo pasó rápidamente, el programa terminó y tuvieron que pasar al culto. Sergio pudo comprobar que los niños se sentían felices porque tenían un maestro muy especial para ellos. Y por cierto, a él le gustó tanto enseñar a los niños del amor de Dios, que llegó a estudiar para pastor y así dedicó su vida a predicar de Jesús no solamente a los niños, sino también a los adultos. También tú puedes contar de Jesús a otros niños.
  • 31. 31 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 26. EL APÓSTOL DE LA ORACIÓN Texto bíblico: “A lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. 2 Tesalonicenses 2:14 Materiales: Biblia. ¿Te gustaría que te llamaran: Mary o Juanito (mencione nombres de los niños presentes), el que ora? La historia de hoy nos habla de un joven que llegó a conocerse como el apóstol de la oración. John Hyde fue hijo de pastor, su padre era un hombre de oración y alguien llegó a decir que la presencia de Jesús se sentía en su hogar. Cuando John creció decidió estudiar para ser misionero y en el seminario se preocupó por la salvación de las almas, oraba para que Dios enviara misioneros a lugares donde se requería, era su tema de conversación. Fue tanta su influencia entre sus compañeros que la mayor parte de ellos se fueron al extranjero a trabajar como misioneros. A John lo enviaron a la India, para ello viajó en un barco y tardó muchos días en llegar a su destino. Cuando emprendió el viaje iba confiado en que sería un misionero famoso y ga- naría muchas almas, pero entre sus cosas llevaba una carta que le había dado un amigo de su padre a quien él admiraba mucho. Cuando abrió la carta, la leyó y le llamó la atención lo que decía: “Estaré orando por ti para que sea el Espíritu Santo quien te use”. Cuando terminó de leer la carta, al principio no le gustó lo que había leído en ella, pero después se dio cuenta de que no era importante llegar a ser un misionero famoso, que el trabajo de convertir a las personas sería del Espíritu de Dios. Allí mismo se arrodilló, pidió en oración que lo ayudara a ser humilde y que pudiera ganar muchas almas para la honra y gloria de Dios. ¡Qué diferente era el John que llegó a la India!, un joven humilde y confiado en que Dios haría el trabajo que necesitaba en ese difícil lugar donde los resultados eran pobres en cuanto a la ganancia de las personas. Al llegar a ese país se dio cuenta que tenía que apren- der el idioma de los nativos; fue lento para aprenderlo, le tomó tiempo, pero después pudo predicar con facilidad y tradujo algunos materiales a ese idioma. Sí, había mucho qué hacer, las personas eran muy duras para que aceptaran el evangelio, pero para Dios no hay nada imposible. John se dio cuenta que tenía que orar más, y todo el tiempo que podía se dedicaba a la oración, a veces prefería no comer por orar. Era su amor por la salvación de las personas lo que le preocupaba y lo ponía constantemente en las manos de Dios. A John por eso se le conoce como el apóstol de la oración. ¿Sabes? Debemos orar más, para que Jesús nos ayude a saber cómo trabajar para él.
  • 32. 32 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 27. EDUCADA PARA SERVIR Texto bíblico: Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Salmos 143: 10 Materiales: Biblia. Rótulos con palabras como: MISIONERA, SERVIR, ORAR. Poco se imaginaba Mirta Sawyers los países donde le tocaría vivir cuando fuera grande. Era una niña que acostumbraba escuchar a su madre despertarse cada mañana y decir en alta voz: ̶ Mirta, naciste de pie, no de cabeza como normalmente nacen los bebés. Dios tiene gran- des planes para ti, Dios tiene un propósito especial para ti, no permitas que nada te detenga. La niña no entendía lo que decía su mami, a veces se cansaba de escucharla repetirle lo mismo cada día, y en ocasiones abría su puerta y le decía a su mami: ̶ Por favor déjame dormir, tus palabras me quitan el sueño. Conforme los años fueron pasando y Mirta ya leía solita, solía buscar un rincón en su casa para leer la Biblia. Pensaba mucho en las palabras de su mami, aunque no entendía. Así creció con el deseo de servir. ¿Dónde? El lugar lo escogería Dios, no ella. Así que conforme se preparaba, ella le pedía a Dios que la usara para ser de gran bendición donde estuviera. Mirta se preparó para ser maestra, se casó con un joven que también tenía los deseos de servir. Un día dejaron su país para estudiar en el extranjero; aunque la vida como estudian- tes no fue fácil, lucharon para que ellos y sus hijos se prepararan. Cuando terminaron su preparación fueron al campo misionero en varios países, dedicados a la enseñanza, contribuyeron en la formación de estudiantes que más tarde serían de gran bendición en los países que se desempeñaran. Mirta es una mujer de oración, las promesas de la Biblia las atesora en su corazón, y no solamente para ella, sino que las comparte para que otras personas también se animen a amar al Señor y servirle. Los años han pasado, y esa pequeña niña inquieta que creció con deseos de estudiar y prepararse para servir, ha visto cumplidos sus sueños, no solamente en su vida, sino con toda su familia. Sí, porque se puso en las manos de Dios, quien la ha usado para ser de gran bendición a muchos. Hay diversas maneras de ser misioneros. No solamente los pastores pueden ser misio- neros, sino también los maestros que dedican su vida para enseñar las verdades eternas a los alumnos. Mirta está consciente de ello y por eso está muy contenta de haber tomado la mejor decisión de su vida, el servicio. Sí, de contar a otros de Jesús en el aula de clases. Te invito para que tú también decidas contar a otros de Jesús.
  • 33. 33 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 28. DE MAESTRO A PREDICADOR Texto bíblico: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. Hechos 20: 28 Materiales: Biblia. Pobre Jaimito, tenía dos años cuando le dio una fiebre muy alta que puso en peligro su vida, pero aunque se recuperó, sus ojos quedaron dañados y no podía ver bien; eso lo afec- tó para que no pudiera estudiar cuando fue a la escuela, ¡tanto que le gustaba aprender! Bueno, como Jaimito no podía ir a la escuela se quedó en casa para ayudarle a su padre en la granja. El trabajo en el campo le ayudó a desarrollarse fuerte y con el tiempo recu- peró la vista de tal forma que se animó a asistir a la escuela. Aunque le tocó estudiar con los niñitos, él aprendió muy rápido y decidió dedicarse a ser maestro. Un día escuchó una predicación sobre la segunda venida de Jesús, creyó y dejó de ser maestro para convertirse en un predicador. A Jaime le tocó vivir el gran chasco de que Jesús no vino cuando lo esperaban, pero no se desanimó, eso lo hizo estudiar más las Sagradas Escrituras. Un día conoció a una joven llamada Elena Harmon, la trató por un tiempo y se casaron, juntos podrían realizar mejor la obra de predicar el evangelio. Jaime y Elena viajaron mucho, les llegaban muchas solicitudes de grupos de personas para que los visitaran, y ellos hacían todo lo posible por atenderlas; en sus viajes, a veces llenos de peligros, pudieron sentir en todo momento la mano de Dios cuidándolos. Un día Elena, su esposa, le dijo que se pusiera a escribir un pequeño periódico. A él no se le hubiera ocurrido esa idea, y menos en las circunstancias en que se encontraban, pero aun- que no tenían dinero, siendo que Dios estaba pidiendo que lo hiciera, lo escribió, lo publicó, empezaron a distribuirlo, algunos los enviaron por correo y el dinero fue llegando para cu- brir los gastos. De allí en adelante siguió publicando más materiales y pequeños libros que fueron una bendición para quienes los leían. Jaime White fue un hombre que tenía muchos talentos, uno de ellos era el canto, era un don de la familia White. También fue administrador y escritor, además de pastor. Su vida la dedicó a servir al Señor al lado de su esposa Elena, juntos hicieron un gran equipo de servi- cio. Decide hoy, ahora que eres niño, dedicar tu vida a servir a Jesús.
  • 34. 34 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 29. ELENA HARMON Texto bíblico: “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay nin- guno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo … y en el siglo venidero la vida eterna”. Marcos 10: 29-30 Materiales: Biblia. Libros de Elena White. ¿Conoces niños gemelos o mellizos? Pues Elena tenía una hermana gemela que se llama- ba Elizabeth, sus padres eran muy piadosos y en su hogar se sentía la paz y la tranquilidad. Lamentablemente un día, viniendo de la escuela, Elena tuvo un accidente que cambió por completo su vida. Dejó de ir a la escuela y siempre se la pasaba enferma, pero eso no la desanimó de querer conocer más de Jesús. Le tocó vivir en tiempos en que se predicaba que la venida de Jesús estaba cerca, y ella -aunque era una niña- se preocupaba por su salvación y se preparó para estar lista, y expe- rimentó con los demás el gran chasco de que Jesús no regresó en la fecha que ellos espe- raban. En cierta ocasión se encontraba en casa de una familia con otras personas orando, allí fue la primera vez que recibió un mensaje de Dios por medio de una visión. El mensaje lo debía dar a conocer, pero ella era tímida y de salud frágil, por lo que no se animaba. Cuando por fin se animó y dio a conocer ese primer mensaje, después vinieron muchos más en el trans- curso de su vida. Elena más tarde se casó con Jaime White y juntos realizaron muchos viajes misioneros. Su vida no fue fácil, tenían escasez de dinero; además, muchas veces tuvo que dejar a sus hi- jos confiando que personas amables y cariñosas los cuidaran para que ella fuera a predicar a lugares lejanos y difíciles, por tren, por carretas jaladas por caballos, después lo hizo en barco. No siempre el clima era bueno para viajar: algunas veces hacía mucho frío, también estaban la nieve, la lluvia, de tal forma que le era imposible llevar a sus hijos con ella. Un día Dios le dijo a Elena que su esposo debía escribir un pequeño periódico, que sería el inicio para muchas publicaciones que vendrían después. Elena misma dedicó mucho tiempo escribiendo, algunas veces muy temprano por la mañana o durante el día, en algunas oca- siones enferma, pero siguió escribiendo lo que Dios le indicaba. Aquí traigo algunos libros que ella escribió inspirada por el Espíritu Santo, con un mensaje para el pueblo de Dios; todo con el fin de que cumplamos la misión de predicar el evangelio y prepararnos para el cielo. Elena, a pesar de haber sido muy enfermiza, llegó a vivir muchos años, los cuales dedicó a dar el mensaje con sus palabras y escritos.
  • 35. 35 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 30. LA PEQUEÑA MISIONERA Texto bíblico: “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicis- teis“. Mateo 25: 40 Materiales: Biblia. Desde niña Gladys Aylward tuvo un sueño, ser misionera. Había crecido en un hogar de escasos recursos y lo más pronto que pudo se empleó en una casa para poder ayudar a su familia y también ahorró para ir a la China, ya que como no era buena estudiante y no avanzaba en aprender el mandarín (idioma de China) le negaron la oportunidad de enviarla como misionera; así que sabiendo que una mujer misionera que se encontraba en aquel país necesitaba una ayudante joven, ella decidió aceptar esa invitación. Llegar hasta ese país no fue fácil, ya que había comenzado una guerra que le impidió continuar la travesía en tren, la detuvieron los soldados, pero Dios usó a una mujer para ayudarle a continuar su viaje hasta que por fin llegó a su destino. La Sra. Lawson y ella abrieron una pequeña casa de hospedaje que tuvo mucha asistencia por el buen servicio y buena comida que daban, pero el interés de ellas era que a través de ese medio aprovecharan para hablarles de Jesús a los clientes. Cuando Gladys quedó sola, debido al fallecimiento de la Sra. Lawson, no teniendo dinero para sostenerse buscó trabajo y el gobierno le concedió uno: inspectora de pies. En ese tiempo querían tratar de quitar la costumbre de que las madres vendaran los pies de las niñas para que nos les crecieran: entre más pequeño el pie, eran más bonitas, bueno, eso creían. Gladys visitaba los hogares de las familias chinas, y en una ocasión vio a una señora que traía a una niña que se la vendió por nueve peniques; después recogió más niños, lle- gando a tener más de cien niños y niñas a quienes debía mantener y enseñar del amor de Dios. Tristemente se inició la guerra donde ella vivía, y tuvo que huir de ese lugar con los niños que cuidaba, que eran como cien, pues ya había enviado una parte con otros ayudantes. Ella y los niños tuvieron que caminar mucho hasta que por fin llegaron a su destino, todos cansados y hambrientos. Tanto había sido el esfuerzo de Gladys en el viaje, que llegando al lugar se desvaneció y estuvo en cama por muchos días. Regresó a su país para recuperarse, pero cuando quiso volver a China el permiso le fue negado por el cambio de gobierno, entonces se fue a vivir a Taiwán. Gladys tenía en su co- razón trabajar por los demás, dio lo mejor de su vida para contar a otros de Jesús. ¿Harás lo mismo tú?
  • 36. 36 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 31. MENSAJERO DE LA SEGUNDA VENIDA Texto bíblico: Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evan- gelio y sanando por todas partes. Lucas 9: 6 Materiales: Biblia. Cuadro de la segunda venida. Guillermo Miller desde pequeño vivió en un hogar donde se estudiaba la Biblia. Cuando creció empezó a estudiarla por su cuenta y lo que le llamó mucho la atención fueron las profecías. Profecía quiere decir: algo que va a suceder en el futuro. Le llamó la atención la profecía más larga que se menciona en la Biblia, en el libro de Daniel. Y cuando se puso a estudiarla se dio cuenta, según sus cálculos, que faltaba poco tiempo para que Jesús viniera. Estaba emocionado por lo que había descubierto, pero ¿debía guar- darlo solamente para él? Si Jesús venía pronto, otros debían saberlo. Guillermo Miller no se animaba a comunicárselo a otras personas, pero le dijo a Dios que si recibía una invitación a predicar, él aceptaría; como era una persona que no era cono- cida como predicador, pensó que nadie lo iba a invitar. Un día, estando en su casa, llegó una persona con una invitación para que predicara en su iglesia. Guillermo había hecho una promesa a Dios: si recibía una invitación la aceptaría, así que no pudo rehusar porque tenía que cumplir lo prometido. Con la primera invitación a predicar ya no pudo detenerse, porque le empezaron a llegar muchas más invitaciones; tenía que viajar de una ciudad a otra y las personas se reunían a escucharlo. El país se conmocionó al saber este mensaje de que Jesús venía muy pronto, y muchos empezaron a prepararse; pero como siempre sucede, no todos creyeron y se bur- laban de los creyentes, porque estaban seguros de que Jesús no iba a venir. Entre más se acercaba la fecha que habían fijado para la venida de Jesús, los que lo es- peraban estaban muy felices porque por fin estarían con el Salvador, ya no estarían en este mundo lleno de problemas y dolor. La fecha llegó, y Jesús no vino. ¡Qué chasco! ¡Qué tristeza! La gente que se burlaba había tenido miedo de que en realidad fuera cierto lo que se anunciaba; pero cuando Jesús no llegó, se burlaron mucho más. Algunos de los que se habían preparado para encontrarse con Jesús se desanimaron, pero otros se mantuvieron firmes, creyendo que había alguna equivocación a su interpretación. Jesús viene muy pronto, la Biblia lo dice. Su promesa se va a cumplir, debemos creerla y compartirla. ¿Quieres contar tú también de Jesús?
  • 37. 37 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 32. LAS HERRADURAS AYUDARON A JOHN Texto bíblico: “Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”. Lucas 9: 2 Materiales: Biblia. Herradura. ¿Tienes algún hermano o hermana? Sí, o no, bueno, antes las familias tenían muchos hi- jitos. John Loughborough creció en una familia con cinco hermanitos más, así que esa era una casa muy alegre con tantos niños. Él deseaba llegar a ser un pastor, aunque no se ani- maba porque era muy joven; pero cuando se enfermó le prometió a Dios que si lo sanaba sería un predicador. Dios lo sanó y John quiso cumplir su promesa, pero no tenía ropa, ¿qué hacer? Tampoco tenía dinero para comprarla, así que un vecino de él se dio cuenta y, aunque era un hombre muy alto, le dio unos pantalones que le quedaron grandes y los tuvo que cortar 18 cm. para que le quedaran; su hermano le dio un saco, y así John se sentía contento con ese ajuar, entonces se dedicó a predicar. John llegó a ser además de predicador un escritor de libros para la iglesia, pero le costó dedicarse por completo al servicio de Dios porque tenía dudas de cómo mantener a su fa- milia, y quiso continuar con el negocio que poseía, pero no le fue bien. En una ocasión tenía solamente tres centavos en su bolsillo. ¡Sí, tres centavos! Su esposa le comentó que no tenía hilo ni cerillos. Entonces John sacó los tres centavos, y le dijo: -Querida, por favor solamente gasta dos centavos porque no quiero quedarme sin tener algo de dinero en mi bolsillo. Cuando la esposa escuchó eso se puso muy triste y se fue a su cuarto a llorar. ¿Cómo le iban a hacer para sobrevivir? Un rato después la señora Loughborough salió a comprar lo que necesitaba, cuando ella todavía no regresaba llegó un señor a pedirle a John que le hiciera varias herraduras, pues ese era el negocio a que se había dedicado por mucho tiempo y no había estado funcionan- do. El Ptr. Loughborough se sorprendió ante un pedido tan grande, con el cual pudo recibir treinta dólares de ganancia. ¡Treinta dólares! Sí, para ese tiempo era una gran cantidad de dinero. Después que su esposa regresó de la tienda el esposo le contó lo que había pasado en su ausencia, y ella ahora lloró de agradecimiento. De allí en adelante el Ptr. Loughborough dejó su negocio de herraduras y se dedicó por completo a la predicación de la Palabra de Dios, nunca más dudó del Señor; estaba seguro de que supliría lo que les hiciera falta. Confía en Jesús, va a suplir tus necesidades y te ayudará a ser un pequeño misionero para él.
  • 38. 38 Sí contaré de Jesús: Historias para el rincón infantil 33. EL HOMBRE QUE AMÓ A LOS HUÉRFANOS Texto bíblico: Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicis- teis. Mateo 25: 40 Materiales: Biblia. Jorge Müller fue un hombre de oración, un gran predicador, y amó mucho a los niños que no tenían padres. Él vivió en Inglaterra hace mucho tiempo y sintió el llamado de crear un orfanato, se lo pidió a Dios, el dueño de todas las riquezas. Confiaba en que iba a tener sufi- cientes recursos para mantener a los niños que llegaran a su orfanato. Pero, ¿cómo hacerlo? A través de la oración. El pastor Müller era un hombre de oración, y confiaba en que Dios iba a suplir lo que le faltaba. Cuando inició con su orfanato le llegó ayuda de diversas partes y de diferentes personas, unas dispuestas a cuidar de los niños, otros regalando muebles, o alimentos, todo lo que era necesario. Los huérfanos que llegaban a su orfanatorio eran bienvenidos, nunca le dijo que no a ninguno, aunque no tuviera lo necesario para darle, porque el pastor Müller confiaba en que Dios le daría lo necesario para ayudar a los niños que iban en busca de ayuda. No se preocupaba por la comida, todo se lo dejaba a Dios. Una noche, teniendo a un ami- go que lo visitaba en el orfanato, cuando todos se acostaron lo invitó a orar con él para pe- dir a Dios que le enviara alimento para el desayuno; no era ni para una, ni para dos, ni para cien personas, ¡sino para más de dos mil personas!, entre niños y voluntarios que ayudaban en el orfanato. Oró el pastor Müller con su amigo, y se acostaron tranquilamente. Al levantarse el desayu- no estaba listo, no supieron de dónde había venido la ayuda. Pero la persona que envió el alimento para el desayuno -y para todo un mes completo- contó que Dios lo había desper- tado para que se levantara y llevara alimento al orfanato en ese mismo momento; aunque no quería levantarse, la impresión fue tan fuerte que tuvo que hacerlo. Lo contó a una per- sona, bajo la promesa de que no se mencionara el nombre del donador. El Ptr. Müller no solamente ayudó a que los niños conocieran a Jesús, sino que ayudó a sostener misioneros en otras partes del mundo. Fue un misionero que dedicó su vida a ayu- dar a los huérfanos y apoyar las misiones en el extranjero. Nosotros también podemos apoyar, ayudando a los necesitados y con nuestras ofrendas para enviar misioneros a predicar. De diferentes formas podemos contar de Jesús a otros.