1. Noticias de Gipuzkoa Miércoles, 1 de diciembre de 2010 OPINIÓN 5
Iritzia
A N A T E L L E T X E A
Pedigridun hizkuntzak
D
ESDE que en 1984
Amnistía Internacional
publicase sus doce puntos
para la abolición de la tor-
tura, y su informe sobre la práctica
de la tortura en España, hasta la sen-
tencia del caso Egunkaria en que
algunosjuecesdelaAudienciaNacio-
nal aseguran que con los informes
forenses en la mano no se explican
cómo no se investigó y controló qué
estaba pasando en los calabozos, han
pasado 26 años. Durante todo este
tiempo la respuesta del Gobierno
español a las denuncias de tortura y
malos tratos ha sido la negación,
cuando no la acusación a quienes
denuncian. Frente a los informes del
Comité de Prevención de la Tortura
del Consejo de Europa, o de los Rela-
tores de Naciones Unidas sobre la
Tortura,larespuestatambiénhasido
siemprelanegaciónomirarparaotro
lado.Enlaúltimadécada,aestanega-
ción sistemática se ha añadido la
supuesta directriz de ETA de que sus
miembros denuncien torturas des-
pués de su detención. Sin embargo, la
mayor parte de las denuncias no se
han dado en estos años en miembros
deETAsinoenpersonasquehansido
dejadas en libertad posteriormente;
y no se han dado denuncias en Fran-
cia, donde los sistemas de prevención
funcionan de forma mucho más ade-
cuada, lo que cuestiona la realidad de
este último “argumento”.
Los casos se han seguido dando con
diferente frecuencia, especialmente
en contextos donde no funcionan las
garantías judiciales de forma efecti-
va, como en el régimen de incomuni-
cación, o cuando no se aplican proto-
colos específicos como cámaras e
intervención efectiva de forenses y
abogados, o en numerosos casos de
detención de población inmigrante,
donde las garantías son menores.
La sentencia del caso Egunkaria no
es la única en la que los propios tri-
bunales señalan la falta de investiga-
ción.Unamuestradeelloeslaúltima
sentencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos de 28 de septiem-
bre de 2010 (caso San Argimiro Isasa)
en que el foco es otra vez por qué no
se investigó cuando había evidencias
que apuntaban a malos tratos, inhu-
manos y degradantes. Pero también
el reciente pronunciamiento del Tri-
bunal Constitucional (caso Sara
Majarenas) obligando al Juzgado de
Instrucción número 14 de Valencia a
reabrir e investigar adecuadamente
la denuncia por torturas archivada
en el año 2005. El punto clave es, por
tanto, la impunidad. La impunidad
noessololaausenciadejusticia,sino
la falta de investigación, la falta de
colaboración o de voluntad política
de erradicar estas prácticas. Inclu-
yendo una tendencia a minimizar
estos casos, su gravedad, o simple-
mente su existencia, especialmente
encasosdedetencionesconsideradas
“duras”,aúnconevidenciasclarasde
maltrato como en el informe forense
sobre el estado físico y mental de los
detenidos (caso Portu y Sarasola, por
ejemplo), y con una fuerte tendencia
a la insensibilización frente a dicha
práctica. El impacto de la violencia
de ETA, incluyendo muertos, heridos
o amenazados, no puede obviar la
obligación del Estado en la preven-
ción e investigación de los casos de
tortura, y una conciencia cívica de
respeto a los derechos humanos.
No es una cuestión de fe. Cuando se
dan denuncias, deben investigarse de
forma independiente así como con-
trolar de forma efectiva las garantías
de detención, para confirmar o des-
cartar los casos. No puede argüirse
que esa investigación mancharía el
nombre de las Fuerzas de Seguridad
del Estado. La mancha es la falta de
investigación.
La frecuencia de casos de tortura ha
cambiadoenestosaños.Hapasadode
ser sistemática en los años de la tran-
sición a ser muy frecuente todavía a
mediados de los años 80-90 y, por últi-
mo, a darse en menor medida en la
actualidad. Pero los sucesivos infor-
mes muestran que su práctica no ha
desaparecido. Lo que se ha manteni-
do sin cambio alguno es la actitud de
negación, y la falta de esclarecimien-
to de numerosos casos, ya sea porque
no se pudieron obtener pruebas por
las propias condiciones de incomuni-
cación, o porque no se pudo identifi-
car a los autores materiales debido a
la falta de colaboración policial. En
los escasísimos casos en que se pudie-
ron superar esos obstáculos y hubo
condenasjudicialeséstasfueronleves,
las sentencias llegaron como media
entre 15-20 años más tarde, y en algu-
nos casos se indultaron incluso a los
perpetradores. Además, el baremo de
la reparación judicial se realiza en
base a los criterios de los accidentes
de tráfico. Y ningún reconocimiento
moral se ha hecho a estas víctimas.
Mientras, los relatores de la ONU o el
CPT han venido ratificando con cada
informe periódico que el Gobierno
español no atiende sus recomenda-
ciones, el problema sigue ahí, negado
y desatendido.
Así las cosas: ¿sigue siendo un pro-
blema de creer? El Pleno Monográfi-
co sobre Víctimas del Terrorismo de
octubre2007encargóalaDirecciónde
DerechosHumanosdelGobiernoVas-
co un informe exhaustivo y riguroso
El punto clave es la
impunidad, que no es
sólo la ausencia de
justicia, sino la falta
de investigación
-
El Gobierno Vasco tiene
una oportunidad para
que las víctimas de
tortura no queden en la
cuneta de la historia
J
OAN den astean egunkari
bateko elkarrizketa bat ira-
kurtzen ari nintzela, maize-
gi aditzen den zerbait jaso
nuen berriz ere: “Ez dugu ulertzen
euskara bezalako hizkuntza zahar
batek honelako egoera bat jasan
behar izatea” zioen ikasle-truke
bidaiaz Nafarroara etorritako ira-
kasle flandriar batek.
Euskara bertakoa izaki eta maiz-
ter egin dute, apopilo deserosoa;
honela, estatusa duena, maila due-
na, gaztelania dugu etxean. Zonifi-
kazioak, izendegiaren erabateko
alienazioa, errotulazioaren lege
zigortzailea, diru-laguntzen
murrizketa bidegabea, mitoen puxi-
ka haizatuak...
Hizkuntz Eskubideen Deklarazio
Unibertsalak (Bartzelona 1996) hau-
xe biltzen du: “herrien nolakotasu-
nek ekonomia, gizartea, erlijioa, kul-
tura, demografia, etab–. ez eta
hizkuntzen ezaugarriek ere, ez dute
inongo diskriminaziorik justifika-
tzen, beraz, hizkuntz komunitate
guztiak eskubide beren subjektu
dira.” Deklarazioak, gainera,
hizkuntz eskubideen berdintasuna
aldarrikatzen du, egoki ez diren
bereizketa hauek egin gabe: hizkun-
tza ofiziala/ez ofiziala; hizkuntza
gutxitua/gehiengoaren hizkuntza...
Garbi da gutxieneko arau horiek
Euskal Herrian ez direla betetzen.
Gaztelaniaren nagusigoak euskara-
ren egoera okerrera eraman du due-
la mendeak hasi zen jazarpenarekin.
Arrazoi aski dugu gure berezko
esparrua galdegiteko.
Eta egiazki gaztelania hobea, natu-
ralagoa eta erabilgarriagoa dela
defendatzen dutenek haren inpo-
sizioa errotik atzendu dute (askok
nahita, noski). Gaztelaniaren
defentsa halabeharrez egokitu zai-
gun estatuak egiten du; hezkuntza-
sistemak, komunikabideek, Eliza-
ren hierarkiako zati handi batek,
intelektualek eta armadak, besteak
beste. Hizkuntza komunaren aldeko
manifestu famatu hark ere ongi aski
ezkutatzen zituen inposatutako eta
ongi egonkortutako pribilegioen
defentsa gordina. Horra, burujabe
ez garen neurrian botere faktiko
horiek denek egunero gogoraraziko
digute gure gutxiagotasuna.
Munduko mehatxatutako hizkun-
tza gehienak subiranotasunik
gabeko herriak dira, eta hizkuntza
hauen garapena galarazten duten
eta hizkuntz aldaketa-bilakaera
azkartzen duten oinarrizko fakto-
reak dira batetik, autogobernuaren
falta, eta bestetik, bere egitura poli-
tiko-administratiboa eta hizkuntza
inposatzen duten estatuen politika.
“Espainiaren lorpen inperialak ero-
ri badira, zioten idazleek, garaipen
bat lortu da behinik behin: mun-
duari gaztelaniaz hitz egiten era-
kutsi zaio” Kamen (2006).
Inbasio, kolonizazio eta okupa-
zioek, bai eta bestelako menpekota-
sun modu batzuek ere, atzerriko
hizkuntza bat zuzenean inposatzea
dakarte maiz; baita hizkuntzen balo-
reen gaineko oharmenaren dis-
tortsioa eta hiztunen hizkuntz-leial-
tasunari eragiten dioten joera hie-
rarkizatzaileak ere. Eta hori gure
komunitatean garbi antzeman dai-
teke.
Baina lot gatzaizkion hasierako
esaldiari. Lotsagarria da, bai, euska-
rarenganako jokaera ofiziala, baina
ez bere antzinatasunarengatik –flan-
driarrak aipatzen zuen ezaugarria
ekarriz–, besteak bezala eta bezain-
beste, hizkuntza delako baizik. Bada
queo de las distintas fuentes (lo que
dicen en la denuncia, lo que dicen los
forenses, lo que recogen los jueces...)
acabaría detectándolo. Los datos de
ese estudio muestran una compleji-
dadajenaasupuestasdirectrices.Por
ejemplo, dibujan patrones diferentes
de malos tratos cada cuerpo policial,
siendo más duros en los casos de la
Guardia Civil bajo incomunicación,
según se prolongue o acorte la inco-
municación,segúnseanlosdetenidos
hombres o mujeres difiriendo el tipo
de métodos de tortura denunciados.
Y según se apliquen o no los protoco-
los de prevención ya existentes (así
en los casos de aplicación del “proto-
colo Garzón” los datos dan como
resultado la práctica ausencia de
denuncias de tortura, y también en
los casos de las detenciones de la Ert-
zaintza en determinados periodos).
En el caso de la tortura el silencio
se oye. Desde hace demasiado tiem-
po. Los poderes públicos no pueden
convertir esto en un tabú. En térmi-
nos de prevención, tiene que garanti-
zarse el cumplimiento de protocolos
de intervención que se han mostrado
eficaces.Incluyendoelmecanismode
investigación independiente del Pro-
tocolo Facultativo de la Convención
contra la Tortura que aún está pen-
diente de configurarse y desarrollar-
se de forma adecuada después de
varios años. Respecto a los casos del
pasado, en los que se ha dado una fal-
ta de investigación e impunidad, se
debería crear un mecanismo de eva-
luación independiente que contribu-
ya a un reconocimiento hacia las víc-
timas y evaluación realista de los
casos. Existe un precedente en Chile
con la creación de la Comisión
Valech, que investigó retrospectiva-
mente los casos de tortura. El Gobier-
no Vasco tiene una oportunidad de
oro en el informe sobre las “otras víc-
timas” para avanzar en esta línea, y
que las víctimas de tortura y malos
tratosnoquedende nuevo en la cune-
ta de la historia.
* Asoc. pro Derechos Humanos Argituz
Tribuna Abierta
P O R B E N I T O M O R E N T Í N Y A N D R É S K R A K E N B E R G E R ( * )
La tortura
halako joera bat hizkuntzaren zer-
nahiko defentsa egiten denean plu-
sak gehitzekoa funtsezko arrazoia-
ri. Askotan mistizismoetan galtzen
gara eta ondorioz, galarazten gai-
tuzte. Hizkuntza bat “zaharra” edo
“berria” den esatea ez da zuzena
–zentzu linguistiko hertsian–, bal-
din eta ez bagara lurralde jakin
batean hizkuntzak duen antzinata-
sunaz ari. Eta segitzeko, hizkuntza
baten ezaugarriek ez dute harekiko
zilegi litzatekeen errespetu maila
zehazten.
Hizkuntzaren bestelako alderdiak
–antzinatasuna, lehenagoko heda-
durak, ahaidetasunak, bizi-baldin-
tzak...– edozein kasutan, balioak
dira, baina gure hizkuntzaren esku-
bideak errespetatu daitezen eska-
tzeko ez dugu inolako pedigririk
aurkeztu beharrik. Hizkuntz esku-
bideak hizkuntza guztientzat berdi-
nak beharko lirateke –nolanahikoak
direla–, guk ez dugu besteek baino
justifikazio handiagoa eta pisuzkoa-
goa eman beharrik euskarak erres-
petua, zaintza eta miresmena jaso
ditzan.
ONDA VASCA 94.8/95.6 FM
El lapitzero
Tregua
ETA no está en tregua; aunque esa expresión se haya extendido supongo que confundiendo deseos
con realidades. El intento puede ser loable, pero no se ajusta a la verdad. En los últimos días han lle-
gado cartas de extorsión a empresarios y para ellos lo de usar la palabra “tregua” puede ser ofensi-
vo. Es más, el tono se ha endurecido de aquellas del verano en las que pedía dinero como quien pasa
el cepillo. El lenguaje de ETA (cese de ofensiva militar) es casi tan confuso como su silencio actual.
sobre la realidad de otras víctimas de
vulneraciones de derechos humanos
derivadas de la violencia de motiva-
ción política. Este informe, presenta-
do en junio de 2008, fue actualizado y
complementado con otro anexo, Tor-
tura:unaaproximacióncientífica,rea-
lizado por un equipo independiente
de forenses. En dicho estudio se ana-
lizaron los datos de más de 900 deten-
ciones en régimen de incomunica-
ción en el periodo 2000-2008, cerca de
300 testimonios escritos (denuncias
judiciales) de personas que habían
declarado haber sido objeto de malos
tratosotorturas;másde500informes
médico forenses y unas 200 declara-
cionesjudicialesanteelJuzgadoCen-
tral de Instrucción de la Audiencia
Nacional.Elnovedosométododeaná-
lisis consistió en un filtrado de toda
esa información analizando el grado
de coherencia y fiabilidad. Si quienes
dicen ser torturados mienten, el che-