Este documento describe brevemente las familias y lenguas indoeuropeas antiguas, incluyendo su ubicación geográfica, cronología, dialectos y características fonéticas y morfológicas. Se divide en secciones sobre las familias anatolia, indoirania, griega, itálica y otras, proporcionando detalles sobre las lenguas que componen cada familia como el hitita, sánscrito, latín y otros. El objetivo es analizar las lenguas pertenecientes a las distintas familias indoeuropeas centránd
1. Lingüística indoeuropea
2017–2018
Ibai Valderrama Goenaga
Filología Clásica y Románica
DESCRIPCIÓN DE
LAS FAMILIAS INDOEUROPEAS ANTIGUAS
Y DE LAS LENGUAS QUE ABARCAN
UNIVERSIDAD DE OVIEDO
Facultad de Filosofía y Letras
Franz Bopp
3. 1
ÍNDICE
I. Prólogo ..……………………………………………………………...……………... 2
II. Descripción de los rasgos geográficos, cronológicos, dialectales, fonéticos y/o
morfológicos de las familias indoeuropeas y de sus lenguas ………….…….………… 2
II.I Familia anatolia (hitita, luvita, licio, palaíta y lidio) ……...........................….. 2
II.II Familia indoirania (indio e iranio) ………………………….…..……………. 3
II.III El griego y sus dialectos …………………………………………..………… 4
II.IV Familia itálica (latín, osco, umbro y falisco) ………………………..….…… 5
II.V Familia germánica (germánico oriental y occidental, grupo nórdico) ...…..… 6
II.VI Familia celta (celta continental: galo y celtíbero, y celta insular: gaélico y
britónico) .................................................................................................................... 7
II.VII El armenio ………………………………………………….……………….. 8
II.VIII El albanés ………………………………………………………….………. 9
II.IX Familia báltica (antiguo prusiano, lituano y letón) …………....……………. 9
II.X Familia eslava (antiguo eslavo eclesiástico, eslavo meridional, occidental y
oriental) ..................................................................................................................... 10
II.XI El tocario ......................................................................................................... 11
II.XII Pueblos indoeuropeos y no indoeuropeos de la península ibérica ………..... 11
III. Referencias bibliográficas ………………….……..………………………………. 15
4. 2
PRÓLOGO
El presente trabajo consiste en un breve análisis de las lenguas pertenecientes a las
distintas familias indoeuropeas centrándose en: el emplazamiento geográfico donde
supuestamente se hablaron, la cronología que abarcan, la fragmentación dialectal de
cada lengua y las características fonéticas y/o morfológicas más relevantes.
II. Descripción de los rasgos geográficos, cronológicos, dialectales, fonéticos y/o
morfológicos de las familias indoeuropeas y de sus lenguas.
Antes de proceder a describir las características más pertinentes y generales de cada
familia, cabría hacer una clasificación de las mismas en base al sistema de consonantes
oclusivas, de manera que se hablaría, por un lado, de lenguas centum u occidentales y,
por otro, de lenguas satǝm u orientales. Las lenguas centum son aquellas en las que la
serie de oclusivas velares y de velares palatales habrían convergido en una única serie,
la velar. A este grupo pertenecen las lenguas de la familia itálica, celta, germánica,
griega, anatolia y tocaria. Las lenguas satǝm son aquellas en las que la serie de velares
y de velares labiovelares habrían confluido en una sola serie, la velar. Pertenecen a este
grupo las lenguas de la familia balto-eslava, armenia e indoirania.
No obstante, se trata de una clasificación aproximada y poco precisa, dado que las
lenguas anatolias y el tocario, por su condición de orientales, deberían ser satǝm, y son
centum.
II.I. Familia anatolia (hitita, luvita, luvita jeroglífico, licio, palaíta y lidio)
La rama de las lenguas anatolias supone un conjunto que se puede definir como
homogéneo y cuyos primeros documentos escritos –textos paleasirios de Kültepe– datan
aproximadamente del año 1900 a.C. Estas lenguas se hablaron en la península de
Anatolia, territorio también denominado Asia Menor y que hoy día se corresponde con
Turquía. En cuanto a las relaciones que mediaban entre estas lenguas, aún existe una
gran controversia y divergencia entre los lingüistas. Este conjunto de lenguas
comprende un estadio arcaico del indoeuropeo donde aún no existían categorías y
funciones de sustantivos y verbos: el llamado indoeuropeo II monotemático.
5. 3
El hetita o hitita es la lengua más importante de este grupo, dado que, de 25.000
tablillas que documentan vestigios de lenguas anatolias, nueve de cada diez están
escritas en hitita. Cabe señalar que ´´hitita`` es un término inapropiado, puesto que
dicho término se refiere a la lengua de los hatti, un pueblo no indoeuropeo que habitaba
las inmediaciones de Hattusa (Anatolia central) antes del advenimiento del pueblo
indoeuropeo al que denominamos ´´hitita.``
El luvita era la lengua hablada en el sur y suroeste de Anatolia y de la que se
conservan textos escritos en cuneiforme fechados entre el 1400 y 1200 a.C. Tales
documentos atestiguan fórmulas mágicas y cultuales pertenecientes a rituales hititas. El
luvita está fragmentado en tres dialectos: el istanuvio, el luvita jeroglífico y el licio,
siendo estos dos últimos los más destacables. El luvita jeroglífico está testimoniado
sobre todo a partir de la caída del imperio hitita, entre el 1200 y el 700 a.C. La
interpretación de los documentos en esta lengua ha presentado no pocas dificultades y
desconciertos a los lingüistas. Del licio cabe señalar que su sistema de escritura es
alfabético y que tal lengua está dividida en: licio A o termílico, atestiguado gracias a
inscripciones sepulcrales y monedas de entre los siglos VI–IV a.C. en la región de
Licia; y licio B o milio, cuya interpretación es más problemática.
Del palaíta, hablado en Pala, al noroeste de Anatolia, se conservan unas doscientas
palabras referidas a rituales y representadas en escritura cuneiforme. Parece haber sido
una lengua empleada tan solo en el ámbito religioso. El lidio, hablado en Lidia, al oeste
de Anatolia, está atestiguado en inscripciones sepulcrales y en textos poéticos en
escritura alfabética.
II.II. Familia indoirania (indio e iranio)
El indio y el iranio, que comparten muchos rasgos comunes, conforman un grupo de
lenguas que remiten a un estadio muy arcaico del indoeuropeo.
El indio está dividido en tres estadios diacrónicos: indio antiguo, indio medio e indio
moderno. El indio antiguo abarca el védico y el sánscrito. El védico es la lengua en que
están escritos los textos del Rig–Veda, unos himnos cultuales fechados en torno al año
1000 a.C. Su ubicación espacial habría que situarla al noroeste de la actual India. Con el
tiempo, el védico fue incorporando elementos lingüísticos procedentes del sánscrito,
lengua fechada antes del primer milenio a.C. y codificada en el siglo V a.C. por el
gramático Panini. Después, se convirtió en una lengua artificial, literaria y religiosa; la
lengua de cultura, en definitiva, como lo fue el latín en el Medievo. Se ha llegado a la
6. 4
conclusión de que el sánscrito es la lengua indoeuropea más antigua y, por tanto, la más
cercana al protoindoeuropeo. El estadio del indio medio alberga las inscripciones de
Ašoka (ca. III a.C.), escritas en prácrito, una lengua popular evolucionada del antiguo
indio. El dialecto pāli de los budistas de Ceilán también forma parte del indio medio.
Actualmente, en la India, Ceilán (hoy Sri Lanka) y Pakistán se hablan muchos
dialectos derivados del indio, entre los que destacan el hindi (la lengua oficial de la
India) y el urdu, variantes del indostaní. Del indio deriva también la lengua de los
gitanos, el caló o romaní.
El iranio, hablado por los arios del antiguo Irán, está dividido también en tres
estadios: iranio antiguo, medio y moderno. Actualmente, el territorio ocupado por el
antiguo iranio se extiende desde Irán hasta el Turquestán chino. El iranio antiguo
engloba el avéstico, el persa antiguo, el medo y el escita. El avéstico es el dialecto en
que está redactado el Avesta, el libro sagrado de los mazdeístas. Además, se trataba de
una lengua artificial, no viva, puesto que era empleada tan solo en el ámbito religioso.
El antiguo persa, cuyo empleo desapareció con la caída del imperio aqueménida, está
atestiguada en inscripciones cuneiformes de los reinados de Darío I (521–486 a.C.) y de
Jerjes I (486–465 a.C.). Actualmente, el persa moderno es la lengua oficial de Irán. Del
medo y del escita tan solo se conservan una serie de nombres propios que nos han
llegado a través de textos griegos. Dentro del iranio medio hay una clasificación
espacial: occidental y oriental. El iranio medio occidental engloba el pehlevi, la lengua
de los sasánidas (226–642 d.C.), que albergó una amplia tradición literaria; y también el
parto, testimoniado desde el siglo I a.C. en monedas hasta el X d.C. en fragmentos de
manuscritos. El iranio medio oriental se divide en: corasmio, sogdiano y kotanés. El
corasmio, extinguido hacia siglo XIV d.C., fue descubierto gracias a inscripciones en
un alfabeto derivado del griego. El sogdiano se habló en Asia Central en torno a los
siglos VI–IX d.C. y actualmente se trata de un dialecto de Tayikistán. Por último, el
kotanés fue la lengua del Turquestán chino en el siglo II d.C. y en la que se redactaron
muchos textos budistas entre los siglos VIII y X d.C.
II.III. El griego y sus dialectos
Por griego se entiende el conjunto de dialectos antiguamente hablados en lo que hoy
corresponde a Grecia continental, las islas del Egeo, territorios de la costa occidental de
7. 5
Asia Menor, Sicilia y sur de Italia. Además, el griego siempre ha sido uno de los pilares
fundamentales para la reconstrucción del indoeuropeo.
El estadio más antiguo del griego es el micénico, testimoniado en tablillas que datan
de los siglos XV–XII a.C. y que fueron halladas en Cnosos, Pilos, Micenas y Tebas. Los
micénicos desarrollaron un sistema de escritura silábica denominado Lineal B, fruto del
Lineal A, obra de los minoicos, un pueblo mediterráneo no indoeuropeo. El Lineal B fue
descifrado en 1952 por el británico Michael Ventris. Hay autores que postulan la
existencia de un dialecto protogriego supuestamente hablado en torno al 2000 a.C. y al
que denominan pelásgico, siendo los pelasgos los primitivos habitantes del Ática. Tales
autores basan su teoría en vestigios arqueológicos, no escritos.
Los primeros textos griegos en escritura alfabética datan del siglo VIII a.C.,
conservados en inscripciones, y el corpus restante de textos griegos antiguos –ingente, a
decir verdad– nos ha llegado a través de otras inscripciones, papiros, ὄστρακα y
manuscritos antiguos copiados de otros.
A partir de principios del s. VIII a.C. se diferencian dos grandes grupos de dialectos
griegos: el jónico-ático, el eolio y el arcadio-chipriota por un lado, y por otro, el dorio
y los dialectos griegos noroccidentales. A mediados del siglo IV a.C., determinadas
circunstancias políticas y sociales generaron el desarrollo de una nueva variedad del
griego, la llamada κοινὴ γλῶσσα, ´´lengua común``, que se impuso como lengua oficial
y común –al menos de cultura– primero en Macedonia, ya en tiempos de Filipo II, y
después en el resto del territorio griego, desplazando a los dialectos locales hasta
hacerlos desaparecer mucho más tarde. A partir del siglo V d.C., tras la caída y la
división del Imperio romano y el nacimiento del Imperio bizantino en el siglo VI, la
κοινή dio paso al griego bizantino o medieval, y a partir del siglo XV se habla de griego
moderno, que continúa siendo la lengua oficial de Grecia desde el siglo XIX.
Por último, el dialecto macedonio presenta problemas a la hora de encuadrarlo junto
al resto de dialectos griegos, dado que parece más estar a caballo entre el tracio y el
frigio y, de hecho, los propios griegos consideraban extranjeros a los macedonios.
II.IV. Familia itálica (latín, osco, umbro y falisco)
En materia indoeuropeística, por lenguas itálicas se entienden el latín –y las lenguas
que de él derivan–, el osco, el umbro, el falisco y otros dialectos, porque en la península
8. 6
itálica se hablaron también otras lenguas no menos itálicas pero no emparentadas con
estas tres, como el véneto, el mesapio o el ligur.
El latín, lengua muy unificada, surgió en el Lacio (actual Lacio italiano) y se empezó
a expandir por la península itálica desde el siglo VI a.C. hasta mediados del II d.C. por
todo el Mediterráneo, norte de África y Oriente Próximo. Los primeros testimonios del
latín (ss. VII–VI a.C.) nos han llegado en forma de inscripciones. Del latín derivan: el
español –la segunda lengua más hablada del mundo, distribuida por todo el orbe
terrestre–, francés, italiano, portugués, rumano, gallego, catalán, asturiano, occitano,
retorrománico y otras lenguas. Hasta principios del siglo pasado, el latín ha seguido
empleándose como lengua culta.
Un dialecto del latín fue el falisco, hablado por los faliscos o falerios y cuyos
testimonios más antiguos son inscripciones del siglo IV a.C.
El osco, fragmentado dialectalmente, fue hablado por los samnitas en la región de
Campania (Italia central), un pueblo sometido al dominio de Roma en el año 290 a.C.
Estaban en relación con el osco los dialectos sabélicos, hablados en el Lacio oriental,
entre Umbría y Campania, por los sabinos, pelignos, marsos, vestinos y volscos.
El umbro, cuyos primeros testimonios están recogidos en las denominadas Tablas
Iguvinas (ca. 200 a.C.), fue la lengua de un pueblo que habitó en Umbría a la orilla
oeste del Tíber. No hace mucho que se considera al sudpiceno o antiguo sabélico,
atestiguado en inscripciones de los ss. VI y V a.C., como una lengua protoumbra.
II.V. Familia germánica (germánico oriental y occidental, grupo nórdico)
Los primeros datos acerca de las tribus germánicas son los que aportan los textos
clásicos, y a partir del s. II d.C., estas lenguas se hallan testimoniadas en las runas o
inscripciones rúnicas, escritos relacionados con la magia y con la hechicería.
El principal representante del germánico oriental es el gótico, la lengua de los godos,
procedente de la Escandinavia central con salida al Báltico, en la actual Suecia. Los
godos se expandieron hacia la costa de la actual Polonia, Ucrania, Italia (los
ostrogodos), Galia e Hispania (los visigodos). Pueblos ligados a los godos fueron los
vándalos y burgundios. La fuente principal y casi exclusiva para el conocimiento del
gótico es una traducción del Nuevo Testamento al gótico realizada por el obispo arriano
Ulfilas en el s. IV a.C. Cabe señalar que hasta 1560 se seguía hablando gótico en la
9. 7
península de Crimea, ubicada al norte del mar Negro. Se trata de una auténtica lengua
muerta dado que no ha dejado descendientes.
Los dialectos del germánico occidental eran el alto y bajo alemán, el antiguo inglés y
el frisón. Los primeros documentos escritos en alto alemán (cuyos dialectos eran el
bávaro, el alemánico y el franconio) nos han llegado en forma de glosas del s. VIII. El
bajo alemán (que englobaba el dialecto sajón) está documentado desde el s. IX y, al
igual que el alto alemán, fue una lengua productiva en el campo literario.
El grupo de lenguas nórdicas, habladas por los pueblos conocidos más tarde como
escandinavos, están documentadas en inscripciones rúnicas de los ss. II–III d.C. De este
conjunto de lenguas derivan el noruego, el antiguo islandés, el sueco y el danés.
De esta familia de lenguas germánicas derivan el actual alemán, el inglés (hoy día la
tercera lengua más hablada del mundo), el holandés, el flamenco y el danés.
II.VI. Familia celta (celta continental: galo y celtíbero, y celta insular: gaélico y
britónico).
Se postula que el origen de los pueblos celtas estuvo ubicado en el territorio que hoy
corresponde al sur de Alemania, Austria y Bohemia (República Checa). Estos pueblos
llevaron a cabo una gran expansión territorial. Por testimonios arqueológicos se sabe
que antes del 500 a.C. ya habían llegado a las actuales Francia, Bélgica, España y las
islas británicas, y antes del 400 a.C. ya se habían instalado celtas en el norte de Italia.
Llegaron incluso al sur de Germania, los Balcanes y a Asia Menor (los gálatas eran los
celtas de la península de Anatolia) en el s. III a.C. Los romanos llamaban galos
transalpinos a los celtas ubicados más allá del norte de los Alpes, y galos cisalpinos a
los ubicados al sur de los Alpes, basculando hacia Italia. Apenas se conservan
testimonios escritos primitivos de los celtas, tan solo inscripciones (ss. 200 a.C. – 200
d.C.) de la Galia, en alfabeto latino, e Hispania, en alfabeto ibérico. Además, las
lenguas célticas fueron desplazadas debido al advenimiento del latín y a los
movimientos migratorios germánicos hasta desaparecer muchas de ellas.
El celta continental engloba el galo, ya citado, y el celtíbero. Los celtíberos fueron
los celtas de la península ibérica, que, a pesar del término con el que se denominan, no
se trataba de una mezcla entre celtas e íberos, sino que los celtíberos poseían una
identidad propia distinta de la de los íberos. Los bronces de Botorrita (s. I a.C.)
atestiguan la lengua de estos celtíberos.
10. 8
Al grupo de dialectos de las islas británicas se le denomina celta insular,
documentados por escrito desde el Medievo en dicho archipiélago. Este grupo abarca el
gaélico y el britónico. El gaélico, a su vez, engloba el irlandés, el escocés y el manés.
El principal representante del gaélico es el irlandés, cuyos textos más antiguos datan del
siglo V d.C. en inscripciones funerarias. El irlandés antiguo evolucionó y dio paso al
irlandés medio y este al irlandés moderno, hablado todavía en Irlanda hoy día. El
escocés, por otro lado, no es sino la evolución del gaélico en Escocia, llevado allí por
emigrantes irlandeses. Por último, el manés, hablado en la isla de Man (entre Irlanda y
Gran Bretaña), se conoce desde el siglo XVII y hoy día está prácticamente extinguido.
El britónico era la lengua de los celtas que arribaron a Gran Bretaña en torno al s. V
a.C. y está dividido en tres dialectos: galés o címrico, córnico y bretón. El galés está
atestiguado desde el s. VIII y partir del XVI fue muy productivo en el ámbito literario.
Actualmente se sigue hablando en Gales. El córnico, hablado originariamente en
Cornualles y hoy casi extinguido, está testimoniado desde el s. IX d.C.
El bretón pertenece también a este grupo, dado que quienes llevaron la lengua celta a
la actual Bretaña fueron emigrantes de la antigua Britania. El bretón está recogido por
escrito desde el s. XIV y actualmente todavía se habla en núcleos rurales de la Baja
Bretaña francesa. La producción literaria en bretón es bien escasa.
II.VII. El armenio
Ya desde el 600 a.C. está documentado el nombre del pueblo que habitó el espacio
hoy correspondiente a Armenia, los arminiya, y, mientras que unos lingüistas los
vinculaban a los frigios, otros los ligaban a los asirios. Los primeros documentos
escritos en armenio datan del s. IX de nuestra era. Se diferencian tres estadios
diacrónicos del armenio: el armenio clásico, escrito desde los primeros testimonios del
s. IX; el armenio medio, escrito desde el año 1000 al 1500; y, por último, el armenio
moderno, que engloba dos variedades dialectales: el armenio occidental o armenio de
Turquía y el armenio oriental. A lo largo de su historia, el armenio ha recibido una
notable influencia por parte de sus lenguas vecinas: el griego –con quien presenta
mayor similitud–, el iranio, las lenguas anatolias y el arameo.
11. 9
II.VIII. El albanés
Esta lengua, hablada hoy día en Albania, se conoce por escrito desde época muy
tardía –nada menos que desde el siglo XV d.C. gracias a traducciones de obras
cristianas– y no se tiene constancia de la historia de sus hablantes primitivos. El
albanés ha recibido el influjo del latín, del griego, del turco y de ciertas lenguas eslavas
hasta tal punto que, hoy día, tan solo un 10% del vocabulario albanés hunde sus raíces
en el indoeuropeo. Unos autores lo vinculan al ilirio, pero se trata de un razonamiento
más geográfico que lingüístico; mientras que otros lo relacionan con el tracio.
Esta lengua acoge dos variedades dialectales: la del sur, el tosko, que se ha extendido
hacia Grecia y sur de Italia (sobre todo Apulia y Calabria); y la del norte, el guego.
II.IX. Familia báltica (antiguo prusiano, lituano y letón)
Los pueblos denominados bálticos son aquellos que se establecieron en los territorios
con salida al mar Báltico, a saber: los letones, curonios, lituanos y prusianos, cuyas
lenguas, emparentadas genéticamente, se denominan igualmente bálticas. Los dialectos
bálticos se clasifican en dos grupos: el occidental (prusiano) y el oriental, dividido a su
vez en lituano y letón. El curonio no era sino una especie de transición entre el lituano y
el letón que perdió su identidad propia a finales del s. XVI. Las lenguas bálticas están
testimoniadas desde épocas bien recientes, aunque es cierto que presentan múltiples
arcaísmos, dato interesante de cara a la comparación entre las lenguas indoeuropeas.
Se trata de lenguas que comparten numerosos rasgos comunes con las lenguas
eslavas, y tanto es así que hasta se habla de lenguas baltoeslavas. Por otro lado, las
lenguas bálticas han recibido también el influjo de las lenguas germánicas.
En cuanto al antiguo prusiano, que se extinguió a finales del s. XVII debido a la
colonización germánica de Prusia oriental, se conoce desde el s. XV por fuentes
escritas. El lituano, por su parte, se sigue hablando en Lituania y el actual se asemeja
mucho al lituano antiguo, por lo que se trata de una lengua bastante conservadora. Se
distinguen dos dialectos del lituano: el bajo lituano o lit. zemaítico y el alto lituano o lit.
aukstaítico. Los primeros testimonios escritos en lituano datan del s. XVI d.C.
El letón fue configurado por el habla de diferentes pueblos: curonios, latgalos,
zemgalos y selonios. Dicha lengua está atestiguada por un catecismo desde finales del s.
XVI, concretamente desde 1585. El letón moderno, hablado en la actual Letonia, posee
12. 10
rasgos lingüísticos de sustrato finés y acoge tres variedades dialectales: el tamiano, el
alto letón y un dialecto central.
II.X. Familia eslava (antiguo eslavo eclesiástico, eslavo meridional, occidental y
oriental)
Las lenguas eslavas constituyen un grupo eminentemente conservador y también se
tiene constancia de ellas desde época tardía.
El antiguo eslavo eclesiástico –cuyos documentos más antiguos, que son
traducciones de textos cristianos al eslavo, datan de los ss. X-XI– era el dialecto sureño
de una lengua hablada en su día en Bulgaria, Macedonia y Moravia. De dicho dialecto
surgieron después dos lenguas literarias: el antiguo búlgaro –nacido en el s. X en
Bulgaria oriental– y el antiguo macedonio, nacido en Bulgaria occidental. Dado que las
glosas que diferencian tales lenguas entre sí son mínimas, se les suele denominar
globalmente a todas ellas como antiguo eslavo. Las lenguas eslavas restantes,
atestiguadas desde época relativamente reciente y poco distantes entre sí
lingüísticamente hablando, se clasifican en tres grupos: eslavo meridional, occidental y
oriental. El eslavo meridional acoge a su vez cinco lenguas, a saber:
El búlgaro –principal representante del grupo, atestiguado desde el s. XII y hablado
en la actual Bulgaria–, macedonio, serbio, croata y esloveno, hablados respectivamente
en Macedonia, Serbia, Croacia y Eslovenia a día de hoy. El eslavo occidental engloba al
checo –testimoniado del s. XII–, eslovaco –documentado desde el s. XIII– y polaco,
atestiguado desde el s. XIV. Dichas lenguas se hablan hoy en la República Checa,
Eslovaquia y Polonia, respectivamente. Al eslavo occidental pertenecen también
lenguas desparecidas total o parcialmente, como el polabo, el eslovincio, el sorabo y el
cachubo, lenguas que habría que situar geográficamente entre Alemania y Polonia.
Por último, el eslavo oriental engloba tres lenguas: el ruso –principal representante
del grupo y atestiguado desde el s. XI–, el ruso blanco o bielorruso y el ucraniano,
documentado desde el Medievo. El ruso es actualmente la lengua oficial de Rusia y de
Bielorrusia y se habla además en otros países asiáticos colindantes. Además, desde el s.
XVIII el ruso es la lengua literaria más importante de la familia eslava. El bielorruso, a
pesar de no ser la lengua oficial, se habla también en Bielorrusia, y el ucraniano es hoy
la lengua oficial de Ucrania.
13. 11
II.XI. El tocario
El tocario, ya extinto, era una antigua lengua hablada muy al norte de la actual India
y al este del mar de Aral, cuyos documentos más antiguos, hallados en el Turquestán
chino, datan de los ss. VI–VIII d.C. Se trata de textos budistas y documentos con fines
comerciales. Además, se postula que los primitivos hablantes del tocario se remontan al
primer milenio a.C.
Dentro del tocario se diferencian dos dialectos: el tocario A, agneo o turfanio; y el
tocario B, también denominado kucheo. Cabe señalar que el léxico de uno y otro
dialecto, plagado de arcaísmos morfológicos y de préstamos de otras lenguas, presenta
complicaciones a la hora de reconstruir el supuesto estadio indoeuropeo correspondiente
al tocario. Por otra parte, es posible que, en la época en que se atestiguan los primeros
documentos del tocario A, esta fuera ya una lengua prácticamente muerta y destinada
solamente al ámbito religioso, al tiempo que el tocario B permanecía como lengua
hablada. Se trata de una auténtica lengua muerta, puesto que no ha dejado
descendientes.
II.XII. Pueblos indoeuropeos y no indoeuropeos de la península ibérica.
La fecha de la llegada de pueblos indoeuropeos a la península ibérica sigue siendo
una incógnita a despejar. Según los restos arqueológicos, en torno al siglo XV a.C. ya
había pueblos indoeuropeos procedentes de Centroeuropa en nuestra Península.
Lo que sí podemos determinar es que hacia el siglo V a.C. ya estaba plenamente
configurado en la Península un amplio grupo de pueblos que denominamos célticos. Se
trata de poblaciones indoeuropeas celtas procedentes de Europa Central que se
instalaron en la Península y que se mezclaron con la población autóctona. Ocupaban
aproximadamente tres cuartas partes de la Península y estaban divididos en pueblos
muy diversos: galaicos, ástures, cántabros, vacceos; por citar algunos.
En esa misma cronología, el resto de la península ibérica (a saber, Levante y sur
peninsular) estaba ocupado por los pueblos ibéricos, que eran poblaciones no
indoeuropeas autóctonas de la Península y que se vieron influidas por las colonizaciones
fenicias (ss. VIII–VI a.C.) y griegas (VII–VI a.C.). De hecho, los ibéricos poseían un
sistema de escritura –cuyo desciframiento sigue siendo todo un reto lingüístico a
superar en la actualidad– importado del sistema de escritura fenicio y también hicieron
14. 12
uso de la moneda, conocida para ellos gracias a los movimientos colonizadores de estas
dos civilizaciones y a las relaciones comerciales que mantenían con ellas. Al igual que
el grupo de pueblos célticos, este grupo estaba formado por muchos y muy diversos
pueblos independientes unos de otros: jacetanos, ilergetes, oretanos, etc., por citar
algunos.
Por último, una población no indoeuropea de esta época y que no formaba parte de un
grupo ni de otro era el pueblo de los antiguos vascos. Hasta fechas recientes se pensaba
que era el pueblo más antiguo de Europa, pero tal hipótesis fue reemplazada por otra.
Las tribus que conformaban el pueblo de los antiguos vascos eran los autrigones,
caristios, várdulos y vascones. La lengua de estos pueblos, el euskera, es la única
lengua prerromana de la Península que pervive en nuestros días, lo que la convierte en
un caso muy peculiar, pues ni siquiera los romanos fueron capaces de hacerla
desaparecer tras la imposición el latín, lengua que tan solo pudo aportar repertorio
léxico al euskera, mas no absorberlo ni desplazarlo.
El origen del euskera sigue siendo hoy día un gran misterio lingüístico por resolver.
Unos lingüistas lo vinculan con las lenguas caucásicas (v.gr. turco o ruso), mientras
que otros establecen un posible parentesco entre el euskera y ciertas lenguas camíticas
(bereber, copto, cusita o sudanés).
En todo caso, la lingüística aún permanece carente de una hipótesis medianamente
concluyente y convencedora sobre el origen de la lengua vasca.
17. 15
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Lapesa, Rafael (1968), Historia de la lengua española (7ª ed.), Madrid: Escelicer.
Rodríguez Adrados, Francisco (1975), Lingüística indoeuropea, vol. I, pp. 86–101,
Madrid: Gredos.
Rodríguez Adrados, Francisco, Bernabé Pajares, Alberto, & Mendoza, J. (1995),
Manual de lingüística indoeuropea, vol. I, pp. 101–127, Madrid: Ediciones Clásicas.
Villar Liébana, Francisco (1996), Los indoeuropeos y los orígenes de Europa, pp. 465 y
ss., Madrid: Gredos.