PLAN LECTOR 2024 integrado nivel inicial-miercoles 10.pptx
EL IMPERIO AZTECA-LA CONQUISTA
1. PLAN DE MEJORA INSTITUCIONAL
2010
EL IMPERIO AZTECA: LA CONQUISTA
E.M.E.M. N° 1 / D.E. 13 “MANUEL MUJICA LAINEZ”
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2. TRABAJO REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 2° AÑO 1° DIVISIÓN
Acorinti, Carlos
Arenas, Romina
Azari, Erika
Barraza, Lucas
Blanco, Claudio
Blanco, Solange
Chura, Pamela
Estigarribia, Karina
Garcia Condori, Arturo
Giménez, Johana
González, Gabriel
Iñiguez, Florencia
Lagraña, Maximiliano
López Nieto, Cristian
López, Ramiro
Nuñez, Julia
Ojeda, Melina Sol
Onorato, Julio Cesar
Orellana, Natalia
Palomino, Edgar Adrián
Retamozo, Cristina
Rodríguez, Brenda
Rodríguez, Camila
Ropat, Walter Damián
Sánchez, Jorge
Santana, Ayelen
Sosa, Nicole
Suárez, Jennifer
Tanquia, Silvana
Terrazas Vera, Erwin
Tevez, Johana
Vallejos, Juana
Videla, Axel
Villarreal, Evelyn
Zalazar, Mariana
Docente de Historia: Guillermo Allo
Docente de informática: Andrés Cranstoun
Coordinación: Cristina Abad
Director: Prof. Carlos Mirés
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3. LA CONQUISTA DE MÉXICO
A principios del siglo XVI, la civilización occidental se hallaba en el umbral de una nueva era, sin
paralelo hasta nuestros días, de descubrimientos e incentivos, de fronteras que saltaban en
pedazos y de horizontes lejanos y no soñados. América había sido descubierta, pero el continente
estaba prácticamente inexplorado.
En 1519 iban a cambiar las cosas, con la aparición en aquellas costas de un hombre de carácter
muy distinto al de cuantos lo habrían precedido. Su nombre era Hernán Cortés, y en menos de tres
años, con sus brillantes dotes de mando, su valor y su suerte casi increíble, iba a conseguir el
hundimiento del imperio mexicano, y del emperador Moctezuma, como ya dijo nuestro profesor.
Su historia tiene significación especial, por que señala el primer enfrentamiento directo, con toda
su fuerza y poder del Viejo Mundo con el Nuevo.
Los recursos del jefe español eran pocos: once naves que transportaban menos de setecientos
hombres. Pero poseía dos armas secretas, desconocidas para los nativos americanos: armas de
fuego, entre ellas varios cañones pequeños, y 16 caballos. Cortés utilizó los dos en su primer
encuentro con los habitantes de tierra firme. En una batalla librada cerca de Tabasco, al sudeste
de México, los aterrorizados indios Mayas se mantuvieron valerosamente firmes contra los cañones,
pero los caballos fueron demasiado para ellos.
Al principio imaginaron que hombre y caballo eran verdaderamente un solo animal, algún
monstruoso centauro que cargaba contra ellos, y huyeron. Cortés, avanzó a grandes pasos hacia
un árbol cercano, dio sobre el un gran golpe con su espada y declaró español el territorio. La
conquista de México había comenzado.
Al día siguiente, los tabasqueños enviaron emisarios de paz al campamento español, con ricos
presentes para sus conquistadores. Entre los regalos iba una joven india llamada Malitzín. Esta
muchacha a quien Bernal Díaz describe como " de buen parecer y desenvuelta", fue sin duda el
mayor don divino que jamás recibiera Cortés; no por que finalmente llegara a ser su amante y la
madre de sus dos hijos, sino porque hablaba náhuatl y maya. Cortés ya tenía un intérprete
español maya, de modo que desde el momento que se le unió Malitzín terminaron los problemas
de lenguaje.
El siguiente desembarco tuvo lugar a unas 200 millas al norte de Tabasco, dentro de las fronteras
del belicoso imperio Azteca de Moctezuma.
Uno de los primeros golpes de suerte de Cortés, Quetzalcoatl (la serpiente emplumada), su
leyenda revela una fantástica serie de coincidencias que da a la historia de la conquista el
carácter de un cuento maravilloso: Hace mucho tiempo, dice la leyenda, Quetzalcoatl había
bajado a la tierra en forma de hombre de piel blanca y barba negra; al cabo de veinte años
había embarcado hacia el este. Se decía que algún día volvería para restablecer su dominio. Su
regreso tendría ligar en un "Año Uno Caña", y traería consigo muchas tribulaciones y sufrimientos.
Según el calendario Azteca 1519 era un Año Uno Caña.
Moctezuma tenía razones para inquietarse, incluso antes de conocer la llegada de Cortés, varios
"malos presagios" se habían sucedido, y cuando sus espías dijeron haber visto una banda de
misteriosos extranjeros mandados por un hombre de faz inusitadamente pálida y barba negra, las
mas horrendas sospechas del emperador parecieron confirmarse.
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4. Mientras Cortés hacía los preparativos para la marcha llegó otro grupo de emisarios indios a
Veracruz. Estos afables miembros de la tribu Totonaca explicaron que habían sido conquistados
por los Aztecas y de los tributos que les habían impuesto sus odiados señores, por lo que querían
unirse a los españoles en su campaña. El conquistador accedió a llevarlos consigo.
Antes de emprender la marcha, Cortés tomó una decisión que por su valor y sangre fría debe ser
considerada como la más notable de su vida: ordeno a algunos de sus marineros perforar los
cascos de sus naves y, con el pretexto de que estaban carcomidas y eran inútiles para la
navegación las llevasen a tierra. De allí en adelante ocurriese lo que ocurriese, no había retirada
posible.
El 8 de noviembre de 1519 conducía Hernán Cortés 400 hombres cansados y sucios por la calzada
sur, hacia el interior de la capital azteca, una procesión distinta avanzaba en dirección contraria,
el mismo emperador, en su palanquín de oro, salía para encontrarse con su dios.
Desmontando de su caballo, Cortés avanzó a grandes pasos hacia el emperador, y entonces, por
primera vez, el Viejo y el Nuevo Mundo se vieron a la cara.
Para comienzos de 1520 podía decirse que la conquista de México estaba terminada. Pero la
suerte de Cortés cambió súbitamente: las autoridades españolas en Cuba, enfurecidas por su
insubordinación enviaron una expedición de castigo, que Cortés destruyó.
Entre tanto en la capital se producía un desastre. En mayo durante un festival religioso, Alvarado
decidió saquear a los indios nobles ataviados con sus mejores joyas y ordenó a sus soldados una
matanza para apoderarse de ellas.
Más de 1000 nativos fueron muertos, y antes de que transcurriera una hora toda la ciudad estaba
levantada en armas, desde entonces los españoles fueron rodeados en su palacio y cuando
pidieron a Moctezuma su ayuda, este fue muerto a pedradas por su propia gente. El nuevo
emperador fue Cuitlahuac, pero este murió al muy poco tiempo victima de la viruela para ser
sucedido por Cuauhtémoc.
Las últimas esperanzas de Cortés de permanecer en la ciudad, murieron con Moctezuma. Se dio
cuenta de que había de retirarse y esa misma noche cuando la multitud pareció calmarse
emprendió la marcha.
Súbitamente, las aguas a ambos lados de la pasarela se llenaron de canoas que lanzaron una
lluvia de flechas contra los españoles, los que no murieron por las flechas murieron ahogados por el
peso del oro que llevaban consigo. Cortés perdió más de la mitad de su ejército. Aquella terrible
noche del 30 de junio de 1520 se recuerda como "La Noche Triste".
Tras tal hecatombe, pocos jefes hubieran querido continuar la batalla. Pero Cortés estaba
decidido a tomar México y el 28 de diciembre condujo hacia el Valle de México un nuevo ejército
de 550 españoles pero esta vez reforzados por cerca de 10,000 indios aliados además de 13
bergantines para poder atacar por agua.
El asalto final se inició en abril de 1521 pero la victoria resultó más difícil de lo que había creído.
Cortés supo que solo había una solución, aniquilar lenta y sistemáticamente la ciudad. Y dio la
orden a sus hombres de que destruyesen casa por casa y calle por calle y usaran los escombros
para rellenar el lago. Y así el 13 de agosto de 1521, cayó finalmente la ciudad de Tenochtitlan.
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5. No hay estatua del conquistador en la moderna ciudad de México, pero la plaza de las tres
culturas, en el lugar donde Cuauhtémoc reconoció el fin de su imperio, una lápida de mármol
pone el mas sabio quizá de os epílogos.
"No fue triunfo ni derrota. Fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que es el México de hoy".
Ciudad de Tenochtitlan
La Batalla de Otumba
Luego de su huida de la ciudad de Tenochtitlan, Hernán Cortés y sus huestes llegaron a Popotla,
donde el capitán veía pasar su cansado y abatido ejército con lágrimas en los ojos, ante el
conocido Árbol de la Noche Triste. Así llegaron a Cuajimalpa, donde pudieron dormir y curar sus
heridas, para regresar a la media noche y reanudar el camino, aunque fueron descubiertos y
nuevamente perseguidos.
El 2 de julio de 1520, las hostilidades se reanudaron, pero los españoles tomaron el cerro donde se
encontraba un templo llamado Teocalhueyacan, desde donde resistieron eficazmente; la intención
de los invasores era seguir los lomeríos del poniente del valle en dirección norte para alejarse lo
más posible de México y alcanzar el camino de Tlaxcala, donde tenían aliados indígenas.
Del 3 al 6 de julio del mismo año, los españoles pasaron por Tepotzotlán, Aychcualco,
Aztaquemécan y Tonaníxpan, donde libraron diversas batallas. Al día siguiente, al pasar por
Otumba para llegar a Tlaxcala, enfrentaron a un numeroso ejército formado por mexicas,
tepanecas, chalcas, xochimilcas y acolhuas, que venían persiguiéndolos con aliados de Tollan,
Tenayuca y Otumba, todos dispuestos a aniquilar a los invasores.
La batalla duró cuatro horas en el lugar conocido como Otompan, en el actual territorio de
Otumba. Se dice que en cierto momento los españoles quedaron rodeados por los indígenas, ante
lo cual Cortés ordenó acometer al jefe guerrero Cihuacóatl Matlatzincátzin; este último fue
abatido a manos de Juan de Salamanca.
Muerto su jefe, los indígenas, atónitos, emprendieron la huida, hecho que alzó con la victoria a las
huestes españolas.
Hernán Cortés:
Conquistador español de México (Medellín, Badajoz, 1485 - Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1547).
Procedente de una familia de hidalgos de Extremadura, Hernán Cortés estudió brevemente en la
Universidad de Salamanca. En 1504 pasó a las Indias recién descubiertas por Colón y se estableció
como escribano y terrateniente en La Española (Santo Domingo). Participó en la expedición a
Cuba de 1511 como secretario del gobernador Diego Velázquez, con quien emparentó al casarse
con su cuñada y que le nombró alcalde de la nueva ciudad de Santiago.
En 1518 Diego Velázquez confió a Hernán Cortés el mando de una expedición a Yucatán; sin
embargo, el gobernador desconfiaba de Cortés, a quien ya había encarcelado en una ocasión
acusado de conspiración, y decidió relevarle del encargo antes de partir. Advertido Cortés, aceleró
la partida y se hizo a la mar antes de recibir la notificación (1519).
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6. HERNÁN CORTÉS
Con once barcos, unos seiscientos hombres, 16 caballos y 14 piezas de artillería, Hernán Cortés
navegó desde Santiago a Cozumel y Tabasco; allí derrotó a los mayas y recibió -entre otros
regalos- a la india doña Marina, que le serviría como amante, consejera e intérprete durante toda
la campaña.
Desobedeciendo órdenes expresas del gobernador Velázquez, fundó en la costa del golfo de
México la ciudad de Villa Rica de la Veracruz. Allí tuvo noticias de la existencia del imperio azteca
en el interior, cuya capital se decía que guardaba grandes tesoros, y se aprestó a su conquista.
Para evitar la tentación de regresar que amenazaba a muchos de sus hombres ante la evidente
inferioridad numérica, Hernán Cortés hundió sus naves en Veracruz. Logró la alianza de algunos
pueblos indígenas sometidos a los aztecas, como los toltecas y tlaxcaltecas. Tras saquear Cholula,
llegó a la capital azteca, Tenochtitlán, en donde fue recibido pacíficamente por el emperador
Moctezuma, que se declaró vasallo del rey de Castilla. La posible identificación de los españoles
con seres divinos y de Cortés con el anunciado regreso del dios Quetzalcoátl favoreció quizá esta
acogida a unos extranjeros que enseguida se empezaron a comportarse como invasores
ambiciosos y violentos.
Entonces tuvo que dejar la ciudad a su lugarteniente Alvarado, para hacer frente a las tropas de
Pánfilo de Narváez, enviadas por el gobernador Velázquez para castigar su rebeldía y devolverle
a Cuba; Cortés los derrotó en Cempoala y consiguió que se uniese a él la mayor parte del
contingente (1520). Cuando regresó a Tenochtitlán, encontró una gran agitación indígena contra
los españoles a causa de los ataques realizados a sus creencias y símbolos religiosos y de la
matanza de sus nobles por Alvarado para desbaratar una supuesta conspiración. Hizo prisionero
a Moctezuma e intentó que éste mediara para calmar a su pueblo, sin lograr otra cosa que la
muerte del emperador.
MÉXICO, EL DESEMBARCO DE LA MUERTE: El 18 de noviembre de 1518 Hernán Cortés zarpó de la
colonia española de Cuba con un ejército de ochocientos hombres, mezcla de españoles
amerindios. Desembarcó en la costa de Yucatán, donde recibió mensaje: amistosos y regalos del
emperador azteca Moctezuma (imagen). Continuando el viaje, Fundó la ciudad de Veracruz, se
aseguró la lealtad de sus vacilantes tropas quemando las naves —de manera que no pudieran
regresar a Cuba— marchó hacía el interior, a Tlaxcala.
Allí encontró una resistencia hostil y luego de una dura batalla pactó con los tlascaltecas y partió
hacia la capital azteca de Tenochtitlán (en el mismo emplazamiento de la actual ciudad de
México), con un refuerzo de alrededor de mil tlascaltecas “amigos". La ciudad, una gran
comunidad de aproximadamente 300.000 habitantes, se hallaba en medio de un gran lago, por
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7. lo que se arribaba a ella por tres carreteras terraplenadas construidas en piedra, una de ellas de
casi diez kilómetros.
Cortés mantuvo relaciones amistosas con Moctezuma por algún tiempo pero se enemistaron
después de un ataque a Veracruz, aparentemente instigado por el rey azteca. Cortés lo tomó
prisionero, lo multó con una importante cantidad de oro y lo forzó a reconocer el señorío de
España. Seis meses más tarde, en mayo de 1520, el jefe español supo que un segunct4 ejército
hispano-amerindio, bajo las órdenes de Pánfilo de Narváez, avanzaba desde la costa hacia el
interior con la intención de restablecer a Moctezuma en el poder.
Dejando a Pedro de Alvarado a cargo de la capital, Cortés interceptó Narváez y lo derrotó en un
sorpresivo ataque nocturno. Luego recibió noticias de que
Alvarado estaba combatiendo una insurrección en la ciudad por
lo que apresuré su regreso. Al llegar, el 24 de junio de 1520,
encontró Moctezuma muerto. Alvarado había sitiado la ciudad
con un pequeño remanente del ejército, mientras el pueblo
azteca vivía una revuelta general Cortés forzó su salida con gran
dificultad luego de una heroica batalla en que perdió casi la
mitad de sus hombres, y se refugió entre los relativamente
amigables tlascaltecas.
Hacia fines de 1520 recibió algunos refuerzos españoles, recluté
un ejército de 10.000 tlascaltecas y formó una flotilla de
pequeñas embarcaciones Ordenó cavar un canal y tuvo éxito en
llevar sus barcos hasta el lago que rodeaba la capital, a la que
sitió en abril de 1521. Él mismo comandó la empresa, de 300
hombres, derrotó a una fuerza numéricamente muy superior
efectuó desembarques en los terraplenes, pero sufrió un revés
con muchas bajas en el primer intento de ingresar en la ciudad.
Sin embargo, ésta cayó después de una obstinada resistencia, el
13 de agosto de 1521. Cuando los españoles entraron, encontraron
las casas repletas de muertos, pero no p heridas de combate o por hambre, sino por enfermedad.
Cuando Pánfilo de Narváez dejó Cuba en mayo de 1520, en su viaje a México llevó consigo a unos
africanos, probablemente los mismos esclavos cristianizados (o sus hijos) que habían sido
embarcados hacia las Indias Occidentales por orden del rey Fernando. Algunos enfermaron
durante el viaje y al menos uno fue bajado a tierra en América estando aún enfermo. Éste infectó
a otros tripulantes y la enfermedad, a la que llamaron la “gran lepra’, se diseminó entre la
población amerindia. La descripción no tiene semejanza alguna con la lepra, y su rápida
dispersión con una inmediata erupción cutánea no coincide con el aspecto de la frambesia o de la
sífilis. Por estos datos, poca duda cabe de que se trataba de una forma letal de viruela.
La enfermedad, ciertamente, era más cruenta que la viruela conocida en la Europa del siglo XVI.
Puede considerarse que una forma epidémica que afectaba a los nativos tlascaltecas fue
transmitida por éstos a la capital en el primer intento abortado de su captura, durante el verano
de 1521. Cuando Cortés entró en la ciudad en agosto, encontró que casi la mitad de los habitantes
habían muerto. En el curso de seis meses prácticamente no quedó un solo pueblo sin ser infectado
en las regiones conocidas de la Nueva España. Se ha estimado que casi la mitad de la población
azteca pereció en esa primera epidemia.
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8. Una segunda epidemia que, se sabe, ingresó por medio de la llegada de barcos españoles, provocó
devastación en 1531. Tres posteriores rebrotes, en 1545, 1564 y 1576, redujeron la población nativa
de la Nueva España, de —se estima— entre 10 y 25 millones de habitantes anteriores a la
Conquista a menos de 2 millones a comienzos del siglo XVII. En la misma época, también la
población inca del Perú disminuyó, de cerca de 7 millones a, aproximadamente, medio millón.
La viruela fue, sin duda, el principal villano, aunque no el único, ya que los españoles también
introdujeron las paperas y el sarampión, ambos causantes de muchas muertes. No hay evidencia
alguna de que esas infecciones existieran en América antes de la llegada de los conquistadores.
La espantosa mortandad tuvo otro efecto muy importante: los amerindios, en general, percibieron
la resistencia —por lo menos, inicialmente— como un hecho sin mayores posibilidades de éxito. Los
invasores, capaces de provocar la muerte a esa escala, no podían ser simples mortales sino dioses
vengativos. Por otro lado, tanta desgracia sólo podía disminuir el espíritu de lucha de los nativos.
De acuerdo con esta visión, los nativos de Nuevo Mundo no estaban solos: también las tribus
aborígenes del sudeste de Australia deben de haber sentido algo similar cuando, en los últimos
años del siglo XVII, fueron diezmados por su exposición repentina a la viruela, acompañando la
primera etapa de la colonización británica.
La razón de la supuesta divinidad de los conquistadores no radicaba en que ellos usaran
armaduras capaces de anular las armas aztecas, o pólvora superando el alcance de las flechas
nativas. La razón suprema para verlos como superhumanos radicaba en que ellos parecían
inmunes al terrible flagelo que azotaba a los amerindios.
La epidemia inicial entre los aztecas en el verano de 1521 pudo haber sido causada por un caso
fortuito de la letal viruela malar introducida por un esclavo africano, o quizá la forma benigna
variola minar o alastrim sufrió algún cambio hacia el tipo majar cuando fue contagiada a
personas desacostumbradas y desprotegidas. En cualquier caso, lo cierto es que los españoles
tenían cierta resistencia a la infección. No hay duda, de todos modos, que la viruela y la
inmunidad relativa a ella, jugaron un papel, sino el mayor, en la destrucción del pueblo azteca,
tanto como la superioridad de las armas españolas. De ahí en más México quedo como uno de los
reservorios de la viruela virulenta.
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9. LA CONQUISTA DE MÉXICO
Tras el descubrimiento de América, los europeos se interesaron por las noticias de grandes
yacimientos de oro en ese continente. Carlos V, rey de España, necesitado de fondos para financiar
sus campañas bélicas contra Inglaterra, autorizó que cualquier español emprendiera el “rescate de
oro” en América con la condición de que su gobierno recibiera la quinta parte.
La Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, escrita por Bernal Díaz del Castillo,
quien acompañó a Hernán Cortés, es la fuente principal para conocer los sucesos relacionados con
la conquista de México por el Imperio Español. Los relatos de la gente conquistada rara vez se
escuchan, pero existen documentos que datan de 1528, escritos en Náhuatl, donde se relatan ocho
presagios que sucedieron diez años antes de la llegada de los españoles. Éstos son una extraña
aparición en el cielo; fuego consumiendo el templo de Huitzilopochtli; un relámpago destruyó el
templo de paja de Xiuhtecuhtli, la apariencia de fuego cruzando el cielo; el hervor e inundación
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10. de un lago cerca de Tenochtitlán; mujeres llorando noche tras noche; la captura de una creatura
desconocida en una red de pesca; y haber visto monstruos con dos cabezas caminando por la
ciudad. El Emperador Moctezuma consultó a los adivinos para determinar las causas de estos
presagios y no pudieron dar una explicación, hasta la llegada de los españoles.
En 1517, Hernández de Córdoba fue enviando a explorar la península de Yucatán. Veinte y dos
españoles murieron atacados por los mayas y Córdoba fue fatalmente herido. Un año después de
esta fatídica expedición, el Gobernador Velázquez decidió comisionar otra, bajo el mando de su
sobrino Juan de Grijalva. Sus cuatro barcos viajaron a lo largo de la costa de Yucatán para
desembarcar en la región de Tabasco, parte del imperio Azteca. Antes de que ésta volviera,
Velázquez decidió enviar una tercera y más grande expedición para explorar la costa de México,
Hernán Cortés, uno de sus favoritos, fue nombrado comandante. Las instrucciones eran comenzar
relaciones de intercambio comercial con las tribus indígenas de las costas. A Cortés, motivado por
su ambición personal decía: “Nosotros los españoles sufrimos de una enfermedad que sólo el oro
puede curar”.
Su contingente consistió de once barcos con aproximadamente 100 marineros, 530 soldados, un
doctor, algunos carpinteros, ocho mujeres, algunos cientos de cubanos y algunos africanos, libres y
esclavos.
Cortés pasó un tiempo en la isla de Cozumel, intentando convertir a los nativos al Cristianismo,
después continuó su viaje a la Península de Yucatán. Encontró a Jerónimo de Aguilar, un español
que sobrevivió a un naufragio en 1511 y desde entonces había estado viviendo entre los mayas.
Cortés luego conoció a una mujer que llamó Doña Marina, conocida comúnmente como Malinche.
Estos dos personajes que se integraron al equipo de Cortés fueron la clave del éxito.
Cortés le hablaba a Jerónimo de Aguilar en español, él traducía al maya para Malinche y ella
traducía al nahuatl, el idioma de los Aztecas. La Malinche aprendió español, se convirtió en la
amante de Cortés y le dio un hijo. Malinche derivó en malinchista, un término que significa traidor.
Los totonacas ayudaron a Cortés a construir la ciudad de La Villa Rica de la Vera Cruz, el
comienzo de su intento por conquistar al imperio azteca. El 10 de julio de 1519 se proclamó la Villa
Rica de la Vera Cruz, la actual ciudad de Veracruz. La ley de España establecía que si se fundaba
una ciudad con cabildo, inmediatamente se convertía en autónoma. Cortés creó el cabildo y le
ordenó nombrarlo Capitán General.
Con este nuevo rango, Cortés sólo le debía obediencia al Rey de España y ya no estaría sometido
a la autoridad de Velázquez. Los aztecas ofrecieron poca resistencia ante los avances de los
españoles porque creían que Cortés era el dios Quetzalcóatl quien, según la profecía, regresaría. El
hecho de que los hombres que habían llegado del mar tenían piel clara y barbas largas motivó la
creencia de que la divinidad Azteca había regresado. Algunos historiadores han discutido esta
versión, argumentando que este mito fue fabricado por los españoles para convencer a los aztecas
sobre la naturaleza divina de su misión, facilitando la aceptación de Cristo al asociarlo con los
dioses ancestrales.
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11. Cortés luego llegó a Tlaxcala, una confederación de aproximadamente 200 pueblos que no
tenían un gobierno central. Los tlaxcaltecas llevaban casi cien años en guerra y sabían que
inevitablemente los aztecas los conquistarían como ya lo habían hecho con todos los territorios
alrededor. Los tlaxcaltecas tenían rodeados y prácticamente derrotados a los españoles durante su
primera batalla pero fueron persuadidos por uno de sus líderes a bajar las armas, creyendo que
era mejor aliarse con los españoles que matarlos. Así comenzó una muy amable alianza entre los
dos, Cortés incluso convenció a los cuatro líderes de Tlaxcala a bautizarse y adoptar nombres
españoles.
El 12 de octubre de 1519, Cortés y sus hombres, acompañados por 3,000 tlaxcaltecas, entraron a
Cholula. Moctezuma intentó detenerlos pero no tenía suficientes soldados porque era una ciudad
sagrada donde se confiaba en el poder de los dioses para su protección. Se dice que en la Masacre
de Cholula murieron 30,000 personas. Este evento causó tanto terror en otras culturas
Mesoamericanas, que el Imperio Azteca prefirió acatar las demandas de Cortés antes que ser
masacrados.
Existe un gran debate acerca de la manera en que Moctezuma, el
gran emperador Azteca, recibió a Hernán Cortés en Tenochtitlán.
El relato de testigos españoles cuenta que Moctezuma los recibió
con gran fastuosidad, cubriendo a Cortés con las flores de su propio
jardín, el mayor honor. Otros historiadores argumentan que esto
era imposible que un emperador considerado sagrado, se
profanara entrando en contacto con un foráneo que venía sucio
del viaje, en frente de sus súbditos.
La contradicción entre el emperador arrogante y el humilde
servidor de Quetzalcóatl ha sido un gran tema de discusión.
Moctezuma dio hospedaje al español y sus 3000 aliados en el
palacio de su padre y aceptó todas las exigencias de Cortés. Le
entregó regalos de oro, eliminó dos ídolos del templo principal, lavó
la sangre que manchaba las paredes de la gran pirámide e
instauró santuarios a la Virgen María. Tras cumplir con esto, Cortés
tomó prisionero a Moctezuma en su propio palacio y exigió una enorme recompensa de oro, lo
que le fue entregado. La población de Tenochtitlán comenzó a sentir la presión de alimentar
No sólo a los españoles, sino también a sus miles de aliados Tlaxcaltecas.
Durante una celebración en Tenochtitlán y sin la autorización de Cortés, varios españoles atacaron
y asesinaron a muchos miembros de la nobleza azteca, conocida como la Masacre del Templo
Mayor. Algunos argumentaron que los aztecas planeaban matar a los españoles pero se cree que
no existía ninguna amenaza real. La matanza provocó una enorme indignación y los mexicas se
lanzaron contra el palacio donde los españoles se atrincheraron con Moctezuma de rehén. En
respuesta, la ciudad se levantó en armas y procurando la paz, Cortés hizo que Moctezuma subiera
a uno de los muros del palacio para que hablara con su gente. Sin embargo, una pedrada hirió a
Moctezuma de gravedad durante su discurso y falleció un día después a causa de la herida. Se
eligió a Cuitlahuac como su sucesor. El 30 de junio de 1520 comenzaron una caótica huida de
Tenochtitlán en la que más de 800 españoles y 5,000 aliados murieron atacados por los aztecas.
Cuenta la leyenda que Cortés lloró por estas graves pérdidas en lo que se conoce como la Noche
Triste.
Tras una renovada alianza con los enemigos de los aztecas, Cortés sitió a Tenochtitlán durante
ocho meses. Además de destruir su acueducto y cortar el suministro de alimentos, los habitantes de
Tenochtitlán estaban muriendo rápidamente debido a la viruela, una nueva enfermedad que
llegó desde Europa y mató a un tercio de los habitantes del valle en menos de seis meses. A pesar
de la valiente resistencia, el 13 de agosto de 1521, la ciudad se rindió ante los españoles. Cortés
11
12. personalmente torturó a Cuauhtemoc, el último emperador azteca, para forzarlo a confesar el
escondite del oro de Moctezuma.
El emperador jamás reveló esta información, tal vez porque tal tesoro nunca existió.
El Emperador Carlos V nombró a Antonio de Mendoza como el primer virrey de la Nueva España
en 1535. A Cortés sólo le tomó tres años tomar Tenochtitlán y es considerado el episodio principal
de la Conquista pero el proceso en realidad tardó 60 años y hubiera tardado más si no fuese por
las epidemias de enfermedades europeas que mataron al 75% de la población mesoamericana.
Tenochtitlan, mural de Diego Rivera.
La Conquista de México se refiere principalmente al sometimiento del estado mexica o azteca,
logrado por Hernán Cortés en el nombre del rey Carlos I de España y a favor del entonces
rampante Imperio español entre 1519 y 1521. El 13 de agosto de este último año, la ciudad de
México-Tenochtitlán cayó en poder de los conquistadores españoles, después de dos años de
enconados intentos bélicos, políticos y conspirativos, en los que participaron activamente junto con
los españoles invasores, los pueblos previamente avasallados por los mexicas, en un afán por
rebelarse —aprovechando la alianza circunstancial de los recién llegados— de las condiciones de
sojuzgamiento en que vivían.
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13. Hubo otras expediciones y campañas militares, tanto de Hernán Cortés como de sus capitanes,
entre 1521 y 1525, en la zona central, norte y sur del territorio de la actual nación mexicana, las
cuales fueron estableciendo paulatinamente los límites de la Nueva España. A partir de estos
acontecimientos que modificaron drásticamente la geopolítica mundial en los albores del siglo XVI,
habrían de transcurrir aproximadamente tres siglos de dominación y colonialismo para que gran
parte de los territorios se transformaran por medio de una guerra de independencia, en lo que es
hoy finalmente la República mexicana.
Las conquistas y colonizaciones de la península de Baja California, de la península de Yucatán, de
la zona occidental de lo que hoy es México —conocida como Nueva Galicia—, de la zona noreste
conocida como Nuevo Reino de León, y de la zona norte en donde se encontraba la Nueva
Vizcaya fueron realizadas posteriormente por diversos conquistadores y Adelantados.
Las fuentes principales de información de las campañas de Cortés y sus capitanes son las crónicas
de Indias redactadas en el siglo XVI, de las que destacan la Historia verdadera de la conquista de
la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, quien participó en las campañas bélicas, las cartas
de relación de Hernán Cortés al rey Carlos I de España, y la obra de Francisco López de Gómara,
conocida como Historia general de las Indias, quien nunca pisó el continente americano pero
Conoció a Cortés y se documentó con los relatos de los soldados que participaron en la conquista.
A principios del siglo XVI, la civilización occidental se hallaba en el umbral de una nueva era, sin
paralelo hasta nuestros días, de descubrimientos e incentivos, de fronteras que saltaban en
pedazos y de horizontes lejanos y no soñados. América había sido descubierta, pero el continente
estaba prácticamente inexplorado.
En 1519 iban a cambiar las cosas, con la aparición en aquellas costas de un hombre de carácter
muy distinto al de cuantos lo habrían precedido. Su nombre era Hernán Cortés, y en menos de tres
años, con sus brillantes dotes de mando, su valor y su suerte casi increíble, iba a conseguir el
hundimiento del imperio mexicano, y del emperador Moctezuma, como ya dijo nuestro profesor.
Su historia tiene significación especial, por que señala el primer enfrentamiento directo, con toda
su fuerza y poder del Viejo Mundo con el Nuevo.
Los recursos del jefe español eran pocos: once naves que transportaban menos de setecientos
hombres. Pero poseía dos armas secretas, desconocidas para los nativos americanos: armas de
fuego, entre ellas varios cañones pequeños, y 16 caballos. Cortés utilizó los dos en su primer
encuentro con los habitantes de tierra firme. En una batalla librada cerca de Tabasco, al sudeste
de México, los aterrorizados indios Mayas se mantuvieron valerosamente firmes contra los cañones,
pero los caballos fueron demasiado para ellos.
Al principio imaginaron que hombre y caballo eran verdaderamente un solo animal, algún
monstruoso centauro que cargaba contra ellos, y huyeron. Cortés, avanzó a grandes pasos hacia
un árbol cercano, dio sobre el un gran golpe con su espada y declaró español el territorio. La
conquista de México había comenzado.
Al día siguiente, los tabasqueños enviaron emisarios de paz al campamento español, con ricos
presentes para sus conquistadores. Entre los regalos iba una joven india llamada Malitzín. Esta
muchacha a quien Bernal Díaz describe como " de buen parecer y desenvuelta", fue sin duda el
mayor don divino que jamás recibiera Cortés; no por que finalmente llegara a ser su amante y la
madre de sus dos hijos, sino porque hablaba náhuatl y maya. Cortés ya tenía un intérprete
español maya, de modo que desde el momento que se le unió Malitzín terminaron los problemas
de lenguaje.
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14. El siguiente desembarco tuvo lugar a unas 200 millas al norte de Tabasco, dentro de las fronteras
del belicoso imperio Azteca de Moctezuma.
Uno de los primeros golpes de suerte de Cortés, Quetzalcoatl (la serpiente emplumada), su
leyenda revela una fantástica serie de coincidencias que da a la historia de la conquista el
carácter de un cuento maravilloso: Hace mucho tiempo, dice la leyenda, Quetzalcoatl había
bajado a la tierra en forma de hombre de piel blanca y barba negra; al cabo de veinte años
había embarcado hacia el este. Se decía que algún día volvería para restablecer su dominio. Su
regreso tendría ligar en un "Año Uno Caña", y traería consigo muchas tribulaciones y sufrimientos.
Según el calendario Azteca 1519 era un Año Uno Caña.
Moctezuma tenía razones para inquietarse, incluso antes de conocer la llegada de Cortés, varios
"malos presagios" se habían sucedido, y cuando sus espías dijeron haber visto una banda de
misteriosos extranjeros mandados por un hombre de faz inusitadamente pálida y barba negra, las
mas horrendas sospechas del emperador parecieron confirmarse.
Mientras Cortés hacía los preparativos para la marcha llegó otro grupo de emisarios indios a
Veracruz. Estos afables miembros de la tribu Totonaca explicaron que habían sido conquistados
por los Aztecas y de los tributos que les habían impuesto sus odiados señores, por lo que querían
unirse a los españoles en su campaña. El conquistador accedió a llevarlos consigo.
Antes de emprender la marcha, Cortés tomó una decisión que por su valor y sangre fría debe ser
considerada como la más notable de su vida: ordeno a algunos de sus marineros perforar los
cascos de sus naves y, con el pretexto de que estaban carcomidas y eran inútiles para la
navegación las llevasen a tierra. De allí en adelante ocurriese lo que ocurriese, no había retirada
posible.
El 8 de noviembre de 1519 conducía Hernán Cortés 400 hombres cansados y sucios por la calzada
sur, hacia el interior de la capital azteca, una procesión distinta avanzaba en dirección contraria,
el mismo emperador, en su palanquín de oro, salía para encontrarse con su dios.
Desmontando de su caballo, Cortés avanzó a grandes pasos hacia el emperador, y entonces, por
primera vez, el Viejo y el Nuevo Mundo se vieron a la cara.
Para comienzos de 1520 podía decirse que la conquista de México estaba terminada. Pero la
suerte de Cortés cambió súbitamente: las autoridades españolas en Cuba, enfurecidas por su
insubordinación enviaron una expedición de castigo, que Cortés destruyó.
Entre tanto en la capital se producía un desastre. En mayo durante un festival religioso, Alvarado
decidió saquear a los indios nobles ataviados con sus mejores joyas y ordenó a sus soldados una
matanza para apoderarse de ellas.
Más de 1000 nativos fueron muertos, y antes de que transcurriera una hora toda la ciudad estaba
levantada en armas, desde entonces los españoles fueron rodeados en su palacio y cuando
pidieron a Moctezuma su ayuda, este fue muerto a pedradas por su propia gente. El nuevo
emperador fue Cuitlahuac, pero este murió al muy poco tiempo victima de la viruela para ser
sucedido por Cuauhtémoc.
Las últimas esperanzas de Cortés de permanecer en la ciudad, murieron con Moctezuma. Se dio
cuenta de que había de retirarse y esa misma noche cuando la multitud pareció calmarse
emprendió la marcha. Súbitamente, las aguas a ambos lados de la pasarela se llenaron de canoas
que lanzaron una lluvia de flechas contra los españoles, los que no murieron por las flechas
murieron ahogados por el peso del oro que llevaban consigo. Cortés perdió más de la mitad de su
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15. ejército. Aquella terrible noche del 30 de junio de 1520 se recuerda como "La Noche Triste". Tras
tal hecatombe, pocos jefes hubieran querido continuar la batalla. Pero Cortés estaba decidido a
tomar México y el 28 de diciembre condujo hacia el Valle de México un nuevo ejército de 550
españoles pero esta vez reforzados por cerca de 10,000 indios aliados además de 13 bergantines
para poder atacar por agua.
El asalto final se inició en abril de 1521 pero la victoria resultó más difícil de lo que había creído.
Cortés supo que solo había una solución, aniquilar lenta y sistemáticamente la ciudad. Y dio la
orden a sus hombres de que destruyesen casa por casa y calle por calle y usaran los escombros
para rellenar el lago. Y así el 13 de agosto de 1521, cayó finalmente la ciudad de Tenochtitlán.
No hay estatua del conquistador en la moderna ciudad de México, pero la plaza de las tres
culturas, en el lugar donde Cuauhtémoc reconoció el fin de su imperio, una lápida de mármol
pone el mas sabio quizá de os epílogos."No fue triunfo ni derrota. Fue el doloroso nacimiento del
pueblo mestizo que es el México de hoy".
Moctezuma II Emperador, que recibió a Cortés
Los primeros asentamientos españoles se ubicaron en las islas Antillas, estableciendo su centro de
operaciones, primero en La Española y luego en Cuba, desde donde partió Hernán Cortés, un
funcionario del gobierno español, con estudios universitarios, en febrero de 1519, con 11 naves y 600
hombres, a realizar la conquista del continente, impulsado por las ansias de hallar las riquezas de
las que habían tomado conocimiento a través de los relatos de los aborígenes antillanos, pero sin
autorización del gobernador de Cuba, Diego de Velásquez.
El avance hacia la capital azteca, fue facilitado por numerosas tribus, primero los totonacas y,
luego la de los tlaxcaltecas, que veían en los extranjeros la posibilidad de liberarse de los fuertes
tributos que imponían los aztecas a los pueblos sometidos, y especialmente por una mujer, que le
fuera entregada a Cortés como esclava, llamada La Malinche quien aportó datos sobre la
situación de las tribus y sirvió de guía e intérprete.
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16. En el camino, luego de fundar Veracruz, recibieron obsequios enviados por el emperador
Moctezuma, jefe de los aztecas, con el objetivo de detenerlos en su avance, pero estas magníficas
ofrendas estimularon aún más a los españoles, que llegaron a Tenochtitlán, rodeados de un halo
divino, ya que los nativos interpretaron su llegada como un envío del dios supremo, Quetzalcoátl,
rindiéndoles honores.
Lejos de retribuir el gesto pacífico, los conquistadores tomaron a Moctezuma prisionero. La actitud
de los invasores provocó la ira de este pueblo guerrero, que liderados por Cuauhtémoc, los sitiaron,
amenazando a los invasores con sus rudimentarias armas: piedras, arcos y flechas.
Mientras tanto, desde Cuba, una expedición a cargo de Pánfilo Narváez, pretendía hacer regresar
a Cortés a Cuba, ya que nunca se le otorgó permiso para dirigirse a México, pero éste salió a su
encuentro y lo derrotó, acrecentando sus tropas con las que estaban al mando de Narváez.
Durante la ausencia de Cortés, fue Pedro de Alvarado, a quién los aztecas apoderaron Tonatiuh,
“el sol”, por su rubia cabellera, el que se puso al mando de la ciudad, intentando despojar a los
aborígenes de sus ricas pertenencias, aprovechando que estaban reunidos en la celebración
religiosa de Tóxcatl. Ante la resistencia de los oprimidos, se produjo la matanza del Templo Mayor.
Cortés, obligó a Moctezuma, para calmar la situación, a presentarse ante su pueblo para pedirles
que abandonen el ataque, pero el jefe azteca es asesinado por sus propios hombres enardecidos,
que disparan sin discriminación. Ante la dramática situación el osado español, emprendió la
huida, que se realizó de manera sangrienta, ocasionando la muerte de gran cantidad de
españoles, en un episodio, que la historia conserva, con el nombre de “la noche triste”, acaecido el
13 de agosto de 1520.
Cortés y algunos de sus hombres huyeron a Veracruz, donde el jefe quemó sus naves, para impedir
la huída de sus hombres e hizo construir bergantines, pieza a pieza que usó para el asedio final de
la ciudad. Una vez que se reorganizaron, y con el apoyo de los tlaxcaltecas lograron regresar y
vencer definitivamente a los aztecas, quienes habían sufrido una epidemia de viruela, traída por
los propios conquistadores, que mató a muchos aztecas, incluido el sucesor de Moctezuma,
llamado Cuitláhuac. El último emperador de este pueblo originario fue Cuauhtémoc.
Los españoles, tras una sangrienta lucha, donde fueron asesinados, aproximadamente 40.000
aztecas, se convirtieron en dueños absolutos de un territorio rico y próspero.
El lugar, ahora bajo el domino español, en ese momento bajo el reinado de Carlos I, fue
denominado Nueva España, y Cortés nombrado gobernador y capitán general de la nueva
colonia, recibiendo además tierras y riquezas.
El término indio, corresponde a aborigen o indígenas, que significa que habitan en esas tierras
desde su origen. En realidad el término indio, fue utilizado por Colón para nombrar a los hombres
que se encontraban cuando llegó a tierra americana, pensando que había llegado a las Indias
Orientales.
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18. LAS CHINAMPAS AZTECAS
Si en el siglo XX sorprendió el desarrollo de la hidroponía (que es la producción de plantas sin
requerir tierra) más asombroso resulta lo que hizo el pueblo mexica durante los siglos XV al XVII
con la construcción de huertos que flotaban en la superficie de los lagos.
La tecnología desarrollada se basaba en la construcción de una estructura parecida a la de las
balsas de los náufragos. Una armazón de grandes troncos atados con cuerdas de ixtle que luego se
iba completando con un entramado de ramas, cañas y troncos más delgados. Una especie de
esqueleto tejido, que posteriormente era cubierto con capas de guijarros, grava y tierra propia
para la siembra. Puedes imaginar que, al estar sobre el agua, la humedad impregnaba las
chinampas y esto, junto con la tierra rica en nutrientes, hacía que la producción de calabazas,
frijol, maíz, flores y otros vegetales, fuera enorme. Claro que estos jardines flotantes no podían
estar así nada más a la deriva. Imagina al agricultor que en canoa se dirige una mañana a
trabajar en su huerto y encuentra que el viento de la noche ya lo ha arrastrado muchos
kilómetros. Sería un desastre en términos de organización. Más caótico si consideramos que, al
igual que en Venecia, mucho del transporte de personas y mercancías se hacía en chalupas, que
eran las barcas típicas en ese tiempo y lugar. ¿Qué tal si los pasos quedaran bloqueados al
amontonarse varias chinampa?
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19. Con una gran noción de urbanismo, los aztecas idearon formas para ir anclando las chinampas y
de esa manera dejar libres canales intermedios, que serían el equivalente de las calles en una
ciudad asentada sobre suelo firme. Aprovechando las características de resistencia a la humedad
de los ahuejotes, estos árboles se sembraban a la orilla de las chinampas y al echar raíces en el
fondo del lago —que no era muy profundo— el huerto quedaba atrapado en un lugar fijo Así fue
también como creció paulatinamente la ciudad, y con una excelente traza además. Tras varios
años de producción en la chinampa, se iba acumulando materia orgánica que terminaba
convirtiéndose en más tierra. Esto hacía al huerto más pesado y se iba sedimentando sobre el
lecho del lago. Pasado el tiempo iba tomando características de un terreno más firme y ya no sólo
se podía sembrar en el lugar, sino que incluso podía ser habitado al levantar construcciones muy
ligeras.
Finalmente así se edificó la actual Ciudad de México y también como desaparecieron aquellos
inventos (parcial o totalmente). Grandes extensiones que primero fueron chinampas, y que
terminaron por convertirse en suelo más o menos firme. Luego, ante la extracción de agua para
abastecer a una cantidad creciente de habitantes, fue disminuyendo el nivel del agua. Para
rematar, tratándose de una cuenca, los riesgos de inundaciones eran persistentes, por lo que en
tiempos relativamente recientes, se crearon desagües y drenajes que sacaran el agua del valle, y
con esto disminuyó notablemente la posibilidad de recarga para la recuperación del área lacustre.
Actualmente, Xochimilco es el único sitio donde todavía es posible ver, conocer y visitar las
chinampas tradicionales y recorrer los canales que las separan. Algunas de ellas se han conservado
con su vocación original: producir hortalizas y flores. Otras más se han cubierto de pastos y sirven
para mantener algunos animales, particularmente vacas lecheras. Las restantes, continuando con
aquella tendencia a convertirse en suelo firme, van tomando un uso habitacional, por lo que cada
vez es más común ver cómo se levantan nuevas construcciones.
"Y luego ordenamos de hacer y fundar e poblar una villa, que se nombró la Villa Rica de la
Veracruz, porque llegamos jueves de la Cena, y desembarcamos en viernes santo de la Cruz, e rica
por aquel caballero que se llegó a Cortés y le dijo que se mirase las tierras ricas y se supiese bien
gobernar, e quiso decir que se quedase por capitán general. Y luego le dimos a Cortés poderes
muy bastantísimos delante de un escribano del rey, e le hicimos justicia mayor y capitán general, y
lo peor de todo que le otorgamos, que le daríamos el quinto del oro de lo que se hubiese, después
de sacado el real quinto. Y fundada la villa, hicimos alcaldes y regidores, y señalamos capitán
para las entradas, y maestre de campo, y alguacil mayor, y tesorero, y contador, y alférez, y diré
cómo se puso una picota en la plaza y fuera de la villa una horca"
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21. ESTE TRABAJO FUE REALIZADO DENTRO DEL MARCO DEL PROYECTO DE
MEJORA INSTITUCIONAL, DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN.
A partir de la utilización de la computadora y otras herramientas tecnológicas con
las que cuenta la institución, como elementos enriquecedores del estudio y la
investigación, los alumnos desarrollaron los temas planteados y construyeron sus
propios conocimientos y materiales, contando con el asesoramiento de los docentes
de cada área y de informática.
El objetivo fue disminuir el porcentaje de desaprobados en la materia y bajar los
índices de deserción y repitencia.
Para su concreción, se implementó la utilización de nuevas tecnologías en el aula
mediante un trabajo de complementación pedagógica especializada, tendiente a
mejorar el aprendizaje de los alumnos, a partir de la utilización de recursos
innovadores y el desarrollo de propuestas de trabajo en el aula amplias, variadas y
participativas, enriqueciendo el trabajo docente.
MATERIAL CONSULTADO
INTERNET:
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www.laguia2000.com/mexico/la-conquista-de-mexico
www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cortes.htm
www.portalplanetasedna.com.ar/geno_aborigen.htm
C.A.B.A., Noviembre de 2010
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