2. Oaxaca es una de las regiones mesoamericanas de mayor
profundidad histórica. A lo largo de aproximadamente
3000 años, en ese territorio se desarrollaron varias
tradiciones culturales, dos de las cuales, la mixteca y la
zapoteca, se encuentran entre las más importantes de
Mesoamérica por su longevidad y el alcance de sus
aportaciones. Hoy en día, esa extraordinaria diversidad
cultural se refleja en los numerosos grupos étnicos que aún
pueblan la entidad, en lo que de hecho constituye el
conglomerado indígena más numeroso del país, con una
notable variedad de lenguas, así como de costumbres y
creencias con raíces prehispánicas.
4. Los mixtecos habitaron una extensa región que abarca la parte
occidental del actual estado de Oaxaca y parte de los estados
de Guerrero y Puebla. Aunque en su mayoría es montañosa, la
Mixteca comprende tres zonas ecológicas: la Mixteca Alta –
escenario del desarrollo de los principales poblados de esta
cultura, como Tilantongo–, la Mixteca Baja –o Ñuiñe (“Tierra
Caliente”)– y la Mixteca de la Costa.
01 Silacayoapan
02 Huajuapan
03 Coixtlahuaca
08 Juxtlahuaca
09 Teposcolula
10 Nochixtlán
16 Tlaxlaco
5.
6. Los mixtecos: la gente de la lluvia
La cultura mixteca es una de las más relevantes de
Mesoamérica. Se distingue no sólo por su profundidad
y continuidad histórica, sino por ser la fuente de
algunos de los códices prehispánicos más importantes
que se conocen, y por la extraordinaria calidad de su
arte. Las exploraciones en las distintas áreas de la
región han mostrado que la Mixteca, al igual que la de
sus vecinos zapotecos, era una sociedad compleja. En
la época prehispánica, la región se encontraba dividida
en señoríos independientes inmersos en una
complicada red de relaciones económicas y políticas,
que lo mismo incluían alianzas por medio de
matrimonios entre miembros de la clase gobernante
que enfrentamientos bélicos.
7.
8. Los mixtecos se encuentran entre los mejores artesanos del
México prehispánico, y sus creaciones fueron apreciadas en
muchos otros lugares. Esta maestría creativa se encuentra
plasmada en obras de todo tipo y realizadas con diferentes
materiales: figuras y herramientas de obsidiana y cristal de roca;
cerámica policroma, decorada con un sinfín de motivos
geométricos, simbólicos y religiosos; grabados en hueso y
madera con representaciones de escenas semejantes a las de los
códices; adornos en jade, concha y turquesa, así como artículos
de orfebrería, rama en la que eran considerados los mejores de
Mesoamérica. Con el empleo de diversas técnicas como el
martillado, la cera perdida, la filigrana y las
aleaciones, elaboraron entre otros objetos:
collares, pectorales, anillos, orejeras y narigueras. El mejor
ejemplo de la maestría de esta cultura en la fabricación de
objetos de oro, lo constituye la rica ofrenda depositada en honor
de un señor mixteco, en algún momento del Posclásico, en la
famosa tumba 7 de Monte Albán, cuando esa gran ciudad
zapoteca ya había sido abandonada y era también considerada un
lugar sagrado para otros pueblos.
9.
10. Al igual que en el caso de los mexicas o los mayas, los
mixtecos también creían que vivían en la «era» de un
Quinto Sol y que, antes de su tiempo, el mundo había
pasado por una serie de creaciones y destrucciones. En el
principio, la tierra era un caos, en el que todo se hallaba
confundido. Los espíritus de las fuerzas creadoras volaban
en el aire. Se conocen por sus nombres
calendáricos, asentados en los códices producidos por este
pueblo. Estos espíritus eran Uno Venado-Serpiente de
Jaguar y Uno Venado-Serpiente de Puma. Son los
correspondientes mixtecos de Ometecuhtli y
Omecíhuatl, los Señores Dos, que representan el principio
dual de todo el universo. En el mito mixteco, estas dos
divinidades separan la luz de la oscuridad, la tierra del
agua, el arriba del abajo, y crean a los cuatro dioses
creadores que habrían de dar nacimiento a los otros y a la
humanidad, que fue creada a base de maíz.
11. Los mixtecos fueron politeístas, es decir adoraban a
varios dioses.
Su culto era muy bárbaro y cruel ya que no solo
sacrificaban personas, sino que les quitaban la piel y
se envolvían con ella, según ellos para simbolizar a la
primavera.
12. Su principal deidad fue Xipe Totec, también
conocido como Xolototec. Representaba al
maíz, a la primavera, a la vegetación y era el dios
de los joyeros y los orfebres. Se le conocía con
varios nombres y se le atribuía la pesca, la caza, la
lluvia y los placeres.
Adoraban también a Xochipilli, Señor de la
Primavera y a Dzahuindanda que es el símbolo del
agua y la lluvia.
También adoraron a Quetzalcóatl o “serpiente
emplumada”.