2. La frase
que se veía escrita en el encerado
era mas larga,
pero sólo recuerdo de ella seis palabras
que se hallaban hacia la mitad del texto:
“…danzaban al son de tambores…”.
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3. Yo debía tener diez años.
Estábamos en plena clase de Lengua.
El maestro vestía una bata gris
y tenía la costumbre
de golpearnos con la regla de madera
en la palma de la mano
cuando le venia en gana.
Eran otros tiempos 3
4. Un alumno subrayaba
cada una de las palabras
del encerado
y luego escribía
debajo de la línea de tiza
su correspondiente análisis,
que don Teófilo,
el maestro,
le iba dictando desde la mesa.
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5. “Danzaba”,
tercera persona del singular
del pretérito imperfecto de indicativo
del verbo danzar.
“Al”, contracción…
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6. Cuando llegó el turno de la palabra
“son”
se produjo un suceso nimio
pero trascendental.
Don Teófilo dijo:
“Son”,
tercera persona del plural
del presente de indicativo
del verbo ser.
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7. La víspera yo había visto
una película del oeste
donde se hablaba
de los tambores guerreros
de los indios
y tenia fresca en la memoria
la idea de que la palabra “son”
definía un sonido rítmico
y por tanto no era un verbo. 7
8. Excitado por la posesión de un secreto
que los demás habían pasado por alto,
iba a levantar la mano
para hacer publico el error,
cuando mi timidez,
sumada a la premonición
sobre el destinoque podía aguardar
a la palma de mi mano
si desautorizaba al profesor,
aunque fuera con razón,
me recomendó callar.
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9. Aquel día comprendí
que aquellos que nos preparan
para vivir
pueden equivocarse,
incluso no saber de lo que hablan.
Y durante décadas he vivido
con el recuerdo de aquel suceso.
10. Con el tiempo me he dado cuenta
de que aquel fue un hecho
enormemente positivo en mi vida.
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11. En primer lugar,
sentí la excitación de saber algo
que los demás ignoraban
y la intensidad de descubrir
por mí mismo
cosas en las que nadie
había reparado.
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12. También surgió en mi un dilema,
el de hacer publico mi hallazgo
o permitir que pasara
por cierto error,
y sabido es que son los dilemas
y conflictos internos
los que nos hacen crecer
como personas.
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13. Además,
siempre he sido partidario
de cuestionar, desde la razón
todo tipo de autoridad
y me pregunto
si no fue don Teófilo
el causante de ello.
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14. Gracias a aquel episodio
aprendí
que la mejor autoridad
es aquella que acepta
ser cuestionada,
igual que las mejores personas
son las que tienen dudas
y se hacen preguntas.
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15. Puede que hoy vivamos
tiempos distintos,
pero la educación sigue siendo
el puente más importante
que une a nuestra sociedad
con su propio futuro,
el único verdaderamente esencial.
Y lo será siempre. 15
