El documento describe la pseudogestación en perras, que ocurre cuando una perra no gestante muestra síntomas de gestación como hinchazón mamaria y cambios de comportamiento. Se debe a cambios hormonales similares a los de una perra gestante. Normalmente no requiere tratamiento y desaparece por sí sola, aunque en ocasiones se usan medicamentos.
casos clínicos hidrocefalia que es tratamiento sintomas
Pseudogestacion
1. LA PSEUDOGESTACIÓN.
La pseudogestación es lo que coloquialmente y entre los neófitos se da por
llamar “embarazo psicológico” Sin embargo no es nada psicológico, sino
que es una condición o estado fisiológico y, por lo tanto, normal en la
perra.
Actualmente, y tras dieciséis mil años de domesticación, esta situación,
patología, estado orgánico o como usted veterinario o propietario lo quiera
llamar está tendiendo a aparecer cada vez menos, debido precisamente a que
los perros ya no son salvajes. El vivir en hogares o criaderos les exige cada
vez menos el tener que “buscarse la vida”, por ejemplo para tener que ayudar
a otra hembras en la cría. Sin embargo sí que nos valemos de esta aptitud de
una hembra cuando tenemos cachorros que han quedado huérfanos o una
camada demasiado numerosa o con una madre no apta en cuanto a
comportamiento maternal.
La pseudogestación se produce en hembras que no han quedado preñadas,
pero en las que se produce una disminución de la actividad del cuerpo lúteo,
con la consiguiente bajada de progesterona y aumento de la síntesis de
prolactina.
En la Naturaleza es un proceso normal, y a veces incluso se utiliza en las
manadas para ayudar en la cría de los cachorros de la hembra alfa.
Se produce, con mayor frecuencia, en perras de más de 2 años, que no han
sido montadas ni preñadas y con un alto instinto de reproducción y/o maternal.
En otros casos (los menos) aparece después de una monta fallida.
Realmente es una de las conductas anómalas de mejor pronóstico ya que
prácticamente la podemos hacer desaparecer en muy pocas sesiones, no es
necesaria casi nunca la ayuda farmacológica y además no precisa de una
terapia especializada.
Más comúnmente llamada falsa preñez, se produce en hembras que no han
quedado preñadas, pero en las que hay una disminución de la actividad del
cuerpo lúteo con la consiguiente bajada de progesterona y aumento de la
síntesis de prolactina. La perra tendrá los mismos síntomas de una gestación
real. Ocurre a las 6-8 semanas de haber pasado el celo, aunque puede variar
entre 3 y 14 semanas.
2. La agresividad maternal, tanto si hay cachorros reales como si no, se
desencadena ante la visita o el acercamiento a la paridera de personas u otros
animales. Esto nos impediría el manejo adecuado de los cachorros y las
manipulaciones neonatales necesarias para una correcta socialización. La
agresión también puede ser debida a entornos estresantes sobre todo en perras
primíparas que no tienen experiencia o en hembras miedosas.
Hay que entender que los cachorros son un recurso muy valioso para la madre,
representan la perpetuación de sus genes. Al esfuerzo invertido en el embarazo
y parto, se une ahora al de los cuidados parentales. Esta agresividad disminuye
cuando los cachorros se van haciendo independientes de su madre.
3. Ciclo reproductivo de la perra (*).
La estrategia reproductiva de los animales depende sobre todo de dos factores:
el fotoperiodo y la disponibilidad de alimentos. Los efectos de la
domesticación han hecho que nuestra perra, hoy en día pueda presentar hasta
tres ciclos al año, que actualmente no dependen tanto de los factores citados
antes, ya que nuestra perrita tiene los cuidados maternales y la alimentación
asegurada por su propietario o criador.
En el lobo, especie de la que proviene el perro, la cría está limitada a una
camada al año precisamente debido a la adaptación al clima y a las fuentes de
alimentos. Los cachorros deben nacer en una estación de clima suave y en la
que la alimentación esté asegurada, de otro modo sería un esfuerzo
reproductivo inútil y no se conseguiría el fin buscado, la perpetuación de los
genes.
La perra, desde el punto de vista reproductivo, se define como una especie con
ciclo sexual monoéstrico de ovulación espontánea. El intervalo inter estro,
definido como el tiempo desde el comienzo de un ciclo estral hasta el inicio
del próximo, posee una duración variable de entre 5-11 meses. En este
4. sentido, las perras presentan un intervalo inter estro mínimo 120 días que se
corresponde con la fase luteal.
Nuestras perras domésticas suelen presentar 2 ciclos estrales al año, variando
entre 1 y 3 ciclos al año según la raza, la edad y el individuo, por lo que pasa
gran parte del año en reposo sexual. Así, las hembras de raza Rottweiler
parecen estar predispuestas a manifestar intervalos inter estro cortos, mientras
que las de raza Basenji y Galgos y otros cánidos silvestres normalmente
tienden a mostrar intervalos inter estro largos (de 10 a 12 meses). El ciclo
estral de la perra, con una duración media de 18 días, está constituido por 4
fases (proestro, estro, diestro y anestro). Generalmente el inicio de la fase
proestral se corresponde con el inicio del ciclo reproductivo.
El proestro, fase de incremento de la actividad folicular ovárica que precede al
estro, muestra una duración media de 6-11 días (rango de 2-3 hasta 25 días
según Bell and Christie en 1971). Durante esta fase, bajo estimulación
estrogénica se producen una serie de cambios físicos evidentes tales como la
aparición de una secreción vulvar serosanguinolenta procedente del útero, una
tumefacción vulvar y atracción del macho como consecuencia de la liberación
de feromonas a través de la secreción vaginal, rectal y urinaria (Goodwin et
al., 1979). En cambio, durante esta fase de proestro, la hembra mantiene una
ausencia de receptividad sexual, reaccionando a la cortejo con manifestaciones
vocales o reacciones agresivas o violentas. Durante el proestro los estrógenos
producidos por el folículo ovárico, representan la hormona predominante,
responsable de las modificaciones peculiares de esta fase.
El estro muestra una duración media de 5-10 días (rango de 2-20 días según
Bell and Christie en 1971). Se estima como la fase de receptividad sexual
positiva, de tal manera que se considera como inicio del estro el primer día en
el que la hembra acepta el coito con el macho. Las manifestaciones clínicas se
caracterizan por la aceptación pasiva o activa del macho, desviando la cola y
adoptando una postura de lordosis. Además, se registra una disminución del
edema y de la secreción vulvar. Por otra parte, esta fase se caracteriza por una
elevación de los niveles plasmáticos de progesterona, iniciada desde finales
del proestro y mantenida durante todo el periodo estral.
El diestro, periodo de secreción de progesterona a partir de los cuerpos lúteos
formados, se inicia en el momento en el que la hembra muestra un rechazo
patente a la cópula. Tiene una duración variable en torno a 60-80 días (Holst
5. and Phemister, 1974). Se caracteriza por la disminución del tamaño y el tono
de la vulva y la disminución del interés mostrado por el macho.
Tras la ovulación, la formación del cuerpo lúteo induce la producción continua
de progesterona, con o sin gestación, con un pico máximo a los 20-30 días del
pico de LH y una posterior disminución gradual durante los siguientes 40-60
días. En perras gestantes, la progesteronemia cae de forma llamativa para
iniciar el parto, el cual no sucede hasta que la progesterona sea inferior a
2ng/ml. La prolactina está presente y es necesaria durante la fase luteal,
incrementándose mucho más en respuesta a la caída de la progesterona al final
del diestro y promoviendo el comienzo y mantenimiento de la lactación.
El anestro, periodo de descanso del ciclo reproductivo de la perra, muestra una
duración mínima de 7 semanas y máxima 1 año (Andersen and Wooten, 1959).
Clínicamente es un periodo de inactividad que se caracteriza por la no
atracción del macho y el rechazo a la cópula, junto a la presencia de una vulva
pequeña y con ausencia de secreción.
Figura 1. Representación gráfica de los cambios físicos producidos durante el
proestro y el estro.
6. Figura 2.Ilustración de los cambios hormonales producidos durante el proestro y el estro.
(*) Capítulo adaptado de Dorado et al., 2007; "PRESENTACIÓN AUDIOVISUAL INTERACTIVA
APLICADA A LA DOCENCIA PRÁCTICA PARA EL SEGUIMIENTO DEL CICLO SEXUAL EN LA
ESPECIE CANINA MEDIANTE EL ESTUDIO CITOHORMONAL VAGINAL".
Origen de la falsa preñez
Tanto la perra que ha quedado preñada como la que no, pasan al final de su
celo por la fase de diestro, en lugar de entrar en anestro (descanso) como otras
especies. Por lo tanto, las hormonas circulantes y su efecto debe ser el mismo,
pero depende de la actuación sobre el sistema nervioso de dichas hormonas.
Con lo cual una perra que no ha quedado preñada puede presentar los mismos
síntomas que una que realmente lo está.
Sintomatología
Los síntomas concurrentes a esta incidencia hormonal sobre el cerebro
aparecerán en el mismo momento que los de una perra gestante, es decir, que
el ciclo será el mismo, con la única diferencia de que la pseudopreñez no
terminará en parto. Observaremos hinchazón en las mamas y el abdomen,
7. cambios de comportamiento como una mayor agitación e incluso conducta de
nidificación, adopción de objetos o muñecos como cachorros y, lo que es más
llamativo en algunos casos, agresividad maternal. Esta agresividad es propia
de las hembras que protegen a sus crías y es natural, por lo tanto no debemos
considerarla una alteración del comportamiento en sí, sino dependiente de la
fisiología de una perra gestante o en lactación. Por supuesto estos cambios de
conducta pueden resultarnos en algún caso molesto, ya que la perra es posible
que no nos deje acercarnos a su cubil. Sin embargo, si no la molestamos
pasarán transcurrido un tiempo.
Los síntomas que sí deberían preocuparnos serían los orgánicos, como las
mamitis.
Normalmente una perra que ha sufrido una vez de pseudogestación la seguirá
padeciendo después de cada celo.
Hay que observar que durante este periodo se produce una ralentización del
aprendizaje, por lo que no debemos exigir a perras que estén en
entrenamiento, adiestramiento o educación.
Tratamiento
Normalmente no se hace necesario utilizar tratamiento farmacológico para que
desaparezca, aunque a veces, por el engorro que supone al propietario y las
complicaciones para el animal (como por ejemplo: mamitis, alteraciones del
comportamiento); se pueden usar inhibidores de la síntesis de prolactina, de
los cuales, el más apropiado es la cabergolina.
Este es un proceso que suele pasar solo, incluso a veces desapercibido para el
propietario; y como mucho se recomiendan diuréticos, para la inflamación de
las glándulas mamarias, o restricción en el acceso a bebida y comida (incluso
dieta total durante un día), así como dar largos paseos con la perra durante este
periodo.
Está comprobado que la pseudogestación no predispone a la aparición de
tumores mamarios, ni de piómetra y que la solución definitiva es la castración.
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