El documento describe varios métodos de tortura utilizados durante la Edad Media, incluyendo el Toro de Falaris, aplastar pulgares, el potro, la rueda, la hoguera, la picota, la doncella de hierro, la araña de hierro y la pera de la angustia. Estos métodos se usaban para castigar y obtener confesiones de aquellos acusados de crímenes.
Equipo:
Bravo Vázquez María Patricia #4
Flores Rivera Carlos Daniel #16
Romero Aldeco María Fernanda #43
La Edad Media fue uno de los períodos más oscuros en la historia. Caracterizada por la violencia, la irracionalidad y el deterioro. Se vivía para servir a lo divino, creían que su existencia debía ser dedicada a Dios y a la iglesia, lo cual significó enormes desigualdades.
Si representamos la sociedad como una pirámide, la cúspide la ocupa el rey, el único legitimado para hacer leyes y quien controlaba la vida económica.
En la parte media se encontraban los señores feudales y el clero quienes daban las órdenes religiosas y eran terratenientes.
La categoría más baja de la sociedad eran los hombres libres y esclavos, vinculados a la tierra y estaban sometidos por las clases superiores.
La esperanza de vida era en promedio 30 años.
Para las mujeres 30 y 40 años y 45 años para los hombres.
Para los hombres y las mujeres, se producían descensos bruscos de población a causa de la escasez y las enfermedades.
Hablando de odio y maldad se inventaron algunas máquinas de tortura. Aunque el Renacimiento, era posterior, fue terminando con todo esto y le trajo a los hombres nuevas cosas de las cuales preocuparse, los vestigios de estas abominaciones quedaron y hoy, les daremos a conocer algunas de estas máquinas que fueron creadas por el ingenio de mentes perturbadas.
Lleva su nombre por Falaris, un tirano de Sicilia, quien quería un instrumento para torturar y asesinar, siendo Perilous, un griego quien lo complació.
Constaba en un toro de bronce puro, dentro del cual cabía una persona. Tenía una entrada que sólo podía abrirse desde afuera, unos orificios en la nariz y otros en los ojos, dentro se colocaba a la víctima y debajo se hacía una fogata que la quemaba viva. El toro se calentaba, salía humo por los orificios de la nariz y un color rojo brillaba en los ojos.
Era un dispositivo de hierro formado por dos barras de metal horizontales entre las que se colocan los pulgares, y los dedos son aplastados, mediante dos tornillos de metal que aplica cada vez más fuerza.
Éste destruía primero las uñas, luego los dedos, y finalmente la mano entera.
Ésta tortura era realizada a ladrones; la persona no moría pero sufría un dolor intenso.
La víctima era colocada en una cama de madera con una rueda mecánica, a la cual contaba con cuerdas y cadenas que sostenían los miembros y las articulaciones. Al girar la rueda, las cuerdas se tensaban hasta dislocar las articulaciones sujetadas, romper huesos o arrancar la extremidad.
Era una enorme rueda en la cual se ataba a la víctima, debajo se encendía una fogata y durante horas, se hacía girar la rueda sobre el fuego; la persona giraba sobre su propio eje, mientras la rueda mantenía la víctima ardiendo lentamente, explotando en un mar de ampollas, humo y sangre.
Hombres y mujeres considerados brujos y herejes eran colocados en la estaca, atados fuertemente e incinerados en una hoguera compuesta por grandes troncos y trozos de madera encendidos durante horas. La persona era quemada viva frente a los ojos del pueblo. Esta tortura llegó a practicarse hasta en el siglo XVII, especialmente en Francia e Inglaterra.
Eran dos placas de metal o madera con 3 orificios: uno para la cabeza y los otros para las manos. Las maderas se ajustaban con un candado y el prisionero no podía escapar. No se le quitaba la vida a la víctima pero era un acto público, los pueblerinos se burlaban de éste y lo humillaban lanzándole lo que quisieran, desde alimentos podridos a animales muertos o materia fecal.
Era una estructura de metal, con rostro de mujer, similar a un sarcófago; cabía una persona dentro de pie. Por el interior, en la parte frontal y trasera se encontraban grandes y filosas púas que penetraban la carne, cada una de ellas se clavaba en un lugar estratégico para que la víctima se mantuviese con vida, desangrándose lenta y agónicamente hasta la muerte.
Se encargaba de torturar los senos, primero les clavaban agujas y quitaban los pezones para luego arrancarlos. Para ello se ataba una mujer a un poste y se le colocaba esta pinza de metal agarrando su seno, para luego realizar el proceso ya mencionado. Destruyendo lo que en un momento los amamantó.
Tortura para homosexuales, herejes y brujas. Consistía en 4 hojas de metal que se extendían o contraían; cuando estaban contraídas se veía como una pera. Este artefacto, según la condena, era introducido en el ano, la boca o la vagina, una vez dentro, se expandían las hojas de metal desgarrando el interior. La víctima no moría, pero sufría un dolor intenso.
La edad media fue un periodo estático, donde la humanidad no se pudo desarrollar ni pudo avanzar en ciencias, medicina o arte por la omnipotencia del clero, aunque los reyes estuvieran al mando de sus reinos todos estaban bajo la influencia de la iglesia y sus ideologías que no podían ser cuestionadas.
En los mil años que duró, desde el final del imperio Romano hasta el Renacimiento, no se produjeron cambios importantes, sin embargo lo que sí parecía hacerse fuerte era la deshumanización reflejada en formas crueles de atentar contra la vida.
Afortunadamente, en la actualidad no se practican más estas torturas, sin embargo, hay que ser conscientes y saber valorar la vida para que la historia no se repita.