El documento discute los riesgos de acudir a un hospital en comparación con volar en un avión con un copiloto estresado. Sir Liam Donaldson, representante de pacientes de la OMS, afirma que actualmente es más arriesgado ir a un hospital debido a los errores médicos y las infecciones adquiridas en los hospitales que causan millones de muertes cada año. También señala que muchos médicos carecen de conocimientos básicos sobre exámenes médicos. El documento argumenta que el sistema de salud está al
(2024-04-30). ACTUALIZACIÓN EN PREP FRENTE A VIH (PPT)
El peligro de ir al hospital
1. “Es mucho más arriesgado y peligroso acudir a un hospital que
volar en un avión con copiloto estresado”, Sir Liam Donaldson,
representante de los pacientes de la O.M.S
Sir Liam Donaldson, representante de los pacientes de la O.M.S (Organización Mundial de la
Salud), organismo de Naciones Unidas, afirma que actualmente es mucho más arriesgado y
peligroso acudir a un hospital que volar en un avión con copiloto estresado, dado que cada año
mueren millones de personas por errores médicos de diagnóstico o infecciones nosocomiales.
La inmensa mayoría de los médicos y del personal sanitario no han visto nunca su propia sangre
al microscopio y ni siquiera saben preparar un frotis de depósito para hacer su propio examen
bio-hematológico, como les deberían enseñar en sus primeras clases de Biología.
A los efectos legales, quienes aportan su concurso profesional a sus congéneres no están obligados
a saber más de lo que saben, salvo que lo deban saber por ser elemental o de dominio publico,
pero, incurren en denegación de asistencia cuando imponen el límite de sus métodos,
conocimientos y atribuciones, como barrera que impida la consideración de otros medios o
solicitar y recibir cooperación de compañeros.
El Magistrado Ramón Maciá Gómez, en su libro “El error de diagnóstico y el error de
tratamiento médico en el derecho español”, deja claro que los jueces tienen las manos atadas por
una serie de leyes que se han dictado en contra del Estado y de los ciudadanos, tergiversando el
objetivo de la asistencia sanitaria que quieren dar y recibir y para la que se dan los
consentimientos tácitos y expresos que se les aplican como si fueran patentes de corso, cargando
sobre ellos los costes de los daños, perjuicios y gastos de las indemnizaciones que se conceden, con
toda justicia, a las víctimas de flagrantes irregularidades.
Cuando las indemnizaciones por daños, perjuicios y gastos causados por prácticas asistenciales
2. de sistema, se consiguen por escasas minorías de damnificados que las sufren, reclaman,
demuestran y se les reconocen por sentencias firmes, les son abonadas generalmente por el
Estado, de modo que repercuten sobre el conjunto de los ciudadanos y sobre el propio
indemnizado en la parte que le toca de sus impuestos y tasas, mientras los verdaderos
responsables, los financieros que se lucran a su costa se ríen de todos.
Se ha llegado a hacer creer a todo el mundo que la Asistencia Pública sigue siendo una función
humanitaria que se realiza por funcionarios que cobran del Estado y están a su servicio en
beneficio general, pero, no es exactamente así. Realmente se realiza por funcionarios que cobran
del Estado pero están al servicio y provecho de negocios sanitarios e industriales, fabricantes de
aparatos y medicamentos de explotación de masas, infiltrados en las estructuras nacionales, que
promueven corruptelas de auto-protección jurídica operativa que tapan en la calle, con leyes
oportunistas, las disposiciones superiores.
Los abogados tenemos que ir comprendiendo que lo principal no es obtener indemnizaciones
para algunas de las muchas víctimas de daños, perjuicios y gastos asistenciales, quedando cada
caso concretado en su ámbito personal, sino que tales indemnizaciones recaigan sobre quienes se
benefician del desbarajuste científico que se nos ha echado encima a toda la población, uniendo
los intereses comunes de millones de particulares y el Estado por la vía de su Ministerio Fiscal,
ascendiendo desde sus tentáculos de ventas inferiores que se irán escudando más y más arriba
hasta descubrir sus puertas giratorias.
Juan Prada Bécares, Abogado, Promoción 9 de Abril 1952 para Defensa del Derecho a la Vida y la Integridad Física y Moral de las
Personas.