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EL ENSAYO
Concepto y Definición
El ensayo es uno de los géneros más modernos y de mayor cultivo en la
actualidad. La popularidad que goza la debe en gran medida a su naturaleza versátil y al
elemento personal y subjetivo que el mismo contiene. También al hecho de ser el
género por excelencia utilizado en el periodismo de fondo.
Se puede definir el ensayo como un escrito en prosa, generalmente breve, que se
expone sin rigor sistemático, pero con hondura, madurez y sensibilidad, una
interpretación personal sobre cualquier tema, sea filosófico, científico, histórico,
literario, etc. Como dice Lapesa, “la misión suya es plantear cuestiones y señalar
caminos, más que asentar soluciones firmes: por eso toma aspecto de amena
divagación...” A pesar de ser la palabra ensayo la más usada para distinguir el género, se
le conoce igualmente por estudios, meditaciones y divagaciones.
Características
Las fronteras formales del ensayo son imprecisas. En la manera con que se expone
y enjuicia un tema colinda con el trabajo científico, con la didáctica y la crítica. Se
separa de los anteriores en que no sigue un orden riguroso y sistemático de exposición,
ni pretende agotar la materia, ni dar soluciones firmes. Lo personal y subjetivo, el punto
de vista que asume el autor al tratar el tema, adquiere primacía en el ensayo. La nota
individual –los sentimientos del autor, sus amores, gustos y aversiones– es lo que lo
define y caracteriza, acercándolo a la poesía lírica. Lo que los separa es el lenguaje; más
conceptual y expositivo en el ensayo; más intuitivo y lírico en la poesía.
El ensayo se caracteriza por:
1. Su estructura libre, de forma sintética y de extensión relativamente breve.
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2. Su variedad temática. Se pueden exponer ideas de todas clases; filosóficas,
científicas, morales, estéticas, literarias, entre otras.
3. Su estilo cuidadoso y elegante, sin llegar a la afectación.
4. Su tono variado, que responde a la manera particular con que el autor ve e interpreta
al mundo, la vida, la naturaleza, los seres humanos y a sí mismo. El tono puede ser
profundo, poético, didáctico, satírico, irónico, entre otras.
5. La amenidad en la exposición, que sobresale el rigor sistemático de ésta.
Clasificación
Pueden distinguirse dos tipos generales de ensayos:
1. Uno, de carácter personal, casi confesional; es lo que los sajones llaman familiar
essay, o ensayo personal. En ellos, por lo común, el escritor habla de sí mismo y de sus
opiniones sobre hechos y cosas, dentro de un estilo ligero, natural, casi conversacional.
2. Otro, más ambicioso, más extenso y de control formal y riguroso; es lo que en inglés
se le suele llamar formal essay, o ensayo formal. El ensayo formal es el que se aproxima
más al trabajo científico. Pero es necesario advertir que aun dentro de este tipo lo que
siempre interesa es el punto de vista del autor y no tanto los materiales que elabora o el
fondo de erudición que maneja.
Entre estos dos tipos extremos encontramos una amplia gama de modalidades
intermedias, según se aproximan o se alejan del uno o del otro. Y en cierto modo caben
tantas clasificaciones como puntos de vista adoptados por el género. Una de ellas puede
ser:
3. El ensayo de exposición de ideas. Son aquellos cuyo fin primordial es comunicar al
lector unas ideas, sean éstas filosóficas, políticas, sociológicas, etc.
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4. El ensayo poético. Son ensayos donde lo poético prevalece sobre lo conceptual. Es
un poema en prosa. Vemos las cosas, el mundo, el paisaje y los hombres a través de la
sensibilidad y visión poética del autor.
5. El ensayo crítico. Son ensayos de mayor profundidad en lo que se analiza y enjuicia
cualquier idea, obra o actividad humana. Su uso se extiende al campo de la historia, la
medicina, las ciencias exactas, etc.
Veamos un ensayo de Arturo Eichler sobre la educación.
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EDUCACIÓN, UN RECURSO CLAVE
Arturo Eichler
En varias décadas de actividad en el campo de la conservación y ecología hemos
advertido y comentado en libros de texto la frecuente discrepancia de juicio sobre
cuestiones fundamentales. Las desavenencias y críticas mutuas suelen referirse, no
siempre muy académicamente, a los prácticos o teóricos, realistas o románticos,
pragmáticos o ideológicos y calificativos similares. Muy a menudo los enfoques y
actitudes revelan una tendencia persistente de confundir los medos con los fines, de
valorar el “saber hacer por encima de la razón del hacer”, aún por parte de expertos
prestigiosos en distintos campos. La explicación del fenómeno reside en la formación
profesional y científica y se relaciona con la creciente complejidad de problemas, la
unilateralidad de intereses y los prejuicios consiguientes. Hace veinte años, viendo los
años espirituales de la pseudotécnica, anotamos que “es obvio que el inventor o
fabricante de un objeto técnico quedé fascinado por su obra, tanto así que ya no ve otra
cosa sino un producto y el éxito económico”. La cuestión de si ese producto tiene o no
para le hombre un genuino valor, esto se olvida fácilmente. Es la presunción egoísta,
torpe por supuesto, como consecuencia de una educación unilateral y sólo guiada hacia
el efecto y el éxito material.
Ya es una proposición harto trillada el que la educación debe ser reformada.
Un medio eficaz para fomentar su desarrollo se ve en la enseñanza científica con
empleo de técnicas cibernéticas que nos igualen a los sistemas educacionales más
modernos. Ello invita a algunas consideraciones de fondo, y aquí nos apoyamos en
autoridades tan notables como Bertrand Russell y sus pensamientos sobre educación, y
en los discursos de ese maestros humanista y sabio, E.F, Schumacher, de entrañable
memoria.
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Los científicos afirman y repiten que los frutos de su trabajo son “neutrales” u
“objetivos”; si enriquecen a la humanidad o la destruyen depende de cómo la ciencia y
tecnología son utilizadas por la sociedad.
¿Y quién decide cómo han de ser usadas? Pregunta Schumacher. No hay nada en
el adiestramiento de científicos e ingenieros que les capacite a tomar tales decisiones, de
otra manera ¿ Qué sería de la neutralidad de la ciencia?. Sería suicida poner inmensos
poderes en manos de aquellos que no estén dispuestos a asumir las plenas
responsabilidades por los resultados de su trabajo.
Las ciencias son simplemente hipótesis de trabajo. Ciencia y técnica producen
¿Know How?, el “sabe cómo” acerca de las cosas, empero, ese Know How, en sí no es
nada, es una herramienta, un medio sin una finalidad y “no es cultura, como un piano
tampoco es música”. Por cierto que hay también la necesidad de transmitir el Know
How, pero esto debe ver en segundo lugar, lo primordial en la educación es
proporcionar al individuo ideas claras sobre qué hacer con los conocimientos científicos
adquiridos en el aprendizaje. Y estos las computadoras no pueden dar.
Sabemos que en el mundo actual la humanidad está en un mortal peligro, no
porque estamos cortos de “know how”, sino porque lo empleamos a ciegas, sin
sabiduría. Más educación sólo podrá ayudarnos si produce más sabiduría y conciencia
ética.
La gran tarea de la educación y formación es la de implantar principios de valores
qué estén hondamente arraigados en el espíritu y el corazón, y a través de los cuales
podamos observar e interpretar la vida y el mundo que nos rodea. Es decir, cuando
tengamos ideas con las cuales pensar. Sabemos cómo hacer muchas cosas, pero
¿sabemos también qué hacer?. Ortega y Gasset lo puso sucintamente: “No podemos
vivir a un nivel humano sin ideas; de ellas depende lo que hacemos”.
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Educación y juventud son afines. Muchos jóvenes están desorientados; acaso ellos
mismos no pueden precisar lo que buscan, pero es probable que lo que buscan son ideas
y conceptos de valores que hagan que su mundo y sus propias vidas les sean
inteligibles, para así adquirir su sentido de participación. Cuando algo es ininteligible
se tiene un sentido de extrañamiento y aislamiento, lo que engendra la sociedad interior
y la desesperanza, el cinismo y los gestos vacíos desafiantes: se toma súbitamente en
ardiente adopción de consignas fanáticas que, mediante una mounstrosa simplificación
de la realidad pretende constar todas las preguntas. Nada podría describir mejor la crisis
educacional que este pensamiento de Schumacher.
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