1. ¿RIQUEZAS, SINÓNIMO DE AUDACIA Y CORRUPCIÓN?
Por Yudy Gómez Ramírez.
A lo largo y ancho de la historia, el dinero y las riquezas han representado para el
ser humano un interés incalculable; basta detenerse un poco en lo que fue la
época primitiva que, aunque no se hablaba como tal del dinero, sí se hacía un
especial énfasis en fortunas y recursos naturales. Disminuyendo un poco más la
línea de tiempo, se evidencia que con la evolución y transformación de las
comunidades y de tal dinero, éste interés se fue acentuando cada vez más (y ni
mencionemos lo que es en la actualidad), pero con un ingrediente adicional, se
comenzó a generar una clasificación entre ricos y pobres, poderosos y débiles,
señores y esclavos, pero, en realidad, ¿qué fue lo que hizo que se diera esta
clasificación?¿quiénes alcanzaron el poder?¿quiénes se convirtieron en la
sociedad débil? Aquí entra en un ardiente juego la audacia y la corrupción,
sinónimos inevitables de riqueza, dinero y poder.
Entendiéndose los conceptos audacia y corrupción como estrategias para alcanzar
algunos beneficios, generalmente individuales, y estableciendo la audacia como la
gran capacidad para atreverse a actuar y la corrupción como algo perverso y
hasta depravado, puede decirse que, desde tiempos inmemorables, estas
características son intrínsecas a aquellas personas y sociedades poseedoras de
grandes riquezas e imperios poderosísimos. Basta con enfocarse en la
descomposición del régimen comunal primitivo, donde unos cuantos empiezan su
largo camino de enriquecimiento a costa de la desigualdad de condiciones de otro
amplio grupo, lo cual genera las clases esclavista y esclava que conducen al
surgimiento de formas y organizaciones sociales y económicas que, el propio
Jozsef Robert plasma en su libro Historia del dinero, expresa como: “Aquellas
familias, cuyos miembros tenían en su poder parcelas mas fértiles u ocupaban en
la comunidad la dignidad de jefes, militares o sacerdotes, aprovechaban su
posición para su enriquecimiento personal”.
2. Continuando la carrera exitosa de la audacia y la corrupción y deteniéndonos en
lo que fueron las campañas colonizadoras en todo el planeta, se necesitó la
audacia de Cristóbal Colón para llegar a “nuevas tierras” y descubrir un continente
hermoso; más que hermoso, desbordante de recursos y riquezas, pero ¿cuánto
más se necesitó de estrategias sucias y corruptas para robar a aquellos nativos
ingenuos y carentes de conocimiento, incapaces de entender que su oro, tierras y
demás metales preciosos tenían un valor sustancialmente alto, comparado con
unos inútiles espejos traídos por los españoles? “El despojo de las colonias se dio
comienzo con el saqueo del oro y la plata de los ricos países de América y con el
constreñimiento de la población indígena a extraer los metales nobles, trabajo
arduo que la fue diezmando rápidamente, a lo cual contribuía el conquistador con
las periódicas degollinas que practicaba en la población aborigen” Jozsef Robert
(1974).
Es fácil quedarse en épocas antiguas mencionando cómo las personalidades
atrevidas y perversas se apoderan de las riquezas, actuando en el efecto sacos
rotos, NADA LOS LLENA. Podríamos nombrar la iglesia católica usurpando y
robando en nombre de Dios, los regímenes feudalista y capitalista y todas aquellas
burguesías que, en cabeza de un señor feudal, un rey o un gobernante, abusaron
a su antojo de sus siervos, trabajadores o esclavos y, si nos adelantamos un poco,
qué tal lo acontecido con las monedas acuñadas, el papel moneda y el
surgimiento de los bancos, en donde no tardaron en aparecer los usureros,
quienes vieron la gran oportunidad de llenar sus arcas a costa del
empobrecimiento de multitudes, especialmente las menos favorecidas y en todo
esto ¿quiénes siguen jugando un papel esencial?
“Los terratenientes que se encontraban en algún aprieto económico hipotecaban
sus haciendas a los bancos eclesiásticos y si no cancelaban la deuda en el plazo
estipulado, todos sus bienes pasaban a ser propiedad de a iglesia.” Joszef Robert.
(1974).
3. ¿Y por qué no pasamos a épocas contemporáneas?
El dinero y su influencia crece y se extiende como la planta de cizaña y no se
puede desconocer lo que representa su adquisición, como es es el caso del gran
imperio del señor Pablo Escobar, de quien se conocen los medios de que se valió
para poseer las más abultadas riquezas. ¿Podría nombrarse aquí trabajo arduo y
honesto? La respuesta es clara; bien sabemos que este narcotraficante fue
considerado como uno de los más temibles de la historia por ser cruel y
sanguinario aunque también mostró otra faceta en la que el pueblo creyó, pero
¿acaso no fue esto lo que lo llevó a ser uno de los hombres más ricos y poderosos
del mundo?
“Con la muerte Pablo Escobar se cerró el ciclo de la violencia narcoterrorista. Este
hombre alcanzó fama universal por su gran fortuna y por su sorprendente
inteligencia para la maldad.” Revista semana, Diciembre 1993. Es la muerte de
Escobar el final de un ciclo, pero ello no implica la desaparición de las cicatrices y
huellas; todas las acciones que realizó para ubicarse entre los más ricos y
poderosos del mundo aún siguen retumbando en la mente y corazón de miles de
personas que cayeron sin imaginarlo en los movimientos de este criminal.
Otro caso muy fresco es el del señor David Murcia Guzmán y su famosa DMG, a
parte de audacia ¿de qué tipo de actividades se valió para alcanzar su fortuna-
pero que a la larga no le sirvió de nada-?
Adentrándonos en la actualidad, para describir todo eso que generalmente
engendra el poseer dinero y poder, podemos remitirnos a la política, día a día
salen nuevas listas de “prestigiosos” políticos involucrados en no muy correctos
procedimientos, en los que no han caído por inocencia o por jugarretas del
destino; su ambición y sed de poder y más poder (dinero) han hecho que en sus
mentes se maquinen las más insospechables hazañas que, al igual que en todo la
historia, son logradas a costa de los m{as débiles y vulnerables, de los que
carecen de un papel protagónico en el país y, por tanto, privados de participación,
de aquellos que, a consecuencia de esa misma corrupción, no poseen una
4. educación que les dé un buen criterio para elegir y actuar frente a un fenómeno
que hunde a la nación en pobreza y desigualdad. Con lo anterior, parece reiterar
lo que abiertamente manifestó el señor Miguel Nule “la corrupción es inherente al
ser humano”.
En definitiva, el curso del dinero, desde los inicios de la humanidad hasta la
actualidad y, sin importar en que forma se presente, trueques, papel moneda,
cheques, tarjetas débito o/o crédito, etc, etc, representó y sigue representando
para el hombre un inmenso interés y, a su vez, sigue generando los más absurdos
y evidentes abusos; poco ha cambiado la sed de poder desde tiempos primitivos
hasta la contemporaneidad y, mucho menos, han cambiado los métodos para
obtenerlo; el juego ardiente de la audacia y la corrupción sigue vigente y con gran
tendencia a continuar y a acrecentarse tal vez hasta los fines de la humanidad, es
decir, por tiempo impredecible.
Bibliografía.
ROBERT, Jozsef (1974) La historia del dinero. Bogotá; MEMO Editorial. , p. 112.
Revista SEMANA, Diciembre de 1993.