2. Todo ocurrió en el Barranco de los Cernícalos”, contaba el
alto pino a todos los demás que escuchaban atentos la misteriosa
historia.
“Un grupo de estudiantes visitaba el barranco. Después de
andar y andar, decidieron sentarse a desayunar alrededor de una
piedra. La maestra llevaba en su bolsillo algunas cosas, por si
acaso algún estudiante se hiciera daño con las ramas o resbalara.
Sin darse cuenta, la botellita de alcohol se salió de su bolsillo
mientras desayunaba. Cuando todos habían terminado de comer,
recogieron y continuaron su recorrido pero…¡La botellita de
alcohol se había quedado en el suelo! Al cabo de varios minutos el
sol, que no había dejado de brillar, dejó caer un ardiente rayo
que impactó en un trozo de cristal abandonado. A su vez, el rayo
rebotó en el cristal y cayó directamente sobre la botella de
alcohol. El líquido se calentó y se calentó hasta que empezó a
arder. El fuego avanzaba como una flecha, quemando todo a su
paso. El barranco se destruyó, incluida toda su vegetación, hasta
el viejo pino canario ardió. Los animalillos que allí vivían huyeron
del lugar: los lagartos, los cernícalos, los conejos, los canarios,
etc.
3.
4. Pasado algún tiempo, con las lluvias del invierno le salieron
nuevas hojitas al pino, que como estaba pegado al suelo por sus
grandes raíces, no pudo escapar. Estuvo muy sólo hasta la
primavera. Poco a poco el barranco volvía a tener pequeños
arbustos y florecillas. Los animalillos fueron regresando a su
casa. El primero en llegar fue el cernícalo, que con su elegante
vuelo recorrió todo el barranco y llegó hasta dónde estaba el
gran pino.
En su viaje el cernícalo pasó por Lomo Magullo, por el Balcón
de Telde y por las playas. En la playa de Melenara vio una estatua
de Neptuno preciosa que salía del agua. Estando allí observó que
una noche se reunió mucha gente en la arena, se agrupaban
alrededor de hogueras. Al principio el cernícalo se asustó, pero
se dio cuenta que celebraban una fiesta y preguntó a una gaviota
la cual le contó que era la noche de San Juan o noche de Brujas.
Las personas bailaban alrededor de las hogueras para eliminar las
cosas malas, algunos valientes saltaban por encima de la hoguera.
Después la gente se metía en le agua de la playa para purificarse.
5. El cernícalo estaba muy emocionado contando todo esto a
su amigo el pino, y contento de haber vuelto a su hogar, que poco
a poco volvía a parecerse al precioso barranco que era antes del
incendio.
Algunos días después llegó el lagarto y después de dar una
vuelta por le barranco, fue a buscar a su amigo el pino. Allí
estaba también su amigo el cernícalo, por lo que le lagarto se
emocionó muchísimo. Les contó a sus dos amiguitos todo lo que
había visto fuera del barranco. Había estado dando vueltas por
las calles de Telde hasta que una noche entró en una casa. Allí
conoció a un simpático perrito que, viendo el miedo que tenía el
lagarto al ver el fuego de la cocina, le enseñó que el fuego podía
ser bueno. En la cocina le mostró el fogón y como el fuego era
muy útil para cocinar los alimentos. Luego le mostró una estufa
que servía para mantenerlos calentitos en los días de mucho frío.
El lagarto y el perrito subieron entonces a la azotea de la casa y
desde allí vieron la azotea del colegio Fernando León y Castillo
que estaba llena de paneles solares. Esos paneles, le explicó el
perrito, ayudaban a transformar el calor del sol en energía.
6. A medida que el lagarto contaba su pequeña aventura, los
animales del barranco se fueron reuniendo alrededor del alto
pino e iban escuchando las historias que cada uno había vivido
fuera de su hogar.
Todos pensaban en la cantidad de cosas que habían
aprendido, los nuevos lugares visitados y las nuevas amistades
que habían hecho y se dieron cuenta, que hasta de lo peor